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Así que pasen cinco años es una obra de teatro en cinco actos, que plantea una historia sobre amor y muerte, concluida por Federico García Lorca el 19 de agosto de 1931, dándose la trágica circunstancia de que justamente cinco años después sería asesinado su autor. Forma parte junto a El Público y la Comedia sin título del llamado "teatro imposible" de Lorca, en el que prima un lenguaje fuertemente influenciado por el surrealismo.
"Así que pasen cinco años." Wikipedia, La enciclopedia libre.
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Federico García Lorca
Acto primero
Acto segundo
Acto tercero
Cuadro primero
Cuadro último
Así que pasen cinco años
Leyenda del Tiempo
Personas
JOVEN
VIEJO
UN NIÑO MUERTO
UN GATO MUERTO
CRIADO
AMIGO PRIMERO
AMIGO SEGUNDO
LA MECANÓGRAFA
LA NOVIA
EL MANIQUÍ DEL TRAJE DE NOVIA
EL JUGADOR DE RUGBY
LA CRIADA
EL PADRE DE LA NOVIA
PAYASO
ARLEQUÍN
MUCHACHA
MÁSCARAS Y JUGADORES
Biblioteca. El joven está sentado. Viste un pijama azul. El Viejo de chaqué gris, con barba blanca y enormes lentes de oro, también sentado.
JOVEN. No me sorprende.
VIEJO. Perdone...
JOVEN. Siempre me ha pasado igual.
VIEJO. (Inquisitivo y amable.) ¿Verdad?
JOVEN. Sí.
VIEJO. Es que...
JOVEN. Recuerdo que...
VIEJO. (Ríe.) Siempre recuerdo.
JOVEN. Yo...
VIEJO. (Anhelante.) Siga...
JOVEN. Yo guardaba los dulces para comerlos después.
VIEJO. Después, ¿verdad? Saben mejor. Yo también.
JOVEN. Y recuerdo que un día...
VIEJO. (Interrumpiendo con vehemencia.) Me gusta tanto la palabra recuerdo. Es una palabra verde, jugosa. Mana sin cesar hilitos de agua fría.
JOVEN. (Alegre y tratando de convencerse.) Sí, sí, ¡claro! Tiene usted razón. Es preciso luchar con toda idea de ruina, con esos terribles desconchados de las paredes. Muchas veces yo me he levantado a medianoche para arrancar las hierbas del jardín. No quiero hierbas en mi casa ni muebles rotos.
VIEJO. Eso. Ni muebles rotos porque hay que recordar, pero...
JOVEN. Pero las cosas vivas, ardiendo en su sangre, con todos sus perfiles intactos. VIEJO. ¡Muy bien! Es decir (Bajando la voz.), hay que recordar, pero recordar antes. JOVEN. ¿Antes?
VIEJO. (Con sigilo.) Sí, hay que recordar hacia mañana.
JOVEN. (Absorto.) ¡Hacia mañana!
(Un reloj da las seis. La Mecanógrafa cruza la escena, llorando en silencio.)
VIEJO. Las seis.
JOVEN. Sí, las seis y con demasiado calor. (Se levanta.) Hay un cielo de tormenta. Hermoso. Lleno de nubes grises...
VIEJO. ¿De manera que usted...? Yo fui gran amigo de esa familia. Sobre todo del padre. Se ocupa de astronomía. (Irónico.) Está bien, ¿eh? De astronomía. ¿Y ella?
JOVEN. La he conocido poco. Pero no importa. Yo creo que me quiere.
VIEJO. ¡Seguro!
JOVEN. Se fueron a un largo viaje. Casi me alegré...
VIEJO. ¿Vino el padre de ella?
JOVEN. ¡Nunca! Por ahora no puede ser... Por causas que no son de explicar, yo no me casaré con ella...
hasta que pasen cinco años.
VIEJO. ¡Muy bien! (Con alegría.)
JOVEN. (Serio.) ¿Por qué dice muy bien?
VIEJO. Pues porque... ¿Es bonito esto? (Señalando la habitación.)
JOVEN. No.
VIEJO. ¿No le angustia la hora de la partida, los acontecimientos, lo que ha de llegar ahora mismo?...
JOVEN. Sí, sí. No me hable de eso.
VIEJO. ¿Qué pasa en la calle?
JOVEN. Ruido, ruido siempre, polvo, calor, malos olores. Me molesta que las cosas de la calle entren en mi casa. (Un gemido largo se oye. Pausa.) Juan, cierra la ventana.
(Un Criado sutil que anda sobre las puntas de los pies cierra el ventanal.)
VIEJO. Ella... es jovencita.
JOVEN. Muy jovencita. ¡Quince años!