Oyfn veg - Antología bilingüe - E-Book

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Antología bilingüe

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Beschreibung

El ídish es un país que no figura en ninguna carta geográfica. Es un país cuyas siempre cambiantes fronteras atraviesan continentes y océanos. Es un país sin gobierno, burocracia, policía ni ejército. Es un país cuyas capitales son Nueva York, Tel Aviv y Moscú, París, Varsovia y Buenos Aires. Es un país enteramente constituido por palabras y poesía. Oyfn Veg es una antología bilingüe ídish/castellano que propone un recorrido por los versos de los más destacados trovadores ídish como Jevel Katz, Itzik Manger, Yosef Kotliar, Mordje Gebirtig, Jacob Jacobs, Chaim Towber, David Meyerowitz y Max Perlman entre otros.

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Seitenzahl: 39

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Antología bilingüe

Oyfn veg

Cancionero ídish

Traducción del ídish de Malena Chinski

Kon, Henoch

Oyfn veg : cancionero ídish / Henoch Kon. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2016.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-599-482-9

1. Cancionero. I. Título.

CDD 782.42

Imagen de tapa: Over the town, Marc Chagall

©Libros del Zorzal, 2014

Buenos Aires, Argentina

Printed in Argentina

Hecho el depósito que previene la ley 11.723

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Asimismo, puede consultar nuestra página web:

<www.delzorzal.com>

Índice

El país del ídish | 2

Alfabeto fonético | 7

Tshiribim, tshiribom / Tshiribim, tshiribom | 9

Ven du lakhst / Cuando reís | 11

Bay mir bistu sheyn / Para mí sos linda | 13

Sheyn vi di levone / Linda como la luna | 15

Avreyml der marvikher / Avreyml el ratero | 17

Mucho ojo / Mucho ojo | 21

Vos geven iz geven un nito/ Lo que fue, fue y ya no es más | 27

Shpil zhe mir a lidele in yidish / Tocame una canción en ídish | 29

Oyfn veg shteyt a boym / Sobre el camino hay un árbol | 31

Dos lid fun der golderner pave / La canción del pavo real dorado | 35

Arum dem fayer / Entorno al fuego | 39

Vu bistu geven / ¿Dónde estabas? | 41

A mol iz geven a yid / Había una vez un judío | 43

Autores | 46

Fuentes consultadas | 59

El país del ídish1

Un territorio de palabras

El ídish es un país que no figuraba en ninguna carta geo- gráfica. Es un país cuyas siempre cambiantes fronteras atra- vesaban continentes y océanos. Es un país sin gobierno, buro- cracia, policía ni ejército, que floreció durante un milenio. Es un país cuyas capitales eran Nueva York, Tel Aviv y Moscú, París, Varsovia y Buenos Aires. Es un país enteramente constituido por palabras. Es el país de la lengua ídish, lengua judía europea que fue conformándose mediante una creativa fusión entre la espiritualidad del hebreo y la gracia folclórica eslava, sobre la trama de varios dialectos germánicos medievales.

La hegemonía espiritual dentro del judaísmo correspondió, durante el último milenio, a dos comunidades. Primero fueron los judíos españoles-sefaradíes la comunidad predominante del pueblo judío, después lo fueron los judíos ashkenazíes. Hasta el siglo xix todos los judíos ashkenazíes asentados en el territorio entre el Rhin y el Dnieper, el Mar Báltico y el Mar Negro, y también en varios países vecinos, constituyen un grupo culturalmente homogéneo. La evolución espiritual del período ashkenazí alcanza su climax en Europa Oriental, especialmente con la difusión del jasidismo.

Los judíos de Europa Oriental crean una lengua que les es propia, el ídish. Lengua nacida de una voluntad de explicar, simplificar y aclarar las enormes complejidades del hebreo, del Tanaj y del Talmud, surge por sí mismo ese mame-loshn, esa lengua materna, un idioma accesible a todo el mundo, una lengua sin vueltas ni ceremonias, que “se habla por sí misma”. No tiene vías embrolladas ni pozos peligrosos. Está llena de la ternura y sabiduría, de la sencillez y cordialidad de las madres bondadosas.

A imagen y semejanza del amplio grupo humano que lo fue moldeando, en esa lengua ídish se conjugaron la bíblica ética judía, el pluralista y preguntón razonamiento talmúdico, la familiaridad de la compartida marginación judía, la pasión jasídica y el frondoso imaginario eslavo, todo sumado a una singular condición extraterritorial. La combinatoria de todos estos atributos hicieron del ídish bastante más que un expresivo vehículo de comunicación. Lengua maternal, íntima, visceral, tierna, apasionada, exuberante, horizontal, femenina, el ídish resume, más allá de las previsibles variantes y divergencias, un determinado modo de ser judío. Hablarlo significa navegar una manera de ver, entender y decir la vida, el mundo, los judíos, los no judíos, Dios. Significa pronunciar una mirada escéptica en lo inmediato, esperanzada a largo plazo, mitigado todo por un empecinado sentido del humor. Su pobreza léxica a la hora de nombrar, por ejemplo, variedades de flores, se ve ampliamente compensada por su insólita riqueza cuando se trata, digamos, de expresar los innumerables matices de la alegría o de la tristeza.

De las humildes y populosas callejuelas de los ghettos y villorrios que lo empaparon de ternura y espiritualidad; de los hogares y ferias que le dieron sabor y olor; de los conventillos y bajos fondos que lo cargaron de picardía, el idioma ídish saltó a la cátedra de más de medio centenar de universidades, fue declarado por la unesco parte del patrimonio de la humanidad e incluso recibió en 1978 el reconocimiento de un Premio Nobel de Literatura en la persona del narrador Isaac Bashevis Singer.

Los mil años del ídish