Zensorialmente : Dejá que tu cuerpo sea tu cerebro - Estanislao Bachrach - E-Book

Zensorialmente : Dejá que tu cuerpo sea tu cerebro E-Book

Estanislao Bachrach

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¿Alguna vez escuchaste la expresión "El cuerpo no miente"? ¿Por qué durante estas últimas décadas estuvimos más interesados en los misterios del cerebro y no de nuestro verdadero templo único, nuestro cuerpo? Luego de años de dedicarme al estudio del cerebro, me di cuenta de que nos faltaba algo: aprender a sentir lo que sentimos. La experiencia de nuestra experiencia. Escuchar, registrar y entender a nuestro cuerpo y su relación con el cerebro. ZensorialMente es la bitácora para que fortalezcas entonces la inteligencia que te falta, tu inteligencia sensorial: el vehículo fundamental para que aprendas cómo tus sentidos internos distribuidos por todo tu cuerpo se relacionan con el afuera y le envían información al cerebro. La sensación es tu primer sentido en desarrollarse y junto con el movimiento son los datos crudos que tu cuerpo aporta para construir tus emociones y tu realidad. Pensá en las sensaciones como la banda de sonido de una película. Tienen el poder de hacerte sentir feliz, triste, esperanzado o al límite. Te propongo seis movimientos a través de los cuales sentir tu cuerpo. Cuando desarrolles el poder de entenderlos y distinguirlos, podrás habitar un estado de calma atenta, uno de los pilares de la filosofía zen. Así tus acciones serán guiadas mucho más por tu intuición que por tu esfuerzo consciente. Solo necesitás dejar que tu cuerpo, esta vez, sea tu cerebro.

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¿Alguna vez escuchaste la expresión “El cuerpo no miente”? ¿Por qué durante estas últimas décadas estuvimos más interesados en los misterios del cerebro y no de nuestro verdadero templo único, nuestro cuerpo? Luego de años de dedicarme al estudio del cerebro, me di cuenta de que nos faltaba algo: aprender a sentir lo que sentimos. La experiencia de nuestra experiencia. Escuchar, registrar y entender a nuestro cuerpo y su relación con el cerebro.

ZensorialMente es la bitácora para que fortalezcas entonces la inteligencia que te falta, tu inteligencia sensorial: el vehículo fundamental para que aprendas cómo tus sentidos internos distribuidos por todo tu cuerpo se relacionan con el afuera y le envían información al cerebro. La sensación es tu primer sentido en desarrollarse y junto con el movimiento son los datos crudos que tu cuerpo aporta para construir tus emociones y tu realidad.

Pensá en las sensaciones como la banda de sonido de una película. Tienen el poder de hacerte sentir feliz, triste, esperanzado o al límite. Te propongo seis movimientos a través de los cuales sentir tu cuerpo. Cuando desarrolles el poder de entenderlos y distinguirlos, podrás habitar un estado de calma atenta, uno de los pilares de la filosofía zen. Así tus acciones serán guiadas mucho más por tu intuición que por tu esfuerzo consciente. Solo necesitás dejar que tu cuerpo, esta vez, sea tu cerebro.

Estanislao Bachrach (Buenos Aires, 20 de agosto de 1971) es doctor en Biología Molecular por la UBA y la Universidad de Montpellier en Francia. Además, posee múltiples especializaciones en el extranjero en Liderazgo, Innovación, Inteligencia Emocional y Cambio, una maestría en Coaching Deportivo de Alto Rendimiento en Barcelona y una en Dirección de Empresas de la Universidad Torcuato Di Tella, donde se desempeña como profesor full-time de Liderazgo e Inteligencia Emocional hace quince

Enseñó e investigó en la Universidad de Harvard durante cinco años, donde sus estudiantes le otorgaron el Certificate of Distinction in Teaching Biological Sciences durante cuatro años consecutivos y lo nominaron al prestigioso Joseph R. Levenson Memorial Teaching Prize, que premia al mejor profesor de toda la universidad. Antes de volver al país, publicó doce trabajos científicos en revistas de alto impacto internacional y tres capítulos de libros.Ya en Argentina, codirigió programas de posgrado de Harvard Medical International y de Columbia Business School para América Latina y fue director de la Licenciatura en Economía Empresarial y de varios programas de Educación Ejecutiva en la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato DiTella. Cofundó y se desempeña al frente de Cocolab, consultora internacional en temas de creatividad, innovación, inteligencia emocional y cambio.

Hoy es un reconocido conferencista internacional. Ha participado además de varios TEDx, WOBI y documentales sobre salud, bienestar y neurociencias. En 2013, el Círculo de Creativos Argentinos le otorgó el premio Diente al Creativo del Año.

En septiembre de 2012 publicó su primer libro, ÁgilMente, que muy rápido se convirtió en el libro de no ficción más vendido de la Argentina con ediciones en España, México, Inglaterra, Italia y Corea del Sur. Su éxito siguió creciendo al publicar en 2014 EnCambio y en 2020, En El Limbo. ZensorialMente es su quinto libro.

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Cuanto más sabés, menos necesitás.

Filosofía zen

A los amorosos de mis hijos,

Valentín y Uma,

con quienes aprendí la calma atenta.

Índice

Agradecimientos

Prólogo

Introducción

Capítulo 1 Inteligencia sensorial

Capítulo 2 Energía

Capítulo 3 Tensión

Capítulo 4 Lugar

Capítulo 5 Respiración

Capítulo 6 Temperatura

Capítulo 7 Movimiento

Escaneando lo aprendido

Referencias

Landmarks

Cover

Agradecimientos

A Eliana Prada.

A Florencia Cambariere, por tantos años

de amistad, lealtad y trabajo.

A Juan Pablo Cambariere, el número 1.

A Joaco Bachrach y Shumi Gauto.

A Goyo y Silvia.

A Ale, Ona, Nina, Leon, Haru y Tori Bachrach.

A Fer Lirman y Lucas Waissmann.

A Daniel Bogiaizian.

A Juli Moret.

A Diego Cheja, Fran Vanoni, Sofi Robredo,

Charly Galosi, Patricio Nelson,

Pablo Marques, Vale Venegas, Bren Cohen

y Facu Pereyra.

A mis alumnos y exalumnos del MBA de la

Universidad Torcuato Di Tella.

A Marisol Tapia y Marilin Mataloni.

Y a Caro Madero.

Introducción

La vida es como prepararse para zarpar en un barco que terminará por hundirse.

Filosofía zen

¿Alguna vez escuchaste la expresión “El cuerpo no miente”? ¿Por qué durante estas últimas décadas estuvimos tan interesados y subyugados por los misterios del cerebro, pero no de nuestro verdadero templo único, nuestro cuerpo? ¿Por qué hay más artículos científicos acerca del órgano que dirige nuestras vidas, pero no así del lugar donde habitamos? ¿Sabías que tu mente te miente? Te miente y mentís incluso sin que te des cuenta. ¿Tu cuerpo también te miente? ¿Puede tu cuerpo –con sus sensaciones, percepciones y movimientos internos y externos– mentirte? ¿Pueden estas sensaciones, a veces placenteras, otras neutras, y por supuesto las desagradables, sean sutiles o intensas, darte y aportarte información valiosa para que transites una vida con mayor bienestar y mejores decisiones? ¿No están acaso en tu cuerpo aquellas emociones que construís a cada momento según tus estados de energía y tus estados de placer o displacer?

Con las diferentes modas que se suceden a lo largo de la historia referidas al autoconocimiento, es fácil que confundas un conocimiento superficial con una experiencia genuina. No pretendo ser el mensajero de la verdad o de lo que está bien, pero algo cambió profundamente en mí en estos últimos años, y tratar de entender qué es lo que me llevó a la investigación de este libro. Atrapado en mi departamento durante la pandemia y la cuarentena, de repente empecé a sentir, entre otras muchas cosas, que me faltaba algo esencial. Aprender a sentir lo que sentía. La experiencia de mi experiencia. Escuchar, registrar y entender mi cuerpo.

Tu cerebro contiene tres veces más neuronas que tu primo más cercano, el chimpancé. Ochenta y seis mil millones de neuronas con cien trillones de conexiones entre ellas. Si bien lo más extraordinario que tenés está dentro de tu cabeza, entre el 75% y el 80% de tu cerebro está compuesto por agua y el resto, en su mayoría, de grasa y proteínas. Impresionante que tres sustancias bien básicas puedan juntarse de manera que te permitan ser quien sos, ¿no?

Una de las cosas que más me sorprenden del cerebro es que todo lo que vos sabés sobre el mundo te lo permite algo que nunca vio el mundo. Tu cerebro existe en silencio y oscuridad, además de no tener receptores de dolor, es decir, no tiene sensaciones. Nunca sintió el sol o el viento. Para tu cerebro, el mundo es solo una cantidad de impulsos eléctricos, como si fuera una especie de código Morse. Es a partir de esta información neutra y básica que crea el maravilloso mundo de sensaciones. Vos, quietito, sentado ahí, sin hacer nada, y durante 30 segundos tu cerebro descifra y maneja más información de lo que el telescopio espacial Hubble ha interpretado y procesado en 30 años. Un pedacito de tu córtex del tamaño de un grano de arena contiene dos mil terabytes de información. Algo así como mil doscientas millones de copias de este libro. Se estima, según un artículo de la prestigiosa revista Nature Neuroscience, que todo tu cerebro podría albergar unos doscientos exabytes de información. Lo que sería el total del contenido digital que existe hoy en el mundo entero. Tu cerebro, además, es hambriento. Si bien representa el 2% del peso de tu cuerpo, utiliza el 20% de tu energía. En un recién nacido, el 65% del tiempo. Por eso los bebés duermen tanto y tienen tanta grasa corporal. Sus cerebros, que comen y crecen fatigándolos, utilizan esa grasa como reserva de energía. Si bien es el órgano más caro, porque consume mucha energía, también es muy eficiente. Solo necesita cuatrocientas calorías por día. Dos facturas de la panadería.

A diferencia de las otras células del cuerpo, que son típicamente compactas y esféricas, las neuronas son bien diferentes. Largas y fibrosas para permitir el pasaje más eficiente de las señales eléctricas entre ellas. Su cable principal se conoce como axón. Al final de este, se extienden ramificaciones llamadas dendritas. Una neurona puede tener hasta cuatrocientas mil dendritas. Y a los pequeñísimos espacios que hay entre las neuronas se los conoce como sinapsis. Cada una de tus neuronas conecta con miles de otras neuronas, ofreciendo trillones y trillones de conexiones posibles. El neurocientífico David Eagleman afirma que en un centímetro cúbico de tejido neuronal hay más conexiones que estrellas en toda la Vía Láctea. Lo curioso de tu cerebro es lo innecesariamente grande que es. Para sobrevivir en la Tierra no necesitás ser Picasso o Da Vinci, sino simplemente ser más inteligente que otros cuadrúpedos ¿Por qué entonces hemos invertido tanta energía y riesgo en producir semejante capacidad mental que no necesitamos? Tu cerebro nunca te contestará esa pregunta.

Considerando todo lo que se ha estudiado del cerebro durante tantos años, es increíble lo que aún no conocemos de él, o al menos todo aquello en lo que la ciencia no se pone de acuerdo. Por ejemplo: ¿qué es la conciencia?, o ¿qué es exactamente un pensamiento?

Pensar es tu talento más milagroso y vital, sin embargo, en términos fisiológicos, no sabemos exactamente qué es pensar. A tu cerebro le lleva tiempo formarse completamente. Un cerebro adolescente está formado en un 80% y recién está cableado por completo a los veintipico. A pesar de esto, la mayor parte de la formación del cerebro ocurrió en tus primeros dos años de vida. Es además uno de los órganos más vulnerables. Aunque está asentado cómodamente en el cráneo protector, es susceptible de ser dañado cuando se inflama debido a infecciones, cuando le entra líquido, por ejemplo, por sangrado interno, ya que ese material extra no tiene adónde ir. Esto resulta en una compresión de tu cerebro que puede ser fatal. También puede lastimarse si es golpeado de manera repentina contra el cráneo, por ejemplo, en una caída o accidente de auto. Tiene una fina capa protectora de fluido en las meninges, que es la membrana más externa del cerebro.

Sin embargo, tu cerebro es más vulnerable por sus propias tormentas internas. Accidentes cerebro vasculares –segunda causa más común de muerte en el mundo– y convulsiones. Extrañamente, la mayoría de los otros mamíferos no sufren este tipo de accidentes, lo cual sigue siendo un misterio. Tu cerebro es un lugar a la vez desconcertante y maravilloso. Nada con respecto a tu cerebro es simple. Incluso estar inconsciente es algo complicado, como estar dormido, anestesiado o golpeado. Podés estar en coma –ojos cerrados y totalmente inconsciente–, en estado vegetativo –ojos abiertos e inconsciente–, o parcialmente consciente –ocasionalmente lúcido, pero mucho tiempo confundido o inconsciente.

Otra de las cosas inesperadas de tu cerebro es que hoy es mucho más chico que hace diez mil años. Un cerebro promedio se encogió de mil quinientos centímetros cúbicos a mil trescientos cincuenta. Es como haberle sacado el tamaño de una pelota de tenis. No es fácil de explicar por qué ocurrió simultáneamente en todo el mundo, como si hubiésemos acordado en hacerlo. Se presume que con esta reducción el cerebro se hizo más eficiente, empacando más información y rendimiento en un espacio más reducido. Como los smartphones. Pero nadie puede probarlo. Al mismo tiempo que esto sucedía, nuestros cráneos se hicieron más finos. Tampoco nadie puede explicarlo. Quizás tener cráneos menos robustos, dado un estilo de vida más activo, no hace necesario invertir en un hueso de cráneo tan duro. Aunque simplemente también puede ser que hoy no seamos lo que éramos.

Tu cerebro distribuido se extiende hasta los dedos de las manos y los pies a través de los sistemas nerviosos central, autónomo y periférico. El propósito del cerebro y el sistema nervioso es ayudar a un organismo a mantenerse en equilibrio con su entorno. Si tu cerebro distribuido se extiende hasta tus dedos de las manos y los pies, entonces tu cuerpo desempeña un papel crucial en la respuesta a las señales sociales y tus respuestas emocionales. La mayor parte de tu cerebro está dedicado a actividades no verbales, no analíticas, sin procesamiento racional, sino que se basa en tu cuerpo.

Como sabrás, si leíste mi libro anterior, En el limbo, durante los últimos años me interesé cada vez más por el mundo de las emociones. No solo para mi vida, sino por mis clientes, alumnos, familiares y amigos. La mejora de la inteligencia emocional intrapersonal e interpersonal –esta última también conocida como inteligencia social– tiene un impacto mayúsculo tanto en la toma de decisiones como en el bienestar propio y de los que te rodean. Sin embargo, mucha gente aún duda de estas habilidades que todos tenemos y que podemos desarrollar a cualquier edad. De manera sintética, esta inteligencia es tu habilidad de ser consciente y manejar tus propias emociones y estados de ánimo para accionar de modo eficiente en beneficio de tu propia vida y la de quienes te rodean.

Ahora bien, las emociones ¿están en tu cerebro o en tu cuerpo? ¿O en ambos? ¿Es importante responderse esta pregunta? ¿Es el cerebro parte de tu cuerpo o tu cuerpo parte de tu cerebro?

Como ya te conté, durante la pandemia, y en mi caso la cuarentena, empecé a interesarme en el cuerpo y su conexión con el cerebro. De pronto, encerrado en casa, me di cuenta –mis dos palabras favoritas cuando están juntas– de que había vivido casi toda mi vida en mi cabeza. Mi cuerpo… ¿Qué pasa en mi cuerpo? ¿Cuál es su relación con mi cerebro, mi cabeza? Pero no desde lo estético, la salud o el estado atlético. Empecé a prestar atención a las sutilezas de los diferentes estados de mi cuerpo, los estados de ánimo que influían en mis órganos y vísceras, incluso en el equilibrio y, sobre todo, cómo respondía o reaccionaba a pequeñas diferencias que variaban durante el día y la noche. Mis sensaciones. El cuerpo como órgano que siente. La capacidad de sentirme a mí mismo. De sensar movimientos, temperaturas, presiones, estados de ánimo, respiración, energía y en dónde están ocurriendo. Ser consciente, o cada vez más, de todas mis sensaciones y emociones a un nivel muy sutil y fino, en detalle. Te aseguro que este viaje introspectivo y profundo te permite sumar a tu inteligencia conceptual –quién sos y qué historia te contás sobre vos mismo– una inteligencia sensorial que abarca tus sentidos internos y externos, y tu inteligencia emocional.

Tus posturas, gestos, movimientos y sensaciones internas influyen, afectan e impactan en quién sos, cómo pensás, cómo sentís y todo lo que hacés en tu vida. Pero, ojo, tenés que ser consciente de que toda área de tu cuerpo que aún no has descubierto, y te dispongas a hacerlo, puede ser lugar de potencial incomodidad. Y estas molestias pueden manifestarse no solo en el cuerpo, sino también en tu mente, tus pensamientos. Incluso, generar fricciones con tus seres queridos. Para mí vale mucho la pena, ya que todo lo inexplorado acerca de vos es o se va a convertir en una suerte de traba de tu armonía.

ZensorialMente es mi invitación a este viaje interno que quizás te permita o te ayude a responder cómo podés alcanzar, con mayor claridad y compromiso, tus necesidades para lograr una vida con más sentido, contribuyendo a algo que realmente te importa.

Que quieras hacer este viaje conmigo te va a ayudar a enfocar tu energía sin llenarte de tensión y estrés. Quiero que quieras conocerte y conocer más y mejor tu capacidad sensorial, lo que te dice el cuerpo, pero sin el componente de la tensión de que “tenés” que hacerlo y “tenés” que hacerlo rápido y bien. Que tu estado de bienestar y felicidad no dependa del logro de tus objetivos futuros.

Vos, tu cuerpo, mente y cerebro son como un río en constante movimiento y cambio, y solo depende de vos darle la dirección al cauce para que el agua viaje hacia un lugar de mayor libertad y bienestar. Estoy convencido, porque lo viví en carne propia, de que conocer en profundidad los claros y oscuros de tu cuerpo va a darte más margen para encauzar esa corriente. Comprobé que, abrazando ese cambio, pude llegar a estados de felicidad más sostenidos en el tiempo. Aceptar y no rechazar, darle la bienvenida, pero no aferrarse a él. También comprobé que durante esta búsqueda hay posible dolor, cosas que “no estaban bien” para mí. A mayor inteligencia sensorial, más fácil te será darte cuenta de que a veces está bien “no estar bien”. Este darse cuenta no mejora las cosas automáticamente, pero al menos dejará de agregarle tensión a una situación o evento en un momento difícil.

Después de muchos años de búsqueda interna, apoyado en las ciencias biológicas y los datos publicados, creo que no sos un cerebro que tiene cuerpo, sino un cuerpo que contiene un cerebro. Y que son las sensaciones el aspecto más fascinante y menos entendido de tu sistema nervioso. Sentir y moverse es el eje común que tenemos todos los humanos como especie, ya que mucho de tu cerebro se dedica al sentir y al movimiento. ZensorialMente es la puesta en palabras de esta investigación personal de más de tres años con mi propio cuerpo, mente y cerebro, acompañada, por supuesto, por las ciencias biológicas que se dedican a entender cómo somos, quiénes somos y cómo sentimos.

ZensorialMente es, entonces, la fuente de conocimiento científico para que aprendas a usar tu cuerpo como herramienta de autoconocimiento y así fortalecer tu inteligencia sensorial. Tu cuerpo y, por ende, tu cerebro. Tu cuerpo, sus sensaciones y sus constantes movimientos internos y externos para el desarrollo de tu inteligencia sensorial. Teinvito a que, durante la lectura, te comprometas con tu cuerpo. Esto es que practiques los ejercicios que te ofrezco para que evalúes si te hacen sentido. Es decir, entender, sentir y ponerte en acción al mismo tiempo. No tengo dudas de que, si lográs mayor desarrollo sensorial, vas a entender con más claridad lo que realmente te importa mientras que, en simultáneo, tomarás acciones pertinentes para alcanzar tus objetivos. Mayor resiliencia, mayor empatía, mejores decisiones, sabiduría más profunda y más poder de liderazgo.

Cuando lográs fortalecer todas tus inteligencias, podés actuar con el máximo de información disponible. Desarrollar el poder de entender y discriminar las sensaciones más sutiles de tu cuerpo te va a permitir transitar un estado de calma atenta en el cual tus acciones serán guiadas más por la intuición y tus sensaciones que por tu esfuerzo consciente. Este es un estado zen.

Por último, a lo largo de ZensorialMente usaré el verbo “sensar”. Si bien este verbo, escrito con s, no figura en el diccionario, esto no significa que no exista. Sensar es y será, para el propósito de este libro, “medir una o más condiciones”.

El libro está dividido en capítulos representados por cada una de las características que te van a permitir sensar más fácilmente una sensación. Energía, tensión, lugar, respiración, temperatura y movimiento. Aprovecharé cada capítulo para que viajemos juntos dentro de tu cuerpo y los sentidos, órganos, vísceras y sistemas que forman parte de tu inteligencia sensorial y veamos cómo se relacionan con tu cerebro. El funcionamiento de tu sistema nervioso y cómo te nutren o te vacían de energía; tus músculos y cómo se fueron relacionando con tu sistema nervioso para armar tu cuerpo; tus pulmones y el impacto en tus emociones y bienestar a la hora de respirar; tus intestinos y sus microbios habitantes, con su sistema nervioso casi independiente; tu corazón, tu piel; y cómo y por qué todo se mueve y vos te movés. Todo esto conectado con la íntima relación de tu interior, con la forma de tu cuerpo, tu forma de pensar, con aquello que sentís y cómo hacés las cosas.

Antes de lanzarnos, te dejo para que reflexiones:

Si bien la objetividad de la ciencia es una idea noble, es mejor valorarla reconociendo la humanidad de los científicos con sus limitaciones y nunca suponer que la ciencia es el único acceso a la verdad.

Rupert Sheldrake

Capítulo 1Inteligencia sensorial

Dejá de pensar en lo que te gusta.

Si solo buscás tus preferencias, no podrás ser feliz.

FILOSOFÍA ZEN

Encontrarte (en algún lugar)

Cualquier hábito diario que tengas, como así también tu estrés o ciertos traumas que hayas vivido pueden hacerte perder contacto con tus sensaciones y emociones y con la forma en que tu cuerpo se mueve, siente y actúa. En el momento en que tu atención es absorbida por tus pensamientos, juicios, expectativas y otros estresores, te quedás sin tiempo para prestarte atención. No es nada sorprendente que pierdas contacto con vos mismo. Salvo que seas un monje budista o vivas cerca del mar, la montaña, o realices una práctica regular de autoconocimiento de tu cuerpo, es muy probable que vivas en un mundo social complejo con responsabilidades, reuniones y preocupaciones. Lo que sí sorprende es que, cuando perdés atención, también te perdés de tener una vida emocional equilibrada, mejor salud física y un sentido de bienestar. El desarrollo de tu inteligencia sensorial es justamente la habilidad para prestarte atención a vos, a tus sensaciones y emociones, a cómo te movés en el momento presente, pero sin la influencia de tus pensamientos críticos.

Tu inteligencia sensorial es la sumatoria de tu inteligencia emocional o del grado de autoconocimiento que tenés sobre tus emociones, y lo que conocés sobre tus sentidos externos (vista, oído, gusto, olfato, tacto), tu sentido de la propiocepción (equilibrio, tu cuerpo en el espacio) y tus sentidos internos o interoceptivos. En ZensorialMente me dedicaré más profundamente a estos dos últimos, es decir, a lo que sucede en tu cuerpo.

En efecto, en ÁgilMente (2012) me propuse contarte cómo la ciencia demuestra que, tengas la edad que tengas, siempre podés ser más creativo. Luego, con EnCambio (2014) te conté que tu cerebro puede lograr una mejora en su performance creciendo, adaptándose, reinventándose y desarrollándose. O sea, puede cambiar para que, en definitiva, vos cambies. Esto podés lograrlo a través de una combinación de las expectativas que te creás –tu futuro– y las experiencias que viviste en tu vida –tu presente y pasado–, multiplicado por la densidad de atención positiva –a qué y cómo y cuánto le prestás atención–, multiplicado por el poder de vetar –tu capacidad consciente de decidir NO hacer algo que el cerebro de manera involuntaria decidió hacer–. Después, en En el limbo (2020) te conté que para la biología moderna del cerebro las emociones dependen de tres elementos: la interocepción, que son las áreas interoceptivas de tu cerebro, como la ínsula, que reciben información e interpretan lo que sucede, segundo a segundo, en tu cuerpo; tus experiencias pasadas (tus pensamientos) que influyen en tu forma de interpretar y dar sentido y significado a las circunstancias y hechos que ocurren en tu vida; y tu contexto (junto a tu cultura) que es lo que te rodea mientras atravesás una situación particular. En este último modelo, las emociones emergen entonces cuando vos le das sentido –con tus pensamientos, casi siempre de forma no consciente– a la información interna de tu cuerpo –interocepción– y del mundo que te rodea –contexto–, utilizando el conocimiento basado en tus experiencias anteriores –experiencias pasadas–. Estos tres libros tuvieron como eje común tu cerebro, ese que está en tu cabeza. Si no los leíste, no te preocupes, no afecta en nada a la lectura de este, pero vos te lo perdés. En ZensorialMentete estoy invitando a bajar a tu cuerpo. En efecto, tu cerebro se distribuye por todo tu cuerpo y este, además, le aporta información vital para todo lo que decide hacer, sentir y pensar.

Voy a explicarte, entonces, lo que científicamente se considera la base que te permite construir tus emociones: la interocepción, tus sentidos interoceptivos. Una vez más, esta es la representación en tu cerebro de todas las sensaciones de tus órganos internos y tejidos. Es decir que, para entender y registrar tu interocepción, necesitás sentir y sensar tus sensaciones en el cuerpo. En resumen, las sensaciones de tu cuerpo son registradas por tus sentidos internos o interoceptivos y esto es la base, según tus estados de placer/displacer, energía alta/baja, para la creación de tus emociones. Las sensaciones, estrella principal de este libro, son los datos crudos que, una vez interpretados (con tus pensamientos) por tu cerebro, seas o no consciente de que lo estás haciendo, hacen que surjan tus emociones.

Sensaciones ----- Interocepción ----- Emociones

Está estudiado que, si lográs fortalecer el poder de distinguir y sensar tus sensaciones, desarrollás mayores conexiones en las áreas interoceptivas de tu cerebro y, en consecuencia, mejora la inteligencia emocional. Es decir que, desarrollando mayor inteligencia sensorial, desarrollás también tu inteligencia emocional.

En síntesis, cuando aprendés a sensar la información que te aportan tus sentidos internos, fortalecés la base para el desarrollo de tu autoconocimiento o inteligencia sensorial. Quiero aclararte que, a lo largo de estas páginas, utilizaré indistintamente las palabras inteligencia o autoconocimiento, dado que, cuanto más conocés un aspecto de vos mismo, más inteligente sos.

Algunos ejemplos de tus sentidos interoceptivos son la tensión de tus músculos, el movimiento de los intestinos, la frecuencia de la respiración, la temperatura en tu piel, los latidos del corazón, tu estado de energía, etc. Como ves, para poder estudiarlos, debés aprender y comprender sobre los músculos, tu piel, tu corazón, los intestinos, los pulmones, todos tus diferentes sistemas nerviosos, y eso es lo que harás a partir del capítulo siguiente y a lo largo de todo el libro.

Por otro lado, para que fortalezcas tu comprensión y las conexiones neuronales involucradas en tus sentidos interoceptivos, es clave que logres distinguir tus sensaciones