Rizos dorados y su conexión espiritual - Josmar Solorzano - E-Book

Rizos dorados y su conexión espiritual E-Book

Josmar Solorzano

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Beschreibung

Una niña nacida en un pequeño pueblo de Venezuela, encontrará en su vida las conexiones con diversas religiones que se mueven en su entorno, conocerá el sufrimiento, la avaricia, el amor, la tristeza y el poder a través de sus lazos con el catolicismo, el esoterismo, la santería y la metafísica."

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Seitenzahl: 205

Veröffentlichungsjahr: 2022

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JOSMAR SOLORZANO

Rizos dorados y su conexión espiritual

Solorzano, Josmar Rizos dorados y su conexión espiritual / Josmar Solorzano. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores del Mundo, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-4947-46-8

1. Espiritualidad. I. Título. CDD 133.901

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

Prólogo

Agradecimiento

Capítulo 1

El inicio

Capítulo 2

La adolescencia de Inmaculada

Capítulo 3

21 de agosto 1999, 8:00 a.m.

Capítulo 4

Una sorpresa inesperada

Capitulo 5

Todo se derrumba

Capítulo 6

Libre al fin

Capítulo 7

La despedida mas dolorosa

Capítulo 8

Días grises

Apéndice

Prólogo

Esta obra la escribo desde el corazón, una obra simple y clara.

Mi testimonio.

Mi experiencia.

Mi verdad.

Mi mayor deseo es despertar a la humanidad dormida, a la sociedad, al ser humano explicándole que no necesitas lastimar al otro ser humano para lograr la felicidad cuando logremos entender que tu dolor es mi dolor, que todos somos importantes para el planeta Tierra.

Solo quiero despertar una conciencia que aún duerme en la ignorancia, y de esta manera lograr la reconstrucción de un nuevo ser humano guiado por la luz y la magna presencia del yo soy.

Respeto profundamente el libre albedrío, solo que no comparto ciertas falsas creencias, falsas espiritualidades.

Agradecimiento

A Dios por guiar mi mano.

A los ángeles y arcángeles. Por ser la luz en mi camino, por protegerme y jamás abandonarme.

A las condiciones que tuve que vivir para escribir.

A mis hijos que me apoyaron incondicionalmente.

A mi luz interior y presencia de Dios que siempre me dio fuerzas para continuar.

Esta es mi mejor manera de honrar a mis abuelos y a mis padres, ellos son los hermosos autores de mi existencia y sus huellas nunca morirán en mí.

Y en especial a un hombre que llegó en momento perfecto y duró el tiempo que tenía que durar. Te llevo en mi alma Melvin Luis.

A todos Gracias.

Capítulo 1

El inicio

Una mañana de cada domingo y ese sonar de las campanas de la vieja iglesia que está cerca de la casa, cada campana anuncia el despertar de un nuevo día y el llamado de sus feligreses para recordarles que pronto comenzará la misa del domingo.

El despertar de aquella niña era único, su alegría, su felicidad por ir a aquel llamado en compañía de su padre y disfrutar de ese ambiente la llenaban de gozo; ese ambiente de espiritualidad, de paz y momento con Dios le agradaba mucho.

Cada 8 de diciembre donde se celebraba por todo lo alto la primera comunión de aquel pueblo, día donde se conmemora la celebración de la Virgen Inmaculada Concepción. Durante 1 año los niños se preparan estudiando el catecismo, libro que relata la vida y obra de Jesús de Nazaret, siendo guiados por señoras que pertenecen a la iglesia que en este caso se encargaban las señoras del Sagrado Corazón de Jesús. Dicha ceremonia se prepara cuidando cada detalle desde el decorado de los bancos con hermosas flores, una alfombra roja por donde caminarían los niños y niñas tomados de las manos, la previa selección de los cantos cristianos para dicha misa hasta la majestuosa decoración del altar mayor donde colocan a la virgen Inmaculada en frente la cual estaba decorada con hermosas flores y a los lados dos angelitos, una vestida de azul cielo y alas blancas, una niña morena que se sentía obligada a estar allí y otra niña vestida de rosado con hermosas alas blancas, con una sonrisa y alegría que dejaba transmitir su felicidad y unos hermosos rizos dorados que bailaban al compás de la brisa.

La alegría y felicidad que salía de la mirada de esos niños que entraban tomados de las manos y esa música de fondo que llenaba el ambiente era una ceremonia celestial. La felicidad de sus padres era indescriptible sentir que les entregan a sus hijos para que Dios los guíe en el camino de la fe cristiana.

La luz en la mirada de cada niña era inigualable, ese día tan especial ha llegado. Cuántos días, cuántas horas para preparar ese hermoso vestido que usaría ese día tan esperado, en la casa solo se hablaba de ese acto, la torta, la comida, los recuerdos, los invitados, los tentempiés, no se podía olvidar ningún detalle ese era el día perfecto para entregarle a Dios nuestra alma.

Cada 8 de diciembre era inolvidable en la iglesia de ese pueblo. Así transcurría la vida cristiana de aquella niña, cada solemnidad y celebración le gustaba asistir y compartir con sus padres. La Semana santa y la Pasión de Cristo era muy respetada por sus padres, asistir a la misa y procesión eran actos que jamás podían faltar en su vida, cada año su presencia y su fe estaban presentes.

En diciembre mes donde se celebra el nacimiento del niño Jesús. Las luces invaden de alegría la vieja iglesia, las parrandas, las misas de aguinaldo, un ambiente que te arropa y te contagia de costumbres y tradiciones, los preparativos para esa fiesta se sienten por doquier, era imposible no contagiarte con esa energía maravillosa de esa fecha. Con solo escuchar la letra de una vieja canción que dice: “Faltan cinco pa’ las 12 que el año va a terminar voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá”, “Las campanas de la iglesia están sonando”. Letra y música que te tocan el alma y las esperanzas de niños que vuelan por los aires llenas de sueños y alegrías a la espera del nacimiento del niño Dios.

Entrar a la iglesia y escuchar cantos de Feliz Navidad, el corazón de esa niña de rizos dorados se ensanchaba de alegría, su corazón palpitaba tan fuerte que no lo podía controlar. La mitad del altar de la capilla estaba decorada por un pesebre gigante, el piso estaba forrado de un material verde que simulaba algún pasto, tierra y piedras lo acompañaban. Su mirada se perdía en aquellas imágenes que simulaban la vida de la época y narraban la historia de la ciudad de Belén, el ovejero y sus ovejas, el puente, el río grande y largo con agua de verdad, las casitas, los aldeanos, los 3 Reyes Magos que aún estaban muy distantes de aquel pueblo, los árboles, animales de la época, lomas y montañas y a lo alto de aquella loma se encontraba el pesebre acompañado de la virgen María, San José, la mula, el buey y una cuna de paja esperando la llegada del rey de Jerusalén.

Ella le daba vida a esa historia en Jerusalén hasta que se escuchan las campanas de la iglesia que anuncian el inicio de la misa de Navidad, la misa comienza y en los pensamientos de rizos de oro solo están brincando de un lado a otro la alegría de compartir, disfrutar de aquella cena que mamá hizo con tanto esmero y un suspiro grande sale del alma, con tan solo pensar en el regalo del Niño Jesús. Así transcurrían las hermosas navidades de rizos dorados y su vida cristiana.

Aquella tarde gris de un sábado cualquiera un acontecimiento transformó la tranquilidad de la familia de Rizos Dorados, cuando su abuela sentada en su mecedora y rezando un rosario le da un fuerte dolor de cabeza, su rosario cae y la vela que alumbraba el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús se apaga. La abuela cae al frío piso, el correr de las hijas era como ver el estruendo de un rayo y la fuerza de un trueno llegar, las lágrimas de la madre de aquella niña no cesaban, los gritos de auxilio, la tristeza y el dolor invadían esa habitación. Mientras aquella niña y los otros niños que la acompañaban en ese momento se quedaban sin saber qué hacer, sin entender lo sucedido, las clases de cómo rezar el rosario se paralizaron por un evento natural que solo Dios tiene el poder de cambiar.

Pasaron las horas, los días y los meses y aquella niña se daba cuenta como poco a poco y en un silencio terrenal se estaba transformando todo, ya los domingos a misa no eran tan frecuentes, las campanas sonaban y ella no estaba en la vieja iglesia, el ir y venir de su mamá y sus tías en la casa era a diario, ver a su abuela en una cama sin pronunciar palabras, sin mover ninguna parte de su cuerpo, solo un brillo en esos ojos al mirarla, parada en la puerta de aquel cuarto, ese amor incondicional encontraba maneras de comunicarse. Solo una lágrima recorrer el rostro de aquella anciana envía un mensaje a esa niña que pedía a gritos una explicación de la situación y solo esa lágrima era la respuesta, los gritos, las discusiones entre la madre de rizos dorados que ya estaban perdiendo su brillo y ella comenzaba a entrar en esa edad de 11 años, tratando de entender qué está pasando, la comunicación entre su madre y sus tías ya no era la misma, los gritos tomaron fuerzas, las diferencias llegaron para quedarse y la paz y la tranquilidad que reinaba en aquel hogar cristiano se tambaleaba, visitas a diario de familiares eran frecuentes y comienzan a retumbar opiniones de personas sobre la situación de la abuela. Palabras que jamás había escuchado, “BRUJERÍA”, Brujería. ¿Qué es eso? Jamás escuchó hablar de eso y ver a su madre comenzar a traer a la casa de su abuela imágenes que nunca había visto, olores que jamás había percibido, aquella niña se preguntaba: ¿Dónde está el rezar el rosario, ir a misa, prender la vela al nazareno y orar por la pronta recuperación de su abuela? Al contrario, aquella madre le daba más fuerza y poder a unos comentarios que decían: “Una brujería le echaron a tu mamá”. El enojo, la rabia y la venganza se apoderaron de la madre de aquella niña, rituales, adoración de imágenes diferentes a la de la iglesia. Ver a su madre comenzar a fumar tabacos y visita de personas extrañas que practicaban dichas actividades, personas que están supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas.

Comenzar a preparar baños, sahumerios para tratar de salvar y recuperar a esa abuela que poco a poco perdía el brillo en sus ojos.

El calor inclemente de ese día y aquella tarde cuando se oculta el sol dan inicio al final de la vida de su abuela. Ver los gritos de una madre que se desploma al piso y mirando al cielo clamando respuestas, gritos de consuelo, de dolor, de no soltar ese amor que la mantiene fuerte. Pregunta que retumba en los oídos de aquella niña: ¿Dios por qué te la llevaste? Era lo que sucedía en la casa de la abuela de esa niña que no encontraba lugar donde derramar sus lágrimas y calmar aquel pequeño dolor en su corazón que la ahogaba. Los días transcurrieron muy rápido entre un funeral y entierro muy concurrido, ver tanta gente vestida de negro y ella también a pesar de ser una niña de 11 años su mamá también la vistió de negro, mora, colores que esos días eran parte de su ropa diaria.

Luego de despedir a su abuela en aquel frío cementerio, todo cambió.

La sonrisa y la alegría desapareció de la cara de su madre, un abuelo que quedó con un corazón roto que solo transmitía tristeza en el alma, un silencio que se apoderó de él y la oscura desolación de aquel ambiente se sentía cada día más fuerte. El dolor, la nostalgia y la ausencia le dieron fuerza para su partida, aquel abuelo que amaba tanto a su esposa que ya no estaba con él y tan solo 30 días de no tenerla en su vida fueron razones suficientes para no seguir viviendo. La abuela de esa niña muere un 7 de diciembre y el abuelo la logra alcanzar un 27 de enero, solo días de separación para saber cuán grande era ese amor.

Luego de esos duros golpes ya la vida cristiana no era la misma, las navidades cambiaron por completo. Jamás se borrará de su memoria la oscura navidad de 1982, su madre con el alma destrozada y un dolor que no la dejaba vivir que ardía como llamas en la hoguera, cada recuerdo avivaba aquel dolor y ese 24 de diciembre fue la navidad más triste de aquella niña. Eran las 9 de la noche y los preparativos de esa madre eran velas blancas, flores, un vaso de agua y una invitación para el cementerio a visitar la tumba de su abuela, era lo que tenía aquella niña para esa Navidad. Las dos vestidas de negro y camino al frío y oscuro cementerio era el triste instante de rizos dorados, se quedaron atrás las misas de aguinaldo, la hermosa letra de la canción “Faltan cinco pa’ las doce”, los preparativos de una suculenta cena de Navidad, la decoración y las luces de aquel hermoso pesebre se apagaron para ella, el regalo del niño Jesús no llegó esa Navidad.

A lo lejos se escuchaba la algarabía, la alegría de la navidad en otros hogares, el estruendo de unos cohetes que iluminan aquel hermoso cielo estrellado, pero para aquella niña era una noche sombría donde el dolor ahogaba aquel corazón de esa madre.

Entrando al cementerio, la niña aprieta fuerte la mano de su madre buscando seguridad y fuerza para enfrentar ese ambiente tan triste y oscuro. Cada paso hasta llegar a la tumba de su abuela se hizo eterno, sentir la fría lapida en su piel, la brisa de la noche que la arrullaba, las lágrimas incontrolables de su madre como río desbocado, a lo lejos las risas de aquel pueblo que en la bulla del silencio una niña se encontraba perdida, era la triste escena de rizos dorados.

¿Cómo vaciar la memoria de aquel triste recuerdo que aún vive dentro de ella?

Así pasaron los días y los años y rizos dorados ya era Inmaculada, aquella adolescente que en honor a la Virgen Inmaculada y día que nació, un 8 de diciembre que la iglesia católica celebra su veneración.

De aquella vida cristiana solo quedó la misa uno que otro domingo, la procesión del Nazareno, la Virgen Inmaculada y la Virgen del Valle, procesión que la niña asistía con su padre cada año.

Las visitas de personas extrañas a su entorno familiar eran más frecuentes, Inmaculada observaba a diario los preparativos de un altar con imágenes diferentes a la iglesia, la imagen de las 3 potencias (La reina María Lionza, el negro Felipe y el indio Guaicaipuro) daban inicio a esa religión y ese altar con la imagen del libertador, la india Rosa e incorporar imágenes del Doctor José Gregorio Hernández, la Virgen del Valle, el Nazareno, San Onofre y San Miguel Arcángel era una rara mezcla de culto o religión. Velas, velones, esencias, tabacos, cintas, inciensos, pólvora, eran parte del día a día de ese altar y la madre de Inmaculada poco a poco se perdía en el fanatismo de la brujería, en la búsqueda de una respuesta que nunca encontró. (Saber si la muerte de su madre fue por una brujería).

La práctica de fumar tabacos, hacer baños, rituales y pasar consultas comenzó a ser lo cotidiano en la vida de la madre de Inmaculada. Cada día la visita de personas en búsqueda de una ayuda era más frecuente en aquella casa de ese pueblo, unos buscando ayuda por dolencias de salud, por la solución de un problema de pareja, ayuda para encontrar trabajo, mejorar la situación económica. Mientras Inmaculada se enfrentaba a los conflictos típicos de una adolescencia y en su interior gritos de no compartir ese culto que practicaba su madre, situaciones anormales empezaron a suceder en su hogar.

Llantos de niños en el patio de su casa cada noche, era difícil dormir, los golpes en el techo de zinc atormentaban el descanso de aquel hogar y la respuesta a toda aquella situación era: abrir el portal de otro plano tiene consecuencias y cuando los espíritus saben que tú los puedes ver y oír intentan comunicarse contigo. Esas palabras las dijo un señor que estaba enseñando a la madre de Inmaculada y ya tenía muchos años trabajando la brujería, varios del aprendiz que estaban ese día en la casa afirmaron con la cabeza la respuesta que dio su gurú ante las anormalidades que se estaban presentando en la casa de la adolescente.

Observar el dolor de aquel abuelo al regresar del cementerio fue la despedida más dolorosa de su vida, 50 años de matrimonio, de compañía sincera, de un verdadero amor silencioso. Era decir adiós para siempre al amor de su vida y recordar cada instante, el último latido del corazón de su amada, el último suspiro del alma que anuncia un final doloroso. El adiós que parte en pedazos ese corazón, era como ver a un borracho ahogando las penas en el alcohol, sepultando un sentimiento que solo quiere gritar el nombre de su amada, era como ver a un caballero andante sediento de libertad mientras la escalofriante escena de un cementerio y la despedida de un ataúd lo enfrentaba ante esa realidad que en silencio le gritaba:

“Ya el sol dejará de brillar para ese amor, solo el horizonte sabe del dolor de su amor”.

Ya no existirá la sincera comunicación de una mirada, la reconciliación después de un desacuerdo, la energía que se movía al sentir un roce inesperado con su piel, la complicidad que los mantuvo unidos por 50 años. Con qué fuerzas le grita al mundo que sin ella no vale la pena vivir, ¿qué sentido tiene la vida sin ella?

Una verdadera historia de amor fue la mejor herencia que sus abuelos le pudieron dejar a aquella nieta que miraba con tristeza tanto dolor y recordar la dolorosa historia de amor de aquel abuelo que hoy lloraba en silencio.

Se conocieron en 1930, mi abuela una humilde india de un pueblo desconocido, él un hijo de italianos que migraron de aquel pueblo llenos de ilusiones y esperanzas en busca de un país que les ofrecía tierras, oro y piedras con la ilusión de ser terratenientes, solo que el destino comenzó a jugar y aquel italiano se enamora perdidamente de esa humilde india que solo le podía ofrecer su puro y sincero corazón. La batalla de las clases sociales comienza a perturbar un idilio de amor verdadero que con uñas y dientes deben defender su amor, una dura y no revocada decisión de la madre de ese hombre enamorado, lo deja en la absoluta pobreza, era el dinero, el poder y las riquezas o el amor de aquella humilde india que le robó su corazón y él sin dudarlo lo dejó todo para correr a los brazos de su amada. El verdadero amor triunfó.

De allí nacen 5 hijas fruto de ese amor, aunque con duras y precarias necesidades lograron levantar aquel hogar, él realizó cualquier trabajo para llevar el alimento a su hogar y ella lavando ropa, planchando, remendando ropa de vecinos, tejiendo y bordando ayudaba a su amado esposo con los gastos para que nada le faltara a su humilde hogar, sin lujos, sin riquezas, pero con un amor que llenaba cada rincón de aquel hogar. Cuando una de las hijas cumple 15 años aquel padre sufre un infarto y las 2 hijas mayores salen a buscar trabajo para ayudar a aquel padre enfermo y aquella madre que con sus labores diarios poco podía aportar al hogar, entre esfuerzos y sacrificio vivía aquella humilde familia que solo el verdadero amor le daba la fortaleza para continuar, ni la pobreza ni las adversidades lograron borrar la sonrisa y la alegría de aquel amor que los mantenía unidos y entre esa madre india, humilde, luchadora y cristiana y esas jóvenes hijas que dejaron su juventud de lado para enfrentar la vida con gallardía y fortaleza transcurría la recuperación de aquel hombre que lo dejó todo por amor.

Los pilares más fuertes que puede tener una familia: “El amor Verdadero”. Y hoy esa familia transita el oscuro y gris instante más doloroso de sus vidas, aquella humilde madre se despedía para siempre, el dolor acabó para siempre con la unión de la familia, los gritos de un dolor que rompe el alma y el estruendo de las lágrimas constantes se podían sentir en cada instante. Y aquel hombre ya mayor con canas y arrugas en su piel que dan muestra de la dura historia de su vida.

La vida pierde sentido para aquel hombre enamorado de su amada, ya el abuelo de Inmaculada no quería ni comer, alimentar el cuerpo no tenía sentido, cada suspiro gritaba su nombre, su compañía era todo en su vida, la entrega a no continuar con vida era una decisión que no aceptaba discusión.

El corazón ya sentido de aquel hombre ya no tenía fuerzas para vivir y el resto de unas pastillas escondidas en el cielo de su boca dieron pie a un diagnóstico de muerte de corazón roto, solo pocos días fueron suficiente para sentir el dolor más fuerte y era la ausencia de su eterna amada.

La madre de Inmaculada debía sacar fuerzas de donde no tenía, recoger las cenizas del dolor y continuar. El duro golpe de la despedida de sus padres le ahoga el alma y la dura realidad de enfrentar la situación económica que acarrea dicha situación, levantarse y seguir no es fácil pero no tenía opción, la responsabilidad de 3 hijos incluyendo a Inmaculada y el apoyo incondicional de su esposo eran la única razón de vivir de aquella mujer.

Días y meses pasaron y aquella mujer e Inmaculada aprendieron cada una a vivir con el dolor de la perdida.

Debido a la difícil situación económica familiar que comienza a transitar la madre de Inmaculada es estafada por 1 abogado que la señora conoció y por medio de una supuesta amistad le presta dinero para ayudarla, la señora en su inocencia y para no preocupar a su esposo firma varias letras en blanco (5) por su desespero por aliviar la situación económica pero no se percató que las letras estaban en blanco y al poco tiempo ese mismo abogado se presenta con las letras llenas a máquina y les notifica que perdió su casa por el dinero solicitado y que ella poco a poco le estaba pagando.

Situación difícil y tormentosa que deja sin casa a la madre de Inmaculada, ella con sus hijos y su esposo, esposo que muy molesto le reprochaba siempre por qué no le comentó lo que estaba pasando. La opción de una demanda era muy costosa y ellos no podían pagar, terminaron mudándose para la casa de aquellos abuelos, donde en cada rincón de ese hogar en alguna oportunidad reinó el amor y la felicidad. En el patio de aquella casa donde tantas veces Inmaculada y sus primos jugaban y eran tan felices, la batea con aquella agua fría que te relajaba tanto, el frío de cemento de esa batea aún grabado en su memoria y luego de cenar te esperaban unos bollos calientes con mantequilla que te llevaban a la gloria, el cuidado y la protección de esa abuela eran indescriptibles, ese calor de hogar que te abrazaba se sentía a cada instante de aquella casa de la abuela, la mitad de aquel patio fue organizado para el altar de brujería, aquel patio que guarda tantos recuerdos en la memoria de la infancia de Inmaculada como cuando ensayaban todos los niños de aquellos abuelos los cantos de las misas de aguinaldos acompañados y guiados por una de las primas mayores que tocaba bien el cuatro.

Hoy Inmaculada se quedaba sorprendida observando tantas imágenes en ese altar, atrás quedaron esos hermosos recuerdos de la infancia de aquella niña.

Ya su madre lista para fumar tabacos y pasar consultas comenzaba a ser el día a día de aquella familia en casa de la abuela de Inmaculada. Los viernes eran días de santiguos y de sahumerios, los horarios de las consultas eran todo el día y ya para la madre de Inmaculada cada día era más importante su altar que su familia eran horas y horas de fumar tabaco, preparar baños y hacer trabajos de brujería eran el día a día de Inmaculada, ya ir a la iglesia no era parte de la rutina de aquella madre.

Las consultas eran de todo tipo de problemas y dificultades que atraviesa cualquier ser humano, las infidelidades, el buscar empleo, las crisis económicas, las envidias, familiares presos, etc. eran parte de las confesiones de los clientes que asistían diariamente al altar y la vida de Inmaculada transitaba entre estudiar bachillerato y las historias de los clientes de su mamá. El olor a sándalo, pólvora, azufre, esencias, velas y flores era cotidiano para Inmaculada que no estaba completamente de acuerdo con aquella práctica, pero la respetaba.

La madre de Inmaculada siempre estaba en contacto con otros brujos y le gustaba llevar a sus hijos para que otros brujos que supuestamente sabían más que ella y tenían más luz los santiguaran, los hermanos menores de Inmaculada siempre se negaban a ir con su mamá a esas cosas pero Inmaculada por ser la hija mayor y siempre la más protegida y querida de los padres era muy obediente, jamás le decía que NO a sus padres, siempre estaba a su lado y acompañaba para todos lados a su madre, tanto así que un viernes de santiguos la madre lleva a Inmaculada a casa del señor “Juan”, un nombre que jamás olvidará, lo recuerda con mucha claridad. El señor Juan supuestamente era muy sabio y en la parte de afuera como una sala de espera estaban algunas personas esperando su turno para recibir el santiguo del señor, la casa era muy humilde, algo deteriorada con cría de animales como gallinas, gallos, pollitos, loro, 1 tortuga grande entre otros.