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Pedri González era un chico de un pueblo de Tenerife que jugaba en el humilde Juventud Laguna hasta que, a partir del verano de 2018, su carrera cobró otra dimensión a una velocidad inusitada. En un año, se convirtió en el menor de edad por el que el F. C. Barcelona ha pagado más dinero en su historia. En algo más de dos años, todavía antes de alcanzar la mayoría de edad, comenzó a llevar la batuta de un club de talla mundial y de una selección campeona del mundo. Y en tres, fue elegido mejor futbolista sub-21 del mundo y de Europa por delante de talentos como Jude Bellingham o Jamal Musiala.
A través de la voz de una veintena de testimonios, este libro narra la asombrosa irrupción del mediocentro, desvelando detalles íntimos de los episodios clave de su vida: de la noche que pasó de niño con el trofeo de la Champions League a la primera madrugada en la que un grupo de aficionados se reunió bajo su ventana para corear su nombre, del rechazo que sufrió de los técnicos del Real Madrid a su rápida adaptación en el vestuario culé y su sintonía con Messi, de los 73 partidos oficiales de su temporada de debut a la lucha por superar su largo historial de lesiones musculares.
Un retrato completado por un buen puñado de anécdotas sobre un Pedri más personal, a quien aquellos que lo conocen suelen describir como una persona que siempre mantiene los pies en el suelo, como un tipo familiar, cariñoso y como alguien que, detrás de lo que al principio puede parecer una máscara de timidez o de introversión, oculta un gran sentido del humor y una gran personalidad.
SOBRE EL AUTOR
La Roca del Vallès, 1992. Es otro futbolista frustrado que escribe sobre fútbol. Jugó cinco temporadas en las categorías inferiores del R. C. D. Espanyol de Barcelona, de los 9 a los 14 años. En 2019, mientras uno de sus excompañeros hacía méritos para acabar figurando entre los nominados al Balón de Oro, empezó otra carrera en El País, donde escribió reportajes en torno a la Liga española hasta 2023. Ahora trabaja en la producción de contenidos audiovisuales en LALIGA Studios. Este es su primer libro.
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Seitenzahl: 136
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Pedri
Por arte de magia
Roger Sabatés
Es otro futbolista frustrado que escribe sobre fútbol. Jugó cinco temporadas en las categorías inferiores del R. C. D. Espanyol de Barcelona, de los 9 a los 14 años. En 2019, mientras uno de sus excompañeros hacía méritos para acabar figurando entre los nominados al Balón de Oro, empezó otra carrera en El País, donde escribió reportajes en torno a la Liga española hasta 2023. Ahora trabaja en la producción de contenidos audiovisuales en LALIGA Studios. Este es su primer libro.
Pedri
Por arte de magia
Roger Sabatés Ortega
Pedri. Por arte de magia
© Roger Sabatés Ortega, 2024
© Fotografías: Cordon Press
© Al Poste, 2024
Fuencarral, 70
28004 Madrid (España)
Tel.: 91 532 20 77
www.alposte.es
Primera edición: febrero 2024
THEMA: SFBC
ISBNE: 978-84-15726-89-0
ISBN: 978-84-15726-85-2
Depósito legal: M-4.117-2024
Impreso en España - Printed in Spain
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Apenas un comienzo
“¿Ya me lo queréis jubilar?”
Esta fue la primera respuesta que lanzó, no sin algo de razón, el exfutbolista Aythami Artiles, en su día capitán de la U. D. Las Palmas, cuando se le expuso el propósito de este libro: contar la vida y milagros de un futbolista de 21 años.
Las siguientes páginas son un intento de explicar una de las irrupciones más fulgurantes y esperanzadoras de los últimos tiempos en el fútbol español, la de Pedri González López (Bajamar, Tenerife, 2002). El mediocampista que en tres años, del 2018 al 2021, pasó de militar en el Juventud Laguna, un modesto equipo de Regional, a levantar los premios Kopa y Golden Boy como mejor jugador sub-21 de Europa y del mundo por delante de Jude Bellingham o Jamal Musiala; el talento al que el F. C. Barcelona fichó cuando apenas había disputado tres partidos en Segunda División, pagando la mayor suma de su historia por un menor de edad; el hombre que en la temporada 2020-2021, la de su estreno en la élite, disputó más partidos oficiales en todo el continente y se convirtió en el español más joven en debutar en una Eurocopa.
La historia de Pedri bien podría leerse como un cuento de hadas. Primero, porque cuenta con la estructura típicamente redonda —aunque no suele darse tan a menudo— del niño que acaba por defender profesionalmente el escudo que lleva cosido en el corazón desde la infancia. Segundo, porque tiene esa necesaria superación del propio destino de clase, encontrando en el balón la vía para rebasar los estrechos horizontes que a priori se le presentan al hijo de una familia humilde en un pequeño pueblo. Y en última instancia, porque como buena fábula no falta la aparición de un elemento fantástico —en este caso, una nevada tremenda— que aleja al protagonista del camino incorrecto —el ingreso en las filas del Real Madrid— y lo sitúa en una senda donde parece que todo encaje y tenga sentido.
Observada en detalle, sin embargo, su carrera tiene tanto de predestinación como del encuentro de un talento innato con ciertas circunstancias favorables y otros tantos azares. Decir que el canario ha nacido para jugar en el Barça es una formula perezosa, una forma de pasar por alto la importancia de haber contado con un entorno estable o de haberse formado con técnicos que apostaron por el fútbol asociativo, por mentar solo algunos factores. También es una forma de olvidar aquello que pudo no haber sido. ¿Habría logrado Pedri dar el salto tan temprano a un gran club sin la urgencia de Las Palmas por realizar una venta importante en 2019? ¿Habría disfrutado de una adaptación tan rápida en Can Barça de no haber caído en una plantilla inmersa en un momento de transición, de búsqueda de nuevos referentes?
A partir de una veintena de testimonios —entrenadores, compañeros de equipo, amigos, periodistas, entre otros— y de material de archivo, este relato busca ordenar su trayectoria narrando aquellas vivencias que la han ido encauzando: su bautismo casi religioso en el barcelonismo nada más nacer, fruto de la exuberante fe de su abuelo paterno y su padre por el equipo; su etapa formativa, que pasó rodeado de amigos en clubes modestos y estuvo guiada por la búsqueda de la diversión; su fichaje frustrado por el Real Madrid; las negociaciones relámpago que lo llevaron al Camp Nou; los cantos de sirena de otros grandes conjuntos nada más aterrizar en Barcelona; su relación con Lionel Messi y Ronald Koeman o el cambio físico experimentado en las últimas dos temporadas.
La semblanza del personaje la completan un buen puñado de anécdotas sobre un Pedri más personal, al que los entrevistados coinciden en retratar como una persona que siempre mantiene los pies en el suelo, como un tipo familiar, cariñoso y tranquilo, apasionado del fútbol las 24 horas del día y como alguien que, detrás de lo que al principio puede parecer una máscara de timidez o de introversión, en realidad oculta un gran sentido del humor y una gran personalidad.
Detrás de la estrella asoma un sujeto normal, según la expresión a la que suelen acudir quienes lo conocen. Un chico que extraña la compañía de sus amigos de toda la vida y disfruta más de regresar a su tierra que de cualquier destino exótico. Un chaval, como muchos otros de su edad, que se entretiene viendo retransmisiones en directo en Twitch, siguiendo la Kings League o jugando a videojuegos, que tiene a Quevedo, Bad Bunny o Myke Towers entre sus artistas más escuchados en Spotify y que, pese a no estar tan enganchado al teléfono móvil, pasa inevitablemente varias horas al día frente a la pantalla, atento a lo que ocurre en Instagram o TikTok y a los mensajes que le llegan a través de WhatsApp. Una serie de aficiones, actitudes o apetencias triviales, pero que cobran cierto cariz extraordinario en la medida que sorprenden a aquellos que le trataron o le siguen tratando con frecuencia. Quizá la normalidad es hoy un rasgo inusual en un futbolista de élite, y más aún en el caso de uno al que se le entregó la batuta de un conjunto de talla mundial y de una selección campeona del mundo antes de que le hubiera dado tiempo, por ejemplo, de sacarse el carné de conducir.
Pedri se ha definido a sí mismo sencillamente como un niño que se sigue divirtiendo con la pelota y que se niega a renunciar a esa creatividad que solo se aprende en la calle, en el patio del colegio o en una cancha de barrio. Su estilo es un elogio a un fútbol más puro y libre, y eso es también algo fuera de lo común en un contexto en el que el juego “se está volviendo más robótico” y “[se] valora más el jugador que más corre antes que el más técnico”, como él mismo analizó en una entrevista en The Guardian. Si la prensa ha ensalzado repetidamente su magia y si el exseleccionador nacional Luis Enrique Martínez le apodó Harry Potter, en honor al mago más célebre de la ficción contemporánea, es porque se trata de alguien con un don especial. Uno de aquellos jugadores que maravillan, por los que merece pagar el precio de la entrada, como se suele decir.
Habiéndose ganado ya el aplauso de los técnicos, el respeto de sus compañeros y la admiración de los aficionados, de aquí en adelante lo que probablemente acabará de marcar la dimensión de la figura de Pedri es la cantidad de éxitos y reconocimientos colectivos e individuales que pueda sumar hasta su retirada. Tal y como advirtió Artiles esto que sigue es apenas un comienzo, a todas luces una biografía incompleta que trata de explicar parte del camino de un futbolista que por su evolución, por sus méritos y por el juego desplegado hasta la fecha puede estar llamado a hacer historia.
Millonario (y no lo sabe)
A principios de julio de 2019 una llamada entra al teléfono móvil de Ramón Planes, miembro de la secretaría técnica del Barcelona. Es el número de Rocco Maiorino, un viejo conocido. Con el director deportivo de Las Palmas tienen trato desde hace tiempo, de cuando el italiano trabajaba en el Milán y Planes se iba haciendo un nombre en los despachos del fútbol, en el Racing de Santander, el Alavés, el Espanyol o el Tottenham. Maiorino va al grano y le expone la situación sin rodeos: “Necesitamos realizar una venta importante”. Y prosigue: “Tenemos un juvenil que está haciendo la pretemporada con el primer equipo y es un auténtico fuera de serie”. Va más allá, incluso, y añade: “Creo que está llamado a ser una estrella”. Se llama Pedro González López, aunque todos lo conocen como Pedri, y tiene tan solo 16 años.
Lo primero que hace Planas, en un reflejo propio de la era de Internet, es teclear el nombre del chico en un buscador. “Una promesa llamada Pedri”, titula Las Provincias el 12 de julio; “Pedri da el salto”, anuncia tres días más tarde el digital Tinta Amarilla; “Las Palmas golea y el juvenil Pedri deja destellos de su calidad”, reza el día 20 la crónica de Marca del primer partido de pretemporada de los amarillos.
El técnico comprueba que la calidad del jugador es ya un secreto a voces y, sin tiempo que perder, avisa a Juan Tomás Tomy Alcaide. A este ojeador que lleva casi dos décadas peinando Andalucía en busca de nuevos talentos para las filas azulgranas le encarga marcharse de inmediato a Marbella, donde Las Palmas se entrena del 29 de julio al 5 de agosto para preparar la nueva temporada y disputar tres amistosos por la zona contra Cádiz, Almería y Granada. Su misión será seguir a un mediocentro que mide poco más de metro setenta y roza los sesenta kilos, pero que, dicen, la toca como nadie.
Después de verlo en directo, a Tomy no le quedan muchas dudas. Al teléfono, le cuenta a Planes que ha visto un talento fuera de lo común. Pese a su aparente debilidad física, Pedri tiene pulmones de sobra para hacer kilómetros. Y con el balón en los pies es exquisito: tiene un estilo plástico, pausado, juguetón, como si hubiera pasado directamente de jugar en las calles con los amigos a hacerlo sobre el césped, rodeado de profesionales.
En vez de pedir más información, en la secretaría técnica deciden ir a contemplar in situ ese prodigio que han seguido en la distancia, a través de vídeos. El 7 de agosto Planes viaja al estadio Benito Villamarín junto a José Mari Bakero, secretario técnico del Barça B, que también ha sido alertado del nuevo talento por otras fuentes, para presenciar el duelo entre el Real Betis y Las Palmas. Pedri juega de titular en “un partido de pruebas y de poco fútbol”, según la crónica de Estadio Deportivo, y pese a que en opinión de Planes no cuaja una actuación estelar acaba por convencer a la comitiva culé. Los dos o tres destellos de calidad que han visto dictan sentencia: hay que cerrar el traspaso como sea.
Esa misma noche sevillana, el futbolista es ofrecido a otros interesados. Mientras las gradas van quedando vacías y los jugadores enfilan camino de los vestuarios, el técnico de la primera plantilla canaria, Pepe Mel, mantiene una charla con el presidente y el vicepresidente del conjunto rival. Por su pasado en las filas béticas, donde fue entrenador y jugador, y por la sangre verdiblanca que corre por sus venas, se ve casi en la obligación de advertirles de lo que considera un gran hallazgo: “El chaval que se ha cruzado varias veces con Joaquín por banda, y que casi podría ser su hijo, es buenísimo. Si no os lo lleváis vosotros, alguien lo hará antes”, asegura.
No será su última advertencia ni las únicas personas a las que trata de convencer. Días más tarde, el 21 de agosto, el entrenador coincide en un acto institucional por los 70 años del club insular con un compañero con el que compartió vestuario en los ochenta, el director de relaciones institucionales del Real Madrid, Emilio Butragueño, y le repite unas palabras similares: “Tengo entre manos un diamante en bruto, un jugador que marca diferencias, un talento de la talla de un grande”.
A Mel le han bastado unas semanas de entrenamiento y unos pocos partidos para convencerse del exitoso futuro que aguarda al mediocampista. En público, cuando los periodistas le preguntan por él, opina abiertamente que no durará ni dos días en la isla: “Debemos disfrutarlo el tiempo que lo tengamos”, asegura en una rueda de prensa. En privado, da su marcha más que por hecha. Durante la estancia en Marbella con el grupo, mientras la perla de la cantera aparece de pronto con las botas en la mano antes de ejercitarse, mirando al suelo en un gesto de pura timidez, el míster le dice a su presidente, Miguel Ángel Ramírez: “Mírale, ahí va el millonario, pero todavía no lo sabe”.
El 15 de julio, solo una semana después de haber entrenado por primera vez con los mayores, Pedri firma su primer contrato profesional. Es un decir, porque, a su edad, son sus padres quienes en realidad tienen potestad para rubricar un acuerdo que se publicita frente a las cámaras y donde se dice que “el atacante alternará los partidos del primer equipo con el filial”, según recoge Efe. Pero dentro del club intuyen que su potencial puede ir mucho más allá. Por algo le han puesto una cláusula de 30 millones de euros.
Después de formalizarse el interés del Barça, una tarde de ese verano, el presidente Ramírez pide al director general, Patricio Viñayo, que acuda a su casa para ponerle al frente de unas negociaciones que, espera, terminen con la venta más rentable de su historia.
En Can Barça, Planes se mantiene ajeno a algunos mensajes escépticos sobre el caso Pedri que le llegan tanto desde dentro como desde fuera del club. En el fichaje de Pedri, piensa Planes, hay algo de acto de fe. El futbolista no ha disputado todavía ningún partido oficial como profesional y hace apenas 14 meses defendía la camiseta del cadete del Juventud Laguna.
No obstante, tras cerciorarse por varias fuentes de que el jugador tiene un carácter tranquilo y responsable, y que además es culé de cuna, aún está más convencido de la conveniencia de la operación. A principios de agosto logra dar un paso importante: ha persuadido al presidente, Josep María Bartomeu, al secretario técnico, el exfutbolista Éric Abidal, y a parte de la junta directiva de que vale la pena tomar el riesgo de fichar a un completo desconocido, incluso por una suma importante.
Su gran aliado, a partir de este momento, será un nombre que casi nunca sale en los periódicos, Franc Carbó. Carbó es el director de gestión deportiva del club y una figura muy cercana al CEO de la institución, Óscar Grau. Él es una persona clave en la redacción de los contratos, el hombre que carga con la parte más burocrática y legal del asunto, y que, por lo tanto, tiene la llave para cerrar una negociación en la que Planes quiere poner la directa por miedo. Teme que si Pedri debuta en Segunda División, y por lo tanto su talento se hace aún más evidente, podría darse un caso similar al de los brasileños Vinícius Júnior o Rodrygo Goes, a los que el Real Madrid se llevó subiendo la puja del equipo culé cuando las negociaciones estaban avanzadas.