La fiera, el rayo y la piedra - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

La fiera, el rayo y la piedra E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

"La fiera, el rayo y la piedra" es una comedia escrita por el renombrado dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca. La obra es un ejemplo del teatro barroco español y se caracteriza por su ingeniosa trama y diálogos agudos.

La historia se centra en tres personajes principales: Laurencia, Lisardo y Félix. Laurencia, una mujer valiente y decidida, se enfrenta a la hostilidad de su pretendiente Félix, un hombre violento y peligroso. Lisardo, por otro lado, es un joven enamorado de Laurencia que busca protegerla de la furia de Félix.

La trama se desarrolla en medio de un enfrentamiento entre estos personajes, y el título de la obra, "La fiera, el rayo y la piedra", hace referencia a las tres fuerzas naturales que se utilizan como metáforas para describir sus conflictos personales. La obra aborda temas como el honor, el amor, la valentía y la justicia, y ofrece una visión aguda de la sociedad de la época.

En "La fiera, el rayo y la piedra", Calderón de la Barca utiliza su maestría en el lenguaje y el simbolismo para tejer una trama emocionante y llena de giros inesperados. La obra es una representación de la complejidad de las relaciones humanas y los desafíos que enfrentan los personajes al lidiar con cuestiones de honor y moral.

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Pedro Calderón de la Barca

LA FIERA, EL RAYO Y LA PIEDRA

Personajes:

PIGMALEÓN.

CUPIDO.

CÉFIRO.

VENUS.

ANTEO.

ANAJARTE.

BRUNEL.

IFIS.

PASQUÍN.

IRÍFILE.

LEBRÓN.

LISI.

LAQUESIS.

CLORI.

CLOTO.

LAURA.

ATROPOS.

ISBELLA.

ANTEROS.

[FORTUNA.]

MÚSICA.

Hombres.

Mujeres.

JORNADA PRIMERA

 

Obscurécese el tablado, y mientras se dicen los primeros versos, se descubre la perspectiva del mar, con truenos y relámpagos.

PASQUÍN

 

(Dentro.)

¿Qué se nos hizo el día?

CÉFIRO

Enmarañada, obscura sombra fría,

con pálidos enojos

nos le hurta de delante de los ojos.

LEBRÓN

 

(A otra parte.)

¿Qué se nos hizo el sol?

PIGMALEÓN

En un instante, 5

no solo nos le quitan de delante

entupecidas nieblas;

pero el confuso horror de las tinieblas

nos le hace a cada paso

síncopa del oriente y del ocaso. 10

BRUNEL

 

(A otra parte.)

¿Qué se nos hizo de la hermosa lumbre

el esplendor?

IFIS

Aquella excelsa cumbre

le trasmontó, porque antes que llegara

hoy al mar, en la tierra se apagara.

LOS DOS PRIMEROS

Al monte.

LOS SEGUNDOS

Al llano.

LOS TERCEROS

Al puerto. 15

(Sale IRÍFILE, vestida de pieles, suelto el cabello.)

IRÍFILE

Y tres1 asombros en una sombra advierto.

Dejo, aparto el horror del terremoto,

en cuya lid la cólera del Noto,

de tierra y mar, con dos violencias sumas,

los riscos postra, eleva las espumas, 20

y voy a las tres voces,

que tres veces distantes, tres veloces,

llegaron a mi oído.

¿De cuándo acá, ni aqueste escollo ha sido

de humano pie pisado 25

ni de quilla aquel piélago surcado?

Si ya no es que por mar y tierra quiera

sitiarme quien pensando que soy fiera,

otra vez me ha seguido.

¡Oh, no hubiera salido 30

a buscar día de tan gran portento,

anciano padre mío, tu sustento!

CÉFIRO

De aquel peñasco, los incultos mayos,

a la saña nos libre de los rayos.

PIGMALEÓN

De aquella gruta, lóbregos los senos, 35

la amenaza repare de los truenos.

IFIS

De aquel celaje al corto abrigo breve

la luz de los relámpagos nos lleve.

LOS PRIMEROS

¡Piedad, obscuros velos!

LOS SEGUNDOS

¡Piedad, dioses divinos!

LOS TERCEROS

¡Piedad, cielos! 40

IRÍFILE

En tan confusa guerra,

árbitro yo del mar y de la tierra,

tierra y mar señoreo;

y bien que a poca luz, desde aquí veo

allí correr tormenta, 45

derrotado bajel, allí violenta

tropa abrigarse al monte, y allí al llano

número no menor. En vano, en vano,

si a mí no me buscáis, ¡oh peregrinos

que las huellas seguís de tres destinos! 50

Solicitáis a tanto horror defensa,

si causa este desorden lo que piensa

el docto estudio de mi padre y mío.

¡Oh, fuese antes que estudio desvarío!

 

(Los truenos.)

Mas ¡ay de mí infelice!, 55

que dice mucho este temblor, pues dice

que hoy nace la ojeriza de los hados,

a que no solo fueron destinados

los humanos sentidos,

mas también comprehendidos 60

en estrago de escándalos tan graves

las fieras y los peces y las aves.

Luchando allí lo digan

las unas, y prosigan

trinando, en vez de cláusulas agüeros, 65

allí las otras; y esos brutos fieros,

que del mar no sufridos,

 

(Pasan los pescados.)

mudamente se quejan a gemidos;

pues al romper su verdinegra bruma,

sobre la tez lidiando de la espuma, 70

del margen solicitan las arenas,

monstruos del mar, tritones y sirenas.

¡Ha, si de alguna el canto

la causa me dijera de horror tanto!

SIRENA

La hija de la espuma madre es del fuego, 75

brame el mar, gima el aire de envidia y celos.

IRÍFILE

No hay bajel que a lo lejos

deste puerto no huya,

si no es aquel en cuya

suerte ni arbitrios dejan, ni consejos, 80

vela, timón, bitácora ni aguja,

por más que ya cascado el pino cruja,

dando en aquella roca,

donde, caballo desbocado choca.

LOS TERCEROS

¡Piedad, cielos divinos! 85

BRUNEL

Ya que en páramos vemos cristalinos

que apenas del bajel fragmentos quedan,

en el esquife escapen los que puedan

con Ifis, nuestro dueño.

 

(Descúbrese el esquife, y va pasando con IFIS, BRUNEL y otros.)

IFIS

¡Oh, fuese tumba el derrotado leño 90

en que, a despecho mío,

de aqueste seno frío

queréis vencer la guerra!

BRUNEL

Ya que el mar se serena, a tierra.

TODOS

A tierra.

CÉFIRO

 

(Dentro.)

Ya que vuelve a aclarar la hermosa lumbre, 95

el llano penetrad, dejad la cumbre.

 

(Empieza a aclarar.)

PIGMALEÓN

 

(Dentro.)

Ya que otra vez le restituye el día,

cercana población la suerte mía

solicite, vagando este desierto.

LOS TERCEROS

A tierra, a tierra.

LOS SEGUNDOS

Al valle.

LOS PRIMEROS

Al llano.

LOS TERCEROS

Al puerto. 100

IRÍFILE

¡Ay infeliz de mí!, que ya la orilla

costeando surca mísera barquilla,

con poca gente en ella,

a tiempo que sin norte de otra huella,

cada tropa se inclina 105

a la tranquilidad de la marina

donde estoy. ¿Quién, sin ser vista, pudiera

de aquí escapar?

(Cúbrese el rostro con el cabello, y al irse a entrar, salen CÉFIRO y PASQUÍN.)

CÉFIRO

Humano monstruo, espera;

que aunque tu aspecto pudo

ponerme horror, no dudo 110

que tus señas desmientan tu semblante.

IRÍFILE

Tente, joven: no pases adelante,

ni quieras detenerme;

que el escucharme más horror que el verme

te ha de dar, pues si el verme te acobarda, 115

más lo hará oírme.

(Al entrarse por otra parte huyendo, salen PIGMALEÓN y LEBRÓN2.)

PIGMALEÓN

Humano monstruo, aguarda,

que pues de humano y monstruo

noticias da el cabello sobre el rostro,

con la duda del uno vencer quiero

de otro el terror.

IRÍFILE

Primero 120

a aqueste mar me arrojaré que intente

oír a los dos.

 

(Al irse a entrar, por otra parte salen IFIS y BRUNEL.)

IFIS

Humano monstruo, tente,

que, pues cuanto me asombra, me asegura,

no sé qué luz entre tu traje obscura,

que me escuches pretendo. 125

IRÍFILE

Cerrome el paso; y pues aun ir huyendo

no permite mi suerte,

¿qué me queréis?

CÉFIRO

Atiende.

PIGMALEÓN

Escucha.

IFIS

Advierte.

CÉFIRO

En la caza perdido...

PIGMALEÓN

Del camino apartado... 130

IFIS

En el mar derrotado...

CÉFIRO

...del terremoto al ruido...

PIGMALEÓN

...del temblor al amago...

IFIS

...del eclipse al estrago...

CÉFIRO

...triste yo...

PIGMALEÓN

...yo confuso...

IFIS

...yo afligido... 135

LOS TRES

...a este monte he venido...

CÉFIRO

...donde escuchar deseo...

PIGMALEÓN

...donde oír solicito...

IFIS

...donde en saber me empleo...

CÉFIRO

¿Quién eres y qué monte es el que habito? 140

LOS DOS

¿Quién eres y qué tierra es la que veo?

IRÍFILE

¿De suerte que un deseo

a un intento reduce tres intentos?

LOS TRES

Sí.

IRÍFILE

Pues juntaos los tres, y estadme atentos.

Derrotados peregrinos, 145

que de el mar y de la tierra,

a merced de la fortuna,

venís corriendo tormenta,

este prodigioso monte

que el mar de una parte cerca 150

y de otra al Etna contiguo,

es bastardo hijo del Etna.

De la fértil hermosura

de Trinacria, patria bella

de los dioses, es lunar, 155

no tanto porque la afea

lo rústico de sus riscos,

lo intratable de sus breñas

(pues la oposición podía

ser facción de su belleza), 160

cuanto por lo que la infama

su población, siempre expuesta

a los duros ejercicios

de desdichas y miserias.

Dígalo allí de Anajarte 165

el alcázar, donde presa

la tiene Argante, su tío,

sepultada antes que muerta.

La fragua allí de Vulcano

lo diga, en cuya violenta 170

forja de Estérope y Bronte

es martillada tarea

la fundición de los rayos.

Y allí, entre las duras quiebras

de pardo escollo, lo diga 175

lóbrega gruta funesta,

rudo3 templo consagrado

en mal fabricada cueva,

a la deidad de las Parcas,

cuya vecindad, sujeta 180

siempre a estragos, siempre a ruinas,

siempre a llantos, siempre a penas,

la hacen que continuamente

tales eclipses padezca;

si bien el de hoy dice más, 185

pues dice, si de mi ciencia

no miente la observación,

gradüada en las estrellas,

que este común sentimiento

de fuego, mar, aire y tierra, 190

y en tierra, aire, mar y fuego,

hombres, peces, aves, fieras,

es cumplirse una amenaza

que tienen los dioses hecha,

de que ha de nacer al mundo 195

una deidad tan opuesta

a todos, tan desigual,

tan sañuda, tan violenta,

que ha de ser común discordia

de cuanto...

 

(Vase.)

PIGMALEÓN

Oye.

IFIS

Aguarda.

CÉFIRO

Espera. 200

LEBRÓN

Con la palabra en la boca

no se dirá que nos deja,

que antes con ella se va.

PASQUÍN

Burlolos su ligereza.

CÉFIRO

No hizo, que yo he de seguirla. 205

PIGMALEÓN

No hizo, que yo he de tenerla.

IFIS

No hizo, que yo he de alcanzarla.

 

(Vanse los tres.)

LEBRÓN

Sí hizo, pues el que tras ella

fuere será un mentecato.

BRUNEL

¿Por qué?

LEBRÓN

Porque muy compuesta 210

y adornada una mujer,

aun no es bueno andar tras ella;

¡miren qué será tras una

tan salvaja, que se deja

decir que hay Vulcano y Parcas 215

por aquí!

PASQUÍN

Peor si te quedas

solo será.

LEBRÓN

Dices bien.

LOS DOS

Pues corramos.

LEBRÓN

Norabuena;

pero corramos sentados,

si os parece.

(Vanse los tres y vuelven a salir por partes diferentes PIGMALEÓN, IFIS y CÉFIRO; cúbrese el mar y descúbrese el bosque.)

LOS TRES

Monstruo, espera. 220

IRÍFILE

 

(Dentro.)

Es en vano, pues ya pude

hacer la fuga defensa.

CÉFIRO

Lo intrincado de las ramas,

por donde tan veloz entra,

me la han perdido de vista. 225

PIGMALEÓN

La enmarañada aspereza

deste bosque me la oculta.

IFIS

Pues ya a los ojos no dejan

terminar su sombra tantos

troncos como se atraviesan, 230

sea la voz la que la siga.

LOS TRES

Vuelve, prodigio.

(Salen LEBRÓN, PASQUÍN y BRUNEL.)

LEBRÓN

No vuelvas.

¿Qué os va en eso a los tres para

pedirlo con tanta fuerza?

CÉFIRO

Saber quién es el que nace 235

con tanto horror.

PIGMALEÓN

Y quién sea

el asombro destos montes.

IFIS

Oye.

CÉFIRO

Aguarda.

PIGMALEÓN

Escucha.

LOS TRES

Espera.

[IRÍFILE]

 

(Dentro.)

No me sigáis, que no es

posible que decir pueda 240

quién soy y por qué los hados

a vivir así me fuerzan.

Pero si queréis saber

con la causa de mis penas

de aquel eclipse la causa, 245

pues os halláis a sus puertas,

a las Parcas consultad,

que mejor lo dirán ellas,

como quien sabe mejor

quién nace a ser ruina vuestra. 250

CÉFIRO

¡Confusión extraña!

PIGMALEÓN

¡Extraño

asombro!

IFIS

¡Extraña tristeza!

LEBRÓN

¿Adónde que nos hallamos

dijo esa señora bestia?

BRUNEL

¿No lo oyes? A los umbrales 255

de las Parcas.

LEBRÓN

¿No son esas

unas beatas que, hilando

siempre, nunca echaron tela,

y con ser tan hacendosas,

jamás hacen buena hacienda? 260

PASQUÍN

Las mismas.

LEBRÓN

¡Triste de mí!

CÉFIRO

Extranjeros, que las señas

de traje y voz lo publican

y el venir por mar y tierra

derrotados lo aseguran, 265

yo, aunque de ver me estremezca

estos montes, (que una cosa

es noticia, otra experiencia),

Céfiro soy, de Trinacria

príncipe, y ya que la fuerza 270

del destino me ha empeñado,

siguiendo otra inculta fiera,

a transcender hoy la línea

que tiene el asombro puesta

a esta inhabitable estancia, 275

hallándome dentro della,

no he de volverme sin que,

ya que mi valor me alienta,

el oráculo me diga

de las Parcas qué secreta 280

amenaza de los hados

es en mis imperios esta.

Y así, bien podéis volveros,

pues los dos, a quien no fuerza

interés alguno, no 285

es bien que lleguéis a verlas.

PIGMALEÓN

Extranjero soy, a quien

perdió la confusa niebla

de las dos noches de un día

entre la inculta maleza 290

de esos peñascos; la causa

que a peregrinar me fuerza

quizá es no menor, ¡oh invicto

Céfiro!, para que quiera

también yo saber el fin 295

deste asombro que así llega;

que yo te he de acompañar.

[IFIS]

Cuando ocasión no tuviera

yo, que del mar derrotado

pisé también estas selvas, 300

para inquirir los prodigios

que su obscuro centro engendra,

por no volver a terror

ninguno la espalda, fuera

el primero que llegara. 305

CÉFIRO

Pues desquiciemos la puerta

deste risco que mordaza

es de su boca funesta.

IFIS

Melancólico bostezo

ya del centro de la tierra 310

es la pavorosa gruta.

PIGMALEÓN

Y ya en sus lejos se dejan

terminar a poca luz

las tres deidades severas.

 

(Ábrese la gruta, y vense en lo más lejos della las tres Parcas, como las pintan: la primera con una rueca, cuyo hilo va a dar a la tercera que le devana, dejando en medio a la segunda con unas tijeras en la mano.)

PASQUÍN

¡Qué miedo pone el mirarlas! 315

BRUNEL

¡Y qué temor causa el verlas!

LEBRÓN

A cuál temor y a cuál miedo

es mayor, hago una apuesta.

LOS DOS

¿Tanto te parece el tuyo?

LEBRÓN

Tanto que con ser tan puerca 320

de las Hileras la calle,

tomara estar ahora en ella,

a trueco de no estar en

la gruta de las Hileras.

CÉFIRO

¡Oh tú, Laquesis, que impía 325

de la futura edad nuestra

desvaneces el estambre!

IFIS

¡Oh tú, Cloto, que severa

de la ya pasada edad

deshaces el copo a vueltas! 330

PIGMALEÓN

¡Oh tú, Atropos, que horrible

la inexorable tijera,

que es el fiel de los alientos,

a arbitrio tuyo gobiernas!

CÉFIRO

De negro ébano a tus aras 335

altar ofrezco que sea

atezado culto tuyo.

IFIS

Yo de ciprés una hoguera,

cuyo humo desde este altar

hasta empañar al sol crezca. 340

PIGMALEÓN

Yo en la hoguera y en el ara,

porque haya víctima en ellas,

noturno búho te ofrezco

sacrificar por ofrenda.

CÉFIRO

Si me dices qué prodigio... 345

IFIS

Si me dices qué violencia...

PIGMALEÓN

Si me dices qué presagio...

LOS TRES

...el pasado eclipse encierra.

LAS4 TRES

 

(Cantando muy triste.)

Dolores de parto han sido

con que ha nacido a la tierra 350

su mayor ruina.

CÉFIRO

¿Pues quién

a allá ha nacido?

LAQUESIS

Una fiera.

IFIS

Y tú, ¿quién dices?

CLOTO

Un rayo.

PIGMALEÓN

¿Y qué dices tú?

ATROPOS

Una piedra.

CÉFIRO

¿Fiera?

IFIS

¿Rayo?