UNA CORDILLERA COMO ESPINA DORSAL - Alfonsina Storni - E-Book

UNA CORDILLERA COMO ESPINA DORSAL E-Book

Alfonsina Storni

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Beschreibung

Estos versos son volcanes en erupción, expresiones de un fuego interior que arde con la pasión y la intensidad de las raíces latinoamericanas. Esta antología poética propone una lectura sobre América Latina, ubicando sus latitudes en las profundidades de nuestra anatomía y mostrándonos el cuerpo geográfico que habitamos y compartimos por virtud de una lengua sentimental que recorre ríos, montañas, volcanes y cada rincón de nuestros países, y que nos hermana desde la cuna. Es casi como si viéramos por la ventana del vecino y nos conmoviéramos por sentirnos exactamente como él. Versos que dibujan un relieve del sistema nervioso, que usan la poesía para formar y extraer la equivalencia entre la visceralidad humana y la tierra que le permite la flor a la semilla. Desde las letras de enormes voces de la primera parte del siglo XX, como las de Sor Juana Inés de la Cruz, Cesar Vallejo, Delmira Agustini, José asunción Silva, Alfonsina Storni, Concha Urquiza, Vicente Huidobro, y otras propias de enormes robles poéticos que también han crecido dentro de nosotros.

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Colección Arteria Mestiza

Título original: Una cordillera como espina dorsal

HISTORIA DE LA PUBLICACIÓN:

Desde 1665, con la publicación de Sor Juana Inés de la Cruz, hasta 1931 con la publicación de Altazor de Vicente Huidobro, recogemos 300 años del inicio de la poesía latinoamericana.

Editado por: ©️Calixta Editores S.A.S

E-mail: [email protected]

Teléfono: (571) 3476648

Web: www.calixtaeditores.com

ISBN: 978-628-7631-94-6

Editor en jefe: María Fernanda Medrano Prado

Coordinadores de la colección: Luis Enrique Izquierdo y Diego Santamaría García

Selección y edición: Diego Santamaría García

Prólogo: Diego Santamaría García

Corrección de estilo: María Fernanda Medrano

Maqueta e ilustración de cubierta: Martín López Lesmes @martinpaint

Diseño y diagramación: David A. Avendaño @art.davidrolea

Fotografías internas: Brambila. Acuarela, 1794, Archivo Nacional de Chile.

Primera edición: Colombia 202

Impreso en Colombia – Printed in Colombia

Todos los derechos reservados:

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño e ilustración

de la cubierta ni las ilustraciones internas, puede ser reproducida,

almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya

sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia,

sin previo aviso del editor.

Ya lo estoy queriendo,ya me estoy volviendo canción,Barro tal vez.Y es que esta es mi corteza donde el hacha golpearádonde el río secará para callar.

Luis Alberto Spinetta

Prólogo

Una cordillera como espina dorsal, un sol debajo de cada ceja, la falda de la montaña indica que hay unas piernas, el gran cañón se siente en medio de las entrañas, como cuando se está abismado, que el agujero en el pecho nos toca hasta los subsuelos. El relieve del cuerpo, tanto como la corporalidad de la tierra han sido motivo y materia en la forma latinoamericana de escribir poesía. Al menos ha sido estructura fundamental en mi forma de leerla y comprenderla, como un suceso de la lengua que abarca las inmensas dimensiones de un paisaje infinito, mientras se encarga de ir más allá, creando desde el lenguaje inmensidades independientes y cuerpos paralelos a la naturaleza. He comprendido desde Artaud, que la función del arte es generar condiciones que potencian la realidad, que la hacen experiencia sensible del espectador a un nivel de erizamiento de los sentidos que la realidad no consigue. Atahualpa Yupanqui nos dijo que la canción provenía de un hombre viendo el paisaje, brindándole cada cual a su manera una exactitud que lograra representar las circunstancias de tiempo, modo y lugar. Este diálogo, entre posibilidades infinitas de la poesía: la representación del paisaje, la naturaleza, la tradición, la forma y el destino, contrastado con los movimientos de la vanguardia, las corrientes disruptivas de la forma y la tradición, con la idea de la poesía como una herramienta de creación y no de descripción y la búsqueda de un nuevo cuerpo con sus propias lógicas, ha sido el diálogo de la poesía latinoamericana, con intensidad en la primera mitad del siglo XX.

Este libro pretende ofrecer lecturas sobre nuestras identidades poéticas, diálogos entre las tendencias creativas propias de cada pueblo, rastreos de nuestras formas melodramáticas y sacramentos amorosos, comprensiones con múltiples significados sobre las latitudes que nos ubican en el planeta y su directa relación con las latitudes o latidos que proveen a nuestra Arteria Mestiza. Los poemas de esta antología provienen de las primeras tierras fecundas en nuestra literatura, pues en aras independentistas, los fenómenos culturales e intelectuales de nuestros países darían muestras genuinas en movimientos y vanguardias como el modernismo con la aparición de Rubén Darío, cuya obra era la representación y en ella la belleza, el arte por el arte, con símbolos como el cisne, la princesa, el escapismo y el color azul, que es fundamental en nuestra poesía, pues más allá de ser el título del más importante libro de este autor nicaragüense, ha sido el tono simbólico que ha ido destiñendo o aclarando en distintos matices, formas y cuerpos poéticos, hasta convertirse en el «atentado celeste» de Huidobro, que representa una postura que procura con la poesía trascender en nuevas exploraciones que superen la belleza y la representación. El chileno es el máximo exponente del creacionismo, un movimiento de vanguardia que propone el uso de la lengua para la generación de mundos nuevos, extranaturales, utilizando la poesía como herramienta en la fundación de ideas nuevas a través del absurdo, la ruptura de la forma, la búsqueda de lo impensado y el azar. Esta antología procura dar cuenta de esta conversación versada, mostrando su mestizaje en detalle, con los temas fundamentales que atraviesan nuestra forma de ser, como el romanticismo que ha sustentado nuestras letras, el amor en su intensidad por fulgor o por ausencia, el sentido de la vida y el velo de la muerte. Estos poemas se ubican en una época clave de nuestra literatura en la que no solo se plantaron las semillas de los frondosos árboles poéticos que hoy nos cubren, sino que también se descubren las raíces que mantienen nuestros corazones aferrados a esta forma de sentir la tierra, a esta emocionalidad que nos define, porque siempre tiene en nosotros la última palabra.

Me dijo Roberto Burgos Cantor, en los pasillos de la Universidad Central, que la literatura es una ciencia peregrina, pues brinda su saber en movimiento a cada pueblo creativo que visita. Así, esta selección de poemas, que se fue formando en diálogo por consecuencia cronológica del pensamiento, por aquel otra vez a brindar con extraños y a llorar por los mismos dolores1 que resume bien la conducta de nuestro sistema nervioso-emotivo latinoamericano, y por la ayuda del criterio poético azaroso de nuestra lengua que, como la naturaleza sobre el asfalto, o el cuerpo que se repone de sus heridas, resulta imponiéndose mágicamente para completar el proceso artístico.

Para este libro inventé un radar emotivo que me permitía ubicar los poemas en donde me parecía que propiciaban una emoción que se pudiera ubicar en algún lugar del cuerpo. Así pude clasificarlos y organizar una ruta para guiar el recorrido corporizado de nuestro continente en un puñado de sus poesías. En estas páginas viajamos por la impresionante genialidad de Sor Juana, el hombre nostálgico en el taller moderno de Silva, que luego junta en solidaridad indígena con Dios magistralmente César Vallejo. Encontramos la reivindicación de la mujer en voz de Adela Zamudio, Concha Urquiza, Delmira Agustini o Soledad Acosta, el modernismo en Colombia con Porfirio Barba Jacob, el espíritu revolucionario transmitido gracias a las letras de José Martí o Juana Borrero, el rastro de la lengua en el habla de Candelario Obeso, o el borde del mar en la mente de Alfonsina. Todos estos poemas icónicos se encuentran en esta antología para dar cuenta de las realidades de nuestro continente hasta la primera mitad del siglo XX, para proponer conversaciones sobre el género y sus perspectivas en épocas de absoluta desigualdad, con la poesía como frente de resistencia y batalla; para exponer relaciones e identidades de nuestro territorio al juntar voces de Argentina, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Colombia, Uruguay, México, Perú, Chile y República Dominicana; y también para mostrar un contraste en la escritura de poesía, en plenas épocas de innovaciones de la forma, entrando y saliendo de la rima y el género lírico, saltando al verso libre, y el ritmo infinito que forma nuevos cuerpos visuales y sonoros del poema.

Las secciones de este libro responden a una organización del cuerpo y su relación metafórica con el continente. Insistiendo en ese diálogo que nos brinda esta Cordillera como espina dorsal. Teniendo así una primera parte con poemas que evocan, suceden o rozan los campos semánticos de la cabeza, el entendimiento, la cara de las cosas y el detonante creativo para orientar las poéticas, bajo el nombre de un hermoso verso de Sor Juana y la orientación de su obra: Poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas. Luego continuamos ese viaje a nuestros adentros, con la conciencia de que la poesía cuanto más íntima más universal, hacia el corazón y la sensación profunda que reúne ideas del amor, la impresión de la existencia hurgándonos la carne, la pirotecnia íntima del enamoramiento y la añoranza de un fuego de hogar en: Y acá en mi corazón hacer su nido. El recorrido por nuestros adentros prosigue con Se vio escapar un pájaro de su herida, con poemas en nuestras periferias, dando cuenta de la lengua animal en nuestra tradición poética, en nuestras pieles y cortezas, el borde, la frontera y el límite. Luego vamos hacia nuestras ramas, nuestro alcance con las extremidades, con el esfuerzo por estirarnos en el gran verso de Vallejo Casi toqué la parte de mi todo y me contuve. Como última selección tenemos poemas que dan cuenta de las afueras del ser, en el entorno y su representación, como un cuerpo que se excede con detonantes para nuevas naturalezas en Mi verso es un monte, y es un abanico de plumas.

Una cordillera como espina dorsal es un dispositivo que además de dar buena cuenta de la transformación de nuestra poesía, sirve para mostrar las distintas formas de crear que nos han traído hasta aquí, y nos presenta posibilidades didácticas para convertirlo en un libro de consulta de toda biblioteca, que también funciona para tentar al azar y hacerle preguntas fundamentales de nuestro destino al conocido ritual de la libromancia, en el cual basta con decir una pregunta abierta en voz alta, abrir el libro azarosamente y esperar que algún verso arroje el consejo sabio o respuesta definitiva. Para probar la cualidad del dispositivo como detonante, convoqué a mi hermano a escribir una canción en ocasión de esta antología. Ha compuesto el precioso bolero Raro de luna, que se puede disfrutar con un acceso en la última página de este libro.