Biografía de Jonathan Edwards: Su vida, obra y pensamiento - Juan Carlos De la Cruz - E-Book

Biografía de Jonathan Edwards: Su vida, obra y pensamiento E-Book

Juan Carlos de la Cruz

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Descubre la cautivadora vida y las profundas ideas de Jonathan Edwards en este convincente libro del aclamado autor Juan Carlos De la Cruz. A lo largo de 16 capítulos, descubrirás el mundo en el que Edwards vivió, desde el vibrante panorama religioso de Nueva Inglaterra hasta su familia, infancia y educación. Sigue su transformador viaje de conversión, llamado y peregrinación espiritual, siendo testigo del impacto en su vida y ministerio. Explora su matrimonio, hijos y las profundas raíces de su herencia ministerial. Obtén perspicacia sobre su vida laboral, carácter y método único de predicación que conmovió a innumerables corazones. Adéntrate en su influyente teología y enriquece tu vida con la sabiduría presente en sus escritos. Presencia la importancia de los avivamientos y su papel en la vida de Edwards. Conoce a sus renombrados amigos y mentores, quienes moldearon su extraordinario viaje, y explora las circunstancias que rodearon su muerte, marcando el fin de una era notable. En este libro meticulosamente investigado y cautivadoramente escrito, Juan Carlos De la Cruz te lleva en un viaje transformador a través de la vida extraordinaria de Jonathan Edwards. Descubre al hombre detrás de las ideas influyentes y sumérgete en el rico contexto histórico que dio forma a su legado extraordinario.  

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Biografía de

JONATHAN EDWARDS

El más grande pensador de América

Juan C. de la Cruz

Editorial CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 Viladecavalls

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

http://www.clie.es

© 2023 por Juan Carlos de la Cruz V.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)».

© 2023 por Editorial CLIE. Todos los derechos reservados.

Biografía de Jonathan Edwards

ISBN: 978-84-19055-35-4

eISBN: 978-84-19055-36-1

Biografía y autobiografías

Religiosas

BIO018000

Acerca del autor

El doctor Juan C. de la Cruz conoció al Señor en su niñez. Pastor bautista por 16 años en la iglesia Bautista Nueva Jerusalén de Bonao, R.D. Estudió ingeniería química en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y una Maestría en Ciencias en la misma institución. También cursó una Maestría en Artes (MA), en el Southeastern Baptist Theological Seminary (SEBTS), de Carolina del Norte, USA. Maestría en teología (ThM), Doctorado en Filosofía (PhD) del Southern Baptist School (SBS), Jacksonville, Florida, USA. Licenciado en Teología por el Seminario Teológico Bautista Dominicano (STEBD). Ha cursado estudios especializados en predicación expositiva bajo el Dr. Ramesh Richard en Dallas Theological Seminary y otros escenarios. Juan cursó algunos años de artes visuales y música en varias academias, incluyendo la Palza de la Cultura de Bonao y el Conservatorio Nacional Dominicano de la República Dominicana.

El Dr. De la Cruz ha sido profesor en varias academias de estudios superiores tanto en el área de ciencias como en el campo teológico. Profesor de Chemistry and Organic Chemistry en O&Med, Santo Domingo, República Dominicana. Profesor de varias asignaturas en el Seminario Teológico Bautista Dominicano, en la Academia Ministerial de la Gracia de Santiago, R.D., en el SeTeBLA y en el Southern Baptist School en Latino América.

Juan es, actualmente, director del Southern Baptist School.

Escritor de varios libros y de numerosos artículos teológicos en varias revistas de Brasil, Paraguay, Estados Unidos, así como en diferentes espacios de internet. Es el fundador y editor general de Theo Magazine en español [TM®] una revista teológica.

Casado hace 22 años con la Dra. Anabel Santo (MD, ThM, Esp. Medicina Familiar, profesora en O&Med) y padre de dos hijos.

Qué emocionante saber que el avivamiento de interés en Jonathan Edwards está llegando al mundo hispanoparlante. Unos años después de la publicación de La predicación que aviva de Ernest Klassen (2016), ahora los evangélicos contamos con otra joya la Biografía de Jonathan Edwards.

Luego de ubicar al estimado reverendo estadounidense en su contexto histórico y eclesial, nuestro autor —Juan Carlos de la Cruz— se enfoca en la vida ministerial de Edwards y en los avivamientos que acontecieron, por la gracia del único Soberano, bajo su ministerio; por tanto, en el pensamiento de Edwards.

Es mi deseo que este tomo —de lectura obligatoria para cualquier creyente, pastor o seminarista deseoso de aprender más sobre el legado de Edwards— no solamente despierte pasión en la iglesia contemporánea por los avivamientos enviados por Dios, sino también por el Dios de los avivamientos.

Que los lectores, al igual que Edwards, tomemos todos la resolución de hacer todo aquello que sea para “la mayor gloria de Dios”.

Juan Carlos, tu obra es maravillosa, una bendición para la iglesia de Dios.

Will Graham

Graham es pastor en la iglesia Palabra de Vida, Almería. Es egresado de la Facultad de Teología de Asambleas de Dios en La Carlota, Queen’s University Belfast, Union Theological College y de Edgehill Theological College. Graham es profesor en la Escuela Teológica de Granada y el Campus 415.

La vida, ministerio y teología de Edwards son prácticamente desconocidos en América Latina. Un hecho realmente lamentable, ya que el mundo evangélico latino se está perdiendo de mucho con tal desconocimiento. Por eso celebro una obra como esta, que no trata el tema de Edwards de forma superficial, sino que lo aborda exhaustivamente, navegando en los intrincados detalles de la vida y el pensamiento de una de las mentes más brillantes que el mundo haya visto jamás, pero con uno de los corazones más piadosos que Dios ha puesto sobre nuestro planeta.

Giovanny Gómez Pérez

Giovanny es teólogo y un apasionado de la historia. Cofundador y director de BITE, un ministerio digital paraeclesial dedicado a difundir contenido sobre el pasado, el presente y el horizonte de la iglesia. Director de proyectos en Flyax, una agencia de marketing digital.

Esta biografía de Jonathan Edwards descrita por Juan Carlos de la Cruz es sin duda un gran esfuerzo de erudición, no solo por ser una biografía que revela un gran carácter —al gran Presidente Edwards—, sino también por enmarcarse en una panorámica fluida de la historia que enmarca la época fundacional y puritana de América (o mejor, de Nueva Inglaterra), la cual ha transcendido incluso hasta nuestros días. Es una colección de gran valor agregado sobre el desarrollo de la historia que nos encamina a entender los cimientos del cristianismo en América, con sus consecuencias hasta la época actual. Creo que este escrito será de mucho beneficio al mundo hispano parlante. Aquellos hombres y mujeres de Dios preocupados por la sana doctrina y por una correcta formación teológica e histórica cristiana, deberán obtener este sensato y atinado libro para apoyar dicha causa.

Como esposa del autor, yo que estuve ahí los cientos y cientos de horas que Juan Carlos dedicó a este trabajo con gran esmero y dedicación, doy fe de que valieron la pena los desvelo, el arduo trabajo, las neuronas consumidas y la salud desgastada (literal) para ‘dar a luz a este hijo de sus dolores’.

¡Qué finalmente Dios sea glorificado en gran manera, como sé que es la procura de Juan Carlos! Y que Él Padre de las luces bendiga grandemente este elegante y muy erudito esfuerzo.

¡Te felicito de nuevo, amado mío!

Dr. Anabel Santos

Anabel es MD y teóloga, profesora de Women and Children Cares en O & Med School of Medicine (SD, RD), articulista del renglón de Ética en la revista Theo Magazine, músico y profesora de niños en la Iglesia Bautista Nueva Jerusalén de Bonao, R.D.

Pocas personas pueden impactar nuestras vidas tanto como Jonathan Edwards. La iglesia en el mundo hispano se beneficiaría mucho al conocer la teología y vida de este hombre que vivió en manos de un Dios lleno de gozo. Me alegro al ver publicada esta obra de Juan Carlos de la Cruz y oro que el Señor la use grandemente.

Josué Barrios

Josué Barrios sirve como Coordinador Editorial en Coalición por el Evangelio. Posee una licenciatura en periodismo. Vive con su esposa Arianny en Córdoba, Argentina, y se congrega en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer. Puedes seguirlo en www.josuebarrios.com y en las redes sociales.

Índice

Glosario de términos, abreviaturas y símbolos

Prólogo

Algunas consideraciones sobre Jonathan Edwards

Introducción

       I.El mundo y su entorno en los días de Edwards

Los cimientos geopolíticos de las colonias de Nueva Inglaterra

Los fundamentos etno-geo-religiosos de las colonias originales

Los fundamentos educativos desde los cimientos de Nueva Inglaterra

Una breve pincelada sobre el surgimiento del congregacionalismo

Un vistazo al plano geopolítico de las colonias del norte de Nueva Inglaterra en el siglo XVIII

El siglo de las luces y el espectro religioso

Los padres de la Ilustración y el protestantismo

Notables figuras de la Ilustración del siglo XVIII

La fe y comprometida piedad en el siglo XVIII

El entorno socio-religioso en los días de Jonathan Edwards

La descripción que hace el Rev. William Cooper de la piedad en Nueva Inglaterra en los días del Gran Despertar

Nueva Inglaterra en el plano sociopolítico en los días de Edwards

Ideas abolicionistas ya para los días de Edwards

El ministerio y la condición geopolítica de aquellos días en Nueva Inglaterra

¿Cómo comprendió Edwards el entorno en su juventud temprana?

      II.Familia, infancia y educación de Jonathan Edwards

Los ancestros de Jonathan por el lado paterno

Los ancestros de Jonathan por el lado materno

Los ancestros de Sarah [Pierpont] Edwards

Los ancestros de Sarah y Jonathan Edwards ejercieron el mismo oficio

El sistema de educación normal y universitaria en Nueva Inglaterra para el siglo XVIII

El hogar y la crianza que tuvo Jonathan

Mary, la preferida de Jonathan entre sus hermanas

Un hogar y una sociedad patriarcal en la Nueva Inglaterra del siglo XVIII

La genialidad de Jonathan Edwards

El esquema del pensamiento de Edwards

La formación académica normal que recibió Jonathan Edwards y las circunstancias de estas

La preparación superior de Edwards

    III.La conversión, la llamada y el peregrinaje espiritual de Jonathan Edwards

¿Cuándo, exactamente, sucedió la regeneración en la vida de Edwards?

¿Qué es lo que notamos, entonces, en aquellos eventos en la vida de Edwards?

¿Cómo evaluamos, entonces, la conversión verdadera a la luz del testimonio y la teología de Edwards?

Concluyendo la “Narrativa personal”

    IV.El matrimonio y los hijos de los Edwards

Sarah Pierpont y su familia

Circunstancias del noviazgo, compromiso y matrimonio de Sarah y Jonathan

Los hijos de Sarah y Jonathan

Westminster en el hogar de los Edwards

     V.La historia del separatismo y el congregacionalismo puritano hasta Edwards

Movimientos prerreformistas y reformistas en Europa

El puritanismo

El separatismo inglés

El congregacionalismo no separatista en Inglaterra

La Commonwealth

El congregacionalismo americano

Los credos en Nueva Inglaterra desde sus inicios

Libertad en América, persecución en Inglaterra

Dos generaciones de congregacionalismo en América previo a Jonathan Edwards

Corrupción en la procura original del congregacionalismo americano

El carácter del pueblo de Northampton

El stoddardismo en Northampton, una postura eclesiástica más allá de los límites establecidos en “El Pacto de Medio Camino”

La generación post Mather-Stoddard en Nueva Inglaterra

Una anticipación del conflicto a lo interno del congregacionalismo en Nueva Inglaterra

Una observación obligada

    VI.La herencia ministerial de Jonathan Edwards

Influencias que recibió Edwards en su formación ministerial y en el oficio pastoral

La herencia de Timothy Edwards

La herencia de los Platónicos de Cambridge, especialmente de Smith

La herencia de Solomon Stoddard

  VII.La vida laboral de Jonathan Edwards

La experiencia laboral de Jonathan Edwards

Breves pastoreos interinos de Edwards en New York y en Bolton

Tutoría en Yale

Pastoreo prolongado de Edwards en Northampton

Un extraño despido de Northampton

Misionero en Stockbridge

VIII.Un boceto del carácter del Rev. Jonathan Edwards

Una imagen de Edwards

Los hábitos del Rev. Jonathan Edwards

La vida de oración de Edwards

La espiritualidad de Jonathan

La notoria piedad de Edwards

Jonathan Edwards, el ser humano

El carácter de Edwards en un solo trazo

    IX.El método de Jonathan Edwards

El método de estudio de Edwards

La Biblia (y la Biblia en Blanco) para Edwards

El rigor de lectura y de análisis de Edwards

El don de Edwards para escribir

El carácter y el método del discurso de Edwards

     X.La predicación de Jonathan Edwards

La manera de predicar de Jonathan Edwards

Distintivos en la predicación de Jonathan Edwards

El secreto detrás de la eficacia en la predicación de Edwards

Entrando al corazón de la predicación de Edwards

    XI.La teología de Jonathan Edwards

La postura teológica de Edwards

Teología de Nueva Inglaterra o “nueva divinidad”, hopkinsismo, edwardsismo

La visión y la imaginación renovadas de Edwards de cara a su teología

Los énfasis de la teología de Edwards, y por tanto de la “nueva divinidad”

I. La doctrina de Dios

Un abordaje crítico breve del discurso de Edwards sobre la Santísima Trinidad

II. Las doctrinas salvadoras

El lamentable abandono de la visión de Edwards en la teología contemporánea

   XII.Los avivamientos y su significado en la vida y ministerio de Jonathan Edwards

El avivamiento en Northampton (1734 – 1736)

¿A qué se le está denominando aquí un avivamiento?

Los resultados o efectos de aquel despertar en Northampton

La descripción y definición provistas por Edwards sobre el avivamiento

El primer Gran Despertar (1740 – 1742)

Algunas diferencias sustanciales entre el avivamiento de 1734-36 y el Gran Despertar en Northampton

El ciclo de un avivamiento

El espeluznante estado de declive post despertar en Nueva Inglaterra para 1750

Otras figuras del Gran Despertar

Excesos y dificultades durante el Gran Despertar y las acciones de Edwards

El congregacionalismo americano post Edwards

Algunas lecciones claras que aprendemos de los líderes de reformas y avivamientos

Algunos resultados generales del Gran Despertar

XIII.Los escritos de Jonathan Edwards

Los escritos de Jonathan Edwards

Los sermones y escritos de Edwards a la luz del pensamiento ilustrado

Las principales obras de Edwards

XIV.Amigos y mentores renombrados en la vida de Edwards

Una falacia sobre Edwards

La estrecha y vigorosa amistad de Jonathan con su padre Timothy Edwards

Amistad de Jonathan Edwards con su abuelo materno (el Rev. Solomon Stoddard)

El Rev. David Brainerd y Edwards

Edwards y el Rev. Joseph Bellamy

Jonathan y el Rev. Samuel Hopkins

Otros tantos amigos

  XV.Una muerte inesperada

XVI.El legado familiar de los Edwards

Una reflexión final

Apéndice A: Cronología de la vida y obra de Jonathan Edwards

Apéndice B: Diagrama genealógico extendido de los familiares de Jonathan Edwards

Apéndice C: Las 70 resoluciones de Jonathan Edwards

Bibliografía

Agradecimientos

Ilustraciones de intrerés

Glosario de términos, abreviaturasy símbolos

a. C. Antes de Cristo.

Berkeleyanismo. Propuesta del “idealismo” cristiano temprano.

c. Casado.

Cap. Capítulo.

Cf. Califíquese, sinónimo de compare.

Caridad. Amor, obras de amor.

Congregacionalismo. Denominación salida del ala puritana de la iglesia anglicana a partir de la segunda mitad del siglo XVI, pero que se consolidó a inicios del siglo XVII, mayormente en suelo holandés, por disidentes perseguidos por la corona inglesa y la iglesia de Inglaterra. Consistió en iglesias con teología de corte reformada, al principio no afiliados a la iglesia de Inglaterra (separatistas), aunque pronto hubo congregacionalistas no separatistas. La principal virtud de tales iglesias o parroquias consistió en una administración de los asuntos eclesiásticos por determinación de la iglesia local, quienes escogían sus miembros, sus clérigos y decidían sus matices confesionales. Esto transformaría la visión eclesiástica mundial para siempre. El mismo modelo fue acuñado desde el principio por las iglesias bautistas, que surgieron por la misma época en Holanda e Inglaterra. Había habido separatistas durante todas las épocas del cristianismo, pero solían ser sofocados y aplastados por los poderes imperiales y eclesiásticos, como los anabautistas, p. ej.

Conn. Estado de Connecticut, Estados Unidos de América.

Comp. Compare.

Divinista. Teólogo.

EE.UU. Estados Unidos de América.

Ed. Editor, editorial, edición.

Edwardsismo. Sugerencias teológicas, eclesiásticas y ministeriales propuestas por Jonathan Edwards, regularmente llamada ‘Nueva teología’ o ‘Nuevas luces’.

Federalismo. Referente o mejor conocido como teología del pacto. Consiste en una descripción general y un marco interpretativo para comprender la estructura general de la Biblia . Utiliza el concepto teológico de un pacto como principio organizador de la teología cristiana. La forma estándar de la teología del pacto ve la historia de los tratos de Dios con la humanidad, desde la creación de la caída de la redención a la perfección, en el marco de tres pactos teológicos generales: los de la redención, las obras y la gracia.

Hopkinsismo. Sugerencias teológicas, eclesiásticas y ministeriales propuestas por Jonathan Edwards (que fueron mayormente difundidas por el Dr. Samuel Hopkins, uno de los más aventajados discípulos de Edwards), regularmente llamada ‘Nueva teología’ o ‘Nuevas luces’ (New Lights).

Ibid. Ibidem. Latinismo, significa “el mismo”. Se utiliza en las notas al pie para señalar que se está utilizando la misma referencia anterior.

J.E. Jonathan Edwards.

m. Muerte (muerto, fallecido, etc.).

Mass. Estado de Massachusetts, Estados Unidos de América.

MS. Abreviación para manuscrito. Y en plural se abrevia MSS.

Min./ Mins. Minuto / Minutos.

NJ. Estado de New Jersey, Estados Unidos de América.

Nuevas luces. Nombre que se le acuñó al movimiento de líderes de Nueva Inglaterra en el siglo XVIII que abogaban por el avivamiento espiritual propiciado por Edwards, Whitefield, Tennent, etc. La designación ocurría mayormente entre los congregacionalistas, pero también sucedió entre los presbiterianos y los bautistas.

Nueva teología. Ver edwardsismo o hopkinsismo. Una designación popular del movimiento pro-avivamiento de los siglos XVIII y XIX impulsado por Edwards, Whitfield, Tennent, etc.

NY. Estado de New York, Estados Unidos de América.

Libra (£), chelines, etc. Dinero del Reino Unido (corriente en Inglaterra, Escocia, Irlanda, Gales y Nueva Inglaterra).

Ordo Salutis. Orden de los eventos y decretos de la salvación.

p. 1. Probablemente. 2. En dinero antiguo del Reino Unido se refiere a peniques (Pennies), una centésima parte de una libra. 3. Abreviatura para página (P o p); y cuando aparece doble (Pp o pp), implica páginas.

p. ej. (p. e.). Por ejemplo.

PA. Estado de Pennsylvania, Estados Unidos de América.

Per se. Expresión latina que significa ‘por sí mismo’ o ‘en sí mismo’.

Press. Impresores, imprenta, etc.

Post mortem. Latinismo que significa ‘después de su muerte’.

Pub. Publicado o publicación.

Puritanos y puritanismo. Los puritanos fueron líderes y feligreses de la iglesia de Inglaterra (entre mediados del siglo XVI y el tercer cuarto del siglo XVII) que entendían, vivían, y procuraron modelar y establecer que los cristianos, el clero, la iglesia y el estado deben ser puros moralmente hablando. Al movimiento empujado por tales hombres se le denominó “puritanismo”. También se denominaron puritanos a los separatistas que acordaban con dicha moralidad puritana. Los congregacionalistas de los siglos XVI al XVIII en el Reino Unido y sus colonias americanas sueles ser llamados puritanos igualmente.

Revivalista. Un predicador en pro de los avivamientos espirituales (del inglés “Revivalist”). Lit. Avivador.*

s (sh). Chelines (shillins). Antigua moneda del dinero del Reino Unido correspondiente a la vigésima parte de una libra.

Sabbat. Regularmente equivalente a domingo.

Sign. Significa o significado.

Stoddardismo. Doctrina eclesiástica diseñada por el Rev. Solomon Stoddard en el siglo XVII.

USA. Estados Unidos de Norte América.

Univ. Universidad.

Viejas luces (Old Lights). El grupo o partido opuesto a los ‘Nuevas luces’ (ver ‘Nuevas luces’).

WJE. Los trabajos de Jonathan Edwards (The Works of Jonathan Edwards), por sus siglas en inglés.a

Works. Lo mismo que WJE.

SÍMBOLOS

£. Libra esterlina (unidad del dinero del Reino Unido).

* El término ‘revivalista’ se utilizó en el libro del prof. Harold Simonson titulado: Jonathan Edwards: Un teólogo del corazón (2020), de Ed. CLIE. Por eso me sentí libre de usarlo aquí.

aWJE Yale o Works, es un compendio que contiene 26 volúmenes (publicado por Yale), los que se editaron entre 1957, iniciando con el esfuerzo impulsado por Dr. Perry Miller, en cuyo año fue impreso el Vol. 1 (Freedom of the Will), editado por Paul Ramsey; y concluyendo en 2008, con el vol.26 (Catalogues of Books), editado por Peter J. Thuesen. Tal majestuosa compilación suele ser citada de dos formas generales (simplemente Works, xx:yy o bien WJE xx:yy; donde (xx) corresponde al volumen (del 1 al 26) y (yy) corresponde a la paginación). Además, es muy común que los eruditos e investigadores citen “The Works of JE” publicado por ‘El Estandarte de la Verdad’ en inglés a dos volúmenes, el cual generalmente se cita como WJE seguido del volumen en número romano (I o II), seguido de la paginación, así: WJE I:xx o WJE II:xx. Este juego a dos volúmenes contiene los principales trabajos de Edwards, especialmente los compilados por su bisnieto Sereno Dwight, entre otros trabajos posteriores, y debido a la facilidad de solo dos volúmenes y el relativo bajo costo, muchos pueden tenerlos en sus bibliotecas personales.

Prólogo

Dr. Ernest Klassen

¡Tienes en tus manos un tesoro escondido!

Jonathan Edwards es una persona que ha impactado profundamente en mi vida y ministerio. Lo descubrí cuando, por solo 25 centavos, encontré una copia usada de su libro “Los afectos religiosos” en una librería dedicada a obras antiguas. ¡Qué ganga! Se ha convertido en un “mentor” de por vida, especialmente en las áreas de avivamiento, predicación y espiritualidad.

Ha sido una pasión para mí llevar el pensamiento de Edwards al mundo de habla hispana. Así que estoy encantado de que me pidieran que escribiera el prólogo de este trabajo. Disfrutarás de este “viaje” con Juan Carlos de la Cruz como guía. He revisado el manuscrito y te ofrece una orientación tentadora y estimulante del paisaje del pensamiento de Jonathan Edwards, con montañas majestuosas y valles profundos con ríos turbulentos y cascadas espectaculares. Creo que Juan Carlos ha hecho un excelente trabajo al explicar las influencias históricas que afectaron el pensamiento de Edwards. El resultado final es una apreciación total de la belleza y la profundidad del pensamiento de Edwards.

¿Por dónde debo empezar? ¿Qué tal con la inscripción en su lápida? ¿Extraño lugar para empezar? Lee y luego decide por ti mismo:

Epitafio de Jonathan EdwardsUbicado en Princeton, New Jersey.(1703-1758)

Aquí yace la parte mortal

¿Qué tipo de persona buscas, oh peregrino?

Era un hombre alto de cuerpo, pero delgado.

Debilitado por los estudios más intensos, abstinencia y esfuerzo constante.

En agudeza mental, juicio penetrante y prudencia

insuperable por ningún mortal.

Distinguido a través de la experiencia de las artes y de las ciencias liberales,

el mejor de todos los críticos sagrados y un teólogo extraordinario;

tal que difícilmente algún otro fuera su igual.

Un franco disputante, un fuerte e invencible defensor de la fe cristiana;

un predicador de peso, serio y exigente,

y, si le agrada a Dios, lo más feliz en cuestión.

Notable en la devoción, estricto en su moral,

pero justo y amable con los demás.

Vivió amado, venerado.

¡Pero, oh!, él murió, y debe ser llorado:

¡Cuántos suspiros incita al partir!

¡Ay, qué gran sabiduría!

¡Ay, qué gran enseñanza y devoción!

La universidad lamenta su pérdida, la Iglesia también:

Pero el cielo, habiéndolo recibido, se regocija.

Abi, Viator, El Pia Sequere Vestigia (Vaya peregrino y siga sus pasos sagrados).

Yo me he esforzado por seguir sus piadosos pasos en varias áreas. Sus resoluciones, sus puntos de vista sobre el avivamiento, su comprensión de la predicación y su arrebatadora visión de Dios. Permitiré que estas cuatro áreas sirvan como mi esquema, y tejeré algunos de los comentarios de Juan Carlos en los míos.

Sus resoluciones

A finales de la adolescencia y principios de los veinte, mientras estaba en su primer pastorado y recién comenzaba su carrera pastoral y académica, Edwards elaboró 70 resoluciones durante un período de tres años. Felizmente, Juan Carlos los ha incluido en un apéndice.* Te recomiendo encarecidamente que revises esas resoluciones antes de lanzarte a este libro. Aquí hay solo una:

Resuelvo: En el supuesto de que no hubiera sino un individuo en el mundo, al mismo tiempo, que fuera apropiada y completamente un cristiano, en todo aspecto, ya sea de un temple correcto, teniendo al cristianismo siempre brillando con su verdadera brillantez y siendo excelente y amable, desde cualquier punto de vista y carácter: Resuelvo: Actuar así como lo haría si luchara con toda mi fuerza para ser ese uno, quien viviera en mi tiempo.†

¡Piénsalo! Piense en estas frases: “un cristiano completo”; “en todos los aspectos de un temple correcto”; “tener el cristianismo siempre brillando en su verdadero brillo”; “excelente y amable desde cualquier punto de vista y carácter”. Me encanta eso. Durante todo el año pasado escogía 10 de las 70 resoluciones cada semana y meditaba en ellas, y la citada arriba (la 63) en particular ha sido especialmente desafiante para mí. Hay algo hermoso en la simetría, por lo que definitivamente hay algo hermoso en la espiritualidad simétrica; todos tendemos a la “desigualdad”, fuerte en algunas áreas, pero bastante deficiente en otras; ¿no es hermoso? Con estas frases “cristiano completo”, “en todos los aspectos”, “siempre brillando” y visto “desde cualquier parte” Edwards está expresando su determinación y aspiración hacia una hermosa espiritualidad simétrica.

Mientras trabajaba en España utilicé las setenta resoluciones de Edwards como herramienta de mentoría. Un amigo y yo nos reuníamos por un par de horas, parafraseábamos las primeras diez resoluciones y luego seleccionábamos una para trabajar a través de ella en nuestras vidas. La semana siguiente revisaríamos esa resolución, luego tomaríamos las diez siguientes y aterrizaríamos en una. De esa manera, en siete semanas, uno puede trabajar con estas poderosas resoluciones. Inténtalo. Estas resoluciones son breves, pero profundas y desafiantes.

Sobre el avivamiento

Necesitamos avivamiento en muchas latitudes del mundo de habla hispana, ¡sin mencionar el resto del mundo! Pero debemos hacer una pausa y reflexionar sobre lo que entendemos por avivamiento auténtico, y nadie, quiero decir nadie, ha pensado de forma más profunda y amplia que Jonathan Edwards sobre el concepto de avivamiento.

J. I. Packer, en su excelente trabajo A Quest for Godliness (El renacer de la santidad), en un capítulo titulado “Jonathan Edwards y el avivamiento”, afirmó: que los evangélicos en el pasado, mientras admiraban a Edwards, “le hicieron un triple daño”; y luego afirma “...este fue el peor perjuicio de todos, los admiradores de Edwards del siglo pasado pasaron por alto la contribución más original de Edwards a la teología: a saber, su elucidación pionera de la enseñanza bíblica sobre el tema del avivamiento”.1

Edwards aclara su concepto de avivamiento cuando hace referencia a su oración de avivamiento: “... para que aparezca en su gloria, favorezca a Sion y manifieste su compasión al mundo de la humanidad, mediante una abundante efusión de su Espíritu Santo en todas las iglesias y en toda la tierra habitada, para avivar la religión verdadera en todas partes de la cristiandad, y para liberar a todas las naciones de sus grandes y diversas calamidades espirituales y miserias, y bendecirlas con beneficios indecibles del reino de nuestro glorioso redentor, y llenar toda la tierra con su gloria...”2 (énfasis mío). Note especialmente su última frase. Edwards vincula el avivamiento con la gloria de Dios. En efecto, el concepto de la naturaleza de la gloria de Dios es seminal y esencial a la teología de Edwards. Una de las fortalezas de este trabajo que sostienes en tus manos es un esfuerzo de presentar una comprensión orbital y completa de la teología de Jonathan Edwards. Esto es especialmente de ayuda cuando se procura explorar la visión del famoso teólogo aquí en cuestión respecto al avivamiento y su relación con la gloria de Dios. Juan Carlos hace su perspicaz comentario:

John Piper, Desiring God y Crossway han hecho un trabajo loable en la difusión de Jonathan Edwards y sus pensamientos teológicos. De hecho, Piper ha enfatizado casi a modo desproporcional lo que él entiende ser “la médula y la suma del pensamiento de Edwards”, a saber “la gloria de Dios y el disfrute de ella”; que en suma es simplemente un desarrollo teológico que toma la primera pregunta del catecismo de Westminster (el cual Edwards amó y elogió por encima de los demás), tomando la respuesta, con una leve variación, como el “centro neurálgico”, por decirlo así, de la teología del Rev. Edwards, y por qué no, del mismo Dr. John Piper.

De hecho, el “centro neurálgico” de la teología del avivamiento de Edwards es precisamente la gloria de Dios. En muchas latitudes Latinas esto necesita ser descubierto. Hay demasiada “antropocentricidad” en muchos movimientos de “avivamiento” que sería bien servida si se presta atención de cerca a la “teocentricidad” de la teología del avivamiento de Edwards.

“Debemos ser exhortados a exaltar ‘solo a Dios’, y atribuir a Él toda la gloria en la redención. Esforcémonos en obtener —y crecer— en sensibilidad en nuestra gran dependencia de Dios… mortificar nuestra [natural] disposición de auto-dependencia y auto-justificación. El hombre es naturalmente, en exceso, propenso a exaltarse a sí mismo y a depender en su propio poder de bondad… Pero esta doctrina debería enseñarnos a exaltar solo a Dios; tanto como a confiar y depender, por tal alabanza. El que se gloría, gloríese en el Señor. ¿Tiene alguien la esperanza de ser convertido y santificado ...que sus pecados le sean perdonados, recibiendo así en el favor de Dios y exaltado al honor y la bendición de ser su hijo y heredero de la vida eterna? Que dé a Dios toda la gloria; el cual solamente lo ha hecho diferente de los peores hombres de este mundo, o del más miserable de los condenados en el infierno ... ¿Es un hombre eminente en santidad y abundante en buenas obras? Que no tome nada de la gloria para sí mismo, sino atribúyasela a aquel de quien ‘hechura somos, creados en Cristo Jesús para buenas obras’”.3

La predicación

El punto de vista de Edward sobre la predicación incluía una combinación única de luz y calor. Edwards vio al ministro como una luz ardiente y brillante, y los efectos de esa luz fueron similares en el ámbito espiritual como en el ámbito natural: “Si él se complace en convertirte en una luz ardiente y brillante en esta parte de su iglesia, y por la influencia de tu luz y calor (o más bien por su influencia divina, con tu ministerio) hacer que este desierto brote y florezca como la rosa, y que le dé la excelencia del Carmelo y Sarón, y te haga brillar en medio de este pueblo con rayos cálidos y luminosos, vivificantes y reconfortantes, que hacen que sus almas florezcan, se regocijen y den fruto, como un jardín de agradables frutos, bajo los rayos del sol”.4

Edwards creía en dirigirse a la cabeza y al corazón. No uno ni el otro, sino ambos. En un tiempo en que la “racionalidad cognitiva” en el púlpito se elevaba por encima de todo, Edwards pidió un enfoque más holístico. Afirmó: “Nuestra gente no necesita tanto tener la cabeza guardada como que le toquen el corazón y tienen la mayor necesidad de ese tipo de predicación que tiene la mayor tendencia a hacer esto”.5 Como observa Packer, “lo que Edwards está haciendo es aclarar y reivindicar la concepción puritana de la religión experiencial frente al frío moralismo de la escuela de Tillotson... le preocupa insistir en que el cristianismo verdadero y vital es una religión tanto del corazón como de la cabeza”. Edwards desarrolló esta naturaleza esencial de la verdadera espiritualidad en su obra clásica Los afectos religiosos, una de las diez obras teológicas más importantes de todos los tiempos, en la misma categoría que los Institutos de la religión cristiana de Calvino.

Su deslumbrante visión de Dios

Ya hemos aludido al “centro neurálgico” de la teología de Edwards, como destaca el Dr. de la Cruz, es decir: su visión de Dios, y especialmente su pasión por la gloria de Dios.

Mark Noll llama a esta referencia a la gloria de Dios el “centro unificador” de Edwards (Haykin, 4), “la gloria de Dios... como una fuente activa, armoniosa y siempre en despliegue de un Ser absolutamente perfecto marcado por la belleza y el amor sobrenaturales” (Haykin, 4).6

En particular, Edwards eleva el concepto de soberanía de Dios. Como comenta Smith: “Si uno preguntara, dado el cuerpo completo de lo que escribió Edwards, qué idea se destaca como más importante que cualquier otra, la respuesta tendría que ser la soberanía absoluta de Dios...” (Smith, 142).7 El mismo Edwards confiesa que tuvo que atravesar un gran viaje para llegar a su comprensión de Dios como soberano, y no solo creer en él, sino también celebrarlo y tener una “deliciosa convicción” en la soberanía de Dios:

“Y ha habido una maravillosa alteración en mi mente, con respecto a la doctrina de la soberanía de Dios, desde ese día hasta hoy; de modo que casi nunca he encontrado siquiera el surgimiento de una objeción contra la soberanía de Dios, en el sentido más absoluto, al mostrar misericordia a quien Él mostrará misericordia. ...Pero muchas veces, desde esa primera convicción, tuve otro muy diferente, tipo de sentido de la soberanía de Dios, de lo que tenía entonces. “Desde entonces he tenido muchas veces” —no solo una convicción, sino— “una convicción deliciosa”. La doctrina de la soberanía de Dios ha aparecido muy a menudo, una doctrina sumamente agradable, brillante y dulce para mí: y la soberanía absoluta es lo que me encanta atribuir a Dios. Pero esta no fue mi primera convicción”.8

Quiero concluir donde comencé, con una referencia al epitafio en la lápida de Edwards:

Aquí yace la parte mortal

¿Qué tipo de persona buscas, oh peregrino?

Era un hombre alto de cuerpo, pero delgado.

Debilitado por los estudios más intensos, abstinencia y esfuerzo constante.

En agudeza mental, juicio penetrante y prudencia

insuperable por ningún mortal.

Distinguido a través de la experiencia de las artes y ciencias liberales,

el mejor de todos los críticos sagrados y un teólogo extraordinario;

tal que difícilmente algún otro fuera su igual.

Un franco disputante, un fuerte e invencible defensor de la fe cristiana;

un predicador de peso, serio y exigente,

y, si le agrada a Dios, lo más feliz en cuestión.

Notable en la devoción, estricto en su moral,

pero justo y amable con los demás.

Vivió amado, venerado.

¡Pero, oh!, él murió, y debe ser llorado:

¡Cuántos suspiros incita al partir!

¡Ay, qué gran sabiduría!

¡Ay, qué gran enseñanza y devoción!

La universidad lamenta su pérdida, la Iglesia también:

Pero el cielo, habiéndolo recibido, se regocija.

Abi, Viator, El Pia Sequere Vestigia (Vaya peregrino y siga sus pasos sagrados).

Juan de la Cruz (y CLIE, su editor) han prestado un gran servicio al mundo hispanohablante al poner esta obra en sus manos. Edwards no es de “ligera lectura” y, a veces, puede sentir que se está “empantanando”. Te animo a perseverar. Sigue adelante y serás recompensado con creces por tu diligencia.

Recomiendo encarecidamente que el lector se familiarice con el pensamiento de Edwards, explorando cuidadosamente en esta importante contribución en español, de un académico hispanohablante, escrito específicamente para el mundo hispanohablante. Amén.

Ernie Klassen

Actualmente sirve como profesor en Ambrose University (www.ambrose.edu). Ernie y su esposa por 44 años (Marilyn) son misioneros de carrera con la Alianza Cristiana y Misionera, han servido en Perú (por 22 años), en México (por 2 años), en Canadá (por 10 años) y en España (por 6 años). Ernie ha publicado sobre Edwards: La predicación que aviva. Lecciones de Jonathan Edwards (en CLIE, 2016); y editor de Un avivamiento verdadero, las marcas de la obra del espíritu Santo, junto a Jaime Daniel Caballer (en Teología Para Vivir).

* Apéndice C.

† Edwards. Res. No. 63. 14 de ene., y 13 de jul., 1723.

1 Packer. P. 315.

2 Stein. WJE, 5:321.

3WJE, II:7.

4WJE, 25:99. Ed. Kimnach.

5 Goen. WJE, 4:388.

6 Haykin.

7 Smith.

8WJE, 18:791, 792. Ed. Chamberlain.

JONATHAN EDWARDS

«El más grande pensador de América»

Juan C. de la Cruz

Algunas consideraciones sobreJonathan Edwards

Edwards fue infinitamente más que un teólogo. Él fue uno de los cinco o seis grandes artistas [forjadores de la nación americana] que se dispuso a trabajar con las ideas, en vez de con poemas y novelas. Fue más un psicólogo y un poeta que un filósofo razonador (lógico), y si bien dedicó con devoción su genio a tópicos del corpus de divinidad —la voluntad, la virtud, el pecado—, él los trató de una forma digna de los más finos filósofos especulativos, cual un Agustín, un Aquino y un Pascal, como problemas no del dogma, sino de la vida…

Edwards habló tan adelantado a su época en asuntos científicos y psicológicos, que en la nuestra difícilmente pueda encontrarse alguien cortado con el mismo cuchillo cual él…

Más allá de su credo, Edwards es un portavoz, casi el primero, y por su profundidad, el más enraizado en la tradición nativa real.9

Dr. Perry Miller, pensador, investigador, historiador y profesor de Harvard de la primera mitad del siglo XX. Cofundador del campo de los Estudios Americanos. Se dedicó a comprender a los puritanos de Nueva Inglaterra, y muy especialmente a Jonathan Edwards, dándolo a conocer al mundo en sus trabajos.

Edwards parecía ser un lógico y un metafísico por naturaleza, pero grandemente mejorado por el arte y el estudio.10

Presuntamente William Smith, un abogado y miembro de la junta de la Universidad de New Jersey, el hermano mayor del entrañable amigo de Edwards de New York, John Smith. William se graduó de Yale y fue tutor en esa universidad entre 1722 y 1724. (Ver pág. 523 de JE, A Life, por Marsden).

“El reverendo y autor es conocido por ser ‘un escriba docto en el reino de los cielos’… El lugar donde él ha sido llamado a ejecutar su ministerio, ha sido famoso por experimentar la religión… Estas cosas lo cualifican por ser entendido sobre la mayoría. Sus argumentos sobre el asunto son altamente extraídos de las Sagradas Escrituras, la razón y la experiencia”.11

William Cooper, predicador egresado de Harvard en 1712, elegido como presidente de Harvard en1737 (puesto que rechazó), pastor junto al Dr.Benjamin Colman en la iglesia Bratle Street en Boston, amigo de Edwards.

Jonathan Edwards fue un genio fuera de lo común por naturaleza, formado para acercarse al pensamiento y la penetración profunda.12

Dr. Samuel Hopkins, un renombrado predicador y escritor que fue alumno y amigo entrañable de Jonathan Edwards. Fue también el primer biógrafo de Edwards.

El talento del presidente Edwards para la disquisición filosófica y metafísica, fue de lo más alto. No había ningún tema dentro del campo legítimo de la investigación humana que fuera demasiado alto o demasiado profundo para sus poderes.13

Tryon Edwards, divinista, ministro y escritor. Bisnieto de Jonathan Edwards.

Jonathan Edwards ha sido el más grande genio que ha existido en la historia humana.

Dr. John Gerstner. Pastor, teólogo, profesor de historia eclesiástico y un prolijo escritor (especialista en Edwards, bien conocido por haber escrito el libro: La vida y la teología de J. Edwards).

El teólogo más importante en la historia americana.14

Thomas S. Kidd, Profesor Distinguido de Historia en Baylor University; autor de The Great Awakening (El gran despertar): The Roots of Evangelical Christianity in Colonial America (Las raíces del cristianismo evangélico en la América colonial).

Edwards es: “El teólogo de Estados Unidos”.15

Dr. Robert Jenson, teólogo y estudioso del pensamiento de Edwards.

“Por la estimación de muchos, Edwards fue el filósofo más agudo y el más brillante de todos los teólogos americanos… un heraldo predicador, predicó el más famoso sermón americano”.16 Se trató de: “El Agustín estadounidense”.17

Prof. George Marsden, prof. de Historia de la Universidad de Notre Dame y biógrafo de Edwards. Su biografía de Edwards ganó el Premio Bancroft. Ganador del Premio Grawemeyer en Religión en Louisville del 2005. Seleccionada como uno de los mejores libros del 2003 por varias entidades… entre otras nominaciones y elogios de alto nivel.

Jonathan Edwards era consciente e intencionalmente un artista literario.18

Alan Heimert. Fue profesor de literatura en Harvard, escritor. Su libro más conocido: Religions and American Minds: from the Great Awakening to the Revolution.

Ningún teólogo en la historia de la cristiandad ha sostenido una visión tan fuerte y elevada de la majestad, soberanía, gloria y poder de Dios cual Edwards.19

Dr. Roger E. Olson, predicador, profesor, teólogo, historiador eclesiástico y escritor. Recibió dos premios como historiador de la teología cristiana, incluyendo una medalla de oro de la Asociación de Publicaciones Cristianas en 1999. Y el premio de Christianity Today’s por el mejor libro bíblico/estudios teológicos por el libro Teología del siglo 20.

Nadie en la historia de la iglesia que conozco, con la posible excepción de San Agustín, ha demostrado de manera más clara e impactante —utilizo la palabra con cuidado— la infinita importancia del gozo en la esencia misma de lo que significa que Dios sea Dios y lo que significa para nosotros ser glorificadores de Dios… Jonathan Edwards simplemente transformó mi universo al poner el gozo en el centro de lo que significa que Dios sea Dios y lo que significa que nosotros glorifiquemos a Dios. Nos convertiremos en un pueblo fascinado por Dios si vemos el gozo como Edwards vio alegría.20

Jonathan Edwards es: “Un genio resuelto y decidido a vivir totalmente para la gloria de Dios”.21

Dr. John Piper, pastor, pensador, teólogo y biógrafo, admirador de Edwards. Doctor en teología.

Sus imágenes verbales del cielo, el infierno y Dios “fueron tan reales como si hubiesen sido murales pintados con una brocha sobre los muros grises de la casa de reunión.22

Dra. Ola E. Winslow, historiadora, biógrafa y educadora estadounidense. Ganó el premio Pulitzer como biógrafa en 1941 (precisamente por la biografía sobre J. Edwards), así como el Premio Nacional del Libro.

Edwards ha influencia en muchos ministros en todo el mundo, durante ya tres siglos. Como pastor evangélico de Nueva Inglaterra, como un misionero a los indígenas de Stockbridge, y como uno de los primeros presidentes del College of New Jersey (más tarde Universidad de Princeton), él ministró directamente a cientos de americanos. Pero, como un teólogo de mando del “Gran avivamiento” transatlántico, el precoz liderazgo intelectual catalizador de misiones protestantes internacionales, y uno de los pocos padres fundadores del movimiento evangélico moderno, ha ministrado indirectamente a varios millones en toda la tierra.

Dr. Douglas A. Sweeney, actual decano de Beeson Divinity School de Samford Univ. Fue catedrático del departamento de Historia de la Iglesia e Historia del Pensamiento Cristiano en Trinity Evangelical Divinity School (TEDS), Deerfield, Illinois, además de fundador y director del Centro Edwards en TEDS. Y fue también el director fundador del Centro K. F. Henrry para el entendimiento teológico en Trinity (desde 2000 al 2012). Sweeney es historiador y especialista en Jonath an Edwards. Como escritor de varios libros en 2015 fue premiado por su libro Edwards the Exeget.

9 Miller. Pp. xvi, xvii.

10 Marsden. JE, A Life. P. 62.

11Ibidem, p. 84.

12Ibidem.

13 Edwards, Tryon. I:xxxiv.

14 Finn & Kimble. P. 3.

15 Finn & Kimble. P. 19.

16 Dodds. P. vii, viii.

17Ibid.

18Ibid.

19 Lawson. P. 10.

20 Piper & Tylor. P. 24.

21Ibid, p. 10.

22 Simonson. P. 124.

Introducción

La gran mayoría de biografías de alto valor, que sobre Edwards he leído, emplean rieles en los cuales suben los vagones de los personajes de interés de su historia. Sin dudas una excelente técnica. De hecho, muchos de tales trabajos son extremadamente creativos e interesantes. Por ejemplo, la —a nuestro juicio— monumental obra del Dr. Perry Miller titulada “Jonathan Edwards”, en la que el brillante doctor plasma su excelente biografía como montando varios vagones de personajes en tensión sobre el mismo riel. Por ejemplo, las pugnas entre los Mather y los Stoddard, Boston y el Valle de Connecticut, involucrando a Harvard y a Yale (en el tramo referente a la generación que precedió a Edwards en el puritanismo de la élite de Nueva Inglaterra). Después el brillante doctor sube al riel las pugnas entre los partidos de Edwards de Connecticut (los ‘Nuevas luces’) contra los partidarios de Chauncy de Boston y los liberales de Connecticut (mayormente los Whittelsey, familiares de Chauncy, ya que a ese punto Harvard y Yale ya no tenían diferencias ideológicas en esta empresa). El aventajado doctor Miller también saca a relucir algunas pugnas entre Edwards y una sección de sus familiares (los descendientes de Stoddard, mayormente los Williams). En el fondo tales luchas son ciertas, pero creo que Miller a veces exagera y en ocasiones traza pinceladas especulativas muy sutilmente, dándole un matiz y un sabor un tanto sensacionalista a su historia, como para que parezca más novelesca. No obstante, tal estilo no deja de ser impresionante y sumamente interesante.

Otro excelente ejemplo es el de las exquisitas obras del Prof. George Marsden (Jonathan Edwards: A Life; y su obra más breve: Jonathan Edwards: A Short Life), las que degusté cuales riquísimos platillos. Marsden se va por los rieles del paralelismo (a veces amigables, a veces dispares, a veces tensos) entre, por ejemplo, Jonathan Edwards y Benjamín Franklin (especialmente en J. E., A Short Life). Aunque se centra en los rieles y el vagón de Edwards, también nota otros vagones, e incluso otro riel. Así, inserta matices del segundo vagón en observación, digamos, p. ej., Benjamin Franklin, como quien corre dos biografías en paralelo, creando así un hermoso contraste. Lo hace así en virtud de la trascendencia y la contemporaneidad de los personajes, pero con diferentes intereses. En el caso de Edwards y Franklin, ambos fueron hijos de puritanos de Nueva Inglaterra, uno de Boston y otro de Connecticut, uno egresado de Harvard y otro de Yale, uno divinista y otro secular, pero ambos brillantes al nivel de la genialidad. Por tan elegante y excelente trabajo, Marsden merecidamente obtuvo varios premios literarios, elogios y menciones, como p. ej. el renombrado ‘Premio Bancroft’ de literatura.

Por mi parte, yo he escogido una avenida diferente para presentar mi investigación de la vida del más grande pensador de América. Mi biografiado fue uno de los más grandes divinistas (teólogo) y predicador cristiano de la historia humana. El más renombrado de los puritanos de América. El padre de los avivamientos de América de los siglos XVIII y XIX. Endorsamos a Jonathan Edwards.

Por supuesto que resulta imposible ignorar las continuas tensiones mostradas, por ejemplo, por el Dr. Miller. De hecho, saco a flote las que considero más apremiantes para mis propósitos, pero no me enfocaré en la tensión del tipo novelesca, si bien pudiera sin que sea dañada la veracidad de tan fascinante historia. Tampoco seguiré el hermoso paralelismo de los dos grandes personajes montados en el mismo cuadro de la historia, aunque en vagones y rieles diferentes, cual excelente y brillantemente lo logró Marsden.

La avenida del estilo que decidí tomar, con tal de mantener viva la historia, es una jornada histórico-periodística con todos los detalles relevantes sobre los entornos (geopolítico, religioso, cultural, teológico y científico), de la vida, el pensamiento y las obras del famoso divinista. Lo preferí de ese modo, aunque no habrá tanto drama, por el público hispanoparlante al que va dirigido, el cual necesita ser avisado de la historia de fondo con todos los detalles posibles, para que la mayoría de lectores e investigadores, a quienes nos dirigimos, puedan entender la vida y el pensamiento de Jonathan Edwards. El volumen de este libro se debe, además de los necesarios detalles geopolíticos, históricos, religiosos y culturales que dan vida a esta historia, a que en las páginas de este tratado plasmamos varios escritos (algunos completos) de la pluma del mismo Edwards. También tiene que ver con la necesidad imperante de poner en contexto (con notas al pie y entre líneas) muchos de los trabajos de Edwards de interés marcado.

Estamos a una distancia de casi tres centenarios de la vida del famoso teólogo. Claro, reconociendo que constamos con casi 1.200 sermones (piezas maestras) y hasta el momento unos 73 volúmenes de las Obras Jonathan Edwards (incluidos aquí sus sermones) que ha publicado la Universidad Yale y su “Centro Jonathan Edwards”, lo cual haría imposible una mención exhaustiva de todos los trabajos del glorioso divinista en cuestión. Por tanto, si gustas, alístate para navegar en diferentes medios en una fascinante aventura que te aseguro cambiará tu vida, tu perspectiva y tu historia.

En este sentido, estoy seguro que pocas veces, si alguna, has tomado en tus manos una historia viviente que transformará tu perspectiva de la vida. Para nuestra jornada juntos aquí, tomaremos diferentes medios de transporte (y a veces lápiz, papel, libros, mapas, brújulas, un GPS y hasta tu teléfono inteligente) para llegar a los lugares y épocas que ilustran y dan vida a la fascinante historia de este siervo de Dios fuera de serie. Es necesario así porque Edwards existió hace unos tres siglos, en pleno apogeo de la Ilustración, en las entonces nacientes colonias de Nueva Inglaterra en Norteamérica. De nuevo, os anticipo que tendréis que cabalgar, navegar por ríos y mares, caminar y a veces tomar hasta aviones en procura de completar esta aventura. También os adelanto que iremos al viejo continente, mayormente al Reino Unido y Holanda; pero nuestro foco será América, principalmente la región antiguamente nombrada Nueva Inglaterra. En esa región Noreste del Nuevo Mundo, bañada por el Atlántico Norte, pasaremos por varios lugares de Connecticut, de Massachusetts y de New York. Daremos, además, un breve tour por la cercanía del Colegio en Cambridge (Universidad Harvard), por el Colegio en New Haven (Universidad Yale) y por el Colegio de New Jersey (Universidad de Princeton); e incluso una pasada breve por los colegios newyorkinos Union y Hamilton. Pero nuestra estación principal se localizará en Northampton, Massachusetts; aunque tendremos estancias en algunas estaciones importantes de Connecticut, es decir: en Windsor, en New Haven y en Bolton; y, claro, algo en la Ciudad de New York. Por eso, tenga su mente preparada y su maletín listo porque habrá que viajar en el tiempo e incluso pedirle ayuda a la nanociencia que nos transforme en diminutos para poder entrar en algunos espacios restringidos.

¡Qué aproveches y disfrutes la aventura!

Yo, a la verdad, la he disfrutado abundante e inolvidablemente.

Nuestro propósito ha sido investigar exhaustivamente sobre la vida, obra y pensamiento de Jonathan Edwards, quien fuera ministro, divinista (teólogo), maestro y predicador, filósofo, escritor prolijo y aventajado, tutor, revivalista, esposo y padre (de 11 hijos e hijas), además de tener muchos amigo; lo cual hemos plasmamos en esta obra que con regocijo y gran satisfacción damos a luz.

Por pretencioso que pueda parecernos, Jonathan Edwards ha sido el creyente, de quien tenemos registro, más piadoso de toda la historia de los Estados Unidos de América. Además, es considerado por sus estudiosos y biógrafos, y casi por la generalidad erudita del mundo, como el teólogo más brillante de la historia de esa nación; e incluso, para algunos pensadores de sobrada fama, uno de los cinco teólogos más importantes de toda la historia cristiana, sino el más. También, su gran oficio consistió en predicar, y se le atribuye a él el sermón más famoso que se haya predicado jamás en la historia cristiana, a saber: “Pecadores en las manos de un Dios airado”, lo que habla del nivel de Edwards como predicador.

Y sobre todos esos lauros, Edwards fue la gran figura del famoso primer Gran Despertar en América, ocurrido entre 1740 y 1742 primero por toda Nueva Inglaterra y casi en seguida en suelo británico (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda); además de haber sido responsable y testigo en su iglesia y ciudad de uno de los más gloriosos avivamientos de que se tenga mención en la historia del cristianismo post apostólico (aparte del Gran Despertar), hasta donde sabemos, entre 1734 y 1736. Edwards (y su “Nueva Teología”, como bautizaron a su movimiento teológico y ministerial), incluso, fue el precursor del Segundo Gran Despertar ocurrido en la primera mitad del siglo XIX en los Estados Unidos y muchas regiones de Europa occidental (principalmente en el Reino Unido).

Marsden concluyó que Edwards fue: (1) Un visionario apasionado (que supo transmitir y motivar a otros su visión, especialmente en lo concerniente a ser avivados); (2) Un intelectual de clase mundial, con una lógica impecable y cristalina; (3) Un asceta intenso que vivió en el mundo real, con una familia numerosa e intensa, en medio de una comunidad volátil.23

Este Jonathan Edwards nació, según ha sido ampliamente documentado, el 5 de octubre de 1703 en Windsor del Este, Connecticut.§

Después de haber sido educado en la escuela de su padre (que operaba en su casa), quien fue su instructor hasta terminar la preparatoria, se condujo pocas semanas antes de su décimo tercer cumpleaños al Colegio de New Haven (hoy Universidad Yale). Allí se graduó honoríficamente de Bachiller en Artes a los 17 años (en 1720). Seguidamente se graduó de Maestría en Artes (en la mención de Teología) en septiembre de 1723.

Desde entonces Jonathan Edwards fue un teólogo, pastor y misionero congregacionalista entre los años 1723 y 1757 en varias locaciones entre New York, Connecticut y Massachusetts (mayormente en Northampton y Stockbridge). Trabajó como tutor en la universidad Yale (en New Haven) durante poco más de dos años (desde mayo de 1724 hasta agosto de 1726). Dio su último adiós siendo el presidente del Colegio de New Jersey (hoy Universidad de Princeton), el 22 de marzo de 1758, en Princeton, New Jersey.24 Sus restos yacen precisamente en el cementerio público de tal ciudad.†

Las obras de Edwards tienen un alcance muy amplio, y suelen ser a menudo asociadas con su defensa de la teología calvinista y el patrimonio puritano. No obstante, Edwards fue, a ciencia cierta, un pastor, predicador y teólogo congregacionalista líder en la colonia de Nueva Inglaterra, de la tercera generación de ministros de dicha denominación nacidos en suelo americano. Edwards organizó todo un serio movimiento de predicación de avivamiento denominado ‘Nuevas luces’, resultando ser tanto ‘el padre’ del primer Gran Despertar en América (años 1740–1742), como precursor del segundo Gran Despertar en América (que ocurrió casi un siglo después del primero). Edwards es también el padre de la “Nueva Teología”, a veces nombrado “edwardsismo” o “hopkinsismo”, el cual consistió en un “calvinismo” salpicado de “pietismo”, pero con un énfasis distinto, a saber, “la religión experimental” o centrada en la “experiencia de conversión”.

Existe un mar de crítica, algunas fructíferas y otras infructuosas, y otras hasta perniciosas y sin sentido sobre Edwards y su pensamiento. Para algunos “analistas” fue un clon del cientificismo newtoniano. Para otros un esclavo del empirismo de John Locke. Incluso para otros una tipología temprana de los densamente heterodoxos Søren Kierkegaard y Karl Barth. Y para algunos un estridente con una patología digna de ser tildada de paranoia. Etc. Lo cierto es que tales paralelismos “críticos” a menudo rayan lo absurdo y los odiosos prejuicios personales (de los que hubo algunos estando Edwards en vida inclusive).

Creo demostrar en este escrito, que muchos de tales prejuicios “dañinos” son el fruto de un descuido, casi del tipo impío sobre el pensamiento y las obras de Edwards, a juzgar por la fuente de primera mano del citado genio del pensamiento teológico (e incluso psicológico temprano). De hecho, por ejemplo, no veo otra razón para una crítica tan vacua y contradictoria de los trabajos de Edwards, cual la que hizo el pragmático americano de Harvard —William James—, sino la normal respuesta de un incrédulo ante las abundantes evidencias de la existencia y extraordinaria hermosura de Dios, y que decide voluntariamente ignorar las maravillas de la perfecta Ley de Dios, como suelen hacer los malos. James rechazó los escritos de Edwards bajo el supuesto “incapaz empirismo de Edwards”. Procuraré en este trabajo no navegar en tales infructuosas críticas, salvo cuando lo considere muy necesario para arribar a mi punto.

En realidad, un análisis suficiente de los trabajos de Edwards, reflejarán una procura, tanto como una proclama inteligente y santa. Edwards estuvo resuelto a demostrar que la verdadera religión comprende y debería desear y procurar la “experiencia” religiosa verdadera. Tal realidad acontece no meramente como un elemento más de la verdadera religión, sino como “una cosa establecida que debe ser procurada y disfrutada”. Y con ello Edwards no estaba apuntando a lo vocacional ni a las experiencias litúrgicas en la religión, sino a una “experimentación” en el alma o el corazón, más allá de una mera contemplación y/o aprehensión, que debe conducir al cristiano al deleite del alma en la belleza o excelencias de la divinidad, que son producidas por el Espíritu Santo en el regenerado. Tal “experiencia espiritual” debe ser algo más allá —cual lo ilustrara el mismo Edwards— de lo que puede entender el que ha oído hablar de la miel, e incluso más allá de lo que la comprende quien la ha recogido y olido del panal, pero como quien la ha probado y se ha deleitado en el dulzor distintivo de la miel que destila del panal.

Edwards no solo reflexionaría en el universo metafísico y abstracto de las verdades religiosas contenidas en las Escrituras (teología, doctrinas), cual un intelectual y teólogo entrenado; sino que también estuvo resuelto a demostrar aquello que en él había sido un mar de vivencias o experiencias espirituales personales tangibles, tanto como reflexivas, a la vez que observables en cantidades astronómicas que plasmó en sus diversas narrativas y cartas.

De igual modo, entran en el mismo plano decenas de notables entre sus más de 1.200 sermones por escritos, cuales: “El amor es la suma de toda virtud” (y el resto de la serie de 15 sermones en 1 Corintios 13 titulada: “La Caridad (o, el Amor) y sus frutos”); “Pecadores en las manos de un Dios airado” (el más famoso sermón de la historia de la predicación cristiana); “Dios es glorificado en la sumisión del hombre” (predicado en Harvard cuando Edwards tenía 27 años, y que resultó en la primera publicación y la más extraordinaria que salió jamás de la pluma de Edwards); “La naturaleza del hombre en su estado caído está totalmente corrompida” (un extraordinario sermón sobre la incapacidad humana); “Todo lo que los hombres naturales hacen es malo”; “La justificación por la fe” (una serie que resultó en el avivamiento que inició en Northampton en 1734); “La gloria del desagrado de Dios al pecado”; “La gracia tiende a la santidad”; entre otros.

La experiencia que se respira al adentrarnos en el pensamiento de Edwards es como si cada vez que él tomaba su pluma, para una conferencia, para una prédica, para un tratado, o como notas de clases o futuristas, etc., él procuraba que sus oyentes fueran movidos a experimentar un avivamiento sostenido en sus vidas. Y la razón de fondo es que sus múltiples experiencias de avivamientos, personales y observados en otros, le convencieron de que no existe nada más glorioso, dulce, agradable y hermoso que el hecho de que alguien pueda experimentar en esta vida tales vivencias espirituales. Al leer sus escritos, sentirás que él te invita a esa “experiencia” espiritual verdadera con una llamada de urgencia. Tal experiencia, indefectiblemente, inicia con el “llamamiento eficaz” o “la regeneración” que Dios opera e imprime puntual, súbita y secretamente en el alma de sus elegidos, y que se perpetúa con los múltiples llamados a vivir en el Espíritu durante el resto de la existencia de tales personas.

¡Es literalmente fascinante!

Yo mismo tuve varias crisis al leer y/o escuchar especialmente algunos de los sermones de Jonathan Edwards. A veces sentí que había malgastado mi tiempo en los estudios teológicos al considerar mi crasa ignorancia. Por ejemplo, literalmente, una tarde mientras junto a mi esposa me ejercitaba, yo escuchaba el sermón de Edwards “La naturaleza del hombre en su estado caído está totalmente corrompida”; me sentí tan débil, a causa de las aceleradas palpitaciones de mi corazón y la pérdida de energía corporal, como sólo efecto de las convicciones que asaltaban mi corazón al escuchar las claras y bíblicas razones de Edwards, que tuve que detenerme y sentarme un rato. Mi esposa es médico, y no le dije nada para no preocuparla. Pero, literalmente, nunca había tenido ese tipo de desgaste y agotamiento producido por escuchar una elocución. Humilló mi truncada comprensión hasta ese momento de la indignidad humana y, por tanto, de la necesaria total dependencia de los favores de la divinidad (la gracia divina).

Cualquiera, pues, que haya navegado en aguas edwardsianas podrá ver con facilidad que sus escritos fueron dirigidos con una finalidad clara, a saber, provocar y demostrar, para el goce y el disfrute del pueblo de Dios (en especial su generación), que, partiendo de una comprensión teológico-bíblica suficiente (no olvidemos aquí que Edwards fue un teólogo profesional muy aventajado egresado de Yale): (1) La religión verdadera, más allá de la comprensión mental de sus doctrinas, “es experimental” a nivel del alma, pudiendo extenderse tales efectos a los sentidos externos inclusive (a todo el ser); (2) La premisa congregacionalista original de procurar un testimonio de “la experiencia de conversión” (que era el requisito primordial para la membresía en una iglesia congregacional de la primera generación en Nueva Inglaterra) es un pilar necesario para toda iglesia que quiera tender a la pureza y a la piedad; (3) “los avivamientos” revitalizan la vida de las personas y por ende de las iglesias, a la vez que también dan fe y testimonio del poder de Dios obrando en las almas. Por tanto, fue el propósito de Edwards que tales realidades deben ser anheladas y procuradas en la práctica religiosa cristiana cotidiana.