Biografía de Charles Spurgeon - Juan Carlos de la Cruz - E-Book

Biografía de Charles Spurgeon E-Book

Juan Carlos de la Cruz

0,0

Beschreibung

En este nuevo libro escrito por Juan Carlos de la Cruz sobre la Biografía de Charles Spurgeon, nos relata en profundidad los sucesos más remarcados y las más de cuatro décadas de la vida ministerial de "El príncipe de los predicadores". Escribir una biografía es una tarea compleja para intentar dibujar en unas pocas hojas con palabras la vida de alguien, y tarea complicada cuando hay poca información documental y testimonial del biografiado. Pero analizar la vida de un personaje del cual existe tanta información, como el caso de Carlos H. Spurgeon, probablemente complique más la situación. Tenemos sus decenas de libros (cerca de 200 entre escritos y editados), sus miles de sermones, sus decenas de artículos de revistas, sus diarios, sus cartas, una enorme biografía escrita por su esposa y su secretario, y, literalmente, cientos de trabajos biográficos y críticos de toda extensión imaginable sobre este personaje. Podríamos decir, de forma muy coloquial, que a "Spurgeon se le puede encontrar hasta en la sopa". Pero biografías bien trabajadas de Spurgeon en español, no hay muchas y menos actuales. En esta obra pretendemos actualizar y ampliar al denominado "El Príncipe de los Predicadores" al público moderno en lengua hispana. Trabajamos este libro en forma de una cronología detallada desde la infancia hasta su madurez. Cada capítulo se ordena por: - Su vida - Su teología, - Su ministerio de enseñanza, - Su predicación, - Su vida familiar, - Su vida de oración - Sus otros ministerios Te invitamos a emprender esta aventura inolvidable para conocer la vida de Carlos H. Spurgeon, el cual debe estar entre las biografías que no te puedes dar el lujo de no conocer.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 344

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Biografía de

CHARLES H. SPURGEON

Un hombreordinariocon resultadosextraordinarios

Juan C. de la Cruz

Editorial CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 VILADECAVALLS

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

http://www.clie.es

© 2021 por Juan Carlos de la Cruz V.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)».

© 2021 por Editorial CLIE

Biografía de Charles H. Spurgeon

ISBN: 978-84-17620-94-3

eISBN: 978-84-17620-95-0

Biografía

Historia

Acerca del autor

El doctor Juan C. de la Cruz V. conoció al Señor en su niñez. Pastor bautista por 18 años en la iglesia Bautista Nueva Jerusalén de Bonao, R.D. Estudió ingeniería química en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y una Maestría en Ciencias en la misma institución. También cursó una Maestría en Artes (MA), en el Southeastern Baptist Theological Seminary (SEBTS), de Carolina del Norte, USA. Maestría en teología (ThM), Doctorado en Filosofía (PhD) del Southern Baptist School (SBS), Jacksonville, Florida, USA. Realizó estudios teológicos, de licenciatura y maestría (sin finalización) tanto en el Seminario Teológico Bautista Dominicano (STEBD), en República Dominicana, como en la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos (FLET/LOGOI) en Florida, USA. Ha cursado estudios especializados en predicación expositiva bajo el Dr. Ramesh Richard en Dallas Theological Seminary y otros escenarios. Juan cursó algunos años de artes visuales y música en varias academias, incluyendo la Palza de la Cultura de Bonao y el Conservatorio Nacional Dominicano de la República Dominicana.

El Dr. De la Cruz ha sido profesor en varias academias de estudios superiores tanto en el área de ciencias como en el campo teológico. Profesor de Chemistry and Organic Chemistry en O&Med, Santo Domingo, República Dominicana. Profesor de varias asignaturas en el Seminario Teológico Bautista Dominicano, en la Academia Ministerial de la Gracia de Santiago, R.D., en el SeTeBLA y en el Southern Baptist School en Latino América.

Juan es, actualmente, director del Southern Baptist School.

Escritor de varios libros y de numerosos artículos teológicos en varias revistas de Brasil, Paraguay, Estados Unidos, así como en diferentes espacios de internet. Es el fundador y editor general de Theo Magazine en español [TM®], una revista teológica.

Casado hace 20 años con la Dra. Anabel Santo (MD, ThM, Esp. Medicina Familiar, profesora en O&Med) y padre de dos hijos.

ÍNDICE

Prólogo por Eliseo Vila

Introducción

CAPÍTULO 1. La época de Spurgeon

CAPÍTULO 2. Familia, infancia y educación normal de Spurgeon

1.Formación académica de Charles

2.Breve periodo de escepticismo

CAPÍTULO 3. La conversión y el bautismo de Spurgeon

1.Conversión de Spurgeon

2.El bautismo de Spurgeon

CAPÍTULO 4. El matrimonio y los hijos de Spurgeon

CAPÍTULO 5. La vida ministerial de Spurgeon

1.El mozo pastor bivocacional en Waterbeach

2.Pastor en New Park Street Chapel en Londres

3.Rechazo de Spurgeon a la tradicional ceremonia de ordenación al ministerio

4.Breve reseña de la iglesia New Park Street Chapel

5.Cambio de lugar y de nombre de New Park Street Church

6.Dos pastores en el Tabernáculo

7.El Tabernáculo desde Spurgeon hasta hoy

CAPÍTULO 6. La predicación de Spurgeon

1.Charles Spurgeon ha sido el más grande predicador de la historia cristiana posbíblica a consideración de muchos

2.Influencias de otros predicadores sobre Charles

3.Influencias que abiertamente Charles rechazó

4.La tarea exegética, teológica y metodológica que Charles asumió y enseñó al considerar la tarea de predicar

5.La finalidad básica de Spurgeon al predicar

6.No era tarea ni trabajo fácil para Spurgeon preparar un sermón

7.Un predicador admirable, íntegro y fiel

8.La fama y el alcance de la predicación de Spurgeon en consecuencia

CAPÍTULO 7. Spurgeon y la oración

1.El ministro y la oración

2.Teología de Spurgeon sobre la oración

3.La vida de oración de Spurgeon

4.Las convicciones de Spurgeon acerca de la oración

5.La vida de oración de Spurgeon como el secreto de su éxito ministerial

6.Spurgeon apelaba al poder de la oración corporativa

CAPÍTULO 8. Spurgeon y la enseñanza teológica

CAPÍTULO 9. La teología de Spurgeon

1.Spurgeon estaba altamente preocupado por el creciente abandono del calvinismo en Inglaterra

2.La controversia del declive

3.La verdad es más importante que la unidad

4.Evangelicalismo de Spurgeon

5.En resumidas cuentas

CAPÍTULO 10. La lectura, el estudio y la producción literaria de Spurgeon

1.Colecciones de Spurgeon

CAPÍTULO 11. El esfuerzo de Spurgeon

1.Spurgeon fue un hombre esforzado

2.Su ritmo de trabajo

3.Spurgeon procuró también ser equilibrado

4.Las finanzas de los Spurgeon

CAPÍTULO 12. Un relato cronológico de los hechos más notables de la vida y ministerio de Charles Spurgeon

CAPÍTULO 13. Últimos días de Spurgeon

1.La enfermedad no detenía a Charles

2.El delicado estado de salud de Spurgeon

3.La muerte del Príncipe de los predicadores

CAPÍTULO 14. Un resumen de los logros de Spurgeon durante su vida y ministerio

CAPÍTULO 15. Una conclusión analítica general de la vida de Charles Spurgeon

Anexos

CAPÍTULO 16. La eclesiología de Spurgeon

CAPÍTULO 17. Cómo entendió Spurgeon la relación entre el ministerio diaconal y el pastoral

CAPÍTULO 18. El sermón más famoso y difundido de Spurgeon: “La regeneración bautismal”

1.Introducción

2.El bautismo sin fe no salva a nadie

3.La fe es el único requisito indispensable para la salvación

4.El bautismo en el texto está evidentemente vinculado a la fe

BIBLIOGRAFÍA

Prólogo

Tras doce años excavando en las galerías del pensamiento de Charles Spurgeon extrayendo uno a uno los diamantes de su obra magna “El Tesoro de David”, y aspirando verterlos al idioma de Cervantes sin que pierdan en el proceso un solo quilate de la elocuencia y fulgor espiritual con que el “príncipe de los predicadores” las talló, escribir el prólogo para una biografía suya es un honor y privilegio, pero a su vez, mucha responsabilidad.

Se corre el riesgo, casi inevitable, de la parcialidad. De no contemplar y valorar el trabajo de investigación del autor a la luz objetiva de la realidad histórica, sino bajo la influencia de conceptos estereotipados que uno se forja sobre el personaje a lo largo de miles de horas de ahondar en sus escritos, y que a menudo genera entre autor y traductor una extraña simbiosis que hace difícil distinguir incluso cuál de los dos es el que habla.

No ha sido el caso con esta recopilación biográfica admirable llevada a cabo por el doctor Juan Carlos de la Cruz, del personaje que tan acertadamente describe como: “un hombre extraordinario con resultados extraordinarios”. El Charles Spurgeon que analiza y detalla en estas páginas coincide plenamente con el que yo me había forjado, hasta tal punto que me atrevo incluso a matizar la cita de John Piper con que cierra la primera sección del libro: “La época de Spurgeon”. Piper ve al gran predicador «más que como un meteoro como parte de una constelación de grandes pensadores cristianos”. Estoy de acuerdo, pero olvida mencionar que de esa constelación, Spurgeon fue “alpha”, la estrella principal.

Las tres secciones que siguen, dedicadas a “La familia, infancia, educación, conversión, bautismo, matrimonio e hijos” de Spurgeon conducen al lector a la conclusión inevitable de que el niño nacido en Keveldon el 19 de Junio de 1834, no era común y corriente: tenía una inteligencia, una afición por la lectura, una memoria, una facultad de síntesis, una capacidad de trabajo, un don para la oratoria, una voz, una entrega a los demás y una coherencia excepcionales. En pocas palabras, uno de esos brotes singulares que surgen tan solo cuando la ejecución de los planes divinos lo estima necesario.

Las demás secciones van dedicadas a describirnos los aspectos ministeriales, espirituales y humanos de la vida del gran predicador: “La vida ministerial de Spurgeon”, “La predicación de Spurgeon”, “La teología de Spurgeon”, “Spurgeon y la enseñanza teológica”, “La producción literaria de Spurgeon”, “El trabajo y esfuerzo de Spurgeon”. Cierra el autor con una interesante “Recopilación cronológica” de los hechos más notables en su vida, con unas pinceladas sobre “Los últimos días de Spurgeon”, una “Conclusión analítica”, y tres anexos o apéndices: uno sobre “La eclesiología de Spurgeon”, otro sobre “Cómo entendió Spurgeon la relación entre el ministerio pastoral y el diaconal”, y una transcripción de “El sermón más famoso y difundido de Spurgeon”. Poco, por no decir nada, se queda en el tintero. Una biografía del “príncipe de los predicadores” actualizada que sintetiza los aspectos más notables expuestos por biógrafos anteriores a los que añade el autor su toque particular y enriquece con su estilo divulgativo. De lo mejor entre los diversos trabajos biográficos que he tenido ocasión de leer sobre este hombre excepcional.

Pero la excepcionalidad nunca es bien recibida en el contexto social; y la coherencia tiende a ser mal interpretada. Como bien señala Juan Carlos de la Cruz, desde los mismos comienzos de su ministerio: el éxito sin precedentes de un joven “intruso” de provincias, con poco más de veinte años, suscitó profundas envidias entre los mediocres de la casta clerical londinense. Su coherencia le impidió dialogar y transigir con el liberalismo de su época, abocándole a enconadas controversias que le aportaron un alud de enemigos y acabaron por minar su salud y acortar su vida. Y le valió además la fama de hombre intransigente, adusto y poco tratable, “el último de los puritanos”.

Un análisis más amplio, como aporta aquí el autor, demuestra que semejante enfoque no es más que una visión sesgada de su personalidad, puesto que numerosas facetas de su vida prueban que era una persona abierta y progresista en materia de derechos sociales, comprometida a nivel personal y financiero en ayudar a los necesitados, y un activista avanzado a su época en todo cuanto entendiera que no minara la autoridad de la Palabra o socavara el mensaje de la Cruz.

En una época en la que el debate sobre la esclavitud estaba en el orden del día, y prestigiosas instituciones teológicas y renombrados teólogos evangélicos defendían Biblia en mano la posesión de esclavos como algo legitimado por las Escrituras, Charles Spurgeon fue un abolicionista activo, amigo personal de Harriet Beecher [1811-1897], autora de “La cabaña del tío Tom”, con la que se carteaba. Y en plena batalla entre esclavistas y abolicionistas cedió el púlpito de su congregación a un esclavo huido de una plantación en Carolina del Sur, desoyendo la opinión de todos sus allegados que le aconsejaban: «Charles, mantengámonos al margen, piensa que muchos pastores son propietarios de esclavos, sería ofenderles». Pero tales consejos no encajaban con la coherencia del “príncipe de los predicadores”, aún a sabiendas que ello le costaría una campaña de desprestigio y un “boicot” a sus sermones y libros. Entre 1876-1878 tuvo como alumno del Preacher’s College a Lewis Thomas Johnson, un ex-esclavo.

En una época de revolución industrial en la que era habitual trabajar seis jornadas de hasta más de doce horas por sueldos miserables que a penas alcanzaban para malvivir, Spurgeon defendió los derechos de las clases trabajadoras, fundó casas de acogida para viudas y huérfanos, y cuando comentó las palabras del Salmo 73:8: “y arrogantes oprimen y amenazan” no se retuvo al escribir: «A pesar de que las clases trabajadoras van ganando derechos día tras día, todavía son muchos los que se refieren a ellos como si pertenecieran a un orden inferior no muy lejano al de los animales. ¡Que Dios perdone a los miserables que piensan y se expresan de esa manera! Todos los seres humanos han sido creados iguales por Dios y puestos en este mundo para que convivan en integridad y sinceridad unos con otros. Por tanto, todo aquel que abusa de su prójimo o le perjudica en cualquier forma, quebranta la ley natural y la ley divina».

En una época clasista en la que era habitual que miles de niños trabajaran en fábricas sin acceso a la educación, reservada solo para familias más o menos pudientes, y en la que estaba en pleno apogeo el lema pedagógico plasmado por el pintor español Francisco de Goya [1746-1828] en su famoso lienzo titulado: «La letra con sangre entra», Spurgeon se muestra contrario a los castigos físicos, y, al comentar las palabras del Salmo 34:10: “Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré” aconseja: «Hemos de ganarnos la voluntad de los niños con métodos atractivos de enseñanza: lograr, como dice el salmista, que “vengan” por su propia voluntad, no forzarlos con sistemas coercitivos ni reprenderlos con palabras ásperas».

En una época en que las mujeres no tan solo no tenían derecho al voto, sino tan siquiera a tener propiedades, en la que “el movimiento sufragista” hacía sus primeros intentos, comentando el Salmo 128:3: “Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa” expone: «Hay quienes interpretan estas palabras del salmista como que la esposa debe permanecer “clavada a las paredes de la casa” como una parra. Pero en Palestina no existe tal costumbre, ni es agradable imaginar a una esposa creciendo fija, atada a un muro, confinada al recinto de ladrillos y mortero de la vivienda de su marido. No, lo que quiere decir es que si la buscas, la encuentras en la casa: lo cual no quiere decir que tenga que permanecer confinada en la casa, sino que la casa es su actividad principal. El esposo cristiano se siente dichoso de tener a su esposa como igual, porque ella le pertenece a él y también él le pertenece a ella, y en esta igualdad, la casa pertenece a ambos». ¡Palabras absolutamente revolucionarias para un comentarista cristiano a mediados del siglo XIX!

Y así podríamos seguir enumerando una extensa lista de paradigmas en los que Charles Spurgeon se alejó radicalmente de lo comúnmente aceptado y políticamente correcto en su época, como sus conceptos sobre el poder de la oración en la sanidad de los enfermos, que practicaba abiertamente; su defensa del derecho a expresar en el culto con euforia sentimientos de gozo y alegría; sus ideas sobre la conversión de los judíos y la restauración material del Estado de Israel; y un largo etcétera.

Charles Spurgeon fue en cierto modo un anticipo de lo expresado en la famosa “oración de la serenidad” atribuida a Reinhold Niebuhr [1746-1828] que me permito parafrasear: «Señor, concédeme valor para cambiar aquello que puede y debe de cambiar; firmeza para defender aquello que no puede ni debe cambiar, y sabiduría para entender la diferencia». En lo que hace a las dos primeras peticiones fue absolutamente coherente; y obtuvo la sabiduría necesaria para la tercera: entender la diferencia, de una intensa vida de oración, faceta poco conocida de la vida de Spurgeon pero absolutamente crucial en su ministerio, y a la que Juan Carlos de la Cruz dedica la más extensa y enjundiosa de las secciones de su obra: “Spurgeon y la oración”.

Estoy convencido que Charles Spurgeon tiene mucho que enseñarnos en la lucha por superar la profunda crisis de identidad teológica y denominacional que el cristianismo evangélico está enfrentando en esta primera mitad del siglo XXI, y que su legado ideológico y literario está destinado a jugar en ella un papel primordial. Por ello, la aportación biográfica de Juan Carlos de la Cruz es valiosísima. No me queda, pues, sino concluir con palabras extraídas de su libro con las que cierra la sección dedicada a “La teología de Spurgeon”:

«¡Tenga Dios a bien en su Absoluta Soberanía darnos épocas semejantes, avivamientos semejantes, hombres semejantes y resultados semejantes!».

Eliseo VilaPresidente de Editorial CLIEOctubre 2020

CHARLES H. SPURGEON

«Un hombre ordinario con resultados extraordinarios»

Juan C. de la Cruz

Ha sido un hermoso recorrido la andanza por todas estas páginas. He gozado al ver y degustar esta obra. En realidad, ha sido muy reconfortante ver cómo has plasmado con tanta elegancia esta obra amena. Simplemente, ¡me ha fascinado este trabajo!

Por otra parte, he podido discernir que el Sr. Spurgeon ha influido de manera muy positiva en tu vida. Creo que si él aún viviera, de seguro lo escogerías como tu mentor.

El Señor tenga a bien permitir que esta obra sea ampliamente difundida.

¡Felicidades, amado mío!

Anabel Santos

Doctora en medicina, con especialidad en Medicina Familiar.Profesora de medicina en la Universidad O & Med, Santo Domingo.Master en Teología. Maestra de niños en la Escuela Dominical durante casi tres décadas. Esposa (del autor de esta obra) y madre de dos hijos.

El legado de Spurgeon adquiere vida en la pluma del Dr. Juan C. de la Cruz a través de las páginas de ésta formidable y exquisita biografía, en la cual vemos la grandeza de un hombre piadoso que en las manos de Dios fue extraordinario.

Spurgeon, a pesar de su ocupada vida, fue un prolífico escritor, a un hombre entregado y apasionado por la predicación bíblica; quien tuvo a Cristo cómo el Centro en su diario vivir y la oración cómo su arma secreta. Spurgeon, recibió la gracia de Dios de proclamar el evangelio a viva voz, con poder y gloria.

Leed ésta biografía para que vuestro ministerio por las almas perdidas sea refrescado y apasionado por el Espíritu Santo, como lo fue en la vida de Spurgeon.

Joel Collado

Pastor en la Iglesia Bautista Nueva Jerusalén de Bonao, RD.Profesor de Historia y Teología del SeTeBLA. Joel Collado es:I.S. (UNAD), M.Sc. (UAPA) y MA (SWBTS).

“En Charles H. Spurgeon, Juan Carlos nos entrega una bien documentada biografía de el príncipe de los predicadores. Es de fácil lectura, constituye un aporte a la bibliografía sobre el célebre predicador y sin duda constituirá una fuente de inspiración para muchos siervos de Dios. Saludamos su publicación”.

Dr. Freddy Noble

Pastor 1ra. Iglesia Bautista Hispana de Manhattan, NYC.Más de 50 años en el ministerio pastoral.

INTRODUCCIÓN

«Spurgeon magnificó la gracia de Dios y glorificó a Dios el Hijo».(Steve Lawson)

Hablar de Charles Haddon Spurgeon no es tarea fácil. Primero, por el volumen de su producción literaria. Segundo, por la distancia de casi dos siglos, a juzgar por la fecha de su nacimiento. Tercero, por lo extraordinario de su persona y su obra. Cuarto, por la indignidad de cualquiera que decida traer a su pluma o boca a dicho general del Reino de Cristo.

Es complicado hacer un boceto en palabras de un ministro del Evangelio que fue sin dudas un verdadero embajador del Reino de Cristo, mucho peor aún procurar hacerlo en un trabajo de tan limitado espacio como este.

En este escrito hemos procurado mostrar como Dios usó en proporciones sobrenaturales a un hombre común y corriente de un pueblecito de la Inglaterra del siglo XIX llamado Charles H. Spurgeon. De entrada, queremos remarcar que tanto el abuelo, como el padre, así como uno de sus hermanos y los únicos dos hijos de Charles fueron todos pastores protestantes.

Hemos analizado que sin lugar a dudas los grandes éxitos de un hombre que dirigió y guió a buen éxito algo más de 60 ministerios, son el fruto directo de la gracia de Dios. No obstante, en lo que concierne a su persona, Spurgeon no negoció: (1) ni su fe ni su fidelidad a Cristo, (2) tampoco su apego incondicional a las Escrituras y, mucho menos aún, (3) sus deberes de orar profusa y abundantemente, así como de estudiar y capacitarse para su principal función ministerial, a saber, la predicación y la enseñanza.

Al final, prácticamente todos los aspectos de la vida que vivió Spurgeon son de gran motivación para cualquier ministro y cualquier verdadero creyente. De forma casi impecable, Spurgeon fue un hombre digno de nuestra admiración e imitación para la gloria de Cristo. Lewis A. Drummond introdujo un trabajo biográfico suyo sobre Spurgeon así:

DURANTE EL MINISTERIO DE CHARLES HADDON SPURGEON en la Iglesia Bautista New Park Street de Londres, catorce mil (14.000) miembros se unieron a la congregación, haciendo de esta la iglesia protestante más grande del mundo. Se han vendido más de trescientos millones de ejemplares de sus sermones y libros. Probablemente sea el ministro más leído de todos los tiempos. En cualquier caso, todavía hay más libros impresos de Spurgeon que otros autores en inglés. Incluso está siendo reimpreso en un estilo inglés actualizado. No solo fue un gran predicador y pastor; fue un notable pensador y escritor1.

Entremos, pues, a considerar algunas pinceladas gruesas en procura de tal cometido. El Señor me perdone si hago mal uso de la palabra en algún momento para referirme a Charles y, también ruego misericordia de los lectores si erramos al blanco en algún renglón de la vida de este siervo de Cristo, que de seguro está en el regazo de Abraham, debajo del altar del cielo y bajo las seguras alas del Señor.

1. George, T. & Dockery, D. S. (Versión digital).

CAPÍTULO 1

La época de Spurgeon

La Inglaterra del siglo XIX era virtualmente protestante. Guardar el domingo era normativo. Visitar la iglesia era una costumbre. Y el respeto a la Biblia era masivo.

Bien que había mucha injusticia social, mucha pobreza, orfandad, prostitución, cantinas, personas desamparadas viviendo debajo de los puentes y en las calles, etc., lo que era característico del mundo de entonces. Pero el cristianismo, mayormente en su ala protestante, era normativo en la Inglaterra Victoriana.

Por otra parte, la liturgia muerta, el profesionalismo teológico y, desgraciadamente una forma temprana de liberalismo, azotaba los púlpitos ingleses, especialmente en la segunda mitad del siglo XIX.

Por su parte, Spurgeon no solo era conservador, sino que se consideraba heredero de los puritanos. Su abuelo y su padre, ambos ministros congregacionalistas, lo habían instruido en el ala más conservadora del protestantismo.

Podemos hablar aquí del Marxismo-Hegelianismo, que se incubaba en la mente de los europeos para entonces, o del Darwinismo que se hacía popular entonces. Por cierto, Charles Darwin fue contemporáneo de Charles Spurgeon (incluso, Darwin publicaba su «Origen de las Especies» en 1859, el mismo año en que Charles inicia la construcción del Tabernáculo Metropolitano de Londres, que corresponde con los días de gloria del ministerio de Spurgeon en New Park Street). Entre otros grandes asuntos, de lo que tratamos aquí es del ambiente de la época de Spurgeon, la famosamente denominada Victoriana2. De hecho, y quizá en un sentido rival, Charles Marx filosofó en los días de Spurgeon, proponiendo su «Manifiesto Comunista». Y el mismo día en que nació Charles Spurgeon, también nació el teólogo y filósofo híper-liberal alemán Friedrich Schleiermacher; también el químico ruso Dimitri Mendeléyev. Estamos hablando de días de gloria, pero convulsos y confusos.

A la par, en aquella época Victoriana, se erigían la cúspide de la Alta Crítica y el liberalismo de la teología suiza, prusiana y germana, con los postulados de hombres como Schleiermacher, Bultmann, Harnack, entre otros; la cual rápido se coló al mundo entero, y de la cual surgió la Neo Ortodoxia Barthiana y Brunniana como secuela. Inglaterra no escapó a tales coqueteos filosóficos. Spurgeon mismo denunció mucho de ello. Aunque fue Jean Astruc quien sentó las bases al método de la Alta Crítica a mediados del S. XVIII, que es un «método» altamente influenciado por el evolucionismo materialista hegeliano; y no fueron sino los trabajos del teólogo holandés Abraham Kuenen, y el profesor E. Reuss, de la universidad de Estrasburgo, quienes formularon la tesis del método de la Alta Crítica, un siglo antes de Spurgeon; no obstante, fue el ingenioso Julius Wellhausen, profesor de Götingen (y varias otras universidades alemanas), contemporáneo de Spurgeon, quien sutilmente elaboró y popularizó el pernicioso «método crítico».

Como puedes observar, por un lado, eran días convulsos y tumultuosos.

En otro ámbito, pero en la misma época, en los Estados Unidos de América se forjaban los cimientos de las sectas más sobresalientes que han salido del cristianismo, es decir, los Mormones, los Adventistas, la Ciencia Cristiana, y varios grupos evangélicos que tienden a la heterodoxia, como los Campbellistas, entre otros. Era una época convulsa, agresiva y muy particular.

En el plano socio-político, la Inglaterra Victoriana fue políticamente estable durante más de medio siglo. Globalmente, «Gran Bretaña estaba en la cúspide del prestigio mundial»3. En el plano global, por ejemplo, apenas un año antes del nacimiento de Spurgeon, el presidente T. Jefferson de los Estados Unidos firmaba el Acta de Tolerancia4 que ponía fin a la persecución religiosa. De hecho, en el mismo año en que nació Spurgeon se firmaba el tratado de apoyo político conocido como la Cuádruple Alianza entre Reino Unido, Francia, Portugal y España, reconocida por el imperio austriaco, Rusia y Prusia en defensa de los modelos de gobiernos liberales de la cuádruple alianza.

En el espectro socio-económico, justo un año después de Charles, nació su compatriota (realmente escocés) Andrew Carnegie, un industrial y filántropo de sobrada fama; y en días de Spurgeon se desarrollaba el imperio industrial de John D. Rockefeller en Estados Unidos, un hermano bautista de sobrado renombre en el mundo de los negocios, que nació cuando Spurgeon contaba con cinco años de vida. Este segundo usó gran parte de su fortuna para crear instituciones como Columbia University, vía Rockefeller Foundation5, entre otras, como haber dirigido fondos para la construcción del Sothern Baptist Theological Seminary, entre otras. Poco más de una década después del nacimiento de Charles, nacieron Thomas A. Edison y Alexander Graham Bell. También eran los días de Nikola Tesla y otros grandes. Es decir, los días de la electricidad, la radio, el teléfono, la bombilla, el ferrocarril y otros miles de inventos que potenciaban la vida moderna. Europa estaba en pleno apogeo de la industrialización.

La era de la Revolución Industrial y la era de las invenciones estaban catapultando a Gran Bretaña al mundo moderno. Por ejemplo: «Entre 1852 y 1892, se triplicó la producción de algodón en Inglaterra. La producción de carbón aumentó de 60 millones de toneladas en 1851 a 219 millones de toneladas medio siglo después. Sucedía igual en Estados Unidos. La producción de carbón en el mismo período saltó de 7 millones a 269 millones de toneladas»6.

Varios hallazgos médicos. «En Inglaterra se fundaron más de 70 hospitales especializados entre 1800 y 1860 y, entre los fármacos aislados, confeccionados o descubiertos entre 1800 y 1840 se encuentran la Morfina, la Quinina, la Atropina, la Digitalina, la Codeína y el Yodo»7.

Gran Bretaña era una súper potencia industrial, económica y militar en la época de Spurgeon, además de ser una de las naciones de más refinada y generalizada educación del mundo para entonces.

En esa época y en esa gran nación fue dado a luz, se desarrolló y ejerció su ministerio Charles Haddon Spurgeon, quien, a saber, nació el 19 de junio de 1834, en el pueblito de Kelvedon, del condado de Essex, Inglaterra.

Haciendo una panorámica general de la época Victoriana en el plano religioso y teológico, especialmente bautista, con un enfoque en los efluentes ortodoxos, la época en que nació y creció Charles, se corresponde con los días de Luther Rice, los Hudson, David Livingstone, entre otros misioneros modelos. Eran los días en los que nacían el Columbian College, Madison University, Colgate University, Rochester University and School of Divinity, la Convención Trienal, la Convención Bautista del Sur, el Newton Theological Institute, el Southern Baptist Theological Smeinary, la Wake Forest University, el Oklahoma Baptist Theological Seminary (para nativos americanos) y la Chowan University (para afroamericanos), entre otras grandes entidades bautistas, así como decenas de periódicos y revistas, bibliotecas, etc. Fueron también los días de Francis Wayland, William Staughton, Jessy Mercer, William Johnson y Richard Furman.

Esa segunda mitad del siglo XIX es la época de mayor alcance misionero de la historia cristiana, especialmente desde Estados Unidos al resto del mundo. Pero la motivación había venido de Inglaterra a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo en curso, especialmente con la obra de Williams Carey, en quien se habían inspirado tanto Rice como los Hudson. De hecho, Luther Rice y Adoniram Hudson salieron a las misiones como congregacionalistas y regresaron como bautistas, gracias a su encuentro con William Carey en la India.

Por otra parte, Spurgeon es contemporáneo de Archivald Alexander Hodge, el gran teólogo de Princeton (Presbiteriano); de James Pettigrew Boyce de Charleston, fundador del Southern Baptist Theological Seminary (SBTS); de John Albert Broadus, famoso teólogo de la Universidad de Virginia, quien también conformó la facultad original del SBTS, y luego lo presidió; así como William B. Johnson, el fundador de Furman University, también líder fundador de la Convención Bautista del Sur y cofundador del Southern Baptist TheologicalSeminary; entre otros de los más grandes teólogos de la modernidad. Spurgeon fue también contemporáneo y amigo de Judson Taylor, con quien a menudo hablaba; también sostuvo amistad con George Müller8. Y llegó incluso a tener conversaciones con la señora Livingstone.

En los años tardíos del ministerio de Spurgeon comienzan a levantarse las voces de los reputados teólogos americanos A. T. Robertson y B. B. Warfield.

Por un lado, eran días convulsos y tempestuosos en los que la historia seguía su curso, como habrás podido observar; pero, por otro lado, eran días de gloria donde la gran barca del cristianismo izaba sus astas y enarbolaba sus banderas lo más altas y gloriosas de que haya sido testigo jamás la historia cristiana y la general. En los días de nuestro biografiado se evangelizaban masivamente las naciones por todos sus litorales. Latinoamérica por primera vez recibía influjos permanentes del cristianismo bíblico y ortodoxo. Taylor fundaba la flamante Misión al Interior de China. Asia y África eran saneadas por las escobas bíblicas de los misioneros. Se forjaban las más sólidas instituciones bautistas, que sobrepasarían la historia institucional evangélica de todos los tiempos, inclusive los esfuerzos anglicanos en el Reino Unido y los congregacionalistas en el Nuevo Mundo, por lo menos en el plano misional. El mismo «Colegio para Pastores» que fundó Charles daría frutos eternos y abundantes.

Una de las gracias sin precio que el Señor nos concedió en aquella época de declive acelerado fue precisamente una brillante estrella que no sucumbió a las presiones de sus días, porque si bien había ministros por doquier, especialmente Europa sucumbía ante el liberalismo, e Inglaterra declinaba de la ortodoxia. En la misma revista de Spurgeon, «The Sword and the Trowel (la Espada y la Pala)», se sacan a relucir bien documentadamente aquellas realidades. El pastor y editor amigo de Spurgeon, Shindler, escribió una serie de artículos titulados «el Declive», en contra de la tolerancia impía, la indiferencia ante el error y la hipocresía, que comenzaba a erosionar a la Unión Bautista de Inglaterra en sus días. Denunció especialmente cómo había sido quizá inocente y claramente suave la pendiente de declive desde el mismo principio en que el puritanismo comenzó a declinar. Comentó:

«‘El renacuajo de Darwin fue incubado… [en una banca] de la antigua capilla en la calle alta de Shrewsbury’, donde Charles Darwin había sido introducido por primera vez al escepticismo gracias a la influencia de un pastor que se había dejado fascinar por el socinianismo. También la capilla antes pastoreada por Mathew Henry, autor del famoso comentario de la Biblia, durante algunos años venía enseñando socinianismo»9.

En ese artículo, Shindler incluso nombró varios bautistas de la Unión que ya eran socinianos.

Es decir, Europa se volvía añicos en la fe en días de Spurgeon, como él mismo escribiera ya hacia el final de su ministerio:

«Los ateos declarados no son tan peligrosos como aquellos que esparcen dudas y apuñalan la fe… Alemania quedó convertida en una nación de incrédulos por obra de sus predicadores, e Inglaterra está siguiendo sus pasos»10.

En Inglaterra se coqueteaba desde hacía mucho con el socinianismo, el unitarianismo y otras formas heréticas y liberales; especialmente a partir del siglo XVIII, coincidiendo con la desaparición del puritanismo inglés. En América sucedía algo parecido, especialmente en Harvard (de los Congregacionalistas) y en Princeton (de los Presbiterianos). Y hacia finales del ministerio de Spurgeon, el modernismo ya sacudía América, especialmente a los Bautistas del Norte. De hecho, en su seminario de Andover en New York, la facultad coqueteaba con lo que se nombraba por entonces como «ortodoxia progresiva», que no es más que un liberalismo camuflado.

En Inglaterra, por su parte, Spurgeon y The Metropolitan Tabernacle se vieron obligados a abandonar la Unión Bautista, porque tal asociación comulgaba abiertamente con el liberalismo. Un amigo de Spurgeon, John Clifford, quien lideró la London Baptist Asociation en 1879, y la Union Baptist entre 1888 y 1889, terminó de volcar la reputada Union al liberalismo rampante que hacía estragos en Inglaterra por entonces.

Spurgeon se paró en la brecha. El Tabernáculo Metropolitano decidió poner «bisagras y tornillos nuevos, además de cadena y candado»11 contra el liberalismo, como escribiera el mismo Charles. Para Spurgeon, el liberalismo significaba haber abandonado el Evangelio. Consideraba que los liberales ni siquiera eran cristianos y, por tanto, había que romper toda clase de comunión con ellos.

Pero a juzgar en general, podemos ver que en cierto modo Spurgeon es un producto de su época. Por un lado, Inglaterra era la gloria imperial de los siglos XVIII y XIX, por otro, políticamente hablando, la Gran Bretaña (Reino Unido) de la reina Victoria era una coalición estable política, económica y socialmente hablando y, por el lado teológico, no fueron uno, ni dos, ni diez los extraordinarios hombres de Dios de aquella época. Es más, creo que es casi imposible buscar otra época en la que hayan convergido tantos logros cristianos y tantos gigantes de la fe como el siglo en que vivió Spurgeon, un siglo convulso, pero de avivamiento.

Quizá debemos acordar con Piper el hecho de que «más que un meteoro, debemos ver en Spurgeon alguien que fue parte de una constelación»12. Creo que es justo verlo de ese modo. Increíble… C. S. Lewis, Luther Rice, Adoniram Hudson, Hudson Taylor, George Müller, Dawit L. Moody, Archibald Alexander Hodge, James Petigew Boyce, John A. Broadus, Francis Wayland, William Staughton, Jessy Mercer, William Johnson y Richard Furman, A. T. Robertson, B. B. Warfield… ¡y la lista sigue! Se trata de pensadores cristianos muy influyentes, todos contemporáneos de Charles Spurgeon.

¡Oh, si el Señor nos bendijera con el rocío de su Espíritu y nos diera días iguales o mejores a aquellos que enriquecieran la ortodoxia cristiana y afirmaran el verdadero modelo de iglesias libres y evangélicas, pero asociadas para el ensanchamiento de las estacas del Reino de Cristo!

¡Ojalá y el Señor nos dé hombres de temple que no están dispuestos a negociar la verdad, a costa de la prosperidad, la fama, las estadísticas crecientes, el amor y la amistad, como reclaman los liberales!

2. Época Victoriana, en honor a la reina Victoria, quien gobernó Inglaterra durante 63 años, desde que subió al trono en 1837 (cuando Charles tenía apenas tres años de edad).

3. Piper, John, A Camaraderie of Confidence, 15.

4. Hasta ese año, 1833, los Congregacionalistas, Anglicanos o Episcopales (con los Metodistas) y los Presbiterianos tenían casi la exclusividad religiosa. Los grupos más separatistas habían sido constantemente perseguidos hasta apenas comenzando el siglo XIX. A partir de entonces, por ejemplo, comienza el avivamiento y la explosión demográfica masiva de los Bautistas; a la vez también surgieron en el entonces la mayoría de las sectas clásicas que proceden del cristianismo americano.

5. Rockefeller Foundation: https://www.rockefellerfoundation.org/our-work/grants/columbia-university/

6. Piper, John, A Camaraderie of Confidence, 15.

7. Ibid., 16.

8. Cf. Piper, John, A Camaraderie of Confidence, 9.

9. MacArthur, John, 233.

10. Ibid., 238 (Art. De Spurgeon en su revista. Agosto 1887: «Un comentario acerca del declive»).

11. MacArthur, John, 239.

12. Cf. Piper, John, A Camaraderie of Confidence, 10.

CAPÍTULO 2

Familia, infancia y educación normal de Spurgeon

Durante el período de la Inquisición española, bajo el reinado (del emperador) Carlos V, un número muy grande de creyentes fueron quemados en las plazas públicas o enterrados vivos. El hijo de Carlos V, Felipe II, en 1576 llevó la persecución hasta los Países Bajos, declarando que aunque le costase mil veces su propia vida, él limpiaría todo su dominio del «protestantismo». Antes de morir, se jactaba de haber mandado al verdugo por lo menos a 80.000 «herejes»13.

Al comenzar tal reinado de terror en los Países Bajos, muchos millares de creyentes huyeron a Inglaterra. Entre los que escaparon del «Concilio de Sangre» se encontraba la familia de Spurgeon14.

Así que «los Spurgeon procedían de una familia holandesa que buscó refugio en Inglaterra durante las persecuciones del Duque de Alba»15. Rodríguez registra que los Spurgeon eran de origen Hugonote y que sus ancestros se radicaron en Essex16. Ambos datos no necesariamente contrastan. Los hugonotes a menudo huían a Holanda y luego a Inglaterra. Esto registra Susannah en su «Autobiografía»:

«Nosotros ciertamente somos una raza muy singular; la sangre Hugonote ha tenido más que ver con nosotros suponen muchos; esperamos eso, por la gracia de Dios, suficiente de las características de estos buenos hombres pueden encontrarse entre nosotros para mantenernos separados totalmente de Roma y su perdición»17.

Spurgeon se sentía bendecido y orgulloso de aquella ancestrología piadosa, tanto que escribió en su autobiografía:

«Puedo mirar hacia atrás a través de cuatro generaciones y ver que Dios se ha complacido en escuchar las oraciones de los abuelos de nuestros padres, que solían suplicar a Dios que sus hijos pudieran vivir ante Él hasta la última generación; y Dios nunca ha abandonado la casa, y se ha complacido en traer primero uno y luego otro para temer y amar Su nombre»18.

Por aquellos días en que los Spurgeon llegaron a Inglaterra, «el pueblo de Dios en aquella nación tampoco se encontraba libre de la persecución. Al mismo tiempo que John Bunyan permanecía en la prisión de Bedford, Job Spurgeon, bisabuelo del tatarabuelo de Charles, se encontraba preso por segunda vez por haber asistido a un culto evangélico, y permaneció casi cuatro meses en la cárcel de Chelsford»19.

El mismo Spurgeon escribió sobre Job Spurgeon que en 1677, en los días del rey Carlos III, su tatarabuelo Job de Dedham, no conformista, Cuáquero en su creencia, fue acusado y encarcelado por el pecado de ser «no conformista»20.

James Spurgeon, abuelo de Charles, nació en Halstead, Essex, en 1776.

Antes de que James fuera ordenado al ministerio sagrado, trabajó como vendedor de quesos y otras provisiones, debido a un evento en el que un proveedor llamado Haddon le confió una cantidad de queso considerable, sin tener este que pagarle por adelantado, gracias a su reputación. Fue circunstancialmente aquel episodio la causa que motivó que se le pusiera Haddon de segundo nombre a su nieto Charles21.

James, sintiéndose llamado al Sagrado Ministerio, estudió en la academia de Hoxton en 1802. En 1810, aceptó el pastorado en la iglesia congregacional de Stambourne, en Essex, donde pastoreó ininterrumpidamente durante más de 50 años22 (de hecho, Charles fue el predicador en la celebración dorada ministerial, los 50 años de ministerio de su abuelo, que tuvo lugar en 1856)23. Típicamente, durante la semana, James era agricultor en su propia granja, mientras que los domingos era predicador. Hizo así durante toda su vida ministerial. De hecho, como devoto congregacionalista, como ha de esperarse, James fue defensor del puritanismo, lo que beneficiaría la formación temprana de la teología y devoción de su nieto Charles, lo cual sucedió también con su hijo John.

Finalmente, como es el curso normal de la historia, en 1864 murió el abuelo pastor James, cargado de honra y honores en Stambourne, Essex, Inglaterra.

El 19 de junio de 1811 nació John, el padre de Charles en Kelvedon, Essex, siendo el segundo de 10 hermanos. John fue comerciante y predicador itinerante durante 15 años, antes de dedicarse completamente al ministerio24.

Charles fue el primogénito de 17 hijos que tuvieron John Spurgeon y Eliza, de los cuales nueve murieron en la infancia. Nació en una pequeña villa de Kelvedon, Essex. Cuando Charles tenía solo diez meses de edad, su familia se mudó a Colchester y, unos pocos meses después, contando Charles con apenas 18 meses de edad, fue dejado con sus abuelos James y Sarah en Stambourne.

En Colchester Charles ejercía como encargado de los registros contables de una mina de carbón. Al mismo tiempo, ejerció el pastorado bivocacional en una iglesia independiente en Tollesbury, una ciudad cercana a Colchester25. Luego aceptaría ser pastor a tiempo completo, precisamente en la iglesia Congregacional de Tollesbury, Kelvedon.

Una vez Charles en Stambourne, en casa de sus abuelos, su tía Ann (Ana) estaba fascinada con el niño y se dedicó a su instrucción. Ella fue una de esas piadosas, devotas y fieles creyentes que transmitió mucho de la pasión piadosa que Charles desarrollaría.

Charles contó que tenía memorias placenteras, agradables y felices en la casa de sus abuelos, en su entorno y sus escaleras26. De hecho, uno de sus libros autobiográficos se llama precisamente «Memorias de Stambourne», que es un tratado de las memorias de Charles en su niñez temprana.