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¿Ha sentido que repite ciclos? ¿Tropieza con la misma piedra una y otra vez? ¿Qué pensaría usted si le dijera que todos, absolutamente todos los habitantes de este planeta sufrimos de una pandemia que ataca al hombre desde el origen de los tiempos? Y si bien no lo mata físicamente, atenta contra el sentido de su vida y existencia sobre la faz de la tierra, llevándolo a repetir ciclos a lo largo de las generaciones, a vivir enfermedades en su alma, en sus emociones y en su mente, lo que inevitablemente se refleja también en su cuerpo. Esta pandemia se llama IGNORANCIA y no se debe a la falta de conocimiento o de estudios, sino a no entender el sentido de la vida del hombre y lo que Dios pensó al momento de crearlo. En pleno siglo XXI la humanidad volvió a sufrir una pandemia. Aún en tiempos donde la tecnología y los avances científicos han evolucionado a gran escala, un germen microscópico se escabulló cruzando fronteras, océanos y puso a toda la humanidad a su merced. Las reflexiones que el autor expone en este libro, pretenden ayudarle a combatir la pandemia de ignorar lo que Dios quiere para su vida. Comparte lo que lo sanó de algunos gérmenes de la religión, en diferentes temas de la vida y cree que pueden ser un aporte de salud para su vida también. Explorar cada tema puede traer una medida de entendimiento, que añada una nueva manera de expresar argumentos de verdad ante tanta mentira y engaño que nos rodea y pretende alejarnos cada vez más de la vida que aporta la palabra viva de Dios.
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Seitenzahl: 216
Veröffentlichungsjahr: 2022
Iván Ballistreri
Ballistreri, Iván Reflexiones en tiempo de pandemia / Iván Ballistreri. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-3199-5
1. Narrativa. I. Título. CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
Me siento seguro
La comida
Te están oyendo
La confesión
Espectador o protagonista
Qué estás declarando
Lo que no ves
Aclaración libro “Volviendo a la forma original”
Lo mejor no está por venir, lo mejor está sucediendo
¿Quién fue Alicia Sara Protasowicki?
Laberinto al corazón
El susurro de Dios
Perdón ¿Bailamos?
Conocer a Dios - PRIMERA PARTE
Conocer a Dios - SEGUNDA PARTE
La autopsia
Preguntas incómodas
Preguntar o dudar
Deja que tome tu mano
No tengo, pero...
El bajalenguas y el bisturí
En – Con – Para
Valles y Montañas
Una generación desobediente produce hijos que no conocen a Dios
Árbol junto a la corriente
El cinturón que se echó a perder
Posición ante lo falso
La confianza
El punto final
Rey sin reino
Pentagrama y música
Me da lo mismo...
No lo separe el hombre
La justicia de la cruz
Colaboradores en la derrotade los enemigos de Dios
No te agravio
El árbol de la ciencia del bien y el mal
¿Es lo mismo creer que tener fe?
La fe ¿Es ciega?
No le cortes la oreja
La debilidad como diseño
La vida es un regalo
No te comas el envase
Identidad
La lógica de las circunstancias
Obediencia por conocimiento
Quien ama, espera - PRIMERA PARTE
Quien ama, espera - SEGUNDA PARTE
Qué ves en el espejo
El centímetro cerebral
Qué dicen los carteles
La verdadera libertad
Eficacia y eficiencia
La oveja perdida
No hay excusas
Respuesta y solución
Enamorado
No al aborto
Parábola de la bala y el arma
Castigo vs. disciplina
Mala praxis
Creado - Formado - Plantado
Reset
Redes Sociales
Leyes naturales
Catabolismo - Anabolismo
Religión
Decisiones
Dolor - Molestia - Incomodidad
La palabra de Dios
Sentir el impacto, pero no quebrarse
Gozo y alegría
Contenido y continente
De la comodidad a la conquista
Salmo 23
La Violencia
Aprender vs. conocer
El grito de la naturaleza
La justicia divina
Recta y segmento
Revelación y verdad
La luz
Absoluto y Relativo
El peligro
Me gusta vs. Te apoyo
Día del médico
Primeramente, a Dios, dador de toda vida y creativo como nadie, que inspira corazones dándoles herramientas para ser útiles a su propósito eterno.
Luego a mi familia, mi esposa Sole, que es mi apoyo constante y parte esencial de todo lo que hacemos. Sus palabras de ánimo, de exhortación y llenas de amor siempre me llevan a lo más y mejor. Mis hijos Ian y Berenice, que son una luz en mi camino, me inspiran, me enseñan y acompañan en todo tiempo.
También a la Institución que me alberga, me vio nacer y nos da el ámbito de expresión Manantial de Vida y principalmente a mi Apóstol y papá Juan Ballistreri, que es un referente para mí; a mis hermanos y consiervos en toda labor ministerial.
Agradecer a la Iglesia MDV en Argüello, que han sido y son un lugar de entrenamiento y perfeccionamiento en toda buena obra, para la extensión del Cuerpo de Cristo hasta lo último de la tierra.
Por último, a todos los que no les interesa aparecer con sus nombres, pero permanentemente están apoyando mi vida y la de mi familia de todas las maneras posibles, haciéndonos participantes de sus éxitos y avances, dando honra a nuestras vidas con expresiones de madurez continua.
A todos muchas gracias.
El apóstol Pedro escribe en su segunda carta universal que el corazón es un lugar oscuro que necesita ser alumbrado una y otra vez, hasta que la luz de Cristo la alumbre por completo. La ignorancia es mucho más que falta de conocimiento o entendimiento. La ignorancia son tinieblas que forman parte de una edificación interior. Para que la ignorancia forme parte de la vida de una persona son necesarias fuertes construcciones que la protegen y provean las condiciones necesarias para su proliferación. Vivimos inmersos en un mundo lleno de ignorancia y los resultados inevitables son muy difíciles de ocultar. Aún cuando los medios de comunicación se multiplican, los avances tecnológicos no dejan de asombrar y el acceso a la información es cada día más fácil, la ignorancia parece multiplicarse sin control.
Podríamos pasar mucho tiempo buscando las razones que mantienen a la generación atrapadas en las tinieblas de la imaginación y la vanidad, pero sería tiempo desperdiciado. Tenemos algo mucho mejor que hacer, aquellos que hemos sido llamados a la luz del Señor. Dedicarnos a la luz es dedicarnos a nuestra mayor y mejor profesión. Es imposible vencer las tinieblas si la luz no se hace parte de nuestra forma de vivir. No se trata solo de entender o saber sobre la biblia, sino más bien volvernos la expresión del amor de Dios, manifestando su gobierno en todo lo que somos y hacemos.
2° Pedro 1:19-21 dice: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; (20) entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, (21) porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
¿Notamos que hay lugares oscuros en nuestros corazones? No temamos alumbrarlos, confiando en que el Señor nos conoce más que a nosotros mismos y sabe a lo que hemos sido llamados. Por momentos la ignorancia puede ser cómoda y placentera, pero el Espíritu Santo de Dios no nos dejará en esa condición, si en verdad somos portadores de una fe no fingida.
Mi recomendación es que disponga de aquella calidad de tiempo que le permite meditar y profundizar en los párrafos de este libro. No se conforme con solo entender los conceptos, sino procure que algo en usted sea expuesto a la luz. Seguramente verá que Dios ha provisto tiempo a su favor para dedicar a los asuntos eternos y cuando invertimos bien ese tiempo, se multiplica a nuestro favor.
PR. ABEL BALLISTRERI
Recién estamos saliendo de una pandemia viral, causada por el virus SARS COV-19. Esta pandemia contagiosa y altamente efectiva, tanto en enfermar como para matar, nos ha marcado a todos como generación, pero existe otro tipo de pandemia que es igualmente infecciosa y altamente mortal, que es la ignorancia.
Siempre que se escucha la palabra ignorancia nadie se siente identificado, claro que, si le dices a alguien “ignorante” esa palabra es ofensiva, porque a causa de esto es que es tan exitosa esta pandemia, nadie se hace cargo y nadie quiere ser ofendido frente a magno juicio.
Por este motivo no es mi interés ofender a nadie, pero de alguna manera es necesario que nos paremos y reconozcamos nuestra ignorancia para que, a punto de partida de este diagnóstico, podamos acercarnos al tratamiento correcto.
Nunca la ignorancia se trata de información ni de saber mucho o poco, sino de una sola cosa: no entender cómo opera la vida de Dios en la vida del hombre.
Es por eso que ningún hombre puede decirle a otro que es ignorante, porque tienen el mismo germen, pero Dios si puede diagnosticarlo y cuando con su amor nos enseña algo entonces su voz disipa toda ignorancia.
Con esto no quiero decir que mis palabras van a romper la ignorancia sino solo serán el vehículo, a manera de una jeringa, para que Su vida traspase las palabras trayendo luz y sabiduría, haciendo retroceder la ignorancia acerca de Dios en las personas, en ideas preconcebidas, oídas a vuelo de pájaro, mal enseñadas o sesgadas por la religión y el humanismo.
Solo quisiera pedirte que te dejes poner la vacuna, sentirás el pinchazo por las palabras, pero es mi anhelo que la voz de Dios sea la sustancia que te ilumine y traiga su gozo, paz y sabiduría para avanzar en todas las áreas de tu vida, como lo ha sido para mí.
Gracias por haber adquirido este libro, quiero expresarte mi anhelo de compartirte de lo que Dios me ha dado, y me es imposible callar, por amor.
La seguridad es un aspecto siempre buscado por el hombre. Sentirse seguro se ha convertido en una de las necesidades básicas de todo ser humano. Esto no es por diseño sino por causa de la inseguridad que experimenta en el medio donde se encuentra. Por lo tanto, puedo decir que la seguridad es altamente determinada por el ambiente que nos rodea.
Ahora bien, esta búsqueda de seguridad tiene un fundamento y es la vulnerabilidad, es decir sentir que cualquier cosa puede dañarnos. Esto ha sido alimentado en el hombre por las experiencias que ha vivido.
Cuando el hombre fue expresándose en poblaciones mayores, más tecnología y sobre todo la distribución de los recursos, surgieron entonces niveles de poder que fueron puestos a prueba todo el tiempo, y aun hoy continúan, ejerciendo un efecto sistemático de daño, lográndose así un estatus humano de aparente equilibrio.
Pensemos en el primer ser humano que se sintió inseguro, dijo “con mi cuerpo no puedo defenderme, necesito un elemento que permita provocar mayor daño y que no ponga en evidencia mi debilidad”, esto llevo a que se generara una búsqueda de la manera de ejercer daño y que cada vez sea más letal, manteniendo su integridad lo más protegida posible, y así llegamos al mundo que tenemos hoy.
Por eso es que un arma de cualquier índole que sea, da esa sensación de control y de seguridad, pero al mismo tiempo oculta un sentimiento de debilidad y vulnerabilidad.
Así es como el hombre se ha fortalecido desde afuera hacia adentro pensando que esto calmaría su sed de seguridad, pero ha demostrado que nunca ha sido suficiente. Tanto es así que no estamos seguros de absolutamente nada. Lo demostraron las bombas atómicas en Japón.
Cuando nos acercamos a Dios, frente a este absoluto fracaso de encontrar seguridad en aspectos humanos, y Él nos dice que “es nuestra fortaleza, que nada de lo que el hombre pueda hacer nos dañará”, no está pretendiendo darte sensación de seguridad, sino que saques el foco de lo que quieres cuidar y te enfoques en lo que Dios cuida.
Cuando nos damos cuenta que le damos tanto valor a algunas cosas que Dios no se lo da, entonces allí podemos entender qué es lo que Dios cuida. Lo que Él cuida, aunque atraviese momentos difíciles, tiene un dictamen de victoria asegurada.
La seguridad depende de lo que quieras cuidar. ¿De qué te sirve ganar todo el oro del mundo y perder tu alma?, nos exhorta a poner nuestra energía y vitalidad en aquello que nadie puede robar.
Si Dios fortalece, entonces no respondes con violencia para evitar que te lastimen, sino que respondes con vida, por eso la biblia le llama fruto, porque lo que damos no lastima, sino que alimenta, y si alimenta debe fortalecer al otro.
La violencia nos hace más adictos a la seguridad, pero el fruto de la vida del Espíritu produce en todos los que te rodean mayor fortaleza, sustento y disfrute de lo que tienen.
La inseguridad siempre estará gobernada por el temor, la angustia y la falta de disfrute de lo que tienes. Pero en Dios, lo poco o mucho que tienes está al servicio de fortalecer a otros y aunque parezca increíble, esto te mantiene fuerte y seguro a ti, no por lo que podrías perder, sino por lo que puedes dar.
Cuando tienes hambre y te ofrecen un pedazo de pan lo comes con ansias, como si fuera el mejor plato que pudieras comer.
Este ha sido un clásico comportamiento en la vida del ser humano, está tan necesitado por la sensación profunda de falta de propósito que todo lo que venga con un poco de alivio, alegría o disfrute lo come como si fuera su última comida.
Todo sistema humano está basado en este principio, por eso es que son tan efectivos los sistemas de este mundo para conquistar el corazón del hombre, le ofrecen un alivio inmediato, aunque temporal, de esta necesidad imperiosa de suplir sus deseos más profundos. El asunto es que una vez que terminas de consumir lo que te ofrece vuelves a sentirte vacío, y quieres más, y allí está una forma de esclavitud en pensamientos, filosofías y formas de decidir como enfrentar la vida.
Por lo tanto, no bastará con solo un poco, siempre querremos más y más, y es así como el alma y la carne se vuelven cada vez más voraces.
Lo único que puede cortar con este ciclo interminable y cada vez más profundo de dependencia de los sistemas humanos que satisfacen superficialmente al hombre, es encontrar toda plenitud en Dios. Él es el único que puede satisfacer al hombre de manera profunda, plena y eterna. Siempre dependiendo de Él y estado bajo su señorío. De este modo, cuando estas suplido ya no te conformas con lo que te quieren dar, sino que puedes tener una verdadera libertad para elegir, ya no según lo que otros te quieren dar, sino según tu diseño. Elevas la calidad de alimento que estás dispuesto a consumir y por lo tanto te alimentas de forma más nutritiva.
Todo lo que comes afectará tu vida, te hará madurar y crecer, o te contaminará y enfermará.
La vida cristiana no está exenta de los hábitos humanos. Muchos cristianos persisten en prácticas de alimentación mixta, por un lado comen lo que les da el sistema casi todos los días, y algunas veces degustan los manjares de Dios, pero estos últimos nunca llegan a tener la seducción completa, porque lo otro satisface más rápido y mantiene despierto un sistema de deseos que el Apóstol Pablo dijo: “NO SATISFAGAIS”.
Por esto mis amados, estas naturalezas habitan en nosotros, el tema está en si solo te conformas con las sobras de este sistema tóxico, o te sientas a la mesa del Rey a comer sus manjares, que alimentan tu diseño eterno y te mantienen posicionado en su linaje de Hijo.
Es mi oración que podamos ser selectivos en nuestras vidas y pagar el precio de la desintoxicación de todo lo que no alimenta lo eterno en nosotros.
Muchas veces tendemos a pensar que lo único que habla es lo que tiene boca, y que lo único que escucha es lo que tiene oídos, pero en realidad esto no es así. Todo habla y todo escucha, y entender esto es clave en la vida cristiana. Por ejemplo, las circunstancias hablan y casi siempre lo hacen bastante fuerte, y la naturaleza también escucha.
Todo fue creado bajo el principio de la palabra, y esto no tiene que ver con un lenguaje en particular, sino con un espíritu que se transmite a través de las palabras o intenciones, por lo tanto, si todo habla y escucha, debemos saber qué escuchar y cómo hablarle a las cosas, a las circunstancias o a las emociones, etc.
Para que todo tenga el orden divino debemos tener la guía de Su Palabra, y no me refiero solo a la Biblia sino a lo que Dios está hablando a nuestro espíritu en tiempo real todo el tiempo.
Hay mucha gente que repite lo que dicta la circunstancia y eso hace el caldo de cultivo perfecto para el desastre, con depresión, angustia y ansiedad. Pero cuando las cosas encuentran una vida fundada en la palabra eterna de Dios, no le queda más remedio que callar y escuchar lo que Dios tiene que decir del asunto. Ojo, son cosas reales, pero nunca lo que tocamos y vivimos es más real que Dios, ya que Él no solo es real sino que es verdad y vida.
Comencemos a hablar Su verdad y a oírlo solo a Él, y que todo lo demás se encuentre con hombres y mujeres preparados para resistir con argumentos eternos.
Si pensaban que los espiaban desde el celular, quiero decirles que todo a su alrededor está con las “orejas paradas” para escuchar lo que sale de su boca, hay un espionaje espiritual más importante que el humano.
Jesús le habló a una tormenta... Dios le dijo a Moisés que le hablará a una roca... y así vemos muchos ejemplos bíblicos dónde por la palabra las cosas responden.
Querer ignorar este principio no hace que no exista. Por lo tanto, este escrito tiene el sentido de hacernos salir de la ignorancia y poder ser una expresión intencional de que queremos que todo a nuestro al rededor responda al diseño divino.
La naturaleza está cansada de oír banalidades, por eso espera personas alineadas a la voz reconocible de Dios, la cual le dio inicio a todas las cosas por Su palabra.
Si lo que sale de tu boca es reconocible en el sonido divino entonces todo responderá alineado a lo que Dios te ha enviado. Eso sí, ese sonido nunca será lo que quieres y deseas en una búsqueda personal y egoísta. Por eso sujetar y refrenar tu lengua es un principio en el que entendemos que debemos vaciarnos para que Dios llene nuestra boca con su sonido espiritual, cosa que cuando abras tu boca tu entorno reconozca y obedezca a ese sonido.
Es tan poderoso este principio que debemos de desarrollar un temor al abrir nuestra boca para no decir cualquier cosa, porque eso producirá que cada vez nos metamos en mayores problemas.
Recuerdo de niño cuando orábamos y decíamos una cosa así, “y Señor perdónanos por los pecados que podamos haber cometido... Amén” o “si te hemos ofendido en algo... Amén”.
Hoy, a la distancia de los años, puedo entender que este tipo de expresiones lo único que muestran es inmadurez, revelan que no estamos dispuestos a reconocer nuestros errores y, por lo tanto, tampoco a cambiar. Nunca nuestra incompetencia es potencial, sino que es un estado caído del alma. Por lo tanto, sería más correcto decir “perdón por ofenderte o por pecar”, porque reconociendo nuestra naturaleza caída es que accedemos a Su naturaleza espiritual a través de su Hijo.
Sin confesión el pecado sigue gobernando. No siempre es necesario confesarlo delante de una persona, pero sí delante de Dios.
Antes de ver los errores de otros, empecemos a ver nuestras propias vidas, estoy seguro que haciéndolo seremos más compasivos con aquellos que nos ofenden.
Como dice el padre nuestro, el Señor perdona las ofensas en la misma intensidad en que tú perdonas a los que te ofenden, porque estás dispuesto a soltar la ofensa y el pecado. Pero hay otras ocasiones donde la confesión tiene que ser intencional, hacia una persona. En una ofensa siempre es obligatoria, y muchas veces también lo es en el pecado, porque de esta manera salimos del estado de engaño de nuestra mente. Haciéndonos vulnerables delante de alguien que no te criticará, sino que te querrá ayudar, esta confesión puede ser para restauración cuando no sabes cómo se sigue, para libertad cuando no sabes cómo perdonarte, o para cortar con ciclos de pecados reiterados por una debilidad extrema que necesita soporte espiritual de un mayor en el Señor. Por esto no somos supuestamente dañinos, es una realidad que lo somos, por lo tanto, ser cautelosos en nuestras oraciones es ser franco delante de Dios y de las personas que nos rodean para que se cuiden de nosotros. De esta manera nadie se decepcionará, sino que cuando te equivoques no será una tragedia, sino una manera más de aprender cómo no se hacen las cosas.
A menudo pensamos que Dios es un espectador de nuestras vidas, a manera de un teatro donde está viendo una obra que se está desarrollando en la tierra. Creemos que somos simples actores que interpretamos un papel y Él está viéndonos y juzgando el cómo hacemos las cosas para seguramente corregirnos y amonestarnos cuando no lo hacemos bien. Esta manera de ver a Dios ha hecho mucho daño a los objetivos eternos de nuestro Creador en la temporalidad humana. Primero, porque ponemos a Dios lejos nuestro. Segundo, porque al ponerlo en un rol que no es verdadero ni real, nos lleva a concatenar pensamientos que nos alejan cada vez más de una vida de comunión y de acercamiento a lo eterno de su gracia.
Dios no es un mero observador de lo que sucede, sino que Él está más involucrado de lo que crees, por lo tanto, nunca su objetivo será que te comportes de una manera que a Él le agrade desde una perspectiva lejana, ya que lejos de Él es imposible agradar su corazón.
Por lo tanto, el modelo divino se aleja totalmente de esta perspectiva.
Su modelo es expresión de una naturaleza, por lo tanto, Dios se quiere meter en las fibras más profundas del hombre y salir por cada poro de tu cuerpo. Dios quiere mezclarse contigo, quiere ser uno contigo, quiere acompañarte, quiere formar un equipo indivisible, tanto así que ya no haya tú y Él sino una estructura de cohesión perfecta, donde ya no hago nada para demostrar, sino que todo Su ser se expresa en mí.
Esto produce que, al vernos, se vea a sí mismo en nosotros, y esto es posible gracias a la obra de la cruz.
Fuimos salvos de la observación de Dios, y pasamos a ser parte de Él mismo.
Por lo tanto, ya no te ocultas cuando haces algo fuera de lugar, sino que buscas de todas las maneras posibles que esta unidad no se rompa, conoces en mayor medida su corazón y te vuelves a Él haciendo lo que sabes que le agrada. De este modo, Dios continúa obrando a través tuyo y cada vez buscas alejarte más de las justificaciones lógicas de una mente natural.
Para concluir, solo quiero decirte que Dios está actuando contigo, no lo veas en la vereda del frente, que su sustancia se exprese cada día en mayor medida en ti.
No hagas cosas para Dios, haz las cosas con Él.
Dios no hace en tu vida lo que te gusta o lo que tú quisieras que haga, Él hace lo que Él quiere hacer por su perfecta voluntad en ti.
Mucha gente se desilusiona con Dios porque no hace lo que ellos quieren. Sin embargo, debemos comprender que Dios hace lo que más nos conviene en nuestras vidas, aunque no nos agrade o guste demasiado, esto es para hacer de nosotros un producto útil para SU PROPÓSITO EN LA TIERRA.
Mucha gente se desilusionó con Jesús en su paso por la tierra y fue porque Él no vino a satisfacer las expectativas de la gente sino a hacer la voluntad del PADRE.
Fragmento “VOLVIENDO A LA FORMA ORIGINAL”.
Hoy recordaba una etapa de la iglesia en que se había puesto de moda “el asunto de la declaración” y decíamos cosas como “Yo declaro que saldré de mi enfermedad, o declaro que mi familiar se convierte”.
No digo que esté mal, pero hoy entendemos que el asunto de la declaración tiene un fundamento solo si declaramos lo que Dios está declarando.
La palabra que tiene poder no es la nuestra sino la de Dios, por lo tanto, declarar algo que Dios no está declarando no tiene valor ni poder. Solo serán más palabras vanas que salen de nuestra boca, en una vana repetición de deseos, por lo general motivados por asuntos personales más que divinos. Entonces, declarar no es decir lo que me gustaría que ocurra, es abrir la boca al servicio de lo que Dios está diciendo en esta temporada, de tal manera que lo que hacemos es ser multiplicadores y repetidores de lo que Dios habla. Para eso necesitamos un oído sensible, obediente y sumiso para que nuestra boca refrenada de los asuntos personales se sujete y ejerza el poder de Dios. Nada que digamos tendrá efecto por nosotros, sino por autoridad Divina.
Todo esto debe llevarnos a entender que no puede salir de la misma boca agua limpia y agua echada a perder. Entonces una de las cosas que debemos hacer para poder manifestar a Dios es limpiar nuestros labios de todo lo vano y dictado por el sistema, porque sino devaluamos lo que decimos de parte de Dios.
Uno debe saber que cuando abre su boca está usando un instrumento de Dios, a Su servicio y no al nuestro, por eso necesitamos ser cuidadosos con el uso que le damos, ya que este instrumento puede edificar o destruir.
Seamos factores de Construcción de lo eterno, no le demos vía libre a pensamientos infructuosos, evitemos que hagan nido y se reproduzcan en nuestra cabeza, démosle a Dios el poder absoluto en nosotros para que Él toque cada parte de nuestra vida. Nada debe tener un poder mayor al de Dios, sino es un ídolo.
Si Dios te pide otra dirección, otra manera de ver, otro camino... por más que lo hayas defendido toda tu vida, por favor vuelve tus pasos, es mejor rendirse voluntariamente que obligado por las realidades de la vida.
Creer que en la vida no tendré oposición de ningún tipo, es como querer hacer volar un avión sin alas.