5 semanas para ordenar tu casa - Cristina Muñoz Bolaño - E-Book

5 semanas para ordenar tu casa E-Book

Cristina Muñoz Bolaño

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Beschreibung

Ya te sabes la teoría de que el orden trae paz y armonía, a diferencia del desorden, que genera estrés e inquietud y nos hace perder el tiempo. Pero tú lo que quieres es que te cuenten cómo ir al grano, cómo empezar y cómo hacerlo para que ordenar la casa no sea la historia interminable. No es que no tengas ganas de que tu hogar esté organizado, es que te has cansado de intentarlo. Lo ordenas y pasado un tiempo vuelve a estar igual. Así que te rindes. Déjate guiar por este manual escrito por una organizadora profesional. La labor de Cristina Muñoz como consejera de orden es organizar y ordenar espacios para mejorar la calidad de vidad de sus habitantes, buscando que su día a día sea más sencillo y fácil. Siguiendo sus pautas, y dedicándole solo diez minutos diarios, conseguirás el hogar que tú quieres y conseguirás mantenerlo en el tiempo. Pon orden en casa y pondrás orden en tu vida.

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Portada

cinco semanas para ordenar tu casa

cinco semanas para ordenartu casa

Cuaderno de ejercicios

Traducción de Diego Merino Sancho

cristina muñoz bolaño

Portadilla

© del texto: Cristina Muñoz Bolaño, 2022.

© de esta edición: RBA Libros y Publicaciones, S.L.U., 2022.

Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

rbalibros.com

Primera edición: septiembre de 2022.

ref.: obdo080

isbn: 978-84-1132-129-7

el taller del llibre • realización de la versión digital

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito

del editor cualquier forma de reproducción, distribución,

comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida

a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro

(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org)

si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra

(www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Todos los derechos reservados.

Créditos

7

Contenido

Introducción 9

Primera parte. La preparación

Busca la razón para ordenar tu casa 13

De la teoría a la práctica 19

Pero ¿por dónde empiezo? 25

¿Cuándo comienzo y cómo lo hago? 27

Segunda parte. El entrenamiento

No solo se trata de alcanzar el objetivo 35

Plan de entrenamiento semanal 37

Diez minutos 41

Sigue un orden para poner orden 47

Primera semana

Los armarios 65

Segunda semana

El dormitorio de adulto 93

El dormitorio infantil y juvenil 107

Contenido

8 CONTENIDO

Tercera semana

La cocina 127

El baño 143

Cuarta semana

El salón 157

La entrada 169

Quinta semana

La zona de estudio y/o trabajo 181

El trastero 191

Tercera parte. El mantenimiento

Revisión de costumbres 205

Mejorando los hábitos 209

Planning de tareas 213

Pequeñas claves para no olvidar 219

9

Introducción

Ya conoces la teoría de que el orden te trae paz y armonía. A dife-rencia del desorden, que nos genera estrés e inquietud y nos hace perder el tiempo. Pero seguro que quieres que te cuenten cómo ir al grano, saber cómo empezar y cómo hacerlo para que esto no sea la historia interminable. No te faltan las ganas de que tu casa esté más organizada, pero ya te has cansado de intentarlo. La ordenas y, pasado un tiempo, vuelve a estar casi igual. Así que ya te has rendido.

Todos los proyectos, sean de la índole que sean, tienen distin-tas fases y un fin determinado. El de poner orden no es una ex-cepción. Para completar con éxito el proyecto de organizar nues-tro entorno según nuestras necesidades y estilo de vida, debemos seguir un orden.

Nos tomamos el orden en nuestra casa o la búsqueda de la me-jor solución para organizarla como una obligación, en lugar de verlo como una oportunidad. La oportunidad de ser consciente de lo que hay en tu hogar, de lo que guardas, de lo que quieres se-guir teniendo, de lo que te da trabajo, de lo que te gusta, de lo que no te gusta de ella. Es la oportunidad de mirar tu hogar con otros ojos. De tomar perspectiva para decidir y tomar decisiones res-pecto a tu casa...

Introducción

Primera PARTE

La preparación

Primera parte. La preparación

13

Busca la razón para ordenar tu casa

Hubo un día en el que elegiste el color para el sofá de tu salón, la librería en la que colocarías los libros y aquel mueble donde poner la vajilla y los manteles; decidiste los colores que decorarían el espacio y los tonos para los cojines y las cortinas. Hiciste lo mismo en cada uno de los espacios de tu casa.

¿Podrías recordar cuál fue la razón que te llevó a elegir ese co-lor y no otro para el sofá? ¿O por qué preferiste aquella estantería y no otra?

Al decidir solemos hacerlo llevados por la emoción para luego buscar la razón que justifique nuestra elección. La emoción te dice: «Elige el azul porque es tu color favorito»; y la razón te dice: «Te vas a cansar de ver cada día un sofá azul, piénsalo bien».

La emoción te dice: «Escoge esa librería tan bonita»; y la razón te dice: «Solo el diseño no justifica que la elijas, también debe tener suficientes estantes para poner tus libros».

Por eso, cuanto más importante sea la decisión a tomar, más ne-cesitamos que razón y emoción vayan de la mano. Porque todas esas elecciones acabarán por influir en tu entorno y, por lo tanto, en ti.

El espacio que creamos a través de esas decisiones afecta a nuestro cerebro y, por lo tanto, a nuestro estado anímico. Como

Busca la razón para ordenar tu casa

14 LA PREPARACIÓN

seres emocionales que somos, cada vez que entramos en un espa-cio nuestro cuerpo reacciona. Si nuestro hogar transmite calma, nos sentimos tranquilos. Si nuestro hogar transmite inquietud, nos sentimos agobiados.

Cuando pensamos en nuestro hogar, deberíamos hacerlo como ese lugar en el que calmamos la ansiedad que nos puede generar el quehacer diario. Como ese sitio donde poder respirar profunda y largamente, hasta sentirnos relajados.

Sin embargo, hay personas a las que su casa les genera senti-mientos que no les gustaría tener: les estresa, les cansa, les hace perder el tiempo.

Hay muchas razones por las que nuestro hogar nos afecta de esta manera y una de ellas es vernos incapaces de mantener en orden todas y cada una de las cosas que tenemos. Esto acaba ejer-ciendo una silenciosa incomodidad que nos afecta en el día a día.

Somos una sociedad que tiende a acaparar, a tener muchas co-sas, y esa acumulación nos lo pone difícil a diario. Hasta puede hacernos sentir mal por no poder tener nuestro hogar tan ordena-do como quisiéramos. Una culpabilidad que nos causa un senti-miento de preocupación continua.

Un espacio ordenado influye positivamente en nuestro estado de ánimo, mientras que un espacio desordenado o no «tan orde-nado» aumenta nuestro nivel de estrés. A muchas personas, tener su espacio limpio y ordenado les ayuda a estar de mejor humor y les permite tener una vida más estable.

Además, mantener ordenada nuestra casa o nuestro lugar de trabajo no es solo un mero asunto de estética y funcionalidad físi-ca: también es una cuestión de armonía y equilibrio interior.

Mantener ordenada

nuestra casaes también

armonía

una cuestión de

yequilibrio interior.

BUSCA LA RAZÓN PARA ORDENAR TU CASA 15

A través del orden y la organización podemos llegar a disfrutar de una sensación de bienestar similar a la que nos generan las endorfinas cuando realizamos cualquier actividad que estimula nuestros sentidos.

Seguro que has estado ordenando en muchas ocasiones y te has sentido bien mientras lo hacías. Esto es porque, al mismo tiempo que vaciabas el mueble de cosas, descargabas casi sin dar-te cuenta tu cabeza. Durante esos minutos en los que observabas todo lo que había en el mueble, te examinabas a ti mismo, puede que sin ser consciente siquiera de que lo hacías.

A la vez que te concentrabas decidiendo cómo poner tus cosas, ibas poniendo claridad en tu mente. Así que ordenar y limpiar pueden ser tareas placenteras y estimulantes que te hagan bien a ti y a tu casa. Son acciones que influyen de manera positiva en nuestra vida cotidiana, en la organización de nuestro tiempo y que acaban repercutiendo en nuestra salud física y mental. Aunque te pueda parecer demasiado trascendental, cuando estás limpian-do la suciedad del baño u ordenando tus calcetines, te estás rela-cionando con tu casa.

Mantener ordenada

nuestra casaes también

armonía

una cuestión de

yequilibrio interior.

16 LA PREPARACIÓN

El hogar está íntimamente unido a los sentimientos y las emo-ciones que sentimos al estar en él, como las sensaciones de segu-ridad, de pertenencia, de serenidad y de confort. Por eso cuidar de cada espacio, de cada rincón de tu hogar, es cuidar de ti mis-mo. ¿No crees que esta es una gran razón para mejorar el orden de tu hogar?

Ordenar y limpiar puede parecernos molesto y tedioso, eso que irremediablemente debemos hacer para mantener nuestro hogar en buenas condiciones. Sin embargo, ambas acciones contribuyen mucho en nuestro estado de ánimo e, incluso, en nuestras relacio-nes familiares y sociales. Un hogar con una mala organización acarrea discusiones que desembocan en experiencias que nos ha-cen daño y enrarecen la vida en casa.

Cuando se amontonan las cosas y las tareas, se crean obstácu-los en nuestra mente que hacen que nuestra energía se estanque y agote.

Así que este es otro buen motivo para dedicar tiempo y esfuer-zo a reordenar tu casa: volverá tu vida mejor. Porque cuidar del espacio en el que habitas tiene mucha más relevancia de la que crees.

Pero, para encontrar tu propia razón, debes empezar por cam-biar tu punto de vista y dejar de verlo como un deber o como una imposición; como algo que haya que empezar y acabar cuanto an-tes, mejor.

Debes encontrar una causa que te motive, que te inspire y que argumente por qué vas a hacerlo, una meta clara que perseguir, para que la emoción te estimule y te empuje hasta el final.

Al plantearte hacer ejercicio o seguir una dieta, lo haces para

BUSCA LA RAZÓN PARA ORDENAR TU CASA 17

cuidarte y estar mejor, física y mentalmente. Cuando inviertes tiempo y dinero en una buena alimentación o en cuidar tu forma de vestir, lo haces para sentirte mejor por dentro y por fuera. De igual forma debemos pensar en cuidar del lugar en el que vivimos y mejorar la relación que mantenemos con él.

•¿Cuál es la emoción que quieres experimentar al reordenar tu casa? ¿Qué te impide sentirla?

•¿Cuál es la razón para reordenar tu casa? Cuando la descu-bras será la que motive a tu voz interior, la que te hará sentir ansioso por seguir.

•¿Cuál es el objetivo que buscas? Lo que decidas influirá en tu casa y en ti. Si lo que deseas es una casa mejor organizada y experimentar cada día la emoción de la calma que te da encontrar lo que buscas, ve a por ello.

Cuanto más desordenado está nuestro hogar, más tiempo tarda-mos en encontrar lo que buscamos. El consumo de tiempo y de energía que invertimos cuando nuestro hogar no está bien orga-nizado es considerable. Este desperdicio de minutos, de horas perdidas, debería ser otra de nuestras principales motivaciones para tener nuestra casa bajo control.

Tomar el tiempo para reorganizar nuestro hogar hasta conver-tirlo en un entorno cómodo y confortable es una de las mejores inversiones que podemos hacer. Lo es porque nos liberamos del estado de inquietud que nos produce el desorden.

Si bien es verdad que muchas veces no sabemos ni cómo ni de qué manera lograrlo, por dónde empezar o por dónde seguir. No

18 LA PREPARACIÓN

debes preocuparte por eso: he ideado un sencillo plan de trabajo para ayudarte a lograrlo.

Pero primero quiero decirte algo importante: Todo cambio lleva su tiempo, así que ten paciencia y sé constante. Porque lo que se desor-ganizó en muchos días no puede reorganizarse en un día. La forma en que llevas haciendo las cosas tanto tiempo, no cambiará de la noche a la mañana.

En este momento es posible que la emoción te diga: «Necesito reordenar mi casa». Pero, también, que la duda aparezca con estas palabras: «No tienes tiempo para hacerlo, ni sabes bien cómo, así que para qué intentarlo si no vas a poder acabar».

Es entonces cuando, de repente, aparece la razón y te explica que hay una manera: «Tienes que seguir ese plan, confiar en ti y adquirir un compromiso contigo mismo». Darle un sentido y un fin lo hará posible; eso sí, sin presionarte por llegar al final. Mien-tras llegas, debes recrearte en el camino y celebrar los pequeños logros que vayas alcanzando.

Si ya has tomado la decisión, en los siguientes capítulos encon-trarás un plan de cinco semanas en el que descubrirás cómo y de qué manera hacerlo. Un plan que podrás adaptar a tu modo de vida y a tus necesidades.

Ahora te toca a ti unir la emoción que te empujará y la razón que justificará tu decisión.

¿Empezamos?

19

De la teoría a la práctica

Sabemos que deberíamos hacerlo, otra cosa bien distinta es ha-cerlo. Conocemos la teoría de que tener una casa más ordenada nos va a ayudar a mejorar nuestra vida diaria. Lo que nos falta es ponerlo en práctica. Igual que tenemos claro que para adelgazar hay que esforzarse en seguir un régimen, o que para estar en me-jor forma hay que practicar con frecuencia ejercicio físico. Lo que nos falta es sentir la necesidad que nos impulse a hacerlo.

Para pasar a la práctica, debemos estar lo suficientemente mo-tivados, porque es la motivación la que nos guía, la que nos im-pulsa. Sin embargo, solo cuando una necesidad alcanza el sufi-ciente grado de intensidad se convierte en motivación. Así que si esa necesidad no es lo suficientemente fuerte, no sentiremos el estímulo de satisfacerla.

Sentir las ganas o la ilusión de querer una casa más ordenada, de tener un cuerpo mejor alimentado o de sentirnos más ágiles, no es bastante para pasar a la acción, para dar el paso de la teoría a la práctica.

Porque llevar cualquier deseo a la acción requiere de constan-cia y disciplina, pero también de la voluntad necesaria para cum-plir con lo que nos hemos propuesto.

De la teoría a la práctica

20 LA PREPARACIÓN

¿Recuerdas todas aquellas veces en las que iniciaste algo nue-vo, fuera lo que fuera? Si a la primera de cambio hubieras aban-donado diciendo «esto no se me da bien», «no voy a ser capaz» o «requiere demasiada dedicación», no lo hubieras logrado. Si no hubieras perseverado e insistido entonces, no lo hubieras conse-guido. Claro está que no pudimos realizar todos esos cambios, pro-pósitos, proyectos (o como quieras llamarlos). Muchos se quedaron en la teoría, otros a medio camino y solo conseguimos realizar al-gunos tal y como habíamos planeado.

Intenta recordar en cuáles de esas ocasiones llegaste hasta el final y piensa en aquellos otros proyectos que no pasaron de ser uno más de esos propósitos escritos en una lista.

Es bastante probable que la diferencia entre ambos fuera que viste con claridad el beneficio que te iba a traer y eso te estimuló, que la necesidad por lograrlo fuera lo suficientemente intensa para dar los pasos que había que dar para satisfacerla. Digamos que la motivación es el aliciente que nos impulsa a la realización de un determinado esfuerzo para obtener un resultado, para cu-brir una necesidad. Sin ella nos cuesta mucho que no aparezcan la pereza, la duda, la resistencia a esforzarnos en hacer las cosas de otra manera y el dejarnos llevar por la rutina, como un freno.

Sin embargo, cuando tenemos claro que es un proyecto impor-tante para nosotros, por el motivo que sea, el cómo hacerlo acaba dejando de ser un problema.

Porque el simple hecho de saber qué quieres y qué pasos tienes que dar para conseguirlo te acaban motivando casi sin darte cuenta.

Es el momento de coger un lápiz y un papel para escribir en él todo lo que se te venga a la cabeza cuando te preguntes: ¿Qué

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA 21

quieres para tu casa? ¿Qué quieres para ti? ¿Por qué vas a hacer-lo? ¿Por qué es importante para ti hacerlo? ¿Por qué es necesario para ti? Empieza por observar a tu alrededor para averiguar qué va a aportar a tu vida y a la vida de las personas que te rodean.

Para pasar de la teoría a la práctica, hay que elaborar un plan de acción: cómo, cuándo y por dónde vas a iniciar el proceso. Si no lo haces, a los pocos días todo lo que te rodea acaba por distraerte y nuestra tendencia a acomodarnos y quedarnos en nuestro lugar de confianza nos lo impedirá. Un plan que sea como una guía, a la que puedas acudir cada vez que te sientas confundido o no se-pas cómo seguir.

Resistirnos es algo natural porque, si nos sentimos seguros en lo que conocemos y haciendo las cosas como hasta ahora hacía-mos, ¿para qué queremos cambiarlo? Sin embargo, no significa que esa seguridad no pueda estar perjudicándonos.

Estás acostumbrado a tener que ordenar tus veinte jerséis cada dos por tres porque no hay forma de que se mantengan en su si-tio, a desesperarte cada vez que tienes que limpiar la encimera de la cocina por todo lo que hay que ir apartando para hacerlo y a ordenar el cajón del material de papelería porque no dejan de mezclarse las cosas. ¿Eso te gusta o te hace sentir cómodo? No creo que te guste ni te haga sentir cómodo; seguramente, preferi-rías cambiarlo. Pero lo habitual es dejarnos llevar por la inercia para quedarnos en esas situaciones que, aunque no nos gusten, nos resultan conocidas. Es mejor seguir así que esforzarnos en cambiar, aunque nos quejemos.

22 LA PREPARACIÓN

En el día a día hacemos un montón de cosas sin tener que pen-sarlas, todas aquellas cosas que hemos hecho tantas y tantas veces que nuestra mente las ha acabado registrando como una costum-bre, como algo que hacemos de manera habitual; de forma que ni las tenemos que pensar, ni concentrarnos en hacerlas, ni dedicar-les atención, porque nuestra mente se va a encargar de indicarnos qué hacer en cada momento. Es como si tuviéramos un piloto au-tomático que nos lleva a hacer las cosas sin tener que pensarlas. Es eso que llamamos hábitos, que no son otra cosa que el resulta-do de una acción que hemos ido repitiendo una y otra vez. La hacemos de forma mecánica, así que no requiere que prestemos atención para llevarla a cabo, porque nuestro cerebro la ha regis-trado y grabado. Hemos automatizado casi la mitad de las accio-nes que hacemos cada día. Llegas a casa y te quitas los zapatos sin pensarlo, te lavas la cara al levantarte, instintivamente, y apagas la luz sin darte cuenta cuando sales de la habitación.

Pero, cuando vamos a llevar a cabo cualquier cambio o hacer algo nuevo, la cosa cambia y nuestra mente tiene que pensar. Tiene que dedicar atención para saber qué es lo que debe hacer en ese mo-mento, tiene que esforzarse al realizar una actividad nueva o para

Para pasar de la teoría

práctica,hay que

a la

elaborar unplan de acción.

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA 23

hacerla de distinto modo a como lo hacíamos hasta ese momento. Por eso necesitamos mucha motivación y esfuerzo para realizarla.

Para iniciar un cambio o añadir un hábito, debe haber una ver-dadera intención de querer hacerlo. Si lo sentimos como una obli-gación, se nos hará muy difícil; en cambio, si lo deseamos se volverá más fácil. La cuestión está en la forma de verlo. ¿Deseas hacerlo o te ves obligado a hacerlo?

Romper con esas situaciones conocidas que se repiten nos cos-tará, porque nuestro cerebro las ha asimilado, ya sea que nos ha-gan sentir bien o mal, enfadados o felices. La fuerza de la costum-bre nos lleva a hacer algo de una manera porque siempre lo hemos hecho de esa forma.

Es la oportunidad de mejorar tu espacio y, por consiguiente, tu vida diaria; de cambiar esas situaciones que, aunque familiares, no son buenas para ti.

Para pasar de la teoría

práctica,hay que

a la

elaborar unplan de acción.

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Pero ¿por dónde empiezo?

Empieza por no ponerte excusas: «estoy muy cansado»; «hoy tuve que trabajar mucho»; «total, esto tiene poca solución»; «tengo muchas cosas por hacer», «tampoco está tan mal»... Si eres cons-ciente de la necesidad de cambiarlo, no te pongas excusas: cám-bialo. Deja ir esa actitud de «mejor lo dejo para otro día». Deja de infravalorarte llamándote desordenado o caótico. Deja de pensar que no es el momento.

Nos ponemos barreras y dibujamos límites para no salirnos de lo que estamos habituados a hacer y a sentir. Cuando creemos que no podemos hacerlo, nuestra mente se encarga de ponernos obs-táculos. Cuando nos repetimos una y otra vez «no puedo», cuando nos convencemos de ser desordenados y no tener remedio, nues-tra mente es tan poderosa que hace que nos lo terminemos creyen-do, lo que acaba afectando a la imagen que tenemos de nosotros mismos y a nuestra autoestima. Muchas de las barreras que nos impiden lograr ciertas cosas las interponemos nosotros mismos. Nos ponemos obstáculos, en muchos casos de forma inconsciente, que nos dificultan la consecución de nuestras metas.

No necesitamos que venga nadie a desanimarnos, nosotros mismos lo hacemos cuando nos resistimos a hacer el esfuerzo por

Pero ¿por dónde empiezo?

26 LA PREPARACIÓN

cambiar lo que hemos decidido que queremos cambiar. Creer que puedes hacerlo, vencerá tu resistencia, pero para vencerla debes creer que vale la pena hacerlo.

Debes ser perseverante, porque de la práctica constante surge la confianza en que puedes lograrlo.

Pero vayamos a lo concreto y contestemos a la pregunta: ¿Por dónde empiezo? Lo primero es identificar la zona de la casa que más problemas te esté dando: ¿cuál es la que te hace sentir más preocupado, la que más te afecta verla?

Una vez que en tu radar haya aparecido esa parte de tu casa, tienes dos opciones: empezar por lo más difícil o por lo más fácil. Como mi pretensión es que mantengas tu motivación, que no te canses y que en cinco semanas acabes fijando el hábito del orden, te recomiendo que empieces por lo más fácil.

Empieza por no ponerte

excusas.

27

¿Cuándo comienzo y cómo lo hago?

Antes de sumergirnos en el plan, vamos a hacer un precalenta-miento. Piensa en diez acciones o tareas de orden que te lleven, más o menos, unos diez o veinte minutos. Puedes escribir en un papel una pequeña lista y ordenarlas colocando en los cinco pri-meros lugares las que te cuesten menos trabajo y te apetezcan más hacer. Y, en los cinco restantes, otras tantas que no quieres hacer bajo ningún concepto.

Venga, piensa, ¿cuáles son esas tareas que pondrías en esa lista? El cajón de los cubiertos; el mueble de los tápers; la pila de revis-tas del salón; un cajón del mueble de la tele o de la mesa de cen-tro; el cajón de juguetes bajo la cama de tu hijo; los zapatos del armario; los dibujos de tus hijos, el cajón de los calcetines...

Probablemente, las que has colocado en la primera parte de tu lista lleven un tiempo rondando por tu cabeza y solo necesites de un empujoncito para realizarlas. Sin embargo, las restantes son las que con un empujoncito no basta para animarte a hacerlas. Son esas las que tendrás que impulsartea hacer aunque no tengas ganas. Con este precalentamiento, lo que buscamos es no esperar a tener las ganas para hacer las cosas, sino ponerlas en marcha a través de la actividad. En resumidas cuentas, se trata de hacer lo contrario de lo que tu cuerpo y tu mente te piden. Comenzar por estas pequeñas

¿Cuándo comienzo y cómo lo hago?

28 LA PREPARACIÓN

tareas, que ni nos llevan mucho tiempo ni un gran esfuerzo, es la mejor forma de crear lo que podríamos llamar un estado mínimo de activación. Por decirlo de otro modo, sentir la energía suficiente para vencer la pereza y empezar a activarte, aunque sea un poco.

No lo neguemos: forzarnos a hacer más cosas, además de las que ya hacemos, es un esfuerzo; por eso nuestra voluntad se resis-te y prefiere quedarse en lo conocido. La cuestión en sí misma no es negarnos o resistirnos a hacerlo, sino lo que viene después.

Aparecen dos tipos de pensamientos que empiezan a revolo-tear por nuestra cabeza, los ligados a la duda o a la pereza del tipo: «debería hacerlo, pero no tengo ganas», «tengo que hacerlo, pero no sé si merece la pena»... Y los de culpabilidad del tipo «no lo he hecho y debería haberlo hecho».

Quizás es buen momento para valorar qué es más beneficioso para ti: ¿dedicar tiempo a hacer esas tareas o dedicar ese tiempo a pensamientos que no te hacen sentir bien?

Seguramente, hay una gran razón detrás que te impide hacer-las más allá de la pereza, la duda o del tiempo que te puedan lle-var. Puede que me equivoque, pero es posible que no confíes de-masiado en que el resultado sea demasiado duradero. Dicho en otras palabras, que una vez hecho el esfuerzo todo vuelva a desor-denarse y debas volver a hacerlo más adelante. Te comprendo: es una razón más que fuerte para resistirte.

Pero, a ver, nuestras casas no son un escaparate donde se po-nen las cosas y nadie las toca. Si nunca más vuelves a tocar el ca-jón de los tápers, no tienes de qué preocuparte; igual que no de-berías hacerlo si evitas que tu hijo abra el cajón de juguetes bajo su cama que con tanto esmero ordenaste aquel día.

¿CUÁNDO COMIENZO Y CÓMO LO HAGO? 29

Cuando el orden que ponemos no se mantiene es porque hay un problema de base que no hemos solucionado. En líneas gene-rales suele ser siempre el mismo: la cantidad de cosas es despro-porcionada para el espacio en el que se guardan.

Podría decirte que si en ese cajón de tápers hubiera menos tápers, no tendrías que andar ordenándolos cada dos por tres. Pero estoy segura de que ya te has dado cuenta.

Es bastante desesperante ordenar y ver que, al poco tiempo, todo vuelve a estar como antes, o casi. Cuando esto nos pasa es por-que solo hemos centrado nuestro esfuerzo en ordenar. «¿Y en qué quieres que me centre cuando voy a ordenar?», estarás pensando.

Te explico: si te enfocas únicamente en poner bien colocadas las cosas siguiendo la técnica X o el sistema de orden Y, pero te olvidas de dar otros pasos, a duras penas durará el trabajo que has hecho.

Por ejemplo, imagina que un día decides que te vas a dedicar a ordenar el cajón de las camisetas y que lo harás