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Este libro está estructurado en dos tomos. Cuenta con una amplia selección de imágenes que ilustran todo el andar de los automóviles antiguos en Cuba. Recrea una historia a través de su surgimiento en el mundo y sus primeros momentos en la Isla, la entrada al país de los automóviles en varias etapas, la inventiva cubana después de la caída del campo socialista, la historia del Movimiento de Autos Antiguos, ejemplos de rescates y restauraciones de autos antiguos, las joyas rodantes, los raros y curiosos que aún circulan por nuestras calles, los automóviles con historia propia, los cambios estéticos y mecánicos, la historia de las diferentes carreras en un extenso, las personalidades y personajes históricos del mundo del automóvil, efemérides del automovilismo cubano y, finalmente, un interesante e instructivo glosario de términos que lo ayudará a comprender mejor esta obra.
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Seitenzahl: 403
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Revisión técnica para e-book: Carlos A. Andino Rodríguez
Edición y corrección: Ing. Isis Pérez Hernández
Diseño de cubierta: Seidel González Vásquez (6del)
Diseño interior: Elvira Corzo Alonso
Realización: Damián Borges de León
Composición digitalizada: Irina Borrero Kindelán
Conversión ebook: Alejandro Villar Saavedra
© Orlando Agustín Morales Pulido, 2019
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2021
ISBN 9789590512087
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INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
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Cada vez que escribo algún artículo, conferencia o libro, siempre viene a mi mente el recuerdo de mi padre, de cómo me formó y educó, de sus enseñanzas para la vida, que tanto me han ayudado.
El recuerdo de su tesón y voluntad para el trabajo, su lucha para alcanzar sus objetivos en la vida, entre ellos el logro de una mejor existencia para su familia, me han servido de inspiración siempre a lo largo de toda mi trayectoria.
Sin ese y otros buenos ejemplos, no hubiera podido lograr mis metas en la vida, una de las cuales ha sido la recopilación y redacción de esta historia que hoy logro culminar después de 16 años de trabajo, en los que he tenido que cohibirme y cohibir a mis familiares más cercanos de una mejor y más constante atención y distracción.
La otra persona a la cual quiero dedicarle esta obra, es a quien ha estado junto a mí durante mis últimos 47 años a María Ofelia Fuentes Martínez, la primera afectada por mi dedicación a la investigación y escritura de estas historias. A ella no tengo forma de agradecerle su paciencia hacia mí, durante los días, noches y madrugadas que sentado frente a mi computadora (su rival), me he alejado de ella.
Espero ahora después de terminada esta tarea, poderle dedicar más atención, toda la que ella se ha merecido y se merece, pero mientras tanto, quiero dejar constancia pública e histórica de mi eterno agradecimiento a su ternura, paciencia, comprensión, apoyo, atención y cuidados, sin los cuales tampoco yo hubiera podido llegar al final de esta obra, que es en muy buena medida de ella también, muchas gracias “diablito”.
Debo decir, en primer lugar, que sin la ayuda y el aporte decisivo de todos, de Lorenzo Verdecia Espinosa, Lupe Fuentes Macías y José Festary Cremati, me hubiese resultado imposible acopiar todo el material, fotos, documentos, objetos, notas, etc., que me permitieron profundizar lo suficiente para poder escribir esta historia, en particular, este capítulo tan importante en la historia completa del automóvil en Cuba.
Sin ellos, no hubiera podido concluir esta obra. A ellos, entre otros, sometí al final, la revisión de la misma, luchando porque existieran los menos errores u omisiones importantes y esta historia estuviese lo más ajustada posible a la realidad de los hechos que en ella se narran, independientemente que conozco que no existe obra humana exenta de errores.
Cuando uno se dispone a escribir un libro y si es sobre la historia de algún tema en específico, más todavía, sabe que al confeccionar la guía temática debe identificar, entre otras cosas, a las personas y los lugares que puedan tener los conocimientos generales y técnicos, las experiencias vividas y la documentación que avale esas historias.
Esa fue una de las primeras cosas que hice al comenzar esta tarea y así logré primero, identificar la información primaria en lugares, bibliotecas, museos, etc., y personas que pudieran reunir esos requisitos y que quisieran cooperar en este trabajo.
Para escribir el capítulo 9 del tomo I de esta historia referente al Movimiento de Autos Antiguos en Cuba, aparte de mis vivencias y materiales acopiados durante mis años dentro del Movimiento, decidí acudir a aquellos compañeros que fundaron este y se han mantenido vinculados al mismo desde entonces.
Fue así que solicité a Lupe Fuentes Macías, directora de Programas de la Televisión cubana y a Lorenzo Verdecía Espinosa, productor también de la Televisión, que me facilitaran toda la información que ellos habían logrado acopiar en sus años de trabajo dentro del Movimiento de Autos Antiguos en Cuba. En el caso de Lupe desde su vinculación a la Peña Amigos de Fangio, en su creación en el año 2007 y a Verdecia desde que creó el Movimiento en 1996 y la Peña en el 2007.
Ambos inmediatamente que les expliqué el objetivo del trabajo, me entregaron desinteresadamente todos los materiales reunidos por ellos durante estos años, los cuales me han servido para poder plasmar esa etapa de “La historia del movimiento de autos antiguos en Cuba”.
Al terminar de redactar este capítulo (9), se los entregué para su revisión, corrección y aprobación, al ser ellos las personas de mayores vivencias y conocimientos del tema. Sin sus materiales e historias recogidas por mí en diferentes entrevistas con ambos, no hubiese podido escribir esta parte de la historia, como constancia de aquellos hechos que ya hoy son historia pasada, pero ahora podrán perdurar en el tiempo para las actuales y futuras generaciones. Para ambos mi agradecimiento por su cooperación sincera y desinteresada.
En estos años he acudido a algunos otros compañeros que tienen en su mente muy frescos, hechos relacionados con el automóvil en Cuba, a los cuales han permanecido vinculados por más de medio siglo. Uno de ellos me ha aportado muchas anécdotas y datos importantes para esta obra, sobre todo desde el punto de vista técnico, pues Enrique Diez Duarte, que es el nombre de este compañero, es un experto mecánico automotriz, en el cual me apoyé en diferentes ocasiones durante mi trabajo y hacia él va mi agradecimiento por su apoyo solidario.
Otros compañeros fueron consultados por mí, sobre esta historia de los Autos Antiguos en Cuba, como José Festary Cremati, Alberto Gutiérrez Alonso y otros, vinculados todos al Movimiento de Autos Antiguos desde sus orígenes.
Y tuve también la suerte de contar con mi compañero en el Movimiento de Autos Antiguos, el Doctor en Ciencias Pedagógicas Armando S. Miari de Casas, presidente del Club de Autos Deportivos de Cuba, que ha sido el que ha revisado y corregido aspectos de la redacción, estilo, ortografía y otros en los textos completos de estas historias, aportando además, múltiples sugerencias para la mejor comprensión de los temas, a la vez que se lograra mayor cientificidad y veracidad en las narraciones de los hechos.
Para Armandito, mis respetos y consideración, aparejados al reconocimiento y agradecimiento por su valiosa ayuda para la terminación de esta obra.
Ellos me han demostrado durante todos estos meses y años, que hemos invertido en la terminación de esta obra, que la tomaron como propia y así me lo han confirmado día a día con su paciencia hacia conmigo.
Estos han sido mis principales colaboradores en este primer tomo de esta historia contada en dos tomos sobre los 120 años de presencia de los automóviles en Cuba. Otros compañeros me han ayudado en la otra historia a los cuales haré referencia en el tomo II de esta obra, para todos mi agradecimiento eterno por su cooperación sincera y desinteresada.
Sin el concurso de ellos no fuera posible ver terminado este libro, a todos una vez más, mi agradecimiento, consideración y respeto.
A esta historia, le incorporé todas mis vivencias, experiencias y fuerzas, así como documentos, materiales y fotografías tiradas durante mis años de militancia dentro del Movimiento de Autos Antiguos.
Gracias también a los lectores de estas historias que fueron los destinatarios de este trabajo que ocupó mis últimos 16 años de vida útil.
Hace algunos años cuando me incorporé al Movimiento de Autos Antiguos, conocí al autor de unos boletines sobre la historia del automovilismo cubano. Eran 17 folletos que con rapidez aprecié por el contenido que ofrecía hasta ese momento muy difícil de encontrar en nuestro país, por lo que los conservo celosamente. También percibí que eran textos de fácil comprensión que ampliarían los conocimientos y experiencia en esta materia tan gustada en nuestro pueblo, demostrando que detrás había la paciente labor de un investigador.
Con posterioridad, tuve la oportunidad de trabajar con él en la organización de algunas actividades relacionadas con los autos antiguos y ahí supe que llevaba varios años investigando sobre estos temas del transporte, fundamentalmente en Cuba. Tuve la suerte de leer los dos tomos de su obra 120 años de presencia de los automóviles en Cuba en ese momento que, basado en la información acumulada, surge la idea de hacer esta obra con un peso mayor en las imágenes que el autor atesoraba y que serían de excelente valor didáctico.
Es verdad que algunos confunden historia con memoria, pero en esta obra el autor hace una excelente unidad entre lo vivido y todo lo que obtuvo como resultado de una profunda investigación que le llevó 16 años de su vida a desempolvar fotos, revistas, imágenes, entrevistas, periódicos y otros documentos. Compara artículos diversos, literatura variada a pesar de ser muy escasa, y anota no pocos errores que en su obra rectifica de manera clara y fundamentada. Hasta rectifica obras que han sido publicadas, algunas que fueron a beber de la suya.
Con su propio estilo de decir las cosas que en todo momento se procuró mantener, ha surgido una cuasi enciclopedia de la verdadera historia del automovilismo cubano, enmarcado en 120 años de historia, cosa que no se propuso intencionalmente, pero que todos los que lo ayudaron con sus revisiones y consejos han podido confirmar. Por eso se aprecia que el autor configura y sustenta su visión en la distancia del tiempo y de su lógica histórica un claro objetivo de ofrecer de forma diáfana el razonamiento del análisis de la información que posee, aunque a veces tuvo que discernir cuál utilizar por el gran volumen que poseía.
El lector podrá encontrar en esta obra cumbre del automovilismo cubano un enfoque profundo, amplio y documental que la hace de obligada consulta a todo público interesado en este tema que, desde el mes de diciembre de 1898 en que desembarcó en el puerto de La Habana aquel artefacto ruidoso y mal oliente que fue el primer automóvil que conoció el cubano, solamente 12 años después de que Karl Benz recibiera la patente que lo acreditaba ante el mundo como el inventor del automóvil, como bien él señala, ha sido, es y será pasión de muchos.
Esta es su primera gran obra sobre este tema del automovilismo, aunque ya ha tenido la posibilidad de escribir artículos para diversas publicaciones, impartir conferencias a no poco público nacional e internacional, filmar videos, entre otros, por lo que se ha ganado un merecido espacio entre los investigadores de esta temática en Cuba. Esto lo confirma también, su notable participación en las actividades de la Unión de Historiadores de Cuba.
La obra que aquí se presenta está estructurada en dos tomos, con una amplia selección de imágenes que ilustran claramente todo el andar de los automóviles antiguos en Cuba, recreando una historia a través de su surgimiento en el mundo y sus primeros momentos en la Isla, la entrada al país de los automóviles en varias etapas, la inventiva cubana después de la caída del campo socialista, la historia del Movimiento de Autos Antiguos, ejemplos de rescates y restauraciones de autos antiguos, las joyas rodantes, los raros y curiosos que aún circulan por nuestras calles, los automóviles con historia propia, los cambios estéticos y mecánicos, la historia de las diferentes carreras en un extenso capítulo que las caracteriza, las personalidades y personajes históricos del mundo del automóvil, efemérides del automovilismo cubano y, finalmente, un interesante e instructivo glosario de términos que lo ayudará a comprender mejor esta obra, que el autor pudo culminar después de mucho sacrificio.
A veces es muy difícil prologar una obra dado su evidente y diáfana muestra de un resultado verdaderamente palpable, instructivo, educativo, técnico, cultural y deportivo que, sin ser publicada aún, ha servido de fuente de inspiración, de consulta, de motivación y de rectificación para algunas que ya han publicado al respecto y por qué no, a todo estudioso del automovilismo que quiera comenzar a revisar, rectificar o consultar sus datos y hasta contactar con el autor para ampliar algunos de sus temas.
Gracias Orlando Morales por este legado tan valioso.
Dr. C. Armando S. Miari de Casas
Presidente del Club de Autos Deportivos de Cuba
Es una realidad que el transporte está unido a todos los seres humanos desde su nacimiento, sin este, la sociedad no podría haberse desarrollado, pues está presente en todos sus ámbitos y ha sido su motor impulsor, gracias a aquellos hombres sabios que desde que Leonardo Davinci (1472) plasmó en un papel aquellas primeras ideas de lo que con el decurso de los siglos, otros hombres sabios como Richard Trevithic, en Francia (1802), Nikolaus Otto (1877) en Alemania y otros alemanes como William Maybach (1883) y Karl Benz y Gottlieb Daimler (1886) llegaron a concretar ese tremendo invento que fue el automóvil, que sirvió de punto de partida para la modernización y el surgimiento de todos los medios de transporte por carretera de que disponemos los seres humanos en la actualidad y que nos han transformado la vida toda.
Es importante que se conozca la necesaria y tremenda influencia que tuvo la introducción del automóvil y otros medios de transporte en el desarrollo del pueblo cubano, sin los cuales no hubiera sido posible mejorar nuestra sociedad en todos los órdenes. Este es un tema de suma importancia en la historia de cualquier país y en Cuba hay muy poco editado, y a lo existente le falta mucho contenido, detalles y, sobre todo, cómo fue su origen. Creo sinceramente que esta historia debe conocerse en toda su magnitud, no solamente por detalles y es esa la razón por la cual hemos tratado de hacer esta obra que lo contiene todo o casi todo, no solo por los 120 años de la llegada a Cuba del automóvil, sino por sus origenes mundiales, incluso desde las primeras ideas de Da Vinci en 1472 y en Cuba desde la llegada de sus primeros habitantes, los indios, llegados se cree, de Sur América por mar en rudimentarias balsas en los siglos vi o vii y la de Cristóbal Colón en 1492.
Los 120 años de presencia de los automóviles en Cuba está estructurado en dos tomos muy bien definidos dentro de la historia general del pueblo cubano, llena de lucha, sacrificios, escaseces, inventivas y victorias.
El primer tomo refleja: “La entrada de los automóviles a Cuba” partiendo del origen y características del surgimiento del automóvil en el mundo, la llegada de este a Cuba en sus distintas etapas, con sus orígenes, características muy peculiares y su entorno histórico, incluido el bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno norteamericano al pueblo cubano y la caída del campo socialista, que representó el segundo gran golpe a la economía de la pequeña Isla del Caribe en unos 30 años. Esta primera historia refleja muy claramente los cambios tecnológicos, tanto estéticos como mecánicos de los autos recibidos en la Isla. En esta primera historia conocerá de algunas visitas de personalidades destacadas del automovilismo mundial. Aquí podrá apreciar, además, una buena cantidad de curiosidades del automovilismo cubano. Este tomo contiene 15 capítulos y tres anexos.
El segundo tomo narra la historia de las carreras de automóviles en Cuba, desde la primera en 1903 hasta las últimas carreras de aficionados con autos antiguos en el 2018.
Aspectos que debe conocer el lector de esta obra
Hay algo a lo que debemos referirnos y es que en la investigación realizada para conformar este libro encontramos en las informaciones salidas de periódicos, revistas y hasta programas oficiales de carreras, fundamentalmente, bastantes errores sobre las carreras de automóviles en nuestro país, donde hemos encontrado muchos nombres de circuitos (pistas), pilotos, números de carros, marcas de autos y cilindradas de estos, mal escritos. Las relaciones de participantes están plagadas de imprecisiones y tuvimos que hacer un minucioso análisis para determinar, aquellos que verdaderamente participaron en cada carrera. Esto ocurre sobre todo en aquellas que tuvieron participación internacional. Aclaramos esto, pues usted podrá encontrar diferencias entre las relaciones corregidas, que incorporamos en el libro y las que puedan encontrar en periódicos y revistas de aquella época.
Nosotros hemos tratado de ser cuidadosos en esta investigación y en los arreglos que hemos hecho, que aquí les mostramos, esto repetimos, es sobre todo en lo referente a las carreras internacionales celebradas en la Isla entre los años 1957 y 1960, donde más se han detectado estos problemas, aunque también ocurre, en menor medida en los datos publicados sobre las carreras entre cubanos.
Durante nuestra investigación siempre tratamos, cuantas veces fue posible, de acudir a más de una fuente para conocer los datos históricos que necesitábamos para compararlos entre sí y quedarnos con la información más prestigiosa, confiable y cercana al hecho en sí, aplicando en todos los casos el método histórico lógico.
Todo este trabajo investigativo, los borradores de este, durante su elaboración y después de sus rectificaciones y terminación, los hemos sometido a la consideración de un grupo de compañeros especialistas en determinados temas, que en nuestra opinión están entre los más capacitados para evaluarlos en nuestro país y solo después de recoger sus opiniones y analizarlas lógicamente, es que hemos procedido a ponerle punto final a esta obra.
Consideramos muy importante aclarar que es necesario que el lector conozca algunas peculiaridades que tienen estas historias para su mejor comprensión.
Primero nos referiremos a las miles de fotografías que conforman este libro, las que han sido tomadas de diferentes fuentes, existe una pequeña cantidad de ellas que no reúnen la calidad que deberían tener para una buena impresión y visión. La mayoría de esas fotos son las únicas que hemos podido conseguir en los 15 años de investigación del tema, en los múltiples lugares y personas que visitamos en la recopilación necesaria para conformar estas historias, por lo tanto, tuvimos que tomar una decisión, o las desechábamos, o las poníamos. Nuestra decisión fue que aparecieran, por su valor histórico y por la necesidad de que se conocieran esas imágenes, aun con mala calidad.
Otro aspecto que debemos aclarar; es que por razones de existir en varios casos una sola fotografía tanto de un auto, lugar o persona y por tener esta obra 15 capítulos donde se tratan temas diferentes, aunque relacionados todos sobre la misma historia general, hemos tenido que montar una misma foto en varios lugares de un mismo capítulo o en varios capítulos para su mejor ilustración en cada momento. Hay un viejo pensamiento que dice algo así, como: “Una imagen tiene más poder que mil palabras”.
Finalmente, queremos solicitar de todos los que puedan leer estas dos historias y tengan en sus manos fotos, documentos o algunos materiales importantes, que ayuden a enriquecer este modesto trabajo para futuras ediciones, traten de comunicarse con nosotros a través de esta editorial, puesto que nuestro objetivo final con esta obra casi enciclopédica, es que sirva de material de estudio y consulta para las presentes y futuras generaciones, tanto de cubanos como de ciudadanos de otros países, sobre la lucha y resistencia del pueblo cubano durante más de un siglo de la entrada del primer automóvil a nuestro país. Sí, se cumplen en el año 2018, 120 años de la llegada del primer automóvil a nuestras tierras, por lo que ponemos a su consideración estas historias. Que las disfruten.
Con el surgimiento mismo del hombre sobre la tierra apareció la necesidad para este de moverse hacia diferentes lugares cada vez más distantes entre sí.
De inmediato sintió que tenía que buscar la manera de hallar formas para lograr desplazarse, para solucionar sus problemas.
Existieron desde épocas remotas hombres que se dieron a la tarea de resolver las maneras o inventar los medios para lo que se denominó posteriormente transportación.
Así fue que con la inteligencia de algunos de aquellos hombres fueron apareciendo las primeras ideas y soluciones, primero utilizando los animales, posteriormente, utilizando estos para arrastrar los primeros vehículos diseñados y construidos para moverse ellos y sus cargas.
Después de la aparición de la rueda (Fig. 1.1), uno de los inventos más importantes del hombre que posibilitó lo anterior y apoyados en este casi desde su surgimiento, otros hombres desarrollaron nuevas ideas que poco a poco y con el paso de los siglos fueron creando diferentes partes y piezas que permitieron unidas entre estas se pudiera llegar a lo que hoy conocemos como automóviles. Según han transcurrido los siglos y con la utilización de esos medios de transporte que fueron surgiendo, fue posible desarrollar la sociedad humana y este propio desarrollo exigió que se fueran transformando técnicamente, se perfeccionaran desde todos los puntos de vista y es por esto que hoy podemos decir sin temor a equivocarnos que una necesidad elemental como aquella de los primeros hombres sobre la Tierra de moverse, nos ha llevado a desarrollar la sociedad en su conjunto, ya que sin los medios de transporte y su expansión sobre todos los rincones de la Tierra hubiera sido imposible alcanzar los niveles de vida actuales de los hombres (Figs. 1.2 y 1.3).
Fig. 1.1. La rueda.
Fig. 1.2. El hombre comenzó a utilizar diferentes tipos de animales para moverse y mover sus cargas.
Fig. 1.3. Comienza el adiestramiento de diferentes animales para el arrastre de distintos tipos de carros.
El primer artefacto que se movió sobre la Tierra con energía propia fue el llamado Faider inventado por Nicholas Joseph Cugnot en Francia en 1760 (Fig. 1.4).
Fig. 1.4. Primer vehículo que se movió en forma autopropulsada en el mundo conocido como el Faider de Cugnot, fabricado en Francia (1760).
La figura 1.4 representa el momento en que se movió este equipo, el cual fue construido para arrastrar cañones de guerra, aquella primera vez. A esta monstruosa pieza mecánica se le acopló una caldera de vapor y se estrelló contra una pared después de caminar solo unos metros por la falta de frenos. Este vehículo se reconoce con certeza como el primero que se movió en forma autopropulsada.
El Celerifeto fue un invento francés que dio origen a la bicicleta en 1970, esta se impulsaba con los pies (Fig. 1.5).
Fig. 1.5. Celerifeto, invento francés que dio origen a la bicicleta, esta se impulsaba con los pies (1790).
En 1833 surge el Léviathn, automóvil de vapor, este es un ómnibus fracés (Fig. 1.6).
Fig. 1.6 . Léviathn, automóvil de vapor, este es un ómnibus francés (1833).
El francés Hayquet diseñó este carruaje con velas en 1834 que se movía con el viento (Fig. 1.7).
Fig. 1.7. El francés Hayquet diseñó este carruaje con velas que se movía con el viento (1834).
En la figura 1.8 se observa la Voiture Légere de Rickett en 1858, una de las primeras máquinas que se movieron en forma autopropulsada con una caldera de vapor acoplada a una estructura de madera con ruedas en forma de triciclo, esta sería lomáscercano a lo reconocido como un automóvil unas pocas décadas después.
Fig. 1.8. La Voiture de Rickett fue construida en Francia (1858).
La primera motocicleta (Fig. 1.9) fue inventada por el ingeniero alemán Gotlirb Daimler, conocida también como montura de hierro o rompehuesos, pues no tenía amortiguación (1885).
Fig. 1.9. Primera motocicleta, inventada por el ingeniero alemán Gotlirb Daimler (1885).
El primer camión de la historia fue construido en Alemania por Gotlirb Daimler en 1886. Como puede verse es un carretón de caballos que le desengancharon estos y le ubicaron un motor bajo su carrocería (Fig. 1.10).
Fig. 1.10
Este vehículo fue el primer automóvil, aunque era un triciclo (Fig. 1.11), pues Karl Benz, un ingeniero alemán que fue su inventor, aún no tenía la solución para una dirección con cuatro ruedas, además, en la construcción de este se utilizaron principios de la bicicleta.
Fig. 1.11. Vehículo autopropulsado y patentado como el primer automóvil del mundo, construido en Alemania por el ingeniero Karl Benz. Era un triciclo, pero fue diseñado y fabricado totalmente para ser utilizado como tal. No era un carretón al cual le adaptaron un motor (1886).
A diferencia de los anteriores que se habían construido y se movieron autopropulsadamente en diferentes países como Francia, Gran Bretaña y hasta China, fue fabricado en todas y cada una de sus partes y piezas específicas y especialmente para que unidas pudieran transitar en una sola, como un vehículo autopropulsado puro, un automóvil, por eso yo digo que este fue el primer automóviltotal de la historia.
El segundo auto tenía un motor más potente que el de Benz. Comenzaba o continuaba así, una lucha que llega hasta nuestros días por mejorar la tecnología de estas máquinas que revolucionaron el desarrollo de la sociedad humana (Fig. 1.12).
Fig. 1.12. Segundo vehículo considerado automóvil, fabricado también en Alemania meses después del primero, por el ingeniero Gotlirb Daimler. Tenía cuatro ruedas, pues este ingeniero encontró la solución para el mecanismo de dirección (1886).
En Francia, Hautier fabrica en 1889 el primer auto eléctrico similar (Fig. 1.13).
Fig. 1.13.
Primer automóvil construido en los Estados Unidos, siete años después del primero inventado en Alemania, fue fabricado por los hermanos Frank y Charles Duryea en 1893 (Fig. 1.14).
Fig. 1.14
En 1896 lanza Henry Ford su primer auto denominado cuadriciclo por su forma, surgía una de las fábricas más emblemáticas de automóviles en el mundo, siendo sin dudas la marca que popularizó el uso del automóvil sobre todo a partir del lanzamiento del Modelo T, del cual se llegaron a fabricar 15 millones de unidades. En Cuba esta marca fue de las más vendidas (Fig. 1.15).
Fig. 1.15. Henry Ford fabricó en 1896 su primer automóvil, conocido como cuatriciclo.
En el año 1931 surge otra de las primeras marcas norteamericanas, el Oldsmobile, este es uno de sus primeros modelos, El Curved Dash, se trajo a Cuba ese mismo año y todavía conservamos uno en la Isla (Fig. 1.16).
Fig. 1.16. Oldsmobile, modelo Curved Dash, 1931.
A Cuba llegó su primer automóvil en 1898, coincidiendo con la terminación de la Guerra de Liberación de los cubanos contra la metrópoli española.
En la Isla prácticamente nadie conocía ni había oído hablar de este invento hasta su desembarco en la Isla, pues estaban enfrascados en la batalla por la liberación de su Patria.
Los cubanos habían permanecido ajenos a la lucha que venían desarrollando algunos hombres en otras tierras del Planeta para llegar a alcanzar después de varios siglos de investigaciones e inventos, el automóvil total.
A la Isla llegó su primer automóvil en el mes de diciembre de 1898, había sido construido en Francia en un pequeño taller artesanal de la capital de aquel país, uno de los más de 600 que llegaron a existir en el mundo en los primeros tiempos hasta el surgimiento de las grandes corporaciones que fueron absorbiéndolos a todos. Aquel taller solo fabricó unos pocos cientos de automóviles hasta 1903 en que desapareció.
La llegada de este artefacto a Cuba coincidió con la firma de la paz en la Isla entre españoles y norteamericanos sin la participación de los cubanos, que habían luchado por su libertad durante más de 30 años. Se consumaba en París, la entrega de Cuba a los norteamericanos.
La llegada a la Isla de este automóvil, causó sorpresa, asombro y hasta temor en algunos, al ver aquel artefacto moverse por sí mismo por las calles de La Habana. En aquel momento aún existían en el mundo muchos países que no conocían estas máquinas, habían pasado solo 12 años desde que se le diera el título de automóvil a aquel vehículo construido por Karl Benz en Alemania en 1886.
Con la introducción en Cuba de este medio comenzaron a desaparecer los coches, los carretones y otros medios de transporte hasta ese momento tirados por caballos. Después del automóvil llegarían otros medios derivados de este, ya motorizados, como los camiones, tranvías, ómnibus, etc. Antes había llegado el ferrocarril, todos y cada uno de estos, poco a poco fueron trayendo a Cuba el desarrollo de la civilización para hacer la vida más placentera a sus habitantes.
Aunque este libro trata solamente de la historia de los automóviles, he querido mostrarles a continuación, en este capítulo, aquellos primeros medios de transporte terrestre en apretada síntesis del momento de su llegada y de su imagen.
Al inicio del siglo xx, en 1900, solo rodaban por la Isla seis automóviles, en 1910 ya habían en la capital 4 000, en 1922 eran 20 000, y en 1930 ya circulaban por toda la Isla 25 876 máquinas autopropulsadas.
Los automóviles seguirían incrementándose y expandiéndose por toda la Isla del Caribe, fundamentalmente después de inaugurada la Carretera Central en febrero de 1931.
La mayor parte de los automóviles que llegaron en los primeros tiempos, lo hicieron desde el continente europeo, sobre todo de Francia, Italia y Alemania, esta situación se mantuvo hasta que comenzó a cambiar al comenzar la invasión de las marcas norteamericanas con la entrada a la Isla de los Ford en 1913 y los Chevrolet en 1915.
En 1917 en Cuba circulaban 157 marcas diferentes de automóviles, la gran mayoría provenientes de Europa, muchas de estas fueron desapareciendo por las razones explicadas anteriormente y al triunfo de la Revolución en 1959, por el territorio nacional solo circulaban un poco más de 60 de ellas.
En el año 1917 recibía su título de Chofer la primera mujer cubana, María Calvo Nodarse, más conocida como “La Macorina”.
Aquellos primeros automóviles que arribaron a la Isla eran muy rudimentarios aún, e incluso algunos eran bastante raros y tecnológicamente muy deficientes.
Por Cuba pasaron automóviles que se movieron con bencina (que había que comprarla en las droguerías y farmacias o una de estas), vapor, electricidad, gasolina y diesel. Aquellos carritos traían motores con un cilindro, dos y cuatro, los que posteriormente irían en aumento. De igual forma, los primeros autos llegados a Cuba tenían solo dos caballos de fuerza, los que han ido aumentado hasta nuestros días, donde es fácil encontrar automóviles con 100, 200, 300 y hasta más caballos de fuerza. Los autos pioneros que entraron en el país traían una caja de velocidades de dos marchas y una reversa, con posterioridad llegarían con tres, cuatro, cinco velocidades y hasta automáticos. Las trasmisiones de los primeros eran de cadena y correa, o una de estas (las que se caían con frecuencia y había que bajarse a montarlas de nuevo).
También entraron, automóviles con ruedas de bicicletas, con llantas de rayo, con gomas macizas, etc. Los frenos, los primeros eran por palanca, por pinzas, por bandas, entre otros; y la dirección era de cremallera.
Las carrocerías eran fundamentalmente de madera, después de chapa, entre otros materiales. Los hubo de solo dos plazas, capacidades que después han ido en aumento, aunque siguen existiendo del tipo biplaza y hasta monoplaza.
Los primeros se alumbraban para transitar por las noches, con faroles de mecha y queroseno (imaginémonos que iluminación proyectarían sobre los caminos y carreteras de aquel entonces).
En cuanto a la posibilidad de moverse sobre estos vehículos a más o menos velocidad, los llegados al inicio solo posibilitaban desarrollar unos 10 km/h, 12 km/h, 30 km/h y hasta 50 km/h. Posteriormente entraron ya con posibilidades de alcanzar velocidades de 160 km/h, 200 km/h y 220 km/h. Estas velocidades tienen que ver mucho también con las condiciones de las vías por donde transitaban estos vehículos.
Muchos de estos detalles puede usted observarlos en algunas de las fotos que se muestran a continuación de estas primeras máquinas que arribaron a Cuba y en el capítulo 13 “Cambios estéticos y mecánicos en los autos llegados a Cuba” de este libro, podrá conocer más datos, con fechas y fotos específicas de todos estos cambios.
La llegada de estos primeros automóviles a la Isla estuvo frenada por la falta de vías de comunicación en todas las direcciones incluidas dentro de las ciudades, y sobre todo entre estas y otros pueblos a lo largo de todo el país.
Con la construcción de la Carretera Central que comunicó toda la Isla, de occidente a oriente, se desarrollaron nuevos caminos y carreteras que entrelazaron esta vía con diferentes poblaciones que habían ido surgiendo en diferentes territorios a lo largo y ancho de toda la Isla. En la medida que estas vías surgían, se montaban diferentes agencias de venta y servicios para todas las marcas de automóviles que fueron entrando al país, lo cual hizo que llegaran estos hasta muchos de los últimos rincones de la Isla y con ellos irrumpiera en esos lugares el desarrollo de la civilización.
Veamos esta historia en imágenes.
2.1 No habían animales de carga en la Isla, se trajeron caballos
En la Isla al llegar los colonizadores españoles no existía ningún tipo de animal que pudiera utilizarse para cargar ni personas, ni mercancías, y sería Diego Velázquez el que en 1511 trajo al país los primeros caballos para realizar con estos el recorrido o exploración de la Isla en su objetivo de ubicar los primeros asentamientos poblacionales. Estos animales transportaron sobre sus lomos tanto a los propios colonizadores como a las cargas que les era necesario transportar en su recorrido.
Su reproducción y cría se ha extendido hasta nuestros días; llegaba en ese momento con ellos, el uso de la tracción animal, pues en Cuba no existía ninguno que pudiera ser utilizado para esas funciones (Figs. 2.1-2.4).
Fig. 2.1. Diego Velázquez trajo a Cuba los primeros caballos, pues no existía ningún animal que pudiera utilizarse para la transportación de personas ni de cargas (1511).
Fig. 2.2. Las arrias de mulos para el trasiego de mercancías utilizadas sobre todo en las zonas montañosas.
Fig. 2.3. Carreta sin barandas utilizada como taxi, observe a los pasajeros elegantemente vestidos (1785).
Fig. 2.4. Familia cubana de la alta sociedad de la época que se dispone a pasear en una calesa conducida por uno de sus esclavos (1790).
2.2 Ómnibus tirados por caballos en Cuba
El 19 de diciembre de 1834 comenzó a funcionar en La Habana la primera línea de ómnibus suburbanos tirados por tres caballos: La Habana-Santiago de las Vegas-San Antonio de los Baños-La Habana, desde entonces hubo varias líneas de transporte de pasajeros con ómnibus tirados por caballos, algunos ómnibus de este tipo fueron utilizados además por los colegios donde se educaban los niños de las familias más pudientes (Figs. 2.5 y 2.6).
Fig. 2.5. Varios carros (ómnibus) tirados por caballos que prestan servicio en líneas fijas para transportar pasajeros (1834).
Fig. 2.6. Ómnibus tirado por caballos de un colegio de monjas (1898).
2.3 Tranvías tirados por caballos en la Isla
La primera línea de tranvías comienza a funcionar en Cuba en la ciudad de La Habana en junio de 1843, en una ruta entre Regla y Guanabacoa. Estos tranvías eran tirados por tres mulas, dos en barra y una de guía que llevaban anudados a sus cuellos unos cascabeles que iban tintineando según caminaban, avisando a la población la proximidad de su llegada y eran conducidos por un cochero sobre unos rieles, que durante los primeros tiempos fueron de madera incrustados en las calzadas o caminos de entonces, con lo que su movimiento podía ser más parejo y con menos baches que sus parientes las guaguas tiradas por caballos, que también desde hacía algunos años ya venían rodando en el país (Fig. 2.7).
Fig. 2.7. Tranvía tirado por tres mulas (1843).
El 4 de septiembre de 1859 comienza a prestar servicios otra línea en un tramo entre La Punta y La Chorrera, después se fueron instalando más carritos de este tipo en otras zonas de la ciudad, en total llegaron a sembrarse alrededor de 50 km de raíles o vías llamadas férreas, para el tránsito sobre ellas de unos 30 carritos que disponían de sus caballerizas en las terminales donde descansaban y se alimentaban, unos 300 caballos que fueron utilizados para estos menesteres (Fig. 2.8).
Fig. 2.8. Tranvía tirado por caballos atravesando el Paseo del Prado (1859).
2.4 Primeros carros de bomberos movidos por caballos en Cuba
Aunque hacía muchos años que en Cuba existían los cuerpos de bomberos no fue hasta el 6 de junio de 1855 que llegó a La Habana la primera bomba de vapor para la extinción de incendios, a Matanzas llega en 1864 y Santiago de Cuba tendría la suya el 22 de septiembre de 1882, todas tiradas por caballos (Fig. 2.9).
Fig. 2.9. Primera bomba de extinción de incendios tirada por caballos (1855).
En 1910 llega a la ciudad de Caibarién el primer automóvil bomba para combatir incendios, que arribó a Cuba procedente de la casa Merryweather de Londres. Este equipo fue un obsequio de la fábrica de cerveza La Tropical de Puentes Grandes al pueblo de Caibarién (Fig. 2.10).
Fig. 2.10. Primera bomba de extinción de incendios motorizada en Cuba (1910).
2.5 Llegan las bicicletas a Cuba
Algunos años antes de la llegada de la motocicleta a la Isla, en 1899, había llegado a Cárdenas en septiembre de 1880 la primera bicicleta que rodó en la Isla (Fig. 2.11).
Fig. 2.11. Similar a las primeras bicicletas llegadas a Cuba (1880).
En 1894 en la ciudad de Matanzas las mujeres comenzaron a transportarse en bicicletas antes que los hombres, que lo harían meses después (Fig. 2.12).
Fig. 2.12. Una de las primeras mujeres que montaron bicicleta en Cuba (1885).
2.6 Los policías no quieren montar en bicicleta
En 1902, se trata de crear un cuerpo de policías que realizaran sus funciones sobre bicicletas, aunque esto no fue muy bien acogido por los miembros de ese cuerpo y hubo que suspenderlo. En 1920 se intentó por segunda vez y volvió a fracasar hasta que el gobierno desistió de esta idea.
2.7 Ómnibus, taxis, coches tirados por caballos y bueyes (Figs. 2.13-2.15)
Fig. 2.13. Carretón tirado por una pareja de bueyes preparado para prestar servicio de transportación de pasajeros por las calles de La Habana (1890).
Fig. 2.14. Taxi tirado por caballos por las calles de La Habana (1897).
Fig. 2.15. Coche de alquiler en líneas fijas para pasajeros (1897).
2.8 Llegan a Cuba los primeros transportes terrestres autopropulsados para carreteras
En diciembre de 1898 llegó a la isla de Cuba el automóvil procedente de Francia (Fig. 2.16), fue el primero que rodó por estas tierras. Traía el motor bajo la carrocería, este tenía un solo cilindro con dos caballos de fuerza, utilizaba como combustible la bencina.
Fig. 2.16. Primer automóvil que arribó a Cuba procedente de Francia, marca La Parisienne (1898).
Tenía una caja de velocidades de solo dos marchas y una reversa, siendo su trasmisión por cadena. Solo podía desarrollar una velocidad máxima de 10 km/h, lo cual permitía que cualquier caballo al trote le pasara por al lado.
Las ruedas eran de rayo tipo bicicleta, las dos delanteras eran más pequeñas.
La dirección era de cremallera, los frenos de palanca, los faroles alumbraban con una mecha y queroseno.
La carrocería estaba construida fundamentalmente de madera y tenía solo dos plazas.
A solo seis meses del primero, entraba el segundo, era más sólido y estaba mejor terminado, a la par que técnicamente era bastante superior, tenía ocho caballos de fuerza, su trasmisión era por correa (se caía con bastante frecuencia) y se movía con bencina (Fig. 2.17).
Fig. 2.17. Segundo automóvil que arribó a Cuba también procedente de Francia, marca Rochet Schneider (1899).
Desarrollaba una velocidad máxima de 30 km/h que representaba el doble de la que alcanzaban los ferrocarriles existentes en Cuba en aquel momento. Tenía capacidad para cuatro personas. Curiosamente este automóvil trajo el timón en el asiento trasero, lo que hace pensar que sería un poco complicado manejarlo desde esa posición.
El tercer automóvil que entró a Cuba fue de la misma marca del primero pero era más sólido y el mecanismo era superior, no era un auto de paseo como aquel, sino un carro de carga con una capacidad de 0,5 t, tenía cuatro caballos de fuerza (Fig. 2.18).
Fig. 2.18. El tercero también de Francia y de la misma marca que el primero, pero era un vehículo de carga (1899).
A continuación llegaron la primera moto y los automóviles siguientes (Figs. 2.19-2.50):
Fig. 2.19. Esta foto es la única que se conserva de la primera motocicleta llegada a la Isla el 3 de septiembre de 1899, era un triciclo de la marca Prinetti & Stucchi, fabricado en Italia.
Fig. 2.20. Esta es una similar para que puedan observar mejor su estructura.
Fig. 2.21. El cuarto y quinto autos fueron Locomobile Norteamericanos de vapor (1900).
Fig. 2.22. El sexto automóvil llegado a la Isla fue un Woods eléctrico de Norteamérica (1900).
Fig. 2.23. Otro automóvil norteamericano de la marca Locomobile (1901).
Fig. 2.24. Aquí aparecen parqueados frente al local del periódico Le Fígaro, los seis primeros automóviles y la motocicleta que circularon en Cuba (1900).
Fig. 2.25. Primer desfile de automóviles en la Isla, aquí aparecen los diez primeros y la moto que existían en aquel momento transitando por el Malecón y Prado, convocados por el periódico Le Fígaro (1901).
Fig. 2.26. En 1901 comienzan a operar los tranvías eléctricos en Cuba.
Fig. 2.27. Los coches tirados por caballos que aún existían pasean por el tramo terminado del Malecón habanero 1902).
Fig. 2.28. El primer Oldsmibile norteamericano llegado a Cuba en 1901 fue un Curved Dash de los primeros fabricados por esa marca en ese país.
Fig. 2.29. Los primeros automóviles de la marca White llegaron de los Estados Unidos (1902).
Fig. 2.30. Llega a Cuba el primer automóvil de la marca francesa De Dion Bouton (1902).
Fig. 2.31. Auto francés de la marca Darracq (1903).
Fig. 2.32. Darracq de la esposa del embajador norteamericano en Cuba Mrs. Aquars, que viaja con la hija de ambos, conducido por su chofer (1903).
Fig. 2.33. En este Fiat se subió por primera vez la loma Boniato en el oriente cubano (1904).
Fig. 2.34, 2.35. Publicidad que aparecía en los periódicos para la venta de automóviles.
Fig. 2.36. Este bello, elegante y moderno Fiat italiano rodó por las calles de La Habana (1905).
Fig. 2.37. Auto Hispano-Suizo, uno de los carros más lujosos y caros de aquella época (1905).
Fig. 2.38. Este es un Walker Electric, un raro automóvil eléctrico llegado a Cuba desde los Estados Unidos (1907).
Fig. 2.39. Primer Cadillac que llegó a Cuba, parqueado frente a un hotel en la playa de Cojímar, en La Habana (1907).
Fig. 2.40. En 1907 llegó el primer automóvil similar a este de la marca Panhard Levassor.
Fig. 2.41. En 1908 entró al país este Mercedes de Alemania.
Fig. 2.42. En 1906 comenzaron a pasear en los carnavales los automóviles, este fue el primero que se premió en uno de estos eventos.
Fig. 2.43. En 1910 comenzó a convertirse en una tradición la fotografía en los automóviles de las parejas que se casaban.
Fig. 2.44. Lo populares Ford T comenzaron a llegar a la Isla en 1913. Este es uno de los que estuvo en las carreras que se celebraron en el Hipódromo Oriental Park.
Fig. 2.45. Primer Chevrolet llegado a Cuba en el momento de bajar del barco (1915).
Fig. 2.46. Una de las primeras ambulancias Ford modelo T que comenzaron a operar en la Isla (1917).
Fig. 2.47. Las primeras patrullas de policía comenzaron a circular en Cuba en 1917 y eran Ford modelo T.
Fig. 2.48. Renault llegado de Francia rodando por las calles de la capital cubana (1922).
Fig. 2.49. Ford modelo A similar a los llegados a Cuba en 1930.
Fig. 2.50. La Macorina, primera mujer que obtuvo certificado de chofer en Cuba en 1917, llegó a tener nueve automóviles, aquí la vemos en uno de ellos en 1928.
2.9 Primeros ómnibus motorizados en Cuba (Figs. 2.51 y 2.52)
Fig. 2.51. Ómnibus que circulaba por La Habana en 1910, una parte de estos era de madera.
Fig. 2.52. En 1907 comienza a operar este ómnibus de la marca Autocar norteamericana en una ruta San Antonio-Güines-La Habana. Los primeros circularon en la provincia de Matanzas.
2.10 Cientos, miles de automóviles, circulan por las calles de la capital cubana (Fig. 2.53 y 2.54)
Fig. 2.53. En 1930 existían en la capital cubana miles de automóviles, aquí apreciamos una muestra de estos.
Fig. 2.54. Vista del Paseo del Prado de La Habana, donde pueden verse transitando y parqueados diferentes marcas de automóviles (1934).
Si analizamos la historia de Cuba en lo referente a la entrada de automóviles, pudiéramos decir que a la Isla han llegado varias generaciones de estos vehículos en diferentes etapas que se enumeran y argumentan a continuación. Los datos que se muestran aquí hasta 1959 son extraídos de los Censos Nacionales de Vehículos Motorizados, publicados por la Comisión Nacional de Estadísticas y Reformas Económicas, el Fondo Especial de Obras Públicas y la Cámara de Comercio de Cuba.
3.1 Primeros automóviles llegados a Cuba de Europa
Desde 1898 en que llegó el primer auto al país hasta 1916, la mayoría de estos vehículos se recibió de Europa. De esa región del mundo llegaron en aquellos primeros años más de 150 marcas diferentes, de un total de 157 que rodaban en aquel momento por la Isla, aquella pudiéramos llamarla la “I Etapa de entrada de automóviles a Cuba”, la inmensa mayoría de estas desaparecidas desde hace mucho tiempo al ser absorbidas por las grandes corporaciones, que fueron surgiendo con el paso de los años y el desarrollo de las nuevas tecnologías producidas en sus grandes y poderosas industrias (Figs. 3.1-3.6).
Fig. 3.1. Primer automóvil llegado a Cuba de la marca La Parisienne de Francia (1898).
Fig. 3.2. Segundo auto que llegó a Cuba, un Rochet Schneider, francés (1899).
Fig. 3.3. Este es un auto de la marca Darracq traído de Francia (1905).
Fig. 3.4. Fiat llegado de Italia (1905).
Fig. 3.5. Auto Hispano-Suizo (1915).
Fig. 3.6. Panhard Levassor, francés, llegado a Cuba en 1918.
3.2 Primeros automóviles norteamericanos llegados a Cuba
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