Poemas - Hannah Arendt - E-Book

Poemas E-Book

Hannah Arendt

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Beschreibung

En este volumen se reúnen por primera vez todos los Poemas de Hannah Arendt y se muestra que su obra, sin una estrecha relación con la poesía, sería inconcebible. Hannah Arendt es reconocida como una de las pensadoras más importantes del siglo XX. Sin embargo, muy pocos saben que durante décadas escribió poesía. Los Poemas de Hannah Arendt son una expresión del sufrimiento causado por la pérdida: ya sea la pérdida de la "edad dorada" que es la infancia, la añoranza de la patria desde el exilio o el dolor por la muerte de los seres queridos. Pero si la pérdida causa sufrimiento es porque, a pesar de la ruptura, el amor persiste. Es cierto que Arendt a veces expresa el anhelo de aplacar el dolor a través del desvanecimiento de la conciencia (el sueño, la noche) o una evasión mental (el baile), pero sabiendo que son lapsos, pausas o descansos provisionales de los que luego se regresa. Es posible insensibilizar al dolor mitigando el amor, pero es más irrenunciable el amor que insoportable el sufrimiento.

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Hannah Arendt

Poemas

TRADUCCIÓN DE: Alberto Ciria

CON LA COLABORACIÓN DE: Felicia Brembeck «Fee»Xavier Escribano Josef Sedlmeir

Herder

Título original: Ich selbst, auch ich tanze. Die Gedichte

Traducción: Alberto Ciria

Diseño de la cubierta: Antidot Gràfic

Edición digital: José Toribio Barba

© 2015, Hannah Arendt Bluecher Literary Trust, c/o Georges Borchardt Inc., Nueva York

© 2015, Piper Verlag, Múnich/Berlín

© 2017, Herder Editorial, S.L., Barcelona

ISBN DIGITAL: 978-84-254-3981-0

1.ª edición digital, 2017

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com)

Herder

www.herdereditorial.com

Índice

Poemas 1923-1926

Poemas 1942-1961

Sobre los poemas de Hannah Arendt

Notas a la edición

Ediciones anteriores

Historia de la transmisión y la edición de los poemas sueltos

Poemas 1923-1926

[1] [SIN TÍTULO]

No hay palabras que irrumpan en la oscuridad

ni dioses que alcen la mano.

Adonde quiera que mire…

tierra amontonándose.

No hay formas que se desprendan

ni sombras que se ciernan.

Y sigo oyendo todavía:

«Demasiado tarde, demasiado tarde».

[2] EN TONO DE COPLA POPULAR

Cuando volvamos a vernos

florecerá la blanca lila

y yo te envolveré en almohadas

para alejar de ti las nostalgias.

Alegrémonos entonces

de que el vino seco

y los fragantes tilos

nos encuentren todavía juntos.

Pero cuando caigan las hojas,

entonces separémonos.

¿Exasperarse para qué?

Habrá que arrostrar ese sufrimiento.

[3] CONSUELO

Llegarán las horas

en que las viejas heridas,

esas que olvidamos hace tiempo,

amenazarán con consumirnos.

Llegarán los días

en que ninguna balanza

de la vida y los pesares

podrá inclinarse hacia uno u otro plato.

Trascurrirán las horas

y pasarán los días.

Pero una ganancia sí nos quedará:

la mera persistencia.

[4] SUEÑO

Pies levitando con patético fulgor.

Yo misma,

también yo bailo

liberada de la gravedad

hacia la oscuridad y el vacío.

Espacios comprimidos y proscritos de tiempos pasados,

lejanías recorridas,

soledades perdidas

comienzan a bailar, a bailar.

Yo misma,

también yo bailo.

Con irónica temeridad

nada he olvidado:

conozco el vacío

y conozco la gravedad.

Con irónico fulgor

bailo y bailo.

[5] CANSANCIO

Crepúsculo vespertino:

quedamente quejumbrosa

suena aún la llamada de los pájaros

que yo creé.

Grises paredes

se derrumban

mientras mis manos

se reencuentran.

Lo que llegué a amar

no puedo asirlo.

Lo que me rodea

no puedo dejarlo.

Todo se hunde.

El crepúsculo se cierne.

Nada puede someterme:

así viene a ser el curso de la vida.

[6] SUBURBANO

Emergiendo de la oscuridad

y serpenteando hacia la claridad,

veloz y altanera,

esbelta y frenéticamente rebosante

de fuerzas humanas,

urdiendo atenta

caminos ya trazados,

por encima de las prisas

con olímpica indolencia,

veloz, esbelta y frenéticamente henchida

de unas fuerzas humanas

de las que se desentiende,

escurriéndose hacia la oscuridad,

sabedora de las cosas de arriba:

así vuela sinuosa

una bestia amarilla.

[7] DESPEDIDA

Dejad que ahora os estreche la mano, días etéreos.

No huiréis de mí: no hay escapatoria

a lo vacío y atemporal.

Pero el signo más arcano de un viento ardiente

me rodea con su soplo: no quiero escabullirme

al vacío de tiempos de cohibición.

Ay, conocisteis la sonrisa con la que me entregaba.

Sabíais cuántas cosas ocultaba yo en silencio

para yacer tendida en prados y hacerme vuestra.

Pero ahora la sangre, que nunca ha reprimido,

me llama para que acuda a barcos que jamás mariné.

La muerte está en la vida. Lo sé, lo sé.

Por eso dejadme que os estreche la mano, días etéreos.

No me perderéis. Como señal os dejo aquí

esta hoja y la llama.

[8] [SIN TÍTULO]

Paso los días desorientada.

Pronuncio palabras sin peso.

Vivo en una oscuridad sin visión.

Carezco de timón en la vida.

Sobre mí se cierne monstruoso,

como un nuevo pájaro enorme y negro,

el rostro de la noche.

[9] A…

Toma la pesada carga de mis deseos.

La vida es amplia y no tiene prisa.

Restan aún muchos países en el mundo

y abundantes noches al descampado.

¿Pues quién conoce la balanza

de la vida y los pesares?

Quizá en los días de senectud

todo esto se dirima.

[10] [SIN TÍTULO]

La dicha no es esto,

como se figuran

quienes mendigan y lloran

y acuden a los templos

para asistir desde el atrio a misa

y a una consagración que no comprenden,

mirándola con malos ojos, para luego darse la vuelta

y lamentar una vida malograda.

¿Qué es la dicha para aquel

que está avenido consigo mismo,

cuyo pie solo huella

lo que está destinado para él,

para aquel que no conoce otra frontera ni otro derecho que el conocerse,

ni otro signo que lo marque en su estirpe que el nombrarse?

[11] CREPÚSCULO

Crepúsculo que te hundes,

que aguardas, que haces señas:

Gris es la marea.

Crepúsculo que guardas silencio,

que sin hacer ruido declinas,

que exhortas y te lamentas,

que dices cosas silentes:

Gris es la marea.

Crepúsculo que consuelas,

que mitigas y sanas,

que señalas lo oscuro

y rondas lo nuevo:

Gris es la marea.

[12] ENSIMISMAMIENTO

Cuando contemplo mi mano

—una cosa ajena pero emparentada conmigo—

de pronto no estoy en ningún país,

no quedo sujeta a ningún aquí ni a ningún ahora,

ni quedo ligada a ningún qué.

Entonces me siento como si tuviera que despreciar el mundo:

pues bien, por mí que transcurra el tiempo

con tal de que no sucedan más señales.

Contemplo mi mano,

que guarda un parentesco conmigo inquietantemente cercano,

siendo no obstante una cosa distinta.

¿Es más de lo que yo soy?

¿Tendrá un sentido superior?

[13] CANCIÓN ESTIVAL

Dejo que mis manos se deslicen

por la dorada plenitud del verano,

mientras mis miembros se estiran dolorosamente

hasta la oscura y pesada tierra.

Campos que declinan sonoros,

senderos que el bosque sepulta,

todo nos fuerza a guardar riguroso silencio:

que si sufrimos es porque amamos;

que la mano sacerdotal no marchite

el sacrificio ni la plenitud,

y que en medio de una noble y diáfana quietud

no se nos extinga la alegría,

pues las aguas se desbordan,

la fatiga quiere destruirnos

y nosotros nos dejamos la vida

cuando amamos, cuando vivimos.

[14] [SIN TÍTULO]

¿Por qué me das la mano

con timidez y como a escondidas?

¿Tan lejano es el país del que vienes?

¿No conoces nuestro vino?

¿En tamaña soledad vives

que no conoces nuestra hermosísima fogosidad

cuando estamos uno en otro

con el corazón y con la sangre?

¿No conoces las alegrías diurnas

cuando uno va con el amado?

¿Ni conoces la despedida vespertina

cuando uno va aquejado de pesadumbre?

Vente conmigo y quiéreme,

no pienses en tus miedos.

¿Acaso no puedes sincerarte?

Ven y toma y da.

Vayamos luego por los campos dorados

—amapola y trébol silvestre—,

y más tarde, en el ancho mundo,

nos llegará a doler

cuando sintamos que el recuerdo

sopla con fuerza en el viento,

cuando, estremeciéndose, suspire nuestra alma

con una ternura de ensueño.

[15] DESPEDIDA

Tú nos provocas el duelo de que nada perdura para nosotros

y nos brindas esperanza cuando tantas cosas se apresuran,

eres para nosotros señal de alegría y dolores,

nos muestras los caminos y abres los corazones.

Tú ensamblas como jamás lo harían nuestras manos.

Creemos en la fidelidad y sentimos el cambio.

No podemos decir hasta qué punto nos unimos.

Lo único que podemos hacer es llorar.

[16] FINALES DE VERANO

El anochecer me ha arropado

tan suave como el terciopelo, tan pesaroso como el sufrimiento.

Ya no recuerdo a qué sabe el amor,

ya no recuerdo la incandescencia de los campos,

y todo busca desvanecerse

para solo a mí darme reposo.

Pienso en él y le quiero,

pero el venir y el dar me resultan extraños,

como si vinieran de un país lejano,

y apenas sé qué es lo que me cautiva.

El anochecer me ha arropado

tan suave como el terciopelo, tan pesaroso como el sufrimiento.

Y en ninguna parte la indignación se serena

alcanzando a hacerse nueva alegría y nueva tristeza.

Y todo lo demás que antaño me llamaba,

y todo ayer, tan claro y tan profundo,

ya no puede subyugarme.

Conozco unas aguas vastas y remotas,

conozco una flor que nadie nombra.

¿Qué habría de destruirme entonces?

El anochecer me ha arropado

tan suave como el terciopelo, tan pesaroso como el sufrimiento.

[17] OCTUBRE. POR LA MAÑANA

Esta macilenta luz de otoño me hace sufrir

y, cuando enumero despacio mis mil dolores,

hace que mis ojos de abatida mirada se solacen

con todo aquello que veo y escojo en secreto.

Ay, ¿quién querrá ponderar lo que no concibe?

¿Y quién querrá decir lo que solo se discierne tardíamente?

Pues tan pronto como lo agarra con ambas manos

deja de saber por qué lo sigue sufriendo.

[18] LAMENTACIÓN

Ay, los días transcurren disipándose sin usar, como un juego.

Y las horas sucumben indefensas en el calvario.

Y la marea de los tiempos

me atraviesa deslizándose quedamente.

Y aunque entono las viejas canciones

no sé más que al principio.

Y ni siquiera un niño puede recorrer más absorto en sus ensueños

la senda trazada de antemano.

Y ni siquiera un anciano puede tener mayor paciencia para saber

que la vida es larga.

Pero el sufrimiento, que rehúsa sosegar

los viejos sueños y la juvenil sabiduría,

no me deja renunciar

a la hermosa pureza de la dicha.

[19] A LOS AMIGOS

Desconfiad del quedo lamento

cuando la mirada del apátrida

os corteje con recato.

Sentid con qué orgullo el más puro decir

aún lo oculta todo.

Sentid el tiernísimo estremecimiento

del agradecimiento y la fidelidad.

Y sabed que el amor nunca dejará de dar

sobre una perpetua nieve nueva.

[20] A LA NOCHE

Tú que consuelas, inclínate sobre mi corazón sin hacer ruido.

Tú que callas, dispensa alivio a mis dolores.

Interpón tu sombra ante todo lo que es demasiado claro

y tráeme el entumecimiento que me brinde una huida de lo estridente.

Déjame tu silencio, esa liberación atemperante.

Déjame que oculte el mal en la oscuridad.

Y cuando la claridad me mortifique con nuevas visiones

dame fuerzas para cumplir en todo momento con mi deber.

[21] CANCIÓN NOCTURNA

Los días se limitan a ir pasando,

haciendo que transcurra nuestro tiempo.

La muda noche nos deparará

perpetuamente los mismos signos oscuros.

Siempre tiene la noche que decir lo mismo,

perseverando en la misma nota.

Incluso después de habernos atrevido a cosas nuevas

lo único que ella seguirá mostrando de continuo es lo que ya éramos.

La mañana tienta ruidosa e ignota

y rompiendo la oscura mirada muda

nos lleva de regreso, con sus mil congojas nuevas,

al colorido día.

Pero las sombras se quedarán

para cerrar con recato el día.

Es entonces cuando nos dejamos arrastrar

por rápidos ríos a lejanas costas.

Nuestra patria son las sombras,

y cuando desfallecemos profundamente

aguardamos un leve consuelo

en el oscuro regazo nocturno.

Teniendo esperanza podemos perdonar

todo horror y toda congoja.

Nuestros labios se vuelven más mudos…

irrumpe el día sin hacer ruido.

Poemas 1942-1961

[22] W. B. [WALTER BENJAMIN]

De nuevo oscurece la tarde

y de las estrellas cae la noche

mientras yacemos con los miembros extendidos

en las cercanías y en las lejanías.

Suenan desde las tinieblas

pequeñas y plácidas melodías.

Agucemos los oídos para deshabituarnos.

Ya es hora de ir desalojando las hileras.

Si remotas son las voces, cercana es la congoja:

aquellas voces de aquellos muertos

que enviamos como nuncios que nos anteceden

para escoltarnos hacia el adormecimiento.

[23] [SIN TÍTULO]

Derecho y libertad:

¡Hermanos, no vaciléis,

ante nosotros resplandece la aurora!

Derecho y libertad:

¡Hermanos, atreveos,

mañana venceremos al demonio!

Desde las montañas

y los valles

arrastrad la plomada en el pie.

Derecho y libertad:

¡Hermanos, no preguntéis,

nosotros somos ahora el Juicio Final!

Vastos países,

callejones estrechos:

¡Hermanos, este es nuestro paso!

Llorar, reír,

amar, odiar:

¡todos los dioses se suman a nuestra marcha!

[24] [SIN TÍTULO]

Muchos recuerdos se alzan

de ese estanque de aguas quietas que es el pasado.

Formas nebulosas pretéritas y tentadoras

terminan de trazar los nostálgicos círculos de mi cautiverio.