Terapia celular - Matías Albizzati - E-Book

Terapia celular E-Book

Matías Albizzati

0,0

Beschreibung

Terapia celular es un viaje claro y fascinante a través del mundo de las vitaminas, esas sustancias vitales, base y fundamento de la buena salud. El Dr. Matías Albizzati sustenta su filosofía de trabajo en dos pilares fundamentales, cada uno abordado con pasión y conocimiento. Por una parte, el cuerpo, ese templo que puede fortalecerse mediante el ejercicio, la alimentación consciente y la adopción de hábitos saludables. Por otra parte, el sistema inmunológico, el ejército interno que hoy se ve amenazado por múltiples factores, además de los tradicionales virus y bacterias. Este sistema está intrínsecamente vinculado con la bioquímica, una herramienta única y reveladora que se convierte en el mapa para evaluar y mejorar nuestra inmunidad. Es en la conexión entre ambos pilares donde se revela el punto de partida de un proceso que, con la ayuda fundamental de las vitaminas, conduce a una vida con mayor vitalidad y bienestar. Con su visión innovadora, el Dr. Albizzati lidera el camino en la aplicación de la medicina ortomolecular y el abordaje del estrés oxidativo para mejorar la calidad de vida de sus pacientes y promover un envejecimiento activo y saludable. Por esto, a lo largo de estas páginas, el lector se encontrará no solo con una guía práctica y útil, sino también con un texto no convencional, que con su enfoque innovador de la salud redefine la relación entre la medicina y la experiencia del paciente.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 224

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Terapia celularDr. Matías Albizzati

Terapia celularVitaminas en altas dosis para potenciar la salud

Dr. Matías AlbizzatiCreador del tratamiento Immunity Support ®

Índice de contenido
Portadilla
Legales
PRÓLOGO
Introducción TU CUERPO, TU TEMPLO
La importancia de los síntomas
Vitaminodependencia
La susceptibilidad de nuestras defensas naturales
Capítulo I EL LABORATORIO
Bioquímica soberana
Bioquímica celular
La importancia de la configuración materna
Vitaminas, genética y epigenética
Capítulo II VITAMINAS: FUENTES DE VIDA
Los padres de las vitaminas
El inicio de la farmacología
¿Qué son las vitaminas?
La medicina del futuro
Capítulo III VITAMINAS EN ACCIÓN Y MICRONUTRIENTES ESENCIALES
¿Qué rol desempeñan las vitaminas en el cuerpo?
¿Por qué suplementar?
Vitamina A
Vitamina B1 o tiamina
Vitamina B2 o riboflavina
Vitamina B3 o niacina
Vitamina B5 o pantoténico
Vitamina B6 o piridoxina
Vitamina B7 o inositol
Vitamina B9 o ácido fólico
Vitamina B12 o cobalamina
Vitamina C o ácido ascórbico
Vitamina D
Vitamina E o tocoferol
Vitamina H o biotina
Vitamina K2
Los villanos de las vitaminas
Micronutrientes esenciales para una salud óptima
Selenio
Magnesio
Cobre
Yodo
Manganeso
Fósforo
Cromo
Zinc
Capítulo IV METABOLISMO DE LAS VITAMINAS
Triage vitamínico
¿Existe la intoxicación por vitaminas?
Capítulo V CUERPO Y MENTE CONECTADOS
Comodidad tóxica
La mente como parte del cuerpo
¿Cuándo perdimos la salud?
Finalmente, ¿qué recomiendo?
Posfacio PENSAR LA VEJEZ: TABÚ U OPORTUNIDAD
GLOSARIO
BIBLIOGRAFÍA

Albizzati, Matías

Terapia celular / Matías Albizzati. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Galerna, 2024.Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga ISBN 978-950-556-978-6

1. Vitaminas. 2. Salud. I. Título.

CDD 612.399

© 2024, Matías Albizzati

©2024, RCP S.A.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopias, sin permiso

previo del editor y/o autor.

Diseño de interior: Cerúleo

Foto de contratapa: Lando Velazquez

Digitalización: Proyecto451

A Ahina Adriana Casteig.

A quien iluminó mi camino con sabiduría y comprensión, mi guía hacia la plenitud. Gracias por ser mi maestro en el viaje hacia la conciencia. Tu presencia es un regalo invaluable en mi vida.

AGRADECIMIENTOS

Quiero expresar mi sincero agradecimiento a mis pacientes, a los actuales, a los que pasaron, que han confiado en mí a lo largo de este viaje. Su búsqueda de bienestar y salud ha sido la fuerza impulsora detrás de mi dedicación y pasión por la medicina. Es un honor acompañarlos en su camino hacia una vida más saludable, en el proceso de búsqueda de sus objetivos de sanación e inclusive en el final de sus vidas.

Un agradecimiento especial a mi valioso compañero de ruta, con quien hemos desarrollado un sistema propio enfocado en brindar la mejor experiencia posible a las personas que buscan sanación y salud. Su colaboración ha sido fundamental para hacer de este camino un proceso más significativo y efectivo. Un gran complemento, una comunión astrológica.

Este libro es un reflejo de mi compromiso por la salud, pero también de mi luna en virgo, de mi acuario inquieto, futurista, y del deseo de experimentar y generar conciencia en comunidad. Es mi esperanza que pueda servir como guía para todos aquellos que buscan una vida más plena y saludable.

A todos ustedes, ¡gracias!

PRÓLOGO

Vivimos en una era en la que parece haber desaparecido aquel inestimable médico de cabecera que poseía una mirada integral y nos evaluaba como totalidad. Nos hemos acostumbrado a diagnósticos de investigación protocolar, a que nos vean como a un conjunto de órganos y nos prescriban medicinas que solo sofocan el síntoma.

Hace más de veinte años escuché hablar de la medicina ortomolecular a través de una mujer que, en sus tempranos cincuenta, padecía algún tipo de deterioro cognitivo que la medicina tradicional diagnosticó como principio de Alzheimer, y fui testigo de cómo esa condición se revirtió con un tratamiento quelante por vía endovenosa.

En el año 2019, con mi salud algo desajustada, conocí a Matías Albizzati. Nadie pretende dominar el tiempo, pero todos deseamos optimizar nuestro rendimiento y vivir la segunda mitad de la vida con plenitud física, orgánica, mental, emocional, hormonal y sexual. Fue providencial conocer a Matías a una edad en la que el mundo te prepara para resignarte al deterioro que va a causarte el tiempo, pero nadie otorga las herramientas necesarias para vivir de modo óptimo y enérgico esa parte de tu trayecto. Matías sí.

Encontré en él a una persona con extremo conocimiento y un enfoque dinámico, participativo, didáctico y paciente. No me sentí nunca a su merced, como solemos sentirnos con los médicos en general, cuando las preguntas quedan sin hacer y solo resta obedecer al que sabe, sino que juntos evaluamos mi estado, y mientras me instruía acerca de la eficacia de los tratamientos posibles, yo iba aprendiendo no solo todo lo relativo a dicho enfoque, sino a mi cuerpo y sus respuestas.

Hoy nos reímos de mi primera consulta, a la que llevé un montón de chequeos previos que ni siquiera intentó mirar, y en su lugar ordenó un laboratorio específico con valores de los que apenas había oído hablar.

Esta medicina ha optimizado de manera asombrosa mi rendimiento general, me ha levantado frente a cuadros que parecían demoledores y ha potenciado mi resistencia frente a una vida extremadamente exigente en todos los aspectos. Transité, entre otras cosas, operaciones por una lesión cancerosa de la que salí absolutamente ilesa y la recuperación fue asombrosa. Son cuatro años avanzando de la mano de Matías, cuyo enfoque ha ayudado a intensificar mi memoria frente a trabajos demandantes, o cuando poscovid la había perdido notoriamente. Ha potenciado mi capacidad de descanso, de sueño, la lucidez, la resistencia física, el equilibrio hormonal, el funcionamiento del hígado, la digestión y una de las cosas más preciadas: la emocionalidad, dando paso a la ausencia de ansiedad, el mal humor y aumentando la sensación de calma. Todo eso se ha reconfigurado en mí a partir de esta medicina.

Los invito a adentrarse en este mundo que no es mágico, sino que se basa en la lógica y la química orgánica más elemental.

Por supuesto que la medicina alopática es valiosa, no son enfoques reñidos sino complementarios. Considero imperioso sumar estos conocimientos a la vida diaria, ya que la medicina ortomolecular contempla la singularidad de cada caso: nadie recibe el mismo esquema nutricional, se evalúa no solo a cada paciente de modo individual y preciso, sino que luego se hace un seguimiento que va modificándose según las circunstancias de la persona.

Por último, cabe aclarar que todo lo que recibimos es testeado previamente por el Dr. Albizzati en su propio organismo. No hay mayor prueba de confianza que esa.

Inés Estévez

INTRODUCCIÓN

TU CUERPO, TU TEMPLO

Nadie, hasta ahora, ha determinado lo que puede un cuerpo.

Baruch Spinoza, Ética, s XVIII

Te invito a hacer un viaje al interior de tu cuerpo, a conocer cómo funciona esta máquina perfecta, este templo, como me gusta decirle, este vehículo siempre dispuesto a estar en equilibrio y a servirle a la mente. Así como no precisás pensar en respirar o en que tu corazón lata, tampoco pensás en cuándo tu cuerpo forma glóbulos rojos, glóbulos blancos, enzimas, hueso, piel, o cuándo deja de sangrar ante una lesión o un pinchazo. En fin, lo que está haciendo tu cuerpo mientras te sentás con una taza de café en la mano para leerme es increíble por sí mismo. Es maravilloso pensar que su funcionamiento depende de la precisión y la armonía de sus partes individuales.

En este libro, te ayudaré a tomar conciencia y soberanía de tu salud y de la importancia de tu bioquímica. Ahora bien, te preguntarás ¿qué es la bioquímica? Bueno, es la información que brinda nuestra sangre, son datos que nosotros, los médicos, podemos medir a través de los biomarcadores, indicadores específicos que nos ofrecen información valiosa sobre nuestra sangre, y que podemos pedir cuantas veces sean necesarias sin exponer al cuerpo a radiaciones ni nada que le haga daño. Básicamente son como las piezas de un rompecabezas que, cuando las vamos uniendo, nos dan una imagen más clara de esa bioquímica y nos ayudan a comprender cómo funciona nuestro organismo. Porque un dato aislado como la glucemia nos da mucha información, pero no sería de buena práctica medirlo solo si no lo acompañamos de toda la bioquímica.

En este libro, quiero que exploremos juntos cómo las industrias alimentaria, farmacéutica y cosmética priorizan el consumo sobre la salud, a pesar de las apariencias. Estas empresas influyen en nuestros hábitos de consumo y, a menudo, la motivación subyacente es el beneficio económico. No existe industria que no quiera vender. Mi objetivo principal es ayudarte a tomar decisiones más saludables en tu vida diaria. Aunque algunos puedan ver esto como un enfoque conspiratorio o pesimista, es importante entender que estas industrias tienen conexión con la Organización Mundial de la Salud (de ahora en más OMS). Y esto les permite anticipar y preparar nuevos productos para abordar posibles desafíos a nuestra salud. Por eso, mi idea es que puedas tomar decisiones informadas sobre tu bienestar. La información nos hace libres.

Me gusta pensar el cuerpo como un reloj exquisitamente diseñado. Cada órgano, cada sistema, cada célula ejecuta su papel en esta coreografía sincronizada que se asemeja a la precisión de un reloj suizo. En esta sinfonía de vida, cada componente es esencial y su funcionamiento armonioso es lo que nos permite experimentar la maravilla de la existencia.

No obstante, como cualquier reloj de alta precisión, el cuerpo humano también requiere cuidado y mantenimiento constantes. La nutrición adecuada y la suplementación de vitaminas y minerales, el ejercicio y el descanso son los equivalentes al aceite y la limpieza que aseguran el funcionamiento sin contratiempos de nuestro reloj biológico durante un largo periodo. Me gusta pensar en esta analogía porque nos recuerda que somos los guardianes de esta máquina biológica, y en nuestras manos está la responsabilidad de preservar su vida útil y prolongar su funcionamiento en el tiempo.

Nuestro cuerpo, con la perfección máxima, con todos sus misterios y maravillas, nos recuerda que la vida es una obra maestra de ingeniería que merece ser admirada y cuidada. Sin embargo, y hago mucho hincapié en esto, es importante destacar que cada cuerpo es único y por eso, como médico, desde hace años me dedico al tratamiento y la prevención de enfermedades de forma individual e integral. En cada consulta reafirmo que somos tan individuales como complejos, y que no me imagino sin tener la guía de la individualidad bioquímica, que nos hace únicos. Creo que eso es lo más interesante de mi abordaje terapéutico.

LA IMPORTANCIA DE LOS SÍNTOMAS

¿Creés que un cuerpo sin diagnóstico pero con síntomas es un cuerpo enfermo? Creo que no es necesario que una persona tenga un diagnóstico de enfermedad para que pueda tratar los síntomas que lo aquejan. Es sabido que podemos tener síntomas y no estar enfermos, pero, para la medicina, no estar enfermo es no tener diagnóstico. Sin embargo, no es ninguna novedad, el paciente con síntomas no tiene calidad de vida, a pesar de no estar clínicamente enfermo. A mí me gusta trabajar y explicar con ejemplos, acá va el primero de muchos con los que te vas a encontrar a lo largo de este libro: algo similar sucede cuando nos hacemos chequeos de laboratorio de rutina —un hemograma, un hepatograma, tiroides y no mucho más— y los resultados nos dan dentro de los parámetros “normales”. Pero puede pasar que el resultado no coincide con la calidad de vida de la persona que se realizó el chequeo. El médico te puede decir que está todo bien, pero ese cuerpo está sufriendo de varios síntomas que lo acompañan todos los días. Por eso siempre digo: “Lo normal no es lo óptimo”. Con esto, lo que quiero decir es que si nos enfocamos solo en la enfermedad, nos perdemos del proceso de su inicio y una posibilidad única de detener la enfermedad que se avecina. Y allí es donde debemos trabajar en equipo médico y paciente.

Es importante entender que no hay virus malignos ni bacterias mortales, hay sistemas inmunológicos quebrados y cuerpos extremadamente susceptibles.

Ahora bien, me gustaría explicarte primero qué son los síntomas, para que comprendas su importancia: son alarmas que el cuerpo presenta cuando algo comienza a funcionar mal. Sabemos que el ser humano no se enferma de un día para el otro, las enfermedades tienen un tiempo de gestación de semanas, meses e incluso años, depende de cada persona y de su percepción de salud. ¿Qué quiero decir con esto? Si se le da lugar al síntoma, si se lo escucha, si se lo interpreta o, por el contrario, no se le presta atención y se lo toma como algo normal o se tapa con alguna medicación.

No es ningún secreto que en la práctica médica actual a menudo enfrentamos un desafío: equilibrar la necesidad de abordar los síntomas de los pacientes en consultas cada vez más breves. Esta limitación de tiempo puede, a veces, hacer que nuestra atención se centre en resolver un síntoma en lugar de comprender el cuadro completo de salud de una persona. Es como mirar a través de la mirilla de una puerta, solo vemos una parte de la imagen.

Cuando prestaba guardia en hospitales, noté que los pacientes acudían a la consulta buscando soluciones a sus síntomas, y es natural querer ayudarlos de inmediato. Esto puede deberse a que ambas partes sienten que la consulta no se ha completado sin una receta en mano, lo que a veces crea un dilema en la relación médico-paciente. Es algo compartido implícito en esta relación. Por lo general, los pacientes esperan recibir un tratamiento, como un medicamento, para aliviar sus molestias. Sin embargo, también sabemos que la salud es un conjunto de factores interconectados y, a veces, lo mejor es ofrecer recomendaciones para mejorar la salud en lugar de recetar de inmediato. Esta puede ser una práctica efectiva, aunque no siempre resulte en la satisfacción inmediata del paciente.

Creo que es esencial encontrar un equilibrio entre proporcionar tratamientos efectivos y comprender la salud integral de cada individuo. Al hacerlo, se puede brindar una atención médica más completa y satisfactoria a nuestros pacientes.

En la actual relación médico-paciente, el seguimiento, que implica que el paciente se sienta acompañado por el médico más allá de las indicaciones y prescripciones, es algo que rara vez se ve en el sistema de salud. En mi opinión y enfoque, el médico es quien debe acompañar para que un tratamiento sea exitoso. ¿Nunca sentiste que un médico, aunque puede prescribirte un medicamento, no te acompaña? ¿Que te despachó rápidamente de la consulta? ¿Que no te dio el tiempo ni siquiera de relajarte y entrar en confianza para poder hablarle sobre aspectos que te preocupan de tu salud? ¿Sabías que necesitamos más tiempo para entrar en un clima de confianza y, relajados, hablar sobre nuestras vidas? ¿No experimentaste una sensación de consulta exprés? Seguramente sí. Y por ello creo que es imprescindible cambiar esto por una consulta más empática y personalizada.

Pasemos de la teoría a un ejemplo clásico. Imaginate que estás experimentando acidez estomacal: esa sensación incómoda en el estómago de saciedad, ardor, languidez, incluso un sabor extraño en la boca o un dolor urente en el pecho. Esta acidez es el síntoma de un desequilibrio químico que está pasando en tu estómago, a menudo causado por la alimentación, medicamentos o disrupciones en los ciclos biológicos del cuerpo, tales como los de sueño-vigilia, liberación de hormonas o la temperatura corporal, o desajustes en nuestros hábitos de descanso o consumo de tóxicos, tales como drogas, tabaco o alcohol.

Ahora, si decidís tomar un antiácido, un inhibidor de la producción de ácido, como los prazoles, (1) estás apagando ese síntoma, similar a pintar sobre una mancha de humedad en una pared sin entender su origen. Lo que sucede es que, con el tiempo, ese síntoma puede regresar con más fuerza. Incluso, podría traer consigo otros síntomas, posiblemente relacionados con los efectos secundarios del medicamento, ya que la conexión entre ellos se hace más fuerte. En esta cadena de síntomas, la medicina convencional ofrece más medicamentos para abordar cada uno de ellos, lo que a menudo resulta en personas tomando múltiples medicamentos a lo largo de sus vidas.

Lo que quiero demostrar con este ejemplo es que esta situación nos lleva a reflexionar sobre la importancia de abordar de raíz nuestros síntomas. Eso sí, esto lleva más tiempo en la consulta. Tratar de comprender por qué surgen estos desequilibrios y cómo podemos prevenirlos es fundamental para llevar una vida más saludable y evitar depender de numerosos medicamentos. Es por eso que me gusta considerar los síntomas como aliados, amigos o incluso como alarmas que configuramos para despertarnos antes de un viaje o un evento importante. ¿Quién no usa un despertador para asegurarse de no perder un vuelo o un compromiso importante?

Como médico, considero que nuestro papel va más allá de simplemente tratar los síntomas. Es fundamental guiar a nuestros pacientes para que exploren y comprendan su propio cuerpo, permitiéndoles abordar la causa original en lugar de ocultarla con tratamientos temporales. En sí es el inicio de un círculo de dependencia en la relación médico-paciente. Sabemos que si mejoramos nuestra alimentación y podemos incorporar cambios de hábitos, es muy probable que nos alejemos de la consulta médica. Como consecuencia, traería menos consultas al médico, porque una bioquímica calibrada suele manifestar menos desequilibrios físicos (síntomas).

Siguiendo con el ejemplo de la acidez, pensemos juntos en la fisiología del estómago: está diseñado de manera asombrosa, con un pH en equilibrio ácido que desencadena una serie de procesos esenciales para la digestión. Este equilibrio activa enzimas digestivas que degradan proteínas y actúa como barrera de inmunidad; gracias a ese pH, los microorganismos mueren y no ingresan a nuestra sangre.

Ahora, ¿te preguntaste si modificar este equilibrio con medicamentos es la solución al problema? La verdad es que no, y aquí está el porqué: el cuerpo tiene una capacidad innata para volver a su estado natural (a su origen) incluso cuando lo alteramos con medicamentos. Por eso hay que tener cuidado en tomar infusiones muy alcalinas y excedernos con el bicarbonato de sodio, porque estos estímulos hacen que nuestro estómago aumente la producción de ácido clorhídrico en un intento de volver a su pH ácido natural, por eso la acidez del estómago es una consecuencia óptima.

Es importante empoderar a cada individuo para que comprenda su propia salud y trabaje en abordar las causas subyacentes de sus síntomas. Esto no solo proporciona una solución más efectiva, sino que también permite que el cuerpo siga su curso natural hacia el equilibrio y el bienestar. Ahora bien, ¿qué es más fácil? ¿cambiar la copa de vino y las formas de comer que nos hacen daño o tomar un comprimido por día para evitar la acidez? ¿Es más fácil para el médico quitarte el síntoma y no estar un gran tiempo explicando cómo y qué comer o prescribir en tres minutos un fármaco? Y aquí vuelvo al punto que es tácito en la relación médico-paciente, porque el paciente busca una solución en forma de receta o pastilla y del otro lado hay un médico con un lápiz afilado. En mi experiencia personal, puedo decir que me ha costado explicarles a mis pacientes que su síntoma no amerita que tomen medicación, pero los cambios de hábito requieren esfuerzo y autogestión. La disciplina es tan predictiva como determinista del éxito que tendremos en nuestro tratamiento.

Desde el momento en que obtuve mi título de médico, mi objetivo ha sido brindar a mis pacientes las herramientas para mejorar su calidad de vida, permitiéndoles disfrutar y habitar un cuerpo disponible y en armonía.

¿Qué más podríamos desear que tener un cuerpo que nos acompañe en buen estado durante toda la vida? Todos envejeceremos, pero, al mantener buenos hábitos, podremos hacerlo de la mejor manera posible. Este enfoque surge de mi propia experiencia y de mis errores en la juventud. Hoy puedo decir que me siento más vital y tengo un cuerpo más funcional que cuando tenía treinta. Puede parecer sorprendente, pero lo logré a través de un proceso de toma de decisiones y cambios de hábitos, cuando me pregunté cómo quería envejecer, cómo me sentiría con veinte años más. Hoy, con tu edad y tus síntomas, ¿te imaginás este cuerpo con diez años más?

Para alcanzar este objetivo, considero que es esencial comprender el funcionamiento del cuerpo humano y, aún más importante, anticiparnos a las enfermedades. Ver más allá de los síntomas es un arte que todo médico debería dominar. No se trata solo de identificar una enfermedad. Hay que cuidar o reparar la salud que pudiste haber perdido, evitar la enfermedad y disminuir el deterioro de la vejez. Bastante, ¿no? Comprendo que, a veces, las enfermedades se manifiestan con síntomas agudos que nos paralizan en el día a día. Mi enfoque se centra en leer los signos que nos brinda la bioquímica, interpretarlos con precisión y cruzar estos datos con el relato de cada paciente, utilizando ese conocimiento para prevenir problemas de salud antes de que se desarrollen por completo. Esta perspectiva marca una gran diferencia en la vida de las personas.

Estoy aquí para guiarte a mejorar y encontrar esa salud que perdimos o que nos quitaron, y a planificar tu envejecimiento de manera que cuentes con un cuerpo disponible y sano toda tu vida.

VITAMINODEPENDENCIA

Partiendo de la premisa de que las vitaminas son esenciales para nuestro organismo y que somos dependientes de ellas, afirmo que no generan dependencia en nuestro organismo. Esto se debe a que ya dependemos de ellas para funcionar correctamente. Me han preguntado muchas veces si tomar vitaminas genera dependencia o si provocan aumento de peso. La respuesta es no. Quiero transmitirte lo cruciales que son y el papel fundamental que desempeñan en nuestra salud. Son la base para mantenernos sanos, reducir la incidencia de enfermedades y evitar la decrepitud. Este descubrimiento es, en sí mismo, extraordinario.

A lo largo de este libro, me propongo explicar de manera clara y accesible qué son las vitaminas, por qué son tan vitales y cómo influyen en nuestro cuerpo.

Son los ingredientes esenciales para la creación de todo lo que se forma en nuestro organismo, desde glóbulos rojos hasta hormonas. Son el cimiento de la vida misma. Explicaré químicamente qué son, qué hacen en nuestro cuerpo y para qué las necesitamos. No es coincidencia que la etimología de la palabra “vitamina” provenga del latín, donde vita significa “vida”, y amina sugiere la presencia de nitrógeno en la molécula.

Mi filosofía de trabajo se sustenta en dos pilares fundamentales. En primer lugar, está nuestro cuerpo, nuestro templo, que es único y nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida. A diferencia de los objetos materiales, no podemos reemplazarlo; por lo tanto, debemos cuidarlo, intervenirlo y conocerlo para generar este cuidado. Autoconocimiento es autogestión, porque no podemos cuidar lo que no conocemos, y prepararlo para que esté en su mejor estado, siempre disponible y sin limitaciones. Esto se logra a través del ejercicio físico, la alimentación y nuestros hábitos diarios.

El segundo pilar es nuestro sistema inmunológico, nuestra defensa natural. Es como nuestro ejército interno, siempre listo para combatir cualquier amenaza que intente invadir nuestro templo.

De este segundo pilar se desprende nuestra bioquímica. A través de ella, podemos comprender parte de nuestra inmunidad, como cuando analizamos nuestros glóbulos blancos para evaluar el estado de nuestro sistema inmunológico. La bioquímica es única y extraordinariamente informativa.

A lo largo de estas páginas, descubrirás que tu bioquímica es el punto de partida para mejorar significativamente tu conducta, que hace a tu comportamiento. Conocerla y entender cómo funciona te brindará las herramientas necesarias para cuidar y optimizar tu templo y fortalecer tu sistema inmunológico. Esto te permitirá vivir una vida plena y alejarte lo más posible de los síntomas.

LA SUSCEPTIBILIDAD DE NUESTRAS DEFENSAS NATURALES

En la actualidad, nuestra inmunidad se enfrenta a desafíos que van más allá de los invasores tradicionales, como bacterias y virus. Estamos sumergidos en una era de hiperactividad, de tiempos frenéticos. Este ritmo acelerado de vida puede ejercer una presión constante sobre nuestro sistema inmunológico, debilitándose gradualmente. Nos falta tiempo para cuidar de nosotros mismos. Sobrecarga de información, dependencia de dispositivos electrónicos y adicción a las redes sociales. Privación del sueño, insomnio y trastornos del sueño. Tener demasiadas tareas y responsabilidades en el trabajo o en casa. Variaciones hormonales en diferentes etapas de la vida, como la menopausia, andropausia, incluye preocupaciones, ansiedades, depresión, enojo y otras emociones negativas como el proceso de envejecimiento, el miedo a la muerte y los cambios físicos de nuestro cuerpo.

A todo ello se le suman dos pilares muy importantes: la degradación y procesamiento de los alimentos y, por otro lado, el empobrecimiento en la calidad nutricional de lo que consumimos.

Los alimentos que consumimos hoy en día ya no son portadores confiables de los nutrientes que necesitamos para mantener un sistema inmunológico fuerte. La industrialización de la alimentación, la variedad constante de propuestas que al parecer vienen a salvarnos de esta vida moderna y los procesos de producción a gran escala han llevado a una pérdida significativa de nutrientes esenciales en nuestros alimentos. Como ejemplo básico puedo llevar tu atención a los jugos en sobre, en cuyas publicidades afirman que estimulan el sistema inmunológico porque tiene vitaminas y minerales. Puedo afirmar que de ninguna manera ese jugo será un activador del sistema inmunológico; será, por el contrario, un gran estresor.

A esto se le suma el hecho de que los alimentos que nos rodean, a menudo, están disfrazados con publicidades llamativas, etiquetas engañosas, códigos y abreviaciones en sus ingredientes difíciles de entender. En un mundo en el que parece que cada lata o paquete contiene un alimento saludable, se ha vuelto cada vez más difícil discernir lo que es realmente nutritivo.

En este contexto, se vuelve esencial comprender la importancia de las vitaminas y los nutrientes, así como buscar formas de obtenerlos de manera confiable. Esto no solo abarca lo que comemos, sino también cómo elegimos nuestros alimentos y cómo los preparamos. Este acto de elección no solo define nuestra relación con la comida, también refleja nuestra identidad y nuestro compromiso con la salud y el bienestar. Es un recordatorio constante de que, en un mundo donde la calidad nutricional de los alimentos puede ser incierta, nuestra elección alimentaria es un acto que nos define y nos impulsa a estar más presentes y observadores en nuestras elecciones nutricionales. Es nuestra tarea definir, dentro de este abanico de ofertas, qué comer y cómo nutrirnos.

Nuestro sistema inmunológico es realmente sorprendente, capaz de protegernos y de regenerarse de manera asombrosa. Para ilustrar este punto: cuando un patógeno, como una bacteria, que puede causar una enfermedad ingresa en el cuerpo, el sistema inmunológico inmediatamente entra en acción. Este proceso comienza con la detección del invasor por parte de las células inmunes, como los macrófagos. (2) A continuación, el cuerpo se prepara para combatir la infección. Esto incluye la dilatación de los vasos sanguíneos, que se ensanchan en un proceso llamado vasodilatación. Esto no solo aumenta el flujo sanguíneo hacia la zona infectada, sino que también provoca un aumento de la permeabilidad vascular, permitiendo que las células inmunes y las proteínas del sistema inmunológico salgan del torrente sanguíneo hacia los tejidos afectados. Simultáneamente, los leucocitos, o glóbulos blancos, incluyendo a los neutrófilos (otro tipo de glóbulo blanco) y los macrófagos, migran desde el torrente sanguíneo hacia el área inflamada. Estos leucocitos realizan fagocitosis, un proceso en el que “comen” y destruyen a los patógenos invasores y los restos celulares dañados.

A medida que continúa la respuesta inmunológica, las células inmunes liberan mediadores inflamatorios, como histaminas, citocinas y prostaglandinas. Estas sustancias regulan la inflamación y amplifican la respuesta inmunológica.

En infecciones más graves, puede formarse pus, que consiste en una mezcla de células muertas, patógenos y otros desechos. El pus actúa como un aislante y ayuda a eliminar el agente infeccioso.