Tu cerebro emocional - Monia Presta - E-Book

Tu cerebro emocional E-Book

Monia Presta

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Beschreibung

Las emociones no son negativas ni positivas. Simplemente están ahí. En esta obra, la psicóloga Monia Presta te introduce en su funcionamiento y te muestra que son tus aliadas. Si las aceptas, ellas te guiarán para tomar las decisiones correctas. Con su Terapia Integradora Estratégica, el método TIE, la autora te proporciona herramientas psicológicas y ejercicios psicofísicos prácticos para comprender tus emociones y sentirlas con naturalidad. Con un estilo cercano y personal, Monia Presta cuenta su experiencia profesional, sus heridas y progresos emocionales a través de un viaje entre Barcelona y Cadaqués. A medida que hace cambios en su vida, te enseña cómo sus pacientes evolucionan y alcanzan el bienestar psicofísico. Descubre cómo funciona Tu cerebro emocional a nivel neurocientífico, y cómo gestionar tus emociones para transformar tu vida y ser una persona feliz, libre y empoderada.

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PORTADA

TU cerebro

emocional

TU cerebro

emocional

Saca partido de lo que sientes y transforma tu vida

Prefacio de Pietro Trabucchi

Traducción de Jorge Rizzo

monia presta

PORTADILLA

© del texto: Monia Presta, 2023.

© del prólogo: Francesc Miralles, 2023.

© de esta edición: RBA Librosy Publicaciones, S.L.U., 2023.

Avda. Diagonal, 189 - 08018Barcelona.

rbalibros.com

Primera edición: mayo de 2023.

ref: obdo166

isbn: 978-84-1132-367-3

el taller del llibre•realización de la versión digital

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito

del editor cualquier forma de reproducción, distribución,

comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida

a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro

(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org)

si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra

(www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Todos los derechos reservados.

CRÉDITOS

en lo relativo a las informaciones sobre la práctica clínica de la autora y su relación con los pacientes, cualquier parecido con personas o eventos reales es pura coincidencia.

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Contenido

La intranet del corazón. Prólogo de Francesc Miralles 11

Introducción 13

1. El cociente emocional: la mejor medicina para reducir el estrés y tener equilibrio interior 21

2. La armonía emocional: el pilar del bienestar individual, relacional y social 39

3. Emociones y bienestar: desetiqueta las emociones negativas. ¡No existen! 51

4. Emociones negadas, emociones somatizadas: las enfermedades físicas como megáfono de emociones silenciadas 77

5. Las emociones principales: miedo, tristeza, rabia, aversión, sorpresa y alegría 113

6. Las emociones secundarias: vergüenza, culpa y amor 161

7. Desenmascara la tapadera de las emociones: la ansiedad y la depresión 197

8. El método tie. La terapia integradora estratégica: reconoce, abraza, gestiona tus emociones, piensa y actúa 207

9. Reconoce tus emociones, el primer paso hacia la salud 219

CONTENIDO

contenido

10

10. Abraza tus emociones y fluye con ellas 231

11. Gestiona las emociones: recetas básicas para tu salud 241

12. Nuevas brújulas de pensamiento 257

13. Actúa: el poder transformador de las emociones 267

14. La brújula de las emociones: 21ideas sencillas para mejorar tu vida y mantener el equilibrio interior 273

Epílogo 301

Agradecimientos 305

Bibliografía 307

11

la intranet del corazónPrólogo de Francesc Miralles

En mis años como editor de un sello de psicología y autoayuda, teníamos dos clases de conexiones desde el ordenador de la empresa: Internet e Intranet. El primero nos conectaba al mun-do; el segundo, con el equipo de edición. Este último era el más importante, porque obviar esos mensajes podía llevar a un error garrafal en la edición de un libro; por ejemplo, mandar a imprenta una versión antigua y no corregida de un manuscrito.

Lo mismo sucede dentro de cada ser humano. Hoy damos prioridad al Internet que nos conecta al ruido del mundo: el torbellino de mensajes, actualizaciones, noticias, comentarios y likescopan nuestro tiempo y atención. Al mismo tiempo, solemos desatender la Intranet que nos conecta a nuestro sis-tema emocional. Los mensajes internos que nos informan de cómo nos sentimos y percibimos nuestra vida muchas veces están desactivados.

De este modo, no es extraño que muchas personas conoz-can mejor la alineación de su equipo o al famosillo de turno que su propio interior.

El nuevo libro de Monia Presta, tras muchos años sin pu-blicar, es una excelente herramienta para arreglar este de-sajuste. Consciente de que no puede haber éxito, realización ni felicidad sin una buena conexión con uno mismo, esta psi-

La intranet del corazón.Prólogo de Francesc Miralles

prólogo

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cóloga italiana afincada en Barcelona nos enseña cómo las emociones son la brújula de nuestra vida.

La verdadera sanación no opera de fuera hacia dentro —por ejemplo, al tomar una pastilla—, sino de dentro hacia fuera. Tal como expone la autora en su método TIE, el proceso cu-rativo empieza reconociendo lo que sentimos. Solo así podre-mos abrazar y gestionar nuestras emociones para pensar y actuar de forma positiva y consciente.

La pandemia de trastornos mentales que vive actualmente el mundo tiene su origen en lo que parece una paradoja: estamos interconectados hasta niveles jamás imaginados, y a la vez esta-mos más desconectados que nunca de nosotros mismos.

Para recuperar la alegría, el bienestar y el sentido de la vida, hay que tener el valor de conectarse a la Intranet del corazón y ver lo que nos cuenta. Hacernos amigos de nuestro cerebro emocional puede, literalmente, salvar nuestra vida.

Al mismo tiempo, con ello sanaremos a los demás. Las per-sonas que ignoran su cerebro emocional son presa fácil del dolor y provocan, a su vez, mucho sufrimiento a su alrededor. No saben lo que les pasa por dentro y, por lo tanto, tampoco saben por qué hacen lo que hacen.

Sobre esta forma desconectada de vivir, el gran maestro armenio G. I. Gurjieff decía: «Usted está dormido. No sabe quién es porque no se conoce a sí mismo (…) Si no asume el trabajo sobre sí mismo como lo más importante que haga en su vida, seguirá durmiendo hasta el día de su muerte».

Seguir dormidos, inhibiendo las emociones, equivale, en palabras de Monia Presta, a tener una bala perdida en el cuer-po. Puede herir o incluso matar tu ilusión de vivir.

Este libro es una completa guía para despertar tu cerebro emocional. Te enseñará a encender la Intranet del corazón y a conectarte con tu fuente interior de sabiduría. Con esa brúju-la, por muy perdido que te sientas, siempre acabarás llegando a buen puerto.

¡Feliz viaje!

francesc miralles

13

introducción

Viajar sola es lo mejor que me ha pasado en la vida. En los via-jes en solitario nunca sientes soledad, y suceden cosas mara-villosas. Puede que conozcas a alguien interesante, o que pa-ses un tiempo a solas, conectando contigo. Todo es posible en los viajes en solitario. Viajar es mirarnos a nosotros mismos y al mundo desde una perspectiva diferente. Es el contacto con nuestro yo, en el presente. No hay pasado ni futuro. Las per-sonas que mantienen sus ojos puestos en el pasado están atra-padas en el neuroticismo, la depresión y la melancolía. Las personas que solo miran al futuro están predispuestas a la ansiedad y a la preocupación. En el presente descubres quién eres, sin condicionamientos, y puedes ver la realidad con nue-vos puntos de vista enriquecedores. Para los antiguos griegos, «el viaje del héroe» era un viaje de transformación en el que se superaban pruebas para crecer y alcanzar la felicidad inte-rior.

Mi primer viaje en solitario, tras separarme de mi ex, fue una travesía a Cadaqués en un velero. Sí, fui en barco; una navegación en la que el mar, la naturaleza y mi propio ser fueron los únicos protagonistas. Sin teléfonos móviles ni apli-caciones ni distractores de la sociedad 3.0. Solo el viento, el azul infinito, el paisaje, las nubes y el anochecer te enfrentan, cara a cara, al gran misterio de la vida. Te ponen en contacto

Introducción

tu cerebro emocional

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con tu verdadero yo. Un viaje de transformación como el que emprendieron Ulises o Jasón, entre otros.

Para mí, no hay un lugar como Cadaqués; es un pueblo muy especial. Desde el primer momento en que llegué a Espa-ña fue un amor a primera vista. La energía de un lugar que es como una isla dentro del continente, sus artistas antiguos y actuales y el sentido de comunidad que se respira transmiten una especie de magia única. En aquel viaje llegué a Cadaqués junto con unos completos desconocidos, pues se trataba de un viaje organizado para solteros amantes del mar. Y me quedé más tiempo de lo previsto, improvisando y dejándome llevar por las sensaciones de mi corazón.

Llegué una noche al claro de luna llena, llorando de emoción —como me hace llorar la Sonata n.º 14en do sostenido menor Op. 27, n.º 2de Beethoven—. De hecho, Beethoven decía que «la música es una revelación mayor que toda la filosofía y la sabiduría». Y es cierto. La música te pone en contacto con algo espiritual, con tus emociones y contigo mismo. La música te calma, te reconforta, y es una banda sonora que puede ayudarte a cambiar tus estados emocionales e incluso el guion de tu vida.

Así pues, al llegar aquella noche, supe que estaba a punto de embarcarme en mi nueva vida, un poco como las heroínas y los héroes griegos. Me bañé en el mar inmediatamente. No me lo pensé dos veces y me di un chapuzón en las frías aguas de Cadaqués. La luna y el mar dejaron atrás completamente las heridas del pasado. Mi hermosa nueva vida comenzó allí: el 14de septiembre de 2019. Sabía, en mi corazón, que algo importante iba a suceder. Aún no sabía qué, pero la intuición estaba presente. Se suponía que solo iba a estar seis días con la tripulación del barco, pero finalmente decidí quedarme más tiempo. Busqué una casa de alquiler y la estancia de seis días se prolongó dos años. Así que mi segunda vida comenzó en aquel lugar paradisíaco.

Por aquel entonces había terminado uno de mis proyectos televisivos y uno de mis cursos online sobre la felicidad de las

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parejas. También estaba preparando temas para L’ofici de viu-re, el programa de televisión y radio líder del momento, diri-gido por el periodista y amigo Gaspar Hernàndez, en el que colaboraba hablando sobre gestión emocional.

Las emociones son como brújulas en nuestra vida. Siempre nos ayudan a ir en la dirección correcta, si estamos dispuestos a escucharlas. Pero la inteligencia emocional no es nada nue-vo. En la antigua Grecia, cuna y madre de nuestra cultura, sabían mucho al respecto. De hecho, en el hospital de Epidau-ro, en el siglo iva. C., se representaban espectáculos de músi-ca, danza y teatro para que los pacientes vivieran una catarsis emocional y se sintieran mejor tanto física como psíquica-mente. Y eso es porque las emociones son faros que nos guían y motivan.

La palabra emoción viene del latín emovere, que significa mover hacia fuera, sacudir, transportar, hacer vibrar el alma. La emoción nos motiva y nos hace pasar a la acción.

Hablando de emociones, en Cadaqués las emociones son siempre fuertes y pueden dar pie a encuentros realmente inte-resantes.

El 15de septiembre de 2019, estaba comiendo en el bar del pueblo al que solía ir todos los días, el Melitón, cuando se me acercó un hombre de una belleza sin precedentes.

Un Adonis. Si he de ser sincera, tuve la impresión de estar ante un dios. Y él, ante una diosa.

Y sin más, me dijo:

—¡Buen provecho!

¡No me lo podía creer! Era él. Diez años después volvía a encontrarme ante aquella belleza; había visto cantar a aquel hombre en el club surrealista al que solía acudir Dalí y todo el grupo de artistas que formaban su séquito. Era una de esas coincidencias que no ocurren a menudo. Aunque yo había es-tado frecuentando interrumpidamente aquel local durante diez años, no lo había vuelto a ver. Probablemente Deepak Chopra o mi querido Jung habrían tenido algo que decir al respecto.

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Por mi parte, estaba abierta al flujo de la vida, a los men-sajes del universo, me sentía predispuesta a que las sincronías se revelaran. Y también estaba abierta a las nuevas emociones que había en juego.

Antes de que pudiera responderle, se dirigió a mí otra vez:

—¡Hola! ¿Qué estás haciendo?

—Estoy preparando unos temas de psicología para un pro-grama de televisión.

—¡Qué interesante! ¿Trabajas en televisión?

—¡Sí! Aunque también soy psicóloga especializada en las emociones.

—Pues yo, de alguna manera, también me ocupo de las emo-ciones. Soy cantante y músico, y escribo canciones para los grandes. Así que también hago feliz a la gente...

—¡Qué bien! ¡Coincidimos! Mi misión en la vida es ayu-dar a la gente a ser feliz, a que adquiera conciencia y difundir el mensaje tanto como sea posible —dije, algo emocionada por el encuentro.

—Tal vez algún día podríamos hacer algo juntos —respon-dió el Adonis, sonriente.

—Pues podría ser... Estoy estudiando canto como hobby, y hace tiempo fui actriz.

—¡Entonces formaremos un dúo perfecto! Repartiremos juntos felicidad y optimismo. Esta noche canto en Can Nano, así que, si quieres venir, estás invitada.

—Muchas gracias. Nos vemos allí...

La pasión por la música me ha acompañado desde peque-ña, y en aquella fase de cambio se estaba despertando la cone-xión con esa parte de mí, que favorecía la aparición de coin-cidencias nada casuales como aquella.

Y en ese momento sentí que lo correcto era asistir al con-cierto. Un temblor en mi corazón me instaba a ir, aunque fue-ra para encontrarme con un total desconocido, y tanto mi coeficiente emocional como la inteligencia de mi corazón me hicieron emovereen esa dirección. La emoción no tiene voz,

introducción

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pero genera sensaciones en el cuerpo, sensaciones que son como brújulas que nos dicen si esa decisión es conveniente para nosotros o no; si realmente nos conviene. Las emociones implican literalmente un movimiento de adentro hacia fuera. Y en aquel momento lo sentí; sentí que la vida siempre sigue, se mueve, porque empuja, es hermosa y vibra con el movi-miento cuando realmente escuchamos nuestra intuición.

Fue entonces cuando me regocijé: «¡Por supuesto! ¡Eure-ka! ¡Lo encontré!».

Gracias a aquel encuentro, por fin había hallado el tema para el primer capítulo de la televisión: «Ve adonde te lleve la inteligencia de tu corazón».

El corazón, de hecho, tiene más de cuarenta mil neuronas y un campo magnético de dos metros que entra en contacto con el campo magnético del corazón de otra persona (Ballester et al., 2008; Torrent Guasp, 1998).* Si vibran juntos, lo notas, y si hay algo que no funciona, te avisa. Así pues, el corazón y las emociones son inteligentes. Podríamos decir que son nues-tro primer cerebro, diga lo que diga Descartes. De hecho, el feto desarrolla antes el corazón que el sistema nervioso. Afor-tunadamente, hoy sabemos que es nuestro primer cerebro y que la inteligencia emocional es muy importante para tener una vida feliz y exitosa. El éxito y la felicidad deben entender-se como la capacidad de conocerse a fondo, de tener empatía, habilidades sociales, de gestionar las propias emociones, de saber cuáles son tus virtudes, tus vocaciones, y de saber quién eres realmente. Es la capacidad de conocer, como decía Sócra-tes, tu daimon, tu divinidad interior, lo que te permite reali-zarte como una persona feliz, satisfecha y completa. Estoy hablando de la eudaimonía de los antiguos griegos, es decir,

*Las referencias de las fuentes mencionadas se pueden consultar en la bibliografía final. (N. de. E.).

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de la felicidad de tener un propósito en la vida, darle un sen-tido y sentirse bien con uno mismo.

Con este libro aprenderás a ir adonde te lleven tus emociones; emprenderás un viaje en el que tus emociones serán tus faros, las brújulas para conseguir el bienestar físico y mental. La vida alter-na momentos fáciles y difíciles, pero, cuando cuentas con brúju-las que te guían, el viaje puede ser más fácil, ligero y satisfactorio.

¿SABÍAS QUE...?

Sócrates concebía filosofar como una misión y un quehacer que le había encomendado la divinidad. Él hablaba de un daimonque le aconsejaba en todo momento, recomendándole que no hiciera determinadas cosas. En la Apologíade Platón dice: «Hay algo divino y demoníaco en mí [...] y es como una voz que oigo desde niño, y que cada vez que la escucho me disuade de lo que voy a hacer. Nunca me presiona [...]». Así que fue la primera persona que habló de la eudaimonía, la palabra que designa la felicidad en griego antiguo, pero que no se entiende como una euforia o un momento de diversión típico de la sociedad del siglo xxi. Para los anti-guos griegos significaba literalmente dejarse guiar por el daimoninte-rior, es decir, permanecer lo más fiel posible a la propia vocación. A lo largo de su vida, Sócrates siguió su misión, que era su felicidad. Se dedi-có a hacer preguntas y a plantear dudas a los jóvenes de la época. Ayudó a los adolescentes a desarrollar el pensamiento crítico. Pero fue acusado de engañar a los jóvenes ciudadanos de Atenas... Todo ello dio lugar a acusaciones de corrupción. Sócrates podría haberse arrepentido de su actitud, pedir disculpas a sus acusadores o abandonar Atenas, pero no lo hizo. Delante de sus acusadores pronunció la frase épica: «Siento, sigo, escucho mi daimon». Ni siquiera ante el peligro de muerte negó su dai-mon. Esta historia nos enseña que Sócrates fue fiel a sí mismo y a la misión de su vida hasta el final. Aunque fue el primer mártir del pensa-miento occidental —y un primer ejemplo de investigación libre— vivió y murió fiel a sí mismo, con eudaimonía.

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Las personas que han sufrido y han hecho un viaje al cen-tro de sus emociones, con la ayuda de un psicólogo, lo saben. El cuerpo y la mente son un todo; una unidad. Cuando existe una enfermedad física, hay una emoción no escuchada y no expresada. Igual que cuando hay sufrimiento psicológico.

Las enfermedades físicas y psicológicas están relacionadas con una escasa gestión emocional. En una sociedad que nos distrae a todas horas con las redes sociales, por la que transi-tamos constantemente de aquí para allá, surfeando, las perso-nas sufren más porque no se conocen a sí mismas. En esta sociedad de la prisa, en la que se evita el dolor, se genera más dolor. En Europa, uno de cada tres adultos ha desarrollado ansiedad o depresión durante la pandemia, y, entre los jóve-nes, uno de cada dos. Según una investigación reciente de la prestigiosa revista científica The Lancet, en el año 2020hubo doscientos cuarenta y seis millones de casos en Europa.

En este libro hablaré del cociente emocional como medici-na para conseguir el bienestar interior, la aceptación y la ges-tión de las emociones. Solo así podrás vivir una vida más feliz y acorde con tu forma de ser. Hablaré de casos clínicos que he resuelto a través de mi método TIE —Terapia Integradora Estratégica—, con el que he ayudado a miles de personas a recuperar el sentido de la vida, la felicidad y el bienestar per-sonal, laboral y de pareja. Hablaré del optimismo y de las actitudes fundamentales para volver a soñar y emprender un viaje de transformación personal, tal como hicieron los hé-roes griegos. El héroe por definición no es el que gana o el que pierde, sino el que tiene el valor de decidir su propia vida, superar las tormentas y llegar a nuevos puertos para ser dis-tinto de cómo era al principio.

Solo disponemos de una vida y, cuando te das cuenta de que el tiempo pasa —tempus fugit—, cada día es siempre un buen día para cambiar y para volver a escribir tu historia y vivirla plenamente.

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Espero que este libro te inspire y te ayude a orientar y a mejo-rar tu existencia.

Comienza el viaje para reinventarte, descubrirte a ti mis-mo y gozar de plena salud. Te invito a zarpar juntos hacia nue-vas aguas de conciencia.

Cíngulo

anterior

Cuerpo

estriado

Corteza

prefrontal

Núcleo

accumbens

Hipotálamo

Hipófisis

Amígdala

Tronco

encefálico

Hipocampo

Cerebelo

ATV

Área

tegmental

ventral

TÁLAMO

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el cociente emocional: la mejor medicina para reducir el estrés y tener equilibrio interior

1. El cociente emocional: la mejor medicina para reducir el estrés y tener equilibrio interior

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Lo que el corazón sabe hoy, la cabeza lo entenderá mañana.

séneca

Desde pequeña, mi casa era un vaivén de amigos que me pe-dían consejos, los ponían en práctica y obtenían buenos resul-tados. Aquella dinámica me llevó a plantearme preguntas so-bre la mente, el cuerpo, la felicidad, el dolor, el amor, lo que causa el bienestar físico y mental, etc., pero mi mayor interés fue, y es, el área de las emociones. Siempre me he preguntado hasta qué punto son importantes las emociones para nuestra serenidad personal. Durante mucho tiempo hubo una pregun-ta que me repetía constantemente: «¿Qué es lo más importan-te, el cuerpo o la mente?». «¿Quién tiene razón, el corazón o la razón?». «¿Un abrazo es físico o psíquico?».

¿Y tú qué responderías?

Si eres una persona racional, estoy prácticamente segura de que tu respuesta es la mente. En cambio, si eres una perso-na emocional y sensible podría adivinar que tu respuesta es el cuerpo.

Presa de estas cuestiones existenciales y del amor por mi profesión, me he formado en neurociencia y psicofisiología clínica. Me licencié con una tesis en Neurociencias con la pro-fesora Maria Casagrande y me formé con uno de mis mejo-res maestros, Vezio Ruggieri: un médico, psicólogo y profesor de gran humanidad que enseñaba en la Facultad de Psicología de la UniversidadSapienza,en Roma. Después de muchos años

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de carrera, uno de los conceptos básicos que he podido com-probar es que la relación mente-cuerpo es continua. Mente y corazón no son dos mundos separados como suele pensarse con ingenuidad.

El gran psicólogo Daniel Goleman y los más grandes neu-rocientíficos en la materia, como Eric Richard Kandel, Anto-nio Damasio y Richard Davidson, han confirmado a través de sus investigaciones que las emociones desempeñan un papel fundamental en nuestras decisiones e influyen en nuestra sa-lud mental y física. Daniel Goleman descubrió que puedes tener todas las titulaciones del mundo y una gran posición laboral y social, pero, si no sigues y cultivas tu inteligencia emocional, la posibilidad de no alcanzar el bienestar perso-nal, relacional, de pareja y social es muy alta. Y esto es algo que veo a diario en mi actividad clínica.

El cociente emocional (CE) indica el grado de felicidad y éxito que podemos alcanzar en nuestra vida. Es el concepto principal que intento transmitir a mis pacientes. Cuando si-gues tu intuición y escuchas tu cuerpo, las decisiones que tomas son las correctas. De hecho, el primer paso para sen-tirte bien es reconocer tus emociones y saber lo que te dicen. Las emociones te alertan de tu estado interno y te ayudan a actuar. Son tu luz interior. Cuando las escuchas, puedes aprender a gestionarlas y vivir una vida consciente, plena y satisfactoria.

El cociente emocional (CE) se define como la capacidad de reconocer las propias emociones, gestionarlas, pensar con más claridad y luego pasar a la acción. Las personas con un alto cociente emocional pueden afrontar situaciones difí-ciles con más calma y aprender de ellas. Son optimistas, se recuperan con más facilidad que las demás, tienen confianza en sí mismas, poseen una autoestima elevada, son coheren-tes e íntegras, mantienen relaciones sanas, son capaces de dar y recibir, tienen sentido del humor y son proactivas, flexibles y tolerantes.

el cociente emocional

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Otro aspecto importante y vinculado al cociente emocio-nal (CE) es que este tipo de personas pueden identificar sus propias emociones, gestionarlas y utilizarlas como brújulas. A su vez, también son capaces de comprender el estado emo-cional de otros y no descargar de manera inconsciente sus si-tuaciones personales en los demás.

Todo esto supone una gran ventaja en la vida de una per-sona, porque puede tener muy buenas relaciones, amistades y destacar en el trabajo. En definitiva, puede tener una mejor calidad de vida y salud.

Y es muy común que una persona con un alto cociente intelectual no tenga éxito en la vida. Los estudios de Goleman y la experiencia clínica demuestran que las personas que sa-can buenas notas no siempre logran una buena realización personal y relacional. Por otra parte, las personas con un CE alto que no van bien en la escuela obtienen resultados sorpren-dentes en su vida profesional y privada.

¿SABÍAS QUE...?

El escritor Daniel Pennac tardó un año en aprender el alfabeto francés. Le costó mucho tiempo entender y recordar las letras del abecedario debido a la rígida educación que recibió de su familia y en la escuela. A pesar de que lo llamaban «burro», un profesor que creyó en él —un tutor dotado de una gran inteligencia emocional— lo animó a escribir su primera novela, y su vida cambió por completo. Empezó a creer en sí mismo y a tener una mayor autoestima, hasta el punto de que actual-mente Pennac es reconocido como uno de los escritores más prestigio-sos del mundo. Pero lo más loable es que se convirtió en profesor para que sus alumnos no tuvieran que pasar por lo mismo que él, y así se evita-ran sufrimientos y reafirmaran su confianza en sí mismos. Un maravillo-so ejemplo de resiliencia, superación personal y empatía para las gene-raciones futuras.

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El cociente emocional se adquiere en la cultura en la que has crecido y en tu familia de origen. Por lo que concierne a la sociedad, la locura cartesiana es inherente a cada rincón de nuestra existencia. Hemos crecido con la idea de que debemos mantener nuestras emociones a raya, separar la emoción de la razón, no dejar que estas nos superen. Sin embargo, hoy en día es evidente, desde el punto de vista neurocientífico, que no hay ninguna decisión que no implique un componente emo-cional. De hecho, las emociones dirigen la atención, motivan, guían el pensamiento e impulsan la acción.

Imaginemos el daño que ha hecho el cogito ergo sum (pien-so, luego existo)durante todo el tiempo que su influencia ha imperado en el imaginario colectivo. Nos han inculcado que debemos exaltar la razón, como si existiera una supremacía de la razón sobre la emoción. Hemos crecido reprimiendo las emociones y negándoles el espacio y la atención que se mere-cen. Desde aproximadamente 1637hasta la década de 1990, el error magistral de Descartes ha constituido la piedra angular del racionalismo occidental. Se pensaba que la única forma de alcanzar el conocimiento era a través de la lógica. Y así fue, hasta que en la década de 1990un grupo de investigadores re-volucionarios descubrió este extraordinario concepto: la inteli-gencia del cuerpo y del corazón, que dio un giro a todo el pen-samiento cartesiano. ¡Cuántos siglos y vidas desperdiciadas por haber separado la res cogitans y la res extensa! Dichocon otras palabras, por haber promovido el pensamiento reductivo de separación entre cuerpo y mente, entre pensar y sentir.

En una sociedad en la que te han educado para no llorar, para no enfadarte, para censurar e ignorar tus emociones, los problemas a la hora de afrontar cualquier emoción, relación o situación difícil están asegurados. Y no solo ocurre con los problemas relacionales, sino también con los físicos y psicoló-gicos. Ahora sabemos que la sociedad podría ser feliz si se incentivara la gestión emocional desde la infancia y en todos los ámbitos.

el cociente emocional

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Y esa es la labor a la que me entrego con pasión cada día en mi actividad profesional. Los años de la pandemia así nos lo han demostrado. Las personas que disponen de herramien-tas de gestión emocional son capaces de afrontar una situa-ción de incertidumbre y miedo con más serenidad. Los demás, desafortunadamente, han sucumbido a una sobreinformación que les ha provocado verdaderos trastornos emocionales, ali-menticios, de sueño, de atención, de ansiedad, de depresión, etc. En 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS), definió la salud como «el estado completo de bienestar físico, mental y social».

En nuestra salud y en nuestras enfermedades intervienen aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Los tres factores son igual de importantes para el tratamiento y la prevención de cualquier enfermedad física y psicológica. La perspectiva biopsicosocial considera la salud y la enfermedad como un continuum en el que influyen aspectos biológicos (virus y bac-terias), psicológicos (emociones, pensamientos y conductas) y sociales (la red de apoyo, la economía, la familia, la comuni-dad, etc.) que debemos tener muy en cuenta. A la luz de todo ello, es importante adoptar un enfoque integrador a la hora de tratar el tema del bienestar, la salud y la felicidad personal y colectiva.

Mi método TIE —la Terapia Integradora Estratégica—, proporciona herramientas para ser más conscientes de nues-tras emociones, aprender a cabalgarlas, ganar libertad emo-cional, gozar de bienestar psicofísico —dejándonos llevar por la inteligencia del corazón— y ser felices, tal como entendían la felicidad los antiguos griegos.

La educación emocional se forma durante los primeros años de vida en la familia de origen. Si tus padres te dejaron expresar tus emociones en casa, te tranquilizaron y te ayudaron a llevar a cabo una gestión emocional sana, entonces adquiriste esa va-liosa habilidad consistente en saber escucharlas, no responder impulsivamente y así poder reaccionar mejor ante cualquier

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situación o relación que perturbase tu equilibrio interior. Si, por el contrario, tus padres inhibieron tus emociones, no te permitieron expresarlas ni gestionarlas, con toda seguridad tuviste que arreglártelas como mejor pudiste, con consecuen-cias subóptimas para tu existencia. No olvidemos que los ni-ños aprenden imitando a sus padres.

Pero tengo buenas noticias: podemos aprender a gestionar nuestras emociones con mi método TIE a cualquier edad. En este libro encontrarás los recursos para iniciar el camino del cambio gracias a las pautas que aplico a diario con mis pa-cientes.

Y, hablando de la inteligencia de las emociones, ¿sabías que en solo 33milisegundos tu amígdala —donde se encuen-tra el centro emocional del cerebro— es capaz de procesar información de manera inconsciente? La intuición se presenta a través de las sensaciones físicas y de las emociones. Los ner-vios que rodean el estómago y los centros emocionales del cerebro existen desde hace más tiempo que las áreas relacio-nadas con el lenguaje. Así que la reacción de tu cuerpo es más fiable que tu intelecto a la hora de tomar una decisión. De ahí la frase «ve adonde te lleve el corazón».

La amígdala forma parte de nuestro antiguo cerebro, el reptiliano o Sistema Nervioso Autónomo (SNA). Cuando se producen estímulos externos o internos que perturban la ho-meostasis del cuerpo, la amígdala reacciona rápidamente. De hecho, esto guarda relación con nuestra supervivencia. Nos avisa de los cambios percibidos y activa el sistema de respues-ta para atacar o huir del peligro inminente.

La amígdala tiene el tamaño de una nuez, y está conectada en todo momento con el cerebro más reciente, el neocórtex o Sistema Nervioso Central (SNC). ¡Es tan pequeña y tiene una función tan grande!

el cociente emocional

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Desde los músculos y las vísceras, la información se transmite a la amígdala que, a su vez, la envía al neocórtex. A partir de ese momento, juntos deciden qué hacer y pasan a la acción. No hay ninguna decisión que no esté condicionada por la emoción. Por tanto, podemos decir que primero existe la emo-ción y luego interviene la mente consciente con el análisis de esa emoción y la posterior toma de acción. La emoción siem-pre está presente en este proceso. Si cuidas tus emociones y escuchas tu intuición, puedes tomar buenas decisiones.

No es de extrañar que, cuando conocemos a alguien, diga-mos si nos gusta o nos desagrada, o que tengamos sensaciones que nos alerten. Es nuestra pequeña gran nuez, la amígdala, la que nos avisa en apenas unos milisegundos. Sería peligroso barrer esta intuición milenaria y tratar de entender esa señal a través de la razón. El espía, la señal de la inteligencia emocio-nal, está ahí para ayudarnos, no para que nos evadamos; for-ma parte de la estrategia de supervivencia. La emoción viene a salvarnos, y es más rápida que la razón. Pese a ello, en mi consulta me encuentro a menudo con personas que no escu-chan su intuición y pagan el precio de reprimir sus instintos, tomando decisiones poco acertadas. Una frase que resume este mensaje y que utilizo en terapia es:

Inhibir tus emociones es como tener una bala perdida en tu cuerpo.

Las emociones primarias son muy rápidas, funcionan por sí solas y no hay que pensar en ellas. Son reacciones adaptativas y neurofisiológicas. Te avisan de si una persona o situación es buena o no para ti. Así que, si sientes cierta tensión en tu cuerpo, es que algo no anda bien.

Recuerdo el caso de Flora, una soprano italiana que se trasladó a Barcelona para perfeccionar sus estudios de canto

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lírico en el Conservatorio del Liceu. Era una chica joven, alta, rubia y con la característica elegancia del estilo Versace. Acu-dió a mi clínica porque no sabía si seguir con su novio, con el que llevaba un año de relación, o dejarlo porque había empe-zado a notar en él un comportamiento controlador. El hom-bre, con el tiempo, se había transformado. De la etapa inicial de enamoramiento, durante la cual se mostraba muy atento, amable y generoso, había pasado a la fase de controlador ma-níaco. Controlaba cómo se vestía, cómo se maquillaba, si había ordenado la casa exactamente como él quería o a qué hora re-gresaba. Incluso cuestionaba que el trabajo que ella había aceptado fuera digno de su posición social, porque él era un conocido periodista barcelonés y no quería causar mala im-presión en sus círculos de intelectuales. Aquel hombre era una especie de doctor Jekyll y Mr. Hyde. Después de seducirla con su love bombing, mostró su verdadera cara. Pero, para enton-ces, Flora se había enamorado y había caído en una especie de red tóxica que le cortaba las alas.

Al escuchar su caso, recordé la película de Joseph Ruben titulada Durmiendo con su enemigo,que protagonizó Julia Roberts. En el film, Martin, su rico marido, sufría Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y controlaba obsesivamente a su mujer.

El caso es que Flora no se decidía a dejar a su pareja porque no escuchaba su corazón. Intentaba racionalizar los aconteci-mientos como algo de lo que quizás ella era culpable. Y cuan-do le pregunté qué había sentido al conocerle, fue incapaz de recordarlo. Para ayudarla, le propuse cerrar los ojos, poner la mano sobre el corazón y visualizar el primer encuentro. Y, de repente, recordó que se había sentido a disgusto cuando él la acogió en su casa como invitada y le había despertado senti-mientos negativos. De hecho, en el mismo rellano le había recitado todas las normas de la casa y, de no haber aceptado aquellas locuras maniáticas, la habría echado del lugar, vién-dose sola y en la calle, a la una de la madrugada.

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Aunque en los días siguientes el hombre se mostró amoroso, enseñándole la ciudad como el hombre culto que era y sedu-ciéndola con buenas palabras y regalos por doquier. Así que ella pensó que solo había tenido un mal momento en el primer encuentro. Pero realmente se trataba de un encantador de ser-pientes, como el protagonista de la película. Tras el periodo de conquista, el hombre pasó por tantos malos momentos que Flora empezó a dudar de sí misma. Se volvió insegura y su au-toestima cayó en picado. Al recordar aquel suceso, el corazón de Flora se aceleró como entonces: empezó a sudar, sintió an-siedad, sus pupilas se dilataron y experimentó el impulso de salir corriendo, como en el primer encuentro. Aquel primer día su amígdala le estaba diciendo algo, pero la había ignorado.

Tras escucharla, le pedí que tomara la decisión con el cora-zón y no con la mente, porque su mente le había jugado una mala pasada justificando comportamientos injustificables. En unas pocas sesiones realizando el ejercicio de poner la mano sobre el corazón, decidió dejar aquella relación abusiva y tomó las riendas de su vida, navegando hacia nuevos horizon-tes. Esta vez fue ella quien se fue de la casa, sin que él la inci-tara con manipulaciones. Fue Flora la que decidió dar un por-tazo y rehacer su vida sabiendo que nadie más podría volver a maltratarla como aquel individuo. De hecho, solo tenía veintiséis años cuando le conoció y él diez años más. Por tan-to, se había aprovechado de su inexperiencia, su ingenuidad y su condición de extranjera.

Actualmente, Flora es una reconocida soprano que ha re-cuperado su autoestima, cree en sí misma, y ha aprendido a identificar a los abusadores narcisistas. En una carta reciente que me envió con el siguiente encabezamiento: «Gracias por ayudarme a reenviar el paquete de queso a su casa con su ma-dre», escribió que sentía que estaba ante la oportunidad de tener una segunda vida.

La frase de la carta que más me conmovió fue la siguiente: «Gracias por recordarme que “Panta Rei”, como decía Herá-

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clito, mi querida Monia, no se muere de amor, se muere por intentar retener a quien no te quiere y te quita energía vital, se muere no siguiendo el propio instinto. Así que la vida sigue y avanza... Espero volver a verte algún día en uno de mis con-ciertos en el Liceu... Un gran abrazo como los que tú das».

Y así fue como Flora volvió a volar libre por el cielo, como una poderosa águila que se deja llevar por sus corazonadas.

Solo cuando te das cuenta de que tienes una vida,

puedes vivir plenamente cada momento presente.

Si analizamos lo que le ocurrió a Flora en su primer encuentro con su novio, veremos que se activó su sistema nervioso sim-pático, que está relacionado con el sistema de supervivencia que he mencionado anteriormente.

El sistema simpático se activa cuando nos encontramos en una situación difícil en la que solo queremos atacar o huir. Esta reacción de nuestro sistema nervioso autónomo es ances-tral y se formó en nuestros antepasados para escapar de peli-gros reales como la presencia de un depredador. Ante tales peligros la amígdala grita: «¡Sálvese quien pueda!». O «¡Aca-ba con él!».

Ya no estamos en el paleolítico y, sin embargo, este meca-nismo sigue avisándonos de algún peligro o situación incierta, activando ciertas emociones para informarnos y protegernos. Pero como no existe ningún animal prehistórico que pueda vulnerar nuestra supervivencia, no corremos ni queremos ata-car a nadie.

Cuando esto sucede, nuestro sistema simpático se activa: las pupilas se dilatan, el ritmo cardíaco aumenta, la respira-ción se vuelve entrecortada, los músculos se contraen y el flu-jo sanguíneo se concentra en las extremidades del cuerpo para poder escapar. Se trata de un estado de alarma que, cuando se

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prolonga en el tiempo, puede generar multitud de trastornos físicos y mentales. De hecho, cuando se estimula el sistema simpático durante un tiempo excesivo, se produce cortisol tó-xico, que puede afectar al sistema inmunológico, el sistema endocrino relacionado con las alteraciones de la respuesta in-flamatoria del organismo, y generar trastornos psicológicos y del comportamiento.

Cuando dejas de prestar atención a las señales de tu cuer-po, la situación puede complicarse. Pero cuando las escuchas, el cuerpo vuelve a la homeostasis y el sistema parasimpático, que es el encargado de devolver todo a un estado de equilibrio interior, se activa. El ritmo cardíaco disminuye, la respiración se hace más profunda, la circulación sanguínea se normaliza y los músculos se relajan. Cuando vuelves a esta armonía in-terior, el estrés desaparece, tus células y tejidos se regeneran y tienes una mejor calidad de vida.

Por eso, en cuanto una persona sufre un ataque de ansie-dad, es importante centrarse en la reacción física y no en el pensamiento. Las emociones son movimientos internos que te informan, te ayudan y te protegen.

Sentir cura.

La mejor manera de calmarte es respirar profundamente, con-centrarte en el diafragma y no hacer caso a los pensamientos engañosos que te dicen que vas a morir o que hacen que te preocupes por algo que solo está en tu mente que miente.

Es más fácil cambiar tu estado mental si cambias tu cuer-po. Si empiezas a cambiar tu manera de moverte y respiras con más calma, podrás sentirte mejor. El mensaje que le das a tu cerebro es que estás tranquilo. Cuando respiras rápido, activas tu sistema de estrés y la producción de cortisol, que no es saludable para tu cuerpo y tu psique. Pero cuando empie-

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zas a respirar más profundamente, este estrés se puede dete-ner, activando el sistema parasimpático, que ayuda al cuerpo a volver a un estado de quietud.

Las emociones te dicen: «Detente, escúchame, mira lo que pasa y actúa». La mente consciente interviene después. Es de-cir, justo al revés de lo que decían Descartes y los primeros psicólogos cognitivistas en la década de 1960.

Piensan mucho algunos para errarlo todo después, y otros lo acier-tantodo sin pensarlo antes.

baltasar gracián

• Carl rogers: el poder de convertirte en ti mismo •

Carl Rogers fue uno de los psicoterapeutas más presti-giosos del mundo. Un día, cuando estudiaba en la facul-tad de Agricultura, y estando en casa de su padre, se dio cuenta casualmente de que unas patatas de la bodega habían desarrollado vástagos que crecían en dirección a la luz. A partir de aquella observación, empezó a estu-diar el fenómeno y descubrió que todos los organismos vivos se orientan hacia la luz y tienen un potencial inna-to que se puede realizar a pesar de las adversidades de la vida. Inteligentemente, trasladó su conocimiento a los seres humanos y llamó a este potencial intrínseco de la naturaleza el «yo organísmico». El «yo organísmico» nos hace reconectar con nuestros recursos y avanzar ha-cia la salud gracias a su gran poder reparador. Así pues, si no podemos hacerlo solos, podemos pedir ayuda a un especialista para encontrar nuestro verdadero yo y avan-zar hacia la luz. ¿Estás preparado para el viaje?

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Muchos de mis pacientes, cuando vienen por primera vez a la consulta, me dicen: «No sé lo que me pasa». Y lo hacen por-que no tienen conciencia emocional, que es la raíz de todos los trastornos psicofisiológicos. Cuando terminan la terapia suelen tener un discurso muy distinto: «Sé lo que me pasa y cómo afrontarlo. He tomado conciencia al respecto, no pue-do dejar de sentir y al mismo tiempo puedo manejarlo de la mejor manera posible, con el corazón».

Las emociones son tu brújula interior.

Así que, cuando quieras tomar una decisión vital, fíjate en lo que te dice tu cuerpo, en si está tenso o relajado. Puede darte pistas importantes. Las emociones son como un soplo de vien-to, como olas de mar o nubes en el cielo que cambian de color y nos muestran su maravilla. Son nuestras aliadas. Sentirlas nos protege de las amenazas y nos empuja hacia lo que nos da bienestar. Si las escuchas, aunque algunas te incomoden, se-rán las brújulas que te ayuden a tomar las decisiones correctas en la vida. Son la famosa intuición o el sexto sentido al que deberíamos prestar más atención en lugar de reprimirlo. En el momento en que las inhibes, los problemas están asegurados.

Tenemos un sistema emocional perfecto que nos ayuda en todas las situaciones de la vida y tenemos emociones univer-sales que nos guían para alcanzar una vida plena y feliz.

Jules Michelet, en su ensayo La sorcièrede 1862, escribió la siguiente frase: «La bruja es el único médico del pueblo desde hace mil años». ¡Cuánto sabían las supuestas brujas de Jules Michelet, al seguir sus intuiciones!

Así que continuemos con el emocionante viaje de conver-tirnos en nuestro mejor y más sabio intuitivo interior.

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A RECORDAR

• Las emociones son faros que desempeñan un papel im-portante en el bienestar físico y psicológico de las perso-nas y la sociedad.

• La separación cartesiana entre razón y emoción, que fue influyente desde el siglo xvii hasta la década de 1990, ha sido refutada por destacados investigadores como Kandel, Damasio, Davidson y Goleman. Todos ellos han descubierto que la emoción está siempre presente en nuestras decisiones, siendo un predictor de la felicidad del individuo.

• Una persona con un alto cociente intelectual no necesa-riamente tendrá éxito en la vida. La inteligencia emocio-nal garantiza la calidad de vida física, psicológica y rela-cional. En definitiva, el éxito en la vida.

• La felicidad y el bienestar físico, psicológico y relacional de-penden de lo bien que cultives tu cociente emocional (CE).

• El CE se aprende en la familia de origen, la sociedad y la cultura. Si no has tenido modelos para entrenar tu CE puedes empezar por mejorar tu potencial emotivo, acep-tando las emociones, reconociéndolas y aplicando mi método TIE.

• Las emociones son tu sexto sentido; son la intuición del corazón que puede llevarte a tomar las decisiones más sabias e importantes de tu vida.

• Las emociones se manifiestan en el cuerpo con mecanis-mos automáticos del sistema nervioso autónomo (SNA), y luego pasan a una dimensión más consciente con me-canismos del sistema nervioso central (SNC).

¿Estás preparado para iniciar el cambio hacia la eudaimonía, el camino de la felicidad y la transformación personal?

Si estás preparado, aquí tienes el primer ejercicio de mi método TIE, que suelo aplicar con mis pacientes y alumnos.

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EJERCICIO. Para desarrollar la intuición emocional

1.Si no sabes reconocer tus necesidades y has perdido la cone-xión con tu intuición y tu corazón, siempre puedes reconectarte con él. Las emociones no han desaparecido, están presentes en ti. Así que reconecta con tu cuerpo: escucha los latidos de tu corazón, tu respi-ración, observa las tensiones en tu cuerpo, en tu vientre, en tu pe-cho, en tu garganta y en tus manos.

¿Qué te dicen? Trata de entender el significado de su mensaje.

Cierra los ojos, pon la mano sobre el corazón, respira profunda-mente y, si tienes que tomar una decisión, escucha lo que te dice tu corazón. ¿Se acelera? ¿Se calma? ¿Y tus manos? ¿Sudan? ¿O no?

Si tu corazón se acelera y te pones nervioso, te está diciendo que ese no es tu camino. Si se calma, la respuesta es positiva.

Cada vez que te hagas una pregunta poniendo la mano en el co-razón, podrás conectar con tus emociones y descubrirás si sientes cierta ansiedad, calma o alegría interior.

Cultiva esta conexión con tus emociones, son esenciales para tu bienestar y felicidad.

2.Si no puedes escuchar tus emociones y tienes miedo de oír lo que te dicen, haz este otro ejercicio.

Asocia semáforos rojos y verdes en función de la pregunta que estés respondiendo. Si visualizas el color rojo, significa que la res-puesta es no. Si visualizas el color verde, la respuesta es sí. Puedes aplicar este pequeño ejercicio de conciencia en todos los ámbitos de tu vida. Si quieres estar con alguien, trabajar, cambiar de ciudad... No es magia, es inteligencia emocional.

Enseño a mis pacientes a practicarlo todos los días, y sus vidas suelen dar un giro de ciento ochenta grados para mejor.

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consejo de oro

Confía en tu cerebro emocional: es el más grande tesoro que tienes para ser feliz y vivir con eudaimonía. Tu cerebro emo-cional es tu brújula interior para tomar decisiones acertadas. Cuando dudes, escucha tu intuición. Siempre te llevará por el camino más adecuado para ti.

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la armonía emocional: el pilar del bienestar individual, relacional y social

2. La armonía emocional: el pilar del bienestar individual, relacional y social

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No olvidemos que las pequeñas emociones son las capitanas de nues-tras vidas, y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta.

vincent van gogh

Como psicóloga, sé que las aflicciones de la mayoría de las personas están conectadas con la censura y la represión de las emociones. Las personas capaces de seguir a su corazón pueden dar un vuelco a sus vidas, y en consecuencia mejorar-las y disfrutarlas en plenitud.

Las emociones reprimidas, inhibidas y silenciadas son la raíz de todos los problemas psicológicos y físicos de las perso-nas que acuden a mi consulta. Cada emoción inhibida se ins-cribe en el cuerpo en forma de dolor físico y psicológico. No es casualidad que la gente diga: «Tengo un nudo en el estóma-go», «Tengo el corazón roto», etc.

Frases hechas como «tener un nudo en el estómago» refle-jan los movimientos emocionales que solemos silenciar. Todos los dolores relacionados con las emociones se manifiestan para hablarte y comunicarte algo realmente importante. Cuanto más los ignoras, mayor es la posibilidad de aumentar tu nivel de estrés o de desarrollar enfermedades físicas como la ansiedad, la depresión, los trastornos psicosomáticos, el insomnio, la gas-tritis, etc. ¡Pero tengo buenas noticias para ti! Tú mismo pue-des revertir este proceso de deterioro y desequilibrio psicofi-siológico tan frecuente en la sociedad occidental.

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¿Cómo? Reconectando con el cuerpo y las emociones y reali-zando ejercicios efectivos para el cuerpo y la mente.

Saber cómo te sientes en el