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La pérdida de un hijo es el dolor más profundo que unos padres pueden experimentar porque es un vacío tan grande el que deja en sus corazones que, a día de hoy, ningún diccionario puede nombrar. Tras la muerte inesperada de Ana y la donación de sus órganos, este libro aproxima al lector a esta experiencia que separa la línea delgada entre la vida y la muerte. Mientras que la muerte se da, en ese preciso instante, el amor al prójimo se dilata para que otras personas tengan una segunda oportunidad de vivir.
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Veröffentlichungsjahr: 2022
ANA
Donación de Amor y Vida
––––––––
Eli Herrero
Editorial Alvi Books, Ltd.
Realización Gráfica:
© José Antonio Alías García
Copyright Registry: 2202160494660
Created in United States of America.
© Eli Herrero, Alhendín (Granada) España, 2022
ISBN: 9781005224530
Producción:
Natàlia Viñas Ferrándiz
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del Editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y siguientes del Código Penal Español).
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Maquetado en Tabarnia, España (CE)
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www.alvibooks.com
Also by Eli Herrero
Ana: Donación de Amor y Vida
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Título
Derechos de Autor
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PRÓLOGO
AGRADECIMIENTOS
MEMORIA
MARGARITA
POEMAS
EPÍLOGO
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A modo de bienvenida.
Esta es la única parte prescindible de este libro, de modo que, apreciado lector, puede seguir un instante leyéndola o pasar directamente a lo verdaderamente importante que es todo lo que viene a continuación. En cualquier caso, no voy a cansarle con una larga introducción, sino muy al contrario. Solo voy a darle una pequeña indicación de lo que trata este pequeño, pero intensísimo libro. Trátenlo con cuidado porque es un corazón lo que late en su interior.
Gracias si aún está leyendo, pero no crea que vaya a destinar estas palabras de bienvenida al libro que tiene entre las manos al noble objetivo de convencer a nadie de la importancia de la donación de órganos. No. Estoy convencido de que, a estas alturas de la película, quien más, quien menos ya está al cabo de la calle y conoce a alguien que está vivo o ha ganado calidad de vida gracias a la generosidad de una familia que, en unos momentos terribles por la pérdida de un ser querido, puso el amor por encima del dolor.
En las páginas que vienen a continuación están contenidos todos los sentimientos que se unen en amalgama informe en esos momentos tan especiales. Sí, es una gran recopilación de sentimientos muy diversos, que la autora nos va regalando en un nuevo acto de generosidad, por encima de los cuales sobresalen dos: dolor y amor. Así, íntimamente ligados, inseparablemente unidos.
El dolor por la pérdida del ser querido, tan palpable en estas páginas, es un sentimiento tan fuerte que nos podría impedir seguir viviendo, un dolor tan terrible que se hace casi insuperable. Casi. Solo es posible la superación del dolor gracias al otro sentimiento que aquí encontrará en cantidades ingentes: el AMOR.
El amor es lo que nos hace levantarnos tras el gran golpe que nos ha asestado la vida, el amor es lo que nos hace luchar contra todo y contra todos, incluso contra nuestra propia sangre que nos está pidiendo que nos rindamos y nos entreguemos al dolor. De eso trata este libro. Del amor como medio de superación del dolor, del amor a todo y a todos. Es un libro de amor práctico, porque lo que nos cuenta su autora es su experiencia vital, no algo que le han contado, sino lo que ella ha vivido.
Y espero que no le dé vergüenza, apreciado lector, si de vez en cuando aparece en tus ojos una lágrima furtiva. Eso se llama empatía y es un sentimiento que nos dignifica y nos humaniza. Siéntase orgulloso por ello.
Al final, el amor tiene que salir victorioso. Gracias, Eli, por haberme dado la oportunidad de leer tu corazón tan lleno de amor traducido a palabras en estas páginas. Gracias por no dejarte derrotar por el dolor, por seguir siempre adelante, pero, sobre todo, gracias por tanto amor como derrochas.
Recuerden todos que, según dice la Biblia, cuando nos presentemos ante el supremo juez, Él nos va a juzgar solo por el amor. Ese será nuestro único valor en ese juicio y hay que vivir la vida de tal forma que, cuando nos llegue la hora, llevemos las manos llenas a rebosar.
Íllora, octubre de 2018
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FRANCISCO JIMÉNEZ BAENA, profesor jubilado de Lengua Castellana y Literatura.
Me dirijo al lector con la intención de que este libro llegue a despertar los sentimientos del amor y llegar al corazón de todas aquellas personas que han perdido a un ser querido, especialmente a un hijo o hija, sintiéndome unida a ellos.
En estas páginas expreso la experiencia propia de la muerte de mi hija y pretendo destilar todo el dolor para convertirlo en amor, pues mi amada hija era puro amor.
Ella fue un antes y un después en mi vida, y quiero dar las gracias a mi hija de haberla conocido, y la oportunidad de sentir el verdadero amor, pues ese principio activo es el que mueve montañas y cielos.
Somos eternos y eso nos hace estar unida a mi hija en la vida, pero a su vez en la eternidad, pues el presente es donde reside toda la belleza, el amor y la felicidad. Mi voz interior me dice que la fuerza del Altísimo hace que en el corazón (cuando existe el Amor y la Fe) todo es un milagro.
Quiero agradecer y dar mi amor a mi marido Antonio, que siempre ha estado a mi lado, con comprensión y amistad, pero sobre todo con todo su amor, pues él ha sido el sostén en los momentos más delicados y duros.
A mis hijos, ellos fueron mi fuerza y mi mayor estímulo para superar el dolor. La unión de la familia es el pilar fundamental para seguir la senda del amor y la fe. Mis hijos son el nutriente principal de mi vida y también el factor que une mi corazón al cosmos.
Un proverbio dice que la amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas. Gracias, querida amiga Ana Dolores, por tantas y tantas horas de diálogos, consejos, apoyo y por saber estar conmigo en los momentos que más los necesitaba.
A ti, amigo Paco Baena, gracias por la paciencia que has tenido en repasar el libro, con tanto cariño y delicadeza. Agradezco la comprensión y el cariño que hemos recibido de ambas familias, pues es en la adversidad y en la tormenta cuando se conoce a los amigos.
Querida Laura, gracias por repasar y corregir La Margarita, sé que todo cuesta su trabajo, pero me consta que le pusiste tu cariño.
Son muchas las personas que he conocido en esta experiencia, muchas de las que menciono en mi libro ya no están con nosotros y desde estas líneas quiero agradecer todo mi amor porque formaron parte de mi vida: Don Antonio Mérida Morales, Don Francisco Jiménez y su señora Antonia, Doña Carmen Aparicio y Don José Rodríguez Tabasco. Ellos me apoyaron y formaron parte de nuestra Asociación. Gracias de corazón, pues sus recuerdos y cariño siempre estarán en mi corazón.
Le doy gracias a Dios por todo este camino que, aunque muchas veces ha sido durísimo, me ha puesto siempre en el camino seres extraordinarios y de ellos he aprendido mucho, como siempre digo, es la fuerza del Amor la que nos sostiene y no me queda otra cosa si no agradecer por todo lo vivido.
Ely Herrero
18 de febrero de 2011
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ESTOS RECUERDOS Y POEMAS para mi hija Ana, hace tiempo que los escribí. Cada día, después de su marcha, necesitaba hablar con ella y cada instante de mi vida, la veía como si fuese parte de un poema que yo tenía que mantener en movimiento. No soy escritora ni poeta, pero deseaba mantener un diálogo con mi hija y la escritura era la única forma de poder llegar a tener ese contacto, de que yo viese sobre el papel su nombre y todo su ser. Y todos los acontecimientos que después sucedían en mi vida o parte de ellos, quiero que salgan en este pequeño libro. Se lo debo a mi hija y a mí misma, pues siento que es la forma de darle mi amor.
Poco después de su marcha soñé con ella. Me veía cruzando un gran río de aguas muy cristalinas que tenía unas hermosas piedras redondas y blancas para poder llegar a la otra orilla. Lo crucé pisando esas piedras y me daba la sensación de que flotaba. Era algo especial. Lo que sí sé es que, cuando me vi en la otra orilla, era un lugar maravilloso donde ella me esperaba. Estaba radiante. Venía hacia mí cruzando un gran campo de flores donde había cantidades de margaritas y fue impresionante, pues aquella exuberante naturaleza no la había visto nunca. El encuentro con mi hija, no lo puedo ni describir, solo sé que se acercó a mí, me cogió las manos y sentí ese tacto tierno y amoroso de las manos de mi hija amada.
Estaba brillante y me dijo con una sonrisa de paz increíblemente grande: “Mamá, soy muy feliz, tú vienes a verme pero no te puedes quedar, no es tu momento. Yo te amo, tú tienes que seguir con tu trabajo”.
Yo le dije: “lo sé, querida, papá y tus hermanos me necesitan”. Nos abrazamos y sentí una fuerza extraordinaria. Hicimos una danza donde yo sentía la gran fuerza de ella y me dijo: “¡Hasta muy pronto!”
Se marchaba con una luz resplandeciente, andando sobre ese gran campo de margaritas y flores multicolores, con su mano alzada diciéndome adiós.
Entonces, vi que la muerte para nada me separaba de mi hija, ella estaría presente cada instante de mi vida, pues todo dependía de esa unión que tuvimos siempre: estamos entrelazada con el amor, algo que no puede romper ni tan siquiera la muerte. Sentí una paz infinita y deseos de continuar pues me quedaban muchos talentos por multiplicar y esa gran fuerza que me regalaban para poder llevar todas mis tareas de esta vida que, por cierto, no eran pocas y yo todavía no tenía ni idea. ¿Cómo podría llevar el día a día? ¿Y cómo, al trascurrir de los días, me daba la sensación que me alejaría más de ella? Pero no sucedía de esa manera, la sentía entrañablemente cercana y vital. Eso me asustaba un poco pues me daba mucha paz en mi interior que contrastaba con el dolor que me rompía por dentro. Eso no me cuadraba mucho, no lo veía razonable, pero sí lo era, pues el amor que sentía, y siento, por mi hija es tan grande y sentía tanta ayuda por su parte que es simplemente inexplicable.