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Por más que esté lleno de vigor, salud, entusiasmo y sueños, el ser humano sabe que la vida es breve por aquí. Lo que nadie sabe es cuán cerca puede estar de su último suspiro. Con el fin de entender el real sentido de la vida y de la propia existencia, muchos han buscado incesantemente explicaciones en teorías, ideologías, fi losofías e incluso en cosas y personas —lo que los ha llevado cada vez más lejos de la respuesta—. Sin embargo, la verdad está más cerca de lo que se puede imaginar. A través de un lenguaje simple y de explicaciones detalladas y pautadas en la Palabra de Dios, Secretos y Misterios del Almahabla, entre otros temas, sobre la mayor tontería del ser humano, el dolor del alma, qué buscar primero y cómo garantizar la paz por toda la eternidad. Un libro sorprendente, que revela el mayor deseo del Autor de la vida para la humanidad desde su creación.
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Seitenzahl: 178
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Copyright © 2022 Unipro Editora
Todas las informaciones contenidas aquí con relación a prácticas religiosas y experiencias de carácter ilegal exponen solo la percepción individual del autor y no necesariamente reflejan la práctica real o incluso el entendimiento de Unipro Editora y de sus profesionales con relación al tema.
Todos los derechos están reservados y protegidos por la ley. Está prohibida la reproducción total o parcial sin el consentimiento expreso de la editorial.
Este libro ha sido revisado de acuerdo con la Real Academia Española (RAE). Los textos bíblicos citados están en la versión La Biblia de las Américas (LBLA), excepto mención expresa.
Edición y coordinación editorial: Sandra Gouvêa
Dirección de arte: Paulo Junior
Proyecto gráfico: Alison Leite
Diagramación: Paulo Junior
Tapa: Willian Souza
Asistencia editorial: Talita Valentin
Traducción y revisión: Marta Angélica Corvino
Versión electrónica: Ricardo Rodrigues
M141s
Secretos y misterios del alma / Edir Macedo. — 1. Ed. — São Paulo : Unipro Editora, 2022.
Título original: Segredos e mistérios da alma
ISBN 978-65-89769-66-8
1. Alma. 2. Salvación. I. Título.
CDD 230
ISBN: 978-65-5092-000-5 (físico)
Rua João Boemer, 296 – São Paulo / SP
CEP: 03018-000 – Brasil
+55 11 5555-1380
unipro.com.br
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1
¿QUÉ ES EL HOMBRE?
LA FUENTE DE LOS DESEOS
ALMA, CORAZÓN, VIDA
LAS DEBILIDADES DEL ALMA
EL SUEÑO DEL ALMA
¿HACIA DÓNDE VA SU ALMA?
LA IMAGEN DE DIOS
LA MÁS ALTA PERFECCIÓN
Capítulo 2
LOS APEGOS DEL CORAZÓN
USTED NO LO CONOCE
UNA FUENTE DE CONTAMINACIÓN
¿POR QUÉ RECIBIMOS UN CORAZÓN?
LA LIMPIEZA DEL CORAZÓN
EL CORAZÓN Y EL PERDÓN
CUANDO EL CUERPO SE ENFERMA A CAUSA DEL ALMA
Capítulo 3
LA ALEGRÍA DE DIOS POR UN ALMA
LA ENTREGA DEL ALMA
¿QUÉ BUSCAR PRIMERO?
EL PRECIO DE LA SALVACIÓN
Capítulo 4
GANAR EL MUNDO ENTERO Y PERDER EL ALMA
LA MAYOR TONTERÍA DEL SER HUMANO
¿CUÁL ES MAYOR, EL CUERPO O EL ALMA?
EL ENTENDIMIENTO Y EL ALMA
VER PARA NO OLVIDARSE
¡NECIO!
NEGARSE A SÍ MISMO
VELAD Y ORAD
LA SEGUNDA MUERTE
Capítulo 5
EL INFIERNO
¿POR QUÉ DIOS CREÓ EL INFIERNO?
LAS MENTIRAS SOBRE EL INFIERNO
EL PECADO DE LUCIFER
Capítulo 6
EL MAYOR DE TODOS LOS AVISOS
PÓNGALE FIN AL DOLOR DE SU ALMA
EL RESCATE DE NUESTRA ALMA
CEGUERA ESPIRITUAL
EL NUEVO NACIMIENTO RESCATA AL ALMA
EL ALMA Y EL ESPÍRITU SANTO
LOS DONES Y EL FRUTO DEL ESPÍRITU
Capítulo 7
NUESTRA GUERRA LLEGARÁ AL FIN
CON LAS MALETAS LISTAS PARA LA ETERNIDAD
SEPARADOS SOLO DURANTE UN TIEMPO
MIRAR HACIA EL CIELO
NO QUIERO FALLAR
En el contexto de la vida, el alma normalmente ocupa el último lugar, mientras que el cuidado del cuerpo viene primero. La belleza, la fuerza, la comodidad y la garantía de un futuro con seguridad y paz han ocupado la mente humana.
A través de este libro, quiero hacerle notar la importancia del alma y que la vida terrenal no es la mejor vida que existe. Usted necesita saber acerca de la vida incomparable que está reservada para los salvos en la eternidad. También necesita estar consciente de que la mayor riqueza de una persona no está del lado de afuera, sino dentro de ella: su alma.
Y, cuando se trata del alma, no hay mujer, marido, hijos, posesiones, reputación o cualquier otra cosa que sea superior o que merezca que usted coloque su salvación en riesgo.
La mayoría de las personas piensa que la eternidad es algo lejano y que tendrá tiempo para pensar en eso después. Solo que la vida 10 es incierta; es un soplo frágil y finito. Nadie sabe cuán cerca puede estar de su último suspiro.
Tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de Ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es solo un soplo. Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá.
Salmos 39:5-6 NBLA
¿Qué son 80, 90 o 100 años comparados con la eternidad, en la cual no existen calendarios o relojes?
El mismo Dios que pregunta qué es nuestra vida responde que esta no pasa de ser una neblina pasajera. Entonces, ¿por qué ser negligente con el futuro y pensar que nuestros días están bajo nuestro control?
La incertidumbre del mañana es el mayor incentivo para que el ser humano cuide su alma hoy.
… Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
Santiago 4:14 RVR1960
Debemos entender rápidamente que fuimos creados como seres espirituales; consecuentemente, la experiencia vivida en este cuerpo físico será pasajera. Por más que usted esté lleno de vigor, salud, entusiasmo y sueños, sepa que la vida es breve por aquí. Incluso, la Biblia no compara nuestra vida con un peñasco fuerte y macizo, sino con una simple hierba del campo, que florece por la mañana 11 y que, al mediodía, se marchita, quedando sin vigor o belleza. Un simple viento o unos pocos y pálidos rayos de sol ya secan su fulgor.
El hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece; cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, y su lugar ya no la reconoce.
Salmos 103:15-16
La vida solo es plena para el hombre en la eternidad. El Altísimo considera nuestra alma especial y la quiere con Él para siempre. Para que no nos perdamos en la caminata hacia el Reino de los Cielos, que es la verdadera morada de nuestra alma, Él envió Su Espíritu para guiarnos.
Es locura que el ser humano desprecie tan grande oferta de salvación para vivir según su voluntad y olvidarse de Dios; o engrandecer su cuerpo, sus títulos, sus bienes y sus planes, en lugar de pensar en el destino eterno de su alma. La muerte es una realidad indiscutible para todos. Mueren las personas conocidas y las anónimas, las buenas y las malas, las ricas y las pobres, las bonitas y las feas, las enfermas y las saludables, las jóvenes y las ancianas.
Si, por un lado, la muerte es segura, por otro lado, la continuación de la vida es incierta en cuanto a su destino. Eso es porque la eternidad es una elección que debe ser hecha en vida. Y esa elección no es hecha por Dios, sino por cada uno que decide creer y entregarle su vida (su alma) al Señor Jesucristo.
No elegimos venir al mundo, pero tenemos el derecho de elegir dónde vivir la eternidad.
De acuerdo con la Biblia, el hombre tiene una constitución física y espiritual, habiendo sido creado como una trinidad: espíritu, alma y cuerpo. (Así como Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.)
Las Escrituras muestran la división del ser humano en tres partes, afirmando, inclusive, que Dios desea santificar cada una de estas. Vea:
Y que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
1 Tesalonicenses 5:23
El ser humano difiere de los animales porque solamente él está compuesto por esa trinidad, que le fue dada por Dios en la finalización de Su obra.
El cuerpo de Adán fue moldeado del polvo de la tierra y, para que el aliento de vida entrara en él, el Todopoderoso sopló en su nariz. Solamente él recibió ese toque. Nadie más.
El Espíritu de Dios me ha hecho, y el aliento del Todopoderoso me da vida.
Job 33:4
El soplo del Altísimo hizo que el ser humano se tornara a Su imagen y a Su semejanza (Génesis 1:26-27). Aunque el hombre tenga una constitución física, también está dotado de la parte espiritual, así como Dios lo está.
Por lo tanto, el aliento de la vida puede estar en todos los seres vivos, pero solamente la raza humana comparte con el Altísimo el privilegio de ser una trinidad.
Veamos las diferencias entre espíritu, alma y cuerpo:
1) Del espíritu viene la inteligencia y la capacidad de interactuar con el mundo espiritual.
Es en el espíritu donde están la sabiduría, el talento y la inteligencia. Una persona que tiene habilidad para las matemáticas, para las artes o para el canto, por ejemplo, recibió ese talento prestado de Dios. El Altísimo les distribuye Sus talentos a los seres humanos con justicia y diversidad; por eso, hay personas con habilidades diferentes unas de las otras, pero todas son divinamente capacitadas con un provechoso intelecto. Es a través del espíritu que el ser humano recibe la consciencia del bien y del mal, y la capacidad moral de hacer lo que es recto, de pensar, pesar, evaluar y aprender a tomar decisiones.
Otra función fundamental del espíritu es posibilitarle al hombre la comunicación con Dios. Por eso, podemos decir que el espíritu es una parte muy noble en la constitución humana.
Siendo el Altísimo ESPÍRITU, Él Se comunica con el espíritu humano. Esto es, Dios habla de Espíritu a espíritu, como dicen las Escrituras: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu [no al alma] de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16).
Note que uno es el Espíritu de Dios y el otro es el espíritu del hombre.
Es el espíritu humano el que recibe la Palabra de Dios y Su influencia para que se arrepienta y use la fe. Es en el espíritu que desarrollamos una conciencia espiritual sobre Dios y Sus pensamientos.
Por lo tanto, es nuestro espíritu el que nos diferencia de todas las demás criaturas de Dios.
Al buscar al Señor, es fundamental saber que Él es Espíritu, pues toda la adoración rendida a Él solo será aceptada si es hecha con sinceridad y por el espíritu. O sea, el Altísimo no Se satisface con una adoración basada en emociones y sentimientos humanos. Por eso, el Señor Jesús dijo:
Dios es Espíritu, y los que Le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad.
Juan 4:24
El plan original de Dios al crear al ser humano fue que el alma fuera continuamente conducida por el espíritu; pero, al caer, Adán le entregó su alma a la esclavitud del pecado, y su carne pasó a prevalecer.
2) El alma es la sustancia incorpórea (o sea, que no posee cuerpo) que habita en la materia física humana.
El alma tiene el mismo significado del corazón y se trata de la esencia de la vida humana. El alma (o corazón) es el centro de los sentimientos y de las reacciones emotivas sustentadas por los cinco sentidos (visión, audición, olfato, tacto y gusto).
A través de los ojos, mi alma ve y, orientada por mi espíritu (inteligencia), decide lo que es correcto o incorrecto. A través de los oídos, mi alma recibe informaciones y toma una decisión. A través de la nariz, mi alma siente el olor y acepta o rechaza, o sea, hace una elección. Lo mismo sucede con el tacto y el gusto.
En el alma, se cultiva la vida interior, con sus emociones, sus deseos, sus sentimientos y sus curiosidades con respecto al exterior. En el alma, también desarrollamos la percepción de nosotros mismos y de los demás.
A diferencia del cuerpo, que es frágil y mortal, el alma es inmortal. En ella habita la eternidad de la vida humana.
Mientras que los animales actúan movidos por el instinto, el hombre está sujeto a la conciencia del espíritu humano. El Señor dotó al hombre de un perfecto libre albedrío para elegir su propio “destino”; si andará en comunión y sumisión al Dios Altísimo o no.
El espíritu humano orienta a su alma que, a su vez, usa al cuerpo. Como un hombre que crea un robot con la capacidad de obedecer la dirección de un chip (inteligencia), así el Creador hizo al hombre dotado de inteligencia para orientar a su alma en el cuerpo.
El alma ve con los ojos del cuerpo, habla con la boca del cuerpo y escucha con los oídos del cuerpo. Cuando este se hiere, es el alma la que siente el dolor; y, cuando la Medicina elimina el dolor físico, es el alma la que siente el alivio. Cuando una persona muere, su alma sale de su cuerpo; se puede, entonces, hacer lo que se quiera con el cuerpo, pues ya no siente nada. El cuerpo sin el alma se deteriora, se pudre y vuelve al polvo.
Cualquier enfermedad en el cuerpo refleja los dolores en el alma. Por lo tanto, es en el alma que se sienten los dolores físicos y emocionales del cuerpo.
3) El cuerpo es el medio que nos proporciona contacto con el mundo exterior, nos da consciencia de quiénes somos y trae las características genéticas heredadas de nuestros padres.
Por medio del cuerpo, el hombre logra hacer muchas actividades (comunicarse, trabajar, desplazarse, divertirse, etc.) y, en búsqueda de placer, comodidad y seguridad, invierte en él 24 horas por día. Sea en el cuidado alimenticio, en el sueño, en el descanso, en el deporte o en el ocio, de alguna forma él parece ser el centro de la atención durante toda la vida. Lamentablemente, la mayoría de las personas vive la vida entera en función de su cuerpo, como si este fuera eterno. No le dan la mínima atención al ser incorpóreo que lo mantiene activo: el alma.
A pesar de que el cuerpo (la materia física) sea visible, tocable, sentido, apreciado, alabado, divinizado e incluso se le rinda culto, pocos le han dado la debida atención al ser que mantiene el cuerpo vivo en la Tierra.
A causa de eso, el ser humano ha sufrido los horrores de sus constantes malas elecciones. En el afán de querer satisfacer sus pasiones, así como toda clase de deseos que, en principio, responden a los caprichos del cuerpo, el hombre termina tornándose esclavo del pecado y del mal. Así, no hay forma de evitar los dolores, las angustias y el vacío del alma que se encuentra plenamente desorientada y perdida.
En su mayor dolor y aflicción, el rey David clamó: “… Oh Señor, ten piedad de mí;sana mi alma, porque contra Ti he pecado” (Salmos 41:4).
El pecado es una ofensa contra Dios. Esa transgresión les da el derecho a los espíritus inmundos de apoderarse del cuerpo de los que odian la justicia divina para, entonces, imponer su desorden e injusticia en la vida de esas personas.
Sabemos que nuestra vieja naturaleza pecaminosa fue clavada en la cruz junto con Cristo; de esta manera, ya no está bajo el dominio del pecado, ni tiene que someterse a la esclavitud del pecado.
Romanos 6:6 NBV
El cuerpo humano (la vieja naturaleza) solo deja de ser instrumento del pecado después de que el bautismo en las aguas (sepultamiento) haya sido validado por la novedad de vida vivida. Sin embargo, si la persona que fue bautizada en las aguas no está viviendo en novedad de vida —o sea, alejada del pecado—, su bautismo no valió y, por eso, no tiene ningún efecto práctico en la vida cristiana.
Por tanto, hemos sido sepultados con Él [Jesús] por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. Porque si hemos sido unidos [sepultados] a Él en la semejanza de Su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de Su resurrección.
Romanos 6:4-5
Cuando el bautismo en las aguas es válido, el bautismo con el Espíritu Santo se torna algo simple y natural. A fin de cuentas, ¿cómo una persona lograría permanecer definitivamente alejada del pecado sin el Espíritu Santo en su interior? ¡Sería imposible!
Siendo la morada del Altísimo, la persona pasa a ser dedicada al Señor como Su templo (1 Corintios 3:16) y a usar su cuerpo con dignidad, respeto y honra a Dios.
De esa forma, podemos decir que el cuerpo es la parte física o visible del ser humano. Este sirve de vestimenta o cobertura para el alma, que es donde está la esencia de la vida de cada persona.
Podemos decir, entonces, que el alma es la parte del hombre que vive entre dos mundos: el carnal y el espiritual. Si es conducida por el Espíritu Santo, el alma llegará a los pastos verdes de la presencia de Dios; pero, si es conducida por sí misma o por el diablo, caminará hacia el infierno. Cuando Satanás habla con el ser humano, es la mente demoníaca del mal hablándole al espíritu humano. Quienes le prestan atención a esa voz, ciertamente sufrirán daños.
Porque el ocuparse de la carne [alma] es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Romanos 8:6 RVR1960
La Biblia dice que el destino del cuerpo es volver al polvo, de donde vino, y el destino del espíritu del hombre es regresar al Altísimo, Quien lo prestó.
Entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio.
Eclesiastés 12:7
Pero… ¿y el alma? El destino del alma es escogido por cada persona, mediante las oportunidades de salvación que recibe.
El alma es simbolizada por el corazón, y el corazón, según la Biblia, es engañoso “… más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9 RVR1960).
Él es la fuente de los deseos más íntimos de una persona, de sus hábitos, de sus sentimientos y de sus emociones.
El corazón es tan engañoso que le miente al ser humano y oculta su maldad de tal forma que la propia persona no logra notar lo que le está pasando en su interior. Solamente Dios, en Su infinita omnisciencia y discernimiento, puede revelar las intrigas del corazón y ayudarle al ser humano a no caer en sus trampas.
Mientras que el consejo mundialmente conocido dice que el ser humano debe seguir a la voz de su corazón, la Biblia dice que este, además de ser una fuente de ilusión, es perverso.
El corazón induce a los que lo siguen a cometer innumerables errores, como casamientos incorrectos, injusticias, delitos, mentiras, etc. Por eso, el Señor Jesús alertó que es del corazón de donde proceden todos los malos designios, los homicidios, los adulterios, la prostitución, el hurto, los falsos testimonios y las blasfemias (Mateo 15:19).
Siendo así, el corazón no es digno de confianza para guiar a una persona en la toma de decisiones. La única voz capaz de dirigir con seguridad nuestros pasos es la Palabra de Dios. Como alma es igual a corazón, podemos decir que el corazón necesita ser salvo de sí mismo. Necesita ser transformado; de lo contrario, la persona vivirá en constantes problemas. El corazón no es el camino, la verdad y la vida, sino que el Señor Jesús lo es (Juan 14:6). No necesitamos otro Maestro y Guía además de Su Santo Espíritu.
En lugar de ser seguido, el corazón en realidad debe inclinarse ante el Altísimo y seguir Sus mandamientos.
Por eso la importancia de guardarlo de los deseos contrarios a las enseñanzas de Dios y de protegerlo de las influencias del pecado, como ordenan las Escrituras.
Cuida tu corazón [alma] más que otra cosa, porque él es la fuente de la vida.
Proverbios 4:23 RVC
Si el corazón no es conducido por el Espíritu de Dios y no hay una vigilancia continua, se transformará en una fuente de vanidad, idolatría, ansiedad, codicia, orgullo y todo tipo de pecado.
Quien elige hacer del corazón su líder y pastor está destinado a engañar y a ser engañado por los demás. Por lo tanto, no fundamente sus decisiones y sus actitudes en lo que siente o deja de sentir, sino en lo que la Palabra de Dios orienta. Quien desea vivir con plenitud de vida, ahora y hasta su último suspiro, debe proteger al corazón de todo lo que perjudica a la fe.
Vivir la fe es obedecer a Dios y someter los deseos de su propia alma (del corazón) al control del Espíritu Santo.
A pesar de que el alma no sea algo físico, es tan real como la existencia de Dios. El alma es un ser sobrenatural. Solamente la Biblia dilucida los secretos y los misterios del alma. Solo el Texto Sagrado trae explicaciones para sus desventuras, vacíos y depresiones. En la búsqueda para resolver los dramas del alma, las personas dirigen sus ojos a los discursos científicos, religiosos, moralistas y simplicistas, y no consideran que solamente el Creador del alma trata y soluciona las cuestiones del alma.
Sin el alma, no hay vida ni corazón. Alma, corazón y vida son palabras que, bíblicamente, quieren decir lo mismo: el ser espiritual y eterno.
A pesar de que el cuerpo humano es considerado el más importante ser en este mundo, a los ojos de Dios es solo un instrumento del alma. La longevidad aquí no garantiza la vida de calidad y eterna. Esta solo será posible cuando el alma (corazón) esté sumisa al espíritu humano y este esté sujeto al Espíritu de Dios.
Mientras eso no ocurra, no habrá felicidad ni vida abundante.
Y, para enseñarle al ser humano a lidiar con los problemas que constantemente afectan a su corazón, el Creador dice: “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21).
Por lo tanto, necesitamos estar atentos a los sentimientos del corazón, pues, si este estuviera preso a cualquier persona o cosa de este mundo, la persona estará destinada al sufrimiento y al dolor.
De repente, amigo lector, su corazón está aferrado a sus hijos, a su cónyuge, a la familia, a la reputación, a su imagen delante de la opinión pública, al dinero, etc. O quizás su corazón esté sobrecargado de preocupaciones por las conquistas materiales, por el miedo de las pérdidas y por la ansiedad con respecto al futuro.
Existen además aquellos cuyas almas están sofocadas por las experiencias malas que vivieron en el pasado y, por eso, cargan rencores, tristezas, odio y sentimiento de venganza. Y es por nutrir esos malos sentimientos que la vida de mucha gente ha sido arruinada y, aunque oren, la bendición de Dios no puede llegar.