Una red segura - Jessica Fern - E-Book

Una red segura E-Book

Jessica Fern

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Beschreibung

Este libro relaciona por primera vez la práctica de la no monogamia y la teoría del apego. La teoría del apego indaga en el tipo de relaciones que hemos tenido a lo largo de nuestra vida, especialmente durante la infancia, para tratar de entender nuestros patrones de comportamiento. Jessica Fern, lejos de patologizar a las personas no monógamas, adapta para ellas las herramientas de autoconocimiento y reparación que ofrece este modelo. Con traducción de Miguel Vagalume; y prólogo de Sandra Bravo.

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JESSICA FERN

UNA RED SEGURA

Apego, trauma y no monogamia consensuada

PRÓLOGO DE SANDRA BRAVO

TRADUCCIÓN DE MIGUEL VAGALUME

Jessica Fern, Una red segura. Apego, trauma y no monogamia consensuada. Editorial Continta Me Tienes, Madrid.

Primera edición: septiembre de 2022

Edición a cargo de Marina Beloki

320 pp., 21,5 x 14,5 cm.

Depósito legal versión papel: NA-1615-2022

ISBN versión papel: 978-84-19323-02-6

IBIC: VFVG

© Jessica Fern, 2020

© de esta edición: Continta Me Tienes

Polisecure. Attachment, Trauma and Consensual Nonmonogamy.

Publicado por Continta Me Tienes por acuerdo con Thorntree Press. Todos los derechos reservados.

© del prólogo: Sandra Bravo

© de la traducción: Miguel Vagalume

Maquetación: Marta Vega

Corrección: Sergio Herrero

Diseño de colección y portada: Marta Azparren

Colección La pasión de Mary Read, 38

Continta Me Tienes

C/ Belmonte de Tajo 55, 3º C

28019, Madrid

91 469 35 12

www.contintametienes.com

[email protected]

www.facebook.com/ContintaMeTienes

@Continta_mt

Dedicado de corazón a Chris Kaminskas (1961-2009)y a mi madrina, Maria Pusz (1947-2014).

Habéis sido el refugio y la base segura a los que debo mi resiliencia.

Índice

Prólogo a la edición en español

Prólogo de la edición original

Agradecimientos

Glosario

Introducción

PRIMERA PARTE

Resumen de la teoría del apego

Las diferentes dimensiones del apego

El modelo anidado de apego y trauma

SEGUNDA PARTE

No monogamia consensuada

Apego y no monogamia

La importancia del apego en la no monogamia consensuada (NMC)

TERCERA PARTE

Los fundamentos del poliamor seguro en tus relaciones

Los HEARTS del poliamor seguro

La S de HEARTS: El apego seguro con tu propio yo

Preguntas comunes y conclusiones

Conclusiones

Notas

Referencias

Cubierta

Índice

PrólogoNuestro estilo de apego (también) es político

Cada vez que recibo una llamada de un número desconocido temo que una voz robótica y con una cadencia teatralizada me diga:

Hola, buenos días, mi nombre es José Manuel. ¿Con quién tengo el gusto de hablar? ¿Podría usted contestarme a un breve cuestionario? Tan solo le llevará 5 minutos y es todo lo que necesitaré para mejorar el plan de vida amorosa que tiene usted actualmente contratado. Desde nuestra empresa le garantizamos que no podrá encontrar una oferta similar.

Le informamos de que, por su seguridad, esta llamada podría ser grabada y utilizada para ofertarle servicios de terapia, si lo creemos conveniente.

Antes de nada, ¿podría decirme quién es usted y qué quiere en esta vida, más concretamente en el plano amoroso y/o erótico-festivo? ¿Conoce usted sus límites personales o sabe al menos de qué le hablo al mencionarlos?

Elija entre una de las siguientes opciones: ¿monogamia o poliamor? Y, en caso de optar por este último, ¿jerárquico u horizontal? Ahora se lleva mucho la anarquía relacional, pero en estos momentos no la tenemos disponible.

Permítame que la orientación sexual e identidad de género se la configure por defecto. La cisheterosexualidad nunca pasa de moda y ahora la tenemos a un precio inigualable.

Dígame, en una escala del 1 al 10, ¿cuán tóxicas han sido sus relaciones amorosas hasta la fecha?, siendo 1 una puta mierda pinchada en un palo y 10 ni Disney lo hubiera imaginado mejor.

¡Ay, casi se me olvidaba! ¿Qué tal va usted de traumas de infancia, dramas familiares y apego inseguro?

No se preocupe, que no le robo más tiempo. Tan solo una pregunta sencilla para terminar: ¿qué tal su autoestima?

Imagino mi ansiedad al intentar responder aceleradamente a todo esto, sumada a la rabia de atender una llamada que acaba de frustrar mi intento de siesta, ese momento sagrado y glorioso en el que consigo desconectar del mundanal ruido, o sea, de la precariedad capitalista que me tiene sentada en un ordenador más horas al día de las que humanamente pueden ser recomendables para la salud.

Lo malo es que –simbólicamente– estas llamadas las recibimos casi a diario y no hay lista Robinson que valga para frenar el spam. El arte de amar parece algo digno de examen, que debamos aprender y performar sin fisuras para obtener mejor nota que la del vecino, y con una oferta inigualable de consejos y mandatos para hacerlo correctamente. Todo ello desde una lógica individualista, atravesada por un capitalismo salvaje dispuesto a vendernos cualquier cosa y que, de regalo y sin preguntar, nos enchufa una buena dosis de inseguridades, miedos y deberías que no sabemos cómo gestionar.

Ahora mismo tienes entre las manos Una red segura. Apego, trauma y no monogamia consensuada, de Jessica Fern. Podrías pensar que es otro de tantos manuales en los que te explicarán en qué consiste el poliamor y cómo practicarlo correctamente, decorado con alguna pincelada de apego, que ahora se lleva mucho hablar del tema. Afortunadamente, no es el caso. Jessica Fern ofrece aquí información clara y útil sobre la teoría del apego y su intersección con la no monogamia consensuada (NMC). Además, desde su bagaje profesional como psicoterapeuta, ofrece ejemplos útiles y cotidianos sobre cómo ciertas dinámicas no monógamas pueden retar nuestro apego, al tiempo que plantea cuestiones concretas para trabajar por un apego más seguro en nuestras relaciones. Lo que más me gusta de todo es que lo hace como una invitación, no como un dogma de fe ni como la receta mágica y universal que te garantiza no volver a sufrir un polidrama más en tu vida.

Lo más revolucionario de este libro es que por fin nos ofrece una perspectiva de la teoría del apego que mira más allá de la pareja monógama. Casi toda la información sobre este tema reviste un deje excesivamente academicista –y muchas veces complejo de descifrar– que parte de la familia tradicional para regresar nuevamente a ella. Es decir, a grandes rasgos se nos explica que, según cómo nos cuiden (o ignoren) papá y mamá, desarrollamos un estilo de apego principal que condicionará la relación con nuestra futura pareja monógama (y a poder ser heterosexual, que la cosa va de procrear como Dios manda para seguir transmitiendo el apego del linaje familiar).

Jessica Fern utiliza un lenguaje claro y directo –¡gracias!– y remarca ideas especialmente necesarias, como la interseccionalidad en la formación del apego, o sea, que nuestro estilo de apego no depende exclusivamente de les adultes de referencia en nuestra infancia, sino de nuestra salud física y mental, de nuestra situación socioeconómica, de las condiciones socioculturales de nuestro entorno o de las estructuras de poder que marcan nuestro día a día, especialmente supeditadas a los privilegios y opresiones que nos atraviesan.

El modelo anidado de apego y trauma que Fern desarrolla aquí me parece especialmente interesante y sanador para entender mejor la complejidad de nuestro apego y traumas. En él se tienen en cuenta –como un todo interrelacionado– la diversidad de factores que favorecen o dificultan nuestra capacidad de intimidad con otras personas. Estos factores son las peculiaridades de nuestra personalidad, de nuestras relaciones, de nuestro hogar, de nuestra comunidad y cultura local, de nuestra sociedad y del planeta en que habitamos. Atendiendo a todo ello podemos comprender mejor que, aunque tuviéramos una familia muy cuqui, quizá el color de nuestra piel, el tamaño de nuestro cuerpo y ser una mujer trans en un entorno tránsfobo tuvieron algo que ver con nuestra dificultad para vincularnos.

Tal como asegura Fern: aún no he encontrado a ninguna persona que, siendo abiertamente poliamorosa, no haya sufrido algún tipo de juicio, crítica, rechazo, discriminación o exclusión debido a su forma de vida o su orientación. Las experiencias varían mucho en cuanto a su gravedad e impacto, y la interseccionalidad de ser personas poliamorosas con otras formas de marginación no puede ser ignorada o minimizada. El modelo anidado de apego y trauma ofrece un marco para nombrar algunas de esas diferencias y las formas en las que tienen consecuencias en cada uno de los diferentes niveles. Sin duda, el poliamor acaba siendo también un terreno de juego mejor abonado para quien goza de mayores privilegios, como todo en esta vida.

Al hilo de esto, me pregunto: en los pocos discursos sobre salud mental que nos incluyen, ¿cuál es el sujeto no monógamo en el que se está pensando? ¿Estamos siendo capaces de traspasar la idea de blanquitud, occidentalidad, juventud o estatus social? ¿Vemos más allá de la trieja bien avenida que vive, consume y alimenta al sistema exactamente igual que sus vecinos monógamos? Ya que nos ponemos a incluir, intentemos no generar normatividades paralelas. (Spoiler: Jessica Fern no lo hace.)

Volviendo a su libro, me fascina el esfuerzo de la autora por remarcar que nuestro estilo de apego no nos define y que no somos un único estilo de apego, sino que desarrollamos uno u otro en función de con quién nos vinculamos e, incluso, de las diferentes etapas de una misma relación. Esto me parece particularmente relevante en una sociedad que tiende a diagnosticarlo todo (especialmente aquello que escapa a la definición de normalidad). De acuerdo con Fern:

Las etiquetas nos pueden anclar en la idea de que así soy, y así seré, para siempre. En lugar de vernos como alguien que debe luchar contra la ansiedad, nos vemos como la ansiedad misma. En lugar de vernos como alguien que lucha contra la depresión, nos vemos como la misma depresión. Así que, cuando leas sobre estilos de apego, por favor, identifícate con lo que te ayude, y por favor, sé consciente de no identificarte de una forma rígida ni hacerlo con otras personas. Somos algo más que los problemas a lo que nos enfrentamos.

Cuando hablamos de apego y trauma, tendemos a analizar al dedillo nuestra infancia para justificar todo lo que nuestras figuras adultas de referencia hicieron (u omitieron) por nosotres y cómo ello nos genera dificultades de muy diversa índole que nos condenan a gastarnos nuestro mísero sueldo en terapia. A partir de ese momento la tarea consiste en perseguir un apego seguro, aunque no tengamos muy claro cómo se consigue eso en un mundo desapegado e inseguro como el nuestro.

Es difícil estar presente y crecer en una relación cuando no podemos alimentarnos, pagar las facturas o acceder a una atención sanitaria básica, asegura Fern, y añade: Además de las formas en las que el capitalismo puede influir en quién queremos y cómo queremos, en terapia de parejas habitualmente soy testigo de cómo los valores patriarcales y los discursos de género eclipsan la conexión íntima y el apego. Sin lugar a dudas es importante preguntarnos qué margen de maniobra tenemos desde los márgenes para alcanzar apegos seguros y estar exentes de traumas con tanta LGTBIQAfobia, mononormatividad, machismo, racismo, capacitismo y otras tantas formas de opresión por ahí sueltas.

Al igual que la autoestima, el estilo de apego no es algo exclusivamente individual, sino estructural y político. Porque quien vive en un armario o está sometide a violencias de diversa índole, ¿cómo lo hace para vincularse de una forma medianamente decente? En este sentido, poner en valor el trauma colectivo de nuestro entorno –como hace Fern– es necesario para dejar de señalar al individuo como único culpable de todos sus males. Así pues, no es extraño que fenómenos globales como la esclavitud, guerras, hambrunas o la subyugación de la mujer condicionen nuestras relaciones interpersonales. Esa mirada hiperindividualista del querer es poder ignora que no todo el mundo puede de la misma manera, porque no contamos con las mismas herramientas ni partimos del mismo lugar.

La teoría del apego es tremendamente mononormativa, ya que muchas de las prácticas habituales de las personas no monógamas son interpretadas como características de apego inseguro. La literatura sobre teoría del apego afirma que vincularse en pareja es el prototipo del apego en la edad adulta, que las parejas necesitan crear una burbuja de pareja a su alrededor para garantizar su seguridad, y que tu pareja debe ser la única persona o persona principal de quien dependes emocionalmente. Me pregunto si esos criterios son sanos, incluso desde un punto de vista monógamo (en gran parte el ideal mono-romántico puede ser codependencia camuflada) pero, como mínimo, podemos ver cómo esas ideas y creencias en el ámbito del apego excluyen a las personas que tienen relaciones NMC, explica Jessica Fern.

Debemos tener presente que, cuando todo en esta sociedad nos empuja hacia el mismo lugar, es muy difícil caminar libremente sin sentir algún tipo de malestar. Ese ideal romántico inalcanzable de la pareja heterosexual: guapa, joven, blanca y con pasta; un dúo sin fisuras aparentes y con una especie de fusión cósmica que, en lugar de anularlos individualmente, les hace vivir en el mejor de los sueños ya no cuela. Aún así, que siga presente en los anuncios y redes sociales, en la mayoría de productos culturales que consumimos, en la educación reglada, en nuestro entorno más cercano e incluso en la consulta de nuestro terapeuta, produce que todo a nuestro alrededor cuestione los relatos que no encajan ahí dentro. Porque desde ese centro se construye la idea de belleza, de normalidad, de salud… y quien queda fuera es colocade en el lugar de lo monstruoso, lo abyecto o lo enfermo.

No es que vengamos defectuoses de fábrica, es que –desde una mirada hegemónica– intentan convencernos de que nuestro sistema operativo no es válido y lo justifican con algún tipo de diagnóstico que van moviendo por las diferentes ediciones del DSM y otro tipo de panfletos psiquiátricos para concederle aires de veracidad. Por eso es necesario que, al recurrir a determinadas teorías, observemos el lugar del que parte el conocimiento y en qué sujetos piensa a la hora de definirlo.

Recuerdo que la primera vez que me aproximé a la teoría del apego leí algo así como que las personas con apego seguro mostraban menos predisposición a buscar sexo fuera de la pareja. Leí aquello con pena y pensé: «esta teoría no me está viendo». Porque, por muy seguro o inseguro que sea mi apego, yo no busco sexo fuera de la pareja, sino que intento vincularme al margen de la idea mononormativa de pareja, que ensalza la exclusividad sexoafectiva y el privilegio de este vínculo por encima de otros. De nada sirve que nos lancen respuestas cuando las preguntas no nos incluyen.

Como muchas personas no monógamas, también he tenido que soportar comentarios de gente que, sin conocerme de nada, presupone que mi forma de relacionarme deriva de un miedo al compromiso y a la intimidad con otras personas, como si su visión del compromiso o la intimidad fuera la única posible. Y, como terapeuta, he acompañado a personas que huían de profesionales que, sin un mínimo de profundización, concluían que su voluntad de abrir la relación derivaba de algún tipo de obsesión con el sexo casual o de una ausencia de amor hacia su pareja.

Es obvio que existen personas que utilizan el nombre de la no monogamia en vano y que se parapetan en términos como el poliamor o el amor libre para justificar conductas donde el cuidado o el respeto brillan por su ausencia. Pero eso también sucede en la monogamia, aunque a una persona recién comprometida jamás le diríamos que tiene un apego inseguro, por mucho que sea el caso. En palabras de la propia Jessica Fern: El apego seguro se crea a partir de la calidad de la experiencia que tenemos con quienes tenemos una relación, no a partir de la noción o el hecho de haberse casado o ser la relación principal.

Jessica Fern acuña en este libro el término «polysecure» (poliamor seguro) que, aunque yo lo considere una contradictio in terminis, ella define como el hecho de tener un apego seguro con tu propio yo y con tus múltiples relaciones. Según Fern, las personas poliseguras tienen un funcionamiento seguro tanto interpersonal como intrapersonal. Como activista no monógama que soy, no pretendo tirar piedras sobre mi propio tejado, pero la incertidumbre y el poliamor (al igual que la monogamia de pacotilla que se practica ahora) suelen ir de la mano. Tal cosa no es intrínsecamente negativa, ya que da más lugar a la creatividad y a la diversidad afectiva.

El primer paso para un poliamor seguro con quien tienes una relación es aclarar si queréis ser mutuamente vuestras respectivas figuras de apego. Esta afirmación de Fern puede parecer muy obvia, pero yo la considero clave. Vivimos en una sociedad que nos educa en la monogamia y el amor romántico, esto es, en creer que una única persona debe ser nuestro todo. Estos valores los tenemos tan arraigados que incluso, cuando pretendemos relacionarnos de otra manera, tendemos a copiar viejos patrones (aquello de multiplicar las parejas), en vez de reinventarlos a nuestra merced. Así que no es de extrañar que uno de los polidramas más habituales derive de un desajuste en las expectativas de apego de cada miembro de la relación.

Por mucha mirada crítica que le apliquemos al amor, seguimos creyendo mayoritariamente que nuestra(s) pareja(s) –o sucedáneos– deben cubrir nuestras necesidades de apego más importantes, cuando en realidad estas podrían ser atendidas por nuestres amigues, familia –de sangre o escogida– o cada cual a lo Juan Palomo (aunque no todo el rato, que para algo vivimos en sociedad y el mito de la autosuficiencia ya no cuela). En definitiva: ¡hay vida más allá de la pareja!, tengas una o quinientas.

Dicho esto, también soy consciente de que en nuestra sociedad actual aún nos cuesta construir alternativas a la pareja monógama y a la familia tradicional que nos permitan sostenernos. Las ganas y la buena fe están muchas veces presentes, pero también la precariedad y una fuerte violencia estructural. Por eso me pregunto: cuando desdibujamos la figura de la pareja en nuestra vida y apostamos por dar prioridad a otro tipo de vínculos, ¿contamos con las herramientas necesarias para generar conexiones seguras? ¿Son las redes afectivas redes de apego seguro? Supongo que, como citaba anteriormente, las estructuras en sí no generan ningún tipo de apego, sino que lo hacemos las personas que las habitamos (aunque lo grupal facilita compartir recursos de todo tipo y dificulta aquello de aislarse en parejas por amor). Personalmente, considero que hay una intimidad maravillosa en lo colectivo que tenemos muy poco explorada. Creo que las relaciones que superan al dúo (y no me ciño aquí a lo romántico o sexoafectivo) posibilitan unas dinámicas que nos permiten llevar a la práctica nuestra verborrea activista sobre la colectivización de los afectos y los cuidados. Pero seguimos sin poner mucho foco en ello.

Agradezco que Jessica Fern puntualice que cualquier estilo de apego tiene fortalezas y aspectos positivos, porque en este mundo en el que vivimos es realmente complejo practicar un apego seguro siempre y en todo momento e, incluso, no es para nada útil ni deseable en algunos casos –qué sanador es a veces decir aquello de ¡contigo no, bicho!–. En este sentido, las estrategias de evitación y la fijación de unos límites personales claros nos permiten alejarnos de personas o situaciones que nos dañan, así que, como en todo tema complejo, la cuestión de los apegos no va de blancos y negros, porque las relaciones interpersonales revisten más complejidad de la deseable.

En muchas conversaciones cotidianas he percibido cierta confusión entre las necesidades de apego y la dependencia emocional y, a su vez, un rechazo frontal a esta última como algo propio de personas excesivamente demandantes que suponen una carga emocional y de cuidados. En ocasiones me produce verdaderos escalofríos esa deriva individualista que aboga por un sálvese quien pueda y sin molestar al prójimo. Estoy cansada de esta sociedad capitalista que ensalza la conquista de la autonomía personal y criminaliza la dependencia como una debilidad, sin tener en cuenta nuestra necesidad de generar relaciones cercanas y sólidas con otras personas.

En una presentación de su última novela, La trastienda*1, escuché a Uxue Alberdi decir algo que me pareció maravilloso: «Para vivir en sociedad estorbarse es necesario». ¡Y tan necesario! Somos una sociedad interdependiente y creo que precisamente esa interdependencia condensa las dos riendas del funcionamiento seguro de las que habla Jessica Fern en este libro: nuestras necesidades de autonomía y de conexión, que, aunque parezcan excluyentes entre sí, son totalmente complementarias. Precisamos encontrar formas colectivas de conectarnos y de respetar nuestra autonomía, sin pensar que una necesidad es mejor que la otra.

Una red segura. Apego, trauma y no monogamia consensuada nos permite poner el foco en una serie de cuestiones que son necesarias. ¿Cómo condicionan las estructuras monógamas, heteronormadas, patriarcales, capacitistas y racistas nuestros estilos de apego y nuestra mirada y abordaje terapéutico de los mismos? ¿Qué traumas nos genera todo ello? ¿Qué queda pendiente? No seré muy original al recordar que necesitamos educación sexoafectiva en vena, desde la más tierna infancia y con una mirada diversa. Dejemos de presuponer que la única manera correcta de vincularnos es a través del amor romántico y de la pareja monógama. Dejemos de imponer una mirada heterosexual, cisgénero y puritana sobre los cuerpos. Dejemos de reducir algo tan amplio y rico como la sexualidad al coito con finalidades reproductivas. Eso ya no se lleva, por favor. Si no fuéramos tan cansinos con la idea de normalidad, podríamos abrir un poquito nuestras mentes y corazones, y nos iría todo un muchito mejor.

Lanzo desde aquí una petición a quienes manejan el cotarro hegemónico para que asuman algo de responsabilidad en todo esto. Vale que en los márgenes nos gusta tanto acuerparnos para cambiar el mundo que no paramos de visibilizar estas cosas, pero no puede ser que además de violentarnos, estigmatizarnos y marginarnos recaiga sobre nosotres la labor de reeducar a la sociedad. Necesitamos nuevos relatos, nuevos imaginarios y una mirada abierta a la diversidad para abordar los traumas colectivos y muchos de los problemas estructurales que cargamos individualmente sin sentido. En esta labor, además de visibilizar realidades marginadas, debemos deshacernos de teorías, aprendizajes y mandatos impuestos para reaprender desde otros lugares que no patologicen siempre a les mismes.

Dicho esto, prometo que te dejo ya leer el libro, que sé que has venido a eso –y Jessica Fern es más maja y optimista que yo al abordar estos temas–. Me gustaría remarcar que el trabajo de Fern es útil tanto para personas no monógamas que, individualmente, quieran conocer mejor sus estilos de apego y cómo influyen en sus relaciones, como para psicólogues, terapeutas y todo tipo de profesionales dedicados a la salud mental y a la pedagogía, porque no podemos seguir trabajando con planteamientos y herramientas que ignoran y patologizan la diversidad. Llegamos tarde, así que no sigamos postergando algo tan obvio como que poca gente encaja en la norma y que seguir forzando esa meta genera mucho dolor, trauma y desapego.

Y así, la próxima vez que alguien nos despierte de la siesta para intentar convencernos de que nuestro plan amoroso actual no vale nada comparado con el que nos ofrecen, podremos librarnos de la culpa y la frustración individual al entender que nuestra antena no tiene el mismo tipo de cobertura y que, por tanto, no podíamos acceder a sus servicios. Eso, o contestar con la cabeza bien alta que estamos más que satisfeches con nuestro plan actual y que no queremos que nada ni nadie lo cuestione o lo considere menos molón que el resto. Tener una mirada estructural de nuestro día a día nos ayuda a entender que los males que nos atraviesan son colectivos, aunque las condiciones del mercado amoroso favorezcan más a unos que a otres. Y también nos recuerda que desde los márgenes podemos tejer afectos interdependientes que nos sostengan bonito, sin estar pensando constantemente en una lógica capitalista, monógama y desapegada del amor.

SANDRA BRAVO

Barcelona, junio de 2022

Prólogo

Eve

Las publicaciones sobre poliamor han evolucionado mucho desde la publicación por primera vez en 1997 de The ethical slut (Ética Promiscua) y Polyamory: The new love without limits. Ambos libros fueron revolucionarios y ofrecieron una nueva identidad y una nueva comunidad para las personas que hasta ese momento habían tenido que luchar por su cuenta. Pero esos libros fueron escritos desde la perspectiva de unas subculturas determinadas, y no trataban (¡no podían hacerlo!) el amplio abanico de cuestiones a las que se han de enfrentar las personas que son poliamorosas desde hace poco tiempo.

Empezaron a aparecer más alternativas a finales de los años 2000, con libros como Opening Up: Una guía para crear y mantener relaciones abiertas y otros muchos no tan conocidos. Esos libros ofrecían consejos prácticos desde una perspectiva más amplia, pero como sugiere el título de Opening up, esa corriente de prácticas poliamorosas asumía la centralidad de una pareja principal y popularizaron un modelo jerárquico en el que los miembros de la relación principal tenían unos derechos y una seguridad que no se otorgaban en la misma medida a los miembros secundarios o esporádicos de la relación. La representación del poliamor en los medios de comunicación en esa época con programas de televisión como Polyamorous: married and dating reforzaron profundamente ese punto de vista.

Ese era el tipo de poliamor que conocí cuando comencé a explorarlo por primera vez a comienzos de los años 2000. Las relaciones con una estructura jerárquica que eran la norma en los círculos que frecuentaba en internet (y prácticamente en todas las representaciones del poliamor en los medios de comunicación) conservaban en parte la sensación de seguridad que ofrecía la monogamia protegiendo las necesidades de apego y, a menudo, encubriendo potenciales trastornos del apego de las personas que estaban en las llamadas relaciones principales. Al mismo tiempo, hicieron una pésima labor para respetar las necesidades de apego de los miembros de la relación que eran considerados «secundarios»: los que estaban fuera de la pareja principal, la que normalmente se presuponía que convivía, cuyo vínculo se asumía que era más válido o que merecía mayor protección que los otros hacia los que se habían «abierto».

Pero alguna gente estaba empezando a llamar la atención sobre eso. En 2003, la publicación de «Una propuesta de declaración de derechos de los miembros secundarios» [«A Proposed Secondary’s Bill of Rights»] provocó mucho revuelo en las comunidades poliamorosas en internet, y dio a los miembros secundarios una importante herramienta para defender sus necesidades. Andie Nordgren publicó el manifiesto de la anarquía relacional The short instructional manifesto for relationship anarchy en 2006, cuestionando la necesidad de las jerarquías en las relaciones, y a partir de 2010, un número cada vez mayor de bloggers muy populares (a menudo a partir del trabajo de Nordgren) presionaban para que se reconociera un mayor número de tipos de relación y, en particular, que se reconocieran las necesidades de los miembros secundarios.

En 2014, mi coautor y yo publicamos More than two (Más allá de la pareja / Más que dos), en un intento de resumir las aportaciones de la última década de debates en un manual práctico que prometía una forma no jerárquica, más igualitaria, de pensar las relaciones poliamorosas.

Aunque More than two animaba a las personas poliamorosas a eliminar las estructuras que soportaban tanto la monogamia como la jerarquía poliamorosa, lo que ofreció en su lugar se quedó corto. Colocaba la responsabilidad de aumentar la seguridad casi por completo en la persona que se sentía insegura. A pesar de toda la gente a la que fue útil ese libro, esa perspectiva inadecuada fue dañina y, con el tiempo, llegué a comprender que faltaba algo en nuestro enfoque. Es solo que no tenía las palabras para ello.

Lo que empezó a ayudarme a encontrar las palabras que me faltaban en More than two fue el blog de Nora, en 2016, escribió The opposite of rape culture is nurturance culture [Lo opuesto de la cultura de la violación es la cultura de los cuidados]. La contacté en Twitter para hablar sobre nuestro trabajo.

Naava

Cuando Eve me contactó por primera vez en el verano de 2016, las dos estábamos viviendo en el Este de Vancouver. Mi libro The opposite of rape culture is nurturance culture se había convertido en viral a principios de ese año y Eve me contactó para hablar de negocios.

Cuando quedamos para tomar un café helado en una pequeña cafetería de nuestra zona, lanzamos la idea de una colaboración que combinara la teoría del apego y el poliamor ético. También nos dimos cuenta enseguida de que éramos vecinas, que vivíamos enfrente la una de la otra.

Durante los meses siguientes hicimos lo que hacen las vecinas: me invitó a recoger higos en su jardín y yo le llevé parte de la mermelada de higo que hice; paseábamos de vez en cuando debatiendo sobre ética y política; a veces iba a cuidar a su gato. La vida continuó, como siempre hace, y mantuvimos nuestra idea en segundo plano, como siempre pasa.

Tres años más tarde Eve me envió un enlace a una charla de Jessica Fern con una nota: «Fern está haciendo lo que hablamos tú y yo». Vi, fascinada, cómo Fern mostraba firmemente las conexiones entre la teoría del apego y el poliamor ético, con elegancia, estilo y humor. La aportación de Fern supone un desarrollo revolucionario en la literatura sobre poliamor ético y relaciones. Las herramientas que aporta son útiles para quienes están poniendo en práctica el poliamor ético; también ayudarán a las personas monógamas, que igualmente tienen que manejarse en las citas, en comunicar sus necesidades y en tomar decisiones sobre su compromiso. Una red segura expande la literatura existente de forma significativa, quizá incluso cambiando el paradigma.

Fern está especialmente cualificada para escribir este libro. Es una psicoterapeuta monógama que trabaja con personas y familias poliamorosas. Tiene un máster en análisis y resolución de conflictos. Sus conocimientos son fruto de su formación profesional y de una amplia experiencia de primera mano con sus pacientes como terapeuta. También ha tenido experiencias traumáticas, junto con el recorrido no lineal de reparación que viene a continuación.

En cierto sentido, el libro de Fern retoma la cuestión en el punto en que la dejó Más allá de la pareja. Calificado por muchas de las personas que lo han leído como una especie de biblia del poliamor, Más allá de la pareja es una de las guías prácticas sobre poliamor más populares y leídas, y sigue siendo relevante y útil hoy día. Publicado en 2014 por Thorntree Press, Más allá de la pareja aportó cosas nuevas y cambió la manera en que mucha gente pensaba y manejaba sus relaciones. Pero según la propia Eve ha reflejado en otros textos, aparte de sus fortalezas, Más allá de la pareja también tiene sus pegas, como cualquier otro libro.

Tal como esperaba de Eve, cuando se enfrenta a nuevas ideas, a nueva información, está dispuesta, incluso de forma entusiasta, a revisar su propio trabajo y seguir mejorando su análisis y su ética personal. Su compromiso para probar, valorar, aprender, así como cuestionar y cambiar sus propias ideas es una práctica profesional que respeto mucho. Como editora de Thorntree Press, Eve ha colaborado en sumar este libro al debate público y esto promete ser revolucionario.

En Una red segura, Jessica Fern de nuevo ha reactivado el debate. Aunque no sabemos qué efecto va a tener un libro hasta que se encuentra con el contexto cultural que lo recibe, mi sensación es que este título aumentará el número de herramientas disponibles para manejar las necesidades, deseos y compromisos de quienes quieren tener vínculos seguros; y también ofrecer vocabulario que aumente la transparencia de quienes no.

Cuando se hacen bien, estos debates pueden ayudar a disfrutar de las posibilidades –y cubrir las responsabilidades– de un consentimiento plenamente informado.

Como ilustra brillantemente Fern en estas páginas, la auténtica seguridad se construye de forma entretejida. Puede cultivarse interiormente, sin duda, pero crece dentro y a lo largo de los vínculos que compartimos con otras personas: en las relaciones, en las comunidades y en el tejido cultural de nuestro entorno.

La colaboración sobre la que habíamos hablado en el verano tomando café ya no es necesaria. Este libro ha cubierto ese vacío, con rigor y cuidado. Espero que quienes lo lean lo encuentren tan reconfortante y emocionante como me resultó a mí cuando leí el manuscrito por primera vez.

EVE RICKERT, Victoria, BC

NAAVA SMOLASH, Vancouver, BC

Julio 2020

Eve Rickert es la coautora de Más allá de la pareja: Una guía práctica para el poliamor ético,Continta Me Tienes, 2018 (More than two, Thorntree Press, 2014).

Naava Smolash, quien en ocasiones escribe con el pseudónimo Nora Samaran, es la autora de Turn this world inside out: the emergence of nurturance culture (AK Press, 2019)

Agradecimientos

Mamá y papá: Gracias por la chispa de amor que me trajo al mundo. Hemos pasado por muchísima mierda en nuestras vidas y, como decía mamá a menudo, mucho de lo que aprendimos lo aprendimos en familia. Mamá, gracias por tu entusiasmo y tu sólido apoyo en todo lo que hago, y por toda la libertad que me diste para ser yo misma. Papá, gracias por tu valentía y tu disposición para lanzarte a las conversaciones más difíciles que se pueden tener entre progenitores y criaturas.

John Leporati: Yo no existiría sin ti y, sin duda, yo no habría escrito si no hubieras existido tú. Me has acompañado desde el texto que escribí en la prueba de admisión en la universidad a las cartas de presentación para ofertas de trabajo y, probablemente, cualquier artículo importante que escribí en la universidad y los estudios de posgrado, hasta este libro, ¡has estado ahí como nadie lo ha estado! Nuestro vínculo ha sido irrompible desde el primer día, gracias por haberme acogido.

Dave: Oh, qué irónico que el primer libro que publico sea la única vez que escribo algo sin que me ayudes. Gracias por todas las formas en las que me has apoyado como escritora durante años. Tienes tanto talento con las palabras que solo puedo esperar que se me haya contagiado algo. Nuestro matrimonio también fue un campo de pruebas de muchos de los aprendizajes personales que he recogido en este libro. Nuestra habilidad para movernos de forma fluida, cariñosa y consciente en la cercanía, la distancia, la conexión y la crianza es un regalo infinitamente valioso. Siempre serás uno de los vínculos más importantes de mi vida.

Diego: Antes de que nacieras, sabía lo importante que era para ti sentir que yo era un refugio y una base segura, pero no tenía ni idea de lo profundo que iba a ser el proceso de reparación de mi propio apego siendo tu madre. Gracias por un amor tan pleno.

Shane: Gracias por ser el bálsamo amoroso de apego seguro que mi corazón necesitaba tan desesperadamente durante nuestro primer año de relación. Te mantuviste firme, seguro y dulce conmigo durante mis arrebatos de miedo. Me apoyaste de la forma que necesitaba y, cuando surgió la oportunidad de escribir este libro, también me retaste a no perderme de vista a mí misma, ni el equilibro de mi vida y mi trabajo, ni nuestra relación cuando asumí este proyecto. Gracias por haber estado pendiente de mí. Me siento muy agradecida por lo que hemos pasado y continuamente emocionada por lo que tenemos por delante.

Eve Rickert, gracias inmensas por la oportunidad de crear este libro. Andrea Zanin, gracias por tu valiosas opiniones sobre el contenido, estilo y tono. Hazel Boydell, gracias por tu apoyo con las correcciones y estar atenta a todos los detalles. Heather van der Hoop, gracias por tus minuciosas revisiones y correcciones. Kate y Sarah, gracias por crear el espacio de Southwest Love Fest para que Eve y yo conectáramos. Nolan Lawless, gracias por sumergirte con ganas conmigo buscando información sobre apego y no monogamia. Nuestras conversaciones y vuestros conocimientos han sido importantes aportaciones a mi trabajo.

A mis queridas Christy, Alexandra, Erin y Jessica. Habéis sido mi equipo de animadoras desde el principio de este proceso, tanto personal como profesionalmente. Gracias a todas por vuestros ánimos y vuestro apoyo incondicional e inquebrantable. Cada una de vosotras sois para mí lo más importante del mundo.

Finalmente, gracias a mis pacientes. Nuestro trabajo conjunto ha sido para mí una inmensa experiencia de aprendizaje y espero que lo que he aprendido en nuestras conversaciones sirva de apoyo para todas las personas que lean este libro.

Glosario

Compersión:El estado de felicidad, alegría o placer derivado de disfrutar de la felicidad de otras personas. En la no monogamia este término se usa específicamente para referirse a los sentimientos positivos experimentados cuando la persona con quien tienes una relación está teniendo una experiencia positiva con otra de sus relaciones.No monogamia consensuada (NMC):La práctica consistente en tener múltiples vínculos*2 (sexuales y/o románticos al mismo tiempo), en la que todas las personas involucradas son conscientes del tipo de acuerdo existente y lo aceptan por consenso. Incluye pero no se limita a poliamor, swinging, matrimonio abierto, relación abierta, solo-poly (polisoltería) y anarquía relacional.Metamor:Dos personas que comparten una de sus relaciones, pero que entre sí no tienen un vínculo ni romántico ni sexual. Por ejemplo, si tú tienes una relación con alguien con pareja, tú y su pareja seríais metamores. O si tienes un novio y una novia que no tienen un vínculo entre sí, son metamores entre sí.Monogamia:La práctica que consiste en tener parejas sexuales o románticas de una en una.Mononormatividad:El término fue acuñado por Pieper y Bauer1 para referirse a las creencias socialmente dominantes respecto a la naturalidad y normalidad de la monogamia, por las que tanto los relatos políticos y psicológicos como los más populares, presentan la monogamia como la forma más avanzada, natural o moralmente correcta de construir relaciones.Polisaturación:El punto en el que la idea de tener una nueva relación provoca una emoción más parecida al agotamiento que al entusiasmo. Cuando una persona poliamorosa tiene tantas relaciones significativas como es capaz de manejar en un determinado momento.

Introducción

Escribo este libro porque creo en el amor. He experimentado, una y otra vez, el poder del amor para sanar, acercar posiciones, conectar y concienciar, así como el trauma que se produce en su ausencia. En muchos sentidos, mi vida se centra no solo en creer en el amor sino en ser amor. Es decir, en irradiar amor lo mejor que pueda, en todo momento, en cada interacción. Estoy segura de que mucha de la gente que estáis leyendo este libro también creéis en el amor y que ha sido vuestro deseo de fortalecer y hacer más profundas vuestras relaciones amorosas lo que os ha llevado a elegir este libro.

Mi camino hasta escribir este libro comenzó, oficialmente, hace un año, pero en realidad comenzó hace cuarenta años, con mis primeras experiencias de apego como bebé y las múltiples rupturas de apego que las siguieron. Neoyorkina de tercera generación, crecí en uno de los planes de viviendas de Brooklyn en un barrio familiarizado con la violencia y en una familia que sufrió el impacto considerable de múltiples divorcios, traumas multigeneracionales, abusos sexuales, consumo de drogas, enfermedad mental y desavenencias personales. Esas experiencias tuvieron un impacto en mí que supuso un reto durante muchos años, afectando a todas las facetas de mi vida, pero también me dieron una poderosa determinación no solo para prosperar y ser resiliente frente a las dificultades de mi infancia, sino también para contribuir en la curación y transformación de quienes han sufrido el impacto del abandono, el abuso, el trauma y la pobreza. Intentando entender cómo sanar la mente, el cuerpo y el corazón, comencé a estudiar todo lo que podía, desde lo espiritual a lo académico. Dediqué mi vida a investigar cómo cambiamos, evolucionamos y nos desarrollamos, cómo comunicarnos de una forma sana y efectiva, cómo podemos curarnos y expresarnos de forma segura tras el trauma, cómo podemos liberar nuestros corazones de nuestra reactividad y defensas fruto de la pura supervivencia, cómo liberar nuestras mentes de la intolerancia, la ignorancia y la opresión interiorizada.

Como te puedes imaginar, esto me llevó a tener una vida profesional muy variada que atravesaba diversas intersecciones aparentemente dispares. Era, a la vez, una budista socialmente comprometida y una coach psicosomática, una investigadora de genocidios y una terapeuta. Después de una década de práctica de terapia individual, comencé a ampliar mi práctica psicoterapéutica para incluir terapia de parejas. En periodos anteriores de mi época con pacientes en pareja, hubo una semana en particular en la que tres sesiones diferentes con parejas incluyeron el deseo de uno de sus miembros de explorar el poliamor por primera vez. No hace falta decir que me llamó la atención. Conocía el poliamor desde una perspectiva personal, pero como profesional estaba algo perdida. La no monogamia rara vez fue mencionada en mi formación como profesional y, cuando se mencionaba, normalmente era descartada o criticada. Una de las parejas con las que estaba trabajando comentó que estaban leyendo el libro En el principio era el sexo: Los orígenes de la sexualidad moderna. Cómo nos emparejamos y por qué nos separamos, en el que Christopher Ryan y Cacilda Jethá argumentan que la evolución de la monogamia es algo relativamente reciente en la historia de la humanidad. Así que, como cualquier terapeuta decente (y sin la formación suficiente), compré el libro rápidamente para poder ser de más ayuda en nuestras sesiones de trabajo conjunto. Para mi sorpresa, leer En el principio era el sexo resultó ser todo un descubrimiento personal. En el libro encontré descripciones de mí misma que desconocía y deseos que habían estado latentes durante años. Siendo una mujer bisexual, a menudo me costaba conciliar mi sexualidad con una relación monógama con un hombre o con una mujer. Aunque ya sabía bastante sobre poliamor, a menudo había sido desde la perspectiva de una segunda o tercera persona en la que el poliamor era algo que tú u otras personas hacen. No fue hasta que leí En el principio era el sexo que finalmente me identifiqué con el poliamor en primera persona, dándome cuenta de que no solo ya había puesto en práctica formas de no monogamia durante años en mi adolescencia y con veintipocos años, sino que también era lo que ahora sentía como la expresión más plena de mi amor y mi sexualidad.

Todo esto sucedió mientras yo estaba en un matrimonio monógamo, por lo que deshacerme inmediatamente de las limitaciones relacionales de la monogamia para expresar de forma más plena mi capacidad y deseo de amar a más de una persona no fue algo que pudiera hacer de un día para otro. Pero todo lo que comprendí al leer el libro no solo me impactó a mí, sino también a mi matrimonio y mi familia. Afortunadamente, después de numerosos y largos paseos y conversaciones con quien era mi marido entonces, él estuvo dispuesto a aceptar el reto de transitar conmigo de la monogamia al poliamor. De todos modos, daba igual nuestra disposición y entusiasmo por la transición, porque desconocíamos la mayoría de los cambios irreversibles que estaban por venir. Experimentamos cambios personales, cambios en nuestro matrimonio, un crecimiento inmenso de nuestra capacidad para experimentar más amor, honestidad, cercanía y placer, así como todos los cambios fruto de pérdidas importantes, desamores y cambios del apego dentro de nuestra propia relación y con nuestra familia, amistades y nuestras otras relaciones. En aquel momento no había nada dentro del género de la autoayuda para la no monogamia que nos pudiera preparar para todo por lo que tuvieron que pasar nuestros sistemas de apego, y como otras muchas parejas poliamorosas, tuvimos que crear nuestro propio camino, a menudo tropezando según avanzábamos y aprendiendo retrospectivamente a nuestra costa, a costa de la relación y a costa de nuestras otras relaciones.

Nada en mi viaje personal, en mis experiencias profesionales o en mi transición de la monogamia al poliamor ha sido lineal. Inesperadamente, mis pacientes me sirvieron como mi catalizador personal para reivindicar mi propia forma de practicar poliamor, lo que me llevó a especializarme en trabajar con personas que practiquen la no monogamia como mi principal foco profesional. Hoy día, aproximadamente el 75% de mis pacientes es no monógama, y cuando no estoy trabajando con pacientes en persona o a distancia, dedico mi tiempo profesional a dar charlas y dirigir talleres sobre relaciones no monógamas, trauma, apego y transformación.

¿Por qué un libro sobre no monogamia y apego?

En la sociedad occidental, las relaciones románticas aún están cargadas de prescripciones y restricciones que limitan las expresiones amorosas no tradicionales, y mucha gente sufrimos mucho por ello. A medida que el panorama de las relaciones románticas se va expandiendo y que la monogamia ya no es el único camino posible que puede tomar una relación, nuestras ideas en sociedad y nuestros modelos psicológicos amorosos y relacionales también necesitan crecer e incluir estructuras relacionales más allá de la norma monógama.