Administración para ingenieros - José Alberto Stella - E-Book

Administración para ingenieros E-Book

José Alberto Stella

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Beschreibung

Este libro no es una recopilación de temas o una simple explicación de tópicos empresariales, es más bien la integración de los principios, reglas y herramientas de la administración, pero siempre encuadradas dentro de un enfoque y estructura orgánicos y científicos, logrando un gran equilibrio entre lo teórico y lo práctico. De agradable lectura pero con estricta precisión técnica, los conceptos de organización, se relacionan permanentemente unos con otros, tal como sucede en la realidad empresaria. Y aunque este libro tenga especificidades de la administración aplicada a la ingeniería, este material deberían leerlo no solo los ingenieros. Este libro es para cualquier profesional que quiera adentrarse en el mundo de la administración de empresas para aplicar los conocimientos al mundo real de los negocios.

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Seitenzahl: 410

Veröffentlichungsjahr: 2018

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Stella, José Alberto

Administración para ingenieros / José Alberto Stella. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-761-550-0

1. Ciencias Sociales. 2. Administración. 3. Ingeniería. I. Título.

CDD 620.001

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Diseño de portada: Justo Echeverría

Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723.

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

ÍNDICE

JOSÉ ALBERTO STELLA

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 1 - INTRODUCCIÓN A LA EMPRESA Y A LA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

1.La empresa y el empresario

2. ¿Qué es la Administración?

3.La evolución de la administración

4.¿Qué hace un administrador?

5.A modo de conclusión. ¿La administración es ciencia, técnica o arte?

6.Bibliografía

CAPÍTULO 2 - DISEÑO DE ORGANIZACIONES

1.Organización

2.Principios básicos de organización según los neoclásicos

3.Centralización versus descentralización

4.Diseño de organizaciones

5.Elementos básicos del diseño de organizaciones

6.Los elementos de la estructura organizativa

7.Procesos laterales de comunicación

8.Esquema de características, ventajas e inconvenientes de las formas organizativas

9.Conclusiones

10.Bibliografía

CAPÍTULO 3 - LA GESTIÓN POR PROCESOS EN LAS ORGANIZACIONES

1.¿Qué es un proceso?

2.¿Qué es la gestión de procesos en las organizaciones?

3.Breve historia de los procesos

4.La lógica de los procesos en las organizaciones

5.Principios de la gestión de la calidad

6.Factores críticos del éxito

7.El enfoque basado en procesos

8.El modelo ISO 9001:2000

9.Los procesos en la organización

10.El mapa de procesos

11.La mejora de procesos

12.Requisitos para mejorar los procesos

13.Fases de la mejora de procesos

14.La mejora continua y la organización

15.Nueva ISO 9001 versión 2015

16.Conclusiones: Las organizaciones orientadas por procesos

17.Bibliografía

CAPÍTULO 4 - EVALUACIÓN DE PROYECTOS DE INVERSIÓN

1.Introducción al concepto de proyecto de inversión

2.Repaso de matemática financiera

3. Criterios para buenas técnicas de evaluación de la inversión

4.Los métodos de evaluación

5. Simulador de análisis financiero para proyectos de eficiencia energética

6.¿Cómo seleccionar los proyectos evaluados?

7.Conclusiones

8.Bibliografía

CAPÍTULO 5 - ADMINISTRACIÓN DE PROYECTOS

1. Administración de proyectos

2. Métodos de planificación de red

3. Estimaciones probabilísticas del tiempo

4. Los costos en la gestión de proyectos

6. Conclusiones

7. Bibliografía

CAPÍTULO 6 - LOS INDICADORES Y EL TABLERO DE CONTROL EN LAS ORGANIZACIONES

1.Introducción

2. Terminología sobre dato, información y sistemas de información

3.Introducción al control administrativo

4.La información como uno de los recursos críticos de la organización.

5.Los indicadores

6.El Tablero de Control, Cuadro de Mando Integral (CMI) o balanced scorecard (BSC)

7. Los nuevos indicadores en los Informes de Sostenibilidad

8. Conclusiones

9. Bibliografía

CAPÍTULO 7 - MEJORANDO LA CADENA DE SUMINISTRO

1.El concepto de logística

2.Introducción

3.Los costos de la desconexión en la Suply Chain

4.Las fallas más habituales en la gestión de la cadena de suministro.

5.Dos enfoques para mejorar la Suply Chain

6.La Suply Chain en tiempos de Internet

7.Un modelo para mejorar la Suply Chain

8.Conclusiones

9.Bibliografía

A los soles que siempre iluminan mi camino,Paula, Karen y Analía.

A mis padres, Teresita Emilia y José María.

A mis hermanos, Ariel Carlos y Fabián Rubén.

José Alberto Stella

Es Ingeniero Electricista de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Regional Santa Fe (1990), tiene un Master en Administración de Empresas realizado en la Universidad Católica de Córdoba (UCC) (2000), actualmente es Doctorando en Administración de Empresas en la Universidad Católica Argentina (UCA).

Fue director del Grupo de Estudio de Management (GEMA) en la UTN Santa Fe asesorando a empresas energéticas en temas de gestión, finanzas y proyectos de inversión.

Es profesor ordinario asociado con dedicación exclusiva en la UTN Santa Fe de la cátedra de Organización y Administración de Empresas, además dicta las cátedras de Economía y Política Energética; participó como profesor en la cátedra de Innovación y Emprendedorismo en temas de modelos de negocios y plan de negocio.

Es profesor de la cátedra de Generación, Transmisión y Distribución en la Tecnicatura de Operación y Mantenimiento de Redes en la UTN Santa Fe.

Dicta el curso de posgrado de Política Energética en la Universidad Tecnológica Nacional.

Es profesor en la Maestría de Energías Renovables en la UTN Rosario.

Es Investigador categorizado en Universidades Nacionales y en la Universidad Tecnológica Nacional.

Participa con presentaciones de trabajos y como expositor en Congresos Nacionales e Internacionales en temas de políticas energéticas, proyectos de eficiencia energética y gestión de empresas.

Ha trabajado en empresas del estado, multinacionales y ha asesorado a sindicatos, cooperativas y pymes en diversos temas de gestión.

Integra el equipo de diseño curricular de Tecnicaturas Superiores en el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe

Reside en la ciudad de Santa Fe, Argentina.

PRÓLOGO

Cuando recibí el libro de José, lo primero en que reparé fue en que nunca había pensado en un libro de administración para ingenieros, como si los ingenieros no pudieran tener la posibilidad y la necesidad de administrar. Como administrador dedicado al marketing puedo darme cuenta que no me es sencillo asociar la ingeniería con otra cosa que no sea cálculos, proyectos industriales, etc. y por suerte existen ingenieros con visión de trescientos sesenta grados como lo es José Stella. Este libro representa una gran innovación porque reúne dos visiones encontradas en un mismo volumen: la del mundo de la administración y la de la ingeniería.

A José lo conocí mientras cursábamos el doctorado en administración y desde el primer día me sorprendió con cada comentario, con cada observación que hacía, su capacidad para asociar diferentes áreas del conocimiento en función de un tema dado, lo que puede sonar sencillo y realmente no lo es. De hecho envidio esa característica de él. Uno puede estudiar todo lo que quiera pero si no es capaz de integrar conocimientos, entonces la sociedad nunca tendrá redito de estas personas.

Los temas que se presentan en este libro son de mucha relevancia en el mundo de la administración. Conocer y entender las diferentes escuelas que han dado lugar al management moderno resulta de real importancia y en esta obra se ha desarrollado el tema de manera concentrada, es decir que ocupa lo que tiene que ocupar tanto en páginas como en tiempo del lector. Sintetizar no es acortar, es describir lo que es necesario para entender en la menor cantidad posible de palabras, y este es otro logro del autor. Me hubiera gustado mucho tener esta obra en mis primeros días como estudiante de administración ya que adentra seriamente en el tema, de manera que luego el lector pueda seguir profundizando de así requerirlo.

Todos los principales temas de administración están cubiertos con autoridad pero con simpleza, también como corresponde a una obra que pretende introducir al lector en un tema específico como es la administración de empresas. Desde indicadores y tableros de control, hasta logística y cadena de suministros, pasando por administración de proyectos; gestión de procesos, estructuras de organizaciones, todas las grandes áreas temáticas que debe tener un gran libro de principios de administración están presentes en este volumen.

Otra cualidad de esta obra, para quienes sepan valorarlo, es la posibilidad que nos brinda el autor de seguir profundizando cada tema que nos interese siguiendo a los autores de las diferentes teorías o herramientas a los que se hace referencia a lo largo de cada capítulo. Desde Peter Drucker hasta Henry Mintzberg, desde Frederick Taylor hasta Douglas McGregor, creánme no falta ninguno de los que deben ser mencionados. José ha traído inclusive la figura de Dale Carnegie, alguien que ha influido mucho en el management moderno y sin embargo ha sido ignorado por los estudiosos del campo.

Este libro no es una recopilación de temas o una simple explicación de tópicos empresariales, es más bien la integración de los principios, reglas y herramientas de la administración, pero siempre encuadradas dentro de un enfoque y estructura orgánicos y científicos, logrando un gran equilibrio entre lo teórico y lo práctico.

De agradable lectura pero con estricta precisión técnica, los conceptos de organización, se relacionan permanentemente unos con otros, tal como sucede en la realidad empresaria. Y aunque este libro tenga especificidades de la administración aplicada a la ingeniería, este material deberían leerlo no solo los ingenieros. Este libro es para cualquier profesional que quiera adentrarse en el mundo de la administración de empresas para aplicar los conocimientos al mundo real de los negocios.

Hugo Brunetta

Buenos Aires, diciembre de 2017

INTRODUCCIÓN

La historia de la civilización es, en cierto modo, la de la ingeniería: largo y arduo esfuerzo para hacer que las fuerzas de la naturaleza trabajen a favor del ser humano para satisfacer sus necesidades. Para ello, el hombre, tuvo que diseñar e implementar herramientas de gestión.

En esta introducción, en primer lugar, se definirá etimológicamente lo que entendemos por ingeniero y la evolución del concepto a través del tiempo, con el fin de dilucidar qué cosas realiza en la actualidad y cómo éste se relaciona con la administración de las organizaciones, planteando el siguiente interrogante, ¿el ingeniero es, en esencia, un administrador?. Posteriormente se detallarán los propósitos fundamentales de este texto para finalizar con una apretada síntesis de cada capítulo del libro.

Ingeniero proviene del latín ingenium. El término latino l’,Ingenium (Anc.Fr: engin) tiene dos sentidos: el de “disposición natural del espíritu genial” y el de “invención”. A estos dos sentidos, el latín medieval añade un tercero: “cosa inventada”. Así que durante la Edad Media, el Ingeniero es alguien que dispone de l,engi, esto es, de inteligencia inventiva; la que se ejerce sobre engin: en la invención práctica; la que produce las engins: máquinas e instrumentos de guerra.

Durante el Renacimiento, la expresión latina ingenium reivindica un sentido similar al sentido medieval: “poder de invención”. Al mismo tiempo, aparece el oficio del Ingeniero, el ingenio es un arte, en medio de aquellos que, según la tradición humanista, implicaban el ingenium. Se estima, que en los asuntos de la oratoria, la poesía y luego de la arquitectura, también obra el ingenium.

Hacia finales del siglo XVI, se acrecienta el prestigio de los ingenieros, como enamorados de las matemáticas y se inicia un gran debate sobre la obra de arte como expresión del ingenio del artista. Este cuestionamiento al ingenium hace que surjan otras aproximaciones. En particular, los progresos del álgebra y de la geometría renuevan la tradición medieval de una Ciencia de la Invención Matemática entendida como una parte de las artes de la Ingeniería. Les Regulae ad Direction em Ingenii de Descartes constituyen en este sentido una tentativa fundante. En el siglo XVII, el inglés John Smeaton, para diferenciar su especialidad de la del experto en construcciones militares, adopto por primera vez el título de Ingeniero Civil. En el siglo XVIII las definiciones de la palabra Ingeniero sancionan de nuevo la idea antes anotada. Diderot, por ejemplo, transcribe en la Enciclopedia: “el nombre de Ingeniero marca la dirección, la habilidad y el talento que sus ejecutantes deben tener para inventar”. El arte de la Ingeniería desborda la Ciencia. El progreso del Análisis da origen a nuevos espíritus. Ya que se dan las bases formales y un discurso que permite enseñarlo, el poder de inventar será transmisible. Es este espíritu el que anima a los creadores de las Escuelas de Ingenieros. El título de la obra de Newton sirve de ejemplo: “Philosophía naturalis y principhia mathemática”.

En 1828 Tomás Tredgold a pedido de la Institución de Ingenieros Civiles de Londres definió la Ingeniería como: «El arte de dirigir los grandes recursos de energía de la naturaleza para uso y conveniencia del hombre.» Esta definición refleja sin duda gran parte de lo que actualmente se conoce como ingeniería, pero habría que redefinir la actividad. Louis de Broglie, científico francés en 1958 expresó lo siguiente: «El ingeniero es un Hombre que se ha especializado en la ejecución de ciertas aplicaciones de la ciencia, debiendo poseer conocimientos científicos amplios y precisos».

Una definición más economicista de Aquiles Gay expresa: «El ingeniero es un hombre que partiendo de conocimientos, ideas, recursos, medios y material humano, construye objetos o productos tecnológicos, realiza proyectos técnicos o desarrolla procesos tecnológicos; su objetivo fundamental es, como planteo general, mejorar la calidad de vida del ser humano”.

A modo de conclusión y para tener magnitud de las capacidades que actualmente debe poseer el ingeniero, Marcelo A. Sobrevila (2008) en el libro “La profesión de ingeniero” expresa «..... un ingeniero es un profesional que ha adquirido una metodología de trabajo que le permite tomar un problema, analizarlo, conocer sus objetivos y metas, poder trazar un programa de trabajo, tomar los elementos auxiliares necesarios, pronosticar los resultados, saber que medios humanos y materiales necesita, saber que costo ha de tener la solución, poner en marcha todos los elementos de la solución, supervisar el camino de la solución, poner todo en normas y tolerancias, saber hacer los ensayos de rutina y de recepción, poner en marcha industrial el producto o la obra o la instalación y labrar toda la documentación necesaria para la entrega formal y el pago».

Si a la definición anterior se le cambia la palabra ingeniero por administrador o gestionador, el sentido de la misma no se altera, por ello el ingeniero es, además de otras cosas, un administrador y como tal debe conocer fundamentos de administración.

Ahora bien, las funciones de la ingeniería son la investigación, el desarrollo, el diseño, la construcción, la operación y el mantenimiento, las ventas y la administración. Aquí vemos que la administración, en el aspecto funcional, es una tarea del ingeniero, por lo tanto, éste debe conocer las distintas herramientas que esta ciencia ha desarrollado para facilitar la satisfacción de necesidades humanas por medio de aplicaciones ingenieriles. Es más, la administración está inmersa en cada una de estas funciones; no se puede investigar sin administrar, no se puede desarrollar sin administrar, no se puede construir sin administrar.

Este libro, Introducción a la Administración de Empresas para Ingenieros, tiene dos propósitos fundamentales; por un lado brindar a los estudiantes de ingeniería una comprensión firme de los principios, conceptos básicos y metodologías de la administración aplicada a las organizaciones; y, por otro lado, ayudarlos a desarrollar capacidades en la utilización de dichos métodos y en el proceso de toma de decisiones en situaciones que probablemente encontrarán en su práctica profesional. Intenta servir también como texto para cátedras de administración en las carreras de ingeniería y cómo referencia básica para los ingenieros en actividad en las distintas ramas de la especialidad. También es de utilidad para aquellas personas que trabajan en la administración de actividades técnicas.

El capítulo 1 trata sobre la introducción a la empresa y a la administración de empresas, donde el lector entenderá qué es una empresa y qué es un empresario, para luego acceder a distintos conceptos de la administración y a las funciones que realiza un administrador, pasando por las diversas escuelas de administración y concluyendo si la administración es una ciencia, una técnica o un arte.

El diseño de las organizaciones abarca el capítulo 2, y el lector comprenderá el concepto de organización, cuáles son los principios básicos según los autores clásicos y qué aspectos deberían tenerse en cuenta para analizar o diseñar una organización.

Actualmente la mayoría de la gestión de empresas se basa en procesos, tema trabajado en el capítulo 3, donde se analizará el concepto de proceso aplicado a la organización hasta llegar a los cambios introducidos por la ISO 9001 versión 2015.

Todo nuevo proyecto a implementar en cualquier empresa requiere de una evaluación de inversión, por lo tanto este tema se desarrollará en el capítulo 4. Como en los capítulos anteriores, el lector primero entenderá el concepto de proyecto de inversión y cómo se clasifican, para luego incorporar conceptos de matemática financiera que aplicará en los distintos métodos de evaluación de inversiones por medio de un ejemplo concreto, por último, comprenderá qué criterios de decisión se deben tener en cuenta cuando analiza una cartera de proyectos de inversión.

Una vez que se ha decidido la implementación (montaje, construcción) de un proyecto de inversión es necesario comprender cómo se lo administrará; tema este que el lector abordará de manera completa en el capítulo 5: administración de proyectos.

Todo ingeniero que este gestionando recursos (equipos de trabajos, materiales, intangibles) tiene también como función medir el grado de alcance de los objetivos propuestos, tema que se abordará en el capítulo 6, los indicadores y el tablero de control en las organizaciones.

Por último, en el capítulo 7 se desarrollará la gestión de la cadena de abastecimiento.

Este libro es el resultado de distintos caminos recorridos, un camino trazado por las distintas experiencias laborales en organizaciones de ingeniería en el sector energético, en laboratorios de multinacional, en asesoramiento a medianas empresas en temas de gestión; otro camino marcado por las distintas formaciones realizadas, ya sea la carrera de grado de ingeniería eléctrica, de posgrado (la maestría en negocios) y actualmente el doctorado en administración de empresas. El último camino transitado, y no por ello menos importante, la carrera docente, con más de veinte años de experiencia en las aulas en carreras de ingeniería, tecnicaturas, cursos de posgrados y maestrías. -

CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN A LA EMPRESA Y A LA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

1.La empresa y el empresario

1.1.La actividad económica.

A lo largo de la historia las personas siempre han tenido necesidades, que han sido distintas según la época a la que nos remontemos.

En la antigüedad tal vez las necesidades fueran fundamentalmente de subsistencia: alimentos, vivienda y vestido. Pero con el transcurso del tiempo, y a medida que determinadas necesidades iban quedando cubiertas, siempre aparecen otras nuevas. Hoy en día se puede decir que la mayoría de habitantes del primer mundo tienen las necesidades básicas satisfechas, pero eso no significa que no tengan otras necesidades. Si nos detenemos a pensar, nos daremos cuenta de que muchas de las cosas que nos parecen necesarias, en realidad no lo son: ropa de moda, ir de viaje, ir al cine habitualmente, etc… Como vemos, las personas podemos tener muchas necesidades, incluso puede decirse que las necesidades son ilimitadas, pero para cubrirlas hacen falta bienes y servicios, y la mayoría de ellos son escasos y limitados.

Figura 1: Clasificación de bienes

Un bien es un objeto material cuyo uso produce satisfacción porque permite cubrir un deseo o una necesidad.

Un servicio es un conjunto de actividades que se ofrecen y que normalmente son intangibles.

Los bienes se pueden clasificar de dos formas: según su disponibilidad y según su función:

Al contrario de los bienes libres, los bienes económicos y los servicios no están al alcance de las personas, es decir, para obtenerlos alguien nos los tiene que facilitar. Y de esto se ocupa la economía, mediante lo que se denomina actividad económica. (Figura 1).

La actividad económica es el proceso de obtención de bienes y servicios para cubrir las necesidades de las personas.

Para poder cumplir su objetivo, la actividad económica debe pasar por diferentes fases: la de producción de bienes, la de distribución para que estos lleguen a los consumidores, y la de consumo, que es la que se dedica a estudiar el comportamiento de las personas a las que van dirigidos los bienes y servicios.

A continuación detallamos las tres fases de la actividad económica (Figura 2):

Figura 2: Fases de la actividad económica.

Los factores productivos

Como hemos visto, la actividad económica se desarrolla en tres fases, y cada una de ellas tiene una función y una importancia. Pero quizás deba destacarse como imprescindible la fase de producción, ya que sin ella no existirían los bienes y servicios.

Para producir bienes y servicios, las empresas necesitan unos recursos, a los que denominamos recursos o factores productivos.

Los factores de producción son básicamente tres:

Los recursos naturales (también se pueden denominar tierra) son el conjunto de bienes que se obtienen de la naturaleza (tierra cultivable, tierra urbanizable, agua, minerales, recursos energéticos, etc.). La mayoría son limitados y pueden ir agotándose, lo que implica tener que buscar alternativas a su uso. También podríamos denominarlos materias primas.

El trabajo es la actividad intelectual y física que las personas dedican a la producción. Es lo que se conoce como mano de obra.

El capital es el conjunto de bienes de inversión necesarios para la producción (máquinas, instalaciones productivas, locales, recursos financieros…).

No basta con la combinación de recursos naturales, trabajo y capital para poder producir, y aquí aparece un cuarto factor para que organice y gestione esta combinación: la organización empresarial, que es el objeto de este libro.

1.2.Los agentes económicos

Para que puedan desarrollarse todas las fases de la actividad económica, es necesario que alguien tome decisiones. Y de ello se encargan los denominados agentes económicos, que son tres:

Las familias son los agentes que toman las decisiones sobre qué consumir. Adoptan un doble papel: por un lado, son propietarias de algunos de los factores de producción, sobre todo del trabajo y, por otro, son consumidoras de los bienes y servicios que se producen.

Las empresas son los agentes que deciden qué se debe producir y distribuir. Por tanto, su función es la de producir y distribuir los bienes y servicios.

El Estado o sector público es el agente formado por las diversas administraciones publicas, y cuyo objetivo básico es procurar el bienestar de la sociedad.

Ahora veremos cómo actúan estos agentes y cómo se interrelacionan. (Figura 3).

Para realizar su actividad y producir bienes y servicios, las empresas necesitan los factores de producción (trabajo, capital y, en algún caso, recursos naturales), que pertenecen a las familias. Como contrapartida, las empresas deben remunerar a las familias, pagarles unas rentas por el uso de estos recursos productivos. En el caso del trabajo, las familias recibirán un salario, en el caso del capital, un interés, un dividendo…, y en el caso de los recursos naturales, un alquiler o renta.

Con estas rentas, las familias podrán adquirir los bienes o servicios producidos por las empresas, de modo que estas obtendrán un dinero, con el que podrán pagar a las familias, produciéndose con todo ello un flujo circular, denominado flujo circular de la renta.

Figura 3: Flujo circular de la renta.

La función del Estado es básicamente la de regulador de la economía. Por un lado, el Estado recauda impuestos, que son las cantidades pagadas por las empresas y las familias por diversos conceptos para hacer frente al gasto público (carreteras, hospitales, escuelas…); por otro lado, ofrece, al igual que las empresas, bienes y servicios, los denominados servicios públicos (educación, salud, …), y ayuda tanto a las empresas como a las familias con subvenciones y transferencias (pensiones de jubilación, becas, subsidios de desempleo…).

1.3.La empresa

La empresa es el motor de la actividad económica. Las ideas que hemos visto anteriormente pueden servirnos de base para dar una definición de empresa.

Una empresa es la unidad económica de producción. Combina los diferentes factores productivos (recursos naturales, trabajo y capital) para producir bienes y servicios que pone a disposición de los consumidores. Todo ello es organizado y coordinado por la dirección de la empresa, que actúa siempre bajo condiciones de riesgo.

Si analizamos esta definición, podemos ver que la empresa realiza diversas funciones en la sociedad en la que se desarrolla:

Combina los factores de producción, que obtiene fundamentalmente de las familias.

Produce bienes y servicios, transformando las materias primas en productos finales para satisfacer las necesidades de los consumidores.

Distribuye bienes y servicios, poniéndolos a disposición de los consumidores.

El empresario coordina y actúa en condiciones de riesgo: arriesga el capital al adelantar los pagos a la venta de los productos o servicios.

La empresa asimismo realiza la función de crear riqueza para retribuir los factores productivos, contribuyendo al desarrollo económico de la sociedad, además de generar empleo.

1.3.1. Definición de empresa

Si partimos de la definición de empresa que hemos desarrollado anteriormente, podemos decir que el objetivo básico de toda empresa es generar valor económico, crear riqueza, en el sentido más amplio de la palabra, para todos sus stakeholders. La empresa ofrece bienes y servicios a la sociedad, y genera trabajo y rentas para sus miembros.

Además, la empresa pretende incrementar su rentabilidad, es decir, el rendimiento del capital invertido. Para ello, intentará maximizar los beneficios, minimizando costos y buscando las inversiones adecuadas.

Por lo tanto, uno de los objetivos más claros para una empresa es el crecimiento. La empresa no debe quedarse estancada: debe recurrir a todas sus opciones para crecer, tanto interiormente (incrementando el volumen de su producción, las ventas y la cuota de mercado) como exteriormente (ampliando mercados).

Otro de los objetivos importantes de la empresa es la responsabilidad social y ética hacia los stakeholders: propietarios, trabajadores, clientes, proveedores, sector público, sindicatos, hacia la sociedad y hacia el medio ambiente en el que desarrolla su actividad.

Para conseguir estos objetivos empresariales a nivel global, la empresa define sus propios objetivos y, por tanto, debe planificarlos empleando una de las herramientas o metodologías puestas a disposición de los administradores: la planificación.

Los objetivos a largo plazo se pueden denominar objetivos estratégicos. Normalmente, los establecen los directivos de la empresa, es decir, las personas que la gestionan y dirigen. Los objetivos a corto plazo se pueden denominar objetivos operativos; son los que ayudarán a conseguir los objetivos estratégicos e involucran a todos los trabajadores de la empresa.

Los objetivos deben ser realistas: hay que disponer de los recursos necesarios para poder alcanzarlos y se deben adaptar al momento y al entorno en el que deban llevarse a cabo.

1.3.2. Los elementos de la empresa

Para producir bienes y servicios, todas las empresas necesitan una serie de factores o elementos, que podemos clasificar básicamente en cuatro grupos, figura 4.

1.Factores humanos

2.Factores materiales e intangibles.

3.Organización

4.Entorno

Figura 4: Los elementos de la empresa

1.3.3. El funcionamiento de la empresa

Para poder coordinar todos los elementos de la empresa y alcanzar los objetivos previamente marcados, la empresa se divide en una serie de áreas funcionales que, aunque tienen unas metas y características determinadas, actúan conjuntamente: área de producción, área comercial, área de finanzas, área de RR HH, como vemos en la figura 5.

Figura 5: Las área que componen una empresa

1.4. El empresario: sus funciones clásicas.

Para poner en marcha una empresa es necesario que una o varias personas tengan iniciativa, que estén dispuestas a arriesgar su dinero, que adquieran los factores de producción necesarios para llevar a cabo la iniciativa (recursos naturales, trabajo, capital), y que sean capaces de administrar todos estos recursos de la mejor manera posible. A esta persona, o grupo de personas, le llamamos empresarios o emprendedores.

El empresario es la persona, o conjunto de personas, que toma decisiones en la empresa para conseguir objetivos previamente marcados e intenta mantener un equilibrio entre todos los elementos que la forman, actuando siempre en condiciones de riesgo.

El empresario realiza las siguientes funciones, como las mostramos en la figura 6 y que más adelante abundaremos en detalle, y que las denominamos como funciones clásicas: planifica, organiza, dirige y controla.

Figura 6: Funciones clásicas de un administrador

Al margen de estas funciones, no debemos olvidar que el empresario es la persona que asume riesgos, ya sea económicos (puede que haya invertido dinero) o profesionales (puede que no haya invertido dinero, pero dirige la empresa).

2. ¿Qué es la Administración?

2.1.Orígenes de la administración

A los fines de entender los orígenes de la administración, debemos comprender que significa el término administración; el origen del vocablo administración provine del latín ad, hacia, dirección, tendencia, y minister, subordinación, obediencia; etimología que desarrollaremos más en profundidad en el punto siguiente, pero que, en una primera aproximación podemos concebir a la administración como la función que se desarrolla bajo el mando de otro.

Existen dificultades para definir el origen de la historia de la administración; algunos escritores, remontan el desarrollo de la administración a los comerciantes sumerios y a los antiguos egipcios constructores de las pirámides, o a los métodos organizativos de la Iglesia y las milicias antiguas. Sin embargo, muchas empresas pre-industriales, dada su escala pequeña, no se sentían obligadas hacer frente sistemáticamente a las aplicaciones de la administración.

Las innovaciones tales como la extensión de los números árabes (entre los siglos V y XV) y la aparición de la contabilidad de partida doble en 1494 proporcionaron las herramientas para el planeamiento y el control de la organización, y de esta forma el nacimiento formal de la administración. Sin embargo es en el Siglo XIX cuando aparecen las primeras publicaciones donde se hablaba de la administración de manera científica, y el primer acercamiento de un método que reclamaba urgencia dada la aparición de la revolución industrial.

Algunos piensan en la administración moderna como una disciplina que comenzó como un vástago de la economía en el siglo XIX. Los economistas clásicos, como Adam Smith y John Stuart Mill, proporcionaron un fondo teórico a la asignación de los recursos, a la producción y a la fijación de precios. Al mismo tiempo, innovadores como Eli Whitney, James Watt y Matthew Boulton desarrollaron herramientas y técnicas de producción tales como la estandarización, procedimientos de control de calidad, contabilidad analítica y planeamiento del trabajo.

Con la llegada de la Revolución Industrial surgieron una variedad de autores que fueron considerados como los verdaderos precursores, entre ellos podemos citar a:

Charles Babbage (1792-1871): no fue empresario ni administrador, sino un científico que invento la máquina denominada máquina de diferencias, dicho invento lo llevo a conocer diversas fábricas y a estudiarlas, producto de esta observación estableció principios afirmando que los mismo se dan de la experiencia y que pueden ser intercambiados. Escribió dos obras “la economía de las máquinas” y “las manufacturas” y una de sus ideas hace referencia a que los principios de coordinación deben ser aplicados para el logro de objetivos.

Robert Owen (1771-1858): Fue precursor de Taylor, sus aportes hacen referencia a las relaciones humanas, llego a ser administrador y director de una fábrica en las que aplico su doctrina humanista. Sostuvo que el volumen y calidad de producción son influenciados por las condiciones en que se dan y el ambiente.

Henry Robinson Towne (1844-1924): fue considerado por muchos como el pionero de la administración científica pero esto es completamente falso, aunque sus conocimientos eran importantes no llegaban al nivel de Taylor y Fayol. Llegó a ser presidente de una compañía manufacturera. Towne ofreció tres conferencias: “El ingeniero como economista”, “Reparto de utilidades” y “La evolución de la Administración Industrial”.

Alexander Hamilton Church (1866-1936): asesor de una fábrica en la cual elevó la productividad y estabilizó el costo de la ropa de algodón. Estableció tres principios: empleo sistemático de la empresa, control económico del esfuerzo y la comparación. Afirmaba que es importante hacer sentir bien al hombre para lograr el objetivo de la empresa

Para fines del siglo XIX, Léon Walras, Alfred Marshall y otros economistas introdujeron mayor complejidad a los principios teóricos de la Administración. Joseph Wharton ofreció el primer curso de nivel terciario sobre Administración en 1881.

Drucker plantea (Drucker: 17) que la primera aplicación práctica de la teoría de la administración no se produjo en una empresa sino en organizaciones sin fines de lucro y agencias gubernamentales.

2.2.Definición etimológica de administración

Para Agustín Reyes Ponce (2004: 2) la definición de algo puede ser nominal o real, ya sea que se investigue el significado de la palabra con la que se designa esa cosa, o directamente la cosa es en sí misma.

La definición etimológica es la forma más usual de la definición nominal, o sea, la explicación del origen de la palabra con que se designa aquello que se estudia, valiéndonos para ello de elementos lingüísticos que la forman. De esa manera suele encontrarse el verdadero significado de esa misma palabra y del concepto que expresa.

La palabra administración se forma con el prefijo ad, hacia y con ministratio; esta últimapalabra a su vez de minister, vocablo compuesto de minus, comparativo de inferioridad y del sufijo ter, que funge como termino de comparación.

La etimología del vocablo minister es, pues, diametralmente opuesta a la de magister: de magis, comparativo de superioridad, y de ter.

Si magister (magistrado) indica una función de preeminencia o autoridad, el que ordena o dirige a otros en una función, minister expresa precisamente lo contrario: subordinación u obediencia, el que realiza una función bajo el mando de otro, el que presta un servicio a otro.

Así, la etimología de administración da la idea de que esta se refiere a una función que se desarrolla bajo el mando de otro, de un servicio que se presta. Servicio y subordinación son, pues, los elementos principales obtenidos.

2.3.Otras definiciones de administración

Frederick Winslow Taylor, el inventor de la administración científica con toda probabilidad acuñó también los términos administración y consultor en su significado actual (Drucker: 17). En su tarjeta de presentación se identificaba como consultor de administración, y explicaba que había elegido deliberadamente esos nuevos y extraños términos para inducir en sus potenciales clientes que ofrecía algo nuevo. El ejemplo perfecto de administración científica presentado por Taylor al Congreso de los EE UU en 1912 no fue de una empresa sino de la Clínica Mayo. Allí la administración alcanzó estado público en Estados Unidos.

El primer trabajo al que se le aplicó el término administrador (manager) en su significado actual no fue empresarial, se trató del administrador municipal (city manager), una invención estadounidense de los primeros años del siglo XX.

Lo que llevó a identificar a la administración con la empresa fue la Gran Depresión con su hostilidad hacia ella y su desprecio por los ejecutivos. Para no caer en la misma bolsa la administración del sector público fue rebautizada como gestión pública escindiéndose de la administración de empresas, igual suerte corrió la gestión hospitalaria. En esos tiempos de la Depresión no llamar a algo administración era políticamente correcto.

En el período de posguerra la moda cambió, aproximadamente en 1950, empresa era buena palabra en gran medida como resultado del desempeño de la administración empresarial estadounidense durante la segunda guerra mundial, de esta manera, la administración de empresas paso a ser políticamente correcta, sobre todo como campo de estudio.

El supuesto que la administración es administración de empresas aún persiste, pero es necesario afirmar, tal como lo expresa Drucker, que la administración no sólo es administración de empresas sino que involucra a cualquier tipo de organización. (19:1999).

El empleo que han hecho de la palabra administración los técnicos en la materia en el sentido que se trata de una disciplina que, como tal, es de reciente estudio y está aún en pleno período de formación, ha sido muy variable. A continuación mostramos las principales definiciones de administración de acuerdo a como la definieron diversos autores (Reyes Ponce, 2004:3):

Brech: Es un proceso social que lleva consigo la responsabilidad de planear y regular en forma eficiente las operaciones de una empresa, para lograr un propósito dado.

F. Tennenbaum: El empleo de la autoridad para organizar, dirigir y controla subordinados responsables (y consiguientemente a los grupos que ellos comandan), con el fin de que todos los servicios que se presentan son debidamente coordinados en el logro del fin de la empresa.

George R. Terry: La administración consiste en lograr un objetivo predeterminado, mediante el esfuerzo ajeno.

H, Fayol: administrar es prever, organizar, mandar, coordinar y controlar.

ISO 9000: La administración es el proceso de planear, organizar, dirigir y controlar el uso de los recursos para lograr objetivos organizacionales.

J.A. Fernández Arena (1969: 73): La administración es una ciencia social que persigue la satisfacción de objetivos institucionales por medio de una estructura y a través del esfuerzo humano coordinado.

J.D. Mooney: Es el arte o la técnica de dirigir e inspirar a los demás, con base en un profundo y claro conocimiento de la naturaleza humana. Contrapone esta definición con la que da acerca de la organización, a la que define como la técnica de relacionar los deberes o funciones específicos con un todo coordinado.

Klisberg: La administración es un conjunto de conocimiento referentes a las organizaciones integradas por nociones atingentes a la explicación científica de su comportamiento y nociones atingentes a su tecnología de conducción”.

Koontz y O’Donnell (1993: 4): Es el proceso de diseñar y mantener un ambiente en el que las personas, trabajando en grupos, alcancen con eficiencia metas seleccionadas.

P Drucker: la administración es una ciencia social y es el órgano específico y distintivo de todas y cada una de las organizaciones.

Peterson y Plowman: una técnica por medio de la cual se determinar, clarifican y realizan los propósitos y objetivos de un grupo humano en particular.

W. Jimenez Castro (1965: 20): Es una ciencia compuesta por principios, técnicas y prácticas cuya aplicación a conjuntos humanos permite establecer sistemas racionales de esfuerzo cooperativo, a través de los cuales se pueden alcanzar propósitos comunes que individualmente no se pueden lograr.

Como plantea Drucker (14: 1999), para una disciplina social como la administración, los supuestos son en realidad bastante más importantes que los paradigmas para una ciencia natural. Como disciplina social la administración se dedica al comportamiento de personas e instituciones humanas, por lo tanto el universo social no tiene leyes naturales, de manera tal que está sujeta a un cambio continuo y esto implica que los supuestos que ayer eran válidos pueden quedar invalidados e, incluso, ser totalmente erróneos apenas pasado un instante. De esta manera una definición acerca de lo que es administración hoy, no es la misma que mañana.

3.La evolución de la administración

3.1.Antecedentes históricos

La integración de esfuerzos, dirigidos por personas responsables de planificar, organizar, dirigir y controlar ha existido durante miles de años. Las pirámides de Egipto y la Gran Muralla China son evidencia tangible de que se emprendieron proyectos de gran magnitud, que incluían a miles de personas, fueron realizados mucho antes de los tiempos modernos. Las pirámides son un ejemplo particularmente interesante. La construcción de una sola de las pirámides ocupó a más de 100.000 personas durante 20 años. ¿Quién dijo a cada trabajador lo que debía hacer? ¿Quién se aseguró de que hubiera piedras suficientes en el sitio de construcción para mantener ocupados a los obreros? La respuesta a esas preguntas es: la administración. Sin tomar en cuenta el nombre que se diera entonces a los gerentes, alguien debía planificar lo que se haría, organizar a las personas y los materiales para hacerlo, dirigir y conducir a los trabajadores y mantener cierto control para garantizar que todo se hiciera conforme a los planes. La Biblia misma habla de conceptos de administración. Por ejemplo, el suegro de Moisés sugiere a éste la necesidad de un gerente en quien delegar autoridad en una organización grande y revisar sólo los casos extraordinarios o excepcionales que no pudieran resolver los gerentes de menor nivel. Aun cuando no pensemos en Moisés como “gerente”, sus acciones sugieren que desempeñó funciones administrativas. Otro ejemplo interesante de la práctica temprana de la administración, es la Iglesia Católica. Su estructura actual fue establecida en esencia en el siglo ll D.C. y consta de sólo cinco niveles: Cura párroco, Obispo, Arzobispo, Cardenal y Papa. En la actualidad, la autoridad final sobre la dirección y estrategia de la Iglesia sigue centralizada en Roma, una jerarquía que ha permanecido básicamente sin cambios durante más de dos mil años.

Estos ejemplos del pasado demuestran que las organizaciones han estado con nosotros durante milenios y que la administración se ha practicado durante un periodo similar. Sin embargo, no ha sido sino hasta los últimos siglos, que la administración se ha vuelto tema de investigación sistemática, que ha adquirido un conjunto de conocimientos y se ha convertido en una disciplina de estudio formal. Dos acontecimientos históricos significativos también desempeñaron un papel importante para promover el estudio de la administración.

En 1776, Adam Smith publicó una doctrina económica clásica, The Wealth of Nations (La riqueza de las naciones) en la que analiza las ventajas económicas que las organizaciones y la sociedad obtendrían de la división del trabajo. Tomando la industria alfiletera como ejemplo, Smith afirmó que diez individuos, cada uno a cargo de una tarea especializada, podrían producir alrededor de 48.000 alfileres diarios. Sin embargo, si cada persona trabajase por separado y tuviese que tomar el alambre, enderezarlo, cortarlo, forjar la cabeza, afilar la punta y soldar la cabeza al vástago, ¡sería una proeza si produjera diez alfileres al día! Smith concluye que la división del trabajo incrementa la productividad al aumentar la habilidad y destreza de cada trabajador, al ahorrar el tiempo que se pierde al cambiar de tareas y al utilizar inventos y maquinaria que ahorran el trabajo. La creciente popularidad de los puestos especializados (en puestos de servicio como la enseñanza y la medicina, así como en líneas de ensamblaje) se debe indudablemente a las ventajas económicas citadas hace más de doscientos años por Adam Smith. Quizá, la principal influencia anterior al siglo XX en la administración haya sido la Revolución Industrial. Iniciada en el siglo XVIII en Gran Bretaña, la revolución cruzó el Atlántico hacia Estados Unidos al final de la Guerra Civil estadounidense. El poder de las máquinas sustituía rápidamente al poder humano. Esto, a su vez, hizo más económico producir bienes en fábricas. Por ejemplo, se podían crear grandes cantidades de mantas a una fracción del costo anterior, con personal que hacía tareas especializadas. En lugar de que una persona trabajara en su casa peinando la lana, torciendo el hilo, tiñéndolo y tejiéndolo, para luego vender el producto a mercaderes ambulantes, el poder de las máquinas, combinado con la división del trabajo hacía posible contar con fábricas grandes y eficientes, con maquinaria poderosa. Pero estas fábricas requerían de habilidades administrativas. Se necesitaban gerentes para pronosticar la demanda, para asegurar la disponibilidad de suficiente lana para peinar, asignar tareas a las personas, dirigir las actividades diarias, coordinar tareas, asegurar buenas condiciones de funcionamiento de las máquinas y mantener los estándares de producción, buscar mercados para las mantas, etcétera. Cuando las mantas eran elaboradas individualmente en casa, no se preocupaban por la eficiencia. No obstante, ahora en una fábrica el propietario tenía a cien personas trabajando para él y había que pagar un salario, por lo que era importante mantener ocupados a los trabajadores. Planificar, organizar, dirigir y controlar se volvió una necesidad. El poder de las máquinas, la producción masiva, la reducción de costos de transportes por el rápido crecimiento del ferrocarril y la casi absoluta carencia de reglamentos gubernamentales influyeron en el desarrollo de las grandes corporaciones, John D. Rockefeller (en la industria petrolera), Andrew Carnegie (en la del acero) y otros empresarios como ellos creaban enormes negocios que requerirían prácticas administrativas, formales. Se hacía necesaria una teoría formal que guiara a los gerentes para administrar sus operaciones. No obstante, no fue sino hasta principios del siglo XX que se desarrolló esta teoría. (Robbins y Coulter, 37,38)

3.2.Los primeros años

La administración y las organizaciones son producto de su momento y su contexto histórico y social. Por tanto, la evolución de la teoría de la administración se entiende en términos de cómo han resuelto las personas las cuestiones de sus relaciones en momentos concretos de la historia.

La primera mitad del siglo XX fue un periodo de contrastes en el pensamiento administrativo. La administración científica estudiaba la administración desde la perspectiva de cómo mejorar la productividad del personal operario. Los teóricos de la administración general se preocupaban por la organización en general y por cómo hacerla más efectiva. Un grupo de autores e investigadores insistían en el recurso humano o el lado humano de la administración, en tanto que otro se enfocaba al desarrollo y la aplicación de modelos cuantitativos.

Podemos decir que existen cuatro enfoques:

Administración científica.

Administración general

Recursos humanos

Cuantitativos

En esta sección, presentaremos las contribuciones de estos cuatro enfoques, cada una de las siguientes perspectivas es correcta y cada una hace una contribución importante a nuestra comprensión global de la administración. No obstante, cada una es un punto de vista limitado. (Robbins y Coulter, 39).

La figura 7 presenta las más importantes teorías de la administración.

Figura 7: Desarrollo de la Teoría Administrativa

3.2.1.Administración científica

Frederick w. Taylor

Frederick Winslow Taylor renunció a la universidad y comenzó a trabajar como aprendiz de modelador y maquinista en 1875. Con esta última categoría ingresó, en 1878, a la Midvale Steel Company, de Filadelfia, y ascendió hasta el puesto de ingeniero en jefe después de obtener un grado en ingeniería asistiendo a clases nocturnas. Inventó herramientas de alta velocidad para cortar acero y la mayor parte de su vida se desempeñó como ingeniero consultor. Por lo general se reconoce a Taylor como el padre de la administración científica. Probablemente ninguna otra persona ha tenido una repercusión mayor sobre el desarrollo inicial de la administración. Sus experiencias como aprendiz, como obrero común, capataz, maestro mecánico y luego ingeniero en jefe de una compañía acerera, le dieron una amplia oportunidad para conocer de primera mano los problemas y las actitudes de los trabajadores y observar las grandes posibilidades para mejorar la calidad de la administración. Las patentes que obtuvo Taylor por las herramientas de alta velocidad para el corte del acero y otros inventos suyos, así como sus primeros trabajos de consultoría en ingeniería lo hicieron tan rico que se jubiló en 1901, a la edad de 45 años, y dedicó sus restantes 14 años de vida a trabajar como consultor y conferencista no remunerado para difundir sus ideas sobre la administración científica. (Weihhrich y Koontz, 30, 31)

Es importante que se entienda qué fue lo que Taylor vio en Midvale que despertó su determinación de mejorar la forma en que se hacían las cosas en la planta. En esa época no existían conceptos claros acerca de las responsabilidades del trabajador y la gerencia. No había estándares de trabajo efectivos. Intencionalmente, los trabajadores trabajaban lentamente. Las decisiones administrativas las tomaban “sentados”, basándose en corazonadas e intuición. Los trabajadores eran ubicados en el puesto sin tener en consideración sus aptitudes o habilidades para el trabajo que desarrollarían. Y lo más importante, gerentes y trabajadores estaban en conflicto constante. En lugar de colaborar en beneficio mutuo, consideraban su relación como un juego de suma cero (cualquier ganancia sería a expensas del otro). (Robbins y Coulter, 40)

La preocupación primordial de Taylor durante la mayor parte de su vida fue aumentar la eficiencia en la producción, no sólo para disminuir los costos y aumentar las utilidades, sino también para hacer posible una remuneración más alta para los trabajadores por su mayor productividad. Cuando joven, al trabajar en talleres, le impresionó el estilo militar impuesto al trabajo, esto es, de producir menos debido principalmente al temor de los obreros de perder el empleo si incrementaban su producción. Concibió el estilo militar como un sistema. Con base en su propia experiencia sabía que era posible una productividad mucho más alta sin necesidad de un esfuerzo irracional por parte de los trabajadores. Taylor llegó a la conclusión de que el problema de la productividad era una cuestión de ignorancia tanto por parte de la administración como de los trabajadores. Parte de esta ignorancia se producía porque ni una ni otros sabían lo que constituía el “trabajo justo de una jornada” y una “remuneración diaria justa”. Más aún, pensaba que tanto los administradores como los trabajadores se preocupaban demasiado por saber cómo dividir el superávit que originaba la productividad (la división en el pensamiento entre la remuneración y las utilidades) y no lo suficiente por aumentarlo para que tanto los propietarios como los trabajadores pudieran obtener compensaciones mayores. En resumen, Taylor consideraba la productividad como la respuesta al deseo tanto para salarios más altos como para mayores utilidades. Creía que la aplicación de métodos científicos, en lugar de la costumbre y los métodos prácticos, podría dar como resultado la productividad sin gastar más energía o esfuerzo humano. (Weihhrich y Koontz, 31)

La famosa obra de Taylor titulada Principies of Scientific Management se publicó en 1911. Sin embargo, una de las mejores exposiciones de su filosofía de la administración se encuentra en su testimonio ante un comité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos; se le obligó a defender sus ideas ante un grupo de congresistas, la mayoría de ellos hostiles debido a que creían, junto con los líderes de los trabajadores, que las Ideas de Taylor conducirían a un exceso de trabajo y al despido de trabajadores.

Los principios fundamentales sobre los que Taylor consideraba que estaba basado el enfoque científico de la administración, se resumen a continuación:

1.Sustituir las reglas prácticas por la ciencia (conocimiento organizado).

2.Obtener armonía en lugar de discordia en la acción del grupo.

3.Lograr la cooperación entre los seres humanos, en lugar de un individualismo caótico.

4.Trabajar en busca de la producción máxima, en lugar de una producción restringida.

5.Desarrollar a todos los trabajadores hasta el grado más alto posible para su beneficio y la mayor prosperidad de la compañía.

Se observará que estos preceptos básicos de Taylor no se encuentran muy alejados de las creencias fundamentales del moderno administrador. Es cierto que algunas de las técnicas que Taylor y sus colegas y seguidores desarrollaron con el fin de poner en práctica su filosofía y principios tienen ciertos aspectos mecanicistas. Para determinar qué era un día de trabajo justo y encontrar la mejor manera de hacer cualquier trabajo específico, se aplicó ampliamente el estudio cuidadoso de los tiempos y movimientos. En igual forma, se usaron varios planes de pago basados en los resultados en un intento por acrecentar el “superávit” (como Taylor llamaba a la “productividad”), para asegurarse de que a los trabajadores que producían se les pagara de acuerdo con su productividad y de que se les otorgara un incentivo por su desempeño. Como se puede observar, se necesitaban técnicas como éstas para hacer funcionar la filosofía de Taylor, que se basaba en el mejoramiento de la productividad, en dar a las personas su mejor oportunidad de ser productivos y en recompensar a los trabajadores por su productividad individual. De manera semejante, es cierto que se podían usar estas técnicas, tal como con frecuencia lo hicieron muchos propietarios de fábricas en todo el mundo, para aumentar la productividad laboral sin proporcionar una amplia recompensa, una capacitación adecuada o ayuda administrativa. Pero desde luego no era esto lo que Frederick Taylor tenía en mente. Por el contrario, en todos los escritos de este teórico, aun cuando parece estar muy preocupado por la productividad al nivel del taller, se evidencia un fuerte tema humanístico. Creía que se debía seleccionar y capacitar con cuidado a los trabajadores, para encargarles las tareas que pudieran hacer mejor. Quizá tenía una noción idealista de que los intereses de trabajadores, administradores y propietarios podían y debían armonizarse. Más aún, Taylor insistió en la importancia de una cuidadosa planificación por anticipado por parte de los gerentes y de la responsabilidad de éstos para diseñar sistemas de trabajo que ayudaran a los trabajadores a realizar su mejor esfuerzo. Pero cuando habló de la administración nunca pasó por alto el hecho de que “las relaciones entre los patrones, los hombres y las mujeres forman, sin duda alguna, la parte más importante de este arte”. (Weihhrich y Koontz, 34)

Henry L. Gantt