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Este libro está dirigido a la sensibilidad de todos, vivimos en campos de resonancias de secretos familiares y duelos interrumpidos de tiempos inmemoriales. En nuestra generación estamos sanando, todas las pérdidas, de nuestras madres, abuelas, de las dos ramas, y mucho más atrás aún. Han sido mujeres que han sufrido lo indecible, embarazos que no han llegado a término, gestaciones sin concepción, mujeres que han fallecido en partos, en abortos, niños de muerte temprana… Por hambre, por guerras, por ignorancia, por repeticiones de otras pérdidas más antiguas… Todo eso estamos sanando ahora… Son profundas heridas, memorias de dolor, patrones, programas, campos de energía, se trata del cuerpo del dolor colectivo femenino inconsciente de la historia de la humanidad. Es tiempo de sanar… lo haces no sólo por vos, por tus otros hijos, por tu familia entera, las generaciones por venir, y por esas almitas, que puedan retomar su camino evolutivo hacia la Luz. Del Prólogo de David Hosting "Letras, tinta, imágenes, poesías, historias, enseñanzas, conocimientos y revelaciones, todos es un conjunto de sabiduría transmutada alquímicamente en luz sanadora. Una guía que propone un acompañamiento terapéutico que será de gran ayuda a la humanidad."
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Seitenzahl: 375
Veröffentlichungsjahr: 2017
Editorial Autores de Argentina
García Medina, María Andrea
Acunando la luna : despertando al sol / María Andrea García Medina. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2017.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-711-898-8
1. Ensayo Literario. 2. Poesía. 3. Literatura Testimonial. I. Título.
CDD A864
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Editorial Autores de Argentina
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Índice
Prólogo Samari Luz Rodríguez
Las 13 Esencias Espirituales Femeninas
Prólogo de David Hosting
Agradecimientos
Menciones especiales
Palabras preliminares
Mapa del libro
Acuna
Primer capítulo
Domingo 13 de diciembre
Una historia como tantas…
Luna Nueva Enero de 2015
Carta de la abuela María
Comenzando el 2016
Segundo capítulo
Testimonios
Templo de la Luna
Gilda
Amalia
Edith
Marina
Annie
Florencia
Antonella
Cristina
Daniela
Analía
Guadalupe
Cecilia
Bellem
Maximiliano
Mabel
Mariela
Silvana
Susana
Ros
Magdalena
Dhyana
Tercer capítulo
Mi enfoque
Una mirada más abarcadora
Cuerpo de habilidades, artes, saberes y rituales
El acompañamiento del duelo
De la singularidad al colectivo de conciencia de género
Proyecto Sentido y Programa de Vida
Duelo desautorizado
La delegación del poder
Nuevas tendencias, un despertar ancestral
Dolor vs. Sufrimiento
El apego al dolor
Viejos y nuevos roles, más de lo mismo, nuevos atrapamientos
Sistemas de negación y encubrimiento
La relación madre/hija
Identidad Femenina
Lo personal es político
Ellas y Ellos
La doble muerte
Violencias invisibilizadas
Duelos encapsulados
Síndrome de yacente horizontal
Síndrome de gemelo solitario
La comunicación directa con los niños
Los Padres, su proceso
Otros aspectos que dificultan la tarea del duelo
Al dolor más dolor
Una búsqueda interminable
Entre conjuros y prohibiciones
El lugar del que ayuda
Mujeres nos convocamos
Vuelo compartido
Entre círculos y espirales
Había otros duelos…
La promesa del nuevo embarazo
Cuando el aborto es inducido
¿Quién decide?
La Culpa estructural
Lazos que perduran más allá de lo imaginado
Más tabúes todavía…
Etapas del duelo
Duelando ilusiones
Duelo y Resiliencia
Habilidades, prácticas y rituales
¿Cuándo una mujer llega a la consulta?
El arte de la escucha
Haciendo vínculo
La Regulación emocional
El manejo del tiempo
La validación
La devolución de cada encuentro
Somos personas en relaciones recíprocas y simétricas
Pedimos ayuda para aprender de nuestra tarea
Caminos del Duelo
Camino de la Aceptación
Indicaciones para la tarea de escribir
Camino del Perdón
Camino de la Integración
Camino de la Bendición
Camino de la Liberación
Rituales
Manifiesto de nuestros derechos luego de la pérdida
Ceremonia de integración de los hermanos no nacidos
Epílogo
Glosario
Bibliografía sugerida
A la humanidad entera en mí
Prólogo Samari Luz Rodríguez
Encuentro que este manuscrito es un manual de instrucción permanente para el acompañamiento terapéutico, enfocado en profundidad en el sensible territorio del umbral que existe entre la esperanza y la pérdida de un nuevo ser.
Cuando un profesional formado académicamente toma el lenguaje para redimensionar nuestras creencias sobre un tema tan humano y natural como el dolor, estamos ante una puerta para generar grandes cambios en nuestra vida. Hay una palabra que la autora aplica y que quiero resaltar como eje fundamental de la acción que esta obra ha de realizar en los lectores, la “invisibilización”.
Cómo el duelo no tiene lugar en nuestro tiempo histórico y cómo la carencia de la experiencia del dolor aceptado puede desconectarnos de nuestra humanidad más simple. Es un gran gusto y un reto prologar una obra literaria que logra crear un discurso totalmente innovador a la vez que integrador.
Acunar la luna: de alguna manera abrazar la desconexión, el desconocimiento e ignorancia producto de la invisibilización del dolor. Resalto el verbo “invisibilizar”, que resulta un eje fundamental para entender el lugar que ocupa el duelo en nuestra sociedad. Además de un tipo muy especial de dolor y de duelo, como bien dice, que ha permanecido encapsulado.
Vivimos un tiempo de transición de paradigmas, donde la autora logra conquistar un espacio a nuevos entendimientos sustentados en sólidos pilares científicos, académicos y filosóficos, para generar un lugar de cuestionamiento, e innovador, con un lenguaje que nos acerca a su corazón maternal, desde donde nos resulta natural y comprensible toda una serie de conceptos que podrían desestructurar numerosas creencias y “verdades” solidificadas que configuran nuestro mundo y lo que aceptamos de este.
Despertar al Sol: todo brota a la superficie para ser sanado, la autora se encuentra receptiva a la escucha de sus propias memorias y así es como se encuentra a sí misma, ante enormes nudos de dolor espiritual almacenado por generaciones en su familia. El duelo encapsulado por los no nacidos y su silenciosa huella en todos los miembros de la familia.
La Luna Nueva: para nosotras en la espiritualidad y la metafísica nativa femenina, la luna nueva representa la fase menstrual, pero también la fase del reinicio, la fase del vaciado y la renovación. También asociamos al elemento Agua donde reina el mundo emocional en respuesta a las profundidades del subconsciente, es por ello por lo que honramos el tiempo de luna nueva para darnos la oportunidad de visibilidad, de encarar lo que ha permanecido oculto, para envolverlo en amor, perdón y belleza a través de la propia comprensión y compasión por nosotras mismas. La autora ha profundizado este trabajo a mi lado a lo largo de 3 años, compartiendo y conduciendo la experiencia en un espacio colectivo, o dispositivo grupal como bien llama al Círculo de Mujeres.
Las 13 Esencias Espirituales Femeninas
Durante 2014 he comenzado un estudio, el de las 13 Esencias Espirituales Femeninas Madres Clan, partiendo de un recuerdo espiritual y encontrando su primera materialización narrativa en la tradición sioux, desde donde parto para desarrollar 13 arquetipos femeninos, los cuales, muy distantes del esoterismo, definen a 13 mujeres reales, 13 “Evas mitocondriales” que han formado sus clanes y han dejado en su descendencia cualidades, potenciales y dones, pero también profundas huellas de dolor humano forjado en la experiencia vital.
El caso es que María Andrea ha participado activamente en este ciclo anual haciendo una meditación mensual a cada Madre Clan. Comenzamos con la luna de enero, para mí como autora de esta información renovada por una nueva visión establecida en la metafísica, superando a la tradición devocional, ha sido un profundo viaje interno que ha podido hacer emerger memorias muy profundas, llevándome tanto a mí como a las mujeres que entraron en esa dimensión subconsciente a trabajar, cada mes, a vivencias de ambas polaridades de cada uno de estos arquetipos.
Para ella, una mujer hija de la “Luna de Transformación”, la medicina ha sido la de resolver de una forma innovadora las memorias acumuladas en la ginergía (energía femenina) familiar, para dar un paso más allá. Cuando una mujer llega a sus 52 años, llega a un vórtice, atraviesa un umbral hacia el camino de la sabiduría.
María Andrea se descubre a sí misma con toda la vitalidad y en un acto de valentía casi heroico por ella misma y sus antepasadas, toma la fuerza de toda su experiencia, conocimiento y las posibilidades que tiene en esta fase de su vida, para formular un campo de estudio totalmente necesario, urgente, con una mirada benevolente.
Esta es la edad de la Abuela, esa es la energía amorosa y maternal que encontramos en su discurso, lleno de vitalidad, energía que ella renueva en cada acompañamiento terapéutico, y esa es la otra de las grandes características de este libro, su gran valor terapéutico, más allá del tema tratado. Muestra una base humanista en el trato a las personas, despertando en el terapeuta cualidades esenciales para este nuevo tiempo.
En medio de todo este cúmulo de energía que se entreteje, ella construye un legado partiendo de su propia autosanación para extenderlo a todo el género femenino, y así a la pareja, a la familia, a la sociedad y al mundo.
Samari Luz Rodríguez
Prólogo de David Hosting
Mucho más que historias, esto es arte, es poesía; este camino terapéutico será de gran ayuda a la humanidad.
Andrea aquí deja fluir desde su corazón una luz que, indudablemente, llegará a develar secretos que estaban allí en zonas oscuras del alma. Desde aquí, aquello que es iluminado perderá la fuerza que ejercía desde lo oculto.
Y no solo te serán reveladas aquellas cosas que influenciaban para tu dolor, sino que, encontrarás tesoros que también estaban ocultos; al hallarlos será inevitable emocionarte y saberte poseedor/a de todas esas virtudes que tus ancestros guardaron para ti.
En mi experiencia como terapeuta y consultor he observado que mucha gente se encuentra atrapada en sus secretos, y que cuando los ven, comienzan a solucionar, pueden diseñar un recurso de salida, pueden pedir ayuda o simplemente resolvieron al salir al descubierto las causas de su dolor.
Andrea expone con maestría su experiencia, ella no solo se quedó con las herramientas como psicóloga, sino que emprendió un camino de búsqueda y de encontrar nuevas herramientas que primero pasa por su propia experiencia, y eso me gusta mucho de su persona.
Estoy seguro y más que seguro de que este libro te elevará, te llevará hacia donde debas ir, te hará un recorrido por donde tengas que recorrer, y en cada rincón de tu alma hallarás sosiego y paz.
Yo personalmente no tengo ni la más mínima duda de que somos Uno, y somos seres plenos y completos, pero la experiencia humana basada en el error de la separación nos ha traído hasta aquí, a una experiencia desconcertante de necesidades y carencias. Ahora hemos de sanear este error de percepción y para esto se han abocado personas como Andrea, al trabajo de iluminar, de mimar el alma, de abrazar corazones, de comprender y al mismo tiempo acompañar en el camino de regreso a la Verdad.
Letras, tinta, imágenes, poesías, historias, enseñanzas, conocimientos y revelaciones, todo es un conjunto de sabiduría transmutada alquímicamente en luz sanadora.
David Hosting
Agradecimientos
Especialmente pido a los lectores seguir atentamente los agradecimientos, porque el acto de agradecer es uno de los más bellos dones del Alma.
En cada uno de ellos, se gesta el espíritu de este proyecto, en un campo de resonancias que va a permitir la apertura del corazón.
Por lo tanto agradezco:
v A vos, por tu disposición, por tu tiempo, por tu sensibilidad.
v A la Fuente de la Vida, de donde todos provenimos.
v A mis padres, Aurora y Federico.
v A mis abuelas, María y Agueda.
v A mis hermanos, Federico, Susana y Cristina, también y muy especialmente a mis hermanos no nacidos, fuente de motivación de esta obra.
v A mi querido hijo Juan Francisco.
v A toda mi querida familia, de las dos ramas.
v A Samari Luz Rodríguez, hermana de la vida, la cual me ha acompañado amorosamente con los mensajes de Emanuel para este libro.
v A Emmanuel por su asistencia celestial, generosa, sostenida y permanente.
v A Viviana Rodríguez, amiga entrañable, astróloga y terapeuta floral, por su apoyo incondicional en este proyecto.
v A María Montserrat Bertrán, escritora y poeta, por la belleza de su poesía.
v A Gilda Sessone, hermana del alma, artista plástica y poeta, con su testimonio de belleza y poesía.
v A David Hosting por haber creído en mí y en esta obra.
v A todas las mujeres que me han autorizado a publicar sus palabras, a mis amigas, hadas guardianas de este sueño.
v A todos los no nacidos de las familias consultantes, esos seres de Luz que hemos reintegrado.
Menciones especiales
Hago mención especial:
A Casilda Rodrigañez Bustos, bióloga española, por su mirada tan aguda, valiente y brillante sobre la condición femenina, una perspectiva revolucionaria, pionera, totalmente innovadora.
A Claudio Naranjo, médico psiquiatra chileno, que me ha permitido entender los orígenes del Patriarcado como sistema hegemónico de poder al servicio de la supervivencia de la especie en el Planeta.
A Eckhart Tolle, quien me ayudó a comprender el concepto del “Cuerpo femenino del dolor”, el que reside en el inconsciente colectivo de la humanidad.
A Jean Shinoda Bolen, que me animó en la búsqueda del camino como mujer, en el encuentro con la divinidad que hay en mí. Y en el impulso hacia la construcción de los Círculos de mujeres, como tarea urgente para el resurgimiento de la humanidad y el planeta.
A Samari Luz Rodríguez, quien me acompañó en la formación de la metafísica nativa, que representa la sabiduría de las culturas originarias de América. Dentro del Camino Rojo, y la Cosmovisión Andina, su propuesta de sanación de lo femenino. Y quien me acompañó en la canalización del mensaje de Emmanuel para este libro.
A Bert Hellinger por su desarrollo en el campo de las Constelaciones Familiares Sistémicas.
A Enric Corbera por su método de la Bioneuroemoción, y su visión cuántica del Transgeneracional.
A Anne Ancelin Schüstenberguer, pionera en Psicogenealogía.
A Elizabeth Kübler-Ross, con quien comprendí la muerte como un nuevo amanecer.
A Miranda Gray, fundadora junto con otras mujeres del movimiento mundial de Bendición de Útero y Bendición de Linaje Ancestral Femenino.
A David Hosting con su estímulo permanente a través del Programa Matrix, la PNL, el Curso de Milagros, y su enfoque a través de su taller “Las Cartas del Perdón y la Gratitud”.
Palabras preliminares
Mapa del libro
Este libro está dedicado a todos aquellos que han atravesado la experiencia de la pérdida de un hijo en gestación, la pérdida de hermanos en gestación, a aquellas mujeres que están buscando su maternidad anhelantemente y la siguen buscando…
Va dirigido a la sensibilidad de todos…, ya que todos cargamos en nuestros clanes, en nuestras familias, sabiendo y sin saberlo, a esos seres que no pudiendo llegar a la vida, han dejado una impronta en la espera, en el dolor, en el amor, y merecen ser nombrados, amados y honrados
A modo de introducción, este libro se desarrolla en tres capítulos, en el primero comparto una mágica travesía transitando cada una de las 13 lunaciones desde la primera luna nueva de enero de 2015.
En este primer capítulo despliego mi historia personal, que se desenvuelve desde un hilo conductor, sin la intención de realizar una autobiografía; sino de compartir desde mi nacimiento los tramos más sensibles, siguiendo este hilo hasta mi segundo nacimiento, a los 52 años.
La sobreabundancia de puntos suspensivos a lo largo de todo el libro es de alguna manera una invitación a pensar…
El primer capítulo describe el reencuentro con mis abuelas y hermanos no nacidos.
En el segundo capítulo, comparto los testimonios, las historias de las mujeres, hermanas, mis consultantes, acompañadas de poemas y cartas.
El tercer capítulo, propone una introducción al duelo, una mirada histórica de la situación social de la mujer, y una guía de trabajo en una serie de prácticas en la ayuda del trabajo del duelo gestacional y perinatal.
Dicha guía propone en primer lugar el acompañamiento desde un vínculo jerarquizado. “Acunando la pérdida”, algunos conceptos claves como son: la escucha activa, la empatía, la validación, la regulación emocional y el manejo de los tiempos. También propongo una revisión de algunos aspectos del rol del acompañante en duelo.
El esquema de trabajo que desarrollo, como una integración y un aporte personal, es en función de cinco series de prácticas o caminos, cinco ejes conceptuales.
El Camino de laAceptación de la experiencia de la pérdida, recreando las circunstancias en pos de tomar lo que la vida nos brinda en esa experiencia, aprendiendo a retirar los juicios de valor, del bien y del mal. Aprendiendo del concepto de “aceptación”, como cese de todas las resistencias, hacia el concepto de “rendición incondicional” desde la “entrega incondicional” a lo que “es”. La ACEPTACIÓN, como la llave y la puerta de entrada, la antesala del proceso de sanación. Un concepto crucial para abrir en un estado de pacificación interior, abriendo el camino hacia el Perdón.
El Camino delPerdón, desde el concepto de aceptación y comprensión. Sanando la creencia de culpabilidad. Distintos niveles del perdón y autoperdón de la mujer a sí misma y a la experiencia de la pérdida, ya sea natural o provocada. El Perdón, fuente de toda curación.
El Camino de laIntegración, en primer lugar, en la integración de la experiencia en sí misma. En segundo término, en la posibilidad de ofrecer un lugar reconociendo a este hijo, dándole una identidad, un espacio en nuestro corazón y en la trama familiar.
El Camino de la Bendición, como acto que implica darle la bienvenida a este hijo junto con la valoración de la experiencia en sí misma, honrando su brevedad .No desde el apego al dolor, sino desde la sabiduría en la aceptación del misterio de ese lazo sagrado que une las Almas, aun en estos acuerdos de corta vida.
El Camino de laLiberación está constituido por oraciones, para brindarle a cada uno la continuidad de su viaje hacia la Luz, en el camino de su evolución.
Para finalizar, una serie de rituales, ceremonias, un epílogo y oraciones.
Comienzo a nombrarte… buscando tu propio nombre…
“Acunando la Luna Vacía”.
“Acunando tu vientre lunar”.
“Acunando la Luna, despertando al Sol”.
“Acunando historias de la Luna al Sol”.
“Historias que acunan la Luna de camino al Sol”.
“Acunando mi vientre de la Luna al Sol”.
“Acunando la Vida…”.
Acuna
Acuna tu sueño, Acuna tu latir, Acuna tu respirar, Acuna observando tus ojos de niño Acuna tus emociones Acuna tu día, el que vivas hoy y siempre Acuna tu existencia en esencia calma en tus brazos Acuna tus miedos Acuna el reflejo de tu mirada en ti Acuna en tus brazos Acuna tu mirada más amorosa Acúnate y acunarás toda una eternidad en esos ojos pequeños que se entrelazan con los tuyos Acúnate, ahí estás, ahí están todos Acúnate en AMOR eterno, única realidad existente Acúnate Ahora Acuna tu sueño”
Dhyana Ratto
Primer capítulo
Domingo 13 de diciembre
Es media tarde y deseo escribir. A su vez tengo miedo, mis resistencias me dicen que tendría que estar haciendo otra cosa, tantas cosas, otras…
Calor, fin de año, intensidad, trabajo, mucho trabajo, amigas, tareas pendientes, compromisos, despedidas… eventos… balances… corridas… las fiestas…
Cierres, aperturas, vacaciones, cambio de gobierno… Escepticismo en algunos, esperanza en otros… Calor, mucho calor… Una mezcla de cansancio, adrenalina… y voces internas que me dicen… “no vas a poder…”.
Acá estoy, desafiando mi historia, de presencias y ausencias. Ausencias de los que no pudieron nacer… que me acompañaron toda la vida desde mi nacimiento, en la oscuridad del secreto familiar…
Por eso este libro es respuesta a una deuda, casi una obligación que se me impone desde dentro…
“Madre e hija de mí misma, vine a parir estrellas, me doy a luz, una y otra vez.
Llevo abierto el corazón, espirales de raíces y planetas, el cosmos manando por mis venas, una hoguera latiendo dentro, fuego de sueños avivando el alma, prendiendo la memoria de mis ancestros, convirtiendo en ceniza todo lo que en mí se sembró sin Ser de la Tierra.”
--Hermana Águila-- (Ada Luz Márquez)
Desde dónde, desde cuándo… elijo situar el inicio de este trabajo interno… En realidad viene desde mi nacimiento, el 11 de marzo de 1963 y desde antes también…
A mis 13 años que, mientras atravesaba una adolescencia dramática, y gracias a mi hermana Cristina, inicio mi primer proceso de terapia individual y grupal.
Empiezo así un recorrido de toda una vida… y de casi 30 años de psicoanálisis y todo tipo de abordajes, psicoterapias breves, focalizadas, psicodrama, cartas natales, talleres vivenciales de todo tipo, gestálticos, sistémicos, Constelaciones Familiares.
Además de mi formación de posgrado en los últimos aportes de las nuevas corrientes, tanto en la Cognitivo-Conductual, como en Neurociencias, y en Metagenealogía. Como así también incursioné en terapias holísticas, alternativas, Cosmovisión Andina, Registros Akáshicos, Numerología, Meditación, Mindfulness, Reiki, Llave Mariana, Metafísica, Técnicas de trabajo corporal, Oración, Círculos de mujeres, MaikU, Retiros espirituales, incontables búsquedas…
Hasta hoy me define una participación activa, militante, en distintas plataformas y programas de meditaciones masivas mundiales. Tanto para la apertura de portales… preparando el Nuevo Tiempo, con la llegada del 21 de diciembre de 2012, como así con posteriores objetivos, fundamentalmente contribuir a la evolución y al despertar de conciencia, por la Paz del Planeta.
Estos últimos 10 años, me he dedicado al trabajo con mujeres, con las que he trabajado toda mi vida. Lo diferencial ha sido el enfoque y el encuadre, en lo que se ha dado en llamar el despertar de la Nueva Conciencia Femenina.
Como paciente/consultante, y profesional, me formé y capacité a través de cursos y carreras de posgrado, realizando una búsqueda y construcción permanentes.
Fundamentalmente, en la tarea cotidiana con mis pacientes, o consultantes, día a día tejiendo y entretejiendo nuestras subjetividades… Entramándome en historias, espejándome en un vuelo compartido, de casi 30 años de ejercicio profesional.
Según Irvin Yalom1, “La psicoterapia es, ante todo, un acto de amor a la verdad”.
Yo agrego que es, ante todo, un acto de fundación de la propia verdad… La psicoterapia es ante todo un acto de escribir la propia verdad… de escribirse y reescribirse una y otra vez, infinitamente…
Como dijo una colega, Liliana Fasano —que junto con Elena Noceda coordinaron un grupo de psicodrama del que participé, en el Instituto Levy Moreno, presidido por Dalmiro Bustos—, “hay ciertas situaciones traumáticas, que como proceso de resolución, llevarán toda una vida, como trabajo y proceso de elaboración”.
Por ello el propósito de este libro es escribir, inscribir, reinscribir, para fundarme y refundarme tantas veces como sea necesario…
“Escribir significa abrirse desmesuradamente, la más extrema franqueza y la más extrema entrega en la que todo ser por sí cree perderse”,
de Kafka a Felice Bauer.
¿Cómo y cuándo comienza este proyecto y la necesidad de comenzar a escribir este ensayo?
Podría situarlo en el verano de 2015, hacia mis 52 años, según el calendario maya, se trata de haber pasado por todas las combinaciones de kin y fecha gregoriana, hasta que vuelven a coincidir el kin de nacimiento y la fecha del calendario. Un nuevo nacimiento que se comienza a gestar en la primera luna nueva de enero de 2015, en Merlo, San Luis, bajo las hermosas Sierras de los Comechingones en el Valle del Conlara. Gracias a un descanso vacacional en familia, en un mágico lugar, la montaña, que invita y convoca lo más sagrado.
“Madre e hija de mí misma, vine a parir estrellas, me doy a luz, una y otra vez…
…pariendo la historia de mis ancestros…”
Son palabras de Ada Luz Márquez, que me resuenan en esta Luna Nueva de enero de 2016, transitando la 13 lunación, que cierra el Ciclo Lunar completo anual.
Es necesario hacer una breve introducción para entender el trabajo realizado durante las 13 lunaciones, que van de enero de 2015 a enero de 2016, y cómo me han mostrado el camino. Estas Esencias Espirituales Femeninas se me fueron revelando mediante una secuencia de sincronicidades, en el alumbramiento de cada suceso, en este parirme a mí misma, y como dice la poesía de Ada Luz, “pariendo la historia de mis ancestras…”.
Según Samari Luz Rodríguez, a partir del trabajo de Jamie Sams,Las Madres Clanson representaciones arquetípicas de las 13 lunas o ciclos lunares del año solar. Son 13 esencias espirituales femeninas, siendo posible también que hayan sido mujeres reales, de carne y hueso de las cuales realmente descendemos todos los seres humanos, conservando ese vínculo en el ADN mitocondrial.
Por sincronicidad, concepto tomado de C. G. Jung (psicoanalista suizo 1875-1961) se explican las coincidencias entre nuestro mundo interior subjetivo y los acontecimientos del exterior. La sincronicidad muestra el enlace de los fenómenos que no tienen que ver estrictamente con la lógica causa-efecto. Es un principio que revela la interrelación entre todo lo que sucede en nuestras vidas. Pone de manifiesto que todo tiene un sentido, un orden implícito, un diseño. Así como el tradicional proverbio oriental que dice: “Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro”. La inferencia de este principio de sincronicidad es que cuando se está receptivo, en una búsqueda, en un camino de crecimiento, la vida nos va a proporcionar las personas, las situaciones y las experiencias, se nos van a ir mostrando los indicios, las señales, las coincidencias significativas, para resolver, para realizar, para todo lo que ha de ser plasmado en nuestro sendero evolutivo.
El comienzo de este proceso fue en la primera Luna Nueva de enero de 2015, ya que se gestó un encuentro profundo con mis hermanas Susana y Cristina, evocando nuestra familia, y recordando juntas, como no lo habíamos hecho hasta ahora.
La primera lunación del año, en esta tradición, es la Luna que se relaciona con los cuatro Elementos, que representan la familia originaria en la Tierra. Representa también “La mujer que habla todos los lenguajes. El lenguaje del agua, del aire, del fuego y de la Tierra…”.
Convocando la escucha y la palabra, a la propia familia, reintegrando los silencios, los no nacidos, recuperando nuestra comunicación, redescubriendo la capacidad de hablar; memorias, confesiones dolorosas. Mucha revelación…
Hoy sábado 9 de enero de 2016 (finalizando el ciclo lunar de las 13 lunas), recién llegada, desembarcando todavía de un crucero por el Atlántico, retomo la necesidad de escribir sobre este ciclo lunar.
Correspondiéndose con la Esencia Espiritual de las Madres Originarias, “La Mujer que emerge de sí misma, la autocreación…”. Y la que integra las 12 lunaciones anteriores, la Luna de Transformación.
Desde el corazón del océano, movilizada por los misterios del mar… Habiendo nacido en tierra de mar, Mar del Plata; y ahora en el Río de la Plata, un cordón de plata me atraviesa, me liga desde mi nacimiento: el mar, el río, la tierra, el mar… Vida, útero, muerte, vida…
Cierro los ojos, y evoco la sensación más placentera de mi infancia, me siento sumergida debajo de una ola, hundiéndome y elevándome… Entregada en el oleaje con mi cuerpo libre, flotando… sumergido y resurgiendo desde las corrientes internas del mar…
Ha sido un viaje a través del cual pude conectar con esa parte de mi naturaleza, con la fuerza primigenia que tiene el agua, el mar en mi historia, en toda mi vida desde mi nacimiento. El agua gestacional, el útero de mi madre, sus aguas internas. También, escenarios de vida y muerte…
“La escritura, como cualquier otro espacio vital, soporta, retiene y reproduce las represiones y los puntos ciegos en torno a los cuales se estructura lo inconsciente”.
Liliana Mizrahi2
Hoy, 13 de enero de 2016, en soledad, mi espacio sagrado, en ceremonia íntima de luna nueva, desde mi hogar, mi templo, emergiendo, gestando y recreándome, resurgiendo transformada… Renaciendo…
Renaciendo a través de la escritura… dejándome sentir el balanceo, el movimiento del barco… probablemente resonando con información codificada de mi agua gestacional, de todas mis aguas, las que habitan mis memorias más antiguas… En la memoria de mi Alma…
Es muy probable que se activaran las memorias de nuestros ancestros que vinieron en barco cruzando el Atlántico desde el viejo continente, España.
Recuerdo, hace muchos años, en un viaje que hice a Nueva York, con 29 años, fui a visitar el Museo de los Inmigrantes, en Staten Island, recuerdo que no bien entré y vi los murales con las gigantografías de aquellos inmigrantes bajando de los barcos, con sus equipajes, familias… madres, padres, hijos… sentí algo que nunca había sentido hasta ese momento, y me quebré, me largué a llorar… y no me podía reponer, no entendía por qué…
Ese día no me lo voy a olvidar más… Evidentemente estaba resonando con algo muy profundo en la historia de mi árbol genealógico, pero no sabía bien de qué se trataba… Ese día estuve todo el día en el museo, y no me quería ir de allí… Deseaba conservar lo que estaba sintiendo y atesorarlo en mi corazón, sabía que era algo muy importante para mí…
Luego de un tiempo me enteré de que probablemente una de mis abuelas, Agueda Medina, la madre de mi padre, haya fallecido en un barco viniendo para la Argentina, luego de dar a luz a una beba, y con sus tres hijos pequeños, uno de ellos, mi padre.
Esta abuela paterna, de la cual evidentemente nadie pudo hablar, un duelo que no se pudo hacer, demasiado dolor en una situación límite.
Se dice que este abuelo Enrique tuvo que regresar a España solo con sus cuatro hijos, y que conoció a una vecina, que recientemente había tenido un bebé que había nacido muerto. Una coincidencia por la cual se ofreció como “ama de leche” para amamantar a su hija también recién nacida. Antonia, la señora con la cual luego se casaron y tuvieron una hija más, e integraron una nueva familia. De la cual, mi padre dice haber tenido “la mejor mamá del mundo”.
Son resabios de cierta idealización, se sabe que es una defensa en los duelos, no invalidando su aprecio por esta madre de crianza que cumplió una labor fundamental.
Con esta abuela Agueda Medina, madre biológica de mi padre, fallecida al poco tiempo de dar a luz a su hermana menor, después de muchos años, comienzo a conectarme con ella. Ella marca mi vida en muchos sentidos, a pesar no haberla conocido, y de que mi padre, su hijo, jamás hablara de ella.
Según la tradición nativa americana, el “Gran Misterio”, el “Gran Espíritu”, creó al Sol y a la Luna, como entidades espirituales que nos rigen y ordenan y nos facilitan nuestro desarrollo, nuestros ciclos en la Tierra.
Desde la sabiduría de estas culturas ancestrales, todo es Vida, y todo lo que nos rodea es parte de nuestra familia planetaria, los cuatro elementos, el agua, el aire el fuego y la tierra, son parte de nuestra familia originaria.
Para esas culturas el orden de la vida cotidiana estaba regido por la Luna, y la Luna representaba lo femenino en todos, en la creación. El principio femenino de la Naturaleza.
Para estas tradiciones, los ancestros tienen un valor muy especial, son nuestros abuelos de sabiduría, los que nos marcan y conducen nuestros destinos.
La función más importante que cumplen nuestras abuelas es la de Bendición…
La Psicogenealogía trabaja en la reconstrucción del Árbol, la historia del Clan, el valor de los que nos precedieron. Tomando de allí, la Fuente desde donde nos viene la vida y su continuidad.
Actualmente están resurgiendo todas las especialidades de la psicología familiar, que integran la visión del “transgeneracional”. Especialmente es muy valioso en el enfoque de las “Constelaciones Familiares”.
Su papel fundamental de sanación es la reconciliación. Desde los que ya no están con nosotros en este plano, pero siendo posible recuperarlos y reintegrarlos a la trama familiar, desde el “Alma” del grupo familiar. En nuestro corazón, y hacia las futuras generaciones.
Resonando con el valor de los que nos precedieron, de nuestros ancestros y tradiciones, en la Tradición de la Luna, las mujeres nos hemos reunido en ceremonias, en las distintas fases lunares, a danzar, cantar, orar, a rendir homenaje a la “Vida”, a la Naturaleza, a nosotras mismas.
Nos hemos reunido en Plenilunios, en Novilunios, en cada fase lunar, invocando distintos aspectos y representaciones de acuerdo a los símbolos y las estaciones, los hemisferios, evocando la magia de nuestra femineidad…
Nos sentábamos en rondas alrededor de una hoguera, lo recuerdo de tantas vidas con mucha emoción.
Voy despertando el recordar, siendo este cada vez más vívido. Como tantas mujeres… mujeres y algunos hombres también, despertamos a una nueva sensibilidad.
Recordar viene etimológicamente de “volver al corazón”.
Las mujeres hemos sido alquimistas, sacerdotisas, brujas, sanadoras, curanderas, abuelas de conocimiento, mujeres medicina y también hemos sido perseguidas por ello, simplemente por seguir nuestra esencia.
“Soy hija de la Tierra
Navego con la Luna
Me guía una estrella poderosa
Hacia el corazón del Sol”
“Canción medicina” de Bendición Maikú
Hoy en el Planeta todavía sabemos que muchas mujeres permanecen en la oscuridad, el silencio, la violencia, el ostracismo, la mutilación, la ablación, los femicidios, las distintas formas de discriminación, marginación y exclusión social.
El Planeta Tierra en cuanto el principio femenino de la Vida, y como un Ser viviente que es, también está manifestando su dolor y su transformación.
Las Ceremonias de Luna Nueva, en el transcurso de 2015 y la primera luna de 2016, ya que son 13 lunaciones, han sido recorridas por cada una de las Esencias Espirituales Femeninas, Madres Clan.
Tomo como punto de partida este bellísimo trabajo, ya que ha significado para mi año 2015 un verdadero viaje iniciático. En él, le permito a mi Alma que me conduzca a una búsqueda apasionante de reconstrucción de mi historia familiar desde las raíces de mi clan, mi Árbol genealógico.
Mi intención es compartir esta búsqueda, la reconstrucción y resignificación de mi historia, y compilar el aporte de testimonios de muchas mujeres, pacientes, consultantes, amigas, hermanas de otros países, mujeres que tan valientemente me autorizaron a publicar sus testimonios.
Aquí estoy, interpelando mi historia… Desafiando una inercia de ausencias, secretos y silencios… Una historia, mi historia, que pudo haber sido silenciada como tantas… que fue invisibilizada por mí hasta que me pude comenzar a escuchar, a ver de otra manera… A los 52 años…
Una historia como tantas…
“Escribiré desnuda, a cuerpo descubierto, contemplando mis propios estremecimientos. Hablaré de costado, como siguiendo una huella, mientras quedo capturada en la trama profunda de una escritura que compromete mi vida entera en cada párrafo de mi historia.”
Liliana Mizrahi *
Hoy decido compartir mi historia, y darles voz a los que no tienen voz… Con este libro asumo la intención de reintegrar a los que no pudieron llegar a nacer, a los que quedaron fuera de la trama familiar… a los no nacidos.
Este libro intenta dar cuenta del dolor de las mujeres, cuando no pueden poner en palabras la experiencia de la interrupción de un embarazo, de una gestación que no llega a su término… Ya sea natural o provocada… De la muerte de una madre, o de un hijo. Del vínculo sagrado que une las almas…
Este libro intenta dar cuenta de mi búsqueda, la búsqueda de toda mi vida, la de intentar conocer y comprender el dolor de mi madre…Y también ir más allá, intentar comprender el dolor de mis abuelas…
Comprender el dolor de mi madre es comprender mi propio dolor, el de tantas mujeres… en estos tiempos… en otros tiempos… en todos los tiempos…
Buscándote
“No encuentro metáfora
Que se atreva a describirte
Ni imágenes que no sangren
No existe verso
Que acepte describirte
Y soltarse confiado de mi mano.
No hay palabras
Que quieran significarte
Ni nada que rime
Con la nada
No recuerdo un recuerdo
Que no sufra
Al verte huir
Y tener que renacer de tu ausencia”
A mi madre
Mariana Campitelli
Buscándote… te seguiré buscando… Quizás tengas algo para mostrarme… todavía…
Según cuentan los dichos familiares, mezcla de discursos femeninos, de hermanas y tías… se dice que mi madre tuvo conmigo un embarazo deseado, que si no llegaba naturalmente se disponían a adoptar… Fui la hija de la madurez, luego de muchos años… Mis hermanos mayores me llevaban 15, 16 y 17 años.
Por esos tiempos mi familia su muda de Bahía Blanca a Mar del Plata, una mudanza impulsada por mi padre, no aceptada por mi madre. La mudanza es motivada por la restitución de su cargo en la carrera judicial, gracias a la democracia, luego del golpe militar. Le ofrecen Bariloche o Mar del Plata y eligen la ciudad balnearia. Mi padre viaja durante dos años, hasta que logra mudar a toda la familia.
Mi madre queda embarazada, a los 39 años, tiene un embarazo que exige reposo, y con la gestación avanzada, hace un cuadro de peritonitis, el cual pone en riesgo la vida de las dos.
Hace 53 años atrás una cirugía de esa complejidad, con un embarazo tan avanzado, implicaba una decisión médica que apuntaba a salvar al menos la vida de una de las dos. Finalmente, luego de la cirugía nos salvamos ambas.
Mi madre continúa el embarazo, y nazco por parto normal, momento en el cual se había puesto en auge la tendencia del parto sin dolor, y mi madre tiene un parto benevolente. Según refieren, sale de la sala de partos, caminando conmigo en brazos. Mi hermana Cristina relata que ellos estaban recién llegados de Bahía, y luego de asistir a su primer día de clases en el Colegio Nacional, fueron a la Clínica Modelo donde me conocieron, con mucha emoción.
El contexto de mi infancia y mis primeros años fueron de tres hermanos mayores que pronto partieron del hogar familiar, quedando la casa vacía, en el marco de la depresión de mi madre, una depresión muy profunda.
Una depresión que se tradujo en muchos viajes a Bahía Blanca, para ser cuidada por su familia, sobre todo por sus hermanas, mis tías. Incluso volver a Bahía, gracias a su enfermedad, le permitía reconectar con su familia de origen. Es esta separación familiar y duelo por dicha pérdida lo que no pudo superar.
La enfermedad que recrudecía con síntomas de desborde y violencia, convirtiéndose en un cuadro que en el transcurso de los años se transformó en un cáncer de pulmón. Entre los 60 y los 64 años la fue apagando lentamente.
Siempre y desde muy tempranamente supe lo que muchos años más tarde se fueron confirmando como algunos silencios, secretos familiares, que ninguno de los dos, ni mi padre ni ella pudieron revelar…
Era un tiempo histórico particular, dictadura militar, Malvinas…
Y justamente en este marzo de 2016, que se cumplen 40 años del golpe militar en la Argentina.
Dolor en el Alma… en el corazón… una profunda tristeza… que es un registro que me acompaña desde siempre… Y me dejo sentir… me lo permito.
Recuerdo que desde niña tuve diarios íntimos en los que escribía todos los días. Mi pensamiento más recurrente era la pregunta por mi derecho a vivir… Una forma de pensamiento en parte consciente y parte inconsciente, que plasmaba en escritos que aún hoy conservo.
Luego, de adolescente, cuando me fui a vivir sola, a los 18 años, lo escribía en las paredes con aerosol, de un departamento de un ambiente, en Buenos Aires, cuando me mudé para estudiar la carrera de Psicología…, todavía lo recuerdo, en la calle Juncal entre Larrea y Azcuénaga…
Me resulta más que difícil escribir mi historia, a pesar de que siempre lo hice… me escribí para poder vivir… y me seguí escribiendo toda mi vida… Tengo diarios desde mis cinco años, y cartas infinitas… hacia mis hermanas, amigas, mi madre y mi padre.
Se fueron yendo del hogar familiar primero Federico, después Susana, y en tercer lugar Cristina y ella fue testigo de los duros embates de la convivencia con nuestra madre… Cris fue mi compañera, a pesar de la diferencia de edad, la que me “rescató” en muchas situaciones límites de mi adolescencia.
Y con Susana, a través de cartas, aprendí a escribir, y desarrollé el amor por la escritura, por las largas, larguísimas conversaciones con Suna en papel, en sus largos viajes.
Es más, recuerdo que aprendí a amar este género literario, cuando llegó a mis manos a la edad de 15 o 16 años el libro Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke. Un libro que fue mi referente durante los años más difíciles, que me dejó profundísimas enseñanzas…
Un libro que amé, y cuando mi hijo Juan Francisco cumplió 17 años, se lo ofrecí, pero que no leyó a pesar de mi insistencia… La era de la tecnología los confronta con otros avatares…
Crecí… nací…, y renací tantas veces desde y gracias a la escritura… Escribo para refundar mi nacimiento… Escribí para sobrevivir, escribo para vivir… y seguir viviendo…
“Escribir es un modo de hilar: una palabra conduce a otra y bajo el silencio de las esferas tejemos de la misma fuente… Tejo y destejo. Escribo para no claudicar.“
Liliana Mizrahi
Solo que esta vez tiene un objetivo certero, que lo voy a traducir en un libro, y este es el desafío, saber que se abre al mundo… Salgo del espacio de la intimidad, del anonimato, del silencio…, detrás de un velo…
Intento salir, de un lugar bien escondido, detrás del telón… Donde estuve la gran parte de mi vida… Desaparecida, ausente incluso para mí misma, invisibilizada…
Y resurgen esos registros de desamparo, de extrema vulnerabilidad, pero también un reconocimiento que gracias a lo que me ha tocado vivir, en los momentos de mayor dolor existencial, puedo identificar que han sido los momentos de mayor conexión, de búsqueda espiritual, de transformación, de profundo aprendizaje…
Volviendo a mi historia, crecí en un ambiente de hermanos mayores, una casa con ruidos, colores, movimiento, amigos de mis hermanos, hasta que a mis 6 años, se casó Federico, mi hermano mayor, al poco tiempo Susana y Cristina se fueron a estudiar al interior del país.
Con idas y vueltas, finalmente se terminaron yendo todos. La casa quedó vacía con una madre desequilibrada y un padre enteramente dedicado a su trabajo.
Fueron años de soledad, de aprender a vivir con el desequilibrio de mi madre, con su depresión y su violencia.
Mi padre no pudo intervenir, de manera de preservarme de algún modo…
A veces pienso que mi madre, de haber tenido la posibilidad de un diagnóstico, y un tratamiento, quizás, una internación psiquiátrica… Las veces en que mis hermanos hablaron con mi padre, y se intentó, no se pudo lograr nada, ella no lo permitió, se resistió siempre a la ayuda profesional. No se dejó ayudar…
Fueron años, donde me quedaba a dormir en las casas de mis amigas, buscaba refugio en la casa de mis hermanos, intentaba escaparme, siempre me consolaba la idea de irme de casa no bien terminara la escuela secundaria.
Y así lo hice, finalizada la adolescencia, a los 17 años, sabía que me iba a ir a estudiar a Buenos Aires, ya sabía la carrera, faltaba el permiso y el apoyo económico de mi padre.
Con mi terapia, a esa edad, trabajé arduamente la relación con mi madre y mi mundo interno, el mundo emocional de una adolescente es drama y tragedia por definición… No fui la excepción…
Un año más tarde, a los 18 años, pude venir a estudiar y a vivir a Buenos Aires. Conseguí la aprobación de mis padres, me vine con dos compañeras del colegio, Andrea y Adela, las tres íbamos a estudiar, nos alquilamos un departamento en la avenida Santa Fe, por medio de la familia de una de las chicas.
Pude rendir en la Universidad de Buenos Aires, ingresar, a pesar del desafío de un examen de ingreso muy exigente. Recuerdo, en la etapa de gobierno militar de 1982, año de la guerra de Malvinas, solo había 200 vacantes y más de 2000 inscriptos. Alumnos con puntaje de años anteriores que quedaban afuera y lo seguían intentando… Era un panorama de muy escasas posibilidades…
Hice paralelamente el ingreso en una universidad privada para no perder un año, y finalmente pude ingresar, con un muy buen puntaje a la Universidad de Buenos Aires. Parecía un milagro, recuerdo la satisfacción del logro.
Buenos Aires, una mega urbe, una nueva realidad, una complejidad mayor de la que podía procesar… Estuve en distintas casas, de familiares, mi tía Tita, en lo de mi prima María Luisa en Caballito, un verano, hasta que pudimos alquilar con dos amigas, mis compañeras de Mar del Plata.
Fueron años oscuros, la dictadura, mi madre me había puesto una condición, que me daba permiso para venir a estudiar siempre que no participara en política…
Lo había sufrido por mis hermanas. Ellas habían simpatizado con el movimiento socialista, habían militado en los centros de estudiantes de sus facultades participando en planes de alfabetización en las villas, solo por eso estuvieron en peligro, y algunos de sus amigos y compañeros hoy son desaparecidos
Y yo con la condición impuesta, lo primero que hice, fue ir a la Plaza de Mayo, los jueves a caminar junto a las madres… Las observaba con sus pañuelos blancos, sin tener demasiada idea de lo que estaba pasando. No era del todo consciente y no se podía hablar…
La sociedad estaba paralizada por el miedo, y por la negación, la facultad estaba tomada por los militares, nos pedían el documento al entrar, y al salir, teníamos infiltrados entre nuestros compañeros, no se podía preguntar, no se podía hablar de lo que estaba pasando, no se podía pensar…
Todavía no sé cómo no la cerraron, de acuerdo a los militares, las carreras sociales eran focos de subversión, todo lo que fuera de tendencia humanista o social era asociado al socialismo o al comunismo, al terrorismo y a la guerrilla…
No era consciente de lo que estaba sucediendo, había una gran negación de la realidad, estábamos todos paralizados por el miedo, el terror era cotidiano…
Mi generación, la del 62 y 63 fueron los llamados para combatir en Malvinas, nosotras tejíamos, para mandar al Sur ropa de abrigo para los combatientes, nuestros compañeros de colegio…
Vivíamos un doble genocidio sin saberlo, uno delante de nuestros ojos, la brutal y salvaje persecución, represión, secuestro, tortura y muerte.
Y por otro lado, la Guerra de Malvinas… de chicos de 17 años, que casi niños, iban a pelear una guerra, sin saber adónde iban, sin entrenamiento, sin instrucción, sin lo mínimo indispensable, no solo sin armas, hasta sin abrigo ni alimento… Una guerra inventada por una cúpula militar… Hoy esa generación, mi generación, devastada…
Mi generación y la de mis hermanos, sobrevivientes de los desaparecidos y los que pudieron volver de la guerra…
Y yo también sobreviviente, sin saberlo todavía, por el secreto familiar silenciado.
En ese clima me tocó insertarme en una realidad, un tiempo histórico donde la violencia, el peligro, la amenaza a la vida y el terror eran moneda cotidiana…
Al poco tiempo de comenzar a estudiar, estando yo en primer año me anuncian la enfermedad de mi madre, cáncer de pulmón.
Al poco tiempo de la enfermedad mi familia me propone volver a Mar del Plata a cuidar a mi madre, ante lo cual en mi terapia me ayudan a defender mis estudios y mi residencia en Buenos Aires.
Yo era la última, la más chica, el “proyecto sentido” de mis padres, de alguna manera ser la “hija de la vejez”… el mandato inconsciente fue cuidarlos en la última etapa de sus vidas…
Lo cual tuve que trabajar mucho en mi terapia, y de alguna manera… “transgredir” ese mandato familiar e intentar revertir la culpa de sentir que mi mamá se estaba muriendo y yo no estaba a su lado como ella me necesitaba…