Qué locura enamorarme yo de ti - Gabriela Wiener - E-Book

Qué locura enamorarme yo de ti E-Book

Gabriela Wiener

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Beschreibung

«Soy el pecado que te dio nueva ilusión en el amor. Soy lo prohibido». Dino Ramos y Roberto Cantoral ¿Por qué dos amigas no pueden tirar, por qué no tirar con los maridos o las mujeres de los amigos, por qué no desear a quien no nos desea, por qué no amar y dejarse amar sin condiciones, por qué no enamorar sin estar enamorado, por qué no dormir sin tirar, por qué no tirar sin dormir, por qué no tener una pareja no romántica o no sexual, por qué no amar a más de una persona? Ya lo hacemos, ahora dejémoslo ser. Gabriela Wiener escribe en primera persona esta pieza teatral en forma de retrato familiar poliamoroso atravesado por los celos, el frenesí y, sobre todo, el amor a tres devenido en cinco. A la obra le acompañan en este volumen una colección de paratextos o relatos en los que desfilan las grandes obsesiones de su obra: la maternidad, la pasión, las rupturas y la mirada racista de su país de adopción. La autora se desnuda en estas páginas para dejarnos ver las marcas que dejó sobre su piel su esfuerzo para construir otro modelo de amor y de familia, en el que casi fueron felices. «Cómo alivia saber que hay otras maneras, tantas maneras para el amor. Qué locura enamorarme yo de ti es un balazo de agua fresca: sincero, fuerte y conmovedor». Samanta Schweblin

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Gabriela Wiener

Qué locura enamorarmeyo de ti

Gabriela WIENER, Qué locura enamorarme yo de ti,

Editorial Continta Me Tienes, colección Escénicas,

Madrid, octubre de 2023

Edición a cargo de Sandra Cendal y Marina Beloki

pp. 112, 13 x 18 cm.

Depósito legal versión impresa: NA 1727-2023

ISBN versión impresa: 978-84-19323-15-6

IBIC: DD: Obras de teatro, textos teatrales

Continta Me Tienes

C/ Belmonte de Tajo 55, 3º C

28019, Madrid

914693512

www.contintametienes.com

[email protected]

www.facebook.com/ContintaMeTienes

© de los textos: Gabriela Wiener, Jaime Rodríguez, Coco Wiener.

Por acuerdo con Casanovas & Lynch Agencia Literaria S.L

© de la ilustración de portada: Carla Berrocal

© de esta edición: Continta Me Tienes

Diseño de colección: Marta Azparren

Maquetación: Marta Vega

Colección Escénicas, 37

Gabriela Wiener

Qué locura enamorarme yo de ti

ÍNDICE

Qué locura enamorarme yo de ti

Jaime. Fábula del río, el conejo y el lobo

El sueño de la tribu: paratextos poliamorosos

Retrato de familia

El parche en el ojo

Cartas

Cara de poto*

La habitación del pánico

Todas las series hablan de mí

Yo ya era sexualmente activa y mi mamá me llevó al ginecólogo

Y así fue como conocí a mi madre más profundamente

La isla de la Ma/Paternidad

Frenesí

Hitos

Cubierta

Índice

Qué locura enamorarme yo de ti

Protagonistas:

Gabriela

Jaime

Rocío

Coco

Amaru

Duermo con un hombre, una mujer y un bebé, el hijo que tuvieron hace poco mi marido y mi mujer. Hace no mucho nos compramos una cama, de unos tres metros. Aunque hay todo tipo de rumores sobre su tamaño, eso quiere decir que es muy grande. No imaginan todo lo que cabe ahí, hasta cinco cómodos. Podríamos decir que es una cama con futuro: la cama oficial del poliamor. Búsquela en su Falabella de confianza. Nah, si esa cama no existe en el mercado: tuvimos que mandarla a hacer a medida. Y así con todo. Las sábanas ni se imaginan, las hacemos nosotras mismas recortando y cosiendo fundas de nórdico. Si esas no son ganas de follar, ¡ya no sé! Bueno, en realidad pensamos que así estaríamos más cómodos, juntos pero no revueltos, que cada uno encontraría calor y espacio a partes iguales.

Para dormir, y para todo eso que es no dormir, yo solía ser la del medio. Me presento: Hola, qué tal, soy Gabriela Wiener y soy la del medio. La que sostiene el computador si vemos Net­flix, ¿saben? Esa misma. Y la que sostiene algunas cosas más. Pero también soy la pieza que hace caer toda la torre cuando se quita. Cada uno de nosotros en esa cama, en realidad, es la pieza que si se quita sola a sí misma produce escombros. Yo lo hago a menudo. Pero ¡arriba esos ánimos! No todo es tan tremendo.

Cuando las cosas van bien, la del medio se coloca entre los dos cuerpos, sudorosa, y por debajo de las sábanas toma las manos de ambos como si caminaran enamorados a través de un parque. Desde que tenemos un bebé, como habrán imaginado −y como somos unos modernos que hacemos colecho y lactancia a demanda−, ya no somos tres en la cama. Y muchas veces el bebé es el que ocupa la extraña centralidad de un número cuatro.

Cuando dos personas tienen un hijo, ¿qué pasa? Que follan mucho menos que antes. ¿Cuando tres personas tienen un hijo? ¡También! Los tríos no son para todos los días, no es la orgía perpetua que se imaginan. Hacer de esto o de cualquier cosa una costumbre sería un error. Pero hay constantes: él y yo follamos por las mañanas viendo Juego de tronos, cuando ella se ha ido a parar un desahucio. Comprometida es la chica. Ella y yo follamos por las noches, cuando él ronca, como en esas pelis porno japonesas, en las que la esposa folla con otro en la misma cama sin hacer ruido para no despertar al marido. ¿Saben cuáles? ¿Las han visto? ¿No? Pero si son buenísimas…

Cada una tiene una criatura con pene pegada a su cuerpo. Yo a mi hombre; ella al bebé. Nuestros dedos serán cortitos, pero siempre se las ingenian para encontrar el camino a la otra. Nuestra capacidad de movimiento es mínima y eso a veces, solo a veces, encaja perfectamente en la definición de «sexualidad femenina». En suma: lo hacemos casi con la mente.

Por lo general, intentamos desprendernos de ellos, pero siempre alguno despierta y pide lo suyo. Es una odisea follar con alguien que tiene un bebé colgado del pecho; es una odisea follar con alguien que tiene un esposo; es una odisea follar con alguien que no te ama; es una odisea follar con alguien que no deseas; pero se aprende, todo se aprende.

Hace casi veinte años que conozco a Jaime. Jaime apareció en el ranking de los escritores más guapos del mundo elaborado por la revista literaria Estandarte. Las revistas literarias también hacen esas tonterías. Y cuando nos conocimos yo era la becaria de la página de Cultura de un periódico y él uno de sus fotógrafos. Cada día salíamos a entrevistar a artistas y a vivir aventuras. Un día me hizo una foto mostrando el coño en una galería de arte llena de cuadros de Fernando de Szyszlo y entonces mi corazón cantó como la Bella Durmiente:

Eres tú el príncipe azul que yo soñé.

Eres tú, tus ojos me vieron con ternuras de amor,

y al mirarme así, el fuego encendió mi corazón

y mi ensoñación se hará realidad y te adoraré

como aconteció en mi sueño ideal.

Ni tan mal como princesa Disney. Allí estábamos: en el bosque, él a caballo, yo con el búho en el hombro, los pajarillos en la cabeza… Tenía que pasar.

Él se enamoró de mí aquella vez que fue a buscarme a mi casa y me vio por primera vez llevar un vestido largo azul, de flores blancas, y no mis minifaldas con las que iba a trabajar, y encima estaba comiendo bucólicamente una manzana. Le parecí menos puta de lo que pensaba que era. Se equivocaba. Pero ya era tarde.

Yo me enamoré de él cuando vi que todavía tenía la foto de su ex enmarcada en su habitación como en un altar, y eso que ella lo había dejado por lo menos dos años antes. Sus poemas, crípticos, casi ininteligibles, de un tipo que camina y ve volar cosas sobre los semáforos de las avenidas solitarias, me llenaron de intriga y de deseo. Quise escribir mejor que él. Y lo logré.

La primera vez que hicimos el amor me levanté de la cama y me paré en la almohada para coger de lo alto de una estantería uno de sus libros de Dylan Thomas y él me dijo que «desde aquí puedo ver el mejor paisaje del mundo». Poeta, pues…

Pero también escondía historias familiares espeluznantes: las historias de su prima acusada de terrorismo −injustamente, espero−, de la prima Miss Universo Gay a quien su tía había intentado quemar viva y del primo puto y drogadicto hicieron que mi ensoñación se hiciera realidad como aconteció en mi sueño ideal. Sentí amor por las quemaduras de sus piernas y de su alma. Odié a su padre, quise a su madre. Y lo amé casi en exclusiva hasta el año 2014. En ese año conocí a Roci…

Rocío es activista lesbiana y feminista. Por una de sus acciones, ella y sus compañeras −vestidas como El cuento de la criada pero en clave naranja, que era el color de un partido de derechas que quería hacerse pasar por gay friendly− ya tienen una denuncia en la Fiscalía de Madrid, pero valió la pena porque lograron que el partido naranja se retirara de la política para siempre.

Cuando nos conocimos, Roci era okupa y miembro de una comuna autogestionada nacida al calor del movimiento de los indignados del 15M. Y en nuestra primera conversación acordamos fundar ya viejas un tour de la muerte feliz, una especie de barco-fumadero de opio con paradas en puertos estratégicos de consumo de sustancias que alteren la conciencia y entonces mi corazón, mi pobre corazón, andino al fin, cantó:

Muchachita flor de cactus, pedacito de mi corazón,

tú vas tejiendo aquel romance de nuestro cariño.

Flor de cactus, ilusión de amores.

Flor de cactus, amor que pincha. Antes de Roci me había enamorado platónicamente de algunas amigas −en realidad de todas, y ninguna me había dado bola, malditas heterosexuales−, había estado en la cama con muchas, pero no había tenido nunca una relación con una mujer. Me sentí fascinada por algo tan poderoso y nuevo en mi vida.

Cuando tenía diez años, nuestre hije −porque ya aprendí a no cometer misgender, y lo que me ha costado− escribió una composición en inglés para el cole sobre su extraña familia y su nuevo hermanito. La tituló «Ellos se quieren entre todos y todos me quieren a mí, eso es lo importante». Solo en su cuaderno somos un cuento de postamor romántico y familiar con final feliz. Ahora que tiene catorce años da consejos en YouTube:

¡Hola, terrukies! Hoy vengo a hacerles un pequeño videotutorial sobre lo que es el poliamor y cómo sobrevivir: Un poliamor, por si no lo sabes, es cuando más de dos personas tienen una relación, sea sexual o romántica, básicamente un DRAMÓN.

Entonces, les cuento un poco el mío: Yo tenía seis años, mis padres estaban casados y éramos felices en nuestro barrio pijo. Un día mis padres conocieron a una chica de veintialgo años, a la mañana siguiente estaba en mi sofá y bueno, lo demás es historia. Ahora dicho esto, haré un videotutorial de cómo sobrevivir en el infierno, o poliamor… Es broma.

Ahora, una persona más, por lo menos en el mío que son tres, significa más intensidad, más peleas, pobres vecinos. Ahora, significa que ver dos personas contra ti en una pelea en donde quién tiene que lavar los platos, hay tres. Adivina a quién le tocó… Exacto… Significa tener que explicar por qué hay una perra más en tu casa todo el día. Pero ¿están divorciados? ¿Es tu madrastra? ¿Tu padre engaña a tu madre? ¡No!