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Suenan tambores es el sexto volumen de la Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales. Es una antología de letras poéticas que tiende puentes entre el Caribe y el Pacífico, donde la palabra se convierte en resistencia y esperanza, frente a los problemas socioeconómicos de los pobladores asentados en el mar, el río y la selva; y aunque la poesía no es una ciencia social, uno de los objetivos del proyecto también era escuchar en los ecos de los artistas un aliciente de efluvios de bellezas, pero también de pensamientos críticos y disidencia frente al Estado y sus instituciones que han marginado y sumido en la miseria a las poblaciones afrocolombianas. Este proyecto editorial de las ciencias sociales afrocolombianas no será en vano si los lectores indistintos de la Biblioteca se atreven a elucidar una ontoepistemología de la diáspora africana en Colombia, escrita por subjetividades reflexionantes afros; pues, siempre fuimos visibles, tú me invisibilizaste… ahora es tiempo de que te pongas en nuestro lugar… Escúchanos desde el marco de la igualdad y la tolerancia que estas ideas aquí contenidas puedan darte, estimado lector… Dr. William Mina Aragón, profesor Universidad del Cauca La Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales representa un logro enorme de corte político-epistémico en la medida que comienza a codificar la producción intelectual escrita de uno de los más importantes escenarios de pensamiento y política negra, del rico y diverso mundo afrocolombiano, desde su costa Caribe y la gran comarca del Pacífico, hasta los valles interandinos, los territorios afroandinos y afroamazónicos, y los espacios urbanos de la afrocolombianidad. Dr. Agustín Laó-Montes, profesor Universidad de Massachusetts Amherst (EE. UU.)
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Ramírez Nieva, María Teresa
Suenan tambores. Antología poética afrocolombiana / María Teresa Ramírez Nieva, Lucrecia Panchano, Fernando Maclaníl, Héctor León Mina Vidal, Mirian Díaz Pérez, Tulio Guillermo Diuza Yory, Félix Domingo Cabezas Prado, Óscar Maturana, Hernando Revelo, Mary Grueso, Ashanti Dinah Orozco Herrera
Cali : Universidad del Valle - Programa Editorial, 2022.
334 páginas ; 24 cm -- (Colección: Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales)
1. Antología poética - 2. Literatura Afrocolombiana - 3. Poesía colombiana
C861 CDD. 22 ed.
R177
Universidad del Valle - Biblioteca Mario Carvajal
© Universidad del Valle. Programa Editorial
Título: Suenan tambores. Antología poética afrocolombiana. Vol. 6
© Autores: María Teresa Ramírez Nieva, Lucrecia Panchano, Fernando Maclanil, Héctor León Mina Vidal, Mirian Díaz Pérez, Tulio Guillermo Diuza Yory, Félix Domingo Cabezas Prado, Oscar Maturana, Hernando Revelo, Mary Grueso, Ashanti Dinah Orozco-Herrera Coordinador de la colección: William Mina Aragón
ISBN: 978-628-7566-80-4
ISBN: 978-628-7566-81-1 (pdf)
ISBN: 978-958-507-035-6 (epub-2023)
DOI: 10.25100/peu.7566804
Colección: Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales
Primera edición
Comité académico nacional de la Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales
Wilmer Villa, Ph. D. (Universidad Distrital Francisco José de Caldas); Maguemati Wabgou, Ph. D. (Universidad Nacional de Colombia); Ángela Emilia Mena, Mag. (Universidad de Antioquia); Carlos Augusto Viáfara, Ph. D. (Universidad del Valle).
Comité académico internacional de la Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales
Clement Animan Akassi, Ph. D. (Howard University); Angela Yesenia Olaya Requene, Ph. D. (Universidad de Harvard); John Tovar, Ph. D. (Universidad de Houston); Yeison Arcadio Meneses, Ph. D. (Universidad de las Antillas); Eva María Lucumí (Universidad de Brasilia); Simone de Jesús Santos, Ph. D. (Universidad Federal de Bahía); Sérgio Costa, Ph. D. (Universidad Libre de Berlín).
Imagen de portada: Óleo de José Eibar Castillo
Diseño: Hugo H. Ordóñez Nievas
Diagramación: Dany Stivenz Pacheco Bravo
Corrección de estilo: David Sebastián Pérez Reina
Esta publicación fue sometida al proceso de evaluación de pares externos para garantizar altos estándares académicos. El contenido de esta obra corresponde al derecho de expresión del autor y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad del Valle, ni genera responsabilidad frente a terceros. El autor es el responsable del respeto a los derechos de autor y del material contenido en la publicación, razón por la cual la Universidad no puede asumir ninguna responsabilidad en caso de omisiones o errores.
Prohibida la reproducción total o parcial en cualquier forma, o por cualquier medio, sin autorización escrita de la Universidad del Valle.
Cali, Colombia, diciembre de 2022
Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions
BIBLIOTECA AFROCOLOMBIANA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
MARÍA TERESA RAMÍREZ NIEVA
Que hermosos somos los negros
Mamitica
Tambor lumbalú para Guillén
Mi potrillo
¿Quién te trajo?
Versos para ti
La abuela negra
Tu nombre hecho de espumas
Addis Ababa
La negrita
Tierra y río
Tambores de Mascalla
Canto mágico
Eia Buenaventura
Asómbrame más oscura
Viita: mortuus sum
(Vida estoy muerto)
Cuagro para Hugo Salazar Valdés
Rumbera soy
Noche sin tiempo
Quiero volver a mi puerto
Elegua. Elegba Oración
Destruyendo el fucú
Gunga zumbi
Ya no más con ese cuento
Abriendo caminos
Décima de la kora
Al gobierno de Colombia
Angelito negro al lado de Dios
Triunfo del llanto yumulunga
LUCRECIA PANCHANO
¿Por qué amo tanto al mar?
Oceáno pacífico
Afrodescendencia
Carimba
Declaración de fe
África grita
Llamado al negro
Amada africanía
Cuando a mí me dicen negra
Piel de noche
Caras lindas
FERNANDO MACLANIL
El pueblo de mi amada
Gabriela
María Paula
La eternidad del amor
El pueblo de tu cuerpo
Lo que dice una mujer india
Lo que le dice una mujer negra a un racista
Lo que le dice una mujer blanca a un afro
El reclamo afro
Falco Zape Díaz
HÉCTOR LEÓN MINA VIDAL
Añoranza
Evocación
Memoria infantil
Risa de la paz
Río Palo
Tierra de tambor
Poema para una virreina
Una poética sobre los ancestros
Mágico tambor
Bailarina
El rumbero
La casita de bahareque
Homenaje a un asador
Cortero de caña
MIRIAN DÍAZ PÉREZ
Por algunos silencios
Juntos
Sapokusuela
Soy
África mía
Pregones de colores tranquilos
Tarsila
Ritual fúnebre
La muerte de Ebaristo
Caseras y rodillero
Muertos en pandemia
Esperanza
TULIO GUILLERMO DIUZA YORY
Arribo
Noche de ritmos
Desarraigo
Lejanía
Cimarrón
Libertad
Tambor africano
Marimba
África
Muñequita negra
Negra amada
FÉLIX DOMINGO CABEZAS PRADO
Hermandad de africanía
África
Adentro del toldillo
Árbol envidioso
El mangla de la Conchera
Marimba
Memoria étnica
Necrografía del árbol moribundo
No se discute mi origen
Olor ancestral
Pilonera y pilón
Somos hermanos
San Basilio de Palenque
Vendedor de dolor
Wiba zoyinka
Ya libre
Yo cortador de caña
Yo no vengo de esclavizados
OSCAR MATURANA
Bolívar
Amada mía
África
Raza mía
Nueva historia
Canción para una niña
Tambor
Los intelectuales
La muerte de un valiente
Identidad
Señor presidente
Recuerdos del litoral
Patriotas del patía
Navegando
Cartagena
Recordando a un cimarrón
Extrañas coincidencias
Angela Davis
De rumba con los dioses
El coloso del mar
Pintor
HERNANDO REVELO
Trópico
El abuelo negro
Poema pacífico
MARY GRUESO
Esta es mi tierra
Negra soy
Los frutos de mi tierra
Mi más grande anhelo
Pintando el pacífico
Recordando el ayer
El mar pensaba en tí
Orishas
Naufragio de tambores
Contando cuento
Negra pinchada
Redes
En el más allá
Belleza negra
Soy poesía
Mi gente, mi tierra y mi mar
Reina del mar
ASHANTI DINAH OROZCO-HERRERA
Muntú renaciente
Sinfonía de ancestros
Tributo a mi tatarabuela
Mi ancestra
Elegguá, guardián de mi sendero
La casa de yemayá
A Oggún, raíz de mis sueños
Huellas de changó
A la nación de la mujer negra
Canto al ombligo
Aviso clasificado
Arte políglota
Gramática de la otredad
Palenque de San Basilio
Getsemaní
EPÍLOGO
NOTAS AL PIE
Y sobrevivimos y estamos presentes
En las grandes cosas que crea la mente.
Y el tiempo y la historia nos harán justicia
Y de nuestros valores darán primicia.
LUCRECIA PANCHANO
Cualquier presencia verdadera es primero una presencia íntima.
FELWINE SARR
Las nuevas victorias deben ser ganadas en las universidades, las academias, el parlamento y la presidencia de la República. No está expresamente escrito en la Constitución, pero si en la memoria ancestral del muntu.
MANUEL ZAPATA OLIVELLA
El proyecto de la diáspora como práctica de liberación y construcción de comunidad transnacional se basa en las condiciones de subalternización de los pueblos afrodiaspóricos y en su agencia histórica de resistencia y autoafirmación.
AGUSTÍN LAÓ-MONTES
El objetivo de la traducción entre saberes es crear justicia cognitiva a partir de la imaginación epistemológica.
BOAVENTURA DE SOUSA
La complicidad de las ciencias sociales con la colonialidad del poder exige la emergencia de nuevos lugares institucionales y no institucionales desde donde los subalternos puedan hablar y ser escuchados.
SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ Y RAMÓN GROSFOGUEL
¿Por qué una Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales? Porque a lo largo de la historia de Colombia los investigadores, intelectuales y pensadores de la diáspora africana han sido relegados a un segundo plano en las ciencias sociales. Pocas veces la reflexión, pensamiento e imaginación como acto creador de los hombres y mujeres afros e indígenas, han sido aceptados por la intelectualidad académica. La fuente de esos estereotipos está en el pasado colonial-esclavista y en la visión del mundo que dicha ideología plasmó en la psique colectiva de la cultura académica de Colombia y de la “América Mestiza” (Martí, 1986, p. 31). Por ello, autores clásicos de la diáspora colombiana siempre insistieron en des-colonizar y desalienar la psique y la historia (Zapata Olivella, 2017, p. 177-262).
Siempre el imaginario-colonial-dominante habló de la incapacidad de los afros e indígenas para la reflexión y el pensamiento abstracto, según ellos nuestra creatividad no iba más allá del esquema mitológico y de la expresividad musical-religiosa plasmada en la oralitud, de allí la bella metáfora del escritor e investigador José Antonio Caicedo: “a mano alzada” (Caicedo, 2013, p. 48), refiriéndose a la capacidad creadora de nuestros intelectuales para combinar “escritura con acción política” (Caicedo, 2013, p. 48). Tanto afros como otros grupos humanos deberían, entonces, exaltar sólo lo corporal, lo deportivo, artístico y lo religioso; pues Dios no nos había dado atributos para inmiscuirnos en la reflexión analítica de la ciencia, el conocimiento filosófico y los saberes elevados del espíritu humano. Mentiríamos si dijéramos que estos arquetipos e ideales nefastos ya desaparecieron. No, cuando el investigador afro e indígena escribe algo en cualquier campo, todavía debe luchar contra dichos estereotipos heredados para ser valorado en nuestra academia. Si es hecho por indígena es solo para indígenas, si es realizado por afros es sólo para afros; como si a la cultura colombiana, su interculturalidad y su ciudadanía plural no le importase lo realizado por los otros sectores humanos que conforman la diversidad de la “Nación mestiza” colombiana.
Sabemos que se ha jugado demasiado con la identidad cultural colombiana, somos colombianos cuando nos conviene, como si el mestizaje nos avergonzara. Siempre se vendió la idea de pureza en la sangre, la raza, el idioma o la cultura. Entre más despigmentada la piel, mejor; pues según el canon dominante, esa “raza” es más pura, más cercana a Dios y al ideal cristiano-colonial-europeo. Mejor dicho, ello era señal de “civilidad”, “humanidad”, “civilización” y “cultura”; entre más se asemeje en el vestido, costumbre y tradiciones al ideal europeo, más sería aceptado por la sociedad y la academia.
De esta negación de nuestra identidad plural, mestiza y diversa, los grupos afros e indígenas son los que más sufrieron el impacto sociocultural y psíquico; pues siempre nuestra historia se avergonzó de tener en su suelo identidario mujeres y hombres de cosmovisión distintos y diferentes. Si dicha negación se dio en el ámbito de la raza, la religión y el idioma ¿cómo no iba a presentarse en el campo de la creación cultural? La finalidad de reunir a los y las intelectuales afrocolombianos/as en una Biblioteca interdisciplinaria de las ciencias sociales afrocolombianas es hoy una necesidad, pues busca resaltar las ideas y valores de los intelectuales, académicos, universitarios y ciudadanos afros que en el siglo XX y XXI, han difundido su pensamiento, identidad y memoria creativa en Colombia; reflejando los hechos políticos, sociales, económicos y culturales en los que hemos estado imbuidos a lo largo de este proceloso siglo. Con esta biblioteca se ayudará a visibilizar la creatividad de los investigadores afros, publicando y reeditando libros “clásicos” que no fueron conocidos o difundidos lo suficiente.
Este proyecto académico decolonial (Grosfoguel y Castro-Gómez, 2007, pp. 9-25; Mignolo, 2003, p. 311; Mignolo, 2006, pp. 197-221), se justifica por la necesidad de tener referentes propios, auténticos de la comunidad afro, que estimulen a los jóvenes de hoy en las universidades y en la sociedad civil, para sentir pasión y amor por la grandeza de los pensadores e intelectuales afros en las ciencias sociales. Esta iniciativa nace para decirles: si podemos volver al pasado, lo haremos para emular héroes, pedagogos, mártires, escritores y pensadores; porque sí los hemos tenido y los tenemos más allá del paradigma corporal, artístico, musical y religioso. Esto es motivo de dignidad profesional, de orgullo académico, lucidez ética y de postura moral-política para la reescritura y valoración de nuestra historia; llenando de contenido afro y colorido epistémico a las ciencias sociales colombianas.
Así, tendríamos una nueva historiografía afro marcada por la epopeya y gestas por la libertad de los cimarrones y movimientos de liberación nacional, venerando su heroísmo y exaltando su proyecto libertario con sus imágenes en las escuelas, colegios y universidades. Hay que cambiar las fechas, la periodización, el nombre de los héroes, las celebraciones, los días de fiestas nacionales por la de otros símbolos y referentes invisibilizados (no basta el 21 de mayo ni el 12 de octubre).3 Hay que instituir una nueva antropología, una antropología-otra-afrodiaspórica, con elementos histórico-sociales devenidos de las concepciones afro de la vida y del mundo para que los estudios universitarios entiendan en su singularidad y especificidad la esencia del ser afro, entendiéndolo como un ente bello, creador, artístico, poético y mitológico. También hay que reinventar la literatura en una literatura-otra-afrodiaspórica, donde los personajes, espacios, tiempos y estilo literario utilizado por los narradores sean valorados y reconocidos como literatura, singular por sus temas, pero universal por sus contenidos. Hay que hacer un nuevo modelo de novela, cuento, drama y crónica; donde el protagonista afro se universalice, valore, dignifique y merezca el estudio juicioso de los críticos.
De igual manera, se debe plantear una ciencia política-otra-afrodiaspórica, que incluya las gestas por la autonomía de los afros en el proceso de consolidación de la independencia, que nombre la importancia del proyecto político de los cimarrones en sus palenques por la libertad de América, liderada por Benkos Biohó. Que se diga que hay un pensamiento social-afro que viene desde que la humanidad se hizo humanidad en África, que construyó un pensamiento libertario como resistencia a la esclavización y que se hizo presente en los momentos de resistencia al colonialismo en África y el Caribe. Que se diga que siempre hubo un proyecto afro contra-hegemónico frente al régimen esclavista colonial, que se alzó victorioso en 1804 con los próceres de la independencia de Haití. Que se reivindique la existencia de un pensamiento político afrocaribeño guiado por la impronta ideológica de Frantz Fanon, C. L. R. James, Édouard Glissant, Sylvia Wynter, Stuart Hall, Stokely Carmichael y Aimé Césaire; que se rememore el movimiento social por los derechos civiles y ciudadanos en los Estados Unidos, bajo la batuta de Garvey, Du Bois, Luther King y Malcolm X, un liderazgo que hoy es representado por académicos e intelectuales de la talla de Cornel West y Henry Louis Gates, y en el campo político-militante por Ángela Davis y Keeanga-Yamahtta Taylor. Que se diga que en África subsahariana una serie de intelectuales como Diop, Senghor, Cabral, Nyerere, Nkrumah y Kenyatta, pensaron el proyecto emancipador de ver los afros de todo el mundo unidos en los ideales políticos de la africanía, un pensamiento afrodiaspórico que actualmente es retomado por Achille Mbembe, Kwame Anthony Appiah, Molefi Kete Asante, Emmanuel Chukwudi Eze y Clément Akassi.
Hay que decir, con orgullo, que en el ámbito político hemos tenido figuras insignes como Nelson Mandela, Barack Obama, Leopold Sedar Senghor, Rosa Park, Ángela Davis, etc. Hay que decir, que los movimientos políticos sociales y afrocolombianos están presentes y vigentes, reconfigurando el escenario del pensamiento social colombiano; aunque se criminalice la protesta y se asesine a los líderes políticos y cívicos, seguimos en pie de lucha... Hay que decir que muchos de los que trabajamos en las universidades estamos en el aula de clase haciendo una nueva etnoeducación y una nueva historia de las ciencias sociales; buscando des-colonizar la noción de poder y de saber convencional para cambiarlos por otros discursos, por otros lenguajes y por otras polifonías que haga alusión a la diversidad que nos caracteriza como país y como región. Estamos renombrando, revalorando y actualizando el rol de estos insignes investigadores de las ciencias sociales desde una perspectiva histórica y social-otra con sus libros, metáforas, frases, palabras, ideas y proyectos de autonomía individual y colectiva; tanto en el hacer como en el pensar.
Y que sepan los lectores que estamos reelaborando y reinventando una serie de categorías como “etnocidio” de John Antón Sánchez (2004), “afro-reparaciones” de Claudia Mosquera (2007), “ontología política afro” de Arturo Rodríguez Bobb (2009), “Caribe seco” de los hermanos Villa (2013), “imaginación creadora afrodiaspórica”, “afrodiasporidad” y “afromarxismos” de William Mina (2014), “tradición libertaria”de Arleison Arcos y Melquiceded Blandón (2015), “construcciones afrolibertarias” de Melquiceded Blandón y Ramón Perea (2015), “cimarronismo intelectual” de Jorge García (2016), “clandestinación” de Santiago Arboleda (2018), “el incómodo color de la memoria” de Javier Ortíz Cassiani (2019) y “uramba” retomada por Agustín Laó-Montes de las comunidades del pacifico surcolombiano (2020), para comprender las ciencias sociales desde perspectivas-otras.4
Y esta propuesta en ningún momento es racismo o discriminación, sino autenticidad e identidad para valorar sin vergüenza el rol de esas personas que anónimamente han hecho demasiado en la construcción del nuevo país, de la Colombia justa, democrática y participativa. Esta biblioteca interdisciplinaria se justifica porque el pensamiento y la reflexión histórica en las ciencias sociales, siempre obnubiló e ignoró el legado y el pensar de los afros; como si la constante histórica fuese participar y excluirnos al mismo tiempo. En la historia ello se plasma porque casi siempre se cita a investigadores del extranjero y no a los propios afros con sus ideas, conceptos y valores. Ya no habrá quejas de que no escribimos, de que solo “somos orales” o de que no tenemos nada que decir al pensamiento y a la reflexión teórica profunda de las ciencias sociales en Colombia.
Una cosa es escribir mi propia historia y otra que me la escriban, pues como dice José Antonio Caicedo: “el pensamiento diaspórico se refiere a quienes escriben desde la piel y su historia” (2013, p. 193). Por suerte, todo este ambiente cultural entró en metamorfosis constante con las legislaciones afros, las acciones afirmativas, las cátedras de etnoeducación, la movilizaciones pacíficas al estilo de Martin Luther King y de la No-Violencia; a lo que se suma la justicia reparativa, los estudios culturales, impulsados por los pensadores no-enajenados por el discurso colonial, además de la educación alternativa-popular, las emisoras alternativas, los periódicos, las revistas,5 la comunicación disidente y sobre todo con la fuerza y el impulso que dio la constitución de 1991. Nuevos tiempos para cambiar las mentalidades. Dejar de ser ortodoxos para abrirnos a la polifonía de lenguajes y poéticas: filosóficas, artísticas y literarias que muchos no habían oído del elemento pensante, imaginario y creativo afro. Esta biblioteca apunta entonces, a visibilizar todo el aporte intelectual de los afros; para enriquecer la diversidad y la interculturalidad del conocimiento histórico y social colombiano.
El que esta propuesta sea presentada y desarrollada mayoritariamente por intelectuales y académicos afrodescendientes no implica racismo en ningún momento, sino más bien representa mayoría de edad, madurez intelectual, compromiso con la justicia y democracia étnica, con el saber en sí y, por supuesto, con Colombia como Nación en construcción y no con el país parcelado y simulador en su historia como nos lo han vendido.6 Conservo mi optimismo y esperanza en que esta propuesta-proyecto sea desarrollada para bien de la cultura cívica y democrática de la Colombia mestiza, interétnica, diversa y plural en sus ideas, colores, sabores, ideas y prácticas culturales. Además, con esta propuesta se busca difundir el conocimiento, las ideas de investigadores y autores afrocolombianos; como forma de sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la creatividad en el pensamiento y la reflexión social-otra desde una perspectiva afro en Colombia.7
Ya no hay excusas para no leer, no más quejas de la ausencia de autores, escritores e investigadores afrocolombianos/as en las ciencias sociales en Colombia. Nuestra meta es unificarnos en torno a un proyecto común y colectivo que nos dignifique no solo ante la vida social y económica, sino ante la escritura y lo que ella significa como cultura escrita. Siempre se nos tildó de orales y aunque esa episteme heredada de la diáspora africana en Colombia, todavía tiene su validez y relevancia pedagógica e histórica en las tradiciones musicales y religiosas de los afros; urge una edición de libros indistintos y complejos, escritos con la inspiración y finura que solamente la soledad y el silencio de una habitación brindan, para dejar improntas colectivas en las universidades colombianas. Con esto decimos, tal como lo expresaba Manuel Zapata Olivella y Aimé Césaire: “nuestra hora ha llegado...” (2006, p. 83) y que “las nuevas batallas de los afros para su redignificación hay que darlas en la academia, en la universidad” (Zapata Olivella, 2014, p. 69). Batallas que se darán desde el libro escrito, que transciende la memoria oral, pues esta memoria en ocasiones se pierde; por el contrario, los libros impregnan la memoria escrita, no se pierde el saber. Se conservan, aunque se queme la biblioteca el conocimiento persistirá. De manera que esta biblioteca sigue devotamente los preceptos de inmortalizarnos desde el ejercicio y la reflexión escrita.
Ya dimos muestra de la potencia de nuestro espíritu creador en el campo artístico, musical y religioso, por ello, el reconocimiento mundial y latinoamericano ya fue hecho. Este esfuerzo en Colombia debería incentivar a otros intelectuales de la afrodiáspora, para hacerlo en países con masiva presencia de africanía (Ecuador, Brasil, Honduras, Perú, Venezuela). Las ideas, conceptos, frases, palabras y enseñanzas no están referidas nada más a los afros, sería hacer una pedagogía afro para afros sesgada; aunque ello es necesario, el objeto y esencia de este proyecto es llevar a cabo una gran conversación con los intelectuales, con la academia colombiana y sobre todo con los científicos sociales. Pero debe ser un diálogo con plenitud e igualdad ante el ser, el saber y el poder, pues nunca fuimos inferiores en nada, sencillamente nuestra episteme como subjetividad crítica y reflexiva fue ignorada, invisibilizada y excluida por los prejuicios étnicos, raciales y culturales que se perpetuaron en las instituciones garantes del saber, el colegio, la escuela y la universidad.
Prevenimos para que esta biblioteca de la diáspora intelectual colombiana no sea “una cosa de negros”, que no se nos siga considerando como seres inferiores en el ejercicio académico de la escritura lúcida. Esta biblioteca podría ser un manifiesto pedagógico contra los saberes hegemónicos y unilaterales, que reconocen solo unos discursos como válidos, que ven solo una conceptualización y una narración. Con ello nos aproximamos a otras epistemologías ontológicas, donde los protagonistas principales son los hombres y mujeres afros; los cuales nunca habían sido invitados a la escena. Ahora quien nos ignoró, excluyó e invisibilizó está listo para ponerse en nuestro lugar y escucharnos, leernos detenidamente, con suma atención, con pasión, amor y, sobre todo, sin ningún prejuicio de “esencialismos”.
Seguro que se empezaron a escuchar esas otras músicas y polifonías de nuestra escritura, narradas aquí como pensamientos, reflexiones y elucidaciones del espíritu y de nuestra psique individual: como afrodiasporidad. De modo que cada uno asume sus responsabilidades éticas con la sociedad, los lectores y el pensamiento mismo. Por lo anterior, cada intelectual abordado proclama un ejercicio de libertad y autonomía, y es incluido ya que desarrolla un ejercicio de ser libres pensadores ante la palabra, la vida, los lectores y ante sí mismo.
En este sentido, la biblioteca se abre con Benkos, las alas de un cimarrón de Antonio Prada Fortul, quien busca darle un impulso a la novela y a la literatura afrocolombiana; especialmente a un personaje mítico para Colombia como es Benkos Biohó, el protagonista de la historia oculta e invisible de este país. Su historia nunca contada y dicha, ahora se escribe desde abajo, desde el discurso y la palabra del “vencido”, desde aquellos héroes que se les racializó e invisibilizó por la “corpo-geo-política” de su origen africano (Mignolo, 2006, p. 197; Grosfoguel, 2018, p. 13). La novela apunta a reescribir la historia de Colombia a partir del legado afro, con sus actores y sujetos libres en los palenques, reconfigurando la historia de la novela y la literatura; donde los protagonistas de hazañas, gestas y epopeyas, siempre habían sido hombres de una sola raza, religión y cultura. Benkos rompe el canon de la literatura colombiana y de la historia alienada y colonial de esta pseudo-nación. Benkos, es una novela total que nada tiene que envidiarle a las escritas en el género en América mestiza, es una obra religiosa, mitológica, filosófica y esotérica; escrita en el espacio del Caribe colombiano con un mensaje de amor y erotismo afro para toda la humanidad, donde el sujeto Benkos, que no esclavo (ni negro a secas) es el paradigma de cualquier ser luchando por la libertad, he aquí, la brillantez personalizada pugnando por su identidad y batallando por ser autónomo. He allí la lucidez de Antonio Prada para pensar el proyecto político libertario afro, no desde el colonizador sino desde el colonizado. He allí la antimodernidad de su héroe, la antimodernidad de su literatura, la sagacidad de su protagonista y por supuesto, la actualidad de su discurso narrativo y de su estilo literario. Antonio, ya eres un clásico de clásicos, aunque tu novela no figure en la historia de la literatura colombiana.
Una perspectiva sumamente interesante de acoger en este proyecto editorial afro, sería la que propone el investigador William Mina, especialmente en su obra La imaginación creadora afrodiaspórica, donde hace una introducción y síntesis del legado afro en todos sus frentes creativos, desde que el hombre y la mujer se hicieron antropos en las “verdes praderas tropicales africanas”, donde se empezaron a indagar y hacer preguntas filosóficas sobre el universo, la vida y la realidad histórica-social. El autor pretende desmitificar la idea del hombre afro que nos vendió el colonialismo, que lo dibujó como “esclavo, negro y holgazán”. Refleja un proceso de desalienación psíquica y des-colonización que pone en cuestión los estereotipos dominantes, para construir una visión del ciudadano lúcido y creador con una mente curiosa y con ganas de saberlo todo desde la perspectiva política, jurídica, sociológica y artística. Imaginariamente el libro empieza en África subsahariana antes de 1492 y finaliza en el norte del Cauca, de dónde es el autor. Este libro ensayístico también hay que entenderlo como una agenda ontológica, afrodiaspórica, con un sinnúmero de interrogantes sobre la historia, la sociedad y las culturas de africanía sopesadas en la tradición filosófica del muntu, dónde encontramos una serie de ideas que, como un edredón, van periodizando y cartografiando —como diría Laó-Montes— escenarios creadores de la diáspora africana: en África subsahariana, en el Caribe, en Estados Unidos, en América Latina, en Afroamérica y, en especial, en afrocolombia.
Esta iniciativa también debe ampliar el terreno para la cabida de la etnoeducación y con ello se acoge la obra de María Isabel Mena, una profusa investigadora que nos introduce al mundo de la afro-etno-pedagogía y los saberes-otros en la escuela. Aunque María es caleña, gran parte de su investigación la ha realizado en las escuelas y colegios de Bogotá, donde ella ha indagado el modelo pedagógico, racista y clasista que caracteriza la práctica educativa en la capital del país y en toda Colombia, estableciendo que la historia de la africanía educativa no se enseña. Por ello la investigadora ha querido introducirla con didácticas infantiles otras: rondas, juegos, cartillas y muñecas que no son pintadas con rostros convencionales sino con rostros afros, hechos con materiales alternativos del Pacífico colombiano, provenientes del taller creativo de la poetisa Mary Grueso. Así los niños y niñas se habitúan a recrear su cosmovisión, con imágenes que reflejan el mundo geográfico, étnico, diverso y territorial de Colombia. Lo más importante de introducir África en la escuela, es aprender de la diversidad manteniendo nuestra singularidad, pues, los niños y niñas solo saben de fraternidad. Ellos son como las imágenes cándidas que pintó Rousseau en el Emilio, ellos y ellas son el reflejo de lo que sería una educación respetuosa de valores en “democracia racial” e igualdad ante la vida y equidad frente a los disfrutes materiales. Los niños son el ideal de lo que debería ser la sociedad en Colombia, lastimosamente ciertos medios de comunicación de masas se han convertido en un obstáculo frente a dicho imaginario. El libro reivindica África en la escuela, una ciudadanía, una pertenencia étnica, una identidad para decir con orgullo y dignidad de amor racial que sí tengo un nombre y que “yo no me llamo negrito”.