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El libro Acuerdos de Complementación Económica: Teorías, debates, controversias y soluciones aborda en doce capítulos temas relevantes de la economía internacional y su impacto en el desarrollo social. En esta obra, los lectores encontrarán un análisis crítico de los ACE, más allá del enfoque pragmático que caracteriza a la literatura sobre el tema. Se analiza la evolución de las ventajas comparativas hacia la competitividad sistémica y se presentan diferentes enfoques metodológicos para medir su impacto. También se adentra en la importancia de los ACE como herramienta para diversificar la economía nacional, así como en los desafíos que plantean en términos de seguridad alimentaria. En este sentido, se examinan los mecanismos de solución de controversias en estos acuerdos y se realiza una evaluación crítica de la falta de control y regulación en su contexto. En relación con el comercio intrarregional, se analizan las barreras no arancelarias existentes en el marco de los ACE, así como el desequilibrio en los beneficios que estos acuerdos pueden generar. Este texto también aborda la sostenibilidad ambiental en los ACE agrícolas y explora las principales modificaciones a considerar en la implementación de los ACE en la era digital. El compendio también se dedica a examinar las posibles soluciones a las controversias y debates planteados. Se presentan propuestas y alternativas que podrían ayudar a abordar los desafíos y maximizar los beneficios de los ACE. Estas discusiones se centran en aspectos como los beneficios y desafíos de estos acuerdos, su impacto en la economía local, la efectividad de las políticas implementadas y las posibles consecuencias para los países involucrados. Finalmente, incluye un glosario sobre términos relacionados con esta materia. El propósito principal de esta publicación es ofrecer un recurso académico sobre los ACE que no solo enriquezca la práctica, sino también el pensamiento crítico basado en teorías, debates, controversias y soluciones que sustentan la evolución de los ACE. Está dirigido a estudiantes, investigadores y profesionales interesados en profundizar su conocimiento sobre este tema complejo y multifacético. Es útil para formuladores de políticas y actores involucrados en la toma de decisiones relacionadas con los ACE, ya que proporciona un análisis crítico que enriquece el debate y la formulación de políticas. En síntesis, la obra realiza un profundo análisis de las múltiples dimensiones, consecuencias, dificultades y potencialidades de los ACE desde una perspectiva integral.
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Seitenzahl: 531
Veröffentlichungsjahr: 2024
Página legal
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Edición y corrección: Lic. Tamara Fariñas Puente
Diseño, composición y conversión a ebook: Jadier I. Martínez Rodríguez
© Emilio Horacio Valencia Corozo, 2024
© Sobre la presente edición:
RUTH Casa Editorial, 2024
ISBN: 9789962740728
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorización de RUTH Casa Editorial. Todos los derechos de autor reservados en todos los idiomas. Derechos reservados conforme a la ley.
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Sinopsis
El libro Acuerdos de Complementación Económica (ACE): Teorías, debates, controversias y soluciones aborda en doce capítulos temas relevantes de la economía internacional y su impacto en el desarrollo social. En esta obra, los lectores encontrarán un análisis crítico de los ACE, más allá del enfoque pragmático que caracteriza a la literatura sobre el tema. Se analiza la evolución de las ventajas comparativas hacia la competitividad sistémica y se presentan diferentes enfoques metodológicos para medir su impacto. También se adentra en la importancia de los ACE como herramienta para diversificar la economía nacional, así como en los desafíos que plantean en términos de seguridad alimentaria. En este sentido, se examinan los mecanismos de solución de controversias en estos acuerdos y se realiza una evaluación crítica de la falta de control y regulación en su contexto. En relación con el comercio intrarregional, se analizan las barreras no arancelarias existentes en el marco de los ACE, así como el desequilibrio en los beneficios que estos acuerdos pueden generar. Este texto también aborda la sostenibilidad ambiental en los ACE agrícolas y explora las principales modificaciones a considerar en la implementación de los ACE en la era digital. El compendio también se dedica a examinar las posibles soluciones a las controversias y debates planteados. Se presentan propuestas y alternativas que podrían ayudar a abordar los desafíos y maximizar los beneficios de los ACE. Estas discusiones se centran en aspectos como los beneficios y desafíos de estos acuerdos, su impacto en la economía local, la efectividad de las políticas implementadas y las posibles consecuencias para los países involucrados. Finalmente, incluye un glosario sobre términos relacionados con esta materia. El propósito principal de esta publicación es ofrecer un recurso académico sobre los ACE que no solo enriquezca la práctica, sino también el pensamiento crítico basado en teorías, debates, controversias y soluciones que sustentan la evolución de los ACE. Está dirigido a estudiantes, investigadores y profesionales interesados en profundizar su conocimiento sobre este tema complejo y multifacético. Es útil para formuladores de políticas y actores involucrados en la toma de decisiones relacionadas con los ACE, ya que proporciona un análisis crítico que enriquece el debate y la formulación de políticas. En síntesis, la obra realiza un profundo análisis de las múltiples dimensiones, consecuencias, dificultades y potencialidades de los ACE desde una perspectiva integral.
Sobre el autor
Emilio Horacio Valencia Corozo, abogado ecuatoriano con una destacada trayectoria académica y profesional. Ha obtenido múltiples títulos, entre ellos, el de Abogado de los tribunales de la República del Ecuador, Diplomado Internacional en Narcotráfico y Crimen Organizado y Máster en Relaciones Internacionales y Diplomacia, con mención en Comercio Exterior por el Instituto de Altos Estudios (IAEN) de Quito, Ecuador. Actualmente es candidato a Doctor en Ciencias de la Administración por la prestigiosa Universidad de La Habana. Esta amplia formación educativa le ha proporcionado una sólida base de conocimientos en diversas áreas, lo que le permite desenvolverse con éxito en campos tan variados como el derecho, las relaciones internacionales y la administración. Ha tenido una destacada carrera profesional, ejerciendo como profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Esmeraldas, en Ecuador, donde ha compartido sus conocimientos y experiencia con futuros profesionales en el campo. También ha publicado investigaciones en revistas de renombre internacional (American Journal of Applied Scientific Research y Journal Economics, de Estados Unidos; Revista de Política Internacional, del Instituto de Relaciones Internacionales; revista Economía y Desarrollo, ambas cubanas; revista española titulada: RESEDRevista de Estudios Socioeducativos; UCE Ciencia, revista de postgrado, de República Dominicana) lo que demuestra su capacidad para llevar a cabo investigaciones de calidad y contribuir al conocimiento en su área de especialización. Ha participado en congresos internacionales, en Cuba y en el Ecuador. Estos congresos han abordado temas relacionados con la economía internacional y, en particular, con los acuerdos de complementación económica, y aspectos asociados a la era digital. También ha incursionado en el campo del derecho, desempeñándose como Juez de Garantías Penales en la Ciudad de Esmeraldas, Ecuador. Su experiencia en el sistema judicial ecuatoriano le ha brindado un profundo conocimiento de la aplicación de la ley y los procedimientos legales en su país. En el ámbito diplomático, Valencia Corozo forma parte del Servicio Exterior Ecuatoriano y se encuentra actualmente en funciones en la Planta Central del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde su labor se enfoca en la atención a la comunidad migrante. Ejerce como vicecónsul de la embajada de Ecuador en La Habana, Cuba, lo que le permite aplicar sus conocimientos y habilidades en el ámbito de las relaciones internacionales y la diplomacia.
Índice
Página legal
Sinopsis
Sobre el autor
Prólogo
Capítulo I: Enfoques teóricos en torno a los acuerdos de complementación económica
Orígenes
Conceptos fundamentales
Tipos de acuerdos
Nivel de integración
Armonización regulatoria
Enfoques
Enfoque neoclásico
Enfoque estructuralista
Enfoque institucionalista
Teoría de la integración regional
Teoría de juegos
Economía política internacional
Enfoque de intercambios mutuos
Implicaciones prácticas de cada enfoque y su aplicabilidad en diferentes contextos
Enfoque neoclásico
Enfoque estructuralista
Enfoque institucionalista
Teoría de la integración regional
Teoría de juegos
Economía política internacional
Intercambios mutuos
Factores que influyen en la implementación y resultados
Propuestas de solución para superar las contradicciones y lograr acuerdos de complementación exitosos
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo II: Debates y controversias en torno a los acuerdos de complementación económica
Propósitos de los ACE
Beneficios de los ACE
Desafíos y controversias
Equilibrio entre los intereses de los distintos sectores económicos y sociales
Asimetrías entre las economías involucradas
Acceso a mercados
Desigualdad en el desarrollo
Eliminación de las barreras comerciales
Limitado aumento del comercio intrarregional de valor agregado
Pérdida de soberanía
Falta de transparencia
Dependencia de las importaciones
Pérdida de empleos
Marginalización de sectores económicos vulnerables
Transferencia de tecnología
Competencia desleal
Impactos ambientales negativos
Protección de los derechos laborales
Reducciones arancelarias al comercio agrícola
Mecanismos efectivos de protección y compensación para los pequeños productores
Propiedad intelectual
Otros ejemplos de ACE que han generado debates
Aprendizajes y lecciones
¿Cómo medir la eficiencia, eficacia y efectividad de los ACE?
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo III: Evolución de las ventajas comparativas hacia la competitividad sistémica en los acuerdos de complementación económica
Ventajas comparativas
Enfoque de la competitividad sistémica
Potencia el desarrollo de los ACE
Evaluación del fortalecimiento de la competitividad sistémica
Relación entre ventajas comparativas y competitividad sistémica
Promover la competitividad sistémica
De las ventajas comparativas a la competitividad sistémica
Aspectos adicionales relevantes de la competitividad sistémica
Propuesta de un marco analítico integrador para evaluar ACE
¿Cómo aprovechar mejor las ventajas comparativas y construir competitividad sistémica a través de los acuerdos económicos regionales?
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo IV: Análisis de diferentes enfoques metodológicos para medir el impacto de los acuerdos de complementación económica
Relevancia del tema
Criterios metodológicos previos
Enfoques metodológicos guías para evaluar el impacto de los ACE
Enfoques de la integración de la economía política internacional
Enfoques de comercio internacional
Valoración de los enfoques examinados
Enfoques de integración de la economía política internacional
Enfoques de comercio internacional
Enfoque que se recomienda
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo V: Acuerdos de complementación económica como herramienta para diversificar la economía nacional
ACE: su potencial para diversificar la economía nacional
Ventajas y desventajas
Impacto de los ACE en los sectores productivos y en el comercio internacional
ACE y su función en la integración regional
Beneficios de los ACE para el comercio y la inversión
Caso Ecuador
Necesidad de la diversificación de las exportaciones ecuatorianas
Recomendaciones
Tendencias y perspectivas en los acuerdos comerciales de Ecuador
Posibles impactos
Desafíos que se deben enfrentar para maximizar los beneficios
ACE en Ecuador podrían enfrentar varios obstáculos que limiten su adecuado desenvolvimiento
Medidas complementarias necesarias
Garantizar la eficiencia, eficacia y efectividad de los acuerdos de complementación
Experiencias exitosas
Conclusiones parciales
Referencias bibliográficas
Capítulo VI: Desafíos de la seguridad alimentaria en el contexto de los acuerdos de complementación económica
ACE y seguridad alimentaria
Desafíos
Evaluación de la vulnerabilidad alimentaria
Apertura del mercado a productos agrícolas extranjeros
Evaluación de la calidad e inocuidad de los alimentos importados
Evaluación de las políticas de apoyo a la seguridad alimentaria
Acciones de mitigación frente a los desafíos para la seguridad alimentaria
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo VII: Mecanismos de solución de controversias en los acuerdos de complementación económica
Mecanismo de solución de controversias
Principales mecanismos
Reglas y procedimientos
Funciones
Principios
Evaluación de los mecanismos
Ejemplos de casos
Desafíos
Comparación de los mecanismos
Arbitraje
Paneles de expertos
Mediación
Situaciones adecuadas para cada mecanismo
Propuesta de cambios para mejorar los mecanismos de controversias
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo VIII: Evaluación crítica de la falta de control y regulación en el contexto de los acuerdos de complementación económica
Principales tensiones comerciales
Desafíos regulatorios
Causas subyacentes
Análisis de casos
Hallazgos del análisis comparativo
Implicaciones
Debilitamiento de la eficacia de los acuerdos
Posibles soluciones
Lecciones
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo IX: Comercio intrarregional y barreras no arancelarias en el marco acuerdo de complementación económica
Importancia del comercio intrarregional y la existencia de barreras no arancelarias
Causas
Impacto en la integración económica regional
Oportunidades
Propuestas de cooperación regulatoria
Mecanismos de cooperación existentes
Caso de países latinoamericanos
Viabilidad y pertinencia de implementar nuevas propuestas de cooperación regulatoria
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo X: Desequilibrio en los beneficios de los acuerdos de complementación económica
Bases teóricas
Análisis comparativo
Factores que contribuyen a este desequilibrio
Impactos y consecuencias del desequilibrio económico
Alternativas para abordar este desequilibrio
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo XI: Sostenibilidad ambiental en los acuerdos de complementación económica agrícola
Comercio internacional agrícola: teorías, acuerdos actuales
Acuerdo de complementación económica agrícola
Sostenibilidad ambiental: concepto e importancia
Desafíos y oportunidades asociadas a la sostenibilidad ambiental en la agricultura
Acuerdos ambientalmente sostenibles: antecedentes y casos
Patrones emergentes y tendencias
Evaluar los desafíos y oportunidades identificados y sus implicaciones para la agricultura sostenible
Impacto de la sostenibilidad ambiental de la agricultura a nivel local, regional y global
Estrategias
Implicaciones económicas, sociales y políticas
Lecciones a considerar
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Capítulo XII: Acuerdos de complementación económica en la era digital
Metodología
ACE, sus características, alcances y regulaciones
Impacto de la transformación digital en el comercio internacional y la integración económica regional
Tendencias y enfoques
¿Cómo pueden los ACE adaptarse a las nuevas realidades del comercio internacional en la era digital?
Principales retos que impone la era digital
Implicaciones
Políticas públicas y estrategias para avanzar
Capacitación y desarrollo de habilidades digitales
Adaptación de los ACE
Protección de los derechos de propiedad intelectual
Garantizar la seguridad y la privacidad de los datos
Lecciones
Discusión
Avances y limitaciones
Conclusiones generales
Referencias bibliográficas
Glosario de términos en torno a los acuerdos de complementación económica
A manera de epílogo
Prólogo
No hace mucho tiempo parecía que la integración económica global no tenía límites. Durante décadas, los beneficios de la globalización parecían ser obvios e irrefutables. La interconexión de los flujos de producción, comercio, consumo e inversión les ofreció a los consumidores un rango más amplio de opciones a precios atractivos, a la vez que permitió a las empresas expandir sus mercados y mejorar la eficiencia de sus cadenas de suministro.
Los mercados de capital globales ampliaron el acceso al crédito y redujeron su costo tanto para prestatarios privados como públicos. Los gobiernos del mundo se involucraron en lo que parecía ser una serie de alianzas donde todos salían beneficiados. Y la tecnología –incluido, más recientemente, el cambio cada vez más veloz hacia el trabajo remoto– hizo que las fronteras nacionales parecieran sumamente irrelevantes.
La “teoría de la convergencia”1 resultó una expresión optimista de las posibilidades que ofrecía la globalización. El aumento de las relaciones y el acortamiento de las distancias como resultado del comercio, los viajes y las comunicaciones que facilitaba la tecnología alentaron la presunción de que el desarrollo continuo minimizaría las diferencias entre países y pueblos. Se pensaba que el aumento de la interdependencia conduciría a la paz y a una prosperidad creciente y generalizada.
1La teoría postulaba que los sistemas socialista y capitalista se volverían cada vez más parecidos por su mutua dependencia en cuanto a la seguridad, por la creciente interdependencia económica y por la modernización social.
La globalización hizo, quizás, que los mercados funcionaran mejor, pero los responsables de las políticas perdieron de vista sus consecuencias distributivas adversas. Muchas comunidades y países quedaron rezagados, lo que contribuyó a una sensación generalizada de marginalización, aislamiento y mayor pobreza.
Las esperanzas de que, tras el fin de la Guerra Fría, la paz ofreciera beneficios ampliamente compartidos se frustraron con rapidez. En cambio, el fantasma inquietante de la inseguridad se esparció por todo el mundo, desafiando políticas, instituciones y prácticas en todos los niveles. El resultado fue una reacción contra la globalización.
Evocando la tercera ley de la física de Newton, que dice que “a cada acción siempre se opone una reacción equivalente”, la globalización generó su contrapunto: la fragmentación emergió como una tendencia equivalente, y en algunos lugares incluso más poderosa. Aunque se oponen diametralmente, la globalización y la fragmentación han producido un impacto común: socavan la soberanía del Estado, diluyen el monopolio del uso de la fuerza y magnifican la creciente sensación de inseguridad en todo el espectro de las relaciones, de las individuales a las internacionales.
En el presente, las fuerzas en competencia de la globalización y la fragmentación modelan la complejidad de la economía mundial.
Muchos podrían pensar que la globalización va camino a su fin. Pero no, en lugar de una reversión absoluta de lo alcanzado en los últimos 30 años, todo parece indicar que se avanza hacia una globalización fragmentada, una etapa caracterizada por la sustitución, no por la negación. El principal eje del sistema mundial actual –tanto en su dimensión política como económica– está constituido por el proceso dinámico entre tendencias que privilegian la integración y aquellas que conducen a la fragmentación (Gaddis, 1991).
La dicotomía integración-fragmentación se ha convertido en un lugar común en las negociaciones entre los países subdesarrollados. Prevalece un proceso en el cual se dan en forma simultánea un conjunto de entendimientos que apuntan a la integración y/o a la cooperación entre grupos reducidos de países, que refuerzan al mismo tiempo un impulso asociativo y una orientación selectiva.
Una vez más, los países del Sur global se debaten en un dilema: marchar hacia la integración regional o permanecer en la fragmentación histórica, con las fronteras dibujadas, como herencia del pasado colonial.
La opción que los países subdesarrollados decidan sobre este dilema histórico reconfigurará su papel en la nueva configuración global que se está estructurando, determinará su peso en las decisiones a nivel global y sellará el destino colectivo de millones de seres que ya no quieren mirar la historia como meros espectadores, sino convertirse en actores del mundo que viene.
El problema consiste en que las respuestas tradicionales o conservadoras no han sido eficaces, como lo señala Aldo Ferrer: “Cada uno de nuestros países ha construido su propia historia, pero la persistencia del subdesarrollo y la dependencia en América Latina, transcurridos dos siglos de la independencia, revela que las respuestas a la globalización a lo largo del tiempo no fueron acertadas. La causa principal radica en la debilidad de la densidad nacional fundada en la excesiva concentración de la riqueza y el ingreso, la pobreza, las fracturas sociales, la subordinación al pensamiento céntrico, como en la experiencia reciente del ‘Consenso de Washington’, y, consecuentemente, a políticas que privilegian intereses de sector y agravan la vulnerabilidad externa”. Y agrega: “Debe recordarse que la integración se despliega en tres planos que integran y determinan la densidad regional. A saber, la situación interna de los países, las reglas del juego de la integración y la proyección conjunta hacia el resto del mundo”.
En efecto, el agotamiento de una postura regionalista tal vez constituya el legado político más importante dejado por la crisis de la deuda externa, y por sus efectos sobre las economías subdesarrolladas. Sin duda, una de las principales contrapartidas políticas de las negociaciones externas que conducirán a los procesos de ajuste, desencadenados a partir de esta crisis, fue el desvanecimiento de una identidad propia del Sur junto a la comunidad internacional.
Durante mucho tiempo la integración en el contexto del Sur ha sido, si se quiere, el reino de la retórica. A lo largo de más de seis décadas ha coleccionado promesas, frases grandilocuentes y escasas acciones reales de integración. En ese reino de frases vacías ha estado, al menos, desde principios de los años sesenta cuando se gestaron diferentes proyectos para integrar a los países del Sur.
La historia de esa integración puede resumirse en algunos puntos básicos. Ella siempre ha tenido brillantes perspectivas teóricas: la imbricación interna de regiones con sólidos recursos naturales, con similitudes de estructura y de modelo económico colonial y neocolonial, con riquísima diversidad y afinidades culturales, con relaciones al interior de las regiones a veces conflictivas, pero formando parte de una comunidad histórica. Así, muy desde el comienzo de su andadura como Estados independientes, ha existido, entre la mayoría de los gobiernos de los países subdesarrollados, la idea de que las posibilidades de ser exitosos en su camino hacia el desarrollo serían mayores de forma conjunta o a partir de diferentes iniciativas colectivas.
Pero, esas favorables posibilidades no han pasado de ahí. Una amplia combinación de factores de carácter político, pero sobre todo económico son las causas de la frustración.
En particular, la irrupción del neoliberalismo y su dogmática aplicación, de la mano de los Programas de Ajuste Estructural (PAE) impuestos por los organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial) durante los años ochenta y noventa, aceleró e intensificó el grado de extraversión de las economías subdesarrolladas con problemas de balanza de pagos, y por consiguiente el ideario de la integración regional pasó, una vez más, a convertirse en una asignatura pendiente. Dejarlo todo en manos del mercado y la iniciativa privada, abrir mucho más las economías a las transnacionales, retirar el Estado de su función reguladora, desintegró en buena medida la incipiente integración de la década de los ochenta.
Más aún, el llamado “regionalismo abierto” asumido como intento de solución ecléctica entre la abandonada sustitución de importaciones y la triunfante apertura neoliberal, resultó ser muy abierto en términos de permitir la entrada de capital transnacional y competir entre los países subdesarrollados por acceder a los mismos mercados del Norte, y muy poco regional en cuanto a propiciar una integración autónoma que sirviera para solucionar los enormes problemas de subdesarrollo, pobreza e injusticia social.
En realidad, los intentos de convergencia del Sur se han sustentado básicamente en acuerdos de libre comercio e inversión intrarregionales. Pero si bien es cierto que los procesos de integración tienen un sustento económico, su finalidad es el que constituyan procesos multidimensionales que involucren los planos social, cultural y político, planos que aún se encuentran pendientes en la agenda de la integración de los países subdesarrollados y de los que dependerá su desarrollo posterior, toda vez que guardan carácter complementario. En efecto, como hace referencia Juan Francisco Rojas: “el desarrollo casi exclusivo del comercio no ha permitido desarrollar programas de cooperación en otros sectores en todo su potencial, impidiendo su contribución a la consolidación de la integración social y política de las naciones latinoamericanas”.
La clara orientación de los procesos de integración entre los países subdesarrollados hacia la conformación de áreas de libre comercio no es antojadiza, obedece al propósito de ampliar mercados externos pues los internos son generalmente limitados y de escaso crecimiento, sin embargo, es opinión general el que éste deba ser reorientado otorgando prioridad a los siguientes rubros:
Promoción de nuevas actividades productivas en las que el desarrollo en nuestros países sea escaso o débil, con la finalidad de lograr economías diversificadas y sólidas.Fortalecimiento de los mecanismos de coordinación política, consenso y tratamiento diferenciado y compensatorio para equilibrar las condiciones de participación de los países de menor desarrollo relativo.Fortalecimiento de la integración regional y establecimiento de un mejor diseño de las estrategias nacionales de inserción y relacionamiento entre los bloques regionales y extrarregionales, toda vez que en la actualidad más del 50 % de las exportaciones mundiales tienen lugar al interior de esquemas regionales de comercio y estos se desarrollan entre países que son miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC).Concientizar a los Estados sobre su papel en la promoción del esfuerzo nacional para promover la competitividad internacional y su naturaleza de sujeto canalizador del interés colectivo y ente tutelar del bienestar de sus nacionales.La presente movilización en torno a iniciativas asociativas intrarregionales en el Sur enfrenta aún serios desafíos. Los obstáculos son fundamentalmente de naturaleza económica, y se pueden resumir en tres puntos: el estado depresivo de diversas economías después de una década de estancamiento; la inestabilidad económica de estos países ocasionada por los desajustes estructurales derivados de los procesos de endeudamiento externo durante el periodo pandémico, y las diferencias que prevalecen en estos países en lo que se refiere a sus políticas macroeconómicas (particularmente aquellas que se refieren a temas cambiarios, fiscales y de comercio exterior).
En ese contexto, es razonable que los países busquen fortalecer su resiliencia y favorecer su desarrollo a través de la promoción de acuerdos de complementación económica (ACE), como eslabón estratégico pertinente para viabilizar la integración económica entre los países del Sur, que permite maximizar las oportunidades y minimizar los riesgos de la globalización.
Estos acuerdos buscan fomentar la integración económica y reducir las barreras arancelarias y no arancelarias entre países, con el objetivo de promover el comercio y la inversión. Además, buscan mejorar la competitividad de las empresas locales al permitirles acceder a mercados más amplios y diversificados (Gómez Limón, 2019). Esto puede ser especialmente beneficioso para los países en desarrollo, ya que les brinda la oportunidad de participar en cadenas de valor globales y atraer inversiones extranjeras.
Uno de los principales beneficios de los ACE es la eliminación o reducción de aranceles, lo que facilita el intercambio de bienes y servicios entre los países miembros (Bown, 2019). Esto puede resultar en una mayor variedad de productos disponibles para los consumidores y precios más competitivos. Al reducirse las barreras comerciales, las empresas pueden aprovechar las economías de escala y aumentar su eficiencia productiva.
Otro aspecto importante de los ACE es que su adecuada orientación, facilita la inversión extranjera directa. Estos acuerdos suelen incluir disposiciones que protegen y promueven la inversión, lo que puede atraer capitales extranjeros y generar empleo y desarrollo en el país receptor de la inversión (Haar, 2009). También pueden promover la cooperación en áreas como la tecnología, la investigación y el desarrollo, y la capacitación. Esto permite impulsar la transferencia de conocimiento y fortalecer las capacidades productivas de los países involucrados.
De ahí, la relevancia de esta obra, que se adentra con profundo rigor científico en el análisis crítico de las teorías, controversias, desafíos y oportunidades asociadas a la implementación de los ACE, tomando como ejemplos, casos de diferentes regiones del mundo. Seguramente el lector coincidirá conmigo en que la lectura de este libro aporta mucho y abre nuevas interrogantes.
Entre esas interrogantes, el primero se refiere a la estructura del libro. El contraste con los artículos publicados previamente sobre el mismo tema por su autor es bien llamativo. Se trata de una obra que aprovecha información ya utilizada en aquellos trabajos, pero que se ha escrito de nuevo y que se concibe como algo diferente, más allá del enfoque pragmático que caracteriza a la literatura sobre el tema. La preocupación por los aspectos teóricos y metodológicos es aquí más evidente; y la incorporación de diferentes enfoques muestra el interés que Valencia Corozo iba adquiriendo por penetrar en las esencias de los Acuerdos de Complementación Económica.
Pero al mismo tiempo impresiona la riqueza de las informaciones reunidas, la amplia inquietud intelectual, su capacidad para relacionar e integrar aspectos bien diversos, que van desde el proceso de implementación, efectividad e implicaciones de los ACE hasta las posibles soluciones a las controversias y debates planteados. También se abordan los desequilibrios en sus beneficios y la complejidad de los mecanismos de solución de controversias, pasando por los desafíos que suponen en términos ambientales y de seguridad alimentaria y las posibles consecuencias para los países involucrados. Son muchas las cuestiones aquí planteadas que merecerían un comentario amplio, a partir de las mismas líneas que el mismo autor apunta. La riqueza de su contenido merecería ese debate. Pero como este prólogo va siendo ya más largo que lo razonable, me limitaré a comentar solamente dos cuestiones que considero de importancia en relación con el significado de este libro: se trata de a) la combinación de diferentes dimensiones: económicas, políticas, sociales y jurídicas y b) las posibles soluciones a las controversias y debates planteados, así como las propuestas y alternativas concebidas para abordar los desafíos y maximizar los beneficios de los ACE.
Al examinar estos acuerdos desde diferentes dimensiones se puede conformar una visión integral y objetiva no solo de las fortalezas, brechas y limitaciones en su diseño e implementación, sino también de las ventajas y desventajas que pueden presentarse en todos los niveles. Esto permite desarrollar un pensamiento crítico y una capacidad de análisis más profunda sobre las repercusiones de los ACE en diferentes sectores de la economía y en la sociedad en general.
Lo que de forma esencial aborda Valencia Corozo en este libro es el problema de la utilización de los ACE como herramienta para diversificar la economía nacional y facilitar la globalización e integración regional.
Se trata de una cuestión trascendental, sobre todo desde la perspectiva del desarrollo de los países pequeños, interesados en aprovechar sus beneficios potenciales, que además enriquece los estudios sobre la incidencia de los ACE en las estrategias de desarrollo nacionales.
La segunda cuestión está relacionada con el enfoque del libro, en cada uno de sus doce capítulos, en las soluciones y propuestas para abordar los desafíos y problemas planteados por los acuerdos de complementación económica. No solo se identifican los problemas actuales causados por los acuerdos de complementación económica, sino que también se brindan soluciones para resolverlos, que van más allá de las reformas institucionales y políticas de compensación, e incluyen además mecanismos de control y seguimiento más efectivos. El autor trasciende la crítica pasiva de los ACE y propone alternativas prácticas y viables en el contexto actual.
Con respecto a las reformas institucionales, destaca la propuesta o recomendación de que los países miembros de los acuerdos de complementación económica establezcan estructuras más sólidas y eficientes para administrar y supervisar el cumplimiento de los mismos. Esto podría incluir la creación de comisiones conjuntas o secretarías permanentes que se encarguen de monitorear los avances y resolver los conflictos que puedan surgir.
Al reconocer que algunos sectores de la economía pueden verse perjudicados por la apertura comercial, en el libro se aboga por políticas de compensación más equitativas y redistributivas y se propone la implementación de programas de reestructuración productiva y asistencia financiera para apoyar a aquellos que resulten afectados. En términos de control y seguimiento, se sugiere la creación de mecanismos más efectivos para evaluar y monitorear el impacto de los acuerdos de complementación económica. Estos podrían incluir la realización de evaluaciones periódicas y la implementación de indicadores cuantitativos y cualitativos para medir los resultados.
Con una visión amplia y clarificadora, el autor inserta sus reflexiones sobre los ACE en el complejo contexto de la globalización-fragmentación, y no solo sugiere soluciones teóricas, sino que también realiza una evaluación crítica de la viabilidad y eficacia de estas propuestas. Y admite, que la implementación de reformas institucionales y políticas de compensación constituye un desafío y requiere de la voluntad política de los países miembros para llevarlas a cabo.
En efecto, la voluntad política y el compromiso de los países miembros resultan clave para llevar a cabo las transformaciones necesarias. Sin ese respaldo, las propuestas irán al vacío. Eso ha sido decisivo en todos los ACE exitosos.
Tengo la impresión de que al decir esto estoy haciendo unas afirmaciones que Valencia Corozo aceptaría, a pesar de que algunas formulaciones iniciales suyas pudieran sugerir lo contrario. Pero no cabe dudas, de que los líderes políticos y las instituciones gubernamentales en los diferentes niveles deben coordinar sus acciones para implementar las medidas propuestas y abordar el problema de la desigualdad.
No basta con implementar políticas y reformas, sino que también es necesario asegurarse de que dichas medidas sean realmente eficaces y alcancen los objetivos planteados. Esto requiere de un monitoreo constante y de la disposición para ajustar y adaptar las políticas según sea necesario.
Este último punto es sumamente aleccionador, en virtud de la importancia del adecuado diseño y aplicación en la efectividad de los mecanismos de control y seguimiento. En este sentido, es fundamental que las soluciones propuestas sean analizadas y ajustadas de acuerdo a la realidad y el contexto específicos de cada país. No se trata simplemente de aplicar medidas miméticas universales, sino de diseñar “un traje a la medida” para cada nación.
Sin dudas, el libro es un compendio integral y completo, que ofrece una perspectiva única, amplia y enriquecedora sobre los fundamentos teóricos, buenas prácticas, retos y beneficios potenciales de los ACE.
A estudiar esa parcela imprescindible de las relaciones económicas internacionales ha dedicado Valencia Corozo los más recientes años de su corta pero intensa vida, dándonos una muestra de su talento, de su rigor y de su capacidad para integrar su actividad diplomática y profesional en general con el saber científico. En la medida en que constituye una visión renovada y actualizada sobre los ACE y nos acerca a un debate fundamental para el desarrollo económico contemporáneo, la lectura de esta obra resulta indispensable, tanto para quienes ya conocen a fondo estos temas, como para quienes recién se inician: académicos, investigadores, tomadores de decisiones, estudiantes, encontrarán en estas páginas una información fundamentada, valiosa y útil, no solo para la comprensión del tema sino también para la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas.
Dra. Rosa Elis Bell Heredia
La Habana, 29 de abril de 2024
Gaddis, John L. (1991). Toward the Post-cold War Worid. In Foreign Affairs, Nueva York.
Ferrer, Aldo (1997). Hechos y ficciones de la globalización, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
Capítulo i: Enfoques teóricos en torno a los acuerdos de complementación económica
Los ACE surgen en el contexto de la integración regional en América Latina, como un mecanismo para promover el comercio y la cooperación económica entre países en desarrollo. Aparecen desde la década de los años 1960 como una herramienta flexible de la CEPAL y el Tratado de Montevideo, para avanzar gradualmente en el objetivo estratégico de conformar un mercado regional latinoamericano. En el contexto actual de la globalización, los ACE entre países se han convertido en una herramienta clave para impulsar el desarrollo y fortalecer las relaciones comerciales internacionales.
Estos acuerdos buscan fomentar la integración económica y reducir las barreras arancelarias y no arancelarias entre países, con el objetivo de promover el comercio y la inversión. Además, buscan mejorar la competitividad de las empresas locales al permitirles acceder a mercados más amplios y diversificados (Gómez Limón, 2019). Esto puede ser especialmente beneficioso para los países en desarrollo, ya que les brinda la oportunidad de participar en cadenas de valor globales y atraer inversiones extranjeras.
Uno de los principales beneficios de los ACE es la eliminación o reducción de aranceles, lo que facilita el intercambio de bienes y servicios entre los países miembros (Bown, 2019). Esto puede resultar en una mayor variedad de productos disponibles para los consumidores y precios más competitivos. Al reducirse las barreras comerciales, las empresas pueden aprovechar las economías de escala y aumentar su eficiencia productiva.
Otro aspecto importante de los ACE es que su adecuada orientación, facilita la inversión extranjera directa. Estos acuerdos suelen incluir disposiciones que protegen y promueven la inversión, lo que puede atraer capitales extranjeros y generar empleo y desarrollo en el país receptor de la inversión (Haar, 2009). También estimular la cooperación en áreas como la tecnología, la investigación y el desarrollo, y la capacitación. Esto permite impulsar la transferencia de conocimiento y fortalecer las capacidades productivas de los países involucrados.
La contradicción está en que si bien, pueden conducir al desarrollo, los ACE también presentan desafíos y críticas. Se argumenta que estos acuerdos favorecen a los países más desarrollados y dificultan el desarrollo de los países menos desarrollados (Grubiša & Jasović, 2018). Por otro lado, la liberalización comercial descontrolada tiene impactos negativos en sectores específicos, incrementando las desigualdades (Stevens et al., 2015).
Sin embargo, a pesar de la importancia de estos acuerdos en el ámbito económico, existen carencias en la investigación académica sobre la temática de los ACE entre países. Entre las áreas que aún requieren mayor estudio incluyen la evaluación de los impactos económicos y sociales de estos acuerdos, los mecanismos de implementación y seguimiento, así como los retos y desafíos que enfrentan los países en la negociación y aplicación de los acuerdos (Lalanne & Sánchez, 2019).
La pregunta de investigación en este contexto es la siguiente: ¿cuáles son las contradicciones existentes en los enfoques teóricos de los ACE entre países y qué posibles soluciones se pueden proponer para abordarlas? En este sentido, el objetivo de esta investigación es analizar los enfoques teóricos existentes en torno a los ACE entre países, con el fin de identificar las contradicciones existentes y proponer posibles soluciones.
Para ello, en este artículo se abordarán puntos principales como los conceptos fundamentales de los ACE, los modelos teóricos que explican la formación de estos acuerdos, las ventajas y desventajas que conllevan para los países participantes, así como los factores determinantes en la negociación y aplicación de los mismos.
La importancia de esta investigación radica en proporcionar una visión más amplia y profunda sobre los ACE, permitiendo a los tomadores de decisiones, investigadores y actores involucrados en estos acuerdos, contar con información sólida y fundamentada para la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas.
Orígenes
Uno de los primeros en utilizar el término específico “ACE” fue el economista ecuatoriano Jaime Moncayo en 1969, cuando publicó su influyente artículo “Hacia la integración económica de América Latina” (Moncayo, 1969). En dicho trabajo esbozó una propuesta concreta para que los países latinoamericanos suscribieran acuerdos de complementación industrial y comercial, sentando así gran parte de las bases conceptuales. También hay que destacar en la década de 1960 los esfuerzos de Felipe Herrera, presidente del BID, por promover financiamiento a proyectos que unieran física e institucionalmente a los países de América Latina (Herrera, 1964).
Sin embargo, las raíces de esta idea provienen de economistas estructuralistas como Raúl Prebisch desde la CEPAL, quien ya desde 1949 visualizaba la necesidad de una integración regional en América Latina para superar problemas estructurales de desarrollo (Prebisch, 1949). Bela Balassa consolidó en 1961 con su obra seminal la “Teoría de la Integración Económica”, analizando las etapas y los efectos de una coordinación regulatoria y comercial profunda entre países (Balassa, 1961).
Conceptos fundamentales
Los ACE son acuerdos comerciales entre países o regiones que tienen como objetivo liberalizar el comercio de bienes y servicios, así como promover la integración económica y el desarrollo en las partes involucradas. Estos acuerdos buscan eliminar o reducir los aranceles y barreras comerciales entre los países firmantes, facilitar el intercambio de productos y fomentar la cooperación en áreas como inversión, transporte, turismo, entre otros (Baumann, 2009).
Un concepto importante relacionado con los ACE es el de ventajas comparativas. Según David Ricardo (1817), uno de los primeros economistas en explicar este concepto, los países se especializan en la producción de aquellos bienes en los que tienen una ventaja comparativa, es decir, aquellos productos que pueden producir de manera más eficiente o a un costo menor en comparación con otros países. Los ACE permiten que los países se beneficien de las ventajas comparativas de otros, fomentando así el comercio y la cooperación económica.
Otro concepto relevante es el de comercio intrarregional. Este se refiere al intercambio de bienes y servicios entre los países de una misma región o bloque económico. Los ACE promueven el comercio intrarregional al eliminar las barreras comerciales entre los países miembros, lo que facilita el acceso a productos de otros países de la región y fomenta la integración económica.
Tipos de acuerdos
Una explicación en serie de tipos de acuerdos asociados a la complementación económica, se relaciona con: zona de libre comercio, uniones aduaneras, mercados comunes y uniones económicas:
Una zona de libre comercio implica la eliminación de aranceles y barreras no arancelarias entre los países miembros, lo que facilita el intercambio de bienes y servicios y promueve la integración económica. Este concepto fue propuesto por el economista estadounidense Jacob Viner (1950), quien argumenta que el libre comercio conducía a una asignación más eficiente de los recursos y un aumento en el bienestar de los países.
Las uniones aduaneras son acuerdos comerciales que no solo establecen una zona de libre comercio entre sus miembros, sino que además, establecen un arancel externo común frente a otros países (Olarreaga, 2016). Esto significa que los países miembros de una unión aduanera acuerdan aplicar un mismo arancel a los bienes y servicios importados desde fuera de la unión.
Esta política comercial unificada facilita el comercio intrarregional de manera significativa. Al eliminar los aranceles y barreras comerciales entre los países miembros, se fomenta la libre circulación de bienes y servicios dentro de la unión aduanera. Esto conlleva a la reducción de costos y tiempos en los procesos de importación y exportación, lo que beneficia a las empresas y consumidores de la región.
Al contar con un arancel externo común, los países miembros de una unión aduanera pueden negociar en bloque con otros países o bloques económicos. Esto les otorga mayor poder de negociación y les permite obtener mejores condiciones comerciales en acuerdos bilaterales o multilaterales. Así, la unión aduanera se convierte en una plataforma para fortalecer la competitividad de la región y promover su desarrollo económico.
El Mercado común se caracteriza por la libre circulación de bienes, servicios, capitales y también mano de obra. Este enfoque tiene como objetivo principal lograr una mayor integración de políticas entre los países involucrados, permitiendo actuar prácticamente como un solo país (Cimoli et al., 2017). Esta integración no solo facilita el comercio y la inversión, sino que también busca promover la cooperación y el desarrollo conjunto, generando oportunidades para el crecimiento económico y la creación de empleo. El énfasis en la integración regional ha demostrado ser una estrategia exitosa para fortalecer la competitividad y el bienestar de los países involucrados.
La Unión económica implica la implementación de políticas económicas y fiscales comunes entre varios países, que incluyen normalmente la adopción de una moneda única (Tussie, 2020). Un ejemplo clave de este tipo de unión es la Unión Europea, donde los países miembros han establecido una serie de políticas económicas y fiscales comunes, así como la adopción del euro como moneda común.
Esto implica que los países de la Unión Europea tienen que coordinar y armonizar sus políticas económicas y fiscales para garantizar la estabilidad y el crecimiento de la economía en la región. La adopción de una moneda común facilita el comercio y la inversión entre los países miembros, al eliminar las barreras cambiarias y simplificar las transacciones económicas. No obstante, la implementación de una unión económica requiere una estrecha cooperación y coordinación entre los países involucrados, así como un compromiso compartido para lograr los objetivos económicos comunes.
Nivel de integración
En cuanto al nivel de integración de estos conceptos, las zonas de libre comercio representan el menor nivel, seguido las uniones aduaneras, los mercados comunes ya implican mayor armonización de políticas, y finalmente las uniones económicas conllevan la integración más profunda entre países con políticas económicas conjuntas.
En las zonas de libre comercio, los países acuerdan eliminar o reducir los aranceles y barreras al comercio entre ellos, permitiendo un flujo más libre de bienes y servicios. Sin embargo, cada país mantiene su propia política comercial y sus propios aranceles hacia países externos a la zona de libre comercio. Ejemplos de zonas de libre comercio son el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).
En las uniones aduaneras, además de eliminar o reducir los aranceles y barreras al comercio entre los países, se establece una política comercial común hacia el exterior. Los países miembros de una unión aduanera acuerdan aplicar aranceles comunes hacia terceros países y armonizar sus regulaciones y políticas comerciales. El ejemplo más conocido de unión aduanera es la Unión Europea (UE).
En los mercados comunes, además de las características de las uniones aduaneras, se busca una mayor armonización de las políticas económicas y sociales entre los países miembros. Esto implica la libre circulación de bienes, servicios, capital y personas dentro del mercado común. Además, se establecen políticas comunes en áreas como la competencia, la agricultura, la política monetaria, entre otras. El mejor ejemplo de mercado común es el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Finalmente, las uniones económicas van más allá de los mercados comunes al incluir una mayor integración económica y política. En una unión económica, los países miembros comparten una moneda común y tienen una política monetaria unificada. Además, se establece una mayor coordinación de las políticas fiscales, laborales y de desarrollo económico. La única unión económica existente actualmente es la Unión Europea, que también es una unión aduanera y un mercado común.
Cada uno de estos conceptos representa diferentes niveles de integración económica regional, cuyo objetivo consiste en cooperar en materia económica, para promover la complementación de sus economías y facilitar el comercio entre ellos. Es decir, la integración puede ir desde acuerdos menos profundos, como las zonas de libre comercio, hasta acuerdos más profundos, como las uniones aduaneras o los mercados comunes.
Armonización regulatoria
Los conceptos examinados son desde el punto de vista metodológico relevantes para la comprensión y puesta en práctica de políticas asociadas al desarrollo de ACE entre países. Sin embargo, a juicio del autor de esta investigación la “armonización regulatoria” es vital. Este concepto se refiere a la necesidad de que los países miembros de un acuerdo de complementación económica armonicen sus regulaciones y normativas internas para facilitar el comercio y la inversión (Balassa, 1961).
Esto implica la eliminación de barreras técnicas y burocráticas, así como la convergencia en estándares y normas para asegurar la compatibilidad de los productos y servicios entre los países miembros. La armonización regulatoria es importante para aumentar la eficiencia y competitividad de los países involucrados en el acuerdo, así como para evitar distorsiones y barreras comerciales no justificadas.
La armonización regulatoria tiene una gran importancia en el ámbito de los ACE por varias razones:
Reduce los costos de transacción y facilita el comercio intrarregional. Al alinear normas, reglamentos técnicos y procedimientos aduaneros se simplifican los intercambios comerciales y se abaratan los costos asociados al cumplimiento de diversas regulaciones. Estimular la inversión extranjera y ayuda a promover la creación de cadenas de valor regionales (Yeung y Mányi, 2009).Mejora la calidad y seguridad de productos y servicios. La armonización regulatoria permite adoptar estándares comunes de calidad, sanidad, seguridad, etc. lo cual beneficia a consumidores y empresas (Herz y Wagner, 2011).Promueve innovación y transferencia tecnológica. Las normas técnicas armonizadas facilitan que las empresas inviertan en nuevas tecnologías aumentando la productividad y competitividad de las economías (Cimoli et al., 2017).Atrae mayor inversión extranjera. Un entorno regulatorio integrado brinda mayor certidumbre jurídica para que inversionistas globales se instalen en la región e integren más las cadenas de valor (Baumann y Meléndez, 2012).La armonización regulatoria es un elemento central para profundizar la integración económica más allá de la liberalización comercial por varias razones. En primer lugar, facilita la integración de las cadenas de valor regionales al armonizar normas técnicas, sanitarias y procedimientos aduaneros. Esto reduce los costos de transacción entre países y permite una mayor integración productiva entre empresas de la región.
En segundo lugar, la armonización regulatoria permite adoptar estándares de calidad y eficiencia conjuntos. Al estandarizar las regulaciones, los países pueden elevar sus estándares en áreas como la protección al consumidor, la competencia económica y el medio ambiente, lo que contribuye a mejorar la competitividad regional.
En tercer lugar, la armonización regulatoria brinda certidumbre jurídica a los inversionistas. Un marco regulatorio integrado promueve un ambiente de negocios previsible y armonizado, lo cual incentiva las decisiones de inversión a largo plazo en la región. Refuerza la identidad económica común de los países. Requiere coordinación política y acercamiento de legislaciones, lo que fortalece la visión de los países como un espacio económico integrado con intereses compartidos.
Enfoques
Existen diferentes enfoques teóricos que se pueden utilizar para analizar las determinantes y consecuencias de los ACE. Estos enfoques incluyen el enfoque neoclásico, el enfoque estructuralista, el enfoque de integración regional, el enfoque de la teoría de juegos y el enfoque de la economía política internacional.
Enfoque neoclásico
El enfoque neoclásico es el más tradicional y más empleado, se basa en la teoría de las ventajas comparativas de David Ricardo y en el modelo Heckscher-Ohlin. El enfoque neoclásico, basado en la teoría del comercio internacional, sostiene que los ACE son instrumentos que promueven la eficiencia económica a través de la especialización y el libre comercio. Según este enfoque, los países se benefician al aprovechar sus ventajas comparativas y participar en acuerdos que faciliten la circulación de bienes y servicios. Autores como Paul Krugman (1991) y Maurice Obstfeld (2014) han contribuido a este enfoque, destacando la importancia de la liberalización comercial y la eliminación de barreras arancelarias.
El argumento principal de Viner (1950) y Meade (1955) es que los acuerdos comerciales, como los tratados de libre comercio o las uniones aduaneras, permiten una mejor asignación de recursos y mayor especialización productiva entre los países miembros. Esto se traduce en ganancias de bienestar para todos los países involucrados.
Una de las formas en que los acuerdos comerciales fomentan una mejor asignación de recursos es a través de la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias. Esto implica que los países miembros pueden comerciar entre sí sin restricciones, lo que les permite acceder a una mayor variedad de bienes y servicios a precios más competitivos. Como resultado, los recursos se desplazan hacia aquellos sectores en los que cada país tiene una ventaja comparativa, es decir, en los que pueden producir más eficientemente en comparación con otros países.
Esto lleva a una mayor especialización productiva entre los países miembros. Cada país puede centrarse en la producción de aquellos bienes y servicios en los que tiene una ventaja comparativa, lo que resulta en una mayor eficiencia en la asignación de los recursos disponibles. A medida que los países se especializan en sectores específicos, pueden aprovechar las economías de escala y la producción en masa, lo que a su vez reduce los costos de producción y permite ofrecer productos a precios más bajos.
Las ganancias de bienestar resultantes de una mejor asignación de recursos y mayor especialización productiva son múltiples. En primer lugar, los consumidores se benefician de una mayor variedad de bienes y servicios a precios más bajos. Esto aumenta su poder adquisitivo y mejora su nivel de vida. Además, las empresas también se benefician al tener acceso a insumos y tecnologías más avanzadas a precios más competitivos, lo que les permite elevar su productividad y competitividad en el mercado internacional.
Además de las ganancias de bienestar a nivel nacional, los acuerdos comerciales también pueden generar beneficios a nivel global. Al fomentar el intercambio de bienes y servicios, los acuerdos comerciales promueven la cooperación económica entre los países miembros y reducen los conflictos comerciales. Esto contribuye a un clima de estabilidad y paz entre los países involucrados, lo que a su vez favorece el desarrollo económico y social a largo plazo.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta que los acuerdos comerciales no están exentos de críticas y desafíos. Se argumenta que los acuerdos comerciales pueden llevar a la destrucción de empleos en sectores que no pueden competir con la producción extranjera más barata. Existe la preocupación de que los acuerdos comerciales puedan favorecer a las grandes empresas multinacionales en detrimento de las pequeñas y medianas empresas locales.
Por ejemplo:
Joseph E. Stiglitz (2006). Economista y premio Nobel, Stiglitz ha argumentado que los acuerdos comerciales pueden aumentar la desigualdad económica y social, favoreciendo a las grandes corporaciones y dejando atrás a las pequeñas y medianas empresas locales.
Dani Rodrik (2018). Economista y profesor en la Universidad de Harvard, Rodrik ha criticado los acuerdos comerciales por su impacto negativo en la protección de los derechos laborales y el medio ambiente. Sostiene que estos acuerdos pueden erosionar las regulaciones laborales y ambientales en aras de la liberalización del comercio.
Robert Reich (1993). Economista y exsecretario de Trabajo de Estados Unidos, Reich ha argumentado que los acuerdos comerciales pueden llevar a la deslocalización de empleos, especialmente en sectores manufactureros, resultando en una pérdida de empleos y salarios más bajos para los trabajadores locales.
Entre las fortalezas del enfoque neoclásico se encuentran las siguientes:
Se basa en la eficiencia económica como uno de sus principales pilares. Según esta perspectiva, los acuerdos comerciales facilitan una asignación más eficiente de los recursos económicos al permitir a los países especializarse en la producción de aquellos bienes en los que tienen ventajas comparativas. Esto conduce a un aumento en la producción y al bienestar económico. Por lo tanto, desde esta óptica, se considera que los acuerdos comerciales son una herramienta efectiva para promover la eficiencia económica.
Otro aspecto clave del enfoque neoclásico es la defensa del libre comercio. Según esta teoría, eliminar las barreras comerciales y promover la liberalización comercial beneficia a los países y fomenta el crecimiento económico. Al facilitar el intercambio de bienes y servicios, los países pueden aprovechar las ventajas de la especialización y la competencia para mejorar su competitividad y desarrollo económico.
El enfoque neoclásico sostiene que los acuerdos comerciales pueden ser una herramienta para impulsar el desarrollo económico de los países. Al promover la apertura comercial y fomentar la competencia, se espera que los países atraigan inversiones extranjeras, mejoren la eficiencia de sus industrias y aumenten su productividad, lo que a su vez impulsaría el crecimiento económico.
Cabe destacar que el enfoque neoclásico se basa en teorías económicas sólidas y bien establecidas, como las ventajas comparativas y el modelo Heckscher-Ohlin. Estas teorías han sido ampliamente respaldadas por la comunidad académica y proporcionan una base sólida para el análisis del comercio internacional desde esta perspectiva.
Estas características han contribuido a su amplia adopción y aplicación en la práctica. Sin embargo, también existen críticas y diferentes enfoques que deben tenerse en cuenta para una comprensión más completa y equilibrada del comercio internacional.
El enfoque neoclásico tiene limitaciones:
En particular, asume competencia perfecta y rendimientos constantes a escala, lo que significa que los mercados son perfectamente competitivos y que los costos de producción no cambian con el nivel de producción. Estos supuestos son poco realistas, ya que los mercados en la vida real no son perfectamente competitivos y los costos de producción suelen variar con el nivel de producción. No tiene en cuenta los efectos dinámicos de los acuerdos comerciales, como el crecimiento económico y la innovación. Estos efectos pueden ser importantes, ya que los acuerdos comerciales generan incentivos para la inversión y la innovación, lo que conduce a un crecimiento económico más rápido.La realidad indica efectos contrarios a las limitaciones que presenta el enfoque neoclásico, que los ACE, al crear nuevos mercados y facilitar el intercambio de tecnología, generan incentivos para la inversión y la innovación de los países participantes. Al tener acceso a nuevos mercados, las empresas tienen la oportunidad de expandirse y aumentar sus ingresos. Esto, a su vez, incentiva la inversión en la creación de nuevos productos y servicios para satisfacer las demandas de estos mercados.
Al facilitar el intercambio de tecnología entre los países participantes, los ACE permiten que los países accedan a nuevas tecnologías que no estaban disponibles en su propio país. Esto puede estimular la innovación, ya que las empresas y los emprendedores pueden aprovechar estas nuevas tecnologías para desarrollar productos y servicios mejorados.
Por otro lado, los ACE también pueden crear un entorno más favorable para la inversión y la innovación. Al reducir los costos de producción, los países participantes pueden ser más atractivos para la inversión extranjera. La mejora de la infraestructura y la creación de un entorno propicio para la innovación, como la protección de la propiedad intelectual, pueden ser estímulos para que las empresas inviertan en investigación y desarrollo. El aprovechamiento de estos incentivos es beneficioso para el crecimiento económico de los países participantes y para mejorar la competitividad de sus empresas en el mercado internacional.
Enfoque estructuralista
El enfoque estructuralista, representado por Prebisch (1981), Celso Furtado y la CEPAL, enfatiza las asimetrías estructurales entre países desarrollados y en desarrollo. Considera que los acuerdos Sur-Sur pueden facilitar la industrialización y diversificación productiva de los países en desarrollo a través de políticas comerciales e industriales comunes y protección selectiva para promover la diversificación económica y superar la dependencia.
Este enfoque critica el enfoque neoclásico al argumentar que los ACE pueden perpetuar la dependencia económica de los países en desarrollo. Desde esta perspectiva, los ACE llevan a la consolidación de patrones de producción y comercio desfavorables para los países menos desarrollados, perpetuando así la desigualdad económica.
Las fortalezas de este enfoque están en que, al destacar las asimetrías estructurales entre países desarrollados y en desarrollo ello permite una comprensión más profunda de las desventajas y desafíos que enfrentan los países en desarrollo en el ámbito económico. La promoción de políticas comerciales e industriales comunes y la protección selectiva se propone como una solución para impulsar la diversificación económica y superar la dependencia económica.
El keynesianismo y la teoría de la dependencia nutren este enfoque, por lo que al integrar elementos a estas perspectivas, este enfoque ofrece un análisis más crítico y completo de las dinámicas económicas internacionales. Esto permite examinar de manera más detallada las relaciones económicas entre países y los impactos de las políticas de desarrollo.
No obstante, también presenta limitaciones:
Una de ellas es la simplificación excesiva de las relaciones económicas internacionales al centrarse únicamente en la dicotomía entre países desarrollados y en desarrollo, sin considerar la diversidad y complejidad dentro de cada categoría. Esto puede llevar a una visión limitada e incompleta de la realidad económica global.Se le critica por proponer respuestas basadas en políticas proteccionistas y de sustitución de importaciones, que pueden tener efectos negativos a largo plazo. Estas políticas generan falta de competitividad, inhiben el crecimiento económico y limitan la innovación tecnológica.Esta perspectiva no toma suficientemente en cuenta los cambios en el entorno económico global, como la globalización y las tecnologías de la información, que han transformado las dinámicas económicas y comerciales. Estos cambios pueden influir de manera significativa en las estrategias de desarrollo y en las relaciones económicas internacionales.Enfoque institucionalista
El enfoque institucionalista es fundamental en la comprensión de los ACE, ya que se centra en analizar las instituciones y las reglas que rigen las relaciones entre los países y cómo estas influencian el comportamiento económico. Uno de los autores destacados en este enfoque es Douglass C. North (1990). En su libro Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, North sostiene que las instituciones son el factor clave para explicar las diferencias en el desarrollo económico entre países. Establece que las instituciones son las reglas del juego en una sociedad, y el papel fundamental de éstas es proporcionar un marco para coordinar las interacciones económicas y sociales.
Otro autor importante en el enfoque institucionalista es Avinash Dixit (1980), en su obra La teoría de la regulación económica: un análisis institucionalista destaca la importancia de las instituciones en la regulación de las actividades económicas. Dixit argumenta que las instituciones no solo son necesarias para garantizar un juego limpio y proteger los derechos de propiedad, sino que también son la base fundamental para el desarrollo económico sostenible.
Elinor Ostrom (1990) es una autora relevante dentro de este enfoque. En su trabajo “Gobernando los bienes comunes: la evolución de las instituciones para la acción colectiva”, Ostrom destaca la importancia de las instituciones en la gestión sostenible de los recursos comunes. Su investigación demuestra que las instituciones bien diseñadas y adaptadas a las particularidades de cada situación pueden lograr resultados exitosos en la cooperación y el aprovechamiento de los recursos compartidos.
El enfoque institucionalista es una perspectiva teórica que busca comprender los ACE a partir del análisis de las instituciones que los constituyen. Esta corriente de pensamiento considera que las instituciones son elementos fundamentales para el funcionamiento de la economía y que su estudio es crucial para entender los ACE.
Una de las fortalezas del enfoque institucionalista es que permite analizar los ACE desde una perspectiva amplia y multidimensional. Según Schmitter (2000), el enfoque institucionalista considera no solo las dimensiones económicas, sino también las políticas, sociales y culturales que influyen en los ACE. De esta manera, se logra una comprensión más completa y contextualizada de dichos acuerdos.
Otra fortaleza del enfoque institucionalista es que destaca la importancia de las instituciones informales en la conformación y desarrollo de los ACE. Según North (1990), las instituciones informales, como las normas sociales y las prácticas habituales, también influyen en los ACE. Estas instituciones informales pueden afectar la implementación y cumplimiento de los acuerdos, así como las percepciones y actitudes de los actores involucrados.
Sin embargo, el enfoque institucionalista también tiene algunas limitaciones. Una de ellas es que puede subestimar otros factores que influyen en los ACE, como los intereses económicos y geopolíticos. Como señala Keohane (1984), los intereses económicos y geopolíticos también pueden influir en la formación y desarrollo de los ACE. Ignorar estos aspectos puede llevar a una comprensión limitada de los acuerdos.
Otra limitación del enfoque institucionalista es que puede ser difícil de aplicar en la práctica debido a la complejidad de las instituciones y su interacción. Según March y Olsen (1989), las instituciones son sistemas complejos y dinámicos difíciles de estudiar y comprender en su totalidad. Esto dificulta la aplicación del enfoque institucionalista en el análisis de los ACE, ya que requiere un análisis exhaustivo y detallado de las instituciones involucradas.
Teoría de la integración regional
La teoría de la integración regional, planteada inicialmente por Balassa (1961), examina los acuerdos comerciales como un proceso gradual que transita desde una zona de libre comercio hasta la unión económica completa. Este enfoque sostiene que los ACE pueden ayudar a los países a superar las barreras comerciales y a crear un mercado regional más integrado.
Lawrence (1997) analiza las motivaciones económicas y políticas detrás de dichos procesos. Se centra en los efectos de los ACE en la integración y la cooperación entre países. Robert Keohane (1977) y Joseph Nye (1988) han destacado la importancia de los ACE como mecanismos para promover la paz y la estabilidad en las relaciones internacionales. Este enfoque considera que los ACE pueden generar beneficios más allá de los aspectos económicos, fomentando la confianza y la colaboración entre los países miembros.
Keohane (1977) y Nye (1988) argumentan que los acuerdos económicos internacionales pueden fortalecer la cooperación política entre Estados al crear interdependencia e instituciones comunes. Esta visión contrasta con el realismo político y enfatiza los beneficios de la globalización e integración regional.
El realismo político se caracteriza por su escepticismo hacia la cooperación interestatal. Según esta corriente, los Estados toman decisiones basadas en sus propios intereses nacionales en un sistema internacional que carece de una autoridad central y está caracterizado por la anarquía. Para los realistas, los motivos ideológicos o morales tienen un papel secundario en las acciones de los Estados en el ámbito internacional.
El realismo político destaca que el poder militar y la seguridad nacional son las principales motivaciones detrás de la política exterior de los Estados. Los Estados procuran proteger sus intereses y asegurar su propia supervivencia, lo cual implica actuar de una manera que garantice su fortaleza militar y la seguridad de sus ciudadanos.
En la visión realista, la cooperación interestatal es difícil de alcanzar debido a la falta de confianza entre los Estados. Existe una constante desconfianza hacia las intenciones ocultas de otros Estados, lo que dificulta la creación de alianzas o acuerdos duraderos. Los realistas sostienen que los Estados están siempre preocupados por maximizar sus propios intereses y protegerse de posibles amenazas.
Por otro lado, el institucionalismo neoliberal, representado por Robert Keohane y Joseph Nye, argumenta que la interdependencia económica y la globalización pueden superar el conflicto interestatal y promover la cooperación. Según esta perspectiva, la intensificación de las relaciones económicas entre los países y la creación de instituciones internacionales comunes pueden sentar las bases para una mayor cooperación entre los Estados.