Política exterior, hegemonía y estados pequeños - Carlos Murillo Zamora - E-Book

Política exterior, hegemonía y estados pequeños E-Book

Carlos Murillo Zamora

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La vinculación entre Política exterior, hegemonía y estados pequeños, utilizando un estudio de caso para contrastar la conducta de tres países centroamericanos, con la influencia de Estados Unidos como potencia hegemónica, y la de tres países bálticos, bajo la hegemonía de Rusia, lleva al autor por tres caminos que tradicionalmente las investigaciones sobre las relaciones internacionales han recorrido en forma separada. Carlos Murillo demuestra que el análisis de la política exterior no se limita al estudio comparativo, sino que profundiza en las percepciones y las auto imágenes de los Estados, aportando algunos elementos desde una perspectiva renovada. En esta obra Murillo organiza una defensa a favor del "análisis de política exterior" como un área temática. Que tal defensa sea necesaria puede ser sorprendente. ¿No es el estudio de la política exterior lo que los académicos de relaciones internacionales han estado haciendo todo el tiempo?, ¿no estamos fustigando lo obvio? Como Carlos Murillo lo  demuestra, desafortunadamente no. El autor rescata la visión gramsciana sobre la hegemonía, para diferenciarla del imperialismo y mostrar cómo los Estados pequeños interactúan con las potencias hegemónicas aprovechando los espacios de maniobra disponibles en los foros internacionales, como la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

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Javier Espinoza de los Monteros Cárdenas

Dirección de la Editorial Universitaria

Murillo Zamora, Carlos

Política exterior, hegemonía y estados pequeños : el caso de los países centroamericanos y bálticos / Carlos Murillo Zamora. -- 1a ed. – Guadalajara, Jalisco : Editorial Universitaria : Universidad de Guadalajara : Universidad Nacional de Costa Rica. Escuela de Relaciones Internacionales : Asociación para la Promoción de Intercambios entre Europa y América Latina, 2012.

Incluye referencias bibliográficas

ISBN 978-607-450-527-6

1. Relaciones internacionales 2. Países pequeños I. t.

327 .M94

JZ1242 .M94

Primera edición electrónica, 2012

Coordinación

Jean Pierre Brossard

Texto

© 2012, Carlos Murillo Zamora

Presentación

© 2012, Constantino Urcuyo

Prólogo

© 2012, Stefano Guzzini

Breve historia de los países bálticos

© 2012, Jean Pierre Brossard y Zane Karpenko

Coordinación editorial

Sayri Karp Mitastein

Coordinación de diseño

Edgardo Flavio López Martínez

Producción y corrección

Jorge Orendáin Caldera

Diseño de portada y diagramación

Sol Ortega Ruelas

D.R. © 2012, Universidad de Guadalajara

Editorial Universitaria

José Bonifacio Andrada 2679

44657 Guadalajara, Jalisco

www.editorial.udg.mx

01 800 UDG LIBRO

ISBN 978-607-450-527-6

Se prohibe la reproducción, el registro o la transmisión parcial o total de esta obra por cualquier sistema de recuperación de información, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, existente o por existir, sin el permiso previo por escrito del titular de los derechos correspondientes.

Diseño epub:

Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Índice general

Presentación

Constantino Urcuyo

Prólogo

Stefano Guzzini

Introducción

El por qué de esta investigación

El problema y los objetivos del estudio

Agradecimientos

Capítulo I. Política exterior: una aproximación al marco conceptual

Contextualización, antecedentes y el referente conceptual

Formulación de políticas públicas

Política exterior: una política pública sui generis

Análisis de política exterior

Una referencia metateórica: la construcción social de la realidad

Constructivismo social

Sistemas políticos penetrados

Instituciones internacionales: un escenario para los Estados pequeños

Consideraciones finales

Algunas consideraciones metodológicas

Estudio y comparación de casos

Tipo de investigación

Variables del objeto de estudio

Capítulo 2. Hacia una teoría de la política exterior

Política exterior: un campo de estudio particular

Formulación de la política exterior

Elementos y factores condicionantes del análisis de política exterior

Cambio en las decisiones de política exterior

Consideraciones finales

Capítulo 3. La política exterior de las potencias hegemónicas

Hegemonía y hegemones

Las potencias hegemónicas y su política exterior

Política exterior de Estados Unidos

Política exterior de Rusia

Consideraciones finales

Capítulo 4. Fortaleza de los Estados como actores internacionales: de los estados pequeños a las superpotencias

Estados pequeños

Grandes potencias

Índice de potencias

De las superpotencias a los micro Estados

Recursos generales de las potencias

Factores políticos de las potencias

Recursos estratégico-militares

Recursos económicos de las potencias

Consideraciones finales

Capítulo 5. Fundamentos de política exterior de los Estados centroamericanos y bálticos

Política exterior de los Estados centroamericanos

Costa Rica

Nicaragua

Panamá

Política exterior de los Estados bálticos

Estonia

Letonia

Lituania

Consideraciones generales

Capítulo 6. Decisiones de política exterior en la ONU. El caso de los Estados pequeños

Una aproximación a las áreas temáticas objeto de análisis

Principios de autodeterminación y no intervención

Intervenciones y operaciones humanitarias

Protección de los derechos humanos

Instancias y mecanismos de decisión en la ONU

Resoluciones votadas en la Asamblea General

Decisiones en el marco del Consejo de Seguridad

Consideraciones finales

Una aproximación propositiva al modelo de análisis

A manera de conclusión. Condicionantes de la política exterior de países pequeños

Carácter particular del análisis de política exterior

Estudio de la Política Exterior

Relevancia de los Estados pequeños y un índice de potencias

Entornos multilaterales y Estados pequeños: normas y prácticas

Votaciones de Estados pequeños en la ONU

Un intento de respuesta al problema de investigación

Algunas consideraciones metodológicas

Anexo 1. Índice de potencias

Anexo 2. Breve historia de los países bálticos

Jean Pierre Brossard y Zane Karpenko

Bibliografía

Notas al pie

A Rosario Mejías, mi esposa, por su comprensión y apoyo; a pesar de las múltiples dificultades, sin su compañía este trabajo difícilmente hubiera sido una realidad.

A Suamy, Luis y Nadia, mis hijos, por ser fuente de inspiración para luchar por nuevas metas.

A Sarah, Saúl y Emma, mis nietos, quienes marcan el inicio de una nueva generación en el mundo nuevo del siglo XXI.

Presentación

Constantino Urcuyo

El trabajo que incluye esta obra de Carlos Murillo, que originalmente fue su tesis doctoral –el estudio fue actualizado y corregido para su publicación–, constituye un valioso análisis comparativo de la política exterior de Estados pequeños, cuyo principal referente son las potencias hegemónicas que buscan definir las reglas del juego en el escenario internacional, sobre todo en el ámbito regional. Si bien no es el primer libro del autor, si se trata de un estudio que demuestra la madurez que han adquirido sus investigaciones.

Conocí al doctor Murillo cuando solicitó el ingreso al programa de Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Costa Rica, tuve la oportunidad de entrevistarlo acerca de su tema de investigación doctoral, allá por el año 2006. Desde ese momento me pareció un planteamiento novedoso, por lo que acepté ser su tutor. Fueron muchos meses de ardua tarea, de revisión de numerosos artículos y libros y de revisión de las actas literales de la Asamblea General, hasta que un primer borrador vio la luz. Luego continuaron las sesiones de discusión y de ajustes con el propósito de tener un texto con la solidez necesaria no sólo para ser defendido ante un tribunal, sino para que no se limitara a ser una disertación más en los anaqueles de la biblioteca universitaria.

El producto que resultó no debía limitarse a ser una tesis de consulta esporádica; el hecho de que ahora se haya convertido en un libro permite a un auditorio más amplio insertarse en una temática escasamente explorada, y evidencia la seriedad del planteamiento del autor.

Pero lo interesante de esta investigación no se refiere sólo a lo novedoso, sino a que fue escrita por un acucioso profesor e investigador universitario desde la perspectiva de un país pequeño –no desde la academia un centro de poder internacional–. De igual manera –y fue una de las primeras inquietudes que me surgió cuando conocí la propuesta de disertación–, cómo investigar un tema que abarcaba varios países ubicados en regiones distintas y distantes. En el pasado reciente la propuesta hubiera sido rechazada ad portas; sin embargo, hoy, gracias al desarrollo de internet y a la existencia de bases de datos virtuales, es posible acceder a información de primera mano para explicar la conducta de los Estados. Precisamente, ello constituye otro de los aportes del profesor Murillo y abre las puertas para que otros investigadores incursionen en áreas temáticas que en el pasado sólo eran atendidas por los académicos y académicas de las grandes universidades en Estados Unidos y Europa.

La vinculación entre política exterior, hegemonía y Estados pequeños, utilizando un estudio de casos para contrastar las conductas de tres países centroamericanos bajo la influencia de Estados Unidos, como potencia hegemónica, y las de los tres países bálticos bajo el hegemonismo de Rusia, nos lleva por tres caminos que tradicionalmente los estudios de las relaciones internacionales han recorrido en forma separada. Murillo demuestra que el análisis de la política exterior no se limita al estudio comparativo, sino que profundiza en las percepciones y las auto-imágenes de los Estados, grandes y pequeños, aportando algunos elementos para observar la conducta externa de los agentes estatales desde una perspectiva renovada. Asimismo, rescata la visión gramsciana sobre la hegemonía, para diferenciarla del imperialismo y mostrar cómo los Estados pequeños interactúan con las potencias hegemónicas aprovechando los espacios de maniobra disponibles en los foros internacionales, como la Asamblea General de la ONU.

El resultado de ese planteamiento se comprueba con las decisiones de voto sobre temas de interés para Washington y Moscú. Por ello, el aporte que el autor hace no resulta sólo valioso para los países objeto de estudio, sino para todos los miembros de Naciones Unidas, ya sean potencias grandes o intermedias o Estados pequeños y micro Estados. En ese sentido, esta obra de Murillo se convierte en una fuente de consulta para los tomadores de decisiones de países bajo la influencia de ambas potencias hegemónicas; al igual que para estudiosos de la política exterior.

Otro aporte que es necesario destacar, y aun más desarrollar en el corto plazo, es el índice de potencias que sirve de base para determinar la condición de Estados pequeños de los países observados. El autor hace una primera y valiosa aproximación, que esperamos desarrolle en futuras investigaciones o constituya un aliciente para que otros especialistas lo retomen y profundicen.

Por lo tanto, estoy seguro que este libro de Murillo constituirá el punto de partida para nuevas investigaciones que profundicen sobre la relación propuesta en esta obra y sobre cada uno de los componentes del modelo.

San José, Costa Rica, junio de 2011

Prólogo

Stefano Guzzini

En su comparable estudio de la política exterior de Estados pequeños, Carlos Murillo organiza una defensa a favor del “Análisis de Política Exterior” como un área temática. Que tal defensa sea necesaria puede ser sorprendente. Después de todo, cuando analizamos lo que los Estados hacen en relaciones internacionales, usualmente analizamos su política exterior. ¿No es el estudio de la política exterior lo que los académicos de relaciones internacionales han estado haciendo todo el tiempo? ¿No estamos fustigando lo obvio? Como Murillo demuestra, desafortunadamente no.

El Análisis de Política Exterior (APE) aparece como un campo de estudio a inicios de la década de 1960 (en EEUU) reclamando que la investigación tradicional hecha en esta área era inadecuada. Esa crítica apuntaba principalmente al Realismo Clásico que había sido el “sentido común” de mucho del análisis. Inicialmente APE criticó dos facetas centrales del enfoque tradicional a la estudio de la política exterior: argumentó a favor de una teoría científica, en lugar del recuento empirista de la historia diplomática, y cuestionó, o al menos cualificó, la prioridad analítica previamente asignada al nivel internacional. Esto casi produjo un diálogo de sordos entre APE y la emergente disciplina de Relaciones Internacionales (RI). Los realistas clásicos habían estado argumentando que el nivel internacional era cualitativamente diferente de la política doméstica (Bull 1966), una diferencia que también fue considerada por la razón “¿por qué no hay teoría internacional?” (Wight 1966) en cualquier sentido comparable a la Ciencia Política. Y así el mismo APE no fue inicialmente puesto bajo la subdisciplina de Relaciones Internacionales, sino bajo el brazo de política pública de la ciencia política (Carlsnaes 2002).

En un famoso libro, el cual llegó a ser un parteaguas en este debate, Graham T. Allison aportó la principal base para APE en RI. Su Esencia de la Decisión (Allison 1971) estudió las razones del porqué los misiles fueron instalados en Cuba, porqué los EEUU reacción con un bloqueo y porqué fueron retirados por la URSS. El propuso tres modelos, “lentes analíticos” como los llamó, para el análisis de estas tres preguntas. El primero modelo, denominado “modelo del actor racional”, fue el modelo clásico de RI que concibió al Estado como una caja negra y entendió la política exterior como el ajuste racional al ambiente internacional. Los otros dos modelos agregados al APE para esta historia, se enfocan sobre el efecto de las rutinas burocráticas (“proceso organizacional”) y la negociación política intra-estatal (“política gubernamental”). La totalidad del Análisis de Política Exterior se redefinió como un proceso de toma de decisiones. El libro de Allison permitió la propuesta de un análisis sistémico de política exterior en un ámbito medio, como opuesto tanto a la “historia diplomática” como a la “ciencia” conductivista.

En realidad uno puede seguir el desarrollo del APE a través de los tres modelos del análisis de Allison. La crítica del primero modelo (racional) desafió la división entre teoría internacional y el análisis de política exterior al argumentar que los balances puramente estructurales de poder no pueden decirnos como las decisiones, aún “aquellas racionales”, son hechas. Además, cuestionó los modelos input-output más generales: aún en casos donde la verdadera conducta responde a los alegados imperativos del balance de poder, esto podría haber sido por razones muy distintas de la “acción racional” externamente asumida. El ejemplo central es la decisión de EEUU de imponer un bloqueo naval. Desde de lo externo, parece la decisión racional perfecta: permitió escalar (un bloque es un acto de guerra), aunque en una forma que da tiempo a al otra parte para un retiro digno. Si ninguna reaccion surgiera, aun permitiria una escalada adicional con un ataque. Pero, conforme varía, la decisión sobre el bloqueo en lugar de un “golpe quirúrgico” no dependió de este cálculo racional. El ataque solo fue evitado por una información errónea. En gran medida se basó en una codificación burocrática de los misiles soviéticos como “móviles”. Siendo móviles, el ataque quirúrgico no era capaz de destruir más que el 90% de los misiles soviéticos, dejando los otros para atacar el sur y la costa este de EEUU. Sin embargo, conforme esto varía, “móvil” fue entendido “en días”: el ataque quirúrgico habría sido posible, al menos en principio. Si la codificación habría sido diferente, la decisión menos racional habría sido adoptada.

Aunque este particular detalle ha sido refutado, la lógica del argumento es clara: el mismo resultado puede ser alcanzado por diferentes razones, ya sea para una impecable elección racional o para el efecto no planeado de un procedimiento burocrático estándar en decodificar la información. Simplemente asumir que una consecuencia que corresponde al resultado de una elección racional debe haber ocurrido a causa de esta, es una “falacia genética”. De manera similar, un modelo racional que coloca el proceso de políticas en las cajas negras es enfrentado con el problema de “equifinalidad”: varios pasos pueden conducir al mismo resultado. Y puede ser muy significativo, teórica y políticamente. Es importante conocer, por ejemplo, si la otra parte aumentó las apuestas en un conflicto porque tuvo un plan maestro malévolo o porque se derivó de alguna inercia burocrática. A fin de encontrar lo que “realmente” ocurrió, por ende el análisis necesita necesita abrir la caja negra de la verdadera toma de decisiones, incluyendo también factores que Murillo denomina “idiosincráticos”. Un entendimiento puramente sistémico (y racional) de la política exterior sencillamente no lo hace.

Con la necesidad del Análisis de Política Exterior así establecida, los modelos II y III de Allison dependen de las dinámicas de la inercia organizacional, también como sicológica, incluso de variables cognitivas para comprender la crisis cubana de los misiles (ver el análisis concomitante en Steinbruner 1974). Y así, en su fase posterior, el APE se centró ampliamente en la política burocrática y en las disputas organizacionales, pero también en el rol de las ideas y los sistemas de creencias, sea en el nivel individual, grupal o discursivo.

Ir más allá para hacer una lista de aquellos estudios en las siguientes décadas (para una antología de los principales artículos clásicos, teorías y debates, véase Carlsnaes and Guzzini 2011). Suficiente es decir que esto cubre mucho del mismo terreno. Murillo lo hace en los capítulos iniciales de este libro. Aunque, como él lo advierte, luego de su éxito inicial, el Análisis de Política Exterior también ha enfrentado sus propios problemas. El más significativo fue la extensa explosión de variables que tal enfoque produjo sobre el proceso de toma de decisiones. Allison ya había indicado con la inercia organizacional, los “procesos estándar de operación” y los efectos del “group think”. Después, la agenda de análisis inexorablemene se expandió: si la sociedad es un insumo importante, ¿por qué no incluir el estudio de la prensa, los grupos de interés o en realidad la estructura político-económica doméstica en gran escala? Si los indiviudos juegan un rol, ¿por qué no estudiar su sicología? Apilando un factor sobre otro, el estudio de la política exterior pronto llegó a incluir avanzar “con la casa a cuestas”.

Como resultado, algunos investigadores se concentraron en pequeños, pero investigables, temas, donde un conjunto limitado de variables podrían ser controladas. Este fue generalmente hecho en una clase de marco de política pública, no en Relaciones Internacionales. Otros, principalmente en Relaciones Internacionales, fueron por una ruta más teórica. Si la acumulación empirista de otros factores no fue una estrategia convincente, entonces la decisión sobre en cuáles factores concentrarse tenía que ser derivada de nuestro conocimiento teórico, y en realidad también meta-teórico. El atajo inicial para modelo racional de la caja negra no fue quizás permisivo, pero alguna suerte de ataque sería necesario hacer –y las teorías proveerían la justificación necesaria para esto. De esta manera, APE se unió con los principales debates teóricos en RI. Como Murillo lo plantea, esto incluyó también dos relativamente “recién llegados” en tales debates, más allá del probado debate realismo-idealismo: el debate agencia-estructura y más generalmente las discusiones meta-teórica alrededor del constructivismo, al igual que las teorías de política exterior que estarán nutridas por ellos. Permítame considerar cada uno por separado.

Las meta-teorías se refieren a las teorías que subyacen a nuestras teorías explicativas, las presunciones sobre las cuales las construimos. La agencia-estructura se refiere a un dilema fundamental en las discusiones meta-teóricas (para la discusión en EPA, véase Carlsnaes 1992). Todas las teorías sociales tienen que entender cómo la agencia y la estructura están relacionadas. Los enfoques individualistas ven las estructuras y su cambio como finalmente dependiente de las consecuencias previstas e imprevistas de la acción individual. Los enfoques holísticos ven las estructuras como teniendo una dinámica autónoma que no puede ser entendida como la simple adición de las acciones individuales; en cambio, la agencia está incrustada en y condicionada por el componente material de la estructura, su identidad constituida por su componente ideacional. Ambas de esas soluciones para concebir el problema agencia-estructura son reduccionistas, dado que, por ejemplo, no pueden explicar totalmente la creatividad o las ontologías sociales como el lenguaje. Pero a pesar de muchos intentos para atender el dilema, como en el trabajo de James Coleman (1990), Anthony Giddens (1984) o Pierre Bourdieu (1980), también las mejores teorías sociales mantendrán un cierto sesgo en una u otra dirección.

Una corriente de las teorías que ha tratado de tomar en cuenta estos entendimiento meta-teóricos es el constructivismo. En realidad, el constructivismo no es en sentido estricto una teoría; más bien es un compromiso meta-teórico (Kratochwil 2000; 10), se forma similar al “racionalismo” con el cual a menudo es contrastado. En mi lectura, el constructivismo está basado en tres características (para esta definición veáse Guzzini 2000, Adler 2002). Primero, hace la reinvindicación epistemológica que el significado y por ende el conocimiento es socialmente construido. Es construido, dado que los conceptos son la condición para la posibilidad de conocimiento. Nuestros sentidos no son pasivamente “impactados” por los hechos. La simple identificación de hechos fuera del ruido del entorno es dependiente sobre las nociones preexistentes que guían nuestra mirada al mundo. Se dice que los esquimales tienen muchas palabras más para “blanco” que en otras culturas: ellos literalmente reconocen más hechos. Este conocimiento es además socialmente o intersubjetivamente construido. Los conceptos son parte del lenguaje. El lenguaje no puede ser reducido a algo subjetivo ni objetivo. No es subjetivo, dado que existe independientemente de nosotros en la medida que el lenguaje es siempre más que sus usos individuales y previos a ellos. No es objetivo, dado que no existe independientemente de nuestras mentes y nuestro usuo (el lenguaje existe y cambia a través de su uso). Es intersubjetivo.

Segundo, el constructivismo formula la demanda ontológica que el mundo social es construido. Como en el famoso ejemplo de Searle (1995) acerca del billete, es solo nuestra creencia compartida en que esta pieza de papel siendo dinero es lo que la “hace” dinero. Esta premisa no conlleva que todo lo que hay ahí afuera sea construido. Sino que cubre esa parte de la realidad en la que las ciencias sociales usualmente están interesadas. Por consiguiente, el tipo físico de base para el dinero (papel, tarjetas de crédito, etc.), aunque necesario para hacer dinero, usualmente no es lo más relevante para el análisis social. Es el hecho social o institucional, resultado ontológico de “nuestra producción”.

Tercero, dado que el constructivismo distingue y problematiza la relación entre los niveles de observación y acción, finalmente es definido por enfatizar la relación reflexiva enre los dos compromisos meta-teóricos mencionados. En otras palabras, se centra sobre la reflexibilidad; es decir, sobre cómo la construcción social del conocimiento puede afectar la construcción de la realidad social y viceversa. En el micro-nivel, la reflexibilidad tiene que ver con lo que Ian Hacking llama el efecto de “bucle” (Hacking 1999; 34). Las categorías que usamos para clasificar/nominar a la gente interactúan con la auto-concepción de la gente. Mientras que no hace diferencia a las rocas, nosotros las clasificamo, lo que hace una diferencia para la gente. De ahí que la identificación y la identidad llegan a ser términos cruciales para el constructivismo. En el nivel macro, la reflexibilidad se refeire a “profesías autocumplidas”. Como la investigación inicial sobre la paz había insistido, si la “ley de la jungla” describe mejor o no el sistema internacional, si todos creemos que lo hace, ciertamente llegará a ser vista como tal o será insensible al tratar de cambiarlo (para la relación entre investigación sobre la paz y el constructivismo véase Guzzini 2004). La cuestión en la respuesta acerca de la tesis sobre el “Choque de Civilizaciones” de Samuel Huntington tiene mucho que ver con esta relación reflexiva entre conocimiento y el mundo social. Ya sea o no que las principales líneas de fractura del conflicto realmente tenían que ser pensadas en esta forma, si toda la asumió esto y actuó consecuentemente, el mundo llegaría ser uno de choques inevitables de civilizaciones. Asumiendo que el reclamo sea verdad, nuestras acciones solo producirían la misma realidad que fue mera mente descrita.

Cuando aplicado al estudio de las políticas exteriores, como es hecho por Murillo en este libro, el constructivismo ha llegado a enfocarse sobre las identidades de política exterior constituidas en un ambiente internacional que puede ser formalmente anárquico, porque carece de un gobierno mundial, pero prácticamente representa una sociedad. El constructivismo concibe los actores internacionales como teniendo una personalidad con su historia y memoria colectiva, también como un reconocimiento societal. Esa identidad es constituida por los auto-entendimientos de los actores internacionales (v. gr.Hopf 2002) y por el reconocimiento y la atribución de rol en la sociedad internacional (v. gr.Wendt 1999). Para los constructivistas, está en la base de estos procesos de identificación que podamos entender los intereses de los actores. De ahí que el interés nacional aun es un importante concepto. Pero no puede ser derivado simplemente de algunas presunciones realistas en una estructura internacional material. Los intereses son constituidos en el “imaginario de seguridad” de las élites de política exterior, el depositario de las memorias colectivas y los significados compartidos (Weldes 1999). Solo “una vez que conocemos somos” (o nos gustaría ser), “podemos conocer lo que queremos” (Ringmar 1996; 13). Conocer lo que significa Alemania, tenemos primero tenemos que conocer lo que Alemania significa (para si y para otros). Y así Murillo menciona también los programas de investigación vinculados, tal como acerca de “seguridad colectiva” (v. gr.Mitzen 2006) –es decir acerca de la conducta de política exterior en defensa de una amenaza percibida a la identidad de uno– lo cual es una vía constructivista para entender el verdadero funcionamiento deldilema de seguridad.

Murillo ha escogido este amplio contexto del Análisis de Política Exterior para su estudio comparativo de los pequeños Estados centroamericanos y los tres Estados bálticos. En los capítulos teóricos y en la conclusión, concibe lo internacional en términos de las intersubjetivas “culturas de anarquía”, como Wendt lo llamaría (él lo denomina “cultura sistémica”), en la cual las élites de política exterior dan sentido al mundo y sus roles en este (véase página 314). No desea omitir las claras asimetrías de poder que existen en los asuntos internacionales. Aún así, los factores materiales serán insuficientes para considerar la posición de poder de un país. Y así, en su definición de pequeños Estados, construye un diferente indicador de poder que incorpora también componentes menos tangibles. Entonces este es aplicado para el análisis de los Estados pequeños hacia su hegemón regional, operacionalizado a través de los patrones de votación en la ONU.

Pero también aquí, Murillo inicia a partir de la presunción que no todo está en los recursos, sino que mucho depende de las relaciones ego-alter, la construcción de identidad mutual (para un análisis sobre seguridad regional, inspirado en el constructivismo, véase Buzan & Wæver 2003). Tales relaciones ego-alter pueden tener un larga historia y puede algunas veces empoderar al lado más débil, como en algunas relaciones poscoloniales en donde el antiguo colonizador es considerado adeuda compensación a la antigua colonia, y no puede (esta vez) usar el poder material crudo en las relaciones entre ellos. A la inversa, puede debilitar un Estado pequeño más allá de sus recursos –el denominado “síndrome de Lilliput”– cuando los países más pequeños simplemente asumen (con el realismo) que sus incapacidades militares relativas los condenan a un rol político y diplomático marginal: pertenecer a la periferia comienza en la cabeza de los formuladores de políticas subordinados. No asumir esto ya ayudaría a concebir políticas más activas y una diplomacia mundial quizás más acorde al poder no material y la seguridad no militar. Este libro proveee una base teórica y un recordatorio de bienvenida para esto.

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Introducción

En el complejo mundo de finales del siglo XX y principios del XXI, en el que la frontera entre lo doméstico y lo exterior se ha tornado más difusa; en el que muchos de los fenómenos resultan de la interacción entre actores nacionales e internacionales, estatales y no estatales; y en el que la formulación de políticas públicas no es un proceso limitado a uno de los lados de esa frontera, ni a uno de los tres niveles clásicos de acción (doméstico o individual, estatal e internacional); en cada uno de los cuales se gana “…un entendimiento particular del objeto de estudio” [Neack 2003: 14]),1 la toma de decisiones de política exterior se ha convertido en un objeto de estudio que requiere una visión renovada de cómo los Estados hacen lo que hacen en el sistema internacional y el uso de instrumentos de análisis que permitan un acercamiento válido a los eventos concretos.

Pero, si además el objeto de estudio se refiere a un grupo de países que, prácticamente, han sido dejados de lado en las teorizaciones y análisis de las relaciones internacionales –como es el caso de los países pequeños y débiles– el análisis de su política exterior se torna más interesante y resulta una ardua tarea pendiente. Tarea que sólo se aborda en forma parcial en esta investigación, al analizar la conducta de esos Estados en foros multilaterales bajo la influencia de potencias hegemónicas. Ello quiere decir que se dejan de lado, por razones de espacio y propósitos de este estudio, la consideración de los procedimientos domésticos para la toma de decisiones en las áreas temáticas identificadas en este documento; al igual que el marco institucional de cada Estado objeto de estudio para la formulación de dicha política pública.

El análisis de políticas públicas, por una parte, y de algunas áreas en Relaciones Internacionales (RI),2 por la otra, ha adquirido en las últimas décadas una importancia que no mostró en las primeras fases de desarrollo de ambos campos de estudio. Éstos se vinculan a través de un área que en países pequeños, como los centroamericanos y bálticos, ha sido escasamente estudiada: el análisis de política exterior. Precisamente, tanto en políticas públicas como en RI se encuentran espacios temáticos que mantienen una estrecha interacción, la cual no ha sido observada con detenimiento; se trata de las principales variables en que se fundamenta este trabajo: toma de decisiones, política exterior, contextos multilaterales y países pequeños. A éstas se agregó una, la cual constituye un condicionante fundamental de la toma de decisiones en la política exterior de estos países: el escenario o contexto hegemónico.

Cabe señalar que el desarrollo del estudio de las políticas públicas, de las Ciencias Políticas y de RI, en los últimos años, y el reconocimiento del carácter multidimensional y multinivel de los temas sustantivos de relaciones internacionales (RI), particularmente de la política exterior, han conducido a investigaciones plurimetodológicas. Ello con el propósito de entender y explicar fenómenos pluricausales como los que observo en esta investigación. Sobre todo tras los cambios relevantes generados por el fin de la Guerra Fría (particularmente por la desintegración del bloque soviético), los eventos del 11 de septiembre del 2001 y diversos ataques terroristas (Londres y Madrid, entre otros), las tensiones en Medio Oriente y el auge económico y político de la República Popular China –que se muestra como un posible retador a la hegemonía global estadounidense

Hay que tener en cuenta que el carácter cambiante del sistema internacional y el predominio de las superpotencias (producto del orden anárquico que caracteriza el escenario mundial) ejercen una fuerte influencia que limita la capacidad de acción y la conducta exterior de las potencias intermedias y pequeñas –pero particularmente de estas últimas–.3 Sin embargo, ello no quiere decir que tales Estados carezcan totalmente de poder, pues en ciertas condiciones y circunstancias (internas y externas) pueden superar las restricciones y adaptar, individual o colectivamente, algunas líneas de política exterior independientes y exitosas, al alcanzar las metas propuestas.

Por otra parte, los micro Estados y los Estados pequeños sirven de examen a los enfoques teóricos dominantes en RI, pues no coinciden con todos los aspectos que suponen los modelos, sobre todo en el caso de coaliciones militares y otras presunciones de las teorías realistas y neorrealistas (Lieb 2004), dominantes en la segunda mitad del siglo XX.4 Por consiguiente, el estudio de este tipo de actores internacionales y sus conductas constituyen un reto interesante para la comprensión, por una parte, de la conducta externa de esos Estados y, por otra, de las oportunidades que tienen para satisfacer sus necesidades domésticas a través de su gestión en cuanto agentes en el sistema internacional.

Conviene recordar los tres niveles clásicos de análisis, introducidos por K. Waltz (1970) en la década de 1950 en el clásico El Hombre, el Estado y la Guerra: individual (en mi opinión hoy debe hacerse referencia a local/societal); estatal e internacional o sistémico. Esto es importante porque los Estados operan en esos tres escenarios al formular su política exterior; escenarios interconectados horizontal y verticalmente. Esto se precisa en un capítulo posterior, al demostrar cómo la política exterior es el resultado del traslape de áreas temáticas e intereses entre los citados tres niveles.

Ahora bien, se considera que los países5 micro y pequeños, como los centroamericanos y los bálticos, tienen una serie de limitaciones en la formulación de sus políticas exteriores. Algunas de ellas provienen de la posición que ocupan en la estructura internacional; y otras son generadas por las interacciones con sus vecinos inmediatos –el primer escenario de acción, en un esquema de círculos concéntricos, propuesto por algunos enfoques de RI, como el Neorrealismo–. En el caso particular de Costa Rica, Panamá y Nicaragua, por un parte, y de Estonia, Letonia y Lituania, por otra, ese espacio de interacción está determinado no sólo por la vecindad geográfica, sino por un factor externo que condiciona y determina su capacidad de acción externa: la presencia de una potencia hegemónica; Estados Unidos (EEUU) y Rusia, respectivamente.

Cabe señalar que la presente investigación hace referencia, para construir la propuesta del modelo de análisis de la política exterior en Estados pequeños en un escenario multilateral con presencia de una potencia hegemónica, a países de este tipo; específicamente a Costa Rica, Panamá y Nicaragua en el periodo 1980-2007 y a Estonia, Letonia y Lituania desde 1991 y hasta el 2007. Seleccioné los tres países centroamericanos por las particularidades presentes en su relación con EEUU, que muestran un manejo diferenciado de esos vínculos bilaterales, lo cual genera distintos espacios de maniobra; a pesar de ubicarse en una misma región –el Gran Caribe– considerada estratégica por Washington; por lo que ha aumentado el número de propuestas y programas con un enfoque regional, como el Plan Colombia y la Iniciativa de Mérida. Los tres países centroamericanos seleccionados muestran una relación histórica particular con Estados Unidos, que permite analizar y comparar tres tipos de influencia de una potencia hegemónica sobre Estados pequeños. En el caso de Costa Rica ha habido una relación en la que ha predominado el uso del “poder blando” o “poder suave”,6 en contraste con Nicaragua, en donde la presencia militar estadounidense7 –con excepción del periodo del régimen sandinista– ha sido un factor determinante en las relaciones bilaterales; mientras que durante los gobiernos sandinistas, Washington ha sido un componente esencial de la conducta externa de este país. Respecto a Panamá, el apoyo a la independencia a inicios del siglo XX y el control sobre la Zona del Canal determinó un rol fundamental de EEUU en las decisiones de política exterior del gobierno panameño.

Mientras que en el caso de los Estados bálticos, se trata de países con una historia diplomática entre Europa y Rusia y cuyas relaciones con Moscú muestran características también particulares, que no se presentan con las otras ex repúblicas soviéticas ni con otros Estados pequeños de Europa Oriental y Central. Los vínculos de esos tres países con Europa y su ubicación estratégica, los convierte en un punto neurálgico para los intereses políticos, militares y estratégicos de Rusia; pues ocupan una posición geopolítica clave que controla la salida rusa al Mar Báltico y de ahí al Atlántico Norte.

La selección de estos dos grupos de países permite establecer una comparación entre las experiencias de esos países utilizando, básicamente, la estrategia de análisis de eventos, aplicada a los niveles estatal y sistémico, a través de una comparación controlada y el método de diferencia (Van Evera 1997: 68-9), los cuales se detallan en un capítulo posterior. Por consiguiente, se tienen en cuenta los principios rectores de la política exterior de cada país, según sus planteamientos y argumentaciones; así como sus características en cuanto actores internacionales. Ello incide en la toma de decisiones adoptadas en el marco de la ONU, porque, como señala K. Rai (1972: 589), “…la decisión de voto en la Asamblea General de la ONU es en efecto una expresión de la política exterior.” Mientras que en el nivel internacional utilicé como referentes de esas decisiones la forma en que esos Estados votan en el marco de las Naciones Unidas –específicamente en la AGNU y el Consejo de Seguridad– en áreas de interés o áreas temáticas como: autodeterminación, no intervención, derecho de injerencia, operaciones humanitarias y desarme.

El por qué de esta investigación

El análisis de política exterior, particularmente el estudio de su formulación y de la toma de decisiones, es un área que muestra bastante desarrollo en Estados Unidos y Europa; existen, como se deduce de la bibliografía citada, numerosos trabajos sobre la temática; aunque buena parte de ellos corresponden más a estudios comparativos que a análisis de la conducta exterior de un Estado específico. Asimismo, el estudio de las políticas públicas y de la toma de decisiones muestran un desarrollo académico importante; pero de nuevo muy centrados en esos países, descuidándose el análisis en los países pequeños y en desarrollo, cuyo proceso de formulación de tales políticas resulta particular. Mientras que la cuestión de los Estados pequeños es un asunto no exhaustivamente tratado en RI. Esto deja un área gris en la que converge la política exterior de países pequeños, que coexisten en escenarios dominados por una potencia hegemónica; de ahí la relevancia de investigar sobre un tema que afecta a un grupo significativo de Estados.8

Por consiguiente, considero que no se ha teorizado sobre esa área, generando un insuficiente conocimiento sobre el proceso de formulación de la política exterior, principalmente en la toma de decisiones. Esto dificulta el análisis de situaciones específicas, como, por ejemplo, la decisión de los países centroamericanos de apoyar proyectos de resolución en la Asamblea General de la ONU sobre temas que entran en contradicción con sus principios rectores de política exterior; la posición de los países bálticos en asuntos propios de las relaciones entre la Unión Europea y Rusia; la forma en que deciden votar, en esa instancia de Naciones Unidas, proyectos presentados por las potencias hegemónicas; o el apoyo a iniciativas complejas que crean marcos institucionales generadores de normas y reglas que restringen la conducta de los Estados y pueden conducir a sanciones impuestas por Washington –caso de Costa Rica y otros países pequeños–. Incluso, el Departamento de Estado está obligado por la sección 406 de la ley 101-246 a presentar un informe anual sobre la forma en que votan, en las organizaciones internacionales, los Estados que reciben apoyo financiero o técnico de EEUU a efecto de determinar la continuidad de la ayuda.

Tal teorización, a través de un análisis multinivel y multifacético que permita incorporar las complicadas fuentes y naturaleza de esta política (Neack 2003: 203), se hace más urgente en la medida que los fenómenos se tornan más complejos por la interacción entre lo local y lo global. Ello porque, como señala L. Neack (ibíd.), la política exterior “…es formulada y conducida en complejos ambientes domésticos e internacionales”, al mismo tiempo que “…resulta de coaliciones de actores y grupos domésticos e internacionales interesados”; Por consiguiente, los temas de su agenda frecuentemente “…son incorporados o retirados, reflejando las fortalezas de varias partes y sus preocupaciones particulares.”9 Es decir, la política exterior resulta de la interacción entre los escenarios interno y externo del Estado y de un juego de intereses entre actores y coaliciones de éstos ubicados en esos dos ámbitos, lo cual se puede observar, sobre todo, a través de la construcción de la agenda de esa política; entonces, uno de los aspectos clave en el análisis de la política exterior es reconocer los elementos y factores internos y externos que condicionan la formulación de la política y el juego de intereses entre los actores participantes, según los temas y áreas temáticas que dominan la agenda.

La existencia de un modelo teórico que permita a los analistas de política exterior estudiar las decisiones y, en general, las políticas que se gestan en los ministerios de relaciones exteriores de países pequeños, constituye un valioso aporte a la comunidad científica nacional e internacional. Sin la incorporación de estos aspectos, al igual que los provenientes de otros niveles de acción, el retrato de esta política será incompleto, y como señala Neack (ibíd.: 205), una “tarea enorme” sobre la cual se ha avanzado muy poco, que ha sido complicada por las repercusiones de la globalización,10 al generar mayores niveles de interdependencia entre Estados, gobiernos y otros actores subestatales; y al crear un espacio interméstico y políticas transmésticas que requieren una observación particular.

Es necesario tener en cuenta que los que toman decisiones, en general, recurren a creencias, generalizaciones y predicciones para adoptar un curso de acción y formular una política, por lo cual requieren el uso de la teoría, que les permite sistematizar la información para tomar una decisión. La cuestión es si lo hacen conscientemente o sólo parten de generalizaciones con poco grado de sistematización y mayor empirismo. Esto a pesar de la complejidad del mundo de hoy. De acuerdo con F. Chernoff (2005: 1) “los formuladores de políticas requieren de creencias acerca de cuáles resultados probablemente se produzcan en el futuro a partir de una decisión tomada en el presente, y tales creencias requieren de teorías”; y agrega sobre este aspecto: “Los formuladores requieren, en una forma u otra, cálculos o creencias racionalmente justificables acerca del futuro. Porque los cálculos deben ser racionalmente justificables, ellos requieren de teorías” (ibíd.: 5). Por consiguiente, “la predicción llega a ser una clave en la formulación de la política exterior” (ibíd.: 2); de ahí la necesidad de contar con teorías orientadas a explicar y entender ese tipo de política pública. Sin embargo, cabe advertir que, como señalo más adelante en este trabajo, es posible encontrar situaciones en donde los decisores usan suposiciones elementales –más por su propia experiencia e intereses individuales que por un proceso racional– y aceptan presiones sin valorar los resultados de su decisión.

Conforme las situaciones se tornan más complejas, las decisiones igualmente se vuelven más complicadas; ello hace necesarias teorías complejas por parte de los decisores (ibíd.: 7). Por lo tanto, en el caso de los formuladores y decisores de políticas, particularmente de la exterior, “el procedimiento racional es hacer uso de lo que es conocido y, dependiendo de la urgencia y de los recursos disponibles, construir una teoría básica o proto-teoría para guiar la decisión” (ibíd.: 15).

Ello adquiere mayor relevancia por los acelerados cambios que están ocurriendo a lo largo de la frontera entre lo doméstico y lo internacional (Rosenau 1997) y el replanteamiento de los procesos tanto en lo interno como en lo externo de los Estados. En ese sentido, J. Kaarbo, J. Mantis y R. Beasley (2002: 2) señalan:

Es precisamente porque los Estados están experimentando desafíos y transformaciones interna y externamente que el análisis de la política exterior es importante. El análisis de política exterior como un área distinta de investigación conecta el estudio de las relaciones internacionales (la forma en que los Estados se relacionan entre sí en política internacional) con el estudio de la política doméstica (el funcionamiento de los gobiernos y las relaciones entre individuos, grupos y gobiernos). Porque la mayoría de las teorías de relaciones internacionales están principalmente vinculadas con la conducta estatal, el estudio de las relaciones internacionales incluye las explicaciones de la política exterior. Estas teorías, sin embargo, se centran en el ambiente externo como la explicación primaria o singular de por qué los Estados hacen lo que hacen en asuntos globales. Aquellos que estudian la política exterior ciertamente trazan sobre estas teorías, como serán discutidas en forma resumida, pero también miran dentro del Estado por una explicación adicional. Estas teorías, sin embargo, tienden a explicar el funcionamiento del Estado o el sistema político y las políticas domésticas que son escogidas –raramente comentan acerca del efecto de políticas internas sobre la política exterior de los Estados.

F. Chernoff (2005: 15) advierte que en el caso de los especialistas y analistas de política exterior el compromiso es “…identificar áreas en donde los decisores tienen que adoptar decisiones importantes en ausencia de buena evidencia para apoyar las declaraciones condicionales de expectativas (v. gr., predicciones), entonces las teorías de RI reconocerán tales áreas como pendientes de desarrollo futuro.” Es decir, los tomadores de decisiones en materia de política exterior de países pequeños escogen los cursos de acción recurriendo a creencias, proto-teorías, pre-teorías o teorías, estén o no conscientes de ello; cuando lo apropiado frente al complejo mundo de inicios del siglo XXI es que tuvieran conciencia de cuáles son sus creencias, expectativas y predicciones que utilizan para formular una política pública. Sobre todo porque los recientes cambios en el sistema internacional constituyen desafíos para los responsables de la política exterior, al igual que para los analistas de esta clase de política (Kaarbo, Mantis & Beasley 2002: 1). Así, el análisis de la política exterior de este tipo de países constituye un aporte que beneficia a esos decisores en su tarea de comprender el proceso que desarrollan.

Originalmente esta investigación constituyó la disertación doctoral en el programa Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Costa Rica, y se justificó no sólo en función de entender las condiciones particulares de la formulación de la política exterior en países pequeños bajo contextos hegemónicos; sino que significa un aporte al acervo de conocimiento de los especialistas en política exterior –considerada una “disciplina puente”– y una contribución al crecimiento de dos disciplinas: Relaciones Internacionales y Políticas Públicas. Sin embargo, debo advertir que esta versión la revisé y amplié en algunos aspectos específicos; en particular sobre las votaciones en la AGNU durante los años 2008, 2009 y 2010 (periodo de sesiones, por lo que incluye resoluciones de 2011).

El problema y los objetivos del estudio

El problema central de investigación refleja la necesidad de identificar los elementos y factores que intervienen en la toma de decisiones de un tipo particular de política pública: la política exterior; centrada en el caso de países pequeños –una condición que no está suficientemente desarrollada por la mayoría de las teorías de RI, pero que caracteriza a un buen número de actores estatales en el sistema internacional–, los cuales ven limitado su espacio de acción externa por la influencia de una potencia hegemónica, en aquellas áreas temáticas en donde se traslapan o convergen los intereses de los países pequeños y de esa potencia. En este sentido, hay cuestionamientos básicos que corresponden al por qué un Estado adopta un curso de acción y cómo lo adopta; si lo hace a partir de su autoimagen o de la posición que ocupa en la estructura internacional. Ello requiere encontrar regularidades y modelos comprensibles que permitan explicar y entender la política exterior de Estados pequeños en un contexto hegemónico. De esta forma es posible generar entendimientos y predicciones de los fenómenos que contribuyen a la fase decisional en esa materia; pues, como he indicado, el conocimiento general del proceso de formulación de una política puede utilizarse para anticipar o prever acciones futuras.

El problema de investigación lo resumo en los siguientes términos: ¿cuáles cursos de acción y cuáles criterios utilizan los Estados pequeños para adoptar las decisiones de voto en entornos multilaterales, como la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones, en áreas temáticas sensibles para las potencias hegemónicas, quienes definen las principales normas y reglas en marcos institucionalizados?

Identifiqué una serie de subproblemas que permitieron ahondar sobre aspectos específicos de la pregunta de investigación. Entre ellos –y sin que se trate de un listado exhaustivo– se citan los siguientes:

• ¿Qué caracteriza y cuáles son las condiciones para la toma de decisiones de política exterior en un escenario multilateral con la presencia de una potencia hegemónica?

• ¿Cuáles son las principales razones que argumentan las potencias hegemónicas para influenciar la conducta exterior de países pequeños?

• ¿Qué factores domésticos y externos inciden en el proceso de la toma de decisiones en entornos multilaterales de esa política en los países pequeños?

• ¿Cuáles son los principios rectores, auto-imágenes y roles de la política exterior de los países pequeños?

• ¿Depende la influencia sobre los Estados pequeños por parte del hegemón de la importancia estratégica que tenga el área de interés para la potencia hegemónica?

En la investigación la unidad de análisis fue: toma de decisiones en áreas temáticas de interés mutuo. Como subunidades de análisis utilicé las siguientes: características estatales; niveles de interacción; normas de conducta en la ONU; y percepción de los representantes estatales en eventos específicos.

El periodo que abarca este estudio es de 1980 al 2009 para los países centroamericanos, lo que permitirá apreciar si hubo cambios por el fin de la Guerra Fría; y de 1991 al 2009 para el caso de los países bálticos, pues aquél corresponde al año de ingreso a la ONU.

El propósito principal u objetivo general que formulé, a partir del análisis empírico de eventos en áreas temáticas específicas en los que intervienen los países seleccionados –en el marco de la ONU–, fue identificar regularidades y elementos comunes en la toma de decisiones en áreas de interés de la política exterior de Estados pequeños ubicados en contextos hegemónicos. Como áreas de interés, en donde convergen los objetivos de la potencia hegemónica y los Estados pequeños se seleccionaron las votaciones y debates en instancias de las Naciones Unidas –particularmente la Asamblea General y el Consejo de Seguridad en donde participan los Estados objeto de estudio– respecto de: autodeterminación, no intervención, derecho de injerencia, operaciones humanitarias, desarme y temas de derechos humanos.

A partir del objetivo general planteé como objetivos específicos de la investigación los siguientes:

• Caracterizar las doctrinas de política exterior vigentes de las potencias hegemónicas y de los Estados pequeños en las áreas objeto de estudio.

• Descubrir los principales factores condicionantes que operan en un escenario hegemónico.

• Reconocer los principios rectores, la autoimágenes y los roles de la política exterior de los Estados objeto de estudio.

• Caracterizar a los países pequeños en calidad de actores internacionales y sus limitantes en la formulación e implementación de la política exterior, con énfasis en la dirigida a las organizaciones multilaterales, como la ONU.

• Identificar elementos comunes y regularidades en los argumentos de los Estados pequeños en temas que resultan de interés para las potencias hegemónicas.

• Proponer un modelo inicial para el análisis de la toma de decisiones de política exterior de países pequeños en entornos hegemónicos y en organismos intergubernamentales multilaterales.

De esta forma logré un acercamiento a la comprensión de la naturaleza, dinámica y condiciones de la toma de decisiones sobre política exterior realizada por Estados pequeños en el marco de foros multilaterales –uno de los recursos diplomáticos con que cuenta ese tipo de países para contrarrestar su debilidad en cuanto potencias y ampliar su espacio de maniobra en un mundo dominado por las grandes potencias, especialmente las de naturaleza hegemónica– y las limitaciones externas que enfrentan al interactuar en escenarios dominados por hegemones, por el restringido rango de instrumentos disponibles para implementar los cursos de acción seleccionados; especialmente en aquellas áreas temáticas de interés estratégico para estas potencias.

Estructura de la obra

La temática desarrollada en este trabajo la abordo a partir de los antecedentes y marco conceptuales de la política exterior y un marco teórico constituido por dos pilares: constructivismo social y sistemas políticos penetrados, según una revisión de la extensa literatura que se ha publicado sobre esta temática, lo cual se presenta en el capítulo primero, que incluye una sección sobre las consideraciones metodológicas. A continuación formulo una aproximación a una teoría de la política exterior, en cuanto política pública y según los aportes del campo de estudio del análisis de política exterior, cuyos principales aspectos se muestran en el capítulo segundo.

En el tercer capítulo hago referencia a la política exterior de las potencias hegemónicas, teniendo en cuenta los elementos característicos de este tipo de actores internacionales; además, incluye un resumen de los principales aspectos de la política exterior de Estados Unidos y Rusia. Y posteriormente presento un análisis de los Estados pequeños y de las grandes potencias, en un intento por caracterizarlos, a partir de la literatura que se ha publicado sobre estos actores internacionales; sin embargo, la parte medular del cuarto capítulo es la propuesta de un índice de potencias para clasificar a los Estados según sean superpotencias, grandes potencias, potencias intermedias, Estados pequeños y micro Estados.

En el capítulo quinto y último analizo las decisiones de voto de los Estados pequeños objeto de estudio en el marco de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, en comparación con las de las dos potencias hegemónicas.

Agradecimientos

En un trabajo de investigación como el presentado en este documento, sobre todo cuando se trata de una disertación doctoral a la que se le hacen cambios y revisiones, se cuenta con la colaboración de numerosas personas en las distintas etapas; sobre todo para la recolección de material bibliográfico y para la definición de algunos conceptos básicos para el abordaje del objeto de estudio. Por ello, a riesgo de no mencionar a todas las personas que brindaron aportes valiosos, cabe expresar un sincero agradecimiento al Dr. Constantino Urcuyo Fournier, quien no sólo fue el director de tesis sino un guía importante en los momentos claves, a los doctores Luis Garita Bonilla y Jorge Cáceres Prendes, miembros de la comisión asesora, por sus observaciones a lo largo del trabajo de análisis. Al doctor James Rosenau y doctor Maurice East, ambos profesores de The George Washington University, por su permanente disposición a atender mis consultas desde las primeras fases de planteamiento del proyecto de investigación. Al MSc. Ricardo Borge de León, ex funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua, por su apoyo y comentarios en los distintos momentos de la investigación. Al embajador Giancarlo Soler Torrijos, representante permanente adjunto de la misión diplomática panameña en Naciones Unidas, pues sus comentarios y orientaciones fueron de gran utilidad para entender la dinámica de la Asamblea General de la ONU. Mi sincero agradecimiento a Gabriela Sánchez Carmona, asistente del doctor Urcuyo Fournier, por su permanente apoyo y preocupación para que los informes y reportes estuvieran disponibles en el momento propicio. Al doctor Jean Pierre Brossard, profesor de la Universidad de Guadalajara, sin cuyo apoyo y gestión no hubiera sido posible esta publicación. Asimismo un reconocimiento al director de la Escuela de Relaciones Internacionales, doctor Alexander López, y al director del Centro Regional de Estudios Internacionales, MSc. Manuel S. Espinoza, por el decidido apoyo para hacer efectiva esta publicación. En el caso de los otros países objeto de análisis recibí el aporte de especialistas quienes proveyeron información básica y bibliografía sobre el objeto de estudio. A todas las personas que de una u otra forma colaboraron, algunas en la fase preliminar de formulación de la propuesta de investigación y otras en la etapa de edición y publicación, muchas gracias y mi profundo reconocimiento.

Capítulo 1

Política exterior: una aproximación al marco conceptual

En un escenario sujeto a profundas contradicciones, asimetrías relevantes y caracterizado por un orden o una estructura anárquica,11 que genera incertidumbre, el estudio de la política exterior de países pequeños en contextos multilaterales y bajo influencia hegemónica, debe considerar múltiples factores y variables que inciden en la formulación y la toma de decisiones de esa política. Difícilmente el análisis se puede limitar a los enfoques teóricos clásicos de RI que consideran una realidad dada, caracterizada por el conflicto permanente y la confrontación en términos de recursos materiales, la clásica visión hobbesiana del Estado de naturaleza y la lucha de poder en función de los planteamientos de Tucídides y Maquiavelo –considerados los padres del Realismo Político en política internacional–.12 En un mundo, dominado por la anarquía, en el que el recurso del poder militar por parte de los Estados, incluso de las superpotencias, está cada vez más regulado por normas internacionales, no resulta apropiado centrarse en concepciones de política exterior restrictivas como las propuestas por el Realismo Clásico o el Realismo Estructural –más conocido como Neorrealismo–, o por la idea que lo endógeno determina lo exógeno, que proponen algunas tesis del Internacionalismo Neoliberal.13 Es decir, la conducta externa de los países no se fundamenta sólo en recursos tradicionales del poder,14 sino en la interacción con otros actores internacionales –estatales y no estatales, sobre todo las organizaciones internacionales– y en la cosmovisión que tengan del sistema internacional; lo cual implica una construcción colectiva de la realidad y un escenario determinado por la interacción entre el agente y la estructura.

Lo anterior se manifiesta tanto en el desarrollo conceptual que muestra el análisis de política exterior –en cuanto política pública–, como los estudios sobre Estados pequeños, marcos institucionales internacionales y contextos hegemónicos; al igual que en la evolución de las teorías que constituyen los pilares para desarrollar un enfoque que permita abordar el objeto de estudio de esta investigación. Por lo tanto, en este capítulo hago referencia a los antecedentes de las áreas citadas y en el siguiente se resumen los principales planteamientos de las teorías que permiten explicar y entender la dinámica de la política exterior en contextos multilaterales bajo influencia hegemónica; además de formular el marco teórico que servirá de referente para abordar el objeto de estudio. Asimismo se detallan los aspectos metodológicos de la investigación.

Contextualización, antecedentes y el referente conceptual