Pensar es decir no - Jacques Derrida - E-Book

Pensar es decir no E-Book

Jacques Derrida

0,0
10,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Durante el año académico 1960-1961, Jacques Derrida, entonces asistente de filosofía general y lógica en La Sorbona, lleva a cabo una lectura de la frase de Alain: «Pensar es decir no». Este curso magistral de cuatro sesiones muestra ya los signos de la escritura deconstructiva que estaría por venir. En él, Derrida desmonta qué queremos decir cuando decimos «sí» o «no», además de formular y plantear por primera vez el binomio «sí no», elemento básico y originario del acto de pensar. Frente a este texto, se tiene la impresión de estar ante cuestiones fundamentales del pensamiento de Derrida, que aún hoy conservan su relevancia en una época en la que a menudo resulta difícil distinguir entre pensamiento y creencia. Redactado a mano por Derrida durante la guerra de independencia de Argelia, y hasta ahora inédito, Pensar es decir no es el texto más antiguo del corpus derridiano que ve la luz gracias a una importante labor editorial.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 144

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Jacques Derrida

Pensar es decir no

Edición preparada por Brieuc Gérard

Traducción deAntoni Martínez Riu

Herder

Título original: Penser, c’est dire non

Traducción: Antoni Martínez Riu

Diseño de la cubierta: Herder

Edición digital: José Toribio Barba

© 2022, Les Éditions du Seuil, París

© 2024, Herder Editorial, S. L., Barcelona

© Imágenes de los manuscritos: cortesía de Princeton University.

ISBN EPUB: 978-84-254-5003-7

1.ª edición digital, 2024

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com).

Herder

www.herdereditorial.com

Índice

PREFACIO

EL SÍ Y EL NO

PENSAR ES DECIR NO

PRIMERA SESIÓN

SEGUNDA SESIÓN

TERCERA SESIÓN

CUARTA SESIÓN

APÉNDICES

ÍNDICE DE NOMBRES

PrefacioEl sí y el no

Jacques Derrida impartió el curso «Pensar es decir no» en la Sorbona en el año académico 1960-1961. Durante cuatro años, Derrida fue asistente de Filosofía general y Lógica junto a profesores como Georges Canguilhem, Suzanne Bachelard, Jean Wahl y Paul Ricœur. Como recuerda en un texto escrito en homenaje a este último y publicado en los Cahiers de L’Herne,1 se le había concedido entonces total autonomía respecto de los temas de sus cursos y de la organización de sus trabajos tutoriales. Esto cambiará en 1964, cuando ingrese en la École normale supérieure, donde cada año tendrá que seguir el programa de la agrégation en filosofía. A pesar de una considerable carga de trabajo, Derrida cuenta que estos años pasados en la Sorbona fueron los más felices de su carrera en la enseñanza superior.2 Los escritos redactados durante este período de enseñanza, inéditos hasta hoy, trataban de una gran variedad de temas.

Fue en el marco de estas actividades cuando Derrida dedicó cuatro sesiones de docencia a la frase de Alain, la frase que da título al presente libro. Como no se indica ninguna fecha, es difícil saber en qué momento del año se llevó a cabo ese curso. A pesar de esta incertidumbre, un elemento material relaciona, no obstante, este curso con las circunstancias de su época. El manuscrito está escrito en papel que lleva el membrete «Faculté des lettres et sciences sociales. Histoire de la colonisation».3 Un recuerdo de que estos años fueron también los del movido contexto del país en que había nacido el filósofo, Argelia, que ganará su independencia el año siguiente, en 1962. El mismo membrete será utilizado por Derrida para redactar su introducción a El origen de la geometría, de Edmund Husserl, que traducirá y completará en julio de 1961.

El texto de Pensar es decir no, un manuscrito de Derrida para las necesidades de un curso magistral, completamente inédito hasta el día de hoy, nunca tuvo la finalidad de ser publicado. Hoy, sin embargo, se convierte en el primer texto del corpus derrideano; el primer texto publicado por Derrida, «Fuerza y significación»,4 lleva la fecha de 1963.

***

El sí y el no, dos «pequeñas palabras» fundamentales en el pensamiento derrideano, aparecen en primer plano en los escritos de Derrida de la década de 1960, años de pensamiento efervescente en Francia, durante los cuales el filósofo vuelve incesantemente sobre las diferencias de ese par de vocablos y las preguntas que plantea. La tensión entre estas dos palabras, si es que podemos llamarlas así, porque, como recuerda Derrida en otro lugar, puede que no sepamos todavía lo que estas pequeñas palabras quieran decir o cómo funcionan en el lenguaje,5 esta tensión, decíamos, aparte de ser un mecanismo fundamental de la deconstrucción, ofrece igualmente un punto de apoyo pedagógico y retórico importante para Derrida en los cursos de sus primeros años de enseñanza. Ya en 1959-1960, cuando enseñaba en el liceo Montesquieu de Le Mans, Derrida se interroga no sobre el decir no, sino sobre el decir nada, dejando de lado la cuestión de la negatividad. En 1961-1962, a través de otra pregunta de envergadura, «¿Qué es la apariencia?», Derrida apela a los mismos filósofos que había frecuentado en Pensar es decir no y se pregunta abiertamente acerca de otra forma de negatividad, la de la apariencia. Vuelve todavía al no en 1963-1964 en un curso magistral sobre Bergson y la idea de nada, así como en otro titulado «El origen de la refutación» en el que regresa a la negación y al origen de la nada en Sartre. Pero vuelve sobre la cuestión sobre todo en 1962-1963con «¿Podemos decir sí a la finitud?», curso magistral de seis sesiones en el que Derrida corregía a sus alumnos por haberse dejado fascinar por el término «finitud» en sus disertaciones hasta el punto de haber ocultado su engaste en la cuestión del «sí», de la posibilidad de «decir sí», o no, a la finitud. La crítica al «decir», en cuanto acto de lenguaje, no se deja aparte en absoluto durante estos años. En 1961-1962, en un curso sobre «La intuición», Derrida dice del filósofo que «es tal vez aquel que ha escuchado un cierto imperativo de la palabra, esto es, el deber de decir para dar sentido y a la vez conformarse al sentido, y el de fundar por respeto al sentido el deber de la palabra en un derecho a la palabra».6

Al igual que muchos de sus seminarios posteriores, pero en contraste con un buen número de los cursos del mismo período cuyos únicos rastros son notas dispersas, Pensar es decir no fue escrito en su totalidad por Derrida antes de leerlo a los estudiantes. Las marcas de añadidos, cancelaciones y correcciones en un color de tinta diferente denotan también un proceso de relectura y revisión que Derrida mantendrá a todo lo largo de su carrera. Una práctica pedagógica que también vemos en los momentos de improvisación señalados con marcas didascálicas («Comentar pacientemente»). El presente texto tiene además la particularidad de haber sido entregado como la corrección a un ensayo de los estudiantes. Derrida escribe: «Demasiado a menudo, en vuestras disertaciones, el objeto posible de la negación os ha fascinado y habéis enumerado todo aquello a lo que la conciencia podría decir no».7 Finalmente, otra particularidad material de ese curso es que fue redactado enteramente a mano. La escritura de Derrida, por ser notoriamente difícil de descifrar, representa un desafío editorial importante. El proyecto que genera esta publicación comenzó sin ningún convencimiento de que ese texto pudiera un día ser descifrado en su totalidad respetando su integridad. Un proceso que ha durado varios años y que ha requerido muchas estrategias de descifrado diferentes, como el uso del software Scrabble, y que ha dado como resultado la creación de una base de datos que cuenta hoy con más de 1500 palabras escritas a mano por Derrida. A pesar de los esfuerzos, todavía algunas palabras ilegibles aquí y allá se han resistido al escrutinio de pares de ojos aguerridos y atentos. Esos casos rebeldes, que en absoluto impiden la lectura y la comprensión del texto, se indican en el texto mediante <palabra ilegible>, con la esperanza de que algún día puedan ser dilucidados.

La presente edición ha sido preparada a partir de los ficheros digitalizados del manuscrito original de ese curso. Este manuscrito se conserva en el fondo Jacques Derrida en el Critical Theory Archive de la biblioteca de la universidad de California, Irvine,8 y en el fondo Derrida en el imec. Las cuatro sesiones del texto comprenden 109 páginas escritas a mano por Derrida. A ellas se añaden una veintena de fichas adicionales con notas manuscritas y citas de autores mencionados en su curso. Esas fichas aparecen como apéndices al final del libro. Hemos intentado mantener la composición original en la medida de lo posible. Algunas marcas del manuscrito (tachaduras, flechas, signos gráficos de énfasis, etc.) no se han incluido en esta edición por mor de la claridad. En función de su relevancia, a veces se indican en notas a pie de página. Cualquier lector informado puede rellenar estas lagunas consultando los originales a través del Proyecto Archivo Derrida de la Universidad de Princeton.

***

Pensar es decir no está dedicado principalmente a la deconstrucción de una frase del filósofo Alain (1868-1951). A través de esta fórmula provocadora, y hasta contundente, lo que le interesa a Derrida es también el aplomo radical del pensamiento de Alain, antifascista y pacifista convencido. La filosofía de Alain se caracteriza por un género literario singular, los «Propos», fragmentos de pensamiento que son a la vez reflexiones mundanas y proposiciones filosóficas cortantes. Hay muy pocas referencias a Alain en el corpus derrideano. En compensación, Pensar es decir no remite también a muchos otros autores que Derrida no dejará luego de leer y releer. Además, aunque este texto precede a los textos fundadores de lo que acabará llamándose «deconstrucción», lo que aquí nos ofrece es efectivamente una lectura derrideana de la fórmula de Alain. Derrida se propone exponer en ella toda la tensión que anima esta frase y juega con las contradicciones de lo que se dice (y no se dice) cuando decimos no, sí, cuando decimos que pensar es decir no. Derrida intenta primero explicar las intenciones de Alain para luego superarlas. Al hacerlo, traza para sus alumnos de la Sorbona el plan de una disertación que ellos tuvieron que elaborar previamente. Este manuscrito, por tanto, hace las veces de «corrección» y eso se vuelve transparente cuando Derrida apunta con el dedo los pasos en falso que los alumnos pueden haber dado en sus deberes. Vemos en él, por lo tanto, un ejercicio de método, que se refiere tanto a la forma, de orden pedagógico, como al fondo, a través de la movilización de toda una paleta de pensadores.

El sí-no, lejos de ser un simple binomio, se presenta aquí como la cuestión fundamental, originaria del acto de pensar. Porque de ahí parte el curso de Derrida: ¿qué es el pensamiento? Para Alain, lo que anima este pensamiento, lo que lo despierta, es la búsqueda del reposo, de la adecuación consigo mismo y de una cierta reconciliación con el mundo a través de la búsqueda de la afirmación final, la de la verdad. Tratando de decir sí, sí, esto es eso, el pensamiento llegaría a su destino final y con ello a lo que es él mismo. Entonces abandonaría su búsqueda, se abandonaría a un sueño, el de la creencia. El pensamiento, por lo tanto, solo es pensamiento si está en camino hacia la verdad. Ha nacido con el movimiento que lo lleva a ella y por lo tanto bajo el poder de la negatividad. Por eso Alain dice que pensar es decir no. Por lo tanto, la aparente oposición del sí-no se plantea precisamente por la cuestión del origen y la primacía; entre el sí o el no, ¿qué es primero? El análisis de Derrida discurre por tres etapas principales. En la primera, sigue a Alain en su afirmación de que todo pensamiento es conciencia. Y en cuanto tal, es ante todo un deber moral de búsqueda de la verdad y rechazo de las apariencias.

¿Decir no a qué? Cuestión secundaria y derivada según Derrida. La segunda etapa tiende a ir más allá de la frase de Alain y establece la intransitividad fundamental del no. El no es el proyecto constitutivo de la conciencia y el rechazo de su forma. El objeto de la negación no es más que una apariencia. En realidad, el pensamiento no dice no a nada más que a sí mismo por haber creído en la apariencia, por haber dicho sí sin más. Por lo que «negar» es ante todo «negarse». «No hay en el mundo otro combate»,9 dice Alain, que el del pensamiento que se niega a sí mismo. Derrida explica que antes de y para enfrentarme al otro, debo enfrentarme al enemigo dentro de mí (es una guerra de Troya, porque el enemigo siempre está allí), que me empuja al sueño, que me empuja a creer en la apariencia sin examen. Si el sí «marca una dirección al otro»10 como señala Derrida en Ulises gramófono, el no se dirige primero y siempre a uno mismo. Ya sea el no al mundo, al tirano, al predicador; tres destinatarios, tres figuras por cuya intermediación el espíritu entra en diálogo consigo mismo; tres noes, todos ellos primero y ante todo un no a sí mismo.

Por último, la etapa final, con mucho la más larga, lleva a una «crítica radical de la creencia en general». También ella se divide en tres secciones.

La primera presenta los presupuestos filosóficos de la fórmula de Alain. En ella, Derrida circunscribe la crítica radical de la creencia alainiana en una filosofía voluntarista de la libertad y del juicio. Para Alain, la creencia es una actitud ingenua en la que, incluso si lo que creo resultara verdadero, mi pensamiento sería todavía erróneo. En efecto, el pensamiento solo es pensamiento si se mueve libremente hacia la verdad. Sobre ese punto, Derrida, siempre igual a sí mismo, siempre él mismo, no deja pasar la oportunidad de interrogarse por su profesión de docente:

Por eso la enseñanza es cosa tan difícil. Sería muy fácil y no sería nada si no tuviera otra tarea que transmitir la verdad. También debe enseñar el pensamiento, que es algo distinto a una simple técnica de la verdad; y en el momento en que la verdad está al final de una técnica, pues ya se es víctima de estas dos falsificaciones del pensamiento, aparentemente distantes y hasta contradictorias, pero cuya afinidad es sin duda profunda: la sofística y el dogmatismo.11

Toda la radicalidad de la filosofía de Alain se expone siguiendo el hecho de que se debe rechazar la idea de prueba como instrumento técnico de la verdad, porque en cuanto se dice sí, se deja de pensar y se empieza a creer. Es necesario destruir constantemente la prueba como habitáculo reconfortante y protector de la verdad. Para Alain, la verdad no ha de ser un tesoro, un secreto que proteger. Tampoco ha de ser fija, sino que hay que iniciarla una y otra vez. Derrida concluye que el ultrarradicalismo de la duda de Alain tal vez habría sido repudiada por su maestro, Descartes. Allí donde la duda metódica de Descartes tenía como fin la verdad, la de Alain no ve el fin y Derrida no cesa de afirmar que Alain es más cartesiano que el propio Descartes. Sin embargo, lejos de ver en ello un simple traumatismo de repetición, Derrida define esta búsqueda sin fin por la conciencia de que la duda tiene un valor en sí misma y es la salvación del pensamiento, más que su instrumento. Esta posibilidad nos permite leer una muestra de escritura derrideana, cuya forma se convertirá en típica de su autor y que sin duda hará estremecer a sus traductores:

Para Alain, lo propio de la incredulidad es que cuando da toda su medida, la incredulidad deja de tener medida. Es sin medida, inmoderada, desmesurada. Y a la medida de este exceso se mide la verdad. Solo hay verdad en la medida de la incredulidad. Y esto es lo que se explica en sustancia en este texto, donde la fidelidad al espíritu cartesiano me parece una infidelidad al espíritu de Descartes.12

Para decir no, hay que quererlo, nos recuerda Derrida. Y esa voluntad emana de una afirmación, esa que dice sí al valor y a la voluntad de verdad. Por lo tanto, debemos creer, antes que nada. En otras palabras, el pensamiento, para estar seguro de ser pensado, seguro de ser lo que es, se dice sí antes de poder decir no.

En una segunda sección, Derrida supera la fórmula de Alain. Aquí, al trazar los límites de la reflexión alainiana, Derrida despliega los mecanismos de una futura escritura deconstructiva donde ese «sí» dice no, abandona su ropaje de ingenuidad crédula para asumir el de la fe. Derrida subraya, además, que decir sí es tomar la palabra y que este acto de lenguaje rompe con toda creencia crédula y preobjetiva del ser. Para Alain, si el no abre el espacio de la axiología, el sí de la fe funda ese mismo espacio. Derrida pasa entonces a un examen riguroso del sentido y el valor de este sí axiológico de la fe.

Finalmente, la última sección expone el alcance general de todas estas cuestiones llevando al lector a la doble pregunta del origen de la negación y de la anterioridad de la afirmación axiológica. Tras un breve recuerdo de la historia de la negación, de Platón a Hegel pasando por Kant y un puñado de lógicos, Derrida se demora en la cuestión de la nada en Bergson para reafirmar, específicamente, la imposible simetría entre el sí y el no. Tras confrontar a Husserl con el bergsonismo, Derrida demostrará que, aunque el sí va antes que el no, siempre hay, no obstante, una posible negación antes del juicio y antes del lenguaje. Otorgando a Sartre uno de los análisis más sutiles sobre el origen de la negación, Derrida se interesa por los reproches que este dirige en dicha materia a Husserl. Este alcance general acaba finalmente con una referencia a Heidegger y a una cierta diferencia óntico-ontológica que «nos permitiría entender realmente a Alain cuando dice que “pensar es decir no”».13

Lo comprendemos rápidamente con la lectura de este texto: Derrida ve por vez primera en la fórmula de Alain la oportunidad de poner en escena dos términos cuya diferencia va más allá de la de ser un simple par binario. El no no es en absoluto simétrico al sí, nos recuerda Derrida en otro lugar.14 Estas dos palabras son quizá más cercanas a otro binomio al que Derrida dedicará su atención una década más tarde, el de la vida/la muerte, en el que Derrida también se esfuerza por subrayar el carácter diferencial de ese binomio a través de una lógica sin oposición de la différance. Pensar es decir no