Amor, honor y poder - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Amor, honor y poder E-Book

Pedro Calderón de la Barca

0,0
2,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

"Amor, honor y poder" es una comedia de capa y espada escrita por el dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca. La obra pertenece al género de teatro del Siglo de Oro español y se caracteriza por su trama llena de intriga, engaño y giros sorprendentes.

La historia se desarrolla en la corte del emperador Diocleciano y gira en torno a los personajes de Marcia, su prometido Claudio, y el enamorado Lucindo. Marcia finge estar loca para evitar un matrimonio no deseado con Claudio y poder casarse con su amado Lucindo. Esta trama central se complica con la presencia de otros personajes, como Fulvia, que también está enamorada de Lucindo, y los enredos que surgen a medida que los personajes intentan alcanzar sus objetivos amorosos.

La obra explora temas como el poder, el honor y el amor, y presenta un mundo lleno de disfraces, duelos, equívocos y celos. Calderón de la Barca utiliza la comedia y el humor para abordar cuestiones más profundas relacionadas con la naturaleza humana y las pasiones humanas.

"Amor, honor y poder" es una muestra del ingenio y la habilidad de Calderón para escribir comedias enrevesadas y entretenidas que siguen siendo apreciadas por su aguda observación de la condición humana y su capacidad para entretener al público.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Copyright 2023

Cervantes Digital

All rights reserved

Pedro Calderón de la Barca

AMOR, HONOR Y PODER

Personajes:

EL REY.

TEOBALDO.

EL CONDE.

LUDOVICO.

ENRICO.

ESTELA.

INFANTA.

UN CAZADOR.

TOSCO, villano.

JORNADA PRIMERA

 

Salen ENRICO y ESTELA.

ENRICO

No salgas, Estela, al monte,

vuélvete al castillo, hermana,

que por estos campos hoy

ha salido el Rey a caza.

No te vea de la suerte 5

que en las soledades andas,

causando a Venus desprecio,

dando envidias a Dïana,

cuando Diosa destos montes,

que miden veloz tus plantas, 10

o son las cumbres de Chipre

o son las selvas de Arcadia.

Por tu gusto, Estela, vives

en Salveric retirada

del aplauso de la corte, 15

del adorno de sus galas.

Aquí un hermano te sirva,

aquí un padre te acompaña

y aquí un monte te obedece,

que reina suya te llama. 20

No te vea el Rey y piense,

viendo la humildad que tratas,

que lo que es sobra del gusto,

viene a ser del honor falta.

Por tu vida que te quedes 25

en Salveric y no salgas

hoy al monte.

ESTELA

No saldré,

que ser gusto tuyo basta.

Desde aquí al castillo vuelvo

a obedecer lo que mandas. 30

ENRICO

Yo, hermana, te lo suplico,

queda a Dios.

UNA VOZ

 

(Dentro.)

¡Aparta, aparta!

ENRICO

¿Qué voz es esta?

UNA VOZ

 

(Dentro.)

Poned

delante dellas espadas.

Tente indómito caballo. 35

ESTELA

Desde aquellas cumbres altas

un caballo se despeña

con una mujer.

ENRICO

Hoy baja

despeñado otro Faetonte.

Poco le debo, si aguarda 40

más ocasión mi valor,

para mostrarse, pues basta

el ser mujer.

 

(Vase.)

ESTELA

En el viento

apenas pone las plantas,

porque un volante que al sol 45

le vuelve otro sol de plata,

lleno del viento que deja

le va sirviendo de alas.

Tan igualmente ligeros

los pies y manos levanta, 50

que parece que a los cielos

tira la yerba que arranca,

tan bañado en sus espumas,

que parece que un mar pasa

y que pegado en los pechos 55

el mar a pedazos saca.

Firme la dama le oprime

y aunque sean tan contrarias

la de un bruto y la de un sol,

son dos cuerpos con un alma. 60

Ella cobarde se anima

y animosa se desmaya,

que es el peligro forzoso,

donde la fuerza es tan flaca.

Pero ya Enrico, mi hermano, 65

saliendo al paso le aguarda,

aunque un monte es imposible

esperarle cara a cara.

Atravesado se arroja

y el tiro al bocado agarra 70

y asiendo el freno en la mano,

se le opuso a su arrogancia.

Con la izquierda en un sujeto

el viento y el fuego para,

y con la derecha a un punto 75

por el arzón mismo saca

a la dama, que en los brazos

sin aliento y desmayada,

el sobresalto al peligro,

lo que le debe le paga. 80

Y tirando el freno, cuando

a la silla el brazo alarga,

volvió el caballo, parece

que a mirar lo que llevaba,

porque envidioso de verse 85

dueño de gloria tan alta,

quiso con bárbaro intento,

sino perderla, robarla.

Mas ya con ella en los brazos

al valle mi hermano baja, 90

que parece que del sol

harto su esplendor la llama.

 

(Sale ENRICO con la INFANTA en los brazos.)

ENRICO

¡Hermana, Estrella! Volando

trae de aquesa fuente agua

o entra por ella al castillo. 95

ESTELA

Yo voy presto; aquí me aguarda.

 

(Vase.)

ENRICO

Trae el agua, que mis ojos

no me darán la que basta,

porque será breve el mar

para vencer fuerza tanta. 100

¡Qué mucho, si el mismo sol,

aunque con luz eclipsada,

hoy en sus rayos me quema,

hoy en sus rayos me abrasa!

¿Quién ha visto, quién ha visto, 105

aunque por suertes contrarias,

desgraciada la ventura,

venturosa la desgracia?

¡Señora, señora! Apenas

oye mi voz y turbada 110

la color, en un compuesto

mezcló la nieve y el nácar.

Y dichosamente unida,

nieve roja o rosas blancas,

se vio purpúrea la nieve 115

y la púrpura nevada.

No sé qué deidad oculta

a su adoración me llama,

que de tan forzoso efeto

no determino la causa. 120

¡Señora!

INFANTA

¡Válgame el cielo!

ENRICO

¡Albricias, cielos, que habla!

¡Alma, albricias!

INFANTA

¿Dónde estoy?

ENRICO

¡Ah señora!

INFANTA

¿Quién me llama?

ENRICO

Quien del alma la mitad, 125

hoy a tu vida consagra

y por no dejar de verte,

no te ofrece toda el alma.

Aquel caballo, sin duda,

es el Júpiter que anda 130

enamorado y tomó

forma en apariencia rara,

para que tú fueras, cuando

le oprimieras las espaldas,

Europa de Inglaterra, 135

y él el caballo de España.

¿Cómo te sientes?

INFANTA

Mejor.

Mas ¿quién eres tú, que amparas

mi vida?

ENRICO

Soy quien la tuya

también ofrece a tus plantas. 140

INFANTA

¿La vida te debo?

ENRICO

Es cierto;

mas procedes tan tirana,

que cuando te doy la vida,

en satisfación me matas.

INFANTA

 

[Aparte.]

(Agradecida le escucho, 145

que del honor fuera falta

la ingratitud a quien debo

la vida.) ¿Cómo te llamas?

ENRICO

Enrico de Salveric,

que vivo en estas montañas, 150

en el castillo famoso

que es mi apellido y mi casa.

Aquí podrás descansar.

Yo quisiera que el alcázar

fuera del sol. Mas ¿quién eres? 155

INFANTA

Yo soy...

 

(Sale el REY, LUDOVICO, TEOBALDO y acompañamiento.)

LUDOVICO

Aquí está la Infanta.

REY

Hermana, dame tus brazos.

¿Cómo te sientes?

INFANTA

No es nada

el dolor, aunque no puedo

estar en pie.

REY

Pues llevadla 160

a ese castillo y en él

descanse lo que le falta

al día, que ya con sombras

negras la noche amenaza.

TEOBALDO

¡Dichoso quien llega a verte 165

con vida, porque presaga

el alma de tus desdichas,

temió tu muerte temprana!

¡Vida te dio mi deseo!

INFANTA

Yo procuraré pagarla, 170

que a quien me ha dado la vida,

no es mucho que le dé el alma.

 

(Vase.)

ENRICO

 

[Aparte.]

(¡Ay arrogantes deseos!

¡Ay humildes confïanzas!

¡Ay cobardes presunciones! 175

¡Ay satisfaciones falsas!

¡Ay esperanzas perdidas!

La Infanta, ¡cielos!, la Infanta

es a la que di la vida

y la que me quita el alma.) 180

Vuestra Majestad me dé

a besar sus Reales plantas,

si de la tierra que piso

merezco tocar la estampa.

REY

¿Quién eres?

ENRICO

Enrico soy. 185

de Salveric, que mi casa

es hoy, pues a honrarla vienes,

venturosa en tal desgracia.

REY

¿Cómo retirado vives

de la corte?

ENRICO

Porque halla 190

mi padre en la soledad

más quietud a su edad larga.

REY

¿Vive todavía el Conde?

ENRICO

Sí señor.

REY

Fue la privanza

de mi padre. ¿Y solo tú 195

su soledad acompañas

o vive también Estela

con vosotros?

ENRICO

 

[Aparte.]

¡Cosa extraña

que no pudiese encubrirlo!

Aquí está, señor, mi hermana, 200

que también del campo gusta.

REY

Mucho le debe a la fama.

¿Qué dicen, que es muy hermosa?

ENRICO

Siempre la opinión se alarga,

que no es muy hermosa Estela, 205

el no ser fea le basta.

REY

Dícenme que es muy discreta.

ENRICO

Sabe, señor, cosa es clara,

lo que tiene obligación

una mujer en su casa. 210

REY

Mucho me holgara de verla.

ENRICO

No es el traje en que ella anda,

digno, señor, de tus ojos;

y esta sola fue la causa

para excusar de que tú 215

la vieras.

 

(Sale ESTELA.)

ESTELA

Aquí está el agua.

Mas ¡qué miro!

ENRICO

Estela es esta,

que cuando cayó la Infanta

fue por agua y viene agora.

REY

Mejor dijeras que el alba, 220

vestida de resplandores

o de rayos coronada,

otra vez al campo sale

y que entre sus manos blancas

trae congelado el rocío, 225

que por lágrimas derrama.

ESTELA

Vuestra Majestad, señor,

disculpando la ignorancia

que me permite este traje,

me dé sus manos.

REY

Levanta, 230

no me acuse la soberbia

que tuve un cielo a mis plantas

porque si otras hermosuras

un mundo pequeño llaman,

tú eres un cielo pequeño. 235

ENRICO

¡Qué bien la humildad ensalzas!

El cielo aumente tu vida.

REY

 

[Aparte.]

(¡Oh lo que este hermano habla!)

¡Ah Ludovico!

LUDOVICO

Señor.

REY

No sé qué siento en el alma, 240

que con decirme que es mía,

ya como ajena me trata.

LUDOVICO

 

[Aparte.]

(¡Ay Estela! ¡Quién creyera,

que cuando a verte llegara,

vencieran celos de un rey 245

el contento que me causas!)

¿Qué sientes?

REY

Siento temor,

con el amor en batalla

y cuanto el amor me anima

tanto el amor me acobarda. 250

Estela me da contento

y aqueste hermano me cansa.

LUDOVICO

Échale de aquí, que todo

es invenciones quien ama.

REY

Bien me aconsejas.

LUDOVICO

 

[Aparte.]

¡Ay cielos! 255

¡Oh mal haya, amor, mal haya

el que contra sí aconseja!

ENRICO

Su Alteza, Estela, está en casa

y pues ha sido ventura

nuestra, tan gran desgracia, 260