Re-apasiónate - Betsy Reuss - E-Book

Re-apasiónate E-Book

Betsy Reuss

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Beschreibung

La pasión no es algo que siempre esté en el mismo nivel. Va y viene. A veces es muy alta, aunque otras veces disminuye. La buena noticia es que se puede recuperar y mantener en una relación. No necesitas cambiar de pareja cada vez que la pasión baje para volver a sentirla. De eso se trata Re-apasiónate. Basándose en su propia búsqueda y las respuestas que ha ido encontrando, Betsy Reuss te cuenta un poco sobre ella y sus pasiones. Pero, además, te ayudará a descubrir cuáles son las tuyas y cómo trabajar en ellas.

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¿Qué es la pasión? ¿Existe solo una en la vida? ¿Cómo se siente? ¿Cuánto dura? ¿Se acaba? ¿Y si no la siento por nada? ¿El amor y la pasión son lo mismo? ¿Y si a mi pareja ya no le gusta lo mismo que antes? ¿Qué se puede hacer cuando la pasión baja? ¿Está en mis manos volver a recuperarla?

Aquí encontrarás todas las respuestas que has estado buscando...

ARGENTINA

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MÉXICO

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¿Te ha pasado que empiezas una relación con alguien que te encanta, la pasión entre ustedes se desborda, no pueden dejar de verse y de tocarse, el sexo es maravilloso y aprovechan cada momento que tienen libre para un encuentro pasional?

¿Y te ha pasado que después, con el tiempo, cada vez los encuentros sexuales son menos? ¿La novedad con la que al principio vivían y que los hacía sentir una necesidad por conocer cada parte de su cuerpo se volvió una rutina diaria de trabajo, casi como ver a los amigos y la familia, dejando lo sexual solamente para una fracción pequeña de su tiempo juntos?

¿Te diste cuenta de cómo pasó? ¿Cómo fue que, poco a poco, uno de los dos o los dos empezaron a perder el interés por el sexo? ¿En qué momento comenzaste a llegar del trabajo o del largo día que tuviste tan solo pensando, primero, en darte un baño e irte a dormir mientras ves Netflix y, segundo, en que si tu pareja está acompañándote realmente da igual, mientras no se le ocurra llegar con calentura y molestarte en tu momento de paz?

El problema es que los resentimientos empiezan así. Tal vez uno se siente abandonado porque quiere sexo más seguido que el otro. O el otro se siente presionado porque quiere más tiempo entre cada encuentro sexual. Algunas parejas lo hablan muchas veces sin conseguir buenos resultados, porque la persona que no quiere sexo se siente culpable y lo intenta, pero no lo logra. Mientras que la que quiere más encuentros trata de entender a su pareja, cuando en el fondo la necesidad lo hace sentir que algo importante hace falta. Incluso dentro de otras parejas se culpan el uno al otro.

En terapia he recibido a hombres muy angustiados debido a que sus parejas los llaman enfermos sexuales porque quieren tener sexo más seguido que ellas. Algo que inevitablemente los lleva a preguntarse si de verdad están enfermos. Pero ni uno es culpable por querer menos sexo ni el otro es un enfermo sexual por quererlo más seguido. Lo que pasa es que no se están poniendo de acuerdo en la frecuencia.

Pero entonces, ¿qué fue lo que les pasó? ¿Por qué toda esa energía sexual se fue apagando? ¿Será que es momento de cambiar de pareja? ¿Será que, como has escuchado que la parte sexual es muy importante en una relación y en la tuya ya casi no la hay, algo debe de andar terriblemente mal entre ustedes?

La realidad es que la pasión no es algo que siempre esté en el mismo nivel. Sube y baja. A veces, como suele ser al principio de las relaciones, es muy alta, aunque otras veces, tal vez por estrés en el trabajo, por cansancio físico, por peleas o también por falsas creencias y una educación incorrecta sobre nuestra sexualidad, la pasión disminuye.

Pero te tengo buenas noticias: la pasión se puede recuperar y mantener en una relación. No necesitas cambiar de pareja cada vez que la pasión baje para volver a sentirla. O algunas veces sí será el caso, pero en la mayoría se puede volver a encontrar la pasión, lo que espero que se transmita a distintos aspectos de tu vida, como a tu trabajo u otras actividades.

Lo importante que quiero que sepas es que la pasión no solo está en lo sexual, sino que la puedes encontrar en todos los aspectos de tu vida. En las ganas que te dan de levantarte en la mañana a hacer algo en específico, o bien en la inclinación que sientes por viajar y descubrir nuevos lugares o quizá en la preferencia que tengas por un equipo deportivo. El caso es que entre más pasión sientas por las cosas que haces, más feliz serás. Y entre más feliz seas, mejor la relación con tu pareja, familia, hijos, amigos, etc.

Porque déjame contarte un secreto: mientras mayor sea la pasión en tu vida, tus encuentros sexuales con tu pareja serán mejores. Estarás de mejor humor y te sentirás más pleno. Y todo esto te hará ver más relajado en tu trabajo, menos estresado y con más energía para hacer alguno de tus pasatiempos favoritos. Incluso te hará sentir con muchas más ganas de regresar a casa después de un largo día de trabajo para convivir con tu pareja y, si se puede, tener un encuentro sexual.

De eso se trata Re-apasiónate. Basándome en mi propia búsqueda y las respuestas que he ido encontrando, te contaré un poco sobre mí y mis pasiones. Pero, además, te ayudaré a descubrir cuáles son las tuyas y cómo trabajar en ellas.

El libro está divido en dos partes: La leyenda de la pasión y Pasión a fuego lento en las relaciones de pareja.

En la primera me refiero a la pasión en la vida tanto en el trabajo como en las relaciones de pareja y en los pasatiempos. Te explicaré qué es la pasión, cómo diferenciarla de los gustos, del amor y del enamoramiento, si es necesaria o no y lo que puede pasar si no tenemos ninguna pasión o si la sentimos de manera intensa solo por una cosa o persona.

Al inicio de cada capítulo encontrarás la sección que llamé Historias de pasión, donde te contaré una historia sobre pasión para ejemplificar un poco el tema que trato, algunas mías y otras de conocidos o de clientes que han venido a consulta conmigo. Al final, siempre vas a encontrar un ejercicio para trabajar algo de lo que hablamos en la sección Re-apasiónate. Son ejercicios simples y sencillos que cualquiera puede realizar. Te van a ayudar a conocerte para ir encontrando tus pasiones y aprovecharlas.

La segunda parte del libro está dedicada a las relaciones de pareja. Al inicio de cada capítulo también te contaré una historia que ejemplifique el tema en Historias de pasión y, al final, encontrarás ejercicios en la sección Re-apasiónate, ya sea para trabajar con tu pareja o a solas. Porque en esa parte te voy a explicar qué hacer cuando la pasión baja, qué pasa si tu pareja cambió, cómo enfrentar peleas constantes, de qué manera trabajarlas y, lo más importante, te voy a enseñar cómo recuperar la pasión perdida.

Una decisión que se tiene que hacer no solo mientras lees este libro, sino recordarla a través de los ejercicios todo el tiempo. La pasión no llega por arte de magia, hay que trabajar para conseguirla. Pero no te desanimes, no es algo aburrido, porque en definitiva la pasión es algo que se disfruta, así que recuperarla o volver a encenderla también será agradable. Venimos a esta vida a disfrutar y claro que también habrá obligaciones, pero qué mejor si las obligaciones y las personas con las que estamos nos hacen también felices, nos apasionan.

Espero que lo que encuentres aquí te ayude tanto como me ha ayudado a mí. Todo lo que te comparto es el trabajo que hice yo misma para encontrar lo que me apasiona y, sobre todo, para no permitir que se pierda el fuego en mis relaciones. Y ahora esta información está en tus manos… Re-apasiónate.

Mucho de lo que nos han contado acerca de la pasión a veces se parece más a una leyenda antigua que a lo que nos sucede en la realidad.

Historias de pasión

Mucho tiempo pensé que no sentía pasión por nada en la vida. Veía a otras personas que, de un momento a otro, dejaban su trabajo, comodidades y hasta el lugar donde vivían por perseguir su verdadera pasión. Pero yo nunca he sentido ese impulso por dejarlo todo para perseguir algo. Tampoco siento que practicar lo que me gusta me haya cambiado la vida, como otras personas me cuentan en sus experiencias.

Me costó mucho trabajo y autoanálisis encontrar cuáles eran mis pasiones. Y no porque no las tuviera en ese momento, sino porque tenía una idea equivocada de lo que era la pasión. Pensé que necesitaba ver fuegos pirotécnicos y que mi vida tenía que cambiar completamente para perseguir mis sueños. Pero poco a poco entendí que en mi caso no funcionaba así.

Fue a mis quince años, cuando veía un programa de televisión en donde una sexóloga resolvía dudas, que supe lo que quería hacer con mi vida. Quería ser como ella, quería hablar sobre sexualidad en televisión y, a partir de ese momento, todo lo que he hecho ha sido con el fin de cumplir ese objetivo.

Para mí no son fuegos pirotécnicos. O tal vez sí los sentí, pero de una manera sutil y no tan escandalosa. Lo único que sé es que después de eso no he vuelto a sentir nada parecido. En mi camino a cumplir con mi deseo de ser sexóloga, las cosas han ido pasando. Incluso podría decir que ni siquiera fui consciente de que hasta cambié el lugar donde vivía por estudiar sexología y trabajar en televisión.

Entonces, ¿cómo estoy tan segura de que ser sexóloga es mi verdadera pasión? Pues porque desde ese momento no me pude imaginar haciendo otra cosa. He tenido muchas ofertas de trabajo que, de haberlas aceptado, me habrían llevado a otros lugares, como a trabajar fuera de la televisión o a seguir siendo conductora, pero de otros temas que no tenían que ver con sexualidad.

También tengo que aceptar que muchas veces he pensado en dedicarme a otra cosa, porque llegar adonde estoy no ha sido fácil. He tenido que estirar el dinero que tenía ahorrado por varios meses en lo que llegaba otro programa de televisión en el que tuviera un sueldo. Pero el amor por lo que hago no ha dejado que me salga del camino, a pesar de todo.

A veces la pasión se presenta así, sin tanta emoción, sin tantos cambios ni explosiones. Pero si pones atención, te empiezas a dar cuenta de que hay algo en tu vida que hace que despiertes con gusto y no te imaginas haciendo algo más o estando con alguien más.

En las relaciones de pareja sucede lo mismo. Nos han vendido la idea de que tenemos que sentir fuego por alguien para saber que realmente nos gusta. Y quizá en muchos casos es así al principio: no puedes dejar de pensar en el otro, mueres de ganas de verlo en todo momento y, cuando están juntos, no pueden dejar de tocarse. En algunas parejas esa llama permanece por muchos años; en otras, va bajando con el tiempo; y, en muchas otras, como me pasó a mí con mi carrera, no es tan escandaloso lo que sientes, pero sabes que es con esa persona con la que quieres estar y no imaginas tu vida sin ella.

La pasión se da de muchas maneras porque es diferente para cada persona. Lo que sí es importante es que identifiques qué es lo que te apasiona y si esa pasión necesita que la alimentes, que la hagas crecer o si, por el contrario, es tan intensa que necesitas aprender a dosificarla, encontrar otras cosas que te apasionen y buscar el equilibrio.

Lo que nos han dicho de la pasión

He visto muchas conferencias, videos en YouTube y en redes sociales y he leído libros sobre encontrar tu verdadera pasión. Pero muchos de ellos me dan la sensación de que todo lo que tengo en mi vida está mal porque todavía no encuentro la “pasión verdadera”.

Hablando con muchos amigos sobre este tema, me he dado cuenta de que otros se sentían como yo: me decían que no tenían una pasión y se les notaba inconformes, incluso avergonzados. Cuando en todos lados nos dicen que hay que encontrar nuestra verdadera pasión, entonces algo debemos estar haciendo muy mal si no la tenemos, o bien algo importante debe hacernos mucha falta en nuestra vida.

Pero cuando les contaba a mis amigos mi experiencia, que no siempre fue intensa y que no cambié mi vida radicalmente al encontrar mi pasión, me decían que entonces eso no era pasión. En otras palabras, nos han metido tanto en la cabeza una específica forma de vivirla que creemos que todas las demás no son reales.

Y ni hablar de la pasión en pareja. Es todavía peor, porque empezamos a hacer que nuestras relaciones dependan de esa pasión y, en el momento en que baja, entonces la relación “ya no funciona”.

En todos lados nos dicen que hay que encontrar nuestra verdadera pasión.

Tanto queremos sentir esa llama intensa todo el tiempo, ese deseo por él o por ella que cuando tenemos relaciones sexuales esperamos que en lugar de orgasmos empecemos a ver fuegos pirotécnicos estallando en la habitación. Y, además, que todo suceda sin ningún esfuerzo, porque creemos que la pasión tiene que explotar sola.

Muchas veces las relaciones comienzan de esa forma y, en muchas otras, esa pasión al inicio ni siquiera se siente tan intensa. Pero con el tiempo esa llama empieza a perder fuerza y esto no quiere decir que nuestra relación ya no funcione o que estemos condenados a una vida sin pasión. Simplemente tenemos que aprender a recuperarla y a aceptar la forma en que la sentimos.

Por eso resulta tan difícil dar una definición clara sobre pasión, porque cada persona la siente diferente. Y me parece que haber intentado dar definiciones tan específicas es lo que nos ha confundido. Nos dicen que la pasión es de una forma y, entonces, la que sentimos nosotros, que tal vez es diferente, queda invalidada.

A lo largo de tu lectura te daré diferentes ejemplos de la manera en que algunas personas sienten la pasión. Puede ser que te identifiques con alguna o puede ser que ninguna de ellas se parezca a tu forma de sentirla, pero de eso se trata. Cada uno la siente distinto y, por lo tanto, cada uno posee su propia definición.

De todas maneras, me parece importante contarte lo que yo pienso que es la pasión para que puedas entender a qué me refiero: la pasión es la energía que te mueve. Esa energía se podrá presentar de maneras diferentes, a veces constante, a veces intermitente, a veces muy intensa o a veces muy suave. Pero no importa cómo la sientas, te darás cuenta de que lo es porque te da la motivación necesaria para volver a sentir fuego por tu pareja, para levantarte de tu cama e ir al trabajo o para gritar gol con tanta emoción durante un partido.

La pasión es la energía que te mueve.

Podrás estar pensando: “A mí no me apasiona mi trabajo, pero igual me levanto con motivación y energía”. Y está muy bien. Tal vez no es tu trabajo esa energía que te impulsa a levantarte, pero seguro sí tu familia, la idea de tener una mejor vida, viajar, etc.

La pasión sube y baja

Vayamos ahora a las relaciones de pareja. Aunque seguramente te frustre un poco porque no sabes cómo aumentarla, lo primero que quiero decirte es que no te asustes si la pasión con tu pareja ha disminuido. También es posible que por esa baja se hayan originado problemas en otras áreas y que por eso se hayan separado también en lo sexual. Pero no te preocupes, es normal. La pasión no permanece siempre en el mismo nivel.

Imagínate lo agotador que sería sentir todo el tiempo tanta energía por algo o por alguien. Por eso a veces es intensa y otras veces no la sientes tanto. Imagínate si un piloto de Fórmula 1 todo el tiempo sintiera esa adrenalina que experimenta cuando está en una carrera. Aunque la pasión por la velocidad sigue existiendo, también necesita otros momentos de relajación en su casa, como descansar, dormir o leer un libro. Después tocará de nuevo correr una carrera y acelerar.

En las relaciones también es lo mismo. Tenemos a nuestra pareja ahí todo el tiempo, así como el piloto tiene un auto de carreras, pero en nuestro caso se vuelve un poco más complicado porque somos personas y tenemos temperamentos, problemas y preocupaciones distintas. Entonces no será tan sencillo como volver a subirse a un auto para sentir esa pasión, pero con un poco de trabajo, pueden volver a levantarla. Y de eso se trata: de no dejar que permanezca mucho tiempo abajo.

Ahora bien, el piloto no está en su sillón viendo tele y esperando sentir esa adrenalina o energía. Sabe perfectamente que tiene que manejar para sentir la velocidad. Es decir, tampoco nosotros podemos quedarnos sentados en nuestro sillón esperando a que ese fuego arda desde ahí repentinamente. Hay que trabajar en la pasión, encontrar maneras de buscar a nuestra pareja y de que nuestra pareja nos busque a nosotros. A pesar de todo el cansancio del trabajo o de los hijos o de las labores domésticas, tienes que darte el tiempo también para re-apasionarte.

Hay que trabajar