Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Acuariofilia. Peces ornamentales es una compilación de lo ya divulgado, para que el aficionado en esta temática, tenga la oportunidad de orientarse y le sirva de material de consulta para mantener vivos y saludables a peces y plantas. En la obra se abordan varios asuntos de interés sobre la conservación de las peceras, los distintos tipos de peces ornamentales y el cuidado y la reproducción de estos.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 338
Veröffentlichungsjahr: 2021
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Primera edición impresa, 2019
Primera edición digital, 2020
Edición base: Gilma Toste Rodríguez
Edición para ebook: Lic. Carlos A. Andino Rodríguez
Diseño de cubierta y realización: Seidel Gonzalez Vázquez (6del)
Imagen de cubierta: Lesbia Claudia Vent Dumois
Diseño interior: Maykel Martínez Pupo
Corrección: Sergio Bello Canto
Conversión a ebook: Madeline Martí del Sol
© Arcadio Cuéllar Lomba, 2019
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2020
ISBN 9789590511974
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial Científico-Técnica
Calle 14 no. 4104, e/ 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba
www.nuevomilenio.cult.cu
A Niurka, mi esposa.
A Octavio, Alida y Mayda; mis hijos.
A todos los aficionados cubanos, niños, jóvenes y adultos.
Esta compilación no hubiese sido posible sin el asesoramiento, sugerencias y recomendaciones del profesor y doctor en Ciencias José L. Ponce de León, de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana; el M. Sc. Leopoldo Tápanes Méndez; el técnico Yosvany Saíz Guerra del Aqvarivm del Centro Histórico de la Ciudad de La Habana; el licenciado Lázaro J. Amador Martínez; los técnicos José A. Pino, Janeth Nieblas y Alexander Orta de la Unidad Ambiental Flora y Fauna (Nacarí); el licenciado Rolando Michel García, director de Gestión de Proyectos Internacionales, del vicerrectorado de Internacionalización de la Universidad de Guayaquil (Ecuador); el ingeniero Omar Pérez Salomón, funcionario del Comité Central el Partido Comunista de Cuba; la doctora Elsa Gutiérrez Baró, psiquiatra infanto-juvenil; la licenciada Aylec García Ascuaga, especialista principal de la Editora Universitaria Félix Varela y de Daniel Torres Elizagara especialista en Montaje, Decoración y Mantenimiento de Acuarios.
Este trabajo no pretende innovar, cambiar o crear nuevas teorías y mucho menos reproducir estudios o trabajos realizados por entendidos y científicos que, después de muchos años de labor, han podido plasmar sus resultados en tratados y publicaciones. Solo hemos compilado lo ya divulgado, para que el aficionado cubano, que no tiene acceso a información actualizada, tenga la oportunidad de orientarse, aunque de forma modesta, en esta afición.
Es este un resumen que le procurará la oportunidad de obtener conocimientos sobre el tema e incentivar a niños y jóvenes a formarse como “entendidos” y a tener la posibilidad de inclinarse por alguna rama de la Biología. He presenciado cómo, por desconocimiento, muchos aficionados —principiantes o no— provocan involuntariamente la muerte de algunos de sus ejemplares o plantas y en casi todos los casos se preguntan ¿qué ocurrió?, pero no encuentran la respuesta.
Las pocas publicaciones existentes en librerías y bibliotecas están encaminadas a satisfacer los conocimientos y curiosidades de aficionados de otras latitudes, y no responden a las condiciones objetivas de la Isla. Es nuestro objetivo que esta compilación se pueda tener como material de consulta, para mantener vivos y saludables a peces y plantas. Hemos incluido —en las familias relacionadas— variedades que no existen en Cuba, pero que por sus coloridos y hábitos son capaces de satisfacer la curiosidad de los aficionados. Además, se describen aspectos físicos y químicos —entre otros temas específicos— que pueden servir a los más jóvenes para su superación. Por lo que, repetimos, es solo una compilación y no está exenta de errores.
Toda la evolución de la acuariofilia —desde su surgimiento en el siglo xiv en China— ha estado vinculada al progreso del hombre. Es así que la cría de peces u otros organismos acuáticos, bajo condiciones ambientales controladas —con fines decorativos—, ha tenido diversos momentos en su andar por la historia, como son: la producción de peceras de porcelanas, la aparición del acuario y las fuentes, la reproducción de variedades genéticas, la introducción de especies tropicales, las primeras plantas naturales, la fabricación de aireadores y filtros, entre otros.
En la actualidad, la acuariofilia se ha convertido en una afición que permite llegar a obtener altos niveles de conocimientos, salvando la frontera del pasatiempo para convertirse en una verdadera ciencia, recibiendo la denominación de acuariología. La fauna dulce acuícola cubana está bien estudiada, pero no ha traspasado el ámbito universitario y profesional como información para biólogos, ictiólogos y expertos. La primera reseña que se tiene de esta actividad en Cuba, es la que hace el naturalista cubano Felipe Poey y Aloy en Memoria sobre la Historia Natural de la Isla de Cuba. Esta obra publicada en dos volúmenes reúne las investigaciones del científico, y está enriquecida por toda una serie de imágenes. El primero, vio la luz en 1851, y el segundo, entre 1856 y 1858.
Mi condición de campesino y poblador de la Sierra Maestra, me permitió tener desde mi niñez un contacto directo con la naturaleza. Cerca de mi casa, en el asentamiento El Plátano, se encontraba el río Las Calabazas, que separaba los terrenos de las compañías norteamericanas, New Niquero Sugar Company y la Cape Cruz. En la preparación del recibimiento de los expedicionarios del Gramma, visité en múltiples ocasiones los ríos Toro y Las Puercas, con magníficas condiciones y profundas entradas hasta la orilla de la playa, rodeadas de zonas boscosas y gran vegetación. Esas experiencias nunca se han borrado de mi memoria y a lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de estar muy cerca de todo lo que ha hecho la Revolución por la preservación y desarrollo de la flora y la fauna de nuestro país. Por ello, considero de mucho valor el presente texto, que constituye una referencia para los interesados en este tema.
Su autor ha querido, más que llenar un vacío, realizar un compendio documentado de esta afición, como antesala a una labor investigativa que ha de continuar. De esta manera, subraya aspectos generales de la acuariofilia. Orienta de forma clara y sencilla los modelos, la finalidad, el grosor de cristal a utilizar, el contenido de la pecera, el decorado y lo relacionado con la reproducción, la ventilación, el filtrado, las enfermedades y la alimentación.
Son notorios el trabajo de compilación, análisis, búsqueda de información de las familias de peces y plantas, y la selección de las imágenes que acompañan el texto. Significativo es el capítulo dedicado a los peces cubanos, porque permite conocer las variedades de especies y el hábitat en que se desarrollan.
Mi experiencia de varios años en la dirección de la Empresa para la Protección de la Flora y la Fauna, me permite considerar que el mayor valor de esta obra radica en la diversidad de temas que aborda, algunos inéditos. Además, se sometió a la crítica de especialistas de varias instituciones de investigación y empresariales. Estamos en presencia de un texto dirigido a especialistas, técnicos y aficionados. Sirva pues, en beneficio del desarrollo de la Acuariofilia en nuestro país.
Guillermo García Frías
Comandante de la Revolución
Director
Empresa para la Protección de la Flora y la Fauna
Mucho se puede aprender con la simple observación de una pecera y los ejemplares que en ella habitan. No se debe olvidar que en ellas —por mucho que se trate— los peces nunca estarán en condiciones naturales. Por lo que cada aficionado intenta robar a la naturaleza un pedazo de ese mundo tan maravilloso, que de forma espontánea responde a leyes universales. Comprender este principio es básico para “entrar” en algunos aspectos fundamentales de la acuariofilia.
Estos temas enseñarán al aficionado a “construir” —dentro del hogar— un microecosistema adecuado para peces y plantas. Factores como agua, iluminación, ventilación, filtración, decorado y alimentación, están entrelazados entre sí de tal forma que representan una cadena; y de faltar alguno, nunca se lograría la perfección que se quiere alcanzar. Hacer vivir un pez encerrado, limitar sus movimientos, exponerlo a situaciones extrañas, separarlo de sus congéneres, rodearlo de especies y objetos muy distintos a los que se encuentran en su medio natural de origen, son —sin duda— condiciones artificiales; todas ellas van en contra de sus capacidades de adaptabilidad y, definitivamente contra el desarrollo de sus posibilidades de reproducción.
En un estado natural —los peces— están adaptados a un determinado ecosistema, en el que son capaces de alimentarse, defenderse, reproducirse y vivir saludables. Al estar confinados, puede ocurrir que por desconocimiento o incapacidad se rompa ese equilibrio —por la falta de algunos factores naturales—, y se acorte —de forma involuntaria— su existencia saludable y, en ocasiones, la vida.
Otro elemento negativo es que se apodera del aficionado un antromorfismo1 involuntario, al transferir a los peces “nuestros hábitos y costumbres”. Por ejemplo, acostumbramos a desayunar, merendar, almorzar y cenar, y estas prácticas las trasladamos como una necesidad de los peces ¿Qué provocamos?, pues, un exceso de alimentos en el mismo medio que respiran y, por ende, la descomposición orgánica, desencadenando un proceso de acidificación del agua, y la muerte de la mayoría de plantas y peces.
1 Antromorfismo. Interpretar las actitudes y necesidades de los animales, atribuyéndoles nuestros hábitos y facultades. (Todas las notas, salvo indicación de lo contrario, son del autor).
Para poder interpretar qué es lo que sienten o comprender determinados comportamientos, “no lo hagamos por analogía con nosotros” porque fenómenos, como hambre, rencor o miedo, no son agentes causales de su comportamiento. En lugar de comparar “nuestros hábitos” con los de ellos, debemos hacer todo lo contrario: “convertirnos en pez” para comprender sus conductas y sus necesidades. Sin embargo, aunque se logre alcanzar las condiciones mínimas y un medio relativamente estable, acorde con sus necesidades, nunca será posible “construir” el sitio idóneo para ellos.
Siempre estará presente en el aficionado el deseo de lograr un medio lo más confortable posible. Aunque no se posean grandes conocimientos, siempre es posible advertir si los diferentes comportamientos —de los peces— responden a parámetros normales. Por lo que asimilar esta información básica, permitirá progresar, mantener y críar peces sanos y fuertes, libres de enfermedades, con colores más vivos y la capacidad de reproducirse cada vez más, logrando mayor cantidad de alevines.2 Las plantas crecerán y se desarrollarán con un verde más intenso y su vida será más duradera.
2 Alevín es un pez pequeño, recién nacido.
Según la etimología de la palabra, acuariofilia significa “amor o predilección a los acuarios”, y por ende a la cría de peces. La piscicultura (del latín piscis, pez, y cultura, cultivo) es el arte de repoblar de peces los ríos y los estanques o de dirigir y fomentar la reproducción de peces y mariscos, con fines comerciales o para la alimentación.
En Cuba se utilizan con frecuencia los términos piscicultura o cría de peces, aunque ya son de uso común los vocablos acuariofilia —para la afición como tal—, y acuario para el lugar o sitio donde se concentran los peces ornamentales, ya sea para la exhibición o para la venta. En adelante, se emplearán tres términos para definir específicamente tres actividades:
Acuario: lugar de exhibición o comercialización.Pecera: recipiente donde se concentran los peces para su recreación o reproducción dentro del hogar.Piscicultura: actividad de comercialización.Los entendidos afirman que esta afición o hobby1 comenzó en China. Aunque según la investigación “La acuariofilia de especies ornamentales marinas: un mercado de retos y oportunidades”, de María Castañeda-Chávez, Jorge E. Zamora-Castro y otros especialistas:2
1Hobby (voz inglesa). Pasatiempo, entretenimiento que se practica habitualmente en los ratos de ocio. (N. de la E.).
2 María Castañeda Chávez, Jorge E. Zamora-Castro, Fabiola Lango Reynoso y otros: “La acuariofilia de especies ornamentales marinas: un mercado de retos y oportunidades”, Latin American Journal of Aquatic Research, 40(1): 12-21, 2012.
El cultivo de especies acuáticas de ornato surgió con la crianza de peces, actividad tan antigua como nuestra civilización.3 Se cree que los primeros en desarrollar esta afición fueron los egipcios, quienes criaron peces en estanques por razones místicas y ornamentales; mientras que los chinos durante la Dinastía Sung perfeccionaron el cultivo de peces dorados y carpas (koi), siendo la primera nación en realizar exportaciones de peces de ornato a Japón en el año 1500. En el siglo xvii, la afición por peces de ornato se popularizó en Europa y un siglo después en América.4
3G. R. Vieth,et al.:Market situation for Hawaii-farmed ornamental fish. Economic Fact Sheet, University of Hawaii, Honolulu, 1998.
4D. Mills:Aquarium fish.Dorling Kindersley, Nueva York, 1993; V. J. A. Arévalo: Los orígenes del acuarismo. Acuarismo,Órgano Informativo de la Autoridad Nacional del Ambiente, México, 1994 y Vieth, 1998.
Arturo Madrid Fierro en “Breve historia de los orígenes y comienzos de la acuariofilia alrededor del mundo”, afirma que:5
5Arturo Madrid Fierro: “Breve historia de los orígenes y comienzos de la acuariofilia alrededor del mundo”,http://expresionesveterinarias.blogspot.com/2012/08/breve-historia-de-los-origenes-yhtml
El primer texto sobre el cuidado, crianza y producción de animales acuáticos fue el Classic of fish culture, escrito en el año 475 a. C. Especializado específicamente en la carpicultura, este fue escrito por el general y político chino Fan Lei quien es considerado actualmente el padre de la acuicultura.
[…]
Los chinos además de generar los primeros estanques, crearon las primeras peceras, éstas estaban hechas con cerámica y bambú, al especializarse en peces de clima templado a frio, la temperatura no resulto ningún problema para su mantenimiento.
Algunas fuentes dan certeza de que los criadores de la provincia de Kiang-Si (sur de China), en 1571, llevaron ejemplares del pez rojo (Carassius) a Sakai cerca de Osaka (Japón). Los japoneses fueron los que realmente desarrollaron las primeras técnicas de cría, que originaron las variedades que en la actualidad se conocen. Posteriormente, en 1700, algunos ejemplares fueron llevados a Portugal, y de allí pasaron a Inglaterra en 1711. En 1728 llegan a Holanda, Francia y; en 1750, a Alemania. Pero fueron los franceses quienes lograron la reproducción en cautiverio. De esta forma, creció y se desarrolló —paulatinamente— esta afición en Europa. Al principio, no existía la costumbre de encerrarlos en peceras; la práctica generalizada consistía en tenerlos en estanques y fuentes con abundantes plantas. Denotaba, en esa época, buen gusto y elegancia.
Acuarios con goldfishes en Japón, a mediados del siglo xix.
Sin embargo, algunos estudiosos plantean que ya los griegos y los romanos tenían la costumbre de vivir rodeados de todo tipo de animales y, entre ellos, nunca faltaron los peces. Los patricios —la clase alta y dominante— poseían en sus palacios fuentes y estanques poblados de abundante vegetación y de algunas variedades de peces, entre los que imperaba la carpa porque las variedades exóticas6 les eran desconocidas. Estas variedades les resultaban de fácil manutención, ya que procedían del centro-sur de Asia (China) y se adaptaban perfectamente al ambiente climático europeo. El inicio de la acuariofilia como tal, surge como consecuencia de que la cría de peces comienza a ser de interés ornamental y, por tanto, penetra en las casas como elemento decorativo y recreativo. Esto ocurrió en la primera mitad del siglo xix. Las plantas se introdujeron alrededor de 1830, y lograron un mayor equilibrio ambiental en las peceras.
6 Procedentes de regiones o países extranjeros.
Con la aparición de especies tropicales se hizo necesario algún tipo de calefacción, ya que el clima europeo nada tenía que ver con el de sus regiones geográficas de origen. Se utilizaron lámparas de petróleo y gas. Esta afición se comienza a difundir en la misma medida en la que se producen distintos inventos, y con la evolución de la tecnología. En la primera mitad del siglo xx, se comenzó a utilizar el oxígeno (ventilación), pero no es hasta después de la Segunda Guerra Mundial que se empezaron a fabricar los primeros difusores y filtros. Después de este período, se comenzaron a utilizar el plástico y otros materiales, posibilitando que la acuariofilia evolucionara. También es de destacar que el intercambio de información que se estableció entre las distintas culturas y naciones, logró elevar la técnica de la cría de peces y plantas dentro del hogar.
Es indudable, que los ejemplares de peces vivíparos que comúnmente proliferan en las peceras son de origen centroamericano y caribeño, pero ¡nunca suponga que tenían el aspecto con el que hoy los conocemos! Los naturalistas alemanes Heckel y Heller (ictiólogo y botánico), alrededor del año 1845, colectaron en México algunos ejemplares de animales y plantas acuáticas y terrestres, que fueron llevados a Europa con el objetivo principal de estudiar la flora y la fauna autóctonas de Centroamérica y el Caribe. Los peces colectados, fueron ejemplares del “pez sable” o, simplemente, “colisable”, muy conocido por los aficionados cubanos. No eran ni remotamente como los que hoy se conocen, porque predominaban —en su cuerpo— las tonalidades desde los grises hasta el negro, y la prominencia de la aleta caudal era mucho más pequeña. Hoy, se cataloga como “variedad salvaje”, rememorando su origen
Es en Europa donde mediante “cruces” y estudios genéticos se lograron nuevas variedades, con mayores matices y coloridos. Paradójicamente, regresan a América, tal y como hoy se conocen. Se puede afirmar que el “colisable” es la primera especie vivípara americana, que con sus variedades y colores habita las peceras de la Isla.
En la búsqueda de información sobre su origen y arribo a Cuba se consultaron publicaciones de Felipe Poey, Ramón de la Sagra, Rolando García Blanco, Tirso Sáenz y Emilio García, y en los archivos del Aqvarivm de la Oficina del Historiador (en la subdirección de Investigaciones y Desarrollo de la Empresa de Proyecto de Arquitectura RESTAURA de la Oficina del Historiador). El Dr. Omar Irauela González en su trabajo “El acuarismo en Cuba”, afirma que:7
7Omar Iruela Gonzalez: “El acuarismo en Cuba”, El Acuarista, Copyright (c) 2003-2008 de Aqua Cuba,http://www.elacuarista.com/cuba/art/otros/acuariofilia_cuba.htm
Con justicia es preciso señalar a don Felipe Poey y Aloy (1799-l891), el más famoso de los naturalistas cubanos, como el precursor y promotor inicial del acuarismo en el país.
Colaborador personal de Cuvier, socio de la Real Sociedad Zoológica de Londres, director a partir de 1839 del Museo de Historia Natural de La Habana, es Poey el autor de Memorias sobre la Historia Natural de la Isla de Cuba y de Ictiología Cubana, monumentales obras, resultado de más de 50 años de estudios sobre los peces marinos y dulceacuícolas de nuestro archipiélago.
En 1851, Poey y Aloy publicó un folleto sobre los guajacones (nombre popular con el que se denomina a las especies de gambusias y otros peces pequeños nativos de agua dulce). En el texto invitaba “a los habaneros a capturarlos en la Zanja Real y tenerlos en sus casas a manera de esparcimiento”. Coincidentemente, Rosa María González López hace referencia a esta afirmación en el capítulo 5 de su obra Felipe Poey. Estudio Biográfico.
La motivación, en este caso, no era solo búsqueda de datos científicos acerca de estas especies vivíparas de rápida reproducción cuyo valor biológico indiscutible reconocía el naturalista, sino ordenar también la fauna íctica cubana, y señalar el placer que el hombre encontraba cuando contemplaba las variadas formas y colores existentes en la naturaleza. En este sentido se admiraba y decía: “Dichoso el que adorna con ellos sus fuentes, sus cristales, y olvida en su compañía los pesares de la vida”.
No cabe duda, que es Felipe Poey y Aloy la primera persona en nombrar y comenzar esta afición en la Isla. Más tarde, el francés Guichenot editó en París un breve estudio sobre los peces dulceacuícolas de Cuba. El afán de científicos y aficionados por encontrar sensacionales especies de peces para la comercialización, atrajo a estudiosos norteamericanos, a comienzos del siglo xx.
En 1902, Eigenmann8 recorrió las provincias de Pinar del Río y La Habana, descubriendo algunas especies. Otros norteños (Hubbs, Taylor, McIndoo, Nichols), acompañados de los científicos cubanos Luis Howell Rivero y Luis René Rivas, estudiaron y clasificaron nuevas variedades en las cuatro primeras décadas. Incluso, el famoso acuarista William Innes visitó Cuba con planes de estudio y después describió las especies más interesantes en una de sus obras: Exotic Aquarium Fishes.
8 Carl H. Eigenmann (1863-1927). Ictiólogo estadounidense nacido en Alemania, quien junto con su esposa Rosa Smith Eigenmann, describió —por primera vez— muchos de los peces de Norteamérica y Suramérica. (N. de la E.).
A principios del siglo xx, ya a Cuba llegaron los primeros vivíparos de los criaderos de la Florida, traídos por algunos norteamericanos que venían a la Isla. Se empezó el negocio de los peces ornamentales en tiendas privadas, y uno de esos establecimientos que importaba sus peces de la Florida era el de las hermanas Masnatan.9 En las décadas de los treinta y los cuarenta se multiplicó este tipo de negocios, y diez años después, comenzó la cría de especies adaptadas a las aguas de Cuba y con ello el verdadero incremento de la acuariofilia cubana. Se destacaron José Rodas, creador del Vedado Aquarium, y Charles Pujol, autor del primer libro sobre acuarismo, escrito en 1954, titulado Los peces de acuario y su cría. Comenzó, entonces, a formarse un considerable grupo de expertos e incondicionales del acuarismo.
9Omar Iruela Gonzalez: “El acuarismo en Cuba”, El Acuarista, Copyright (c) 2003-2008 de Aqua Cuba,http://www.elacuarista.com/cuba/art/otros/acuariofilia_cuba.htm
Pero no es hasta 1959, después del triunfo revolucionario, cuando comenzaron a elevarse los niveles cultural y económico de la población, que se produjo una verdadera “explosión” de aficionados. La principal participación fue de la población más joven, sin descartar a los adultos, que, por lo general, se inician en la acuariofilia por empeño y deseos de sus hijos, resultando, a la postre, que muchos de ellos desisten y son los padres los que quedan atrapados. Casi en su totalidad, los peces que hoy se conocen y proliferan en Cuba son foráneos.
En el mencionado trabajo “La acuariofilia de especies ornamentales marinas: un mercado de retos y oportunidades”, de María Castañeda-Chávez, Jorge E. Zamora-Castro y otros especialistas, se cuenta que:
La industria de la acuariofilia es un mercado que se encuentra en expansión. Aun cuando no existe información exacta respecto a cifras y valores del comercio internacional, se calcula que esta industria genera ganancias sobre US$ 300 millones con una tasa de crecimiento anual de 14 %. De esta cifra, aproximadamente US$ 28 a 44 millones corresponden a peces ornamentales de origen marino. No obstante, una de las controversias que ha generado el comercio de especies marinas es que casi la totalidad de los organismos son capturados del medio natural, y en muchos casos de manera ilegal.
[…]
Para el caso del golfo de México y mar Caribe, existe también una gran diversidad de especies con potencial para la acuariofilia de ornato, siendo en la actualidad objeto de estudio más de 27 especies de invertebrados y 29 especies de peces con potencial para la acuarofilia de ornato.
“Peces ornamentales” es un nombre genérico que describe a organismos acuáticos, mantenidos en peceras, acuarios o fuentes, con propósitos recreativos. La gran mayoría de estos peces son de agua dulce, muchas variedades se reproducen en instalaciones privadas y comerciales, y también en los hogares de los aficionados.
Un pez no vive aislado dentro del agua, ellos no pueden existir sin un ambiente adecuado. Una característica de su existencia es la adaptación a su medioambiente, esto es, al suelo y agua que lo rodean, al oxígeno disuelto, a las sales contenidas en esa agua. En su ambiente biótico,1 establece “relaciones” con seres vivos de los cuales se alimenta (o con depredadores que se alimentan de él), con organismos de su misma especie, como son los progenitores y los descendientes, machos y hembras e individuos de diferentes edades. Las características de la pecera dependerán únicamente del pez o de los peces que se quieran tener. Se debe tener mucho cuidado si se pretende “montar” una pecera comunitaria (mixta) porque los conflictos que se dan dentro de este pequeño ecosistema son diversos, y van desde un pez que resulta la comida de otro, hasta que las condiciones ideales para unos resultan nocivas para otros. Existen especies que necesitan vivir en grupos (cardumen)2 y otras que deben permanecer en parejas, porque la aparición de otro macho generaría una lucha a muerte.
1 Biota es el conjunto de animales y plantas que ocupan un lugar determinado. Por ejemplo, se puede distinguir entre biota marina y biota terrestre, aunque el espacio puede circunscribirse a cualquier extensión que se defina y delimite.
2 Cardumen. Multitud de peces de la misma especie, que nadan juntos en la misma dirección, reaccionando de forma no inteligente a cualquier estímulo.
Un elemento importante —al que no todos dan la relevancia que realmente posee—es el filtro. Esta herramienta permite la oxigenación y limpieza del agua. Es muy útil porque atrapa los desperdicios y permite que el agua se mantenga limpia (sin necesidad de cambiarla) por mucho tiempo. Además, mantiene el agua en movimiento, se debe recordar que todas estas especies son originarias de ríos y lagunas.
La crianza de peces ornamentales es una práctica fascinante que requiere dedicación y compromiso. Si no se cuenta con estos dos requisitos, es mejor no comenzar, pues lo que estaría en juego sería la vida de los peces de la pecera. Las interacciones entre el pez y los elementos del ambiente que lo rodean, abióticos3y bióticos,4 no están aislados, ellos son dependientes unos de otros y cualquier cambio en uno de los “sistemas”, inevitablemente, produce cambios en el otro. El ambiente —en el que habitan los peces en la naturaleza— los provee del oxígeno necesario para vivir; de alimento para crecer; de piedras, plantas o escondites para escapar de sus enemigos.
3 Medioambiente que no permite la vida de ninguna especie de animal.
4Característico de los seres vivos o que se refiere a ellos. ||Perteneciente o relativo a la biota.
La temperatura del agua es de enorme importancia en la vida de los peces, porque son animales poiquilotermos,5 o sea, su temperatura es variable. Los peces son extremadamente dependientes de la temperatura del ambiente, en la mayoría de ellos, la temperatura del cuerpo solo difiere de la del agua de 0,5 ºC a 1 ºC. Los cambios en el metabolismo están muy relacionados con los de la temperatura del ambiente que los rodea; en muchos casos, la variabilidad de esta es un estímulo natural que determina el comienzo de ciertos procesos (excitación sexual, desove, migraciones y muchos otros). La relación entre la distribución natural de las especies y la temperatura es muy estrecha. Otro de los factores físicos del ambiente acuático que actúa sobre la vida de los peces es la densidad del agua ¿Por qué? Porque actúa directamente sobre la movilidad del pez e interfiere en las cualidades ópticas —por el contenido de partículas en suspensión—, entorpeciendo la búsqueda de alimento o el ponerse “a salvo” de los enemigos.
5 Poiquilotermo. Peces cuya temperatura varía, según el medioambiente.
De todas las familias de peces conocidas por la ciencia, más de 40 % viven en aguas dulces (dulceacuícolas) y la mayoría se hallan en el trópico. Las regiones tropicales se caracterizan por tener altas temperaturas, excepto las zonas donde está modificada a causa de la altitud. Las variaciones estacionarias, sin embargo, existen en la mayoría de los trópicos, provocadas normalmente por las fluctuaciones en la lluvia, las cuales causan inundaciones, expandiendo los ambientes acuáticos. La máxima cantidad de agua cae en la primavera y el verano en la mayoría de los países de América, excepto en la región amazónica, donde esta se produce entre noviembre y enero. Durante la época de lluvias se inundan enormes tramos de terrenos, formando lagunas temporales sobre las áreas llanas. Los peces responden al aumento del nivel del agua, porque en estos ambientes inundados encuentran abundante alimento, proporcionado por las plantas y otros organismos que se desarrollan en estas áreas durante la época seca. Requerido por el aumento de la temperatura, la gran cantidad de material vegetal que se descompone en el agua permite una baja en la concentración de oxígeno disuelto, esto causa problemas a los peces que se han quedado en las aguas estancadas; sin embargo, muchos peces tropicales están bien adaptados a estos cambios. Algunos huyen al canal principal del río antes de que se produzcan niveles críticos y otros han desarrollado adaptaciones especiales que les permiten utilizar aire atmosférico. Uno de los casos más típicos son los laberíntidos, que sobreviven en arrozales, pantanos y zonas bajas.
Las peceras son pequeños ecosistemas cerrados e independientes del entorno natural, que usualmente los aficionados tienen en sus casas, para mantener a sus peces. Es un recipiente capaz de contener agua, con al menos una de sus caras de algún material transparente —casi siempre de vidrio o metacrilato (acrílico)—, dotado de componentes mecánicos que hacen posible la recreación de ambientes subacuáticos de agua dulce, marina o salobre para albergar vida (peces, invertebrados, plantas, etcétera).
El concepto de “pecera”, recipiente cerrado y transparente, colocado en el interior de una casa para “contemplar a los peces”, surgió aproximadamente en el siglo xviii. El biólogo Abraham Trembley6 conservó en recipientes cilíndricos de vidrio, una hidra que encontró en los canales del jardín Sorgvliet en los Países Bajos (Holanda) para su estudio. La ciencia que estudia este entorno se llama acuariología.7 Un acuario se diferencia de una pecera en el nivel de recreación de ambiente necesario, tanto por la parte biológica, como por la estética, además de por su dimensión. El diseño elemental de una pecera es: base rectangular —aunque existen modelos poligonales y de otras concepciones geométricas— con vidrios sellados con silicona neutra. Una pecera debe proporcionar a sus habitantes un biotopo8 adaptado a sus necesidades, en cuanto a agua, temperatura, espacio, plantas, etcétera.
6Abraham Trembley (1710-1784). Naturalista suizo, conocido por ser el primero en estudiar las hidras y uno de los primeros que desarrolló la zoología experimental. (N. de la E.).
7La acuariología es la rama del conocimiento científico derivada de la acuariofilia que estudia todos los aspectos de creación y mantenimiento de especies y ecosistemas acuáticos de forma artificial y controlada, tanto en acuarios como en cualquier otro tipo de instalación. Es la acuariofilia llevada a un extremo científico, bajo criterios reproducibles y controlables, y más allá de acuarios domésticos.(N. de la E.).
8 Biotopo. Unidad ambiental fluviátil distinguible, cuyas condiciones de hábitat son uniformes.
La acuariofilia clasifica a las peceras según su finalidad en:
Pecera comunitaria o mixta: donde viven peces y plantas de diversas especies, independientemente de su lugar de origen, que necesitan características ambientales iguales.Pecera individual o específica: destinadas al aislamiento por enfermedad o para exhibición de uno o dos ejemplares. Se diferencia de la pecera de cría, en que no tiene fines de selección de raza o comerciales.Pecera de biotopo: donde están reunidos peces y plantas que pertenecen a un mismo hábitat9 con el fin de recrear un determinado ambiente.9 Hábitat. Región geográfica, donde nace o desarrolla un animal o planta.
Con frecuencia, cuando se desea construir una pecera surgen dudas acerca de: ¿cuál es el grosor ideal para el cristal?, ¿es suficientemente fuerte para las dimensiones que deseamos? Solo se debe utilizar este criterio: por cada 10 cm de altura aumentar en 1 mm el espesor del vidrio, por ejemplo: para peceras de 1 m de alto, 1 cm (10 mm) de espesor. Se debe considerar ese aumento en el espesor, cuando las peceras tengan una longitud o altura mayor a 90 cm. La presión del agua produce curvatura del vidrio y una tensión adicional sobre el centro. Si este no es del espesor adecuado, puede fracturarse tan solo por un cambio brusco de temperatura, un ligero golpe, una vibración externa o cualquier otro motivo. Resulta peligroso, además de desagradable, ya que se genera una verdadera explosión.
Las peceras son muy fáciles de mantener si están provistas de sistemas de filtro, es fundamental que el agua en su interior circule permanentemente y se mantenga limpia. La mayoría de los peces conocidos por los aficionados provienen de ríos, torrentes de agua que están en constante movimiento. Para el sistema de filtrado se debe utilizar una bomba o vibrador, el cual abastece, de la manera adecuada, al volumen de agua existente. El aire asegura así un sistema de filtrado mecánico y lógico para la desintoxicación y oxigenación del agua.
La iluminación de las peceras también es un factor importante, ya que resulta muy agradable poder ver mejor a los peces; además, en caso de que se coloquen plantas, es primordial para que les permita hacer una correcta fotosíntesis.10 Esta nunca llegará a sustituir la luz solar, pero al menos se logra disfrutar del desarrollo y crecimiento de peces y plantas, aunque sea de forma limitada.
10 Fotosíntesis. Fenómeno mediante el cual las plantas absorben anhídrido carbónico y desprenden oxígeno estimuladas por los rayos del Sol o luz artificial.
También se debe destacar, que el suelo de las peceras se debe recubrir con grava fina, especialmente para que las plantas se fijen a él, y poder ocultar el filtro de fondo si lo tiene. Además, existen diferentes tipos de peceras —rectangulares, poligonales, y las cilíndricas y esféricas, que son menos comunes—, algunas son más populares que otras; suelen clasificarse, según el ecosistema que se quiera reproducir: de agua dulce o de agua salada.
Las de agua dulce son más comunes en Cuba, ya que las de agua salada son mucho más exigentes y difíciles de mantener, y el momento de restituir el agua es mucho más complicado. Además, para el aficionado cubano, es muy común tener especies de agua dulce, y lo más importante para el mantenimiento de una pecera es, precisamente, el agua.
La acuariofilia, también clasifica a las peceras según sus contenidos:
De agua dulce (concentración salina de < 0,5 %): que simula un ambiente lacustre11 o fluvial.11 Lacustre. Que vive en las aguas de los lagos o cerca de ellos.
12 Albufera. Laguna litoral en la costa baja, de agua salada o ligeramente salobre. Separada del mar por una laguna o por un cordón de arena.
13 Estuario. Desembocadura de un río en el mar, caracterizado por una amplia abertura, por la que el mar penetra tierra adentro.
Las peceras, generalmente, son utilizadas en los hogares como un elemento ornamental; y si están bien ubicadas y decoradas, el resultado es maravilloso. Sin embargo, para que tenga el efecto deseado, se debe —a su vez— decorar el interior con lo necesario, sin objetos fuera de contexto (cofres, macetas, puentes). Siempre se debe tratar de lograr concordancia con el resto del decorado de la habitación en la que esté ubicada. Lo ideal sería lograr una ambientación natural, y para esto se pueden utilizar troncos pequeños —ya tratados, para poder introducirlos en las peceras—, así como plantas naturales, piedras y grava.
También se debe ser cuidadoso con el tipo de piedras, pues hay que evitar aquellas que, con su superficie filosa, puedan dañar a los peces. Las piedras deben estar libres de hongos o agentes que puedan infectar el agua; para ello, se deben hervir en agua con vinagre, de esta forma se eliminan los posibles organismos dañinos. Por sus formas irregulares y caprichosas, las raíces también son una buena opción, ellas proporcionarán a los peces escondites o cuevas pequeñas, muy necesarias en sus estilos de vida. ¡Evitar todo aquello que no sea natural!, porque terminará dañando el hábitat que se ha creado.
Durante el proceso de decoración, se crean ambientes a la medida de quienes lo habitan, utilizando para ello recursos naturales. El objetivo principal de la decoración es el deseo de todo aficionado de acercarse —lo más posible— al mundo natural, al hábitat originario de sus peces; tratar de lograr la armonía entre los componentes y crear “condiciones naturales”. Los elementos fundamentales que conforman el decorado son: plantas, palos, raíces, piedras, grava, además del agua, la luz y el filtrado (ventilación).
Es necesario tener muy presente que todos los habitantes de las peceras cubanas son de origen fluvial, por lo que se deben descartar los objetos que pertenezcan al medio marino, que por su origen les son ajenos. Nunca incorporar a la decoración elementos como: buzos, cofres, puentes o macetas; ¡no “enriquezca” aún más, las llamadas “condiciones artificiales”! El buen gusto en la ornamentación es muy específico para cada aficionado; ¡trate de hacer lo que más le satisfaga, pero siempre sin excederse y con inclinación hacia lo natural!
En la decoración, un papel muy importante lo desempeña el fondo o estrato de la pecera, porque mantiene la estabilidad de las plantas, las piedras y los palos; además, en su función de filtro, proporciona elementos nutrientes a las plantas por la retención de los restos de heces fecales y alimentos.
En Cuba, es común utilizar grava (río o mar) y gravilla (de cantera). Para el fondo no es recomendable la arena, ya sea de río o mar porque la granulometría es tan fina, que se compacta demasiado y dificulta la circulación del agua y del aire. Es aconsejable —para lograr una correcta circulación de agua y aire— no añadir más de 10 % de arena a la grava. El espesor del suelo está relacionado con el gusto de cada aficionado, pero existe un límite, pues la capa debe cumplir determinadas premisas: cubrir lo suficiente el filtro del fondo, para lograr un uso eficiente y que a las plantas les cubra las raíces de forma adecuada, para que se puedan desarrollar.
Las piedras decorativas, tanto en tamaño, como en cantidad, se deben utilizar a discreción, primando siempre la estética y el gusto del aficionado: en peceras pequeñas, piedras pequeñas, y viceversa. Estas últimas, además del factor ornamental, sirven para disimular los tubos de los filtros y mangueras de aire. De los peces que pueblan las peceras —como ya se ha mencionado—, 100 % son de origen fluvial, tienen el hábito de frotarse contra las piedras, grava, palos y plantas, cuando tienen exceso de secreción del mucus protector, por lo que se debe evitar que, tanto la grava, las piedras, como los palos tengan aristas filosas. Podrían provocar heridas que, en muchos casos, son fatales. Ya se ha referido que la arena, grava, gravilla o piedras que usualmente están al alcance de los acuarófilos son de origen calcáreo, por lo que es necesario lavarlas bien antes de utilizarlas, porque el polvo que contienen elevaría en demasía los contenidos alcalinos (> 7).
Los huevos al ser depositados, están completamente deshidratados, el agua donde se encuentran atraviesa la cubierta por ósmosis14 y pasa a ser el líquido amniótico15