Voces sobre la desaparición forzada de infantes  durante la guerra en El Salvador - Tania Ocampo Saravia - E-Book

Voces sobre la desaparición forzada de infantes durante la guerra en El Salvador E-Book

Tania Ocampo Saravia

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Beschreibung

 Como parte de los Acuerdos de Paz, con los que culminó la guerra en El Salvador de los años ochenta, se acordó la creación de una Comisión de la Verdad que diera cuenta de las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el enfrentamiento armado. Cumpliendo su mandato, la Comisión recopiló testimonios e indagó acerca de las violaciones a los derechos humanos durante la guerra y, luego de seis meses de trabajos, publicó su informe "De la locura a la esperanza. La guerra de doce años en El Salvador". El texto es una exposición de los horrores de la guerra, a través de la muestra de casos representativos de acciones sistemáticas de violencia, así como aquellos que pese a no mostrar un patrón de acción determinado, eran significativos por la gravedad de los hechos. Sin embargo, hubo casos que, aunque representativos de la violencia sistemática ejercida por el Estado contra opositores y población civil, no fueron incluidos en el informe, como el de la desaparición forzada de infantes. El presente libro es un primer acercamiento desde el ámbito académico al fenómeno, a través de la exposición de cuatro grandes operativos militares en los que hubo desaparición forzada de infantes, así como de la presentación del trabajo que la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos ha realizado, desde 1994, para denunciar, investigar y encontrar a los infantes que fueron desaparecidos durante el conflicto armado en El Salvador. 

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Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana.

Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de su legítimo titular de derechos.

Primera edición en papel: septiembre de 2018

Edición ePub: marzo 2019

Bonilla Artigas Editores, S.A. de C.V., 2018

C. Hermenegildo Galeana 111

Col. Barrio del Niño Jesús

C. P. 14080, Tlalpan

Ciudad de México

Tel.: 55 44 73 40 / Fax 55 44 72 91

[email protected]

www.libreriabonilla.com.mx

Coordinación editorial: Bonilla Artigas Editores

Diseño y cuidado de la edición: Priscila Pacheco Castillo

Diseño de portada: Mariana Guerrero del Cueto

Realización ePub: javierelo

ISBN: 978-607-98003-7-6 (Bonilla Artigas Editores)

ISBN ePub: 978-607-8636-21-1

Hecho en México

Nota de la edición ePub: A lo largo del libro hay hipervínculos que nos llevan directamente a páginas web. Aquellos que al cierre de esta edición seguían en funcionamiento están resaltadas con el hipervínculo funcionando. Cuando el vínculo ya no está en línea, se deja con su dirección completa: <http://www.abc.def>, sin estar resaltadas.

A las niñas y los niños desaparecidos

A sus padres y madres que aún les buscan

Encender en el pasado la chispa de la esperanza

es un don que sólo se encuentra

en aquel historiador que está compenetrado con esto:

tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo, si éste vence.

Y este enemigo no ha cesado de vencer.

Walter Benjamin, Tesis sobre la historia

Contenido

Agradecimientos

Introducción

Centroamérica en el contexto latinoamericano. De la primavera democrática a la crisis revolucionaria

La Guerra Fría: América Latina, el espacio inmediato de influencia estadounidense

Centroamérica. De laprimavera democráticaa la crisis revolucionaria

La guerra en El Salvador

Desaparición forzada de infantes durante la guerra en El Salvador

Desaparición forzada o involuntaria de personas

Guerra y desaparición forzada de infantes en El Salvador

Desaparición forzada de infantes como consecuencia de la implementación de medidas contrainsurgentes

¿Dónde están las niñas y los niños desaparecidos de El Pulgarcito?

Las Rutas de desaparición

Desaparición forzada y el negocio de las adopciones

Hasta encontrarte. Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desparecidos

¿Dónde están las niñas y los niños desaparecidos de El Pulgarcito?

Conclusiones

Epílogo

Fuentes

Sobre la autora

Agradecimientos

Estoy convencida de que toda investigación constituye un trabajo colectivo. Así, este espacio busca reconocer a quienes, de manera desinteresada, me ayudaron y fueron parte importante en la realización de este libro. Seguramente omitiré algunos nombres, sé que es inevitable, porque llegada la hora resulta difícil recordar a todas y cada una de las personas que acompañaron el proceso, ofrezco una disculpa por ello. Asimismo, quiero dejar constancia de que los aciertos que se hallan aquí son de todas y todos, los errores son sólo míos.

En primer lugar, debo agradecer a Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos por darme su confianza, por permitirme trabajar con ellos durante los meses en que llevé a cabo mi estancia en El Salvador; por darme acceso a sus archivos y por haberme involucrado en el trabajo de la organización, por permitirme ser parte de su día a día. Sobre todo, a Marina Ortiz, joven reencontrada, que me brindó no sólo su experiencia de vida (valiosísima para esta investigación), sino su amistad. A Francisca Romero, Maida Ramos, Reina Portillo y a todos y cada uno de los y las familiares integrantes de la Asociación, sin cuyos testimonios este trabajo habría sido imposible.

A Mónica Toussaint por su acompañamiento y guía, por su lectura atenta, por sus comentarios y sugerencias siempre atinadas, así como a Mario Vázquez, especialista indiscutible en el tema, por sus interesantes y agudas reflexiones. A Rafael Paz Narváez, por su valiosa ayuda y acogida en la Universidad de El Salvador. A Ignacio Sosa, Guillermo Fernández Ampié y Kristina Pirker, por aceptar leer la tesis que fue el origen de este libro. En verdad, agradezco mucho sus observaciones. A Clara Ramírez por su tenacidad, por su incansable y generosa forma de impulsarme siempre hacia adelante.

A mis padres, a mi hermana Arlen, a mi familia toda (la mexicana y la salvadoreña), a las amigas y amigos que hice en El Salvador, a los de acá, los de siempre y los más recientes, que ya son los de siempre, a mi maravillosa manada feminista, por todo su amor. A Daniel Altbach, por todo.

Introducción

“Hermanos de El Salvador y del mundo: desde este instante comienza a transmitir desde algún lugar de El Salvador, Radio Venceremos, emisora del FMLN, para acompañar paso a paso al pueblo salvadoreño en su camino hacia la victoria final sobre siglos de opresión”. Era el sábado 10 de enero de 1981 y “oficialmente”iniciaba en El Salvador una guerra que terminaría 11 años después, a través de un acuerdo político.

Los acontecimientos en ElPulgarcito de América no eran excepcionales en el contexto centroamericano. En 1979, entraba triunfante a Managua el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y Guatemala vivía desde hacía tiempo una guerra a través de la cual el Estado pretendía aniquilar a los grupos revolucionarios que aspiraban a tomar el poder. Aires de esperanza soplaban en la región, el triunfo sandinista parecía abrir la puerta a una serie de transformaciones en el istmo y la consigna: “Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá y Guatemala le seguirá”, tantas veces repetida por aquellos días, expresaba la esperanza de realizar cambios profundos en Centroamérica.

Pero la esperanza de algunos significó alarma para otros. La situación en el istmo centroamericano fue interpretada por el gobierno de Estados Unidos como una clara amenaza para la región. Así, durante la década de los ochenta, y hasta que los conflictos en la zona terminaron, el gobierno de Washington brindó un importante apoyo a los gobiernos locales. Lo anterior influyó en la resolución de esos conflictos, cuyo desarrollo estuvo caracterizado, entre otras cosas, por la grave violación a los derechos humanos.

La guerra en El Salvador se prolongó por más de diez años y el saldo de la misma fue de grandes y graves proporciones: desde el daño que la violencia cotidiana causó en las relaciones sociales (de por sí vulneradas antes de la conflagración), hasta la devastación de la infraestructura y economía del país.

El conflicto armado en El Salvador culminó a través de una negociación política. Los Acuerdos de Chapultepec, firmados el 16 de enero de 1992 en la Ciudad de México, significaron el fin de la conflagración. En ellos, entre otros pactos, se estipulaba la creación de una Comisión de la Verdad, cuya misión sería la de investigar los abusos y violaciones a los derechos humanos cometidos por las partes (el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN), con el propósito de que, posteriormente, se llevaran a cabo investigaciones judiciales para sancionar a quienes hubieran cometido algún delito.

Siguiendo su mandato, la Comisión de la Verdad recorrió el país recabando testimonios, investigando sobre los sucesos que los y las salvadoreñas les contaban. Después de seis meses de recepción y sistematización de las denuncias se constituyó el informe De la locura a la esperanza. La guerra de 12 años en El Salvador. En él se reconoció que la violación a los derechos humanos fue parte de la realidad cotidiana durante la guerra, reconociéndose la existencia de cerca de 13 500 casos, es decir graves hechos de violencia, que se construyeron a partir de 2 000 denuncias directas, más 23 000 que llegaron a través de otras instituciones o por cartas.1

Sin embargo, el 22 de marzo de 1993, siete días después de haber sido dado a conocer el informe de la Comisión, la Asamblea Legislativa de ese país decretó la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz. Sólo hubo que esperar siete días para conocer la reacción del gobierno salvadoreño, encabezado entonces por Alfredo Cristiani Bukard,2 con respecto a lo informado por la Comisión. La respuesta fue contundente: amnistía.

Además de haberse decretado la amnistía, hubo a quienes no se les hizo la justicia de ser mencionados en el Informe. Al igual que las demás víctimas, estas personas respondieron a la convocatoria y también dieron su testimonio, denunciaron. Al igual que muchos de las y los considerados en el Informe, sufrieron violaciones a sus derechos más fundamentales, no se trataba de casos aislados. En el informe no se dio cuenta de la denuncia de padres y madres a quienes les desaparecieron a sus hijos e hijas, durante operativos militares llevados a cabo por el ejército salvadoreño en contra de comunidades que constituían apoyos para la guerrilla –también contra las que no–, y que hasta la fecha de la firma de los Acuerdos no sabían nada acerca de su paradero.

Así, ante la falta de reconocimiento por parte de la Comisión de la Verdad de que durante la guerra hubo desaparición forzada de infantes y la reacción del Estado salvadoreño, al negarse de manera sistemática a investigar el fenómeno para hallar a los y las niñas secuestradas, han sido las y los familiares quienes se organizaron para buscar a sus hijos e hijas.

Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos, fundada en agosto de 1994, fue el resultado de la asociación de madres y padres, encabezados por el sacerdote Jon de Cortina, dispuestos a levantar la voz, primero, para que se conocieran los hechos y, después, para exigir justicia y la presentación de las y los desaparecidos. Según los datos recabados por la organización, en la comisión del delito estuvieron involucrados agentes de seguridad, de la Fuerza Armada de El Salvador, incluso particulares que separaron a los niños y niñas de sus entornos familiares y comunitarios, siempre tolerados por el gobierno.

Fue hasta 2004, que el caso de las hermanas Ernestina y Erlinda Serrano Cruz (desaparecidas durante un operativo del ejército salvadoreño en junio de 1982, en el departamento de Chalatenango) fue llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Costa Rica, y que ésta falló en contra del Estado salvadoreño, que el gobierno de este país centroamericano reconoció la existencia del fenómeno.

Como parte de la sentencia, el gobierno encabezado por Elías Antonio Saca, también militante de ARENA, finalmente aceptó que durante la guerra se “extraviaron” niñas y niños salvadoreños y, por mandato de la CIDH, creó la Comisión Interinstitucional de Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos a Consecuencia del Conflicto Armado en El Salvador. Sin embargo, esa instancia no ha dado grandes resultados. Durante todos estos años, ha sido Pro-Búsqueda la que asumió la tarea que correspondía al Estado salvadoreño; es la que se ha dedicado a recabar testimonios y denuncias, a sistematizar los datos obtenidos y a realizar trabajo de investigación con el fin de encontrar a los y las desaparecidas.

Así, de acuerdo a lo hasta aquí expuesto, es posible afirmar que buena parte de la información disponible con relación al fenómeno de la desaparición forzada de infantes, durante la guerra en El Salvador, es la que ha recabado la organización y pertenece, sobre todo, al ámbito de la acción política. En contraparte, al día de hoy, son pocos los trabajos que sobre el tema se han elaborado con objeto de interpretar la problemática desde el punto de vista académico,3 de ahí la pertinencia de realizar una indagación sistemática acerca de la misma.

Desaparición forzada y archivo

La presente investigación surgió, justamente, con el objetivo de iniciar una reflexión en torno al fenómeno, para así poder ofrecer una interpretación del mismo desde el punto de vista de la Historia. Asimismo, la realización de este trabajo significó la posibilidad de conformar un pequeño archivo que diera cuenta del fenómeno de desaparición forzada, atendiendo al hecho de que, como ha sido mencionado en líneas anteriores, de no ser por los testimonios de las víctimas, sería imposible reconstruir los pormenores del fenómeno.

Con relación a la desaparición forzada, la investigación que aquí presento partió de la hipótesis de que la sustracción de infantes de sus entornos familiares y comunitarios constituyó una práctica de contrainsurgencia que el Estado salvadoreño, a través de sus fuerzas armadas, implementó en contra de personas que estuvieron vinculadas de alguna forma al FMLN (desde los que efectivamente eran militantes de alguna de las organizaciones político-militares que formaron la guerrilla, hasta los que sólo estaban en contacto con los insurgentes por razones ajenas al ejercicio político como, por ejemplo, el parentesco o la vecindad, incluso contra los que no tenían ni siquiera simpatías por la organización armada).

Lo anterior, debido a que el Estado salvadoreño buscaba, con la implementación de medidas contrainsurgentes, terminar con todos aquellos y aquellas que representaran algún tipo de oposición; es decir, contra quienes fueron definidos por el gobierno del país centroamericano como “el enemigo interno”, de acuerdo con la llamada doctrina de Seguridad Nacional elaborada por los gobiernos estadunidenses. En este sentido, la desaparición forzada de infantes constituiría un ejemplo de las prácticas contrainsurgentes que los gobiernos autoritarios latinoamericanos y sus ejércitos (muchos de ellos –si no es que la mayoría– entrenados según los lineamientos de la Escuela de las Américas y apoyados por el gobierno de Estados Unidos) implementaron en contra de personas y organizaciones de oposición.

De acuerdo a la hipótesis inicial, los niños y las niñas fueron utilizados como medios y no como fines. Es decir, a partir de la desaparición de los y las infantes se trató de causar un impacto negativo, de terror, en sus familias y entornos comunitarios, con la finalidad de desarticular cualquier forma de apoyo a la guerrilla y de organización política. Así, para poder comprobar dicho planteamiento era necesario identificar la forma en que el fenómeno se llevó a cabo, para demostrar que efectivamente existía una intención que unificaba todos los casos. Bajo esta premisa, se asumía que lo importante era cómo se perpetraba el acto y no necesariamente lo que ocurría después: el destino de los niños y niñas.

Conforme la investigación fue avanzando la hipótesis cobró otros matices, sobre todo por lo problemático que resultó el hallar un patrón específico en la forma en que desaparecieron los menores y el destino que se les impuso. En primer lugar, con relación a la forma en que los infantes fueron desaparecidos, es necesario mencionar que el hecho de que el fenómeno ocurriera en medio de operativos militares permitió que los modos fueran diversos y no siguieran un patrón específico. En segundo término, con respecto al sitio en que los menores fueron ubicados, se puede afirmar que éstos no fueron destinados a un lugar específico: muchos de ellos permanecieron en orfanatos, otros fueron adoptados por familias al interior del país y algunos otros enviados en adopción al extranjero.

Así, decir que la práctica de desaparición forzada de infantes durante la guerra en El Salvador fue una medida de contrainsurgencia definida sobre todo por las formas dejó de ser una afirmación contundente, se llenó de matices y desplazó el centro de la reflexión de las maneras en que ésta se llevó a cabo a las ideas que sustentaron dicha práctica.

De tal suerte que después del proceso de investigación e interpretación de la información obtenida, la aseveración inicial de que la desaparición forzada de menores constituyó una práctica sistemática, empezó a problematizarse y dejó de referirse a las formas en que ésta se efectúo –dado que, como ya dijimos, no hubo un patrón en la manera en que los infantes fueron desaparecidos–, para concentrarse en el fondo. Es decir, es muy probable que el patrón se pueda hallar en las motivaciones y los argumentos con que el Estado justificó su actuar.

Siguiendo con lo anterior, es casi un lugar común mencionar que al implementar medidas de contrainsurgencia el objetivo era “quitarle el agua al pez”, es decir,aislar a los guerrilleros de su entorno, pero sobre todo de las comunidades que eran sus bases de apoyo, las que garantizaban su sustento, para así poder terminar con ellos. Para ello, entre otras cosas, se planteaba la necesidad de “ganar las mentes y corazones” de las personas cercanas que podían constituir, justamente, sus bases de apoyo. Así, después de llevar a cabo esta investigación puedo afirmar que lo ocurrido en El Salvador fue posible porque sí se ganaron mentes y corazones: los soldados fueron los primeros en ser convencidos de la necesidad de “salvar a la patria del enemigo comunista”; muchos de ellos actuaron bajo esa convicción. Ese enemigo, por cierto, era tan ambiguo que cualquiera podía entrar en la definición.

De esta manera, se puede encontrar que los argumentos esbozados por el gobierno salvadoreño, son los mismos que otros Estados autoritarios expresaron ante la misma práctica. Éstos tenían que ver con la defensa de la seguridad y estabilidad nacional, con la lucha en contra del enemigo interno que asolaba a los países. Lo anterior, a partir de la consideración de que la desaparición forzada de infantes constituye un hecho representativo de la violencia que se ejerció desde el Estado hacia los que cuestionaban su legitimidad y planteaban formas distintas de organización, tanto política, como económica y social.

En este sentido, el presente trabajo sostiene que la desaparición forzada de infantes durante la guerra en El Salvador constituye un ejemplo de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que muchos de los gobiernos autoritarios y dictatoriales de América Latina ejercieron en contra de la población que los interpelaba. Así, se puede hacer referencia al caso de Guatemala, en América Central, y de Argentina y Chile, en América del Sur, en donde también se llevaron a cabo desapariciones de niños y niñas.

Por otro lado, con relación a la conformación de un pequeño archivo, es importante anotar que frente a la negativa de los Estados latinoamericanos, entre ellos el salvadoreño, a reconocer que fueron perpetradores de graves violaciones a los derechos humanos, las comisiones de la verdad, primero, y las víctimas, después, fueron quienes se ocuparon de documentar la existencia de estos ejercicios de violencia.

Lo anterior es fundamental porque ha sido a partir de que se han documentado estos procesos, sobre todo con testimonios orales, que se ha podido demostrar, en primer lugar, que los Estados autoritarios latinoamericanos sí ejercieron acciones violatorias de los derechos humanos y, después, esa información en muchos de los casos ha servido para llevar a juicio a los responsables de estos delitos.

De acuerdo a lo anterior, la conformación de un pequeño archivo con testimonios orales es relevante en dos sentidos: en primer lugar, porque se trata de un pequeño acervo que resguarda la memoria, ésa que ha servido para evidenciar que sí existe el fenómeno de la desaparición forzada de infantes, así como mostrar cuáles son sus características. Siguiendo este punto, vale la pena considerar que esta información es la que ha servido a las víctimas y a la sociedad en su conjunto como sustento en las luchas por el respeto a los derechos humanos, lo cual se inscribe en un fenómeno más amplio, dado que esto es lo que ha ocurrido en distintos países con pasados autoritarios en América Latina.

En segundo lugar, es relevante porque el material acopiado estará disponible para que quien se interese en indagar el fenómeno lo haga. Lo anterior, partiendo de la consideración de que la investigación de estos hechos es complicada si se pretende hacer echando mano de la información de las instituciones gubernamentales, dado que los documentos son prácticamente inaccesibles. Por otro lado, aunque se pudiera tener acceso a esta información, es un hecho que los testimonios de las víctimas nos ofrecen una dimensión distinta de los hechos, que es muy importante considerar a la hora de aproximarnos al estudio de un fenómeno dado. Así, he partido de la convicción de que tenemos derecho a conocer e interpretar nuestro pasado y, para tal fin, los archivos son fundamentales.4

Metodología

Revisión documental

La investigación fue realizada desde la perspectiva de la Historia, en la que se pueden distinguir dos momentos en el proceso de la indagación, con objetivos específicos para cada uno de ellos. Se llevó a cabo la necesaria contextualización histórica de los hechos que se estudiaron, 1980-1984, es decir, se inscribió el fenómeno en el escenario de una Centroamérica convulsa por un ambiente de violencia política y militar.

Una vez establecido el marco histórico, se procedió a la segunda etapa de la indagatoria, en la cual se realizó la reconstrucción de episodios o acontecimientos específicos de la guerra; sobre todo, de aquéllos que estuvieron directamente relacionados con la desaparición forzada de niños y niñas. Esta reconstrucción se llevó a cabo durante una estancia de investigación en El Salvador, de agosto a diciembre de 2010.

La estancia tuvo como objetivo recopilar información relativa al tema de los y las niñas desaparecidas durante el conflicto armado en el país centroamericano, y se dividió en dos partes, de acuerdo a los objetivos. La primera parte estuvo dedicada a la consulta documental, es decir, a la revisión hemerográfica y de archivo, y, la segunda, a la realización de entrevistas.

Con respecto a la primera parte, realicé la revisión de lo publicado en la década de los ochenta por dos periódicos de circulación nacional de El Salvador, ambos resguardados en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia: El Diario de Hoy y El Diario Latino. El primero es periódico marcadamente oficial y el segundo es un poco más crítico. En ambas publicaciones la información que seguí con mayor atención fue la relativa a los comunicados del Comité de Prensa de la Fuerza Armada de El Salvador (COPREFA), dado que se trata de la voz más cercana a los militares a la que pude tener acceso, es decir, en ellos encontré muchas de las posturas oficiales con respecto a los distintos eventos de la guerra.

De acuerdo a lo anterior, me concentré en las operaciones militares; sobre todo en la información que hiciera referencia a niños y niñas asesinadas, extraviadas, adoptadas, etcétera. Restringí la consulta a momentos claves previamente identificados y presté mayor atención a los meses en que la actividad represiva fue más alta (y, por ende, la desaparición de niños y niñas fue más frecuente), siguiendo una guía hecha a partir de las fechas de masacres y grandes violaciones a los derechos humanos.

La mayoría de las notas publicadas en dichos periódicos, como se mencionó antes, son muy tendenciosas. Sin embargo, resultan importantes en tanto que proporcionan mucha información con respecto a los operativos que realizaba la Fuerza Armada de El Salvador, tales como los nombres de las operaciones, los batallones que participaban y, en ocasiones, los nombres de las personas responsables de dichas actividades, así como el área geográfica en que éstas se llevaban a cabo. Muchos de los datos hallados en los periódicos coinciden con testimonios de familiares cuyos hijos e hijas desaparecieron, en medio de las mencionadas incursiones militares. En este sentido, la información de los periódicos resultó fundamental para la reconstrucción y contextualización de los hechos.

En cuanto a la consulta de archivos, ésta se realizó en la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desparecidos. En la sede de la organización efectué la revisión de su acervo documental y parte del archivo de investigación, así como lo referente al contacto con familiares de niños y niñas desaparecidas, para la realización de entrevistas. En la Pro-Búsqueda se me permitió trabajar tanto en el Área de Incidencia (que es la que cuenta con una pequeña biblioteca y además se encarga de la relación con los familiares de infantes desaparecidos) como en el Área de Investigación.

En lo referente al trabajo realizado en el Área de Incidencia, éste consistió en la revisión del material bibliográfico y hemerográfico con que cuenta la asociación. Se revisaron libros e informes relativos a la problemática de la desaparición forzada, en general, y de la niñez desaparecida en El Salvador, en particular. Asimismo, se concluyó con la lectura de los números de la revista En Búsqueda, material de difusión del organismo que va de octubre de 1996 a junio de 2010.

Con relación a la actividad llevada a cabo en el Área de Investigación, que consistió en la revisión del Archivo de Investigación de Pro-Búsqueda, es pertinente anotar que su acceso está completamente restringido al público. El archivo está dividido en tres partes: la primera, que es la más grande, corresponde a la que concentra los expedientes de las investigaciones en curso. Ésta no puede ser consultada por ninguna persona ajena a la institución, por el hecho de contener información que aún no es definitiva y por el uso que se pudiera hacer de ella.

La siguiente parte del acervo es la que contiene los casos de infantes desaparecidos que ya han sido localizados, pero que aún no se han reencontrado con sus familias biológicas. Las razones por las cuales no se pueden consultar estos documentos tienen que ver con que, de acuerdo a los parámetros de Pro-Búsqueda, el proceso de investigación no culmina con la localización de un desaparecido o desaparecida, sino con el reencuentro con su familia biológica.

Finalmente, está la parte que comprende los casos de las y los jóvenes localizados que han podido reencontrarse con sus familiares biológicos. De esta sección es de donde han salido algunos de los casos que Pro-Búsqueda ha mandado a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) y fue justo la que se me permitió consultar.

Los expedientes contienen todo el proceso de investigación que realiza la asociación para cada caso: la denuncia que interpone algún familiar y/o conocido sobre la desaparición de los menores, la reconstrucción del contexto en el que ésta se llevó a cabo, entrevistas a testigos de los hechos, algunos testimonios de ex miembros de las fuerzas armadas y, en algunos casos, los resultados de los exámenes de ADN que determinan el parentesco.

Las entrevistas

Con respecto a la segunda parte de la estancia de investigación, que correspondió al complemento de la investigación documental con la realización de entrevistas, ésta tuvo el objetivo de recuperar algunos testimonios de personas involucradas en los acontecimientos a indagar, sobre todo de aquéllas que ahora tienen un vínculo con Pro-Búsqueda.

Se planteó una investigación desde el punto de vista de la Historia, por lo que me parece pertinente hacer hincapié en que la metodología ofrecida por la historia oral fue muy importante para llevar a cabo esta parte del trabajo de investigación. Lo anterior, bajo la consideración de que la historia oral: “es también una forma de recuperar aquella historia que ha sido silenciada (…) [ya que] hemos considerado a la historia como algo profundamente ligado a las fuentes escritas”.5

Por otro lado, atendiendo al hecho de que el objeto de investigación es temporalmente muy cercano, uno de los problemas que supone hacer historia contemporánea, en cuanto a la disponibilidad de las fuentes, es que se resolvió partir de las alternativas que la metodología de la historia oral ofrece, en tanto que se trata de una “metodología creadora o productora de fuentes para el estudio de cómo los individuos (actores, sujetos, protagonistas, observadores) perciben y/o son afectados por los diferentes procesos históricos de su tiempo”.6 Asimismo, esta fue la razón por la cual se consideró viable la conformación del pequeño Archivo, referido líneas anteriores.

En este punto me parece pertinente enfatizar el hecho de que al momento de estar el historiador o historiadora creando una fuente, es menester distinguir entre la oralidad y la historia oral propiamente dicha:

la oralidad es la forma más antigua de transmisión del conocimiento histórico. Sin embargo, no toda cuestión oral es historia oral. Existen múltiples formas de testimonios, que son válidas y útiles, pero que no son historia oral. La labor de entrevista que hace un periodista es oralidad; el trabajo de antropología cultural también lo es; y ni hablar del análisis lingüístico y del discurso. En el caso de la historia oral sus pautas distintivas tienen que ver sobre todo con el hecho de que a través de la oralidad se trata de disparar la memoria para construir una fuente que nos aporte a lograr una forma más completa de comprensión del proceso social.7

De acuerdo a lo anterior y considerando los tres enfoques ofrecidos por la metodología de la historia oral, a saber: historias de vida, la perspectiva temática y la oralidad, se trabajó bajo las dos primeras, es decir, la historia de vida y el enfoque temático. Uno de los objetivos principales de la investigación es la reconstrucción de momentos de la guerra en que se llevaron a cabo desapariciones forzadas de infantes; es decir, no se trató de indagar y profundizar en la impresión o sensación que los eventos causaron en las personas que los vivieron, sino de reconstruir esos eventos.

En este sentido, resultaron fundamentales las dos perspectivas mencionadas de la historia oral. En primer lugar, a través de la historia de vida se ubicaron temporalmente los acontecimientos y, en segundo término, una vez ubicados los sucesos a indagar en la vida de las personas, se abordó y abundó en los episodios específicos que se reconstruyeron, a partir del enfoque temático.

En este punto es necesario explicitar –aunque parezca una obviedad– que para la historia oral es fundamental la realización de entrevistas. En este sentido, a partir de los enfoques de la historia oral propuestos (historia de vida y perspectiva temática), se eligieron los tipos de entrevistas a realizar. Dentro de las propuestas metodológicas para llevar a cabo entrevistas, en el marco de la historia oral se distinguen de diversos tipos. Existen las entrevistas individuales y colectivas, y éstas, a su vez, tienen varias subdivisiones. De acuerdo con los objetivos de la investigación, se optó por la realización de entrevistas individuales, las cuales pueden ser estructuradas, semi-estructuradas o no estructuradas. Para los fines de la indagación y de acuerdo a las necesidades que presentan las perspectivas de historia oral electas, se consideró echar mano de las dos primeras, es decir, de las entrevistas estructuradas y de las semi-estructuradas. Las entrevistas estructuradas, son:

aquella(s) en que el entrevistador/a prepara previamente un conjunto de preguntas que luego formula a su entrevistado/a. Su uso se recomienda para aquellos casos en que se busca mayor información o el testimonio de determinadas personas sobre un suceso, tema o acontecimiento específico.8

Por su parte, las entrevistas semi-estructuradas son útiles cuando se trata de historias de vida, ya que consisten en: “que el entrevistador sugiere temas o pistas muy generales a su entrevistado/a. En esta categoría se encuentra un modelo muy útil para los ‘relatos de vida’”.9

Siguiendo con lo anterior, se conformó un grupo de informantes que estuvieron dispuestos a ser entrevistados y compartir sus testimonios, sus historias de vida. El grupo de informantes se constituyó con gente vinculada a Pro-Búsqueda: colaboradores, padres y madres y sus hijos e hijas, con la finalidad de contar con fuentes de primera mano acerca de los acontecimientos. Es importante destacar que se dio prioridad a las personas involucradas en los eventos de la guerra, sobre todo a los niños y niñas, hoy adultos, ya que lo que se buscaba no era hacer una historia de Pro-Búsqueda, sino de los eventos que han sido, en buena medida, razón y motor de la organización.

Las y los informantes

Como ya se mencionó, el contacto con las y los informantes se realizó a través de Pro-Búsqueda. La mayoría de los viajes que realicé para encontrarme con familiares de niños y niñas desaparecidas fueron en compañía de personal de la asociación, aprovechando los talleres del “Área Psicosocial” que regularmente llevan a cabo con los familiares en distintas zonas del país. El grupo fue formado por personas que, durante el periodo de la guerra, vivían en las zonas de gran influencia del FMLN y que, por esa razón, fueron duramente reprimidas; esas zonas se ubican en los departamentos que presentan mayor cantidad de niños y niñas desaparecidas.

La mayoría de las personas entrevistadas forman parte de la asociación y tienen uno o más familiares desaparecidos; fue esta la razón por la cual se acercaron a Pro-Búsqueda. Algunas ya han encontrado a sus hijos e hijas, otras descubrieron que sus seres queridos habían sido asesinados en algún operativo militar y otras más continúan en su búsqueda. Así, el grupo de informantes quedó constituido de la siguiente manera: cinco personas en la zona de Morazán (incluyendo a una joven encontrada), cuatro en Cabañas (incluyendo a un ex miembro del Batallón Atlacatl), tres en la zona de San Vicente y tres en el departamento de Chalatenango.

Los testimonios de las últimas tres informantes, las de Chalatenango, son fundamentales porque se trata de las primeras mujeres que iniciaron la búsqueda de sus niños y niñas. Fueron ellas las que después, con el acompañamiento de Jon Cortina y dos familias más, fundarían la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos. Además de las antes mencionadas, entrevisté a una de las investigadoras de la asociación, así como a la gerente general de la misma.

Este libro

El libro está dividido en tres apartados. El primero: “Centroamérica en el contexto latinoamericano. De la primavera democrática a la crisis revolucionaria”, está dividido en dos partes. En la primera, se esboza la situación de América Latina, en el contexto de la Guerra Fría, y su relación con Estados Unidos.