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Juan Páez

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Beschreibung

Nuestro migrante escritor, Juan Páez, ha reunido en curiosa miscelánea, género proteico cuyo ejercicio se remonta a los siglos XVI y XVII, esta serie de sus incursiones precisas y contundentes en el cine, la moda, la poesía, la entrevista, el comentario de textos, los reality shows, los personajes drag queens, en fin, una variedad de objetos de interés que abre infinitas posibilidades de reflexión y nos permite elegir el recorrido de lectura. Susana A. C. Rodríguez

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Foto de solapa: ByMax.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Páez, Juan

Background / Juan Páez. - 1a ed. - Córdoba : Tinta Libre, 2022.

270 p. ; 21 x 15 cm.

ISBN 978-987-817-882-0

1. Entrevistas. 2. Crónica Periodística. 3. Cultura Contemporánea. I. Título.

CDD 070.449

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidadde/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2023. Páez, Juan

© 2023. Tinta Libre Ediciones

A la memoria de Gina y Emanuel

BACKGROUND

Juan Páez

Luz, cámara, ¡palabras!

La diversidad escritural en Background, de Juan Páez

«Porque su obra, me atrevo a decir, es un buen ejercicio para la imaginación y una apuesta a la construcción de espacios inclasificables.»

Juan Páez, «Nadie es mi nombre de guerra. Presentación de María Negroni en la FHYCS - UNJu»

Salta, un día de octubre de 2022

Estimado/a lector/a:

Nuestro migrante escritor, Juan Páez, ha reunido en curiosa miscelánea, género proteico cuyo ejercicio se remonta a los siglos XVI y XVII, esta serie de sus incursiones precisas y contundentes en el cine, la moda, la poesía, la entrevista, el comentario de textos, los reality shows, los personajes Drag Queen, en fin, una variedad de objetos de interés que abre infinitas posibilidades de reflexión y nos permite elegir el recorrido de lectura.

Su título alude a la experiencia basal del autor, a sus conocimientos que abarcan tanto su destreza en el análisis de los textos poéticos como su pericia para entrevistar personajes de nuestra cultura y permitirles explayarse en la deriva de sus investigaciones y búsquedas. Vale como ejemplo de lo aludido, en primer lugar, la escritura de «Perpetuar el placer: fotografiar su cuerpo o volverlo poesía», uno de los hitos de la sensible inteligencia de Páez para dar cuenta del desvanecimiento del cuerpo en el discurso y su transformación/fragmentación que intima al artista a capturarlo mediante imágenes o palabras.

Otro ejemplo válido son las conversaciones entre las que destaco «El cuerpo de la copla. Entrevista a María Eduarda Mirande» donde la investigadora responde preguntas enhebradas por una escucha atenta a la complejidad del tema.

Entre 1957 y 1963 Roland Barthes escribió El sistema de la moda, libro que aborda el género discursivo producto de la industria cultural de los años sesenta, a través de un corpus constituido por revistas de moda. Lejos de Barthes en el afán estructuralista del análisis pero cerca del pensador francés en la pasión por poner en evidencia las convenciones sociales que tabican géneros y determinan cuáles son los objetos culturales dignos de ser estudiados y qué se debe despreciar, Juan Páez realiza comentarios sobre libros especializados («Las palabras están de moda: Victoria Lescano»), sobre modelos (Kate Moss), diseñadores (Lagerfeld, Schiaparelli, Courrèges, Saint Laurent, Gaultier, McQueen), entrevistas a diseñadores (Leonardo Mena, entre otros).

En la trama del libro irrumpen textos inclasificables que exponen la subjetividad del escritor, las posibilidades que tiene para asumir, expresar, vivir su sexualidad tanto como pensar, decir, escribir preferencias y orientaciones de género. En «Cascarillas de cacao, de Camila García Reyna» se decanta el presente en manos amorosas; en «El abrazo primordial: los días en pandemia» las transformaciones y peripecias sufridas durante el encierro; el entrecruzamiento entre realidad y ficción en «El fantasma del Palacio Salvo». En «Registro fotográfico» la revelación surge cuando se descubre la libertad del amor que ofrece el chispazo de imaginación necesario para sostenerse ante la inminencia de la muerte del ser amado.

Te dejo, lector/a, solazarte con las referencias a maestros/as de la palabra: Raúl Dorra, Marguerite Yourcenar, Gigliola Zecchin, María Negroni, Elena Bossi, Álvaro Cormenzana, que conviven en el libro con noveles poetas, directores de cine, algunos tan míticos como Federico Fellini, algunos tan desconocidos por mí como Ezequiel Rudasky, todes elles discurren en la pasarela de este libro-arte, donde destellan miradas inteligentes, guiños cómplices y gestos políticos propios de quien, como Juan, adora compartirnos su experiencia de escritor sin fronteras ni subterfugios.

Atentamente,

Susana A. C. Rodríguez

«la crítica periodística [...] es muy importante en el interior de una cultura, a veces más que la crítica universitaria que generalmente circula solo en forma de monografías o en forma de estudios no publicados donde los universitarios se leen mutuamente y nada más»

Josefina Ludmer

Clase 1985. Algunos problemas de teoría literaria

Playlist: Pabllo Vittar

Junio es el mes del orgullo, por eso las banderas arco iris lo inundan todo. Esta celebración —esta lucha— tiene su origen el 28 de junio de 1969 cuando en Nueva York, gays, lesbianas, bisexuales y trans enfrentaron a la fuerza policial en el bar Stonewall. Por aquel entonces era habitual el acoso de las fuerzas represivas. El hecho de que las democracias capitalistas penaran la homosexualidad encendió la chispa y dio inicio al movimiento de liberación sexual. Un año después se organizó la primera marcha del orgullo LGBTIQ+.

Durante el verano de 2017 tuve la oportunidad de recorrer varias playas del sur de Brasil. Mientras tomaba sol en Itapema, escuché una voz que cantaba a través de mis auriculares: «Mandando ver/ No vício da batida querendo se envolver/ O estilo diferente, que prende e dá prazer/ Eu sei que logo sente,/ te faz enlouquecer/ Faço ferver». El tema era Corpo sensual (2017) y lo interpretaban Pabllo Vittar junto a Mateus Carrilho. Al regresar al hotel, busqué la canción en YouTube y la encontré: una rubia despampanante con unas piernas infinitas se movía entre melodías que combinaban armonías vocales y riffs de batería eléctrica.

Pabllo Vittar es la drag queen más famosa de Brasil. Su irrupción en la escena musical vino de la mano de Diplo, un reconocido DJ, quien la adoptó y con quien grabó un videoclip donde aparecían besándose, lo que causó gran impacto en el ámbito musical de aquel país. Luego Vittar se expandió a todo el mundo a través de sus millones de seguidores en redes sociales. La prensa brasileña llegó a nombrarla como la sucesora indiscutida de Daniela Mercury. Su increíble carisma y talento le permitieron consagrarse como el nuevo ícono de la comunidad LGBTQ+.

En su corta pero ascendente carrera, la reina actual del som brasileiro grabó canciones junto a grandes artistas de la música pop: desde Lucas Lucco hasta Fergie, pasando por Major Lazer, Psirico, Thalia y la británica Charli XCX, entre otros.

Su verdadero nombre es Phabullo Rodrigues da Silva y nació en 1994 en São Luís, Maranhão, Brasil. Cuando era pequeño fue víctima del bullying debido a su manera de ser. En su canción Indestrutível (2017) narra la historia de miles de niños y niñas que sufren acoso y malos tratos por ser diferentes a la norma social, sin embargo, como dice la letra: «Eu sei que tudo vai ficar bem/ E essas feridas vão se curar». En una entrevista brindada a la BBC a propósito de su primera gira por Europa, Vittar sostuvo: «En la ciudad en la que yo vivía era muy pequeña. Salía a la calle y toda la gente se reía de mí y yo llegaba a mi casa y mi mamá me abrazaba».

En su Diccionario gay-lésbico, Félix Rodríguez (2008) define el término drag queen [drág kuín] como «un hombre homosexual que viste con ropa de mujer y exagera el rol femenino que siente como propio con fines de entretenimiento. Cuando actúa públicamente, sus representaciones están dirigidas a un auditorio gay y lésbico». También agrega que la paternidad de la expresión, según la sexóloga Pilar Cristóbal, suele atribuirse a Andy Warhol, quien gustaba de crear hermosos y exagerados trajes con los que se vestían sus amigos y amigas.

Ese principio celebratorio al que se refiere Rodríguez dio paso, en el caso de Vittar, al compromiso social. En otras palabras, ser una drag queen constituye no solo un hecho artístico sino también político. En una nota titulada Pabllo Vittar: ‘drag queen’, superestrella y azote de Bolsonaro, Cecilia de la Serna (2019) señala que Vittar aprovechó sus plataformas para reivindicar los derechos de las minorías frente a las decisiones presidenciales que amenazaban las victorias conseguidas. Su postura significó una respuesta contundente —individual y colectiva— a las políticas segregacionistas trazadas por Jair Bolsonaro.

Talentosa y multifacética: desde su piel dorada por el sol en el video Paraíso (2018)hasta la sofisticación del tono europeo en Flash Pose (2019), Pabllo sigue contorneándose como solo la gente de Brasil lo sabe hacer.

Salta, la Drag

En una entrevista en Radio Universidad de la Plata, La Rula —una drag queen platense— sostiene: «El arte drag lo que permite es deconstruir los límites del género. Uno puede construir su imagen y una identidad de cuerpo, por eso me decido por el arte drag, porque me permite crear mi propia fantasía».

Montarse y convertirse en drag constituye un acto político y poético en el que el cuerpo se convierte en una de las expresiones artísticas con más glamour. El arte drag es un arte de la performance, y la noche ha sido, por supremacía, su pasarela favorita. De las celebraciones estudiantiles a RuPaul, de allí a la pantalla salteña. Aquí, algunas notas de un mundo adraqueenado por la creatividad.

De patito a cisne blanco

¿Qué muchacho no soñó, alguna vez, con salir Reina Nacional de los Estudiantes? A lo largo de la Argentina abundan los certámenes y las festividades que premian los ideales de belleza, frescura y juventud. En las tierras del norte, este y otros eventos similares copan la parada. Recuerdo que cuando iba a la escuela primaria, además de la Elección de la Reina, se realizaba la Elección de la Reina de la Murga. Se trataba de una competencia celebrada durante el festejo del Día del Estudiante, y quienes se postulaban eran muchachos que sabían aparecer montados en el escenario con el objetivo de ganar también una corona.

Usaban vestidos cortos, pelucas, tacos y se maquillaban de una manera exageradamente barroca. Me gustaba verlas desfilar sacudiendo sus faldas mientras agitaban al chongaje que acompañaba con aplausos ‘la celebración’. Me pregunto si acaso, sin saberlo, por aquel entonces, estaba presenciando el primer show drag. Lo digo porque de alguna manera, estos eventos se transformaron en la antesala de los programas de RuPaul que, más adelante, descubriría por la señal de VH1.

Condragtulations

RuPaul es una drag queen estadounidense cuyo programa de televisión llamado RuPaul’s Drag Race ha creado adeptes en todas partes del mundo. El objetivo del show consiste en encontrar a la siguiente Superestrella drag estadounidense. Quienes participaron y participan de cualquiera de sus temporadas, trazan un verdadero árbol genealógico. Y es que sus nombres arquitectan un singular álbum familiar donde pululan pelucas, pestañas y, claro, un vestuario increíble.

Las participantes deben sortear diferentes desafíos para lograr el máximo galardón y alzarse con el título, pero quienes no logran cumplir con la consigna semanal se debaten a duelo en los famosos lip syncs: una suerte de playback con gran despliegue coreográfico. En 2020, durante la pandemia, Netflix sumó a su catálogo una de las temporadas de RuPaul. Así, personajes tales como Valentina y Naomi Smalls volvieron a cobrar relevancia. No obstante, una noche mientras navegaba por YouTube llegué a Juego de Reinas: Batalla Drag, un reality salteño que se emitió en 2021 a través de la pantalla de Canal 10 de Salta y en su canal YouTube.

Plataformas, casquetes y actitud

En la edición 2021 participaron artistas de diferentes puntos del país: Miss Lolas Vajes (Pichanal, Salta), Valent Desoul (Caimancito, Jujuy), Mileniom Khood (Salta capital), Sissie Moon (Salta capital), Carnestolenda (San Ramón de la Nueva Orán, Salta), Katrina Raissa (San Salvador de Jujuy, Jujuy), Kira Drag (Salta capital) Maconha Sweet (Tucumán), Gioo King (Vaqueros, Salta), Tina Argen (Buenos Aires), Tsunadhee Khood (Salta capital), Sharina Raisa (Palpalá, Jujuy) y Tiffany Taylor (Salta capital).

Es decir, un total de 13 personalidades dispuestas a competir para obtener el premio a la mejor Reina del primer reality Drag Queen televisado en Argentina. Para ello, en cada emisión, tuvieron que demostrar su talento, originalidad y pasión por el arte drag. El jurado estuvo integrado por Steffan Mestrovic, Gustavo Rubén y Absurdah Drag, y contó con la participación de numerosos invitados especiales. Místika Reech, una de las productoras del programa, ofició de conductora.

Al igual que en RuPaul, cada semana, las participantes llevaban adelante un reto y quienes lo ganaban, pasaban automáticamente a la ronda siguiente. Quienes no lo hacían debían defender su lugar en un duelo llamado Knock out. La temporada 2021 contó con 14 episodios, cuyo final se transmitió desde las instalaciones del Teatro Provincial y tuvo un impresionante despliegue artístico, escenográfico y de producción. La ganadora de dicha edición fue Katrina Raissa, de San Salvador de Jujuy.

Como no podía ser de otra manera, a lo largo de las diferentes emisiones, el espectador/televidente terminaba por familiarizarse con un léxico específico producto del ingenio lingüístico. Dixit del tipo «A darlo trolo» evocan las creaciones de RuPaul tales como «Condragtulations», «Sashay away» o el recordado «Don’t fuck it up».

Juego de Reinas: Batalla Drag tuvo una gran repercusión tanto a nivel nacional como internacional. De hecho, en sus redes sociales pueden leerse comentarios y saludos que llegan desde diversas latitudes: México, Estados Unidos, España, entre otros. Este 2022, el programa tuvo su segunda edición con un jurado compuesto por Serenity Mons, Lady Alutrix y Absurdah Drag. Y, al igual que la primera vez, la conducción estará a cargo de Místika Reech.

El filo de la navaja. Sexo y revolución, de Ernesto Ardito

En Sexo y revolución (2020), Ernesto Ardito pone en diálogo las voces del pasado con las del presente, visibilizando los modos en que las minorías sexuales sufrieron profusas represiones y diferentes maneras de discriminación en su búsqueda por incursionar en la vida política de Argentina. Se trata de una narración fílmica en la que no faltan las historias con príncipes azules y teteras.

¿Cuál fue el papel de las minorías sexuales en la militancia de la Argentina de los años setenta en adelante? ¿Tuvieron el apoyo necesario para su inserción dentro de la vida pública? ¿Qué buscaban instaurar en pos de lograr mayor igualdad social? ¿Cuáles fueron sus objetivos más genuinos? ¿Cómo eran vistos? ¿Qué generaba su sola presencia? En este trabajo, el director desanda la Historia poniendo el acento en cómo la homosexualidad logró desafiar la represión estatal y desnudar un sistema de explotación instaurado.  

Al observar la trama del film, el cuerpo emerge como protagonista en tanto conecta las percepciones del plano interior con las del exterior. De esta manera, la corporalidad se presenta como un texto en el que se inscriben las embestidas sufridas por parte de un Estado que sometió, violentó, discriminó y recluyó a quienes amaban de una manera diferente. Son esos cuerpos los que revelan el lado oculto de una realidad compleja y de un discurso estigmatizante. La película propone un itinerario revisionista en materia de política y militancia, poniendo en valor los logros que las minorías obtuvieron a través de años de luchas y esfuerzos individuales y colectivos. En este sentido, los testimonios resultan estructurantes en la medida que aportan datos certeros que permiten reconstruir un periodo en que se vulneraron derechos de toda índole.

En el devenir temporal, Sexo y revolución atraviesa el periodo de la dictadura. Presenta, por ejemplo, un episodio en que el represor Onganía se enojó en el Teatro Colón porque durante una función de ballet la ropa del bailarín marcaba sus genitales. Hasta 1973 la homosexualidad fue considerada una enfermedad. Entonces las minorías sexuales eran sometidas a los más diversos tratamientos para lograr una ‘cura’. Estas prácticas implicaron una reducción del cuerpo y del deseo a diversos métodos de intervención y manipulación. Todo cuerpo entonces pasó a ser político. La calle se volvió un espacio donde ejercer una forma de liberación oculta. Así, los baños se convirtieron en zonas donde liberarse sexualmente, zonas de paso convertidas en una pieza teatral: allí, todo aquel que entraba cumplía un rol, interpretaba un papel. Como advierte uno de los entrevistados, las teteras constituían verdaderas partidas de ajedrez. 

La cinta de Ardito evoca acontecimientos del mundo tales como la Primera Marcha del Orgullo Gay en Estados Unidos, o bien, la sentencia que halló culpable de homosexualidad a un cineasta ruso en 1974. En el caso de la Argentina, estos hechos se alternan con las voces de Néstor Perlongher y Carlos Jauregui. Estos aportes permiten que la Historia se reconstruya con diferentes elementos: retazos de escenas fílmicas, grabaciones de audios, fotografías y relatos en primera persona. Un excelente trabajo de montaje que muestra cómo los cuerpos disidentes sufrieron la violencia del Estado, tildando su deseo como enfermedad. 

En conclusión, la película toma como punto de partida los años setenta cuando en el país las minorías sexuales eran estigmatizadas por la sociedad y reprimidas por el Estado a través de sus edictos policiales. En este contexto, la cultura patriarcal ejerció violencia no solo física sino también simbólica a través de sus lógicas y estrategias, vulnerando los Derechos Humanos básicos. En clave cinematográfica, este trabajo convierte los silencios en gritos de libertad. Es el cuerpo —propio y ajeno— que marcha en busca de representatividad. Sexo y revolución constituye, sin dudas, un acto de reivindicación y un homenaje a quienes pelearon por la igualdad social que hoy se posee.

Un paisaje de lo humano. La guarida del lobo, de Alex Tossenberger

La guarida del lobo (2019) es un thriller dirigido y escrito por Alex Tossenberger. Rodado en escenarios naturales de la provincia de Tierra del Fuego, en la Patagonia argentina, cuenta con Gastón Pauls, José Luis Gioia y Víctor Laplace como protagonistas.

La historia comienza cuando Toco, un viejo habitante de la región, encuentra a Vicente, un forastero que yace tendido inconsciente al costado de su vehículo. Sin dudarlo, el anciano alberga al herido en su casa donde le ofrece abrigo y comida. Una vez repuesto de su caída, Vicente necesita volver a su coche, por lo que Toco lo lleva en trineo. Tras ello, el viajante decide contratar al anciano para que le enseñe a manejar este particular medio de transporte. Posteriormente entra en escena un posible comprador para las tierras, interpretado por Laplace, quien está dispuesto a pagar una fortuna por ellas. La oferta no convence al viejo residente, quien se niega rotundamente a vender sus cuantiosas hectáreas. Así, se dejan al descubierto las verdaderas intenciones que atraviesan a cada uno de los personajes. Y a partir de ellas, el largometraje articula lo que podría denominarse un paisaje del comportamiento humano. 

El film no solo explora este comportamiento, sino también sus semejanzas y diferencias respecto al de otras especies. Las personas se diferencian del resto de los animales por tener conciencia de la muerte y del dolor que genera. La complejidad de estos pensamientos es posible en parte gracias a la comunicación humana que, a diferencia de la animal, permite a los seres humanos crear y metaforizar en/por el lenguaje. No obstante, en la película, los perros siberianos cumplen un papel fundamental, ya que muestran cómo, a partir del vínculo que mantienen con su dueño, pueden desarrollar una vía de comunicación que les permite cuidarse mutuamente y advertirse de los peligros. 

Además de la relación hombre-animal, se plantea un juego de contrastes. En primera instancia, esto se observa en la oposición planteada entre la calidez del hogar de Toco y el frío del paisaje blanco que lo rodea; o bien en las diferencias que surgen entre la vida campestre y solitaria del rescatista y la vida urbana de Vicente. En ambos casos, las fronteras se desdibujan a medida que transcurre la cinta. Esto sucede, por ejemplo, cuando Vicente ingresa al mundo bucólico de su compañero a través de las lecciones de trineo mientras que el anciano descubre la inmensidad del desierto en que habita luego de la muerte de su esposa. Esto último impulsa al solitario hombre a pedirle a su compañero que abandone la ciudad para instalarse en las gélidas tierras.  

Estas, dicho sea de paso, constituyen un elemento muy destacable del film, que cuenta con localizaciones cuidadosamente escogidas. A lo largo de la cinta, el paisaje edifica un magnífico recinto blanco sobre el que se construye, a su vez, la trama. En este sentido, los planos generales ofrecen una maravillosa vista del sur argentino mostrando cómo la tierra y las montañas nevadas, las tomas de sus lagos y ríos, sumadas al sonido de los árboles y de las aves que nadan en el viento, crean una atmósfera de suspenso propia del género del thriller que, por otro lado, se ve intensificada por un sueño premonitorio. 

Ese paisaje, por momentos abrumador y desolador, adquiere un valor simbólico a medida que se desarrolla la historia. Esto se acrecienta sobre todo hacia el final del largometraje cuando los acontecimientos se precipitan, planteando un desenlace imprevisto que contrasta con el tono calmo y tranquilo del comienzo. 

Sobre este lienzo blanco, Tossenberger pinta un paisaje de lo humano, en el que la bondad, la mentira, la codicia, entre otros defectos y virtudes, son utilizados como elementos constituyentes. Por lo tanto, La guarida del lobo es, en realidad, el hombre mismo. Un hombre que, camuflado como estilan algunos animales, ataca a sus presas con la misma precisión con que lo hacen los lobos en sus noches de cacería.

Hernán Vargascarreño: «La poesía es tan esquiva que llega cuando ella quiere»

En la librería del Fondo de Cultura Económica de la ciudad de Bogotá, encontré una antología que me llamó poderosamente la atención. Se trata del libro Las cinco letras del deseo: antología latinoamericana de poesía homoafectiva del Siglo XX, compilado por Hernán Vargascarreño y Omar Ardila (Ediciones Exilio, 2016). Durante mi estadía en La Candelaria tuve el enorme placer de conocer y entrevistar a unos de sus compiladores: me refiero al escritor y traductor colombiano Hernán Vargascarreño.

¿Cómo surge la idea de publicar esta antología?

Hernán Vargascarreño: Las cinco letras del deseo constituye el resultado, en principio, de un trabajo individual. Tanto Omar Ardila como yo llevábamos diez años recopilando poemas homoafectivos del mundo, no solamente de América Latina. Cuando nos conocimos, salió el tema y descubrimos que ambos veníamos realizando esta tarea de compilación de poemas gays y decidimos publicar el libro. Sacamos una tirada de 500 ejemplares de los cuales quedan muy pocos en el mercado. La publicación se logró gracias a que Omar es muy juicioso y yo también. Trabajamos medio año organizándolo y tomando decisiones. A mí, por ejemplo, los poemas muy de trans no me caían bien, pero Omar se encargó de enseñarme que no se trataba sólo de poesía, sino que debíamos tener en cuenta la denuncia latinoamericana que giraba alrededor de los poemas. Cuando las ideas son buenas, soy muy fácil de convencer. Entonces decidimos poner aquellos textos que resultaban significativos en términos poéticos, políticos, sociales y humanos. Así, incluimos aquellos poemas que pocos querían publicar. 

Surge una relación interesante entre la poética y la política

HV: La poesía por la poesía, o lo que llaman la poesía pura, es un tema valioso y valedero. Yo lo respeto. Pero también respeto la poesía política cuando lo social, lo político y lo inhumano se denuncia a través de ella. Pues la poesía es un arma maravillosa que no dispara. La poesía no saca sangre y no doblega con garrote. La poesía está solamente para leerla y si la palabra tiene el gran poder de denunciar, hay que agradecerlo. Además, permite aclarar ciertas épocas, sobre todo, la de algunos países latinoamericanos donde, hace cuarenta años atrás, nos sacaban a la fuerza de los bares gays. Aquí en Bogotá fue muy duro: nos tiraban al piso para darnos patadas. Ahora nadie puede hacer eso. Hemos ganado mucho terreno. La poesía, la política y todo lo que ayude a respetar las diferencias raciales, religiosas y sexuales, bienvenido sea. Porque necesitamos un mundo mejor, no echar para atrás. 

¿Tenés alguna definición para la poesía?

HV: Es muy difícil definir qué es la poesía. De acuerdo a la edad de uno y a los momentos, esa definición va cambiando. Podría decirte que, para mí, la poesía es mi religión. Además, me ha permitido conocer la historia de la humanidad desde Oriente hasta Bogotá. Por lo tanto, la poesía también ha sido mi arma intelectual y política porque uno asume posiciones. La poesía esclarece más que el discurso académico, político y económico. La poesía te muestra desde los grandes problemas hasta la más pequeña sencillez. Y en ese mundo, que está entre lo elevado y lo abajito abajito, está la humanidad.

Entonces, además de mi religión, la poesía ha sido mi salvación. Una salvación incluso por lo sexual, porque yo desde pequeño he sido muy agredido. Yo perdí a mi familia y me tocó irme exiliado —por eso mi sello se llama Exilio—. Perdí contacto con ellos para no amargarles la vida. Entonces me tocó tomar la poesía como mi religión, mi filosofía, mi forma de ser y de vivir.  

Pienso en tu labor como traductor

HV: Traduje solamente a tres poetas y algunos textos de Sylvia Plath. Lo que he traducido siempre ha sido por un gran amor, tal es el caso de Emily Dickinson. Yo la considero la mejor poeta de todas las lenguas y de todos los tiempos. Veo que ella fue una anarquista que públicamente no quiso hacer los votos religiosos que había que hacer a los 18 años, que se encerró en su casa y se interesó por la ciencia. Yo adoro su vida y su poesía.

También realicé la traducción de Edgar Lee Masters porque lo que hizo con Spoon River Anthology fue denunciar toda la porquería de Estados Unidos en 1915, y en 1929 llegó la Gran Depresión. Él se adelantó y la contó, por eso muchos lo odiaron, pero yo lo amo. Porque además políticamente soy enemigo de Estados Unidos. También realicé una traducción de Fernando Pessoa. Adoro el misterio que tiene su poema homosexual llamado Antínoo que empieza cuando le llevan el cadáver de Antínoo al Emperador. Aparece el llanto y él intenta revivirlo y el poema termina al amanecer con el Emperador dormido sobre el cadáver de su amado.

Entonces lo que traduje fue con mucho gusto y movido por lo afectivo. Las traducciones me han permitido crecer como poeta igual que las ediciones. Yo me volví editor independiente que no está ligado a ninguna asociación de editores independientes —risas—.

Tenés varias miradas sobre el hecho literario, ya que escribís, traducís y editás, ¿son tareas que se complementan? 

HV: Sí, se complementan. A veces discuten, pelean y forcejean. Pero ante todo, me ocupan. Trabajo desde las seis de la mañana hasta el mediodía, luego almuerzo y duermo la siesta. Lo que queda de la tarde es para dedicarme a lo literario y el tiempo no me alcanza. Yo tengo mucho que hacer todos los días y siempre; hay que traducir o seguir escribiendo o continuar editando. Aunque tengo tiempo, la sensación es que no me alcanza. Y esa es una forma de ser feliz. Porque si no tuviera nada qué hacer, yo qué haría en la berraca vida. En un país donde las oportunidades son tan duras y tan terribles, soy feliz trabajando en algo que me encanta que es la poesía. También incursioné como editor con el cuento y la novela. En fin, hay que vivir. Porque así como voy a bailar los sábados o a comer los viernes en alguna parte, yo tengo que trabajar en los libros porque esa es mi vida. 

¿Ves alguna diferencia entre escribir poesía y escribir otros géneros?

HV: Creo que los que escriben narrativa tienen una disciplina muy diferente. En las entrevistas que uno escucha o lee, dicen que se levantan temprano y escriben buena parte de la mañana, por decirte algo. Pero no me imagino a un poeta diciendo que se va a levantar a la madrugada para escribir cinco poemas antes de las nueve. No. La poesía es tan esquiva que llega cuando ella quiere. Cuando ella quiere se asoma, nos hace un guiño y ¡Ay de uno que no tome el apunte, porque se va rapidito! En cambio, los narradores tienen una estructura mental y argumental: una historia. Esa maquinación de la narrativa me parece fabulosa. Al poeta le toca llevar siempre su libretica de apuntes y con qué escribir, porque en cualquier momento puede venir una idea y pobre del que no la tome. 

Leonardo Mena: «Como creativo uno tiene que seguir su intuición»

Leonardo Mena es uno de los diseñadores más importantes de México. En 2013 fue ganador de la portada de Elle México; luego participó en el Epson Digital Couture del New York Fashion Week. En 2018, presentó su colección Naughty Gaysha en el concurso Jóvenes Diseñadores de Tenerife Moda (España). En esta entrevista cuenta cómo fue su inicio en el mundo fashion, su participación en diversos eventos alrededor del mundo y su compromiso con los procesos creativos. 

¿Cómo se produjo tu acercamiento al mundo de la moda? 

Leonardo Mena: Me recuerdo siempre deconstruyendo mi ropa de niño e inventando cosas, haciendo prendas para amigas y muñecas. Supongo que es algo que siempre tuve en la sangre. Sin embargo, mi primer acercamiento formal fueron los concursos, especialmente uno que se realiza en Guanajuato, México. Allí quedé como finalista en categorías como Ropa y Calzado hasta que, en 2010, resulté ganador con Prendas de dama. Desde entonces y hasta ahora, realizo una colección por año.

¿Quiénes son tus referentes en el mundo fashion? 

LM: Donatella Versace, Alexander McQueen, Olivier Rousteing y Jeremy Scott.

¿Qué admirás en ellos?

LM: De Donatella me encanta ese riesgo que se acerca a la vulgaridad, pero antes de que sus propuestas resulten para una ramera, sucede la magia y terminan siendo diseños muy sensuales y elegantes. De McQueen, esa manera oscura de expresar la belleza, esa capacidad de convertir el horror en arte y su hipnotizante habilidad para hacer de sus historias un show maravilloso, y lo digo en tiempo presente porque evidentemente es inmortal. De Olivier, lo atrevido de sus siluetas que parecen tan extremas y teatrales que logra volverlas completamente usables. Finalmente, de Jeremy, que ha mantenido vivo ese niño interno que lo pasa bomba con cada colección.