Recuerdos de un peregrino camino al templo - Armando Bravo Zavaleta - E-Book

Recuerdos de un peregrino camino al templo E-Book

Armando Bravo Zavaleta

0,0

Beschreibung

Con respecto a la obra, podemos decir que se trata de un conjunto de ensayos, reflexiones e historias a manera de cuentos que buscan inducir al lector en todo momento a pensar los motivos y las circunstancias que atraviesan en su vida; ellos tienen un porqué, no son de la nada, muchas veces parten de lugares equivocados y es nuestro deber encauzarlos, para ello debemos comprender las razones que nos asisten, de allí la propuesta de esta obra con elementos comunes para todos y sin tanta elocuencia que muchas veces termina por no decir nada al lector. Las historias son breves y concretas en la idea que sirvan solo para el momento de quien se adentra en ellas, no requieren seguir un hilo temporal, aunque muchos de sus capítulos tienen conexiones entre sí. Un libro que habla del optimismo independientemente de las razones que a uno lo mueven en la vida. Un libro constructivo en medio de tantos desórdenes, que no promueven nada, y edificante desde sus propuestas y/o sugerencias para mejorar nuestra concepción del mundo moderno.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 309

Veröffentlichungsjahr: 2022

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.


Ähnliche


Armando Bravo Zavaleta

Recuerdos de un peregrino camino al templo

Bravo Zavaleta, Armando Recuerdos de un peregrino camino al templo / Armando Bravo Zavaleta. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2949-7

1. Cuentos. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

INTRODUCCIÓN

LA GRAN PRUEBA EN EL DESIERTO, ELIGIR QUE CREER Y A QUIEN CREER

LA SAVIA DE LA VIDA, ESE COMBUSTIBLE OCULTO EN LA SUPERFICIE DE LAS ACCIONES DEL HOMBRE

EL VALOR DE LA INCÓGNITA EN LO INCOMPRENSIBLE

UNA LECCIÓN DISTINTA

BUSCANDO MI LUGAR EN EL MUNDO

EL MUNDO DE LAS EMOCIONES DE LOS PUEBLOS CONQUISTADORES

LAS PALABRAS DE LOS GUERREROS

EL CONOCIMIENTO DEL OTRO LADO DEL VELO

LOS FANTASMAS DEL GUERRERO MÁS TEMIDO

MI APRENDIZAJE EN CRETA

PRUEBA DE VIDA EN EGIPTO

LA PRESENCIA DE LA AUSENCIA

IMPENSADO BANQUETE EN LA MONTAÑA

EL LIBRO DE LA VIDA

EL GUERRERO QUE HACÍA LA DIFERENCIA

LA PROFECÍA SOBRE EL DISCÍPULO UNGIDO

EL ORÁCULO DE KAZAJISTÁN

LA SABIDURIA DE LA DERROTA

¿DONDE ESTA LA VERDAD?

LA COPA DE VINO EN LA CABAÑA DE LAS ALTURAS

EL OCÉANO DE LAS ETIQUETAS

LA PIEDRA FILOSOFAL

LA MEZQUINDAD DE LOS HOMBRES EN LA ABUNDANCIA DEL UNIVERSO

EL SECRETO DEL NOMBRE DE LOS DIOSES

LA CONSTRUCCIÓN DEL DESTINO PERSONAL

LA PERSPECTIVA DE PODER VER LA HISTORIA A SEGUIR, MÁS ALLÁ DEL DISEÑO DE LAS ILUSIONES VIGENTES

HISTORIAS DE DIOSES ENTRE PAGANOS

EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO

LAS DISTINTAS CLASES DE AMORES

HISTORIA DE DOS BATALLAS, DOS PUEBLOS GUERREROS CON CAPACIDAD DEVASTADORA

EXPRESIONES DE LA VIDA EN UNA NOCHE ILUMINADA

SOLO SE TRATA DE CONTINUAR EL CAMINO

PALABRAS DE UN VIEJO BOHEMIO FRENTE A SUS VERDUGOS

LA RUEDA DE LA VIDA Y LA MECA TESALONICENSE

A DONDE VAMOS CUANDO NO SOMOS PALABRAS

LA EXISTENCIA Y LA INEXISTENCIA DE DIOS

LA CONDUCTA DEL HOMBRE QUE NO TIENE NADA QUE PERDER

LAS PUERTAS QUE NOS CONDUCEN A NUESTRAS PROPIAS VERDADES

EL VALOR DE AQUELLO QUE NO SE PUEDE MEDIR

HISTORIAS FANTÁSTICAS O HISTORIAS REALES

ILUSIONES Y VERDADES DE LOS SIETE MARES

EL SÉPTIMO CIELO Y SUS SUPUESTAS DESIGUALDADES

LOS LUGARES TAMBIEN ENSEÑAN

LAS CIVILIZACIONES, LO PERDONADO Y LO NO PERDONADO

EL LEON, LA HIENA Y EL VENADO

NADA NUEVO BAJO EL SOL

CUANDO EL DESTINO HACE SILENCIO

LA ILUSIÓN DE LOS MUNDOS

ENCUENTRO CON LA ESPERANZA CAMINO AL TEMPLO

MEMORIAS DE UN PEREGRINO CAMINO AL TEMPLO

LA VERDAD, ESA VOZ INTERIOR QUE NOS HABLA DESDE MELODÍAS FESTIVAS O DESDE LÁGRIMAS SIN CONSUELO

EL VALOR DE LAS PERSONAS Y EL VALOR DEL CONOCIMIENTO

EL EXILIO Y EL CAMINO DEL PEREGRINO

EL IDIOMA DEL CIELO Y DE LAS ESTRELLAS

SERES ANGELICALES Y NO TANTO, CAMINO AL TEMPLO EN EL CAUCASO

LA VIDA NO ES SOLO CONTAR HISTORIAS, TAMBIEN ES PODER CONTRUIRLAS

EL LEGADO DE UNA CIVILIZACIÓN OCULTA

LA BEATITUD DE LOS RECUERDOS

UNA LECCIÓN EN DAMASCO

MEDITACIONES ENTRE DUNAS, ESTEPAS Y DIOS

RECUERDOS DE UN SABIO, EN LOS INTERREGNOS DE MI CAMINO AL TEMPLO

DESPEDIDA

BREVES DATOS DEL AUTOR Y SU TRABAJO

Este libro está dedicado a mis padres

que me acompañaron en todos mis emprendimientos,

sobre todo a mi hermano René Patricio incondicional en mi vida,

a Mariana mi cuñada;

a mi pequeño ahijado René

y a mis sobrinos Tomás y Felipe.

INTRODUCCIÓN

A lo largo de ediciones anteriores he recurrido en numerosas ocasiones a la herramienta de titular o nombrar cada historia como, “Memorias de un peregrino camino al templo”; así en todo este tiempo ese peregrino ha desplegado un sinfín de historias y relatos, muchas de ellas vinculadas tangencialmente pero elegantemente útiles para mencionar lo que se continuaría de las historia de Saulo y el anciano; intentando poner de manifiesto - ya sin la presencia de ese sabio que nos acompañó en un momento determinado de nuestra vida con consejos hechos a medida (si se quiere) pero que carentes de la voluntad propia – el aprendizaje de un criterio propio, más extendido en el tiempo y que pueda justificarse en función de los aciertos y errores personales en la praxis.

Se trata de la madurez con las que las historias hacen “al peregrino” responsable, por los criterios adoptados según su sana razón y no por algo basado en la repetición sistemática de una sabiduría entendida y aplicada por otros.

Recuerdos de un peregrino camino al templo tiene que ver finalmente con esa parte que frente al derrumbe existencial de lo que conocemos como mundo exterior, aún se preserva de la incorruptibilidad; que no solo debe ser cuidada bajo siete llaves, sino también que debe potenciar el bien propio y de quienes nos asisten o comparten su existencia con nosotros.

Los dejo en la consideración de las letras venideras.

LA GRAN PRUEBA EN EL DESIERTO, ELIGIR QUE CREER Y A QUIEN CREER

(MEMORIAS DE UN PEREGRINO CAMINO AL TEMPLO)

En medio de los espejismos que propone la soledad de los médanos y algunas rocas testigos, aparecen frente a mí imágenes, recuerdos… como en una película que se desarrolla a altísima velocidad, solo con pantallazos de aquellas experiencias inolvidables, y casi de manera imperceptible se suceden otros planteos sumidos en temores, empujados más que nada en realidad por el cansancio de una búsqueda que parece no terminar jamás, “la verdad de ese templo propio” que no ofrece ningún atisbo de poder realizarse completamente y un calor agobiante que también condimenta la sensación de desesperanza en aquel burdo intento de acceder a lo inconquistable; en aquella instancia puedo comprender sin ningún tipo de explicación que las imágenes que se desarrollan en aquella experiencia no tendrán un final jamás; comprendo que desde el momento que de por finalizada mi búsqueda, la misma se hallará incompleta; debo continuar mi camino en la aceptación que nunca acabaré aprender lo que esta percepción tiene para enseñarme, porque en el momento que la búsqueda finalice yo fenezco con ella o yo me hallo en un lugar fuera de este mundo que no necesita buscar nada, solo un ideal alcanzado fuera del ámbito de mis limitaciones actuales.

Por todo ello la disyuntiva que se me presenta frente a la proyección de todas esas imágenes cargadas de cielos y de demonios, tiene que ver con lo que debo elegir creer y a su vez en quien debo confiar; en todo caso el aprendizaje en este tramo del camino tiene que ver con “la elección” en el fuero interno de todas las emociones, muchas veces fuera del ámbito de lo racional y de la sana lógica, hallándose siempre presente en la combustión de todo aquello que forma parte de nuestra naturaleza carnal y espiritual - y todo lo que ello implica - con lo que el medio ambiente humano, silvestre y todos aquellos derivados de los ecosistemas que posibilitan la vida y la muerte; en ese sentido esta es una lección propia que no puede ser transmitida, solo puede ser asequible a quienes se detienen en el autoconocimiento y significado de la vida.

Escenario complejo el desierto al momento de intentar leer las señales que el universo despliega para toda expresión de vida que mora y se desarrolla en cada una de sus dimensiones; los viejos chamanes de tribus y ermitaños de las montañas coincidían en sus relatos sobre aprender a leer las señales que el destino nos pone en frente, en aquella oportunidad solo debía entregarme a la magnificencia de todo lo creado, despejando el mar de dudas que puede sugerir el error de nuestras malas decisiones ¿Cómo saber entonces si la medida tomada es la correcta? ¿Existe algún atajo en el tiempo que allane mi inquietud sobre una mala determinación? ¿En quién podría confiar en ese momento a solas con mis temores más recónditos y anhelos más profundos?

Y en esa entrega hacia la totalidad de la creación recostado sobre la sombra de un árbol, la respuesta aparece en el mismo firmamento en la contemplación de una bandada de pájaros volando en perfecta sincronía, y es que sin saberlo aquellas aves vuelan a través del mismo espíritu que posibilita la vida en cada una de sus criaturas haciéndose presente en cada una por igual; ese impulso es el idioma que tiene el universo para disponer y regir su obra, lleva su sello impreso en cada atardecer y en cada amanecer como señal de largada y de llegada que tiene cada día para vivir en la vida; de manera que no puede existir error en el trabajo de la existencia, claro siempre y cuando ese universo no atente contra sí mismo, porque quien comprende su función vibra con la sensación de sentirse inmensamente vivo ante la majestuosidad del paisaje; ya no es necesario discutirle al sol que se oculta para dar lugar a las estrellas, todo es empujado por la misma fuerza o por la misma ley que comprende todo lo que podemos conocer e interpretar; negar esa ley sería el absurdo de inmolarnos sin un sentido, que al menos esboce algún pobre intento de un interés legítimo personal.

Entonces el espíritu que se impulsa en todas las direcciones de lo que habita y se desarrolla en la tierra, no puede equivocarse en la misma obra de nuestras elecciones; ese impulso, motor o pasión por nuestra misión en el mundo no nos ha de mentir, lo sabemos por la verdad que experimentamos al dejarnos llevar por él; el planteo inicial por tanto, queda resuelto en la comprensión que no puede existir error alguno en cualquier decisión libre, voluntaria y apasionada en nuestro peregrinar hacia ese todo que nunca acabará; en ese mismo orden de ideas solo debemos confiar en esa voz interior que nos conecta… nos comunica con nuestras verdades más intensas en la idea de la parte de ese cielo que algún día hemos de conocer sin el fin de cada jornada o puesta de sol.

LA SAVIA DE LA VIDA, ESE COMBUSTIBLE OCULTO EN LA SUPERFICIE DE LAS ACCIONES DEL HOMBRE

Siempre pensé que habría de encontrarme con sabios que adornarían el lujo de mis palabras con el saber y conocimiento; hoy puedo decir con parte de un camino recorrido y por recorrer camino al templo propio, que no existe ese conocimiento solo imaginado en la embriaguez de la adolescencia donde solo se concibe el protagonismo de la vida desde un poder terrenal, limitado por lo que nuestros sentidos de juventud pregonan como la panacea de la existencia, existe un saber más profundo solo contemplado desde la supervivencia de caídas impensadas en los márgenes de error de cada mortal, un saber que se presenta como la savia de la vida, esa misma savia que permite y posibilita la existencia, desde la clandestinidad, la energía para el desarrollo y función de la más soberbia vegetación que se pueda divisar.

Autoridades frívolas con pocas ganas de indagar las causales de la miseria humana en todos los órdenes conocidos, solo participando en el análisis de las estadísticas o resultados de sus decisiones tan acertadas como de igual manera en el subsuelo de las equivocaciones, que no pueden verse más allá de ese cuarto oscuro tapado por lodazal de lo que presuntamente nunca tendrá solución.

Lideres de todos los órdenes mundiales, que se olvidan de la condición del ser humano primigenia al que destinan sus decisiones, un ser humano con voz propia en el intercambio de esa simbiosis que constituye y posibilita el poder; poco se hace por conocerse a sí mismo, indagamos en la coyuntura de los sucesos… de la historia propiamente dicha, jamás nos detenemos en cómo se la cuenta ni porqué se le atribuyen condiciones inexistentes; peor aún… no se nos ocurre pensar en el origen de las lágrimas y su destino al ser liberadas, solo pensamos en hacerlas cesar; no tenemos en cuenta a quien nos enciende la risa, solo pensamos en el goce de la misma sin muchas vueltas; no es la experiencia la que cuenta, sino lo que viene con ella, dirá el oráculo ante la consulta de los ansiosos principiantes; no es el cielo sino la búsqueda de los ángeles lo que nos explica en la tierra; tampoco es el suelo literal de nuestras derrotas sino haber tragado polvo cuando nos hallamos debajo de la vida y sus cánones de victoria; no fue la mentira sino el uso que le dieron lo que lastima.

Y así vamos por la vida, poniéndole etiquetas a todo para no adentrarnos en la realidad de nuestro resplandor o en el tormento de nuestro costado menos amable; tememos lo que podemos encontrar en las profundidades de la savia que nos impulsa día a día, y ese temor es nuestro peor enemigo.

No podemos comprender que muchas veces no encontraremos palabras para describir lo que vivimos… esa esencia que solo ES; un intento muy noble de decir lo indecible, pero carente de la objetividad de los generales para conducir a sus tropas a la batalla solo apoyados en el ideal de la búsqueda hacia lo supuestamente mejor, porque al final del día en los debe y en los haber; nuestros disfraces de la realidad no podrán esconderse de nuestra propia savia; solo podremos contar en nuestras manos el dolor o la alegría sin ningún condimento que los sazone, seremos nuestro mundo y nuestra realidad y lo que voluntariamente hicimos de ella.

El templo interno comienza a dibujarse y a construirse, desde pilares que son verdades inalterables de todo aquello, que jamás podrá agotarse en la búsqueda de lo que siempre será un paso más a conocer en la interminable adjetivación del mundo externo; un general, un líder espiritual y un gobernante no podrán jamás visibilizar la realidad externa que intentan esgrimir, si antes no conocieron la llama que enciende el fuego de las verdades internas de cada ser viviente sobre la tierra, un templo que se define en la contradicción de lo indecible.

EL VALOR DE LA INCÓGNITA EN LO INCOMPRENSIBLE

A menudo discutimos con nuestro pasado y sus razones en el oasis que supone nuestra oración a la verdad más profunda que mora en cada uno de nosotros, le pedimos por un mejor porvenir, no pensamos en la lógica que tiene la vida en sus tiempos y en sus lugares para actuar como lo tiene previsto; se trata de una película densa que no concede la posibilidad de avanzar su desarrollo para arribar al momento en que la misma nos ha de favorecer; acudimos a los sabios de la historia en el vano esfuerzo que nos expliquen sus razones; hombres constructores de sofismas complejos que solo calman su sed de conocimiento en la satisfacción del ego al verse requeridos, mas no un aporte del verdadero conocimiento, aquel que provee la paz y la dicha de sentirse inmerso en algo más grande que lo que sus propias palabras pueden diagramar.

Así en esa experiencia el ser humano común y corriente… de a pie, puede decodificar lo que el universo habla en su nivel más elevado a quienes solo pueden ofrecer un corazón grande como antena en la comprensión del significado de sus días en la tierra; el universo siempre está en control de todo, no existe nada que no vaya a estar debidamente compensado en nuestro existir, por ello el principio de equidad suele - en el transcurso del tiempo – echar a rodar sus dados para devolverles a los últimos el primer lugar y a los primeros enseñarles el último vagón que deja atrás aquello que ya no será parte en la ruta de ese tren, que dicho sea de paso siempre se dirige hacia un lugar mejor que el que abandona.

Sabios y ermitaños de todas las castas y sociedades relativizan el ganar y el perder, quien cree que gana no ha ganado nada, y quien piensa que está perdido mientras pueda pensarlo aún, gana; sabios de barba blanca crecida que se mofan de los títulos de los presuntos ganadores sin que “el perder” se vuelva irrisorio, todo es provisorio de acuerdo con los principios de acción y reacción en consecuencia.

Sabios que enseñan que el servicio hacia los demás en forma desinteresada es el mayor acto de egoísmo que se pueda conocer, provocando la hilaridad e irritación de los presentes, que no pueden ni quieren admitir lo que ese universo que pueden observar pero no escuchar les susurra a los mansos de corazón; la soberbia e impertinencia son malos consejeros en las vidas de aquellos perturbados ciudadanos, que solo pueden encontrar su quid existencial en el cumplimiento de sus normas que al fin de cuentas nadie observa.

Sabios que enseñan el valor de esa entrega en lo que no puede dimensionarse bajo ningún parámetro de los mortales, el hecho de que no se le pueda poner algún precio lo hace tan singular y valioso, y para ello en las propias miserias esos viejos bohemios cotizan su amor propio bien entendido, inundándose de algo que no puede ser objeto de ninguna transacción.

No importa.. da lo mismo si ese conocimiento se adquiere en la mesa de aquellos comensales olvidados en las afueras de la ciudad, o en los banquetes de la plaza mayor, en los que la gala pone su cuota propia de altura en la aspiración hacia el cielo de nuestros ideales; sucede que la verdad no actúa de manera distinta con el paso del tiempo, siempre termina por devolver el agua de las lluvias a los mares, y el alma de las aves que vuelan en grupo a la perfección de ese cielo que tanto ignoramos.

Esos sabios siempre contaran historias… que serán reales para quienes encuentren su rayo de luz en ellas, como fantásticas para quienes no puedan admitir acontecimientos fuera del espejo de las tres dimensiones en la que viven.

Un día cualquiera dirigiéndome hacia no sé muy bien donde todavía, levanto mi equipaje para tratar de escuchar la sabiduría de los dioses y el porvenir hacia lo que la existencia coloca en frente mío; no hay soles, no hay dichas, ni arco iris, solo estamos mi muda de ropa y lo que el tiempo y la experiencia hagan de mí.

“MI CAMINO HACIA EL APRENDIZAJE DE LAS EXPERIENCIAS DE LOS VERDADEROS CORTESANOS OLVIDADOS”

UNA LECCIÓN DISTINTA

Me encontraba en medio de algo jamás pensado en lo que habían sido mis viajes en toda mi travesía; interrumpí mi cena para huir de aquel lugar ensordecido por la balacera que se oía no muy lejana; lejos de la razón y más cerca de los instintos naturales como lo puede sugerir la subsistencia misma, prestamente me dirijo nuevamente hacia el desierto en medio de la oscuridad que según esta circunstancia ofrece la seguridad de no ser divisado por algún disparo perdido o blanco perfecto en medio de la confusión de disparos cruzados; no podía caber reflexión alguna en tan preciado momento, solo escapar de aquel lugar y es que pocas veces existen momentos tan intensos donde no cabe el razonamiento con los hechos, solo se debe actuar.

Algo extraño en semejante momento de otro tipo de lucidez, donde más bien predominaba ese hemisferio del cerebro que antes solo había contemplado en los animales salvajes al pelear por su presa y de igual manera escapar de sus perseguidores; en esta oportunidad el foco de los acontecimientos se hallaba puesto en primera persona desplazando al eje de la tercera persona que sentenciaba sobre lo que observaba, porque debo decirlo que las cosas cambian y mucho al momento del aprendizaje desde la tribuna de los acontecimientos; hallarse en medio de los sucesos provee una química especial para la comprensión de los mismos.

Por lo que una vez bastante lejos, comienzo a tomar la verdadera dimensión de lo que había acontecido; principalmente sorprendido por la intrepidez de los hechos, como si se tratara de otro actor en la defensa de mi integridad, muy lejos de la lógica de las enseñanzas impartidas por los sabios y los no tan conocedores de la verdad, de esa verdad, que nos envuelve a todos. Todo ello se resumía en la respuesta de los impulsos, en sentimientos tan antagónicos entre sí como el amor y el miedo propiamente dicho, que nos obligan a actuar sin más remedio… una lección distinta de los elementos que también componen la existencia desde otro paradigma; una lección en medio de la mesura de los acontecimientos que me acompañaban; la vida es eso… descubrirse uno en el paisaje de la secuencia de los acontecimientos, como así también hallarse protagonista de ese fuego que nos induce a obrar de otra manera; el amor y el rechazo no tienen lógica, solo se sienten y uno debe educarlos, así el hombre descubre que ama lo que es afín y repele lo que no vibra consigo mismo.

Y mientras - una vez guarecido - tomaba notas de mis vivencias, recordé las palabras de ese monje montañés en armonía con todo lo creado y gran conocedor de la naturaleza del ser humano; él decía, que todo ser humano lleva en sí germen del amor y del rechazo por todo lo que habita en la tierra, de manera que esos impulsos no son algo malo de por sí, solo se trata de una condición inherente a la humanidad, en todo caso el trabajo que debe aspirar el hombre sensato ha de tener que ver con poder pulir aquellos rasgos afines apartando del foco de interés aquellos en los que participa el rechazo.

La lección - en este caso – estaba dirigida a poder sentir y actuar en consecuencia sin tanta lógica, muchas veces envuelta en sofismas que anulaban la acción primera de cada mortal y su condición como sujeto de instintos; estaba direccionada a experimentar algo distinto a lo ya conocido, en esta oportunidad en función del apremio de las circunstancias.

Abriendo - de esta manera - un nuevo juicio de valor y sus posibilidades a quienes actuaban de acuerdo con esta condición primaria, pero que no debía entenderse como una realidad superior a la cual subsumirse, si no que debía ser integrada al abanico de elementos que conforman el comportamiento del ser humano.

A menudo los sacerdotes tribales hacían clara mención a la naturaleza primaria o básica del ser humano en la que se hallaba en la búsqueda de aquella condición superior situada en el cielo, condiciones en una pugna permanente para hacer prevalecer una sobre otra; jamás hicieron mención de la complementariedad de ambas… no era posible ni recomendable sentarse a debatir con la lógica de aquella circunstancia, solo cabía la instancia de guarecerse a los fines de conservar la integridad de ambas condiciones, de manera que no podría existir en lo sucesivo la lógica si me entregaba solo al análisis de aquella situación.

Finalmente, debo decir que la vida ofrece innumerables alternativas para desarrollar nuestro destino o lo que entendemos de él, y casi siempre dependerá de la correcta evaluación que hagamos antes de llegar a su desenlace.

Ese día se habían desplegado ante mí, nuevas puertas en la elección de mis posibilidades, se puede decir que era un poco más libre en la búsqueda de mi propia esencia en mi peregrinación al templo.

BUSCANDO MI LUGAR EN EL MUNDO

(MEMORIAS DE UN PEREGRINO CAMINO AL TEMPLO)

En mi largo recorrido de todos los trayectos realizados, me encuentro detenido en mi peregrinar, una causa me ha detenido, una causa que tiene más que ver conmigo que con las personas que asisto en las visitas a los poblados como a los eventuales compañeros de ruta; la causa propia de la libertad de un conglomerado de personas que se ven azotadas por los piratas del desierto, que dicho sea de paso, no contentos con las riquezas obtenidas de las tropelías que cometen anidan sus más oscuros deseos de someter a quienes las generan, el amor de una mujer en esa aldea me hace rever la dirección de mis días futuros y poner sobre la mesa mi conocimiento de verdaderos generales en pos del beneficio de la comarca, algún conocedor de la naturaleza de la justicia divina esgrimirá que a la larga o a la corta ha de triunfar lo noble y lo justo por sobre las miserias humanas, cuestión que ofrece el dilema de librar la suerte a los mecanismos que tiene la naturaleza para regular el orden de sus componentes o meter manos a la obra y anticipar lo que de todas maneras ya es un destino más tarde que temprano.

En la revisión de la decisión a tomar uno se hace consciente y comprende durante tantos días de estadía, que el lugar propio en el mundo que busca en la geografía, siempre se halló en el mapa interno de las emociones; ese templo hacia el cual caminamos en el desierto no es más ni menos que el templo propio de nuestras ilusiones, de nuestros amores y aprendizajes, solo por mencionar a los más conocidos; piratas que conquistan el mundo externo pero que se hallan vacíos de todo contenido espiritual a fortiori contenido moral; aún no han comprendido que las batallas se libran desde adentro hacia afuera y que lo que proviene del interior lo suministra el espíritu de la vida, que de la misma manera domina todo lo que tenemos a la vista; no pueden conectarse con ese espíritu creador y regente de todas las cosas, es por ello que su derrota está consumada antes de ser iniciada.

Estamos hablando de una lección para todos los que asisten a este desgraciado espectáculo, para un pueblo pacifico que se prepara con toda su alma para derrotar mitos sobre la invencibilidad de – por su parte – un grupo de ineptos que no conocen la autoridad que gobierna la tierra, donde ellos mismos ejercen un poder provisorio en función de la precaria y primitiva ley de la selva; ese mismo grupo de inadaptados que desconocen la autoridad de los altos mandos que hacen llover sobre la vegetación, proporcionando alimentos y vida sin distinción alguna, autoridad que hace amanecer a las mañanas, autoridad sobre el cielo, las estrellas y aquella luna que les brinda su apoyo en los ataques nocturnos. ¿ Acaso piensan que todo aquello es gratis? Pobres tontos disfrazados en su ceguera de poder, cuando los cielos caigan sobre ellos no tendrán margen para comprender lo que literalmente los sacó del mapa; tal vez aquellos que sobrevivan aprenderán la lección.

Pero debo volver a mi propia lección en la búsqueda del conocimiento y su aplicación; errante en un mundo que cambia las reglas de juego permanentemente y que obliga a repensar las estrategias para continuar en el mismo; detenido en el mejor lugar propio que cada alma puede imaginar, el amor, nada de especulaciones, ni criterios dogmáticos para acceder al sentido de los sentidos en la búsqueda de la significación y resignificación de la vida; amar y hacer valer ese amor en la vida diaria como cada uno lo conoce, proporciona la certeza de saber que nos hallamos donde debemos y ese es nuestro lugar en el mundo, independientemente de la geografía donde el mapa nos posicione, porque en la tarea más simple hecha con pasión está el amor y eso lo explica todo… no hacen falta más conocimientos de nuestro sitio, porque nos hallamos en el gozo propiamente dicho que en definitiva es la búsqueda de ese lugar tan personal en la vida.

Vienen a mí recuerdos de tantas fogatas ocasionales e improvisadas con los viajeros de la vida, donde se afirmaba que no se debía dejar enfriar al amor jamás, ya sea en la conducción de ideales de libertad y nobleza, como en la entrega a la emoción del amor por una mujer sin nombre aún, como en la contemplación de la fragilidad humana en un anciano que con el paso del tiempo había perdido los medios para conducirse solo, tal vez ello era así en noches frías y oscuras en la intemperie donde solo nos sostenía un ideal superior… de manera que sea lo que sea el amor debía estar presente; historias de sabios hablando en otras lenguas sobre exactamente lo mismo en distintas latitudes del mundo permitían inducir que lo hacían desde un idioma en común impulsado por amor, no había engaño en todo ello y en este día lo comprobaba en carne propia.

Ese lugar tan dentro y fuera de uno, anclaba la posibilidad de revisar tanto los criterios de comunicación y relación entre las personas que habitamos este globo terráqueo como el lugar de los mismos; filósofos, sacerdotes y científicos cuánticos, cada uno en su noble entender lo explicaban a su manera, pero para el ser común y corriente tal justificación solo se podía remitir a la entrega de ese lugar tan preciado, solo descubierto a través de la marcha y de los retrocesos que tiene nuestra vida en el conjunto.

Entonces todo este deambular, encontraba su justificación en proveerse de ese combustible en la aspiración a ese cielo tan deseado en las miserias existenciales presentes y en el mar de las contradicciones, una vez más hallaba la respuesta a la búsqueda en un lugar distinto al encontrado en aquella instancia; tal vez debía considerar que no solo era un buscador de mí mismo en la cima de la gloria, tal vez debía incorporar - para poder continuar - la idea de hacer mi aporte al resto de los peregrinos con los que me hallé y de igual manera obtener elementos en el sostén de aquel ideal alcanzado solo de manera efímera; tal vez en el encuentro con aquella joven que me hacía replantear todo de nuevo, encuentre la respuesta definitiva a ese rompecabezas que le faltaba a mi alma para determinar de manera inequívoca mi lugar en el mundo definitivo.

Los dioses harían el resto una vez que cumpla de manera global el sentido del tránsito y su lógica consecuencia en este mundo, repleto de aridez con el solo condimento de no perder y poder potenciar mi esencia; las respuestas habrían de llegar por si solas una vez que uno ha decidido su destino en las obras que habrá de llevar a adelante.

EL MUNDO DE LAS EMOCIONES DE LOS PUEBLOS CONQUISTADORES

Llevo unos días ya en la altura de las montañas de las que no quiero descender, me siento contrariado en la presencia del mundo de las emociones del ser humano inspirado por pasiones tan personales, tan mezquinas y tan miserables, pasiones disfrazadas de vigor que solo envejecen y matan, el hombre común no sabe buscar su elixir, se queda a medias como esa cumbre que una vez que nos ofrece su conquista nos muestra que nos hallamos todavía debajo de otro pico más alto; así ocurre con la generalidad de los pueblos que buscan la conquista, basados en la suma de poder, tal vez empujados por odio, por venganza; pocos pueblos en esa combustión del impulso de las acciones lo hacen en pos del amor, de la libertad y de la felicidad de sus “protegidos”.

Pocos buscan la paz… la serenidad que otorga el poder sentirse integrado con ese universo tan particular; durante el día se puede adivinar las conductas de los animales silvestres, asimismo se puede determinar la electricidad del ambiente antes de una tormenta… o durante la noche, en la que el brillo de las estrellas nos permite ilusionar y entusiasmarnos con algo tan extraño pero tan fascinante como son los sueños y toda su mitología, que por otro lado no sabemos a ciencia cierta de donde provienen pero si tenemos la certeza de lo que nos hacen sentir y en la estupidez del ser humano, adjetivamos de escrúpulos a las maravillas naturales y pasamos por alto todo tipo de conductas que en sí mismas constituyen verdaderas catástrofes, colectando tras de nosotros verdaderos karmas de responsabilidad por todo lo acaecido, tal vez por ello algunos sumos sacerdotes eligen la naturaleza como medio único de vida, ellos en su interpretación temen contaminarse de las necedades de los seres humanos y su ambición mezquina empujada por los vaivenes de todo aquello que no puede evolucionar aún.

El recorrido de mis pensamientos en aquel lugar tan paradisíaco, regresan sobre la capacidad de poder sentirnos tan plenos y abarcados por el camino de la serenidad - que la mayoría de los citadinos menosprecian - allí en ese mismo estatus quo nace el agradecimiento como preludio a la experiencia de la totalidad que nos ha de envolver respetando nuestra individualidad.

Sabiduría del ermitaño de las más altas cumbres, empujado e inspirado por ese espíritu universal que conecta todo con todos y nos impulsa a llevar los cielos a la tierra en la comunión del firmamento con los hombres de buena voluntad.

Mientras tanto en la ostentosidad y fastuosidad de los pueblos ricos y seguros, producto de cosechas exitosas o materia prima por montones, pululan los vendedores de ilusiones, aquellos que se llevan las riquezas concedidas por las deidades a través de ardides y engaños, para quienes aún no conocen la verdad; en definitiva, pueblos con luz verde para ser saqueados en la ignorancia o cobardía de no saber defender lo genuino; la naturaleza castiga a todo aquello que contraría su orden, como así también a todo aquello que lo desconoce; pueblos que pagaran caro su falta; para ello deberán soportar la miseria solo en la aprensión de la esperanza, así el vacío producto del despilfarro se habrá de llenar con la fe en un estadio superior que los contenga mientras empiezan todo de nuevo desde cero.

Las emociones de los pueblos conquistadores y pueblos conquistados deberán teñirse de lo real… de lo genuino para poder supervivir; para ello hará falta la capacidad de autocrítica y comenzar a purgar los errores en consecuencia.

LAS PALABRAS DE LOS GUERREROS

Un general tapado de condecoraciones, que brillan en esa tarde producto del resplandor y que lo convierten en algo distinto por encima del batallón que ha de conducir en la lucha armada; les habla a sus dirigidos sobre cuestiones como librar las batallas en uno mismo antes de salir al cruce de sus enemigos; jamás salir con la vida irresoluta hacia el campo de batalla porque puede resolverse en aquel instante de la peor manera; general que habla a sus conducidos sobre la necesidad de conocer la propia luz para poder pelear sin condicionamientos, una luz que ponga claridad sobre el amor conocido - de lo que supone ganar y perder- y la conquista de la gloria que se esconde hasta que concluye la disputa.

En aquellos momentos los guerreros deben ser conscientes de las batallas que libran con sus fantasmas internos del pasado y la presunción de su vigencia al momento de conducirse al campo mismo; batallas que se libran entre los afectos propios y el dolor que les infringe la pelea por ideales; puja de dos fuerzas internas antes de hacerse externas, entre principios de vida que rigen nuestro proceder y caminar, como también seres pensantes en un mundo que no distingue las pasiones de las razones; guerras libradas entre el valor y el abismo, que para poder ser tales, deben medirse y tonificarse; luchas que libran las pasiones de diversa índole, que tienen más que ver con los tire y afloja que tiene cada ser humano para no vivir en una rigidez que al final de cuentas será quebrada como una rama seca.

Mientras me alejo de aquella división, puedo discernir los rostros duros como roca antes de iniciar la embestida contra un malón de polvo que se observa a lo lejos; en cuestión de minutos un gran número de esos soldados, lo perderán todo en este juego de azar que es la vida, a veces uno quisiera no presenciar los sinsentidos que tienen que ver con asuntos de las pasiones de los seres humanos, lo cierto es que nosotros no elegimos donde estar; solo podemos elegir que hacer donde nos encontremos.

EL CONOCIMIENTO DEL OTRO LADO DEL VELO