Sermones actuales sobre los animales en la Biblia - Kittim Silva - E-Book

Sermones actuales sobre los animales en la Biblia E-Book

Kittim Silva

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Beschreibung

Los 70 sermones sobre animales de la Biblia vienen distribuidos en seis bloques: I. 29 sobre animales terrestres. II. 3 sobre peces. III. 18 sobre aves. IV. 13 sobre insectos. V. 5 sobre reptiles, anfibios, y animales raros. VI. 2 sobre bestias apocalípticas. Aunque la información que se aporta sobre cada uno de estos animales, tanto bíblica como extra-bíblica, es copiosa, no es un libro de estudio sobre animales de la Biblia: es un libro de sermones predicados. Y cada uno de ellos viene con su correspondiente: introducción, sus diversos puntos debidamente expuestos y desarrollados, y su conclusión. Las citas bíblicas en apoyo de cada afirmación son constantes; y a ello suma transcripciones de sermones de otros predicadores, como es el caso de C. H. Spurgeon; citas de importantes comentarios de los llamados Padres de la Iglesia, como el de Victorino de Petovio [250-304] o Cesáreo de Arlés [469-542]; y ejemplos alegóricos sacados de las fábulas de Esopo y otras obras similares. La manera como va extrayendo lecciones espirituales prácticas de las características y comportamiento de cada animal en particular, aplicándolas alegóricamente al creyente y a la vida cristiana, es todo un alarde de creatividad homilética. Los títulos son tan sugerentes como: Fortalecidos como búfalos; hermosos como gacelas; cargados como camellos; chillando como hienas; solos como búhos; orgullosos como pavos reales; veloces como halcones; sabios como hormigas; molestosos como piojos; insaciables como sanguijuelas; croando como ranas; y así hasta 70. Valga de ejemplo el sermón que titula: "Rugiendo como leones", y en el que tras decirnos en la introducción que "dondequiera que se planta una congregación es porque ha rugido un león o una leona de Jesucristo… y por toda Latinoamérica tenemos rugiendo con el evangelio a muchos leones de Jesucristo" nos habla de: I el valor del león; II la melena del león; III el hambre del león; IV el rugido del león.

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Veröffentlichungsjahr: 2017

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SERMONES ACTUALES SOBRE LOS ANIMALES EN LA BIBLIA

70 homilías de animales

Kittim Silva Bermúdez

Dedico este libro a las Familias Rivas y Ayala:

A mis buenos amigos y colegas, los pastores Teófilo y Margarita Rivas.

Padres de generaciones ministeriales. Maestros de la Palabra.

Ejemplos de abnegación, servicio desinteresado y fundadores de la

Unión Nacional de Pastores Salvadoreños

(UNPES)

A mis amigos Vladimir y Esmeralda Rivas, su costilla de hierro.

Pastores de una nueva generación, que con amor y paciencia

alcanzan a multitudes con la mega-congregación,

Ministerio COMPAZ.

A mis amigos los pastores William y Mirna Rivas.

Buenos segundos, que siempre están ahí cuando se les necesita.

A Heberth Moisés David Ayala, hoy graduado en el cielo.

Y a la pastora Claudia su amada esposa,

que ha tenido que enfrentar la vida sirviendo en el

Ministerio COMPAZ.

A todos ellos y a sus descendientes, los bendigo.

Índice

Portada

Portada interior

Dedicatoria

Versiones de la Biblia empleadas en este libro

Reseñas del libro

Introducción

PRIMERA PARTE. Mamíferos

01. Fortalecidos como búfalos

02. Rugiendo como leones

03. Ligeros como ciervos

04. Señalados como asnos

05. Veloces como gacelas

06. Trabajadores como bueyes

07. Domados como pollinos

08. Pastoreados como ovejas

09. Separados como cabras

10. Valientes como caballos

11. Cargados como camellos

12. Rechazados como perros

13. Cuidándonos de las zorras

14. Desatendidos como mulos

15. Rapaces como lobos

16. Agresivos como osos

17. Manchados como leopardos

18. Aullando como chacales

19. Seguros como conejos

20. Caminando como vacas

21. Fuertes como «Behemot»

22. Comparados con cerdos

23. Devoradores como jabalíes

24. Usados como gusanos

25. Chillando como hienas

26. Comparados como yeguas

27. Adorado como cordero

28. Activos como comadrejas y topos

29. Completos como seres vivientes

SEGUNDA PARTE. Peces

30. Preparado como gran pez

31. Atrapados como peces

32. Utilizados como peces

TERCERA PARTE. Aves

33. Mansos como palomas

34. Volando como águilas

35. Solitarios como aves

36. Solos como búhos

37. Sirviendo como cuervos

38. Corriendo como avestruces

39. Cantando como gallos

40. Viviendo como gorriones

41. Viajando como golondrinas

42. Conocedores como cigüeñas

43. Orgullosos como pavos reales

44. Comparados a gallinas

45. Cubriendo como codornices

46. Veloces como halcones

47. Devorando como buitres

48. Perseguidos como perdices

49. Misteriosos como Fénix

50. Quejándonos como grullas

CUARTA PARTE. Insectos

51. Sabios como hormigas

52. Laborando como abejas

53. Tejiendo como arañas

54. Organizados como langostas

55. Dañinos como moscas

56. Molestos como piojos

57. Buscados como pulgas

58. Picando como avispas

59. Comiendo como polillas

60. Acabando como carcomas

61. Derrotados como escorpiones

62. Molestos como mosquitos

63. Insaciables como sanguijuelas

QUINTA PARTE. Anfibio y reptil

64. Croando como ranas

65. Astutos como serpientes

66. Libres como lagartijas

67. Raros como «Leviatán»

68. Venenosos como víboras

SEXTA PARTE. El dragón y la bestia apocalíptica

69. El Dragón-Satanás

70. La bestia anticristo

Rvdo. Kittim Silva Bermúdez

Créditos

Versiones de la Biblia empleadas en este libro

A no ser que se indique con sus siglas correspondientes, en este libro empleo la Versión Reina Valera de 1960 (RVR-60)

La Biblia: Palabra de Dios para Todos (PDT)

Nueva Versión Internacional (NVI)

Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Nueva Biblia Latinoamérica (NBLA)

Dios Habla Hoy (DHH)

Biblia del Jubileo (JBS)

La Biblia Hispanoamérica (BHTI)

Biblia de las Américas (BLA)

Reseñas del libro

La Biblia es la palabra de Dios y está expresada por autores humanos que inspirados por el Espíritu Santo, escribieron libres de errores lo revelado por Dios; como libro es una joya de la literatura universal, interpretarla (hacer hermenéutica) es un arte y una ciencia por la diversidad de géneros literarios y figuras retóricas en su contenido.

La alegoría es una figura literaria que consta de varias metáforas. Así define el diccionario esta figura de la retórica. Hay alegorías naturales y aquellas otras que el intérprete hace de ciertos pasajes de la sagrada escritura cuando cree encontrar verdades o principios espirituales, y aquí existe el riesgo de no hacer una exégesis correcta y por lo tanto fallar al hacer una buena y correcta interpretación.

Desde hace años hemos sido ministrados y bendecidos con la predicación del Dr. Kittim Silva en territorio mexicano, en diferentes eventos de nuestras Asambleas de Dios en México y con una habilidad y unción especial; le he escuchado muchos sermones basados en alegorías. Siempre hace una exégesis correcta, pura y pertinente. Este fin de semana, durante los días 8, 9 y 10 de octubre del 2016, lo tuvimos aquí en Mexicali, en nuestra Confraternidad de Región y nos regaló unas hermosas predicaciones ricas en contenido y aplicación, además de la belleza y habilidad que le caracteriza. Para mí es el «Príncipe de la Predicación Alegórica». Su erudición y arte en este ramo es único: ¡Gracias Dr. Kittim Silva, nos bendijo con su ministración.

Presbítero Marcelino González,

Superintendente adjunto de las Asambleas de Dios en México

Indiscutiblemente elocuente, admirable, excelente y por demás, una elegante exposición del tema: El Neopentecostalismo como ponencia de la tarde. Pienso que realizó toda una buenísima interpretación de la doctrina de las Asambleas de Dios como pocos, sobre todo sin ser Asambleísta, y creo que así como lo hizo con las doctrinas de Asambleas de Dios lo puede hacer con otras de otros concilios con la misma capacidad y excelencia. Excelente presentación del tema: Neopentecostalismo versus Pentecostalismo Clásico.

Presbítero Martín Corrabubías Michel,

Asambleas de Dios en México

Nutrida la ponencia del Rvdo. Kittim Silva. Un verdadero cúmulo de conocimiento, que se entrega con pasión. Es digno de imitar. Su vida y ministerio nos dan mucha enseñanza. Sin mencionar que hay edificación y mucha bendición, porque al escuchar tal disertación, somos movidos a creer, a vivir, a escalar porque aún hay mucho que conquistar.

Presbítera Eva Moreno,

Asambleas de Dios en México

¡Excelente!, cuánto hace que platicamos de él. Creo que en Querétaro. Tuve la bendición de contactar con el Dr. Kittim Silva en el año 2.000 para invitarlo al primero de muchos eventos nacionales, desde entonces ha sido el predicador más solicitado en las Asambleas de Dios en México. ¡En buena hora! Somos una generación bendecida al escuchar este calibre de predicador.

Presbítero Daniel De Los Reyes,

Ex Supt. General de las Asambleas de Dios en México

Los que estuvimos presentes nos deleitamos en manera muy especial; el Señor siga usando a sus siervos para predicar este mensaje de gracia, bendiciones para todos.

Presbítera Belén Rodríguez,

Asambleas de Dios en México

PRIMERA PARTE

Mamíferos

El búfalo, el león, el ciervo,

el asno, la gacela, el buey, el pollino, la oveja,

la cabra, el caballo, el camello, el perro,

la zorra, el mulo, el lobo, el oso, el leopardo,

el chacal, el conejo, las vacas, el «behemot»,

el cerdo, el jabalí, los gusanos, las hienas,

la yegua, la comadreja, el topo, el cordero

y los seres vivientes.

01

Fortalecidos como búfalos

Salmo 92:10, RVR1960

«Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco».

Introducción

El búfalo es originario de la India, y de ahí fue traído al área del Mediterráneo, incluyendo Palestina. Es de la familia del toro salvaje, con mucho pelo y posee cuernos virados hacia atrás.

El bisonte americano no es un búfalo, pero se le dio ese nombre porque a muchos se les parecían a los búfalos europeos. Y los traductores bíblicos encontraron más apropiado el uso del término búfalo.

El famoso Búfalo Bill, amigo de los hombres blancos ganó fama matando a los bisontes, pero se veía como un enemigo por los nativos americanos. Durante las guerras contra los indios, los mataba, al igual que otros, para dejar a estos sin alimentos, y así tener ventajas militares.

En el mes de mayo del 2016, el Presidente Barack Hussein Obama II, proclamó al bisonte como el mamífero emblemático de los EE.UU. Fue llamado «búfalo» erróneamente por los colonizadores que llegaron a Norte América. Es propio de esta región. ¡Pero difícilmente, ese nombre de «búfalo» se le podrá quitar al bisonte con su joroba y cara grande que le da ese aspecto temerario del viejo oeste!

En Reina Valera 1909 aparece la traducción de «unicornio» y «unicornios» en varios pasajes (Nm. 23:22; 24:8; Dt. 33:17; Job. 39:9, 10; Sal. 29:6; 92:10; Is. 34:7); los cuales Reina Valera 1960 los traduce como «búfalo» y «búfalos».

La alusión bíblica al toro salvaje parece referirse al búfalo. Y así lo entienden hoy día los traductores bíblicos. Por tanto en esta exposición nos referimos a esta clase de búfalo. Es un animal rumiante que vuelve a masticar el alimento semi-digerido. Desde luego el búfalo palestino y africano comparten similitudes con el bisonte («bison» en inglés) norteamericano. Para los nativos americanos el bisonte blanco y el lobo blanco gozaban de una mística muy significativa para ellos.

El pasaje bíblico lee: «Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco» (Salmo 92:10, RVR1960). El salmista en su oración pide una acción divina sobre su vida con un aumento de fuerzas comparadas con el búfalo. Pero en añadidura el salmista ve una acción divina sobre él siendo ungido con aceite fresco. Dos cosas hace Dios en el creyente: le da más fuerzas y le renueva con una unción fresca.

1. El búfalo es salvaje

En Job 39:9-12 se lee: «¿Querrá el búfalo servirte a ti, o quedar en tu pesebre? ¿Atarás tú al búfalo con coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti? ¿Confiarás tú en él, por ser grande su fuerza, y le fiarás tu labor? ¿Te fiarás de él para que recoja tu semilla, y la junte en tu era?».

La Traducción En Lenguaje Actual dice: «¿Tú crees que un toro salvaje estará dispuesto a servirte y a dormir en tus establos? ¿Tú crees que si lo amarras podrás hacer que te siga, y que no se aparte del surco hasta que cultives tus campos? ¿Puedes confiar en su fuerza y echar sobre sus lomos todo el peso de tu trabajo? ¿Puedes hacer que el toro junte todo tu grano y lo lleve hasta el molino?» (Job 39:9-12).

La naturaleza del búfalo no es servil, no es dócil, es de una naturaleza salvaje. No quiere que se le ponga el yugo para arar. No se puede contar con su ayuda para la cosecha. Y como esos búfalos o toros salvajes, así éramos nosotros sin Cristo. Hasta que la fuerza de su amor y la soga de su llamado nos doblegó, y nos hizo que aceptáramos llevar su yugo sobre nosotros.

Dijo San Agustín de Hipona: «¡Admirable profundidad de tus Escrituras! Su apariencia externa parece acariciar a los que son como niños; pero ¡qué admirable profundidad, Dios mío, es maravilloso! Un temor sagrado me causa fijar la vista en ella, pero es un temor y un temblor de respeto y amor. Odio de todo corazón a sus enemigos. ¡Por qué no los pasas a filo de tu espada ‘de doble filo’, para que no tengan más enemigos! Me gustaría verles morir a sí mismos, para que viviesen para ti» (Alfonso Ropero, Lo Mejor de Agustín de Hipona, en Lo Mejor de Los Padres Apostólicos, tomo 21-2, Editorial CLIE, p. 424).

Y ahora, nosotros, como nuevas criaturas, le servimos a Jesucristo, y estamos en el establo de su voluntad. Hoy llevamos su carga con mucho regocijo, y recogemos del grano del mundo para el molino de la Iglesia.

Mateo 11:28-3 lee: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga».

Los bueyes se enyugan amarrándoles sogas o tiras de cuero a los cuernos con el yugo de madera que tiene forma curvada para acomodarse en el cuello de cada buey. Se enyuga primero bajo entrenamiento a un buey viejo con uno más joven. Y así el segundo aprende del primero. Luego se enyugan dos bueyes del mismo tamaño. Bueyes jóvenes deben enyugarse con bueyes viejos. Aprenden de estos la paciencia, la constancia, la perseverancia y la responsabilidad.

El creyente se tiene que enyugar voluntariamente bajo el peso del yugo de Jesucristo, y así aprender de este a andar, a obedecer y a cumplir con el llamado de una vida de sujeción y obediencia. El yugo de Jesucristo se lleva con gozo y entrega total.

El yugo de Jesucristo produce descanso, es fácil y de ligera carga. Con ese yugo las cargas de la vida son más fáciles de llevar, y enyugados al Maestro aprendemos muchas cosas.

El yugo del mundo es de carga pesada, produce angustia, dolor, sufrimiento y nos esclaviza. Solo a causa de la unción ese yugo se pudrirá y así el alma abatida y cansada de la carga del mundo hallará liberación.

«Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción» (Is. 10:27, RVR 1960).

Pero cuando engordamos en la gracia del Señor Jesucristo y en el poder del Espíritu ese yugo se romperá: «En aquel día esa carga se te quitará de los hombros, y a causa de la gordura se romperá el yugo que llevas en el cuello» (Is. 10:27, NVI).

Al principio el yugo de Cristo produce aflicción, pero luego produce satisfacción. El predicador londinense C. H. Spurgeon, que sufrió mucho a causa de la enfermedad de la gota y el reumatismo, supo lo que era vivir enyugado a Jesucristo y dijo: «Cuando Dios me ha parecido más cruel, es cuando ha sido más amable. Si hay algo en este mundo por lo cual le bendeciría más que por cualquier otra cosa, es por el dolor y la aflicción».

Dios vio el juicio que traería sobre las naciones ilustrándolo con búfalos, toros y becerros: «Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura» (Is. 34:7).

La unción del aceite fresco produce un mayor deseo de servir en la obra del Señor Jesucristo, de una entrega sin reservas al llamado cristiano y de una vida dedicada al trabajo de arar abriendo surcos con el evangelio en los campos del mundo.

2. El búfalo es gregario

El búfalo convive y se mueve en manadas. El periodo de gestación en la hembra es de 300 a 340 días y solo pare una cría. Su longevidad es de 25 a 29 años. El búfalo busca la unidad. Pueden agruparse de 10 a 20 búfalos. Y conviven también juntos los machos o en harenes. Los búfalos viejos tienden a ser más solitarios y por ende se exponen más al peligro. La mucha experiencia no te debe llevar a la auto-confianza y a buscar estar solo.

El creyente búfalo es suma dondequiera que está. Muchas personas suman a nuestras vidas y otros restan a nuestra vida. Toda relación con alguien, con otra persona, con segundos o terceros, que no sea suma espiritual a la vida de uno, debe descartarse. Hay relaciones saludables y hay relaciones tóxicas.

A quien te conectes determinará a lo que te conectas y con quien te conectas. Buenas conexiones conectan a un brillante futuro y a un glorioso destino. Jesucristo pondrá en tu camino a gente de iglesia que te ayudará a conectarte con su propósito.

La vida en manada fortalece espiritualmente. Los búfalos se sienten seguros y protegidos de los enemigos al estar congregados como una familia. Si el enemigo los encuentra aislados, a pesar de su gran fuerza, estos enemigos que son débiles se unen para hacerse fuertes y así hacer débil al búfalo.

Los enemigos del búfalo son el tigre, los leones y las serpientes. Y los leones son persistentes al perseguirlos, tan pronto uno de los búfalos se aleja de la manada, lo persiguen hasta cansarlo, y todos los leones atacando suman fuerzas para doblegarlo. Cuando los búfalos son pequeños, se hacen muy vulnerables a la mordida de una serpiente. Pero ya grandes, esa mordida no les hace daño.

El búfalo por lo general evita la confrontación con los leones. Prefiere alejarse de estos. Pero ante el acoso y persecución de los leones, los búfalos confrontan, patean y acornean a los leones. Una madre búfalo es capaz de regresar para defender a su cría, aun exponiendo su propia vida. Muchas veces los búfalos guardan luto por alguno que ha muerto. Y con determinación enfrentan a los leones y otros depredadores en su momento de duelo.

El creyente búfalo debe evitar toda confrontación, conflictos, discusiones, pero ante la ofensiva tiene derecho a defenderse. Debe ser humilde, pero eso no implica que deba dejarse humillar por nadie.

El creyente búfalo no se aleja de la manada. Se congrega regularmente junto a los hermanos de la fe, crece y se alimenta con otros. Eso le dará seguridad y protección frente a los depredadores de la fe.

Somos llamados a ser parte de una comunidad religiosa. Tenemos que desarrollar la costumbre de reunirnos regularmente en la casa de Dios. Especialmente, aquellos y aquellas que tienen ministerios evangelísticos y como músicos y cantantes. Estos son los que más quieren promover la adoración a Dios, pero por otro lado se comportan como exilados de sus congregaciones locales. Muchos, cuando llegan a ser pastores, se tornan exigentes con la asistencia congregacional, pero cuando se ponían el uniforme de ovejas, no fueron practicantes de la vida redil.

«No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animémonos cada vez más a seguir confiando en Dios, y más aún cuando ya vemos que se acerca el día en que el Señor juzgará a todo el mundo» (Heb. 10:25, TLA).

La unción del aceite fresco produce un sentido de unidad cristiana. La unción nos mueve a unirnos y no a desunirnos, a trabajar para el bienestar común. El que tiene esa unción fresca no se aleja de los demás. Cuando falta la unción fresca se hace presente la desunión.

3. El búfalo es fuerte

El búfalo sabe que sus fuerzas se las ha dado el Creador. No le teme a ningún animal, ni a ningún ser humano. Así que el creyente-búfalo siempre ora a Dios, pidiéndole que le aumente sus fuerzas como al búfalo. Siéntete como búfalo espiritual. ¡Despierta ese búfalo fuerte dentro de ti! ¡Pero busca también la unción de aceite fresco!

Dios comparó su poder para liberar al pueblo hebreo de Egipto con las fuerzas del búfalo: «Dios los ha sacado de Egipto; tiene fuerzas como de búfalo» (Núm. 23:22, RV-60). «Con una fuerza mayor que la del búfalo, Dios liberó de Egipto a su pueblo» (Núm. 23:22, TLA).

Con las astas del búfalo, Dios comparó la agresividad de las tribus de Efraín y Manasés: «Como el primogénito de su toro es su gloria, y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; ellos son los diez millares de Efraín, y ellos son los millares de Manasés» (Dt. 33:17).

Entre los animales rumiantes el búfalo es muy fuerte. En el mundo, el creyente lleno de fe y de esperanza, sabe que es fuerte como un búfalo. Isaías 40:29 declaró: «Él da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor» (LBLA). Pero esa fortaleza viene de Dios.

Pablo de Tarso a pesar de sentirse algo cansado, quizá sin muchas fuerzas, podía manejar sus sentimientos y declarar: «Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo, nuestro hombre interior se renueva de día en día» (2 Cor. 4:16, LBLA). ¡Despierta ese búfalo fuerte dentro de ti! ¡Pero busca también la unción de aceite fresco!

Moisés fue un búfalo que murió lleno de fuerzas, que nunca perdió la visión: «Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor» (Dt. 34:7).

Caleb fue un búfalo lleno de fuerzas, a pesar de ser un octogenario y de haber vivido dos generaciones: «Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho» (Jos. 14:10-12).

Los búfalos cuando se mueven en manada y corren, sus enemigos se espantan ante el ruido de estos que de lejos se escucha. Pero el búfalo ante un trueno se detiene. Cuando Dios truena, el creyente se tiene que detener para escuchar la voz de Dios, para luego seguir hacia su destino. ¡Despierta ese búfalo fuerte dentro de ti! ¡Pero busca también la unción de aceite fresco!

La unción del aceite fresco nos hidrata espiritualmente. Cada día se tiene que buscar una nueva y fresca unción. Muchos se quedan con unciones viejas y no se renuevan espiritualmente como creyentes.

4. El búfalo se refresca

Se habla del búfalo de agua o búfalo de río. Los cuernos encorvados hacia adentro, le sirven como palas para sacar del fondo del lago o río el fango húmedo y arrojárselo sobre su lomo.

El búfalo se sumerge en el río para refrescarse. Eso le da nuevo vigor. Así es el creyente-búfalo que busca estar sumergido en el río de la presencia del Espíritu Santo.

El creyente-búfalo se sumerge y nada en el río de Dios. En ese río recupera energías, se siente limpio, se hidrata de la presencia. ¡Sumérgete en el río de Dios! En Ez. 47:3-7 se nos presentan cuatro niveles en el río de Dios, cada nivel tenía una medida de 500 metros de longitud o mil quinientos pies y no de profundidad:

«Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado» (Ez. 47:3-7).

El primer nivel del río es el de la obediencia; el agua llegaba a los pies: «El hombre se dirigió hacia el este. Tomó una cuerda y midió quinientos metros; luego me ordenó cruzar la corriente. El agua me llegaba a los tobillos» (Ez. 47:3, TLA).

Esa medida de quinientos metros es de mil quinientos pies. Nosotros como creyentes debemos comenzar dando los primeros pasos. Nuestros pies y tobillos se deben mojar en obediencia a nuestro Señor Jesucristo. La rebelión y desobediencia se vencen con la obediencia. Esto es hablar del andar en Cristo y del caminar de la nueva vida. Muévete en ese primer nivel de obediencia en Jesucristo. ¡Moja tus pies en el río de Dios!

El segundo nivel del río es el del sometimiento; el agua le llegaba a las rodillas: «Enseguida midió otros quinientos metros, y nuevamente me ordenó cruzar la corriente. Ahora el agua me llegaba a las rodillas» (Ez. 47:4, TLA).

De nuevo en la visión el profeta fue ordenado que cruzara la corriente, era una distancia de quinientos metros o mil quinientos pies. Esta vez el agua del río le llegaba al profeta hasta las rodillas. Y las rodillas en la imaginería cristiana son representativas de una vida de oración. Decía el evangelista mexicano Antonio Sánchez conocido como «La Polvorita», que tuve el privilegio de conocer junto a mi amigo el Supt. José Inmar Valle: «Sin fe, no hay café. Sin rodillas, no hay tortillas».

Este es el nivel de profundizar en una vida de oración. La oración devocional comienza como una acción tomada de orar, que al repetirse se hace hábito y al mantenerse y cultivarse el hábito llega a ser una costumbre. Se forma la costumbre de orar, orando habitualmente. Muévete en ese segundo nivel de sometimiento en Jesucristo. ¡Moja tus rodillas en el río de Dios!

«Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo» (Rom. 8:26, TLA)

«No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo» (Fil. 4:6-7, TLA).

«Dediquen siempre tiempo a la oración, y den gracias a Dios. Oren también por nosotros, y pídanle a Dios que podamos anunciar libremente el mensaje y explicar el plan secreto de Cristo. Precisamente por anunciarlo estoy ahora preso» (Col. 4:2-3, TLA).

El tercer nivel del río es el de la sujeción; el agua le llegaba a la cintura: «... El hombre midió otros quinientos metros, y otra vez me hizo cruzar la corriente. Para entonces el agua me llegaba a la cintura» (Ez. 47:4, TLA).

De nuevo el hombre de aquella visión midió otros quinientos metros o mil quinientos pies. Ahora el agua del río le llegaba al profeta Ezequiel hasta la cintura y representa la sujeción. Solo aquellos que se sujetan a una autoridad superior, tendrán a otros sujetos a su autoridad. La bendición llega con la sujeción de un subalterno espiritual a una autoridad espiritual.

Muchos están resentidos cuando llegan a ser autoridad espiritual, porque ellos mismos nunca se sujetaron a ninguna autoridad espiritual. Se les hace más fácil someterse a una autoridad impuesta por el mundo (patrón, gobierno, profesional, policía, gerente, maestro), que someterse a una autoridad puesta por Dios (pastor, maestro, líder, presbítero, obispo) para su vida. Y eso indica que en su corazón hay un grado de rebeldía espiritual.

La sujeción a la autoridad espiritual, a quién o a quienes la representan, exige de parte de quien debe sujetarse un alto grado de fidelidad y lealtad, que se expresa con respeto a esa autoridad. A una autoridad espiritual no se le cuestiona se le somete.

El Señor Jesucristo le reveló a Pedro que este estaría bajo sujeción: «Cuando eras joven, te vestías e ibas a donde querías. Pero te aseguro que, cuando seas viejo, extenderás los brazos y otra persona te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir» (Jn. 21:18, TLA).

A todos nos llegará ese nivel de estar bajo la autoridad de otros, la de no hacer nuestra voluntad, sino hacer la voluntad de aquel que ha sido comisionado para dirigirnos y gobernarnos. Muévete en ese tercer nivel de sujeción a Jesucristo. ¡Moja tu cintura en el río de Dios!

El cuarto nivel es superación; el agua le rebasaba el nivel de andar: «Midió quinientos metros más, y la corriente era ya un río muy hondo que no pude cruzar a pie. La única manera de cruzarlo era nadando» (Ez. 47:5, TLA).

De nuevo el hombre midió otros quinientos metros o mil quinientos pies de longitud. El profeta llegó a este nivel con el agua hasta el cuello. Cuando como creyentes o líderes llegamos a este nivel, ya de dos mil metros o seis mil pies de largo, no se puede andar, a este nivel se debe nadar mucho.

Cada nivel tiene sus retos, tiene su profundidad, exige meterse de un nivel llano a un nivel profundo. Exige avanzar del presente al futuro, del ahora al después, de esto hacia aquello. Ser pastor de una pequeña congregación, no exige tanto como el ser pastor de una crecida congregación. Pero hay congregaciones pequeñas que consumen más energías a un pastor que una congregación grande. ¡No dejes que la congregación vacíe tus energías!

¡Si no nadas en el río, te hundes y te ahogas! No te conformes con estar en el río del Espíritu Santo, conquista el río. Disfruta su nivel de profundidad. Nada mucho en el río de la presencia de Dios. Flota en sus corrientes y pasa de una orilla a la otra.

Este es un tiempo para nadar en las alabanzas, nadar en la adoración, nadar en la oración. Es un tiempo «kairós» para amar a Jesucristo y servirle de todo corazón. En este nivel nada importa más que tener una relación de «tú a tú» con Jesucristo. Ese «tú a tú» se necesita mucho y traerá muchos beneficios espirituales. Muévete en ese cuarto nivel de superación en Jesucristo. ¡Nada en el río de Dios!

El Salmo 92:10 dice: «Seré ungido con aceite fresco». En el Salmo 23:5 se da un complemento a lo ya dicho: «Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando» (LBLA).

Una vida de unción con aceite fresco, reanima, aviva, llena, y pone al creyente en una posición ventajosa. La unción es la manifestación de la persona de Jesucristo con la presencia del Espíritu Santo. La verdadera unción es más una relación con el Espíritu Santo que una función con el Espíritu Santo.

Leí la siguiente fábula en la página social Better Life Coching Blog, escrita por Darren Poke:

Un día, en las llanuras de África, un búfalo joven llamado Walter se acercó a su papá y le preguntó si había algo a lo que él debería tener miedo.

‒Solamente de los leones hijo mío, respondió su papá.

‒Oh sí, he escuchado sobre leones. Si alguna vez veo uno, viro y correré lo más rápido que pueda, dijo Walter.

‒No, eso es lo peor que puedes hacer, dijo el búfalo grande.

‒¿Por qué? Ellos meten miedo y van a intentar matarme, repuso Walter.

El papá sonrió y le explicó: ‒Walter, si corres, los leones te perseguirán y te atraparán. Y cuando lo hagan, saltarán sobre tu espalda desprotegida y te doblegarán.

‒¿Qué debo hacer?, preguntó Walter.

‒Si alguna vez ves un león, ponte firme sobre la tierra para mostrarle que no estás asustado. Si él no se mueve lejos, muéstrale tus cuernos afilados y pisa el suelo con tus pezuñas. Si eso no funciona, muévete lentamente hacia él. Si eso no funciona, a la carga y lo golpeas con todo lo que tienes.

‒Es una locura, da demasiado miedo hacerlo. ¿Qué pasa si él ataca mi regreso?, dijo el búfalo joven asustado.

‒Mira a tu alrededor, Walter. ¿Qué ves?

Walter miró a su alrededor y vio el resto de su manada. Había cerca de 200 bestias enormes todas armadas con afilados cuernos y enormes hombros.

‒Si alguna vez tienes miedo, sabe que estamos aquí. Si estás con pánico y corres de miedo, no podemos ayudarte, pero si atacas, vamos a estar justo detrás de ti.

‒El búfalo joven respiró profundamente y asintió con la cabeza. Gracias papá, creo que entiendo.

Todos tenemos leones en nuestros mundos. Hay aspectos de la vida que nos asustan y nos dan ganas de correr, pero si lo hacemos, nos perseguirán y se apoderarán de nuestras vidas. Nuestros pensamientos serán dominados por las cosas a las que le tenemos miedo, y nuestras acciones se volverán tímidas y cautelosas, no permitiéndonos alcanzar nuestro máximo potencial (Darren Poke).

Conclusión

Así que a vencer el miedo y los temores. Despierta a ese búfalo que ha estado dormido y escondido dentro de ti, y transfórmate en ese monarca fuerte y vencedor. Al búfalo se le apoda «bestia del trueno» por su ruido y poder.

02

Rugiendo como leones

Amós 3:8, TLA

«Si el león ruge, todo el mundo tiembla de miedo. Si nuestro Dios habla, todo profeta tiene que hablar».

Introducción

En la Biblia se emplea la figura del león en sus aspectos positivos y en sus aspectos negativos. El nombre científico del león es panthera leo. En hebreo el nombre para león es aryê en hebreo antiguo o avi en hebreo moderno. Ariel significa león de Dios, y se aplica también a Jerusalén como león de Dios. En latín león es leo. En griego se lee leon. Y el nombre del legendario rey y héroe griego espartano Leónidas tenía el sufijo de león. Él fue en sus combates contra los persas como un león de guerra.

Una reconocida pastora y predicadora de New York en los años 60 hasta los 90, se llamaba Leoncia «Leo» Rosado. En New York ella conoció y ministró con el pionero mexicano y padre de concilios Francisco Olazabal. Ella junto a su esposo fundaron en el año 1957 la «Damascus Youth Crusade» y el Concilio de Iglesias Cristianas Damasco. El día 6 de octubre del 2006, ella falleció. Los dos predicadores en el funeral de «Mamá Leo» fueron el Dr. John Jiménez y el Dr. Kittim Silva Bermúdez. Leo Rosado rugió en muchos púlpitos, y fue famosa por el sermón de «Las Siete Palabras».

El pionero de pentecostés en Puerto Rico se llamó Juan León Lugo Caraballo. Yo lo llamo El León Pentecostal. Él comenzó su trabajo misionero en ese archipiélago de islas del Caribe, rugiendo como un león con un mensaje pentecostal en el pueblo de Ponce en el año 1916.

En el año 2016 se celebró el Centenario Pentecostal en ese rincón del Océano Atlántico y el mar Caribe. En la historia pentecostal puertorriqueña tenemos a dos leones de Dios. Pero dondequiera que se planta una congregación pentecostal, es porque ha rugido un león o una leona de Jesucristo. Y por toda Latinoamérica tenemos rugiendo con el evangelio a muchos leones de Jesucristo.

1. El valor del león

«El león.... que sin miedo reina en la selva» (Prov. 30:30, TLA). La traducción en Reina Valera cita: «El león, fuerte entre todos los animales, que no vuelve atrás por nada».

En algunas versiones inglesas se cita: «A lion which is strongest among beasts, and turneth not away for any» (Prov. 30:30, KJV). «The lion, mighty among beasts, which turneth not away for any» (Prov. 30:30, DARBY).

Algunas versiones hispanas citan: «El león, poderoso entre las fieras, que no retrocede ante ninguna» (Prov. 30:30, LBLA). «El león, el animal más terrible, que no huye ante nada, ni ante nadie» (Prov. 30:30, DHH). «El león, fuerte entre todos los animales, que no vuelve atrás por nadie» (Prov. 30:30, JBS).

A Israel se le compara con una manada de leones lista para atacar: «Es como una manada de leones, lista para atacar a su presa. Israel no descansará hasta ver vencido a su enemigo» (Nm. 23:24, TLA).

Los leones y leonas de Jesucristo no se dejan vencer por nada, ni nadie, se comparan a leones en pie de ataque y determinados a vencer al enemigo. Dentro de estos leones y leonas hay un espíritu de victoria.

A Israel, Dios la vio como un león descansando después de atacar: «Como un león que descansa después de atacar. Así eres tú, Israel. ¡Nadie se atreverá a molestarte! A los que te hagan bien, bien les irá. Pero a los que te hagan mal, mal les irá» (Nm. 24:9, TLA).

Recuerdo una ilustración que leí sobre tres leones y deseo compartirla: En la selva vivían tres leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión:

Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero hay una gran duda en la selva: existen tres leones y los tres son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?

Los leones supieron de la reunión y comentaron entre sí: Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos, ya que somos muy amigos.

Necesitamos saber cuál será el elegido, se dijeron los animales, pero, ¿cómo descubrir a quién? Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los tres leones: Encontramos una solución muy simple para el problema, y hemos decidido que ustedes tres van a escalar la «Montaña Difícil». El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.

La «Montaña Difícil» era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada. El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo león empezó con todas las ganas a escalar, pero, tampoco lo logró. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.

Los animales estaban impacientes y curiosos: Si los tres han sido derrotados, ¿cómo elegiremos al Rey de la selva? En ese momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra: ¡Yo sé quién debe ser el rey de la selva!

Todos los animales hicieron silencio, y la miraron con gran expectativa: «¿Cómo?». Preguntaron todos. «Es simple», dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la «Montaña Difícil» escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.

El primer león dijo: ¡Montaña, me has vencido! El segundo león dijo: ¡Montaña, me has vencido! El tercer león dijo: ¡Montaña, me has vencido, por ahora! Porque ya llegaste a tu tamaño final, y yo todavía estoy creciendo.

La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, esa persona es más grande que su problema. Él es el rey de sí mismo, está preparado para ser rey de los demás.

Los animales aplaudieron con entusiasmo al tercer león que fue coronado como el «Rey de la Selva». Solo aquel que no se rinde a pesar de la derrota presente, un día tendrá un futuro glorioso.

Jesucristo, el Rey de la Gloria, llama a hombres y mujeres esforzados para confiarle su reino aquí en la tierra. No es tarea fácil, pero tampoco difícil si uno ha sido llamado. Pero exige esfuerzo y carácter humano; repito, esfuerzo y carácter, porque muchos se esfuerzan sin carácter, y otros tienen carácter sin esfuerzo. ¡Se debe tener mucha verticalidad para con Dios y horizontalidad hacia nuestros semejantes!

Creyentes con mentalidad de leones, que hayan aprendido a dominar sus temores y a encarcelar su miedo, entenderán su destino como leones que reinarán sobre la selva de su vida. ¡Eres el rey de tu selva, no el esclavo de tu selva! ¡Has sido destinado por Jesucristo para reinar y no para ser esclavo! Descubre el propósito de Dios para tu vida y cúmplelo.

San Agustín dijo de Pablo de Tarso: «Pues él fue un verdadero león, un león rojo, el gran león de Dios». Y eso era cierto, Pablo fue el león rojo por la sangre de Jesucristo que rugió a los gentiles con un mensaje de gracia, y rugió las doctrinas cristianas en sus epístolas paulinas.

El león lucha hasta la muerte. En un documental en «Youtube» se presenta a un león luchando contra un búfalo, donde ni uno ni el otro se rinden. Al final, ya sin fuerzas, el león seguía con sus mandíbulas agarrado del búfalo y otro búfalo le dio las corneadas finales.

2. La melena del león

«El león con su gran melena... reina en la selva» (Prov. 30:30, TLA). Quisiera dar énfasis a esta expresión «el león con su gran melena». En los cachorros en su desarrollo no se distinguen los machos de las hembras. Pero un día, el tiempo revelará a los machos como leones con melena. Y muchos cachorros-leones están en el proceso de ver crecer su melena. ¡Cachorro tu melena está creciendo!

El león no es el animal más grande de la selva, lo es el elefante y el rinoceronte. No es el animal más rápido de la selva, lo es el sheeta, la gacela y el avestruz. No es el animal más fuerte de la selva, lo es el búfalo. No es el félido más grande de la selva, lo es el tigre de bengala. Es más, el león es como el cuarto felino en tamaño. Pero ningún otro es llamado «rey de la selva». Se le llama el «rey de la selva» porque no vuelve atrás y no le teme a sus enemigos.

El creyente león sabe que su poder viene de Jesucristo. El débil en Cristo es fuerte. El necio en Cristo es sabio. El que no tiene nada en Cristo lo tiene todo. Jesucristo no ha llamado ni a los más fuertes ni a los más sabios, sino a aquellos y aquellas que buscan hacer su voluntad.

Esa melena del león lo hace lucir más grande que cualquier otro félido. La melena le da al león ese porte de grandeza. Y parece ser que cuanto más grande es la melena, mayor es su nivel de autoridad sobre otros leones. Esa melena le hace lucir imponente como el «Rey de la Selva». Además, esa melena demuestra que es digno de este título. Y aunque la leona no tenga melena, a ella se le respeta en su reinado en la selva.

El creyente con mentalidad de león lo demuestra en su apariencia. Esa melena es símbolo de su género y de su valor. La melena es su cobertura. Jesucristo es nuestra cobertura. La melena es identificación. Nuestra identidad está en Cristo Jesús.

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí que todas son hechas nuevas» (2 Cor. 5:17).

La falta de melena en la leona, demuestra que ella está bajo su autoridad. En el orden de Dios la mujer casada alcanza bendición al estar en sumisión bajo la cabeza del marido.

«Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón» (1 Cor. 11:7-9).

Tú, como león de Jesucristo, también tienes la melena de tu testimonio. En la selva de la sociedad todos observan la melena de tu testimonio. No seas un león sin melena.

Tú, como león de Jesucristo, también tienes la melena de tu servicio. Hombres, mujeres y jóvenes que sirven a Jesucristo y sirven a otros, se distinguen en lo que hacen, dicen y cómo sirven. Hay mayor bendición en servir, que en ser servidos, como lo enseñó el Gran Maestro de Nazaret.

Pero aquellos que son leones deben cuidarse de que su melena no los llene de orgullo, de auto-suficiencia, de vanidad, de sentirse que son más de lo que son en realidad. Si tienes una alta posición no te llenes de orgullo. Si tienes una congregación grande, no te enorgullezcas contra tu institución. ¡Debemos vaciarnos diariamente de nosotros mismos, de muchas cosas dentro de nosotros, para poder ser llenos todos los días del Espíritu Santo!

Sansón «Melena», como dicen en Puerto Rico (para referirse a aquellos que presumen de su fuerza física), es un tema cantado por los «Príncipes de la Salsa» Bobby Cruz y Richie Ray. Sansón fue el león de la tribu de Dan. Él deshonró su llamado, cambió el propósito de Dios sobre él, y arruinó su destino.