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Después de disfrutar de una vida de lujos como funcionario en la corte del emperador Xizong, el poeta chino Si Kongtu se retiró a las faldas del monte Hua para escribir Las veinticuatro categorías de la poesía. Considerada una obra fundamental en la estética literaria china, busca capturar, a través de la contemplación de la naturaleza, el Tao, el principio que rige el orden del universo. Tres siglos más tarde, en Francia, el monje Bernardo de Claraval se propuso convertir los monasterios cistercienses que había fundado en una casa sublime para quienes, tras experimentar las inclemencias del mundo, decidieran retirarse de él. El Paraíso claustral de Carlos Aganzo nace de una inmensa admiración por estos dos pensadores y de una reflexión propia sobre su (nuestra) presencia en el mundo. Un hilo de pensamiento del que el autor tira poco a poco en busca de sus propios aprendizajes, y que nos deja máximas luminosas y esperanzadoras de nuestra relación con el mundo que habitamos y, a la vez, nos habita.
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Seitenzahl: 28
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Primera edición: enero, 2023
© Carlos Aganzo, 2023
© Vaso Roto Ediciones, 2023
ESPAÑA
C/ Alcalá 85, 7º izda.
28009 Madrid
www.vasoroto.com
Grabado de cubierta: Víctor Ramírez
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.
Impreso y gestionado por Bibliomanager
ISBN: 978-84-126111-4-4
eISBN: 978-84-196933-2-7
IBIC: DCF
Depósito Legal: M-105-2023
Carlos Aganzo
LIBRO I
JARDÍN CONFINADO
I (La potencia y la con-fusión)
II (Lo límpido y el influjo)
III (Lo delicado y lo exuberante)
IV (Lo profundo y lo visible)
V (Lo antiguo y lo sublime)
VI (El clasicismo y la elegancia)
VII (Lo pulido y lo refinado)
VIII (Lo fuerte y lo grandioso)
IX (La sutilidad y la belleza)
X (Lo espontáneo y lo natural)
XI (El acopio y la contención)
XII (La valentía y el abandono)
XIII (El espíritu y la esencia)
XIV (Lo fino y lo entramado)
XV (Lo rústico y el desapego)
XVI (Lo puro y lo extraordinario)
XVII (Lo curvado y lo sinuoso)
XVIII (Lo sólido y lo compacto)
XIX (La tristeza y la aflicción)
XX (La forma y el contenido)
XXI (La llegada y la trascendencia)
XXII (La distancia y la deriva)
XXIII (La expansión y la alegría)
XXIV (La fluidez y el movimiento)
LIBRO II
LA CELDA LUMINOSA
I (Árboles y piedras)
II (La parte y el todo)
III (La causa de amar)
IV (Ofrenda a las distancias)
V (Agua nocturna)
VI (Libertad condicional)
VII (La Gracia y la Naturaleza)
VIII (Amor y despropósito)
IX (Transverdad)
X (Voces distantes)
XI (La soledad radiante)
XII (De las sombras esbeltas)
XIII (Ignorancia y soberbia)
XIV (De lo vacuo a lo amargo)
XV (Belleza y santidad)
XVI (La senectud de Ícaro)
XVII (Sentir y consentir)
XVIII (Pobreza y avaricia)
XIX (Palabra y verdad)
XX (Razón de la sinrazón)
XXI (Inquietud y conformismo)
XXII (Humildad, de humus)
XXIII (Lo noble y lo despreciable)
XXIV (Encarnación y reencarnación)
Después de una intensa y lujosa vida como funcionario en la corte del emperador Xizong, en la que llegó a ser ministro de Ceremonias, el poeta chino Sikong Tu se decidió a buscar el retiro, a los cuarenta y ocho años, en las faldas del sagrado monte Hua. Y se recluyó en plena naturaleza para escribir, entre 889 y 903, Ersi si shipin («Las veinticuatro categorías de la poesía»). Con mucho del «zhi», con el que los poetas de la dinastía Tang designaban las tendencias poéticas del corazón. Con un indudable «qi», el luminoso soplo vital del que hablaba el poeta Cao Pi en el siglo III. Con parte de la ancestral técnica del «cincelado de dragones», de la que escribe con sabiduría Liu Xie entre los siglos V y VI1. Pero sobre todo con una maravillosa técnica, que buscaba la aprehensión del Tao a través de la escritura y el medio natural. Un ejercicio de contemplación artística por encima incluso de la propia conciencia del arte. Un libro bellísimo y enigmático, pleno de sutileza, armónica y cabalísticamente construido a través de veinticuatro poemas de doce versos tetrasilábicos cada uno, con rima en los dos últimos.
