Primera y Segunda carta a los Tesalonicenses - Gordon Donald Fee - E-Book

Primera y Segunda carta a los Tesalonicenses E-Book

Gordon Donald Fee

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Beschreibung

 Un comentario bíblico actualizado sobre las cartas de Tesalonicenses, detallado versículo a versículo con reflexiones teológico-prácticas sobre el significado del texto en nuestra actualidad. Desde hace tiempo, Gordon Fee es uno de nuestros mejores estudiosos del Nuevo Testamento. Sus numerosos trabajos en este campo, incluyendo algunos buenos comentarios, le han convertido en un experto muy respetado en la materia. Por lo tanto, siempre vale la pena obtener cualquier obra nueva de Gordon Fee, como este premiado comentario de 1 y 2 de Tesalonicenses.   En este comentario de 1 y 2 de Tesalonicenses, Gordon Fee se propone ante todo ofrecer una nueva exposición del texto de 1 y 2 Tesalonicenses. Muestra al lector lo que hay en el texto bíblico, lo que el texto significaba en el primer siglo y lo que significa ahora. Fee revela la lógica de cada argumento o narración antes de pasar a los detalles de cada versículo, y concluye cada sección con una reflexión teológico-práctica sobre el significado del texto hoy. Entre otras cosas, Fee explora el motivo de la escritura de cada epístola, devolviendo a 2 Tesalonicenses el lugar que merece como compañera de pleno derecho de la primera carta, en lugar de ser una mera comparsa de 1 Tesalonicenses.   

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PRIMERA Y SEGUNDACARTA A LOS

TESALONICENSES

Gordon D. Fee

Editorial CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 VILADECAVALLS

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

http://www.clie.es

© 2009 por Gordon D. Fee. Publicado en inglés bajo el título The First and Second Letters to the Thessalonians por Wm. B. Eerdmans Publishing Co., Grand Rapids, Michigan.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)».

© 2022 por Editorial CLIE, para la ediciуn en espaсol.

PRIMERA Y SEGUNDA CARTA A LOS TESALONICENSES

ISBN: 978-84-18810-67-1

eISBN: 978-84-19055-52-1

Comentarios bíblicos

Nuevo Testamento

ÍNDICE GENERAL

Prefacio

Abreviaturas

Bibliografía

PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES

INTRODUCCIÓN A 1 TESALONICENSES

   I.AUTORÍA Y FECHA

 II.LA CIUDAD Y SU COMUNIDAD CRISTIANA

III.OCASIÓN Y LUGAR DESDE DONDE SE ESCRIBIÓ

TEXTO, EXPOSICIÓN Y NOTAS

   I.ACCIÓN DE GRACIAS, NARRATIVA Y ORACIÓN (1:1-3:13)

A.Salutación (1:1)

B.Acción de gracias (1:2-3)

C.Narrativa. Primera parte: Conversión de los tesalonicenses y seguimiento (1:4-10)

1.Pablo recuerda a los tesalonicenses su experiencia de conversión (1:4-7)

2.Se había corrido la noticia de que los tesalonicenses seguían a Cristo (1:8-10)

D.Narrativa. Segunda parte: Conducta de Pablo en Tesalónica (2:1-12)

1.Lo que Pablo NO fue entre los tesalonicenses (2:1-7b)

2.Lo que Pablo SÍ fue entre los tesalonicenses (2:7c-12)

E.Renovación de la acción de gracias (2:13)

F.Narrativa. Tercera parte: El maltrato recibido por los tesalonicenses [y Pablo] (2:14-16)

G.Narrativa. Cuarta parte: Mientras tanto (2:17-3:10)

1.El regreso de Pablo se había visto obstaculizado (2:17-20)

2.Timoteo es enviado (3:1-5)

3.El regreso de Timoteo (3:6-10)

H.Informe de oración (3:11-13)

 II.PROPORCIONAR AQUELLO DE LO QUE SE CARECE (4:1-5:11)

A.Introducción (4:1-2)

B.Evitar la inmoralidad sexual (4:3-8)

C.Amar a los demás trabajando con las propias manos (4:9-12)

D.Sobre los creyentes ya fallecidos (4:13-18)

E.Al respecto del Día del Señor (5:1-11)

1.El Día del Señor y los incrédulos (5:1-3)

2.El Día del Señor y los creyentes tesalonicenses (5:4-11)

III.ASUNTOS FINALES (5:12-28)

A.Resumen de las exhortaciones (5:12-22)

1.Actitudes hacia los líderes (5:12-13)

2.Recapitulación de los imperativos de la carta (5:14-15)

3.Exhortación a la piedad cristiana básica continua (5:16-18)

4.Sobre la profecía cristiana (5:19-22)

B.Bendición (5:23-24)

C.Saludos y bendición finales (5:25-28)

SEGUNDA CARTA A LOS TESALONICENSES

INTRODUCCIÓN A 2 TESALONICENSES

   I.AUTORÍA Y FECHA

II.OCASIÓN Y LUGAR DESDE DONDE SE ESCRIBIÓ

TEXTO, EXPOSICIÓN Y NOTAS

   I.ACCIÓN DE GRACIAS Y ORACIÓN (1:1-12)

A.Salutación (1:1-2)

B.Acción de gracias, que incluye el primer asunto (1:3-10)

1.Acción de gracias por la perseverancia en el sufrimiento (1:3-4)

2.Juicio de los persecutores y salvación para el pueblo de Dios (1:5-10)

C.Oración (1:11-12)

 II.EL SEGUNDO ASUNTO: EL “CUÁNDO” DEL DÍA DEL SEÑOR (2:1-17)

A.Se presenta la cuestión (2:1-2)

B.Respuesta de Pablo (2:3-12)

1.Lo que precederá a ese día (2:3-4)

2.Lo que retiene ese día (2:5-7)

3.Lo que sucederá ese día (2:8-12)

C.Conclusión (2:13-17)

1.Acción de gracias (2:13-14)

2.Exhortaciones finales (2:15)

3.Oración (2:16-17)

III.EL TERCER ASUNTO: SOBRE EL OCIO PERJUDICIAL (3:1-15)

A.La Captatio Benevolentiae (3:1-5)

1.Una petición de oración (3:1-2a)

2.Afirmación y oración (3:2b-5)

B.Exhortación al respecto del ocio perjudicial (3:6-12)

1.Presentación del problema (3:6)

2.Palabra inicial al respecto del ocio perjudicial: imitar a Pablo (3:7-10)

3.Repetición del problema y de la exhortación (3:11-12)

D.Exhortación al descanso (3:13-15)

1.Hacer siempre el bien (3:13)

2.Apartarse de los desobedientes (3:14-15)

IV.ASUNTOS FINALES

A.Bendición (3:16)

B.Salutación personal de Pablo (3:17)

C.Bendición (3:18)

ÍNDICE DE AUTORES MODERNOS

ÍNDICE TEMÁTICO

ÍNDICE DE REFERENCIAS BÍBLICAS

PREFACIO

Cuando acepté ser el editor de esta serie de comentarios, a finales de la década de 1980, una de mis primeras tareas consistió en contactar a algunos de los autores de la serie original para comprobar si estaban dispuestos a producir una segunda edición actualizada de su comentario, sobre todo porque habían transcurrido ya cinco décadas y algunos de los volúmenes no habían aparecido aún. Una de las personas con las que pude hablar personalmente fue Leon Morris, de Melbourne, Australia, cuando me encontraba de visita en aquella ciudad para enseñar y predicar, en la primavera de 1987. Fue un tiempo cordial durante el que descubrí que el profesor Morris ya había decidido ofrecer una segunda edición de su comentario sobre Tesalonicenses, y que lo había hecho a petición de mi predecesor, F. F. Bruce. Aunque por entonces tenía noventa años, seguía en sus plenas facultades. Sin embargo, también estaba prácticamente confinado en su casa, ya que no conducía; de modo que la “revisión” resultó ser algo más que añadir algunos “cambios” en unos pocos pasajes y la puesta al día de algunas notas a pie de página. Al final, su “revisión” fue también lo último que editó el profesor Bruce en la serie.

Como he venido enseñando sobre estas cartas durante más de tres décadas, al menos en tres entornos distintos (Gordon-Conwell Theological Seminary, Regent College y Fuller Theological Seminary), le he dado vueltas durante varios años a la idea de recolocar el comentario del profesor Morris. Ahora, cuando llevo ya cinco años jubilado del Regent College y he terminado algunas cosas que tenía atrasadas, he decidido llevar a cabo este deseo (con el estímulo de los editores). En este intervalo, la literatura secundaria ha proliferado hasta quedar casi fuera del alcance de cualquiera que intente abordar esta tarea. De hecho, aseguraría que la cantidad de literatura secundaria sobre estas cartas se ha duplicado en los últimos quince años, de tal manera que ya no es posible tener la sensación de “dominarla”. En realidad, he descubierto tanto material solo en la edición final que con ello bastaría para pedir disculpas por adelantado a todos los que han escrito sobre estas epístolas y no figuran en la bibliografía actual. Es bastante evidente que las que una vez fueron conocidas como “las Cenicientas” del corpus paulino han asistido por fin al baile.

Sin embargo, por todo ello, al margen de los eruditos pertenecientes a la tradición dispensacionalista, la segunda de estas epístolas sigue siendo un tanto “Cenicienta”; la prueba de ello debe encontrarse en la escasez general de literatura secundaria al respecto en comparación con la primera carta. Aunque parte de esto puede atribuirse a que su tamaño es poco más de la mitad de la primera misiva (tiene un cuarenta y cinco por ciento menos de palabras), en su mayor parte parecería más bien que el asunto está relacionado con la diferencia general de los materiales escatológicos en 2:1-12, que muchos eruditos calificarían de indigna del Pablo al que ellos conocen por Gálatas y Romanos, que es el que les gusta. Pero, como lo expresó hace años I. H. Marshall, varios argumentos demasiado débiles (en contra de su autenticidad) no llegan a formar un motivo firme; y, en resumidas cuentas, el prejuicio en contra del contenido de la carta (que nadie se atrevería a admitir) no es una razón adecuada para negar la autoría paulina. Ese instante aparentemente idiosincrático en comparación con el resto del corpus, no supera el contenido de Romanos 9-11.

Por tanto, la obra presente ha sido mayormente un trabajo de amor por el apóstol a quien he llegado a conocer bien a lo largo de los muchos años durante los cuales he enseñado y escrito sobre sus cartas. Y uso el adverbio “mayormente” porque, como ha venido siendo la costumbre de toda mi vida, escribo primero el comentario y después consulto la literatura secundaria, tras lo cual realizo cualquier ajuste necesario y añado las notas adecuadas a pie de página. Aunque gran parte de esos recursos ha sido útil, reconozco cierta frustración hacia aquellos textos que parecen ser algo puramente idiosincrático, impuesto por la cultura académica actual de publicar o desaparecer.

Coincido con otros en que estas dos cartas no son el “plato fuerte” del corpus paulino; sin embargo, están llenas de una sustancia histórica y teológica que las hace merecedoras de cualquier esfuerzo. Cierto es que la gran pasión de la vida de Pablo —judíos y gentiles como un solo pueblo de Dios por medio de Cristo y del Espíritu— no se percibe de manera patente; no obstante, siempre es su propósito subyacente y, por tanto, su preocupación de que estos creyentes (en su mayoría gentiles) entiendan bien los términos de cómo se vive a la luz de la obra de Cristo y del Espíritu.

GORDON D. FEE

ABREVIATURAS

a. e. c.

antes de la era común

AB

Anchor Bible

ad loc.

hacia el lugar (

ad locum

)

AnBib

Analecta Bíblica

ANF

The Ante-Nicene Fathers

ASV

American Standard Version

AT

Antiguo Testamento

Atanasio

  Ad Serap.

Ad Serapionem

ATR

Anglican Theological Review

2 Bar.

2 Baruc

BBR

Bulletin for Biblical Research

BDAG

W. Bauer, W. F. Arndt, F. W. Gingrichm and F. W. Danker,

Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature

BDF

F. Blass, A. Debrunner, and R. W. Funk,

A Greek Grammar of the New Testament

BETL

Bibliotheca Ephemeridum Theologicarum Lovaniensium

Bib

Biblica

BibLeb

Bibel und Leben

BK

Bibel und Kirche

BL

Bibel und Liturgie

BR

Biblical Research

BT

The Bible Translator

BTB

Biblical Theology Bulletin

BZNW

Beihefte zur

ZNW

ca.

aproximadamente (

circa

)

cap.

capítulo

CBQ

Catholic Biblical Quarterly

Cicerón

  Att.

Epistulae ad Atticum

CNT

Commentaire du Nouveau Testament

cp.

compárese

Dion Crisóstomo

Orat.

Orations

e. c.

era común

Ébib

Etude bibliques

ed.

editor, editado por

EDNT

Exegetical Dictionary of the New Testament

EQ

Evangelical Quarterly

2 Esdr.

2 Esdras

esp.

especialmente

ESV

English Standard Version

ET

English translation

et al.

y otros (

et alia

)

ETL

Ephemerides Theologicae Lovanienses

ExpTim

The Expository Times

FFNT

Foundations and Facets: New Testament

FilolNT

Filología Neotestamentaria

GEP

G. D. Fee,

Gods Empowering Presence

GNB

Good News Bible (= Today’s English Version)

gr.

griego

GTJ

Grace Theological Journal

HBT

Horizons in Biblical Theology

HNT

Handbuch zum Neuen Testament

HTR

Harvard Theological Review

ICC

International Critical Commentary

Int

Interpretación

IVPNTC

IVP New Testament Commentary

JB

Jerusalem Bible

JBL

Journal of Biblical Literature

JETS

Journal of the Evangelical Theological Society

Jos. Asen.

Joseph and Asenath

Josefo

Ant.

Jewish Antiquities

  War.

Jewish War

JSNT

Journal for the Study of the New Testament

JSNTSS

Journal for the Study of the New Testament Supplement Series

JTS

Journal of Theological Studies

Juan Crisóstomo

Hom. In 1 Thess.

Homiliae in epistulam I ad Thessalonicenses

Jub.

Jubilees

KEK

Kritisch-exegetischer Kommentar über das Neue Testament

KJV

King James Version (= AV)

LA

Latín antiguo

LCL

Loeb Classical Library (Harvard University)

LEC

Library of Early Christianity (ed. W. A. Meeks)

lit.

literalmente

LS

Louvain Studies

LTP

Laval théologique et philosophique

LXX

Septuaginta

m.

murió

1 Mac.

1 Macabeos

MajT

Texto Mayoritario (= texto tipo bizantino)

MM

J. H. Moulton y G. Milligan,

The Vocabulary of The Greek New Testament

MS(S)

manuscrito(s)

n. (nn.)

nota(s)

NA

27

E. Nestle, K. Aland,

Novum Testamentum Graece

(27ª ed.)

NAB

New American Bible

NASB

New American Standard Bible

NASU

New American Standard Update

NCBC

New Century Bible Commentary

NEB

New English Bible

Neot

Neotestamentica

NET

The Net Bible

NICNT

New International Commentary on the New Testament

NIDNTT

The New International Dictionary of New Testament Theology

NIGTC

New International Greek Testament Commentary

NIV

New International Version

NIVAC

NIV Application Commentary

NJB

New Jerusalem Bible

NKJV

The New King James Version

NLT

New Living Translation

NovT

Novum Testamentum

NovTSup

Novum Testamentum, Supplements

NRSV

New Revised Standard Version

NT

Nuevo Testamento

N.T.

nota del traductor

NTS

New Testament Studies

NTTS

New Testament Tools and Studies

NVI

Nueva Versión Internacional

p. (pp.)

página(s)

P. Flor.

Papiro Florentino

P. Giess.

Papiro Giessen

P. Oxy.

Oxyrhyncus Papyri

PEGLMBS

Proceedings, Eastern Great Lakes and Midwest Biblical Societies

Platón

Rep.

La República

PNTC

Pillar New Testament Commentary

por ej.

por ejemplo

q.v.

quod vide

(que ve)

RB

Revue biblique

REB

Revised English Bible

reed.

reeditado

rev.

revisado

RSV

Revised Standard Version

RTR

Reformed Theological Review

RVA

Reina Valera Actualizada

RVR1960

Reina Valera Revisión 1960

s.

siglo

Sab.

Sabiduría de Salomón

SBLDS

Society of Biblical Literature Dissertation Series

SBT

Studies in Biblical Theology

SEÅ

Svensk exegetisk årsbok

Sir.

Sirac

SJT

Scottish Journal of Theology

SNTSMS

Society for New Testament Studies Monograph Series

SP

Sacra Pagina

SR

Studies in Religion/Sciences religieuses

ST

Studia theologica

STK

Svensk teologisk kvartalskrift

SwJT

Southwestern Journal of Theology

T. Job

Testamento de Job

T. Leví

Testamento de Leví

TDNT

Theological dictionary of the New Testament

Tertuliano

Ad. Marc.

Adversus Marcionem

TNIV

Today’s New International Version

TR

Textus Receptus

trad.

traducido por

TrinJ

Trinity Journal

TS

Theological Studies

TSK

Theologische Studien und Kritiken

TU

Texte und Untersuchungen

TynB

Tyndale Bulletin

TZ

Theologische Zeitschrift

UBS

4

United Bible Societies Greek New Testament (4ª ed.)

v. (vv.)

versículo(s)

VD

Verbum domini

VT

Vetuys Testamentum

WBC

Word Biblical Commentary

WTJ

Westminster Theological Journal

WUNT

Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament

ZNW

Zeitschrift für neutestamentliche Wissenschaft

ZST

Zeitschrift für systematische Theologie

ZTK

Zeitschrift für Theologie und Kirche

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Yarbrough, O. L. “The Precepts of Marriage and Sexual Morality in 1 Thess 4:3-8”, en Not like the Gentiles: Marriage Rules in the Letters of Paul (SBLDS 80). Atlanta: Scholars Press, 1986, 65-87.

Yarbrough, R. W. “Sexual Gratification in 1 Thess 4:1-8”, TrinJ 20 (1999), 215-32.

PRIMERA CARTA A LOSTESALONICENSES

Introducción a 1 Tesalonicenses

Se podría decir que escribir un comentario sobre las dos cartas de Pablo a los creyentes de Tesalónica debería contar con tres introducciones: una al respecto de la ciudad y su comunidad cristiana (asuntos de interés para ambas epístolas) y luego una segunda y una tercera introducción sobre las cartas mismas, ya que, aunque tienen cierta relación obvia entre sí, cada una de ellas es única en sí misma. Además, debido a que muchos discuten la autoría de la segunda, es preciso conceder una sección mucho mayor en este caso. Sin embargo, en esto me mantendré del lado de la tradición y proporcionaré tan solo dos introducciones. Donde sí me inclino a apartarme de ella es en ofrecer introducciones separadas al principio de cada comentario en lugar de hacerlas figurar a ambas al comienzo del libro en su conjunto. Este es, sencillamente, mi propio intento de atribuirle su mérito a 2 Tesalonicenses en vez de etiquetarla como una especie de apéndice al comentario de la primera epístola.1 En el caso que nos ocupa, empiezo con las cuestiones que se dan “por sentadas” (la autoría y la fecha), que no suelen ser objeto de discrepancia; a continuación, paso a las preguntas más fundamentales al respecto de la ciudad de Tesalónica y la naturaleza de la naciente comunidad cristiana en esta bulliciosa metrópolis y, por lo tanto, al momento en que se escribió esta carta.

I. AUTORÍA Y FECHA

Aunque se haya negado la autoría paulina de esta epístola alguna que otra vez, como en el caso del escepticismo histórico extremo de F. D. Baur, a mediados del siglo XIX, este rechazo se enfrenta a dificultades históricas tremendas, de tal manera que uno llega a preguntarse sobre el sentido de “molestarse” en comprobar si las razones de Baur estaban o no basadas, en última instancia, en cuestiones históricas propiamente dichas o en su propia adhesión a la filosofía hegeliana. Así, desde el cambio al siglo XX, la autoría paulina de esta carta se ha aceptado de forma casi universal como un hecho histórico.

Sin embargo, la pregunta más relevante a este respecto es la de la autoría plural, ya que las dos misivas a esta iglesia son, de todo el corpus paulino, las únicas que poseen dos rasgos exclusivos. En primero lugar, “el/los autor/es” se indentifica/n sin calificación alguna (“apóstoles”, “siervos”, etc.), algo que se ha convertido en la característica estándar de todas las cartas posteriores, empezando por nuestra 1 Corintios.2 En segundo lugar, la primera persona del plural se mantiene básicamente a lo largo de la carta de manera que, según los principios históricos habituales, los remitentes de la carta a la iglesia de los tesalonicenses deberían identificarse como Pablo, Silas y Timoteo. De hecho, dado que se menciona a los tres en las señas, se debe tomar en serio el hecho de que el apóstol dé a entender que las epístolas procedían de ellos tres.

No obstante, la misiva fue dictada solo por uno de ellos, el apóstol mismo, como confirman los “lapsus” ocasionales en primera persona del singular (2:18; 3:5; 5:27). Aun así, dada la singularidad del uso de la primera persona del plural en estas dos cartas, además de que comience mencionándolos a los tres, lo más probable es que debiéramos tomar la pluralidad de la autoría más en serio de lo que la mayoría de nosotros suele hacerlo. Esto parece ser lo más cierto ya que, en esta primera carta (como en la siguiente), Pablo no recalca su autoridad para intervenir en la situación de la congregación. Este fenómeno comienza —y por una buena razón, según resulta— con la primera carta que se conserva suya a los creyentes de Corinto. Esto es, además, un añadido a las pruebas de que, por mucho que se pudiera describir esta carta de otro modo, según los estándares antiguos, es primero y principal una epístola de amistad. No se designa a Pablo como “apóstol de Jesucristo” ni como “siervo de Cristo”; se menciona a los tres sencillamente como coautores que comentan la situación en Tesalónica, aunque la carta en sí misma haya sido dictada por Pablo.

La fecha de la carta se basa primordialmente en la fecha combinada de Hechos 17:1-9 y la mención singular de Pablo de haberse quedado solo (presumiblemente con Silas) en Atenas, por haber enviado a Timoteo desde allí a los tesalonicenses (3:1-2). La forma misma en la que se expresa esto sugiere que el apóstol ya no se encontraba en aquella ciudad y que habría seguido hasta Corinto.3 Si nos basamos en la referencia en Hechos, donde se indica que Pablo y sus compañeros fueron a Tesalónica, pasando por Filipos —lugar que las autoridades municipales les habrían pedido que abandonaran—, podemos deducir sin miedo a equivocarnos una datación del 49 o 50 e. c. aproximadamente para la escritura de esta carta.

Lo que se desconoce de manera específica es la ubicación de Pablo en el momento de escribir, ya que la mención del regreso de Timoteo en 3:16 no tiene referente geográfico al respecto del sitio al que volvió. Por tanto, a partir del relato de Hechos, la mayoría de eruditos ha presupuesto que el retorno de Timoteo y el envío de esta carta se produjeron en los primeros meses de la visita de Pablo a Corinto, narrada en Hechos 19:1-18a. Esto no puede probarse ni negarse; es sencillamente una base —que además encaja a la perfección— para los pocos datos históricos de los que disponemos.

II. LA CIUDAD Y SU COMUNIDAD CRISTIANA

Tesalónica (en ocasiones Saloniki) es una de las muchas ciudades mediterráneas que ha tenido una historia continua desde el período grecorromano hasta el día de hoy, sobre todo por su situación estratégica en el punto más al norte del Golfo Termaico (golfo de Salónica), además de su ubicación a horcajadas sobre la Vía Egnatia, carretera principal entre Bizancio (en la actualidad, Estambul) al este y los puertos adriáticos al oeste. Según el historiador griego, Strabo (m. 23 e. c.), la ciudad de aquel tiempo había sido fundada por Casandro, en el siglo IV a. e. c., quien le puso el nombre de su esposa Thessalonikē (= “victoria de Tesalia”), hija de Felipe y hermanastra de Alejandro Magno. En el 167 a. e. c., cuando Macedonia fue anexionada por Roma y dividida en cuatro partes, Tesalónica se convirtió en la capital del segundo distrito. Cuando se reorganizó la provincia en el 148 a. e. c., se la nombró capital de la provincia de Macedonia. En el toma y daca de la historia, la ciudad tuvo la suerte de estar de parte de Octavio (más tarde Augusto) en la guerra civil (42 a. e. c.); por ese motivo, se la premió con el estatus de “ciudad libre”. Al mismo tiempo, por supuesto, al igual que Filipos, esto aseguraba la lealtad al emperador, así como los beneficios imperiales que la acompañaban.

Según el relato de Lucas en Hechos 17:6, los “politarcos” desempeñaban el gobierno local; es un término hallado en inscripciones, pero en la literatura conocida solo figura en este libro. Al parecer, había cinco “politarcos” en la época de Pablo. Por su situación geográfica estratégica, casi con toda seguridad tenía una población mixta similar a la de Corinto, lo que la convertía en una ciudad especialmente cosmopolita en comparación, por ejemplo, con una villa interior como Filipos. La mayoría de su población sería griega, pero las localidades como Tesalónica y Corinto experimentaron una considerable afluencia de inmigrantes de todas partes, incluida de manera especial la diáspora judía. Era, asimismo, una ciudad donde, a diferencia de las localidades más romanas, las mujeres ostentaban sitios de honor y autoridad. Estas diversas realidades significaban también que existía una considerable mezcla de gremios y religiones.

La fundación de la iglesia misma, recogida en Hechos 17:1-9 y aludida en 1 Tesalonicenses 1:4-10, tuvo lugar probablemente en el 49-50 e. c. aproximadamente. Como era costumbre en Pablo, el trío misionero (Pablo, Silas y Timoteo) no inició su proclamación en el Ágora, sino en la sinagoga judía, algo que, según el relato de Hechos, solo duró tres sábados. Lo que sucedió a continuación en términos de tiempo y duración de la estancia queda envuelto en misterio, ya que el siguiente acontecimiento registrado por Lucas, a renglón seguido de la narrativa anterior, relata el momento en el que los “creyentes” de Tesalónica los sacaron a empujones a altas horas de la noche. Sin embargo, las pruebas de las dos cartas a los tesalonicenses, las propias referencias de Pablo sobre haberles impartido enseñanza4 y el grado de madurez cristiana que revelan, sugieren que la comunidad de creyentes estaba mejor cimentada de lo que cabría esperar por lo general después de solo dos semanas. Además, dado que el tiempo de referencia de Lucas tenía que ver con el ministerio de Pablo en la sinagoga judía y no con su estancia en Tesalónica como tal, habría que pensar en una estancia de varias semanas o meses.

De hecho, todo lo demás en 1 Tesalonicenses, además de una nota de pasada en Filipenses 4:15, indica un período superior a tres semanas. En 1:8, Pablo les recuerda que las nuevas de la “fe” de ellos habían precedido a su llegada a los siguientes destinos (Berea, Atenas, Corinto), algo que habría requerido cierto tiempo para desarrollarse. En 2:9-12, 17 y 19-20, Pablo rememora el alto grado de afecto mutuo existente entre él (junto a Silas y Timoteo) y estos creyentes, lo que nuevamente exigiría más tiempo que dos semanas. Del mismo modo, en 2 Tesalonicenses 3:7-10, Pablo les recuerda que había trabajado “con sus propias manos” para no suponerles una carga, lo que les había dejado un ejemplo a seguir; este tipo de modelos conductuales habrían sido difíciles de establecer en solo quince días. Sin embargo, la prueba suprema de una estancia más larga nos llega de una referencia de pasada en Filipenses 4:16, donde Pablo trae a la memoria que “una y otra vez” ellos habían provisto para sus necesidades mientras había estado en Tesalónica. Ya de por sí, el “una y otra vez” empuja el marco de tiempo más allá de las dos semanas. Pero, señalado todo esto, seguimos sin tener clara la cantidad de tiempo de su estancia; probablemente fueron seis meses o más, pero ¿quién sabe?

Según el relato de Hechos (17:4), el resultado global de la estadía de Pablo en Tesalónica fue la conversión de “algunos judíos... un buen número de mujeres prominentes”. Esta imagen encaja bastante bien con nuestras dos cartas. Aunque las pruebas que ellas proporcionan de la presencia judía son prácticamente inexistentes, lo más probable es que reflejen el resultado de un fuerte predominio de conversos gentiles. Además, aunque la comunidad creyente se inició, como de costumbre, entre personas “temerosas de Dios”, la imagen que surge en 1 Tesalonicenses 1:9-10 es de individuos puramente paganos que aceptaron a Cristo (1:9). El problema con el ocio indisciplinado de 1 Tesalonicenses 4:9-11 —retomado con mayor detalle en 2 Tesalonicenses 3:6-15— se relaciona con mayor probabilidad con la sociología gentil; puede ser que refleje un grado de tensión entre los comerciantes y los potentados más ricos. La implicación en todos estos casos es que Pablo y sus compañeros habían estado con la naciente comunidad creyente durante una estancia de varios meses y no de tan solo un par de semanas.

Finalmente, deberíamos observar que, como en cualquier otro lugar, esta fe cristiana naciente tendía a cruzar todos estos límites sociológicos y comerciales diversos; esta era una de las razones muy factibles por la que se sospechaba de ella y por la que recibió su porción de persecución, como indica la narrativa (muy breve) de Hechos 17. Sin embargo, este es también uno de los motivos detrás de algunas de las tensiones que afloran en ambas epístolas a los tesalonicenses, en especial en relación con el “ocio indisciplinado”, cuyo aparente malentendido al respecto del lugar que uno ocupa en Cristo condujo a que algunos intentaran vivir de la generosidad de los demás.

III. OCASIÓN Y LUGAR DESDE DONDE SE ESCRIBIÓ

En comparación con todas las cartas paulinas posteriores, 1 Tesalonicenses consta de dos rasgos extraordinarios que no se encuentran en ninguna de las demás. En primer lugar, mientras la mayoría de las demás cartas comienza con un agradecimiento de apertura y un informe de oración, en esta carta ese material se extiende hasta el capítulo 3 y, así, cubre casi el sesenta por ciento de toda la carta, aunque la mayor parte de esta sección no refiera técnicamente a estos dos asuntos. Dicho de otro modo: la acción de gracias que empieza de la “forma normal” en 1:3 no muestra pruebas claras de terminar por completo en un momento dado de la carta, ya que el agradecimiento por las relaciones pasadas deriva en una larga narrativa al respecto de la historia de esa relación, antes de concluir con un informe de oración en 3:11-13. En cartas posteriores, cuando aparece un informe de oración, ocurre de inmediato después de la enumeración de los distintos agradecimientos.

En segundo lugar, la mayor parte de esta carta —toda, con excepción de 4:13-18— refleja un regreso a las cuestiones sobre las que Pablo había hablado con anterioridad, cuando estaba presente en medio de ellos. Así, la carta está llena de información que les recuerda lo que ya se les había enseñado o refuerza lo que ya sabían. En realidad, en esta epístola figuran al menos once veces frases del tipo “como bien saben” (1:5; 2:1 [2x], 5, 9, 10, 11; 3:3-4; 4:2, 9; 5:1); en dos de esos casos (4:9 y 5:1), el texto insiste en que ellos “no necesitan que se les escriba”. No obstante, ¡el apóstol lo escribe de todos modos! De manera que debemos tratar la pregunta del porqué, sobre todo si consideramos que Timoteo había regresado con lo que parece haber sido un informe esencialmente bueno sobre ellos.

El intento de responder al “porqué” es lo que conduce a sugerir una ocasión para la carta. La cuidadosa lectura de 1 Tesalonicenses hace surgir varios asuntos. Primero, la mayor parte del lenguaje “recordatorio” intenta traer a la memoria de los creyentes el primer tiempo que Pablo pasó entre ellos; se destacan dos cuestiones: la conversión de ellos y la forma de vida del apóstol mientras estuvo en Tesalónica. Segundo, la apresurada partida de Pablo y sus compañeros de la ciudad había producido, mientras tanto, una angustia obvia al respecto de los tesalonicenses. Los motivos de su preocupación eran tres: (a) Desde el punto de vista de Pablo, había abandonado Tesalónica antes de que su trabajo allí hubiera llegado a su fin adecuado; su mayor inquietud era verlos plenamente establecidos en Cristo. En 2:17 se nos da una pista de esto (“luego de estar separados de ustedes por algún tiempo”). (b) Mientras tanto, las pruebas de 2:14-16 indican que se habían convertido en una comunidad sufriente, algo que en 1:6 se indica como un aspecto presente desde el principio. La causa del “sufrimiento” en este caso está relacionada con alguna forma de persecución. (c) Estos dos problemas se convierten para Pablo en motivos de cierta ansiedad, justificada casi con toda seguridad por su repentina partida del lado de ellos (“¡quedamos huérfanos!” [2:17], traduce la TNIV), su posterior incapacidad de volver y la persecución de ellos. En realidad, esto último se une a los dos apartados anteriores no solo para alimentar los argumentos desde la oposición, sino también para aumentar su propio nivel de angustia por ellos.

La carta misma se escribió, por lo tanto, cuando Timoteo regresó de Tesalónica y Pablo recibió un informe esencialmente positivo sobre ellos como comunidad de creyentes. Al mismo tiempo, es necesario tratar tres asuntos que son, en última instancia, el motivo de la carta: una cuestión relacionada con el carácter sagrado del lecho marital; la negativa a trabajar por parte de algunos que podían hacerlo, pero preferían vivir de la generosidad de los demás; y preguntas sobre la naturaleza y el momento del retorno del Señor. Al margen de tratar estos temas directamente, al parecer también se resumen al final mediante el “staccato” de imperativos de 5:14.

El lugar donde se escribió la carta fue, con toda seguridad, Corinto. Lo demuestra la mención a Atenas en 3:1-2; la implicación de esta referencia es que Pablo había esperado allí, pero ya no se encontraba en aquel lugar. Dado que, según el relato de Hechos, Corinto no solo fue la siguiente ciudad que visitó, sino también la primera donde permaneció un tiempo considerable (18 meses, según Hechos 18:11), parece el lugar más probable desde donde habría contestado a los tesalonicenses.

1. También supondré aquí que la tradición histórica está en lo cierto al respecto de que el orden cronológico de los libros es el indicado por su número; el único comentarista que piensa lo contrario (C. A. Wanamaker) cuenta con pocos seguidores y estoy convencido de que es por buenas razones.

2. Esto sugiere, en oposición a un amplio cuerpo de eruditos evangélicos, que Gálatas no es la primera carta de Pablo, sino que se escribió después de 2 Corintios y antes de Romanos. Ver la introducción a mi libro Galatians: A Pentecostal Commentary (Blandford Forum: Deo Publishing, 2007, 4-5).

3. El “vínculo” cronológico externo para todo este cálculo es la referencia en Hechos 18:12 a la comparecencia de Pablo ante Gallo, cuya fecha de toma de posesión de su cargo puede datarse con precisión en el 51-52 o 52-53 e. c.

4. Ver esp. 2 Ts. 2:5, donde el “¿No recuerdan que ya les hablaba de esto cuando estaba con ustedes?” sugiere una enseñanza sobre ciertos aspectos de la escatología cristiana que parecería exigir un período de tiempo superior a las dos semanas.

Texto, exposición y notas

I. ACCIÓN DE GRACIAS, NARRATIVA Y ORACIÓN (1:1-3:13)

Casi todas las cartas del período grecorromano1 comienzan con un triple saludo: El remitente, Al destinatario, Saludos.2 Muy a menudo, el siguiente elemento sería un deseo (a veces una oración) por la salud o el bienestar del receptor de la carta. Las epístolas de Pablo suelen seguir esta forma estándar y por lo general incluyen también un agradecimiento3 dirigido a Dios. En algunos casos, también añade un informe de oración en el que no solo indica que los recuerda en oración, sino que describe con algún detalle el objeto de la plegaria.4 Estas características son identificables ya en su primera carta existente.5 Pero lo son con cierto contraste con las que vendrán más tarde —incluida 2 Tesalonicenses—, donde cada uno de los elementos se identifica con mayor facilidad, aun si son un tanto complicados. No es el caso de 1 Tesalonicenses, lo que provocó que los capítulos 1-3 pasaran por todo tipo de escrutinio y análisis distintos.6