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A secreto agravio, secreta venganza, de Calderón de la Barca, pertenece al ciclo de comedias inspiradas en el tema de los celos o la venganza en nombre del honor.Otras obras son El médico de su honra, El pintor de su deshonra, El mayor monstruo, los celos, etc. La acción de A secreto agravio, secretavenganza transcurre en Lisboa, donde don Lope de Almeida, un hidalgo casado por poderes con la castellana Doña Leonor de Mendoza, descubre que un antiguo amante de su esposa, que ella creía muerto en el momento de la boda, intenta ahora deshonrarlo. De manera que Don Lope mata a su enemigo y después, siempre en secreto, como indica el título de la pieza, quema a doña Leonor en su palacio.
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Seitenzahl: 79
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Pedro Calderón de la Barca
A secreto agravio, secreta venganza
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: A secreto agravio, secreta venganza.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-9897-266-5.
ISBN rústica: 978-84-96290-93-8.
ISBN ebook: 978-84-9816-995-9.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 39
Jornada tercera 75
Libros a la carta 113
Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.
Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.
Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.
Lope de Vega elogió sus obras, pero en 1629 dejaron de ser amigos tras un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope. Nadie sabe qué pasó.
Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.
Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermanó José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.
Este texto de Calderón pertenece al ciclo de comedias inspiradas en el tema de los celos o la venganza en nombre del honor: El médico de su honra, El pintor de su deshonra, A secreto agravio, secreta venganza, El mayor monstruo, los celos, etc.
El estilo de Calderón omite lo accesorio, concentra la acción alrededor de un tema y estiliza el realismo costumbrista.
El rey Don Sebastián
Don Lope de Almeida
Don Juan de Silva
Don Luis de Benavides
Don Bernardino, viejo
Duque de Berganza
Leonor, dama
Sirena, criada
Celio, criado
Un Barquero
Dos Soldados
Manrique
Sale el Rey don Sebastián, don Lope de Almeida, Manrique, criado, y gente de acompañamiento.
Don Lope Otra vez, gran señor, os he pedido
esta licencia, y otra habéis tenido
por bien mi casamiento;
mas yo, que siempre a tanta luz atento,
vivo en vuestro semblante, vengo a daros 5
cuenta de mi elección, y a suplicaros
que en vuestra gracia pueda
colgar las armas, y que Marte ceda
a Amor la gloria, cuando en paz reciba,
en vez de alto laurel sagrada oliva. 10
Yo os he servido, y solamente espero
esta merced por galardón postrero,
pues con esta licencia venturosa
hoy saldré a recibir mi amada esposa.
Rey Yo estimo vuestro gusto y vuestro aumento, 15
y a no estar ocupado
en la guerra que en África he intentado,
fuera vuestro padrino.
Don Lope Eterno dure ese laurel divino
que tus sienes corona. 20
Rey Estimo en mucho yo vuestra persona.
(Vase el Rey y acompañamiento.)
Manrique Contento estás.
Don Lope Mal supiera
la dicha y la gloria mía
disimular su alegría.
¡Felice yo si pudiera 25
volar hoy!
Manrique Al viento igualas.
Don Lope Poco aprovecha, que el viento
es perezoso elemento.
Diérame el amor sus alas,
volara abrasado y ciego, 30
pues quien al viento se entrega
alas de viento navega,
y las de amor son de fuego.
Manrique Para que desengañarme
pueda creyendo que tienes 35
causa, dime a lo que vienes
con tanta prisa.
Don Lope A casarme.
Manrique ¿Y no miras que es error
digno de que al mundo asombre
que vaya a casarse un hombre 40
con tanta prisa, señor?
Si hoy que te vas a casar,
del mismo viento te quejas,
¿qué dejas que hacer, qué dejas
cuando vayas a enviudar? 45
(Sale don Juan de Silva, muy pobremente vestido.)
Don Juan ¡Cuán diferente pensé
volver a ti, patria mía,
aquel infelice día
que tus umbrales dejé!
¡Quién no te hubiera pisado! 50
Pues siempre mejor ha sido,
a donde no es conocido,
vivir el que es desdichado.
Gente hay aquí, no es razón
verme en el mal que me veo. 55
Don Lope Aguárdate. No lo creo.
¡Si es verdad! ¡Si es ilusión!
¿Don Juan?
Don Juan ¿Don Lope?
Don Lope Dudosos
de tanta dicha mis brazos
han suspendido sus lazos. 60
Don Juan Deteneos, que es forzoso
que me defienda de quien
tanto honor y valor tiene;
que hombre que tan pobre viene,
don Lope amigo, no es bien 65
que toque, ¡oh suerte importuna!,
pecho de riquezas lleno.
Don Lope Vuestras razones condeno,
porque si da la fortuna
humanos bienes del suelo, 70
el cielo un amigo da
como vós: ¡ved lo que va
desde la fortuna al cielo!
Don Juan Aunque hacéis que aliento sobre,
en mí mayor mal está: 75
¡mirad cuán grande será
mal que es mayor que ser pobre!
Y porque mi sentimiento
algún alivio prevenga,
si es posible que le tenga, 80
escuchad, don Lope, atento.
A la conquista famosa
de la India, que eligió
para su tumba la noche
y para su cuna el Sol, 85
amigos, y tan amigos,
pasamos juntos los dos,
que asistieron en dos cuerpos
un alma y un corazón.
No codicia de riqueza, 90
sino codicia de honor,
obligó nuestros deseos
a tan atrevida acción
como tocar con bajeles
la provincia que ignoró 95
por tantos años la ciencia,
nunca creída hasta hoy.
La nobleza lusitana
de su fortuna fío
naves, que ciertas exceden 100
las fingidas de Jasón.
Dejo esta alabanza a quien
pueda con más dulce voz
contar los famosos hechos
desta invencible nación; 105
porque el gran Luis de Camoes,
escribiendo lo que obró,
con pluma y espada muestra
ya el ingenio, ya el valor
en esta parte. Después, 110
don Lope invicto, que vós,
por muerte de vuestro padre
volvisteis, me quedé yo,
bien sabéis con cuánta fama
de amigos y de opinión, 115
que agora, perdidos, hacen
el sentimiento mayor.
Pero, en efeto, es consuelo:
¡ved si desgraciado soy!,
que nunca le di, malquisto, 120
a la fortuna ocasión.
Había en Goa una señora,
hija de un hombre a quien dio
grande cantidad de hacienda
codicia y contratación. 125
Era hermosa, era discreta,
que, aunque enemigos los dos,
en ella hicieron las paces
hermosura y discreción.
Servila tan venturoso, 130
que merecí algún favor;
pero ¿quién ganó al principio
que a la postre no perdió?
¿Quién fue antes tan felice
que después no declinó? 135
Porque son muy parecidos,
juego, fortuna y amor.
Don Manuel de Sosa, un hombre
(hijo del gobernador
Manuel de Sosa) por sí 140
de mucha resolución,
muy valiente, muy cortés,
bizarro y cuerdo (que yo,
aunque le quité la vida
no he de quitarle el honor), 145
de Violante enamorado
(que este es el nombre que dio
ocasión a mi ventura
y a mi ventura ocasión),
en Goa públicamente 150
era mi competidor.
Poco cuidado me daba
su amorosa pretensión,
porque siendo, como era,
el favorecido yo, 155
la pena del despreciado
hizo mi dicha mayor.
Un día que el Sol hermoso
saliera, ¡pluguiera a Dios
sepultara eterna noche 160
su continuo resplandor!;
salió con el Sol Violante:
bastaba pedirle yo
que aun el uno no saliera,
para que salieran dos. 165
De criados rodeada
a la marina llegó,
donde estaba mucha gente,
porque en aquella ocasión
había llegado una nave 170
al puerto, y su admiración
dio causa a aqueste concurso
y a mi desdicha la dio.
Estábamos en un corro
de mucha gente los dos, 175
todos soldados y amigos,
cuando a la vista pasó
Violante. Iba tan airosa,
que allí ninguno dejó
de poner el alma en ella, 180
porque su planta veloz
era el móvil que llevaba
tras sí la imaginación.
Dijo un capitán: «¡Qué bella
mujer!» A quien respondió 185
don Manuel: «Y como tal
ha sido la condición».
«¿Será cruel?» «No por eso
lo digo, le replicó,
sino por ver que ha escogido, 190
como hermosa, lo peor.»
Yo entonces dije: «Ninguno
sus favores mereció,
porque no hay quien los merezca,
y si hay alguno, soy yo». 195
«Mentís», dijo. Aquí no puedo
proseguir, porque la voz
muda, la lengua turbada,
frío el cuerpo, el corazón
palpitante, los sentidos 200
muertos y vivo el dolor,
quedan repitiendo aquella
afrenta. ¡Oh tirano error
de los hombres! ¡Oh vil ley
del mundo! ¡Que una razón, 205
o que una sinrazón pueda
manchar el altivo honor
tantos años adquirido,
y que la antigua opinión
de honrado quede postrada 210
a lo fácil de una voz!
¡Que el honor, siendo un diamante,
pueda un frágil soplo (¡ay Dios!)
abrasarle y consumirle,
y que siendo su esplendor 215
más que el Sol puro, un aliento