Teoría Monetaria Moderna - L. Randall Wray - E-Book

Teoría Monetaria Moderna E-Book

L. Randall Wray

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El esfuerzo intelectual que se realizó en el campo de la física tras la aparición de la teoría de la relatividad o del modelo copernicano, no se llevó a cabo en la economía tras la aparición del dinero fíat. Teoría Económica Moderna es la plasmación de dicho esfuerzo intelectual. En este libro se expone claramente qué es el dinero en realidad y lo que es más importante se exponen las políticas económicas que deberían llevarse a cabo para llevar a la práctica un programa político coherente con dicha realidad.

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L. RANDALL WRAY

Teoría Monetaria Moderna

Manual de macroeconomía sobre los sistemas monetarios soberanos

Traducido del ingléspor Carlos García Hernández

 

Copyright © Lola Books GbR, Berlin 2015Copyright © de la traducción: Lola Books GbRwww.lolabooks.eu

Queda totalmente prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación total o parcial de esta obra sin el permiso escrito de los titulares de explotación. Todos los derechos reservados.

Título original:Modern Money Theory: A Primer on Macroeconomics for Sovereign Monetary SystemsCopyright © L. Randall Wray 2012First published in English by Palgrave Macmillan, a division of Macmillan Publishers Limited under the title Modern Money Theory by L. Randall Wray. This edition has been translated and published under licence from Palgrave Macmillan. The author has asserted his right to be identified as the author of this Work.

Imagen de portada: búho en el estilo de los indios americanos, Alexmakarova,ID 15972856 © Dreamstime.com

ISBN 978-3-944203-18-8

Primera edición 2015

Contenido

Prólogo de Carlos García Hernández, Lola Books

Prólogo de Alvaro Martín Moreno Rivas, Colombia

Prólogo de José Moisés Martín, España

Prólogo de Pablo Gabriel Bortz, Argentina

Prólogo de Arturo Huerta G., México

Prefacio

1. Fundamentos de la contabilidad macroeconómica

1.1 Fundamentos de la contabilidad de stocks y de flujos

1.2 TMM, balances sectoriales y comportamientos

1.3 Los déficits presupuestarios del sector público son en gran medida no discrecionales: el caso de la Gran Recesión de 2007

1.4 Contabilidad real frente a contabilidad financiera (o nominal)

1.5 Balances sectoriales de los EE.UU. en los últimos tiempos: Ricitos de Oro y la crisis mundial

1.6 Stocks, flujos y hojas de balance: analogía de la bañera

2. El gasto por parte del emisor de la moneda nacional

2.1 ¿Qué es la soberanía monetaria?

2.2 ¿Qué es lo que respalda a una moneda y por qué es aceptada?

2.3 Los impuestos son los que dan respaldo al dinero

2.4 ¿Qué pasa si la población se niega a aceptar la moneda nacional?

2.5 Control de los stocks y de los flujos: el dinero contable

2.6 Vuelta sobre los stocks y flujos reales frente a los nominales

2.7 Condiciones para la sostenibilidad

3. El sistema monetario nacional: sistema bancario y banco central

3.1. Pagarés denominados en la moneda nacional: sector público y privado

3.2 La liquidación y la pirámide de los pasivos

3.3 Las operaciones del banco central durante las crisis: el prestamista de último recurso

3.4 Hojas de balance de los bancos, creación de dinero por parte de los bancos y la liquidación interbancaria

3.5 Las tasas de interés exógenas y la flexibilización cuantitativa

3.6 Detalles técnicos sobre el banco central y la coordinación con el Tesoro: el caso de la Fed

3.7 Operaciones de deuda del Tesoro

4. Operaciones fiscales en una nación que emite su propia moneda

4.1 Principios introductorios

4.2 Los efectos de los déficits presupuestarios de los gobiernos soberanos sobre los ahorros, las reservas y los tipos de interés

4.3 Los déficits públicos y “las dos fases” del ahorro

4.4 ¿Qué pasa si personas extranjeras poseen bonos del gobierno?

4.5 Solvencia monetaria y el caso especial del Dólar de los EE.UU.

4.6 La moneda soberana y la política monetaria del gobierno en una economía abierta

4.7 ¿Qué pasa con los países que adoptan una moneda extranjera?

5. Teoría Monetaria Moderna y los diferentes regímenes de tipo de cambio

5.1 El patrón oro y los tipos de cambio fijos

5.2 Tipos de cambio flotantes

5.3 ¿Monedas como dinero mercancía? Metalismo frente a nominalismo, de Mesopotamia a Roma

5.4 ¿Monedas como dinero mercancía? Metalismo frente a nominalismo después de Roma

5.5 Regímenes de los tipos de cambio y la suspensión de pagos soberana

5.6 El Euro: la conformación de una moneda no soberana

5.7 La crisis del Euro

5.8 ¿Estamos ante el final del Euro?

5.9 Regímenes monetarios y margen de maniobra de las políticas económicas. Conclusión

6. Políticas monetarias y fiscales para monedas soberanas ¿Qué es lo que deben hacer los gobiernos?

6.1 Solo porque un gobierno pueda permitirse incurrir en gastos no significa que deba incurrir en ellos

6.2 El “libre” mercado y la utilidad pública

6.3 Finanza funcional

6.4 La finanza funcional frente a la restricción presupuestaria del sector público

6.5 El debate sobre el techo de deuda (en los EE.UU.)

6.6 Cómo debería ser un presupuesto que favoreciera la estabilidad económica y el crecimiento

6.7 Finanza funcional y regímenes de tipo de cambio

6.8 Finanza funcional y naciones en vías de desarrollo

6.9 Las exportaciones representan un coste y las importaciones un beneficio: el enfoque de la finanza funcional

7. La política económica del pleno empleo y de la estabilidad de precios

7.1 Finanza funcional y pleno empleo

7.2 Programas JG/ELR en naciones en vías de desarrollo

7.3 Gestionabilidad del programa

7.4 El programa JG/ELR y la experiencia en el mundo real

7.5 Conclusiones sobre las políticas de pleno empleo

7.6 TMM para austriacos: ¿puede un libertario apoyar un programa JG?

7.7 Inflación e índice de precios al consumo

7.8 Otras explicaciones de la hiperinflación

7.9 Las hiperinflaciones en el mundo real

7.10 Conclusiones sobre la hiperinflación

7.11 Conclusión: TMM y políticas económicas

8. ¿Qué es el dinero? Conclusiones sobre la naturaleza del dinero

8.1 ¿Es el dinero algo físico?

8.2 Proposiciones sobre la naturaleza del dinero

8.3 El dinero es deuda

8.4 La liquidez y los riesgos de impago de los pagarés monetarios

8.5 ¿Por qué los bancos son un caso especial?

Conclusiones

Notas

Bibliografía

Índice

Prólogo de Carlos García Hernández, Lola Books

Una idea no se realiza por ser lógicamente coherente ni con la verdad pura, ni con una humanidad pura que no existe más que como programa y finalidad ética general de los hombres, sino que se realiza en cuanto que encuentra justificación económica en la realidad”1. Esta es la manera en la que según Antonio Gramsci deben contrastarse las ideas: mediante su expresión económica; y es precisamente así como Randall Wray expone la teoría monetaria moderna (TMM). Primero expone las ideas en las que se basa la concepción del dinero en el mundo actual y luego analiza las consecuencias de dichas concepciones. La conclusión a la que el autor llega es desconcertante. Así, podemos asegurar que ni las principales corrientes de pensamiento económico, ni mucho menos las principales corrientes de pensamiento político, entienden lo que se esconde detrás del dinero moderno. Esto es así porque no se entendió las consecuencias que conllevó el abandono del patrón oro y la adopción de un modelo basado en el dinero fíat. Cuando lo cierto es que los manuales de macroeconomía deberían haber sido reescritos y los programas políticos deberían haber sido revisados, nada cambió. Las clases de macroeconomía de las universidades siguieron con el mismo plan de estudios y los políticos mantuvieron los mismos discursos de siempre. Sin embargo, todo había cambiado, el problema es que nadie (excepto un pequeño número de economistas) hizo el esfuerzo intelectual necesario para plasmar ese cambio en la teoría económica. El esfuerzo intelectual que se realizó en el campo de la física tras la aparición de por ejemplo la teoría de la relatividad o del modelo copernicano, no se llevó a cabo en la economía tras la aparición del dinero fíat. Teoría Económica Moderna es la plasmación de dicho esfuerzo intelectual. En este libro se expone claramente qué es el dinero en realidad y lo que es más importante se exponen las políticas económicas que deberían llevarse a cabo para llevar a la práctica un programa político coherente con dicha realidad.

El dinero es deuda de la entidad que lo emite, no es una mercancía. Esto convierte al dinero en algo intangible, igual que lo es por ejemplo el centímetro con respecto a la longitud o el gramo con respecto al peso. Esta es la verdad del dinero fíat. Sin embargo, para el público en general este hecho es contraintuitivo, y para la oligarquía político-financiera este hecho es aterrador. Quizá por eso la difusión de las ideas de la teoría monetaria moderna resulte tan difícil. Ni los grandes medios de comunicación, ni los grandes partidos políticos, ni las principales corrientes de pensamiento económico se hacen eco de las ideas de la TMM todavía (aunque afortunadamente esto está cambiando). No obstante, la pregunta es: ¿por qué le resulta tan aterrador a las oligarquías político-financieras que el dinero sea en realidad deuda del emisor? Muy sencillo: porque los emisores de dinero desde hace por lo menos cuatro mil años han sido los estados, y desde hace varios siglos dichos estados empezaron a ser gobernados democráticamente. Por tanto, la única manera que tenían las oligarquías político-financieras de mantener su privilegios fue convirtiendo la economía en una especie de religión: “La creencia de que el gobierno está obligado a equilibrar su presupuesto cada cierto tiempo es [como] una ‘religión’, una ‘superstición’ necesaria para asustar a la población de manera que esta se comporte de la manera deseada”.2

La misma oligarquía político-financiera que no tuvo más remedio que aceptar la introducción del dinero fíat en 1971 como única manera de salvar al mundo desarrollado del colapso al que le estaba conduciendo la crisis del petróleo y de las materias primas, se ve obligada al mismo tiempo a reforzar los mitos sobre el dinero basados en la intuición colectiva. Así, aunque cualquier alternativa al dinero fíat sería simplemente descabellada, se mantiene el discurso de que el estado es como una familia, y que por tanto no puede gastar más de lo que ingresa. De esta manera tan “de sentido común” es como la población acepta ideas absolutamente erróneas, como por ejemplo que las cuentas públicas siempre tienen que tener superávit, igual que una familia. Estas aberraciones macroeconómicas aceptadas por la mayoría han conllevado que la oligarquía político-financiera haya conseguido en algunos casos, como por ejemplo con la introducción del Euro, lo que nunca había soñado conseguir: arrebatar a los estados soberanos y democráticos su capacidad de emitir dinero de forma autónoma y libre.

Randall Wray desmonta uno por uno todos estos mitos y demuestra lo siguiente: “[…] las siguientes afirmaciones NO son aplicables a un gobierno soberano emisor de moneda.

• Los gobiernos están sujetos a restricciones presupuestarias, igual que los hogares y que las empresas, por tanto tienen que recaudar fondos mediante los impuestos o mediante préstamos.

• Los déficits presupuestarios son malos y son una carga para la economía, excepto en algunas circunstancias especiales, como por ejemplo una profunda recesión.

• Los déficits públicos hacen aumentar los tipos de interés, desmantelan el sector privado y provocan inflación.

• Los déficits públicos confiscan ahorros que podrían ser destinados a la inversión.

• Los déficits públicos suponen una deuda para las generaciones futuras, el gobierno tiene que hacer recortes en el gasto o aumentar los impuestos de hoy para reducir esta carga.

• El aumento de los déficits públicos de hoy implica impuestos más altos mañana para pagar los intereses y montos de la deuda producto de los déficits.

Aunque estas afirmaciones reflejan la creencia popular, y aunque varias de ellas son más o menos acertadas si se aplican al caso de los gobiernos que no emiten su propia moneda, no tienen validez en el caso de los países emisores de su propia moneda”3.

Después de rescatar la finanza funcional de Lerner, de recuperar el concepto de utilidad pública para las políticas económicas de los gobiernos, de demostrar la necesidad de volver a unir las políticas fiscales y monetarias, en definitiva, después de hacer hincapié en las diferencias que han de existir entre los principios que rigen la microeconomía y la macroeconomía, el autor introduce otro giro copernicano más: la soberanía monetaria hace posible conseguir el pleno empleo sin crear inflación. Este es el colofón de todo el edificio teórico construido a lo largo del libro. Sin ninguna duda, se trata de la propuesta más desafiante, ya que rebate uno de los pilares fundamentales en los que se basan las políticas actualmente imperantes. Ese pilar no es otro que el de la curva de Phillips (enunciada antes de la implantación del dinero fíat). Sin embargo, también el autor demuestra en este caso lo erróneo de esta creencia y afirma: “[…] es un disparate obligar al sector privado a resolver el problema del desempleo, ya que este fue creado por la imposición de impuestos por parte del gobierno. Por sí solo el sector privado nunca conseguirá (nunca lo ha hecho) el pleno empleo sostenible en el tiempo. El programa JG/ELR [trabajo garantizado/empleador de último recurso] es una necesidad lógica y empírica para apoyar al sector privado. Es un complemento, no un sustituto, del empleo en el sector privado”4.

Muchos son hoy los economistas críticos con el estado de cosas imperante. Sin embargo, creo que lo anteriormente dicho coloca a Randall Wray y a la TMM a la vanguardia de dicho pensamiento crítico. Ahora solo queda encontrar a los gobernantes que lleven a cabo sus propuestas, igual que Margaret Thatcher y Ronald Reagan hicieron con las propuestas de Milton Friedman.

Carlos García HernándezMagíster en filosofía e historia por la Universidad Humboldt de Berlín, editor de Lola Books y traductor de “Teoría Monetaria Moderna”Berlín, enero de 2015

 

1 “Una idea se realiza no en cuanto lógicamente coherente con la verdad pura, con la humanidad pura (la cual no existe sino como programa, como finalidad ética general de los hombres), sino en cuanto encuentra en la realidad económica justificación, instrumento para afirmarse”. Nuestro Marx, Antonio Gramsci, 1918. En Antología de Antonio Gramsci, ed. Siglo XXI, 1977 (3a edición, p. 39).

2 Véase la página 198–199.

3 Véase la página 107–108.

4 Véase la página 238.

Prólogo de Alvaro Martín Moreno Rivas, Colombia

La traducción al español del libro del profesor Randall Wray, Teoría Monetaria Moderna. Manual de macroeconomía para los sistemas monetarios soberanos, es una excelente noticia para todos los estudiosos de habla hispana interesados en comprender los fundamentos del funcionamiento de las economías monetarias de producción modernas y la naturaleza de la moneda. El libro del profesor Wray es el resultado de un ejercicio de síntesis analítica y conceptual que le ha llevado a él y a sus colegas de la Universidad de Missouri-Kansas City y del Instituto Levy algo más de veinte años. Podemos decir que este “pequeño tratado” de sabiduría macroeconómica resume de manera magistral todo lo que un iniciado requiere para culminar con éxito su ejercicio propedéutico de comprensión de la teoría TMM. Del libro del profesor Randall Wray, se puede decir, sin duda alguna, que es el esfuerzo de “un escritor que sabe hablar con el mismo tono a los doctos y a los alumnos”1.

No es muy común que un investigador de primer nivel se ocupe de escribir un libro pedagógico y riguroso sobre una nueva teoría que apenas empieza a abrirse un espacio entre los “paradigmas económicos contemporáneos”. De hecho, la polémica alrededor de la consistencia de la teoría TMM y sus prescripciones de política pública no han sido pocas. Las críticas han venido de todos los lados. Han sido amigables y no tan amigables. De allí que el tiempo –un recurso escaso–invertido por el profesor Randall Wray y sus colegas no solo haya sido utilizado en responder con vigor a los diversos cuestionamientos, sino que además ha sido necesario utilizarlo en mostrar la naturaleza “progresiva” del programa de investigación científica TMM, cosa que han conseguido mediante artículos densos y académicos. Ello demanda un gran esfuerzo personal y colectivo. Sin embargo, el profesor Randall Wray se tomó el tiempo para escribir un libro que “busca cerrar la brecha entre las presentaciones formales en las revistas académicas y los blog informales. Inicia con lo básico para construir una razonable y sofisticada comprensión”2. No es pues un libro de divulgación. Es un libro más de pedagogía científica, en el viejo sentido en que se escribían los textos de “Principios de Economía”.

La teoría TMM desenmascara tres de los mitos contemporáneos que sustentan las políticas macroeconómicas de Austeridad.

El primer mito es que “el dinero es una criatura del mercado”. Según la versión convencional, el dinero-mercancía es la solución óptima al conocido problema de minimización de los costos en las transacciones por trueque. Así, si el dinero fuera una “mercancía” producida en el mercado, la oferta monetaria debería estar protegida y aislada de los abusos del cuerpo político del Estado, y para conseguir tal cosa solo se conocen dos propuestas extremas: la desnacionalización del dinero (Hayek) y la independencia de los bancos centrales.

Sin embargo, para la teoría TMM el dinero no es una mercancía, es una deuda, es decir, solo requiere un registro electrónico en una cuenta T por partida doble (debito-crédito). Por su parte, la moneda es “una criatura del Estado” (Lerner). En efecto, el Estado tiene el poder soberano de imponer deudas tributarias a los ciudadanos y de definir la unidad de cuenta. El valor y la demanda del dinero residen en la voluntad del soberano para determinar que las obligaciones tributarias solo se pueden cancelar con la deuda emitida por el Estado, “dinero chartal”. En este sentido, la consolidación de los balances del banco central y del gobierno simplifica la descripción de la naturaleza de las operaciones financieras y del funcionamiento del sistema de pagos en una economía monetaria de producción que emite una moneda soberana. La independencia del banco Central del gobierno es una separación artificial, es decir, política.

El segundo mito son las finanzas “sanas”. Según éste dogma, el principio de austeridad del agente individual se puede extender al gobierno nacional. Si el gobierno gasta por encima de sus ingresos, acumula pasivos que tarde o temprano adquieren trayectorias explosivas que culminan con la declaratoria de la bancarrota del Estado. Así, la identidad presupuestal ex –post se convierte en una restricción intertemporal ex-ante que establece la condiciones de sostenibilidad de la política fiscal y solvencia del gobierno. Sin embargo, en un país que cuente con una moneda soberana, es decir, en el que el Estado no se comprometa a convertir el dinero contable en oro o moneda extrajera a una tasa de cambio fija, el gasto del gobierno no se enfrenta a ninguna restricción financiera. El Estado no necesita de un ingreso previo (impuestos o deuda) para realizar sus gastos. Del mismo modo, el gobierno no puede entrar en bancarrota, ya que su deuda está expresada en moneda estatal3.

Cuando el gobierno realiza un gasto, simplemente gira un cheque a su proveedor, quien lo consigna en su cuenta en el sistema bancario. Una vez se realiza el asiento contable, el banco central proporciona las reservas requeridas. Cuando el agente paga su obligación tributaria con el gobierno, lo hace mediante una transferencia electrónica, pasando sus pagos efectivos a la cuenta de la tesorería en el banco central, lo que destruye dinero, una vez se realiza la compensación nocturna entre el banco y el banco central. Si la recolección de impuestos es insuficiente para retirar los excesos de reservas, es decir, el exceso de dinero en el sistema, el gobierno se coordina con el banco central para emitir bonos que ayudan a retirar los excesos de dinero y evitar que la tasa de interés del banco central caiga a cero4.

En este sentido, no se puede decir que los impuestos y la deuda financien el gasto, pues son operaciones que se realizan después de que el gasto ya se ha hecho, es decir, ya se ha financiado mediante la creación de dinero estatal o chartal. De igual manera, los impuestos y la deuda son mecanismos para destruir dinero, lo que impide lógicamente utilizarlos para realizar gastos que ya se han efectuado. Por tanto, las acciones del Banco Central y la Autoridad Fiscal son complementarias. Separarlas es un acto arbitrario. Sin embargo, el ejercicio analítico termina por oscurecer el funcionamiento de las operaciones reales que se registran en el sistema de pagos5. Para la teoría TMM el balance del sector publico no puede analizarse aparte del balance del sector privado y del sector externo. Así, la identidad macro fundamental:

Expresa claramente que el déficit de uno o dos sectores, se compensa exactamente con el superávit de los otros sectores.

El tercer mito es el de la tasa natural de desempleo. La corriente principal defiende la existencia de una tasa natural de desempleo de equilibrio mayor que cero, resultado de la solución del sistema de ecuaciones walrasianas. Su preocupación se centra en la necesidad de mantener el presupuesto balanceado y la regla monetaria que garantice estabilidad de precios, ya que según este mito las políticas macroeconómicas son ineficaces para reducir el desempleo estructural o natural.

La teoría TMM ha mostrado con claridad y rigor que los presupuestos de la teoría convencional son falsos y que dicho paradigma no da cuenta del funcionamiento de una economía monetaria de producción con moneda soberana. La consecuencia política de la teoría TMM es que el gobierno puede alcanzar el pleno empleo, entendiendo por pleno empleo una situación en la cual la tasa de desempleo es igual a cero.

La propuesta concreta de política pública establece que el Estado debe actuar como empleador de último recurso. Ello se puede lograr mediante la puesta en operación de un mecanismo automático de estabilización que se denomina buffer de empleo público. El sistema garantiza el pleno empleo y la estabilidad de precios durante las diversas fases del ciclo económico, aportando un ancla nominal para los precios (el salario del buffer de empleo público). Todo este esquema se complementa con los principios de las “finanzas funcionales” según los cuales el gobierno utilizará el gasto público, los impuestos y la tasa de interés para garantizar que la economía se mantenga en un equilibrio de pleno empleo y estabilidad de precios.

Los lectores del libro de profesor Randall Wray juzgarán por sí mismos la pertinencia y la novedad de la Teoría Monetaria Moderna (MMT). Por ahora solo termino éstas líneas, citando a Nietzsche: “Las conquistas más valiosas del espíritu son las últimas en lograrse; pero las conquistas más valiosas son los métodos”. La MMT es ante todo un método.

Alvaro Martin Moreno RivasMagíster en Economía, profesor Asociado de la Universidad Nacional de Colombia y Profesor-Investigador de la Universidad Externado de ColombiaDiciembre de 2014

 

1 Bloch, Marc (1949). Apología de la historia o el oficio de historiador, Fondo de Cultura Económica, México, 2001.

2 Wray, L R. (2012). Modern Monetary Theory. A Primer on Macroeconomics for Sovereign Monetary System, Palgrave Macmillan, UK.

3 Moreno, A y F Ortiz (2010). “Economía Política de la Reforma del Sistema Colombiano de Pensiones” Revista Economía Institucional, 22, pp. 167-1992.

4 Ibid.

5 Ibid.

Prólogo de José Moisés Martín, España

Inmersos como estamos en la larga salida de la crisis de la eurozona, que amenaza con convertirse en una situación crónica para nuestras economías, las respuestas que ofrece la macroeconomía estándar y su aproximación al enigma que representa el dinero no han sido, hasta la fecha, suficientes para dirigir a nuestras sociedades hacia una nueva senda de crecimiento económico y de bienestar social.

Buena parte de los acontecimientos que han provocado la mayor crisis económica desde hace más de ochenta años tienen su base en una concepción demasiado estrecha de lo que representa el dinero y su rol en las economías modernas. La obsesión por el control de la inflación y la desconexión –vía tratados de la Unión Europea- existente entre la política monetaria y la política fiscal, han terminado por ofrecer a la ciudadanía una de las peores versiones de la política económica posible, que los países del Sur de Europa hemos soportado con no poco sufrimiento social.

En este contexto, la publicación en castellano de la obra de Randall Wray no puede llegar, para el lector español, en mejor momento. Las propuestas de Wray, que abogan por recuperar la soberanía monetaria, y por establecer de nuevo los vínculos entre la política monetaria y la fiscal, ofrecen un punto de vista enriquecedor y alternativo sobre la verdadera naturaleza del dinero, que no es sino una convención legal sostenida por el Estado, y sobre su función en economías avanzadas como las de la eurozona.

Lamentablemente estamos lejos todavía de que esta aproximación a la economía monetaria sea aceptaba por las corrientes principales. La mistificación del dinero como una mercancía en sí misma, independiente del emisor que le da validez, termina convirtiendo al garante del mismo –que no es sino el Estado- en un actor más del juego económico, sometido a las mismas restricciones financieras que el sector privado y, por lo tanto, incapaz de hacer frente a la realidad de una economía deprimida por falta de demanda.

El epígono de esta visión restrictiva de la economía es la eurozona, donde los Estados han renunciado de manera voluntaria a su control sobre la oferta monetaria y, por lo tanto, a su soberanía monetaria. El propio Wray llega a denominar a los países de la eurozona como “usuarias” y no como “emisoras” de su propia moneda, situando en este punto uno de los ejes centrales de la pésima respuesta ofrecida por los países de la eurozona a la crisis financiera internacional. ¿Hay, por lo tanto, que romper la moneda común? No necesariamente: bastaría con ponerla al servicio de la economía de los estados miembro, aunque para ello haya que rehacer en profundidad el entramado político e institucional que rodea su nacimiento y su posterior gestión.

A través de su visión innovadora –pero enraizada en la larga tradición del chartalismo- este libro contribuye a reabrir el debate sobre el significado del dinero, su función, y su carácter, en última instancia, de herramienta del Estado para promover la prosperidad compartida y el bienestar económico de la ciudadanía. La conclusión es clara: es imperativo avanzar en una aproximación diferente sobre la política monetaria, y replantear un debate público en el que, lamentablemente, hemos dado por sentadas demasiadas concepciones peligrosamente erróneas.

José Moisés MartínEconomista, miembro de Economistas frente a la CrisisMadrid, enero de 2015

Prólogo de Pablo Gabriel Bortz, Argentina

El libro de Randall Wray que tengo el honor de prologar en su versión en español es muy oportuno porque contrapone una visión alternativa a la teoría dominante que permea el ‘sentido común’ en el debate de política económica en nuestro continente y en otros países. ¿Cuántas veces escuchó el lector decir que “un gobierno es como una familia”? ¿Cuántas veces se repite en los medios la frase “la emisión genera inflación”? El discurso acerca de la necesidad de mantener “finanzas sanas” adopta un lenguaje en el cual la alternativa, el uso activo de la política fiscal como elemento central del manejo macroeconómico, vendría a ser una visión “enferma”, “degenerada” del funcionamiento de la economía.

Este libro muestra que tal visión, lejos de ofrecer una representación “enferma” de la economía, presenta una descripción coherente y sólida de las interdependencias entre distintos agentes económicos, de las posibilidades que se abren en términos de instrumentos de política económica para lograr los objetivos de pleno empleo con estabilidad de precios, objetivos no necesariamente incompatibles. Wray arranca su exposición resaltando características esenciales que se desprenden de la contabilidad nacional, como son el carácter esencialmente endógeno del déficit fiscal y la relación entre dicho déficit y el ahorro doméstico. Estas características, sumadas a una noción del dinero respaldado por el Estado, tomado el dinero como un desarrollo institucional y no como una mera concepción funcional como medio de pago, permite al autor fundamentar los cimientos teóricos de la Teoría Monetaria Moderna (MMT, por sus siglas en inglés), que tan certeramente ha predicho la crisis europea, entre otras cosas.

Sumado a esto, un correcto entendimiento del funcionamiento del sector financiero le permite a Wray analizar las capacidades financieras, valga la redundancia, con que cuenta el Estado para llevar a cabo programas de gasto público orientados a distintos objetivos vinculados al bienestar de la población, como por ejemplo el pleno empleo, sin que por ello se desemboque necesariamente en episodios inflacionarios como los que han azotado la región en diversos momentos. La propuesta del autor, por la cual se fijaría el precio básico del trabajo (el salario) en función de las necesidades de vida de los desocupados, resulta a la vez un instrumento viable (dadas las posibilidades de financiamiento que otorga el control soberano de la moneda) y valioso (ya que permite alcanzar múltiples objetivos con menos instrumentos) que contrasta con el imposibilismo político que nos ofrece el pensamiento convencional a la hora de encarar los desafíos que nos presenta la pobreza y la desigualdad económica todavía imperante en las sociedades latinoamericanas.

Pablo Gabriel BortzPhD. en EconomíaBuenos Aires, diciembre de 2014

Prólogo de Arturo Huerta G., México

Através de este libro, el lector podrá darse cuenta de que hay soluciones para alcanzar el pleno empleo y el crecimiento sostenido. Podrá percatarse de que la política macroeconómica predominante se aleja de ello, debido a que responde a los objetivos de estabilidad cambiaria establecidos por el capital financiero, el cual ha arrebatado el control de la moneda a los gobiernos, a los que obliga a trabajar con un tipo de cambio fijo, impidiéndoles así el manejo de la política económica a favor del empleo y del crecimiento. Ello ha ampliado la participación del gran capital en las economías y ha recrudecido la desigualdad del ingreso, además de generar problemas permanentes de sobreendeudamiento y de insolvencia, y de crear crisis recurrentes.

Arturo Huerta G.Coordinador del Posgrado de Economía de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México)Diciembre de 2014

Prefacio

En los últimos años se ha venido desarrollando un modo de abordar la macroeconomía llamado “teoría monetaria moderna” (TMM)1. Los elementos de la teoría no son nuevos, pero sí lo es la incorporación del análisis destinado a dar coherencia a la teoría. Mi primer intento por realizar esta síntesis se produjo en mi libro de 1998 Understanding Modern Money2. Esta obra recorría la historia del dinero, así como la historia del pensamiento en la que se apoya nuestra manera de entender el dinero. Asimismo, exponía la teoría económica y estudiaba las políticas tanto fiscales como monetarias desde el punto de vista del “dinero moderno”.

Desde entonces se ha avanzado mucho en los usos de la teoría, lo cual nos ha permitido comprender los detalles operativos que entran en juego. Para decirlo llanamente: hemos descubierto la manera en la que el dinero “funciona” en la economía moderna.

Estos descubrimientos han sido recogidos en un gran número de publicaciones académicas. Además, el crecimiento de la “blogosfera” ha extendido estas ideas por todo el mundo. La “teoría monetaria moderna” ya se considera una alternativa coherente a las interpretaciones tradicionales. Sin embargo, los artículos académicos y los pequeños blogs no son el lugar adecuado para introducirse de forma exhaustiva en este campo. Este manual busca rellenar el hueco que existe entre las exposiciones formales de las publicaciones académicas y los blogs informales. Con objeto de lograr una comprensión razonablemente sofisticada, se comenzará por lo básico, y además, se tratará específicamente de rellenar otro hueco: el caso de los países en vías de desarrollo.

A menudo, la TMM ha sido criticada por centrase demasiado en el caso de EE. UU. Muchos críticos afirman que su aplicabilidad es nula o muy limitada en el caso de las demás naciones, que no emiten la moneda internacional de reserva3. Para asegurarse de que esta crítica fuera rebatida, los teóricos del dinero moderno han extendido sus análisis al caso de diferentes países, incluyendo Australia, Canadá, México, Brasil y China. Pese a ello, la mayor parte de la literatura se centra específicamente en el caso de los países desarrollados que operan con tipos de cambio flotantes. Incluso alguno de sus seguidores ha llegado a sostener que la TMM no puede ser aplicada a los sistemas con tipos de cambio fijos. Así, la aplicación de la TMM en los países en vías de desarrollo ha sido muy reducida, ya que muchos de estos países han adoptado tipos de cambio fijos. No obstante, este manual también está destinado a rellenar este hueco y hace referencia a los sistemas con cualquier tipo de cambio, así como a la situación de los países en vías de desarrollo.

En este sentido, se trata de una generalización de la teoría monetaria moderna. A diferencia de mi libro de 1998, este manual no repasará la historia del dinero ni la historia del pensamiento económico. La presente exposición será por lo general teórica. Sí que pondré unos cuantos ejemplos, daré una pequeña cantidad de datos y debatiré algunas operaciones que tienen lugar en el mundo real. Sin embargo, la mayor parte de la discusión se mantendrá en el plano teórico. Por otra parte, no se trata de una teoría complicada. Se construye a partir de ecuaciones macroeconómicas que se basan en los principios mismos de la macroeconomía. La exposición está pensada para ser accesible también a las personas cuyos conocimientos previos de economía sean reducidos. Además, este manual evita en gran medida criticar los sistemas económicos convencionales; ya que existen muchas críticas de este tipo, de manera que este manual lo que pretende es realizar una contribución en positivo. Esto ayuda a que la exposición sea relativamente escueta. Cuando sea necesario, aparecerán recuadros que se referirán a debates algo más técnicos y a estudios de casos reales. Por su parte, estos recuadros proporcionan respuestas a preguntas frecuentemente formuladas. Si el lector tiene prisa, se puede saltar estos recuadros, o si lo prefiere puede volver a ellos una vez concluido el capítulo.

En este manual se examina la teoría macroeconómica que nos permite analizar las bases de la economía tal y como esta existe actualmente. Se empieza por la contabilidad macroeconómica más sencilla, que se basa en el hecho de que, a nivel agregado, los gastos son iguales a los ingresos. Después se aborda el balance por sectores, y se demuestra que los déficits de un sector tienen que ser compensados por los superávits de otro. La conclusión a la que se llega es que es necesario asegurar la coherencia entre stocks y flujos, ya que los déficits se acumulan en forma de deuda financiera y los superávits se acumulan en forma de activos financieros. Además, se enfatiza que todas estas conclusiones son aplicables a todas las naciones de hoy en día, ya que son consecuencia de las ecuaciones macroeconómicas.

A continuación, la discusión se desplaza hasta los regímenes cambiarios, desde los sistemas de tipo de cambio fijos (sistemas de junta monetaria y pegs), pasando por los regímenes de cambios flotantes dirigidos y llegando finalmente a los tipos de cambio flotantes.

Las posibilidades antes mencionadas pueden interpretarse como un continuo en cuyo espectro muchos países desarrollados se agrupan en dirección al extremo del tipo de cambio flotante y muchos países en vías de desarrollo se agrupan en dirección al extremo del tipo de cambio fijo.

Posteriormente, analizaremos el modo en que gastan los gobiernos que emiten su propia moneda. Primero se ofrece un análisis general aplicable a todos los regímenes monetarios. Después se analizan las restricciones impuestas sobre las políticas nacionales a medida que nos desplazamos por el continuo del régimen de tipo de cambio. En este sentido, se defenderá que un régimen de tipo de cambio variable proporciona a las políticas económicas nacionales el mayor margen de maniobra posible. Este argumento está relacionado con el famoso “trilema” de las economías abiertas, que sostiene que un país solo puede elegir dos de entre tres políticas diferentes: mantener un tipo de cambio fijo, mantener un tipo de interés fijo o permitir el libre movimiento de capitales. No obstante, en esta obra se sostiene que un país que elija fijar su tipo de cambio es probable que no pueda llevar a cabo políticas internas destinadas a lograr el pleno empleo y un fuerte crecimiento económico.

Más adelante (mucho más adelante) se mostrará cómo la estrategia de la “finanza funcional” de Abba Lerner nace directamente de los preceptos de la TMM. Esto nos lleva a discutir sobre las políticas monetarias y fiscales para determinar no solo lo que las políticas económicas pueden hacer, sino también lo que las políticas económicas deberían hacer. Pero repito, la discusión será en términos generales, ya que el objetivo fundamental de este manual es producir una teoría que pueda servir como base a la hora de formular políticas concretas.

El objetivo de este manual no es el de promover ningún tipo de agenda política, ya que puede ser de utilidad tanto para los defensores de un “sector público grande”, como para aquellos que están a favor de un “sector público pequeño”. Mis preferencias son bien conocidas, sin embargo la TMM en sí es neutra.

Tal y como se ha dicho anteriormente, uno de los objetivos fundamentales de este manual es el aplicar los principios surgidos de recientes investigaciones a los balances sectoriales, así como el aplicar el punto de vista del dinero moderno al estudio de los países en vías de desarrollo. El Levy Economics Institute, siguiendo la obra de Wynne Godley y Hyman Minsky, ha estado en la primera línea de dichas investigaciones. Sin embargo, la mayor parte de dicha obra se ha centrado en la situación de los países desarrollados. Para su trabajo en UNCTAD, Jan Kregel ha utilizado esta perspectiva en el análisis de las economías de los países en vías de desarrollo. Otros en el Instituto Levy han utilizado esta perspectiva para apoyar la puesta en práctica de programas de creación de empleo en países tanto desarrollados como en vías de desarrollo. Este manual ahondará en estos análisis. Para ello expondrá explícitamente las diferentes políticas por las que pueden optar los países, independientemente de sus regímenes cambiarios.

Por último, exploraremos la naturaleza del dinero. Veremos cómo, desde el punto de vista de la lógica, el dinero no puede ser una mercancía, sino que obligatoriamente tiene que ser un pagaré. Así, incluso un país que opere según el patrón oro en realidad está operando con pagarés monetarios, aunque algunos de dichos pagarés sean susceptibles de ser convertidos en un metal precioso. Además, demostraremos por qué las economías monetarias suelen operar por debajo de sus capacidades porque no hacen uso de todos sus recursos, incluyendo parte de la fuerza de trabajo. Asimismo, examinaremos la naturaleza de la solvencia, es decir, la razón por la cual algunos pasivos monetarios tienen una mayor aceptación que otros. Tal y como mi profesor, el gran Hyman Minsky, solía decir: “cualquiera puede crear dinero; el problema es que el dinero sea aceptado”. La compresión de lo que el dinero es proporciona el primer paso en el análisis de lo que falló durante los acontecimientos que desataron la crisis financiera global de 2007. Esta comprensión también nos ayuda a comprender los problemas de la zona Euro, especialmente desde 2010. De hecho, esta investigación surgió como un intento de proporcionar un manual básico de macroeconomía que pudiera ser utilizado por los analistas de los países en vías de desarrollo a modo de alternativa a los libros de macroeconomía que están plagados de falsedades. El objetivo no era criticar la teoría ortodoxa, sino realizar una contribución en positivo que mantuviera la coherencia entre stocks y flujos, a la vez que reconociera las diferencias entre los diferentes regímenes cambiarios.

Desde el Asian Development Bank, Jesús Felipe me instó a que realizara una versión de este libro que pudiera tener una mayor difusión. Al mismo tiempo, muchos blogueros nos pedían a aquellos que habíamos escrito sobre TMM que proporcionáramos una exposición concisa de la materia. Asimismo, muchos profesores han demandado un libro de texto que pudiera ser usado en sus clases.

Este manual está diseñado para satisfacer, por lo menos, algunas de está peticiones, pese a que el libro de texto para el uso en las clases sea un proyecto que tendrá que esperar.

Para hacer que el libro sea manejable, no ahondaré en detalles operacionales. Tal cosa requeriría un minucioso análisis de los procedimientos específicos adoptados por cada uno de los países. Esto ya se ha llevado a cabo en los trabajos de investigación académicos para el caso de algunos países, entre los que se encuentran, tal y como he mencionado antes, EE.UU., Australia, Canadá y Brasil (también los casos de México y China han sido tratados hasta cierto punto). Dado que lo que persigo es una audiencia no especializada, dichos detalles quedarán fuera del texto principal, aunque en los recuadros se hará cierta referencia a ellos. Lo que sí que proporciono es una introducción básica a la TMM que no requiere haber estudiado previamente la economía en profundidad. Me mantendré alejado de matemáticas y jergas innecesarias. Partiré de lo que podríamos llamar “primeros principios” para elaborar una teoría sobre cómo “funciona” el dinero realmente. Aunque es tentador abordar una gran gama de cuestiones políticas y de hechos actuales, sobre todo debido al desastre financiero de hoy en día, intentaré ceñirme a este objetivo.

Para comprobar el efecto que podría tener este manual sobre una amplia gama de lectores potenciales, empecé por publicar secciones de él en el blog New Economic Perspectives que está a cargo de mi colega Stephanie Kelton. Cada lunes, las secciones se mostraban en una página independiente llamada Modern Money Primer4. Los comentarios de los lectores eran recogidos hasta la noche del miércoles y luego se publicaban mis respuestas. Esto me permitió realizar ajustes al texto que se muestra aquí. En algunos casos, mis respuestas fueron incorporadas a este manual. Otras respuestas sirvieron como base para algunos de los recuadros. Agradezco la ayuda de todos los participantes. Sus análisis críticos ayudaron a pulir la exposición.

Doy las gracias al grupo de TMM con el que he venido trabajando durante los últimos veinte años, ya que hemos desarrollado juntos la materia. Me refiero a: Warren Mosler, Bill Mitchell, Jan Kregel, Stephanie Kelton, Pavlina Tcherneva, Mat Forstater, Ed Nell, Scott Fullwiler y Eric Tymoigne, así como a muchos de mis estudiantes en la actualidad y en el pasado, entre los que quiero destacar a Joelle LeClaire, Heather Starzinsky, Daniel Conceicao, Felipe Rezende, Flavia Dantas, Yan Liang, Fadhel Kaboub, Zdravka Todorova, Andy Felkerson, Nicola Matthews, Shakuntala Das, Corinne Pastoret, Mike Murray, Alla Semenova y Yeva Nersisyan.

A Warren Mosler quiero agradecerle sus muchos años de apoyo a nuestro programa en la University of Missouri-Kansas City, junto a Maurice Samuels, Cliff Viner y Scott Ramsey.

También estoy agradecido al Asian Development Bank (sobre todo a Jesús Felipe) por financiar el proyecto inicial y a los participantes de los dos workshops organizados por el ADB en Kazakstán por realizar observaciones que ayudaron a agudizar nuestra atención en los países en vías de desarrollo.

Otras personas, algunas de las cuales se mostraron en un principio críticas con respecto a ciertos aspectos de la teoría (¡algunos seguramente todavía lo sean!) también han contribuido al desarrollo de la teoría: Charles Goodhart, Marc Lavoie, Mario Seccareccia, Michael Hudson, Rob Parenteau, Marshall Auerback, Geoff Ingham, Geoffrey Gardiner, Martin Watts, James Juniper y Jamie Galbraith.

Entre los colegas de otros países se incluyen Peter Kreisler, Arturo Huerta, Claudio Sardoni, Bernard Vallegeas, Andrea Terzi, Philip Arestis y John McCombie; y Xinhua Liu me permitió comprobar las ideas frente a auditorios en el extranjero.

Doy las gracias especialmente a Eric Tymoigne por leer el manuscrito y ayudar a decidir su formato.

Muchos blogueros han ayudado a difundir este libro, incluyendo a Edward Harrison, Lambert Strether, Dennis Kelleher, Rebecca Wilder, Yves Smith, Joe Firestone, Mike Norman, Cullen Roche, Paolo Barnard, Roger Erickson y Tom Hickey.

También doy las gracias a los amigos de New Economic Perspectives en Kansas City (especialmente a Stephanie Kelton, Felipe Rezende, Mitch Green, Bill Black y Erik Dean), a Lynn Parramore (que anteriormente estaba en New Deal 2.0 y ahora está en Alternet), Selise y Joe Firestone en el FDL, al Huffington Post, a Nouriel Roubini y a Joshua Glazer en el Economonitor (que es sponsor de mi blog Great Leap Forward5), así como a Benzinga. Todos hicieron aportaciones a mis blogs (sobre todo Bill Mitchell en billyblog, que jugando un doble papel también es el “abuelo” de los modernos blogs sobre el dinero). Gracias a las personas del CFEP en los EE.UU y a las personas de Coffee en Australia y Europa, así como al Levy Economics Institute de Nueva York. Todos ellos han ayudado a promover las ideas de la TMM durante la década pasada.

Gracias especialmente a Dimitri Papadimitriou y a Jan Kregel, y también a Hyman Minsky y a Wynne Godley que en sus años de ancianidad fueron de gran ayuda e hicieron que el Instituto Levy fuera un lugar acogedor y estimulante.

Muchísimas gracias a todos.

Hasta aquí los preliminares. Empezaremos con la teoría en el capítulo 1.

 

1 “Modern money theory” (MMT) en el original.

2 “El Papel Del Dinero Hoy: la Clave Del Pleno Empleo” (UNAM, 2006).

3 Evidentemente, el autor se refiere al Dólar.

4 Manual sobre el Dinero Moderno.

5 Gran paso adelante.

6Currency.

7Coins.

8Treasuries en el original.

9IOU en el original.

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Fundamentos de la contabilidad macroeconómica

En este capítulo vamos a empezar a poner los cimientos necesarios para comprender el dinero moderno. Por favor, tenga un poco de paciencia. Es posible que al principio la razón por la cual esto es importante no sea obvia. Sin embargo, no es posible comprender el debate sobre el presupuesto del sector público (y la crítica que ha calado recientemente en muchos países bajo la forma de histeria sobre el déficit) si no se comprenden los fundamentos de la contabilidad macroeconómica. De manera que sea paciente y preste atención. No son necesarias ni matemáticas complejas, ni el conocimiento de intrincadas normas contables. Se trata de cosas básicas y simples que se encuentran dentro del campo de la lógica (de la lógica más sencilla posible).

1.1 Fundamentos de la contabilidad de stocks y de flujos

El activo financiero de una persona es el pasivo financiero de otra

Un principio fundamental de la contabilidad establece que por cada activo financiero existe un pasivo financiero igual que lo compensa. Los depósitos corrientes (también llamados depósitos a la vista) son activos financieros de los hogares que son compensados por un pasivo del banco (o pagaré). Un bono del gobierno o un bono corporativo represeta un activo del hogar, pero representa un pasivo del emisor (ya sea este el Gobierno o una corporación).

Los hogares también tienen ciertos pasivos, como por ejemplo préstamos para pagar estudios superiores, hipotecas o préstamos para comprar coches. Dichos pasivos son activos del acreedor, que puede ser un banco o algún tipo de institución financiera como los fondos de pensiones, los fondos de cobertura o las compañías aseguradoras.

El patrimonio financiero neto de un hogar es igual a la suma de todos sus activos financieros (es decir, su patrimonio financiero) menos la suma de sus pasivos financieros (todos los pagarés en forma de dinero que ha emitido). Si se obtiene un número mayor que cero, la economía doméstica posee un patrimonio financiero neto positivo.

Patrimonio interno frente a patrimonio exterior

A menudo, es útil distinguir entre los diferentes tipos de sectores económicos. La distinción más básica se establece entre el sector público (que incluye todos los niveles gubernamentales) y el sector privado (que incluye los hogares y las empresas). Si tomáramos todos los activos y pasivos financieros emitidos por el sector privado, es de lógica establecer que la suma de los activos financieros tiene que ser igual a la suma de los pasivos financieros. En otras palabras, el patrimonio privado neto tendría que ser igual a cero si solamente se toman en consideración los pagarés del sector privado. A veces a esto se le llama “patrimonio interno”, ya que se encuentra “en el interior” del sector privado.

Para que el sector privado acumule patrimonio financiero neto, este tiene que tomar la forma de “patrimonio exterior”, es decir, de derechos financieros sobre otro sector. Partiendo de la división básica entre sector público y sector privado, el patrimonio financiero exterior toma la forma de pagarés gubernamentales. Así, el sector privado detenta moneda gubernamental (incluyendo monedas y billetes), así como toda la gama de bonos del gobierno (letras a corto plazo y bonos de vencimiento más tardío) a modo de activos financieros netos, que son una parte de su patrimonio neto positivo.

Un apunte sobre el patrimonio no financiero (los activos reales)

Los activos financieros de una persona son el pasivo financiero de otra. A nivel agregado, el patrimonio financiero neto debe ser igual a cero. Sin embargo, los activos reales representan un patrimonio propio que no se ve compensado por el pasivo de otra persona. Por tanto, a nivel agregado, el patrimonio neto es igual al valor de los activos reales (no financieros).

Digámoslo más claramente. Usted puede haber adquirido un coche incurriendo en una deuda. Su pasivo financiero (el préstamo para el coche) se compensa mediante el activo financiero adquirido por la empresa que le ha dado el préstamo. Dado que en términos netos esto suma cero, lo que se conserva es el valor del activo real (el coche).

Durante la mayor parte de la exposición que viene a continuación, nos ocuparemos de los activos financieros y de los pasivos, pero mantendremos en la cabeza que el valor de los activos reales proporciona patrimonio neto tanto a nivel individual como a nivel agregado. Una vez restados todos los pasivos financieros de los activos totales (tanto reales como financieros), lo que nos queda son los activos no financieros (reales), o lo que es lo mismo, el patrimonio neto agregado. (Véase la exposición de la sección 1.4).

El patrimonio financiero patrimonio neto es igual a la deuda pública

Los flujos (tanto de los ingresos como de los gastos) se acumulan en forma de stocks. La acumulación que hace el sector privado de activos financieros netos durante el curso de un año solo es posible porque sus gastos son menores que sus ingresos durante ese mismo periodo. En otras palabras, ha ahorrado, lo que le ha permitido acumular un stock de patrimonio bajo la forma de activos financieros.

En nuestro sencillo ejemplo en el que solo había un sector público y un sector privado, estos activos financieros son pasivos gubernamentales (moneda del Gobierno y bonos del Gobierno). A su vez, estos pagarés gubernamentales solo pueden acumularse cuando el sector público gasta más de lo que recibe en forma de impuestos. Esto es un déficit público, que se obtiene al restar el flujo del gasto público del flujo de la recogida de impuestos medido en la moneda contable durante un periodo de tiempo determinado (normalmente un año). Este déficit se acumula en un stock de deuda púbica que es igual a la acumulación de patrimonio financiero que hace el sector privado durante el mismo periodo.

Más adelante se dará una explicación completa del proceso del gasto público y de las tributaciones. Para nuestro ejemplo con solo dos sectores, lo que es necesario entender en este momento es que los activos financieros netos en poder del sector privado son exactamente iguales a los pasivos financieros netos acumulados por el sector público. Si el sector público siempre mantiene un presupuesto equilibrado, en el que el gasto es siempre igual a lo recogido mediante los impuestos, el patrimonio financiero neto del sector privado será igual a cero. Si el sector público mantiene superávits presupuestarios permanentes (si gasta menos de lo que recauda con los impuestos), el patrimonio financiero neto del sector privado será necesariamente negativo. En otras palabras, el sector privado se endeudará con el sector público.

Esto lo podemos resumir en forma de “dilema”: en nuestro modelo de dos sectores es imposible que el sector público y el sector privado tengan al mismo tiempo superávits. Así, si el sector público tiene superávits, el sector privado incurrirá en déficits. Por tanto, si el sector público tuviera superávits durante un periodo de tiempo suficiente como para cancelar todas sus deudas pendientes, el sector privado incurriría en déficits equivalentes, disminuyendo así su patrimonio financiero neto hasta que esta alcanzara el nivel cero para después tomar valores negativos.

Las deudas del resto del mundo son activos financieros a nivel doméstico

Otra forma útil de dividir la economía es formando tres sectores: un sector privado nacional, un sector público nacional y el sector “resto del mundo” (RDM) conformado por los sectores públicos, empresas y hogares extranjeros.

En este caso sí que es posible que el sector privado nacional acumule derechos netos con respecto al RDM, incluso si el sector público nacional mantiene un presupuesto equilibrado en el que el gasto es siempre igual a lo recogido mediante los impuestos en ese periodo de tiempo. En ese caso, la acumulación de activos financieros netos por parte del sector privado doméstico equivale a los pasivos financieros netos acumulados por el RDM. Por último (y más realistamente) el sector privado doméstico puede acumular patrimonio financiero neto basada tanto en los pasivos públicos domésticos como en los pasivos del RDM. También es posible que el sector privado doméstico acumule deuda pública (cosa que aumentaría su patrimonio financiero neto) y al mismo tiempo esté endeudado con el RDM (cosa que reduciría su patrimonio financiero neto). En la siguiente sección discutiremos detalladamente los balances sectoriales.

Fundamentos de la contabilidad sectorial y sus relaciones con los conceptos de stock y flujo

Continuemos con la división de la economía en tres sectores: un sector privado doméstico (hogares y empresas), un sector público doméstico (que incluye a los gobiernos locales, estatales o provinciales y nacionales) y un sector exterior (el resto del mundo, incluidos las economías familiares, las empresas y los sectores públicos).

Cada uno de estos sectores puede ser considerado como si tuviera un flujo de ingresos y un flujo de gastos durante el periodo contable, que consideraremos de un año. Así, no hay ninguna razón para que un sector individual equilibre sus flujos de ingreso y de gasto cada año. Si gasta menos que sus ingresos, ese año incurre en los que se llama superávit presupuestario. Si gasta más de lo que ingresa, ese año incurre en lo que se llama déficit presupuestario. Un presupuesto equilibrado indica que durante el año los ingresos han sido iguales a los gastos.

Por lo expuesto anteriormente se comprenderá que un superávit presupuestario es lo mismo que un flujo de ahorro que conlleva una acumulación neta de activos financieros (un aumento del patrimonio financiero neto). Por la misma razón, un déficit presupuestario reduce el patrimonio financiero neto. El sector que incurre en déficit tiene que o bien reducir sus activos financieros acumulados en años anteriores de superávit, o bien tiene que emitir pagarés nuevos para compensar sus déficits. Para exponerlo claramente, decimos que el sector en particular “paga” su déficit gracias al intercambio de sus activos por depósitos bancarios gastables (esto se llama “desahorro”) o gracias a la emisión de deuda (“préstamos”) para obtener así depósitos bancarios gastables. Cuando se le acaban los activos acumulados no tiene otra opción más que aumentar su endeudamiento cada año que incurra en déficit presupuestario.

Por otra parte, un sector que incurra en superávit presupuestario lo que hará será acumular activos financieros netos. Este superávit tomará la forma de derechos financieros sobre por lo menos uno de los otros sectores.

Otro apunte sobre los activos reales

Aquí surge una pregunta: ¿Qué pasa si se usan los ahorros (un superávit presupuestario) para obtener activos reales en vez de para acumular activos financieros netos?

En ese caso, los activos financieros simplemente son entregados a otra persona. Por ejemplo, si usted gasta menos de lo que ingresa, usted puede acumular depósitos en su cuenta corriente. Si decide que no quiere mantener sus ahorros bajo la forma de depósito a la vista, usted puede escribir un cheque para adquirir, por ejemplo, un cuadro, un coche antiguo, una colección de sellos, propiedades inmobiliarias, una máquina o incluso una empresa. Así convierte un activo financiero en un activo real. Sin embargo, el vendedor ha realizado la transacción opuesta y ahora posee el activo financiero.

La cuestión es que si el sector privado tomado en su conjunto incurre en superávit presupuestario, significa que alguien está acumulando activos financieros netos (derechos sobre otro sector), aunque las actividades internas del sector privado puedan hacer que dichos activos financieros netos pasen de un “bolsillo” a otro.

Conclusión: el déficit de un sector es igual al superávit de otro

Lo anterior nos conduce al importante principio contable que establece que si se suman los déficits en los que incurren uno o más sectores, el resultado debe ser igual a los superávits en los que incurre otro sector (o sectores).