33 claves del papa Francisco - Juan Vicente Boo - E-Book

33 claves del papa Francisco E-Book

Juan Vicente Boo

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Juan Vicente Boo, corresponsal del diario ABC en el Vaticano durante más de veinte años, traza un retrato del pontificado de Francisco entre 2017 y 2019 a través de una recopilación de sus columnas en Alfa y Omega en ese tiempo. Su excepcional mirada nos adentra en la compleja personalidad y la intensa actividad de un papa que, con los pies en la tierra pero la cabeza en el cielo, está haciendo historia a cada paso. Estos años (2017-2019) son probablemente los años más duros del pontificado de Francisco, que se ha enfrentado a desafíos y toma de decisiones fundamentales ante cuestiones de vital importancia para la Iglesia como el clericalismo, la corrupción, el regreso a la sencillez del Evangelio...

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Índice

Portada

Portadilla

Créditos

Introducción

1. Un Papa «Grande»

2. Lavar los pies

3. El Papa en Egipto

4. Un Papa que gobierna

5. El Papa del trabajo

6. Misa en el taller

7. Un Papa colegial

8. Un Papa viajero

9. Las tres «limpiezas»

10. El Papa tuitero

11. Papa: el trabajo más difícil

12. El Papa «rohingya»

13. El Papa de la «paz justa»

14. El Papa de la Amazonia

15. El mejor insider

16. Desgastar a Francisco

17. Un Papa alegre

18. La «segunda llamada»

19. Tres papas piden perdón

20. El Papa del buen humor

21. La paz interior

22. Las «vacaciones» del Papa

23. Pontífices de mercado

24. Cónclave de mercado

25. Paz del alma en China

26. Las víctimas son la solución

27. Un líder espiritual

28. Los dos manuales de Francisco

29. La reforma del corazón

30. Francisco de Arabia

31. El Papa de las víctimas

32. Vaticano de cartón

33. «Papa gordo, Papa flaco»

Epílogo

Agradecimientos

Anexos

Bibliografía

Cronología del pontificado

© SAN PABLO 2019 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid)

Tel. 917 425 113

E-mail: [email protected] -www.sanpablo.es

© Juan Vicente Boo 2019

Para los textos del Papa:

© Libreria Editrice Vaticana - Ciudad del Vaticano

Distribución: SAN PABLO. División Comercial

Resina, 1. 28021 Madrid

Tel. 917 987 375 - Fax 915 052 050

E-mail: [email protected]

ISBN: 9788428561549

Depósito legal: M. 17.080-2019

Composición digital: Newcomlab S.L.L.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo y por escrito del editor, salvo excepción prevista por la ley. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la Ley de propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.conlicencia.com).

A Moncho

– Santo Padre, muchas gracias por su ejemplo de serenidad.

– Es un regalo que viene de arriba...

FRANCISCO, al autor.

En el vuelo Roma-Vilnius,

22 de septiembre de 2018

Introducción

Observar desde cerca el trabajo de un papa –una intensa mezcla de espiritualidad y de humanidad, al servicio del mundo entero– es asomarse a una actividad absolutamente única, y constituye un verdadero privilegio.

Para un periodista conlleva la responsabilidad de tratar de entenderlo y explicarlo lo mejor posible dentro de los estrechos límites de un diario o las veloces mini-píldoras de un boletín informativo.

Francisco tiene los pies en la tierra o, mejor dicho, en el fango, pues le gusta acercarse a los lugares de pobreza y a los países en crisis. Pero, al mismo tiempo, tiene siempre la cabeza en el cielo. Y el corazón, en la persona a la que saluda o escucha como si no hubiese nadie más en el mundo.

Mi trabajo como corresponsal del diario ABC en el Vaticano durante más de veinte años me ha permitido observar desde primera fila la actividad de tres gigantes: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Además de seguir su tarea día a día en Roma, les he acompañado en su avión en 60 viajes internacionales, algunos absolutamente inolvidables.

Cada papa es una ventana abierta a lo que no logramos ver sin su ayuda. Una especie de guía sabio pero humilde que te invita discretamente a no mirarlo tanto a él como a mirar hacia donde él mira. Y eso permite descubrir no solo la complejidad de nuestro mundo, sino también la riqueza de otros mundos que ni siquiera sospechabas.

No es fácil aprender a mirar, y siempre necesitarás ayuda. Pero llegarás a separar la paja del grano, y lograrás –con esfuerzo– que los árboles de la burocracia vaticana y las miserias de algunos eclesiásticos no te impidan ver el bosque: la Iglesia universal, que es a la vez generoso pueblo de Dios y misterioso cuerpo místico de Cristo.

¿Se puede reflejar toda la personalidad y toda la actividad de Francisco en treinta y tres claves? Naturalmente que no. Existen muchas más, pero algún límite numérico había que poner. Y son tan solo claves: no pretenden agotar cada tema sino ayudar a entenderlo.

Las páginas de este libro recogen columnas de opinión publicadas cada tres semanas en Alfa y Omega, el semanario de la Archidiócesis de Madrid, durante 2017 y 2018, quinto y sexto año de pontificado de Francisco. La etapa de madurez pero también de contratiempos y ataques sin precedentes: «Los años duros».

El primer papa americano fue elegido el 13 de marzo de 2013 y enseguida sorprendió al mundo con logros internacionales más allá de lo esperable: la reconciliación entre Cuba y Estados Unidos, el toque decisivo al proceso de paz en Colombia, el empuje hacia el éxito de la cumbre de París para reducir las emisiones de gases que recalientan peligrosamente la atmósfera, la reapertura del diálogo entre palestinos e israelíes para un acuerdo de paz en Tierra Santa... Los primeros tres años fueron realmente prometedores.

Por desgracia, la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos en noviembre de 2016 quitó empuje a estos procesos y marcó enseguida pasos atrás en muchos terrenos: la relación con Cuba, el acuerdo mundial para reducir el consumo de carbón y petróleo, la retirada israelí de Palestina, el desarme nuclear y convencional, la actitud respecto a los inmigrantes latinoamericanos, la incorporación serena de China a la comunidad internacional, etc.

Durante la segunda mitad del siglo XX, el comunismo fue el principal agresor contra la Iglesia católica, especialmente en los países donde tomó el poder. En cambio, desde el comienzo del siglo XXI, buena parte de los ataques contra el Papa provienen de grandes intereses económicos y de promotores del capitalismo extremo, casi siempre desde Estados Unidos. Mirar desde el Vaticano permite identificar el verdadero origen de las hostilidades mediáticas que afloran visiblemente en un país pero están alimentadas económicamente por intereses de otro lugar.

A las agresiones externas se suman los problemas reales internos. El 2018 ha sido para Francisco un annus horribilis por la salida a la luz de gran cantidad de antiguos abusos sexuales de menores en Chile, Estados Unidos, Australia, Irlanda, Alemania... Los abusos cometidos por sacerdotes y religiosos tuvieron su «pico» en los años 80 y 90 del siglo pasado, y descienden desde entonces. Lo demoledor ha sido descubrir que habían sido encubiertos por muchos obispos, demasiado preocupados por el prestigio y el dinero e insensibles ante las víctimas que siguen sufriendo las consecuencias de esos delitos cada uno de los días de su vida.

Ante la magnitud del problema, Francisco aplicaba soluciones de envergadura como cesar a todos los obispos de un país –Chile– por primera vez en la historia, expulsar del cardenalato y posteriormente del sacerdocio al antiguo arzobispo de Washington –Theodore McCarrick–, o convocar la primera «cumbre» de los 114 presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo para martillearles tres ideas: responsabilidad personal del obispo, obligación de rendir cuentas ante las autoridades y ante las víctimas y deber de transparencia ante la opinión pública. Roma no puede supervisar ni resolver los problemas de cinco mil diócesis, y todavía menos cuando el obispo se vuelve encubridor.

A lo largo de 2017 y 2018, los arietes visibles de la batalla contra el Papa –como el cardenal norteamericano Leo Burke y otros– prodigaron una «tortura» mediática de siembra de dudas o de lanzamiento directo de acusaciones falsas y de amenazas, que engañaron a parte de los fieles de a pie. En realidad, la gran mayoría de los más de 200 cardenales y 5.000 obispos apoyaban –y apoyan– al Papa argentino, pero en cuanto a «ruido» pesaba mucho la protesta altanera de unos pocos prelados disidentes.

Los grandes intereses económicos norteamericanos hostiles a Francisco –algunas empresas carboneras, petroleras, de armamento o de especulación bursátil– actuaban a través de fundaciones, think tanks o campañas de marketing para multiplicar, sobre todo en medios digitales y redes sociales, el eco de esas pocas voces contrarias al Papa. En paralelo, algunos multimillonarios como Tim Busch se autoadjudicaban la tarea de hacer una reforma de la Iglesia a su manera –empresarial e hipercapitalista–, «salvándola» del pontífice que ellos mismos habían demonizado.

Nunca se había visto una maniobra internacional tan poderosa como la «operación Viganò» para pedir ruidosamente la dimisión de un papa. Ni la creación en Washington del Red Hat Report, un equipo de detectives privados para espiar a «papables» y cardenales electores con vistas al chantaje –en público o en privado– cuando vayan a iniciar los preparativos del próximo cónclave.

Pero, incluso bajo el peso de la podredumbre interna y los ataques externos, Francisco no pierde la sonrisa ni la serenidad. Sigue adelante con su colosal proyecto de la reforma del corazón de la Iglesia y de cada uno de sus fieles en un retorno a la sencillez, la generosidad y la alegría del Evangelio. Esa vuelta a las raíces resuelve los problemas y multiplica el entusiasmo evangelizador.

Sin dejarse distraer, el Papa seguía adelante con sus tres grandes limpiezas: del clericalismo, el carrerismo y la corrupción. Con su reforma de la disciplina de los seminarios, el apoyo a los refugiados, el esfuerzo por mejorar las relaciones con el islam y el budismo, el Sínodo de Obispos sobre los jóvenes... Siempre mirando hacia delante y trabajando con sentido positivo.

Toda persona que decida sobre asuntos complejos –y, por lo tanto, también el Papa– comete errores, sobre todo si no le llega la información correcta. Francisco pide perdón en público por los suyos con relativa frecuencia y corrige enseguida el rumbo. Un rasgo de humildad que recuerda a su modelo, Pedro de Betsaida, el pescador de Galilea.

Cada una de estas treinta y tres columnas en Alfa y Omega es un intento de capturar en solo 400 palabras un rasgo esencial de su personalidad o su estilo de gobierno. De presentar en pocas líneas los problemas a los que se enfrenta, o de sacar a la luz los focos de agresión. Los títulos hablan por sí solos.

La primera columna, «Un Papa “Grande”», refleja un hecho poco conocido por el gran público. A pesar de la resistencia de una parte de la Curia vaticana y de haber sido elegido a los 76 años de edad, los primeros cuatro años de gobierno de Francisco fueron quizá más eficaces que los de Juan Pablo II, elegido con solo 58 años y rebosante de vitalidad.

Inevitablemente, casi todos vemos el pontificado de san Juan Pablo II «el Grande» desde su momento final, cuando era uno de los mayores personajes del planeta, reconocido como gran protagonista del siglo XX, sobre todo a raíz de la caída, en 1989, del muro de Berlín, que dividía a Europa y al mundo en dos mitades enfrentadas.

Pero los cuatro primeros años del Papa polaco –el primero no italiano al cabo de casi medio milenio– habían sido un suplicio a manos de una Curia vaticana dominada por italianos convencidos de que su tarea no era ayudarle sino enseñarle lo que debía hacer.

El modo de liderar de Francisco se refleja en dos perfiles: «Un Papa que gobierna» y «Un Papa colegial». Otros aspectos muy característicos aparecen en «El Papa del trabajo» o «El Papa de la paz justa», rasgos insoportables para algunos de los que se enriquecen con los fondos especulativos de Wall Street y las gigantescas empresas de armamentos.

Algunas maniobras de agresión a través de intermediarios aparecen en «Desgastar a Francisco», mientras otras más descaradas se recogen en «Pontífices de mercado» y «Cónclave de mercado».

Sin embargo, Francisco resiste más de lo que esperaban, y se manifiesta llamativamente sereno, como refleja «La paz interior», conservando año tras año dos rasgos muy atractivos: «Un Papa alegre» y «El Papa del buen humor».

En el verano de 2013, cuando volábamos hacia Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa nos dijo a los periodistas que, a su edad, haría ya pocos viajes.

Al verano siguiente, cuando regresábamos de Corea del Sur después de la Jornada de la Juventud Asiática, fue todavía mas claro. Llevaba año y medio derrochando todas sus fuerzas, sabiendo que eran limitadas. Por eso estaba convencido de que su pontificado sería breve: «Intento no hacerme ilusiones porque sé que esto durará poco tiempo. Dos o tres años, y después... a la casa del Padre», las últimas palabras de Juan Pablo II.

Pero, sin que lo planease, ha sido tanto «Un Papa viajero» como «El Papa tuitero», llegando cada día a casi 50 millones de seguidores en la red social del pajarito y a varios millones más en Instagram.

Aunque su elección fue una sorpresa, Francisco parece haber sido diseñado para la misión de «Papa: el trabajo más difícil». Quizá porque desde el primer día supo concentrarse en el punto nuclear: ser «Un líder espiritual». Paradójicamente, esa faceta le ha permitido realizar el primer viaje de un papa a la cuna del islam, convirtiéndose en «Francisco de Arabia».

Ha hecho una reforma de la Curia, que operaba siguiendo los anticuados manuales de Versalles y del Imperio austro-húngaro. Pero su gran objetivo ha sido siempre «La reforma del corazón», y lo consigue siguiendo «Los dos manuales de Francisco»: el Evangelio y los Hechos de los apóstoles.