Por los grises - Agustina Garber - E-Book

Por los grises E-Book

Agustina Garber

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Beschreibung

Este libro es una invitación a valorar los matices de la vida, alejándonos de las posturas extremas que tanto dominan el discurso actual. En lugar de ver el mundo como blanco o negro, se propone explorar la vasta gama de grises que define nuestra existencia cotidiana. A través de microrrelatos, busca destacar la riqueza de lo intermedio: los gestos simples, los silencios cargados de sentido, y las decisiones tomadas desde la reflexión más que desde la rigidez. La autora reivindica el punto medio como un espacio donde puede habitar la empatía, la flexibilidad y la autenticidad. Elegir no posicionarse en extremos no implica tibieza, sino una forma profunda de pensar, de dudar, de sentir con libertad y sin imposiciones. Rechaza las falsas dicotomías que dividen y polarizan, y abraza la complejidad del ser humano, reconociendo que entre A y B hay un universo posible. Vivir entre los extremos, sin dejarse arrastrar por ellos, es visto aquí como un acto valiente y profundamente humano. Desde ese lugar, donde el pensamiento se toma su tiempo y se respeta la diversidad de miradas, es donde se puede realmente respirar. El libro concluye con una pregunta abierta, apelando a quienes también desean ese espacio de reflexión y honestidad.

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Seitenzahl: 117

Veröffentlichungsjahr: 2025

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AGUSTINA GARBER

Por los grises

Garber, Agustina Por los grises / Agustina Garber. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6279-1

1. Relatos. 2. Experiencias Personales. I. Título. CDD A860

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice

Dedicatoria

Prólogo

Introducción a la lectura escrita por Ezequiel Garber

¡Ay, abuela!

A tus 15

Abrazando la convivencia

Absurdez hiperbólica

Agustina desde Argentina.Esto no es Hiroshima

Aprender no es un ritual

Biografía no autorizada de mi madre

Cara o cruz

Caras tapadas

De ser tan amable, ¿te sentarías conmigo?

Deseante

El aliento

El mayor narciso que he conocido

El octavo granadero

El protagonista

Elocuente amor artificial entre papel picado

Elogio a mi hermana que está de viaje y se la extraña

De estancia solitaria a la ciudad junto al mar de Alfonsina y mi mamá

El informe amoroso del laboratorio N.º 69

Introducción a la lectura escrita por Ezequiel Garber

Esos raros peinados nuevos

Hasta el reloj acierta dos veces por día

Hay que ver la oratoria que tiene la zapatilla de mi papá

Hoy

La casa encantada

La maravilla

Bienvenidos

Boludos los que lo creían boludo

El hombre que cantaba perfume

La tormenta perfecta

La última ilusión de un hombre sin ilusiones

Llorar no es para los débiles

Más que sueño, pesadilla

Milagro sobre la nieve

Misma cara de dos monedas

Nuestro propio vuelo

Ojos que brillaban

Sueño con ese día

Un perfume llamado concubinato

Vos o yo

Teratoma

¿Te gustaría tener a tu lado una mujer que se desviva por la gente?

Yo contigo

Raspaban las piedritas que cuidaban a la familia

Dedicatoria

Para mis amigos y compañeros, seres únicos, generosos y maravillosos que hacen cada día más mágico. A quienes agradezco profundamente haber encontrado, y con quienes aprendo y crezco a la par en nuestros pasos. A mis amigas, tanto las de siempre como las que vendrán, las que viven lejos y las que están cerca, siendo un ejemplo para mí y para el mundo entero.

Para Laura J., referente notable, mujer fuerte. Y para Fanny, una madre para ella y casi una para mí. Para todo el grupo de narración creativa de Ioná, que me ha apoyado, amado y enseñado tanto. Para Norma, que nos ha educado. Perfecta maestra. Para Lau Spina, Sole y Yoly, especialmente.

Para mis primas de sangre, que son amigas: Milenka, Belén, Natalia y Pamela. Para mi primo Luciano del Chaco, Nicolás, Federico, Gabriel y Jonathan. Para todos aquellos que lidian con estos libros y mis palabras, que a veces fallan, pero que, aun así, me confirman que hallar en ellas —quizás— o contagiar alguna chispa, vale la pena. Que Dios nunca me dé cordura, pues disfruto cada momento de esta preciosa locura.

Para Lio y Manu, amigos valientes, de los más elocuentes. Divertidos, confiables, fieles y, sobre todo, admirables. Para Laura Esquivel. Conocerte, entre el caos, fue clave y elocuente, cual cascabel. Me has enseñado enormemente en quién se debe confiar y en quién no, aunque eso genere confusión: la difícil cuestión de aprender a fiar a ciegas y errar.

Para Matías Domínguez, cuya escuela constante y entereza me han sido fundamentales. Lo mismo para Ari Kertzman. Para Heidi y su amiga Patri, especialmente por su paciencia. Para Mariana Retes, de las más hermosas marplatenses, y su familia. Para Marce Dozetas y Jenni Teper, por convocarme y pensar en mí, brindándome sus espacios y en mi confiando. De igual modo para Ari y Cami de “Mi refugio”. Para Pablo Latorre, por confiar en mi para la realización de sus libros.

Para Zeta, siempre presente. Para Gretchen Kraus, Lau Litvinoff y Cristian Arlia Ciommo. Para Judith Elkes, de Arúm Producciones, y Lu Mochulske. Para Javi Romaní, Mati Grether y Mati Alarcón, amigos virtuales. Para Gabi Cardozo, cebador de los mejores mates correntinos, quien me abrió las puertas de la política. Para Mario Areta y Gusti Buchiniz, Para Pepi, quien fue fundamental ayudándome a cumplir uno de mis sueños. El mismo sueño en el que participaron Jorgelina, Verónica, María, José, Federico, Claudio y Susana. Les agradezco enormemente.

Para Sol Luchetti y Bauti, que siempre iluminan. Para Gi, Andre, Mai, Romi, Soni, Bar, Den, Jesi, Delfi, Fla, Gabi, y es que son tantas. Para Sol y su abuela Bea. Para Barbi Dercye, a quien le estoy tan agradecida por ser de las personas más generosas. Igual que mi amiga Luli Fernández. Agradezco a Grace Perviú por su profesionalismo y las fotos en las que me inmortalizó.

Para Mar y Fio. Para Ari Campero. Para Crix y Marcelo, los mejores amigos y tatuadores del mundo. Para Hugo Lozada. Para Adrián Moscovich. Para Diego Rubinsztein. Para Seba Alperin. Para Diego Radivoy, el mejor productor. Para Ale Schujman, psicólogo y escritor. Para Juan Tonelli, Flor Alifano y Sergio Feler.

Para Alejandro Pérez, por sus años de amor, y por su papá, Ramón, a quien aprecio tanto. Y Neli, su mamá. Auténtica madre misionera, un ejemplo.

Y, por supuesto, para mis hijos. Siempre.

Para mis hermanos, mis padres y mi zeide.

Muchas veces me encuentro pensando que mucho (o todo) de lo que hago, está totalmente enraizado y destinado a mis hijos y mis padres. Sí, todo por y para esos cuatro seres.

Los amo a todos, desde lo más profundo del corazón y con todo lo que en cuestión de amar se puede.

Prólogo

Este libro es un tributo a lo que se encuentra en el medio, a esa vasta gama de grises que define nuestra existencia. En un mundo donde, a veces, las posturas extremas parecen dominar cada conversación, olvidamos que la verdadera riqueza de la vida se encuentra en los matices. No todo es siempre blanco o negro, para mí, entre esos dos polos existe un universo entero de aprendizajes, de momentos sencillos, de silencios elocuentes y de decisiones que nos definen sin caer en lo excesivo o exagerado.

La intención de estos microrrelatos es invitar a explorar las sutilezas de lo cotidiano, a comprender que el equilibrio no reside en elegir un lado, sino en encontrar la belleza de los intermedios, porque, en el medio, en esa gama de colores, podemos descubrir lo que realmente nos une: la humanidad compartida, la reflexión, la posibilidad de cambiar sin perder nuestra esencia. El ser flexibles.

Personalmente, es un desafío aprender a vivir entre los extremos, no dejarnos atrapar por la intolerancia y, en cambio, abrazar la complejidad y el matiz de lo que somos. Quizás al final, lo que importa no siempre son los límites, sino todo lo que hay en ese hermoso, incierto y fascinante espacio entre ellos, sin bastardear lo que incomoda ni desvalorizarlo, sin imponer falsas dicotomías —o estás conmigo o estás contra mí, o me amas o me odias—, sin polarizar el pensamiento, dando lugar a la reflexión, a la evaluación de las alternativas, a realizar el trabajo —tan humano— de pensar y elaborar nuestras propias ideas.

Al menos yo no quiero tener que elegir solo entre A o B, sin darme lugar para los matices, donde nada exista en el medio, porque desde ese lugar se hace difícil la empatía para con los otros, con sus ideas y sus puntos de vista. Elijo el punto medio, donde no me condenen las voces de otros, donde no me empujen a los extremos, a lo rígido ni a los polos opuestos. Deseo el punto medio desde el cual poder pensar, sentir, elegir y habitar la duda. No quiero vivir constantemente en los bordes, ni en lo impuesto, ni ser la que grita más fuerte. Tampoco quiero ser sumisa. Necesito estar donde el pensamiento se toma su tiempo, en esa preciosa gama de los grises. Ahí, en ese espacio honesto, respiro. ¿Quién más respira conmigo?

Introducción a la lectura escrita por Ezequiel Garber

Eran solo un par de córneas; cada una encerrada en su globo ocular, en su frasquito de plástico, con sus algodones. La cara a la que habían pertenecido estaba amarilla, chupada. El cáncer había hecho un trabajo notable. Un cuerpo de 35 años parecía de 70. Cuando aparece esa enfermedad, las córneas son lo único que puede procurarse para donación. Dos personas, dos vidas, comenzarían a ver con los ojos de ese chico truncado sin motivo aparente. El oftalmólogo guardaba sus herramientas con movimientos mecánicos y elegantes. Hacía esta operación varias veces por semana. Afuera, los padres del chico seguían llorando. Se colaba algún que otro sollozo por las grietas de la puerta. Sabían lo que estaba pasando adentro; de a poco, tomaban contacto con lo terrible y definitivo. Aquello que, en las últimas semanas, no había dejado lugar para ninguna otra cosa: la muerte de su hijo. De aquella certidumbre que la vida tenía, al menos, la decencia de ahorrarles un dolor como este. De que a ellos no podría tocarles. Todos creemos lo mismo, hasta que nos pasa. Y no tenemos a quién echarle la culpa, con quién descargarnos. Algunos lo harán consigo mismos, dejándose morir lenta o rápidamente. Otros se aferrarán a la ilusión de emerger del otro lado del dolor, aferrados a un tronco que flota en el océano.

Lamentablemente, también estoy habituado a todo esto. Sé que cuando termine mi guardia me olvidaré de este chico y de estos padres que lloran. También creeré que la vida no puede portarse tan mal conmigo y los míos, con mis sueños e ilusiones. Pero el oftalmólogo también se llevará mis córneas uno de estos días, y otro como yo reflexionará sobre la paradoja.

¡Ay, abuela!

Abuela: —Mi querido nieto, ¿sabés qué es la sexualidad?

Adolescente: —¡Ay, no! ¿Vamos a hablar de eso, abuela? ¿Y ahora?

Abuela: —¡Claro que sí! Es importante que estés informado. La sexualidad es como una receta de cocina: necesitás los ingredientes adecuados y seguir las instrucciones...

Adolescente: —¿En serio, abuela? ¿Estás comparando el sexo con cocinar?

Abuela: —Bueno, pensalo. Si mezclas los ingredientes incorrectos en la cocina, terminás con un desastre. Lo mismo pasa en el sexo: hay que mezclar las emociones adecuadas.

Adolescente: —Vaya analogía, abuela...

Abuela: —Además, recordá que la comunicación es clave, como cuando seguís una receta y tenés que preguntarle a tu madre si podés usar el horno. Debes pedir permiso como un caballero educado y cuidadoso. Así debes ser.

Adolescente: —Supongo que preguntarle a mi pareja si está lista es como pedir permiso para prender el horno...

Abuela: —Exactamente. Y no olvides protegerte, como cuando usas guantes en la cocina. ¡Los condones son tus guantes de seguridad!

Adolescente: —Abuela, esto se está poniendo muy extraño...

Abuela: —Pero divertido, ¿no? Recordá que la sexualidad es algo natural y no debes tener miedo de hablar sobre eso. Ni conmigo, ni con tus padres, ni con tus pares.

Adolescente: —Tenés razón, abuela. Gracias por esta charla tan... única.

Abuela: —De nada, tesoro. Ahora andá y preparate para el mundo culinario de la sexualidad. ¡Y no olvides lavarte las manos!

Adolescente: —Abuela, ¿qué pasa si no quiero cocinar en absoluto?

Abuela: —¡Ay, querido! La cocina es solo una metáfora. Lo importante es que entiendas la importancia de la intimidad y el respeto en las relaciones. Es algo natural, común y humano.

Adolescente: —Entendido, abuela. Pero, ¿qué tal si prefiero hacer un pícnic en lugar de cocinar?

Abuela: —¡Claro! Entiendo a lo que te referís. Creo que la clave es que elijas tu propia aventura culinaria y te asegures de que todos los ingredientes estén frescos y apetitosos. Estate siempre atento a sentirte cómodo, a poder elegir cuándo, cómo, dónde y con quién.

Adolescente: —Gracias, abuela. Siempre encontrás la manera de hacer que estas charlas sean menos incómodas. Me hacés poner colorado y transpirar, pero de verdad lo valoro y te lo agradezco mucho.

Abuela: —Eso es lo que las abuelas hacen, cariño. Estoy aquí para guiarte y hacerte reír mientras aprendés. También para entenderte, escucharte y aconsejarte, aunque sea de otra generación.

Adolescente: —Abuela, ¿y qué pasa si me siento incómodo hablando de sexo?

Abuela: —Es normal sentirse así, pero recordá que es relevante tener una comunicación abierta y honesta con tu pareja. Lo importante es encontrar a alguien con quien te sientas seguro y cómodo hablando de estos temas. Es realmente sustancial, espero que lo sepas.

Adolescente: —Supongo que tenés razón, abuela. Gracias por ser tan comprensiva.

Abuela: —Siempre estaré acá para vos. Y recordá que no hay preguntas estúpidas cuando se trata de tu salud y bienestar sexual. Hablando así, ¡parezco una sexóloga! Me hubiese gustado serlo. ¡Que no me escuche tu madre!

Adolescente: —Tendré en cuenta todo lo que hemos hablado, abuela. Gracias por todo.

Abuela: —De nada, mi amor. Ahora sí, andá y conquistá el mundo, pero por favor no te olvides de llevar siempre con vos tus guantes de seguridad. Y si no te agradó o convenció el contraste con la cocina, tengo bajo la manga para la semana que viene, la comparación entre la sexualidad y los animales del zoológico. Mi propia abuela solía decirnos a mis hermanas y a mí que el único interés y objetivo de los hombres era, es y será “mojar la lombriz”.

Adolescente: —Abuela, no, por favor. Así está bien. Te amo.

A tus 15

En poco tiempo vas a vivir tu primera gran historia de amor y te aseguro que es lo peor que te va a pasar en la vida… o lo mejor.