Bruja De Sangre - May Freighter - E-Book

Bruja De Sangre E-Book

May Freighter

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Beschreibung

La magia de sangre es un concepto aterrador, pero puede que sea el mal necesario que Helena tiene que aprender para poder sobrevivir en su nueva y difícil realidad. ¿Podrá ella abandonar su humanidad para ganar poder?

Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas…
La mente de Helena está decidida. Quiere aprender magia de sangre pase lo que pase, y emplea la ayuda de un poderoso brujo a través de sus conexiones. Sus acciones crean una brecha aún mayor entre Lucious y ella. Se aísla, cerrando los ojos al creciente problema de la relación, mientras entierra la cabeza en los libros. Cuando su mentor llega a Londres, no es lo que ella esperaba. De hecho, en manos de él, la vida de Helena puede llegar a su fin más temprano que tarde.
Incapaz de probar la participación de los delegados italianos en un complot para matar a los concejales, Lucious está atrapado entre la espada y la pared. La estabilidad del Consejo de Vampiros se derrumba más rápido de lo que él puede trabajar. No solo eso, su hermana de sangre desaparece, una sociedad secreta lo quiere muerto y su vida amorosa pende de un hilo. Esta vez, el mundo oscuro en el que vive bien podría realmente tragárselo por completo.

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BRUJA DE SANGRE

Serie de Helena Hawthorn Vol. 6

MAY FREIGHTER

Tabla de contenido

SERIE DE HELENA HAWTHORN

INFORMACIÓN PARA EL LECTOR

1 ESPÍRITU NAVIDEÑO

2 SEÑOR E HIJO

3 DETERMINADA

4 UNA CITA DEL INFIERNO

5 LA TRAICIÓN DUELE

6 NUEVA ADQUISICIÓN

7 PROBLEMAS DE HOMBRES LOBO

8 PERSIGUIENDO EL MITO

9 VERDUGO DE BRUJAS

10 ÚLTIMA OPORTUNIDAD

11 POSIBILIDADES INQUIETANTES

12 LO QUE PUDO SER

13 ACORRALADO

14 UN FAVOR

15 LAGO DE ARREPENTIMIENTOS

16 EL PRECIO DEL AMOR

17 KANDY

18 ALMA FRAGMENTADA

19 UNA NUEVA MIEMBRO DEL CONSEJO

20 VINO DE SERPIENTE

21 APRENDIENDO MAGIA

22 UNA PETICIÓN

23 EL REY DE LA BELLEZA

24 AGUA VERSUS AIRE

25 SIN COMPROMISO

26 GANADO

27 ASUNTOS ARRIESGADOS

28 TRANSFORMACIÓN

29 PASADO DOLOROSO

30 UN HECHIZO ESCALONADO

31 MAGIA ANTIGUA

32 DEMASIADO FÁCIL

33 REUNIONES EMOCIONALES

34 FIESTA DE NAVIDAD

SOBRE LA AUTORA

DEDICATORIA

AGRADECIMIENTOS

Copyright © May Freighter, 2023.

El derecho de May Freighter a ser identificada como la autora de este trabajo ha sido afirmado por ella en virtud de la Ley de enmienda de derechos de autor (derechos morales) de 2000.

Este trabajo tiene derechos de autor. Aparte de cualquier uso permitido en virtud de la Ley de derechos de autor, diseños y patentes de 1988, ninguna parte puede reproducirse, copiarse, escanearse, almacenarse en un sistema de recuperación, grabarse o transmitirse, de ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo por escrito de la autora.

Este libro es un trabajo de ficcion. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación de la autora o, si son reales, se usan ficticiamente. Todas las declaraciones, descripciones, información y material de cualquier otro tipo contenidos en este documento se incluyen solo con fines de entretenimiento. Cualquier parecido con personas reales vivas o muertas, eventos o lugares es mera coincidencia.

Todos los derechos reservados.

www.authormayfreighter.com

SERIE DE HELENA HAWTHORN

Alexander: Memoirs (Precuela)

Ruleta Rusa

Puerta del Demonio

Control en Deterioro

Desired (Novela adjunta)

Monochrome Interview (Serie: A Vampire in Love)

Orígenes Predestinados

Cherished (Novela adjunta)

Afiliaciones Oscuras

Bruja de Sangre

INFORMACIÓN PARA EL LECTOR

Hijo: Un humano que ha sido convertido en vampiro. Dependiendo de la edad y el poder del señor, el hijo puede adaptarse más rápido, ya que la energía que se le habría dado cuando lo convirtieron inicialmente habría sido mayor. En promedio, un vampiro recién nacido tarda entre 1,5 y 2 años en acostumbrarse a la sed (esto dependería de la fuerza de voluntad que posea el hijo).

Pocos casos en la historia de los vampiros hablan de vampiros que lograron controlar la sed temprano, y muchos de estos vampiros desarrollan habilidades más tarde en la vida, uno de ellos fue Vincent del Consejo Europeo con su poder de la «Voz». (Cabe señalar que, en los documentos, Vincent es el único vampiro que heredó la habilidad de Arthemis en lugar de las habilidades más comunes que provienen de los miembros de la realeza).

Los vampiros recién nacidos son entrenados en un ambiente controlado donde no hay humanos que los tienten. Los únicos humanos con los que tienen contacto son aquellos con los que su señor entrena al hijo para dominar su sed.

Un hijo no puede herir a su señor. La energía que reside dentro del hijo es capaz de reconocer la fuente original y, por lo tanto, protege al señor del ataque de su hijo. Teóricamente, hay vampiros que podrían superar esto volviéndose más fuertes que su señor. Esto se puede ver cuando Lucious mata a Anna en Control en deterioro.

Señor: Un título otorgado a un vampiro después de que convirtió a un humano, al compartir su energía con esa persona y luego quitarle la vida. El hijo se refiere a ellos por este título o por el nombre de su señor.

La mayoría de las relaciones entre señor e hijo son buenas cuando el hijo respeta a quien le ha concedido su segunda vida. Sin embargo, hay casos en los que los hijos han sido creados en contra de su voluntad y la relación se vuelve inestable.

Un señor puede controlar a sus hijos usando su energía, que les infundió antes de convertirlos. Esto tiende a arruinar la confianza entre el señor y su hijo, por lo que se considera como el último recurso.

Realeza: Los primeros siete vampiros fueron registrados como Kallias (Pilar del pasado), Bion (Pilar de la formación de energía), Cenric (Pilar de la mente), Ealdraed (Pilar de fuego elemental), Hartwin (Pilar de la vista mística), Laclia (Pilar del futuro) y Runa (Pilar de la velocidad), y fueron engendrados por el primer vampiro original, Arthemis. Sus orígenes siguen siendo desconocidos para la comunidad de vampiros, ya que desapareció de la faz de la tierra en algún momento a principios del año 1200 a.C. La mayoría de los vampiros piensan en él más como una historia mítica que como un ser real, mientras que otros intentan sin descanso encontrar su paradero.

Descenso: un término usado cuando un vampiro está perdiendo el control sobre la sed y está luchando por mantener la lucidez. Los vampiros que no pueden recuperar el control de su sed durante un período prolongado de tiempo tienden a ser eliminados por los acechadores del Consejo. Síntomas: necesidad de alimentarse con más frecuencia, pérdida de control, ojos rojos.

Fugarse: un término usado para la velocidad de los vampiros. Por lo general, un vampiro puede cubrir hasta 30-50 kilómetros antes de agotarse. A medida que llegan a su límite, existe el peligro de desgarrarse los músculos de las piernas, lo que puede ser insoportable y lento al sanar sin ingerir sangre.

Clan de vampiros: Los vampiros normalmente prefieren estar solos y preocuparse únicamente por su señor, hermanos y hermanas de sangre. Sin embargo, hay ciertos vampiros que lograron mantener el orden y el control sobre sus hijos, nietos y más allá. Una comunidad unida de vampiros se llama clan. Su único propósito es obedecer las órdenes que vienen de su líder. Aquellos que desafían al líder son castigados con la muerte o siglos de tormento hasta que se adapten.

Delegados: Como los Consejos tienen una mano de obra limitada, a los poderosos y antiguos vampiros se les da la tarea de observar e informar todo lo que sucede en sus territorios designados. Funcionan de forma independiente, y los Consejos tienden a hacer la vista gorda ante las acciones ilegales de los delegados debido a sus servicios.

Alfa: el líder del grupo de hombres lobo. Él o ella asume la responsabilidad de la manada para mantenerlos a salvo. Cada miembro debe aceptar la sangre del alfa (juramento de sangre) para formar parte del grupo conectado. Cualquier miembro que no acepte la sangre del alfa se verá obligado a abandonar el grupo a menos que el alfa diga lo contrario.

El alfa se elige mediante una prueba de fuerza o diplomacia, según la manada. Cualquier retador del alfa debe derrotarlo convenciendo a la manada para que lo seleccione como el nuevo líder o luchando a muerte. La diplomacia se usa con más frecuencia en los tiempos modernos.

Beta/Ius: es un miembro de la manada seleccionado por el alfa para ser su asesor de estrategia. Este lobo es respetado por los demás y su opinión es muy valorada por el grupo. También respeta la ley y las reglas dictadas por el alfa.

Gamma/Laeva: es la mano izquierda del alfa, designado por el voto mayoritario de la manada. Está a cargo de llevar las ideas y pensamientos de la manada al alfa y mantener la paz entre ellos.

Media transformación: un estado en el que entra un hombre lobo cuando está en medio de una transformación. En ese momento, son más vulnerables en el entorno y a los cazadores.

1ESPÍRITU NAVIDEÑO

HELENA

El frío de la tumba heló a Helena. Se estremeció al mirar la ciudad de Londres en llamas desde un tejado. Cenizas y brasas diminutas flotaban hacia el cielo, impulsadas por columnas de humo. Los gritos de auxilio resonaban en todas direcciones. Las sirenas sonaron. Estaba inmóvil, no podía hacer nada más que ver cómo se desarrollaba la escena.

Una mano esquelética agarró su hombro. Las cadenas que la mantenían en su lugar se rompieron y ella se dio la vuelta.

Lucious, su alma gemela, se estaba marchitando. Su cuerpo se derrumbó sobre sí mismo mientras su edad lo alcanzaba. El rojo de sus ojos nunca vaciló ni tampoco el odio incrustado en ellos.

Ella gritó.

Helena se despertó sobresaltada. Su cuerpo estaba empapado en sudor. Durante la última semana, había estado teniendo el mismo sueño. Lucious y Hans estaban fuera casi todos los días. Siendo finales de diciembre, Perri estaba ocupada con las decoraciones navideñas alrededor del castillo. Esa chica nunca se detenía por un segundo. De alguna manera logró manejar a los acechadores, que eran libres, para que también cumplieran sus órdenes.

Había pasado un mes desde que Malachi prometió ponerse en contacto con ella. No había habido noticias de él o del hombre que se convertiría en su mentor. Helena empezaba a perder la esperanza. Quería aprender a controlar sus ansias por la magia de sangre. Incluso hasta el día de hoy, ella mantenía un grimorio en una cómoda, escondido debajo de su ropa interior.

Se metió al baño. Salpicándose la cara con agua fría, levantó la cabeza para mirarse en el espejo. No importaba cuánto tiempo y con qué frecuencia mirara su reflejo, la chica que la miraba tenía miedo en los ojos. Hoy tenía previsto seguir estudiando los archivos restaurados. Hans tuvo la amabilidad de dejarla usar su oficina cuando él no estaba, lo cual sucedía con bastante frecuencia.

Después de una breve ducha y un cambio de ropa, Helena salió de su habitación. Las cortinas estaban corridas a lo largo de los pasillos, recordándole, una vez más, que estaba rodeada de muertos vivientes. Deteniéndose, abrió las cortinas para contemplar la vista. A diferencia de su pesadilla, el jardín estaba en paz. Había caído nieve, cubriendo los arbustos y los árboles yermos. Tomó una foto con su teléfono y se la envió a su padrastro. Él agradecería el tener una actualización sobre su vida diaria, a pesar de que su madre todavía le guardaba rencor.

Perri estuvo a punto de chocar con Helena mientras salía tambaleándose del almacén con una caja enorme en las manos.

—Lo siento, no te vi.

—¿De verdad planeas hacer que los vampiros celebren Navidad? —inquirió Helena, ayudando a Perri a bajar la caja al suelo.

—¡Por supuesto! Todos merecen recibir un regalo por su arduo trabajo y sentir el espíritu navideño. —Perry sonrió—. ¿No vas a ayudarme? Sería un buen cambio para ti.

Helena bajó la mirada.

—Tengo cosas que hacer y…

—¿Ya no somos amigas? —El tono herido de Perri llamó la atención de Helena—. No hablas con nadie desde que regresaste de Italia. Estás encerrada en ese estudio día y noche. ¿Hice algo mal? —Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas que apartó con el dorso de la mano.

Helena agarró los hombros de Perri.

—Escucha, Perri, no hiciste nada malo. Yo… yo no puedo confiar en mí misma como soy ahora. —La verdad dolía más que nada. Odiaba admitir sus debilidades. El control y el poder que quería poseer estaban fuera de su alcance—. Te ayudaré un poco si eso te hace sentir mejor.

Una sonrisa que podría iluminar la habitación volvió a la cara de Perri. Su cabello rubio se había vuelto más largo desde que se unió a Hans en el Consejo. Olas de oro líquido caían en cascada sobre sus omoplatos. Además de volverse más hermosa cada día, Perri tenía una extraña habilidad para abrirse camino en los corazones de las personas que la rodeaban, algo de lo que Helena estaba un poco celosa.

—Excelente. Por favor, ayúdame a llevar estas decoraciones al salón de baile principal. Se suponía que Andrea y Grim terminarían de colocar un árbol allí anoche.

—¿Andrea accedió a ayudarte? —Nada había cambiado, más que los acechadores, de repente, adoptando «Señora» en su vocabulario cuando se referían a Helena o Perri, y siendo un poco más amables. Podía sentir cuando los vampiros se obligaban a sí mismos a actuar de cierta manera a su alrededor. No es que ella se quejara. Ser molestada con menos frecuencia por ser humana no era algo malo.

—Andrea incluso se ofreció a enseñarme defensa personal después de la cena. Estoy deseando que llegue.

Helena arqueó una ceja.

—Los milagros nunca acaban a tu alrededor.

—No seas tonta. Ella es una buena persona debajo de su exterior rudo.

—Está bien, lo que tú digas. —Helena levantó la caja del suelo. Sus brazos y espalda sintieron la tensión inmediatamente—. Dios, ¿qué hay aquí?

—Solo algunos adornos que encontré en el almacén.

—¿Por encontrados quieres decir que los dejaron aquí antes de que nos mudáramos? —Helena comenzó a dirigirse en dirección al salón de baile. Calculó que tendría que hacer una o dos paradas en el camino. La caja era demasiado pesada y sus brazos delgados casi no tenían músculos después de que dejó de entrenar con Maya.

Perri se masajeó los hombros. Con una expresión feliz, respondió:

—Sí. A los dueños anteriores parecían gustarles las antigüedades. Si tienes tiempo, deberías echar un vistazo en el almacén. Encontré algunas muñecas preciosas allí.

—Sabes, casi todas las películas de terror comienzan con una muñeca poseída.

Perri cubrió su jadeo con la mano y sonrió.

—En nuestro mundo, puede que sí pudiera haber una. Una vez que dejemos estas cajas, ¿quieres revisar?

—Seguro. —Helena sonrió por primera vez en un mes. Esos pequeños momentos de felicidad eran más difíciles de conseguir con las pesadillas que la acosaban. Su estado de ánimo se agrió casi tan rápido como mejoró. «¿Mi sueño significa algo?» Esperaba que no fuera nada, pero la incómoda sensación seguía creciendo en su pecho.

Antes de que los brazos de Helena se cayeran por la tensión, logró llevar la caja a su destino con un ruido sordo.

En el salón de baile, dos de los acechadores estaban estudiando el árbol de Navidad semidecorado que tocaba el techo alto. Helena había visto árboles así de grandes en los centros comerciales y en las calles de la ciudad. Su madre seguía el calendario ortodoxo en lo que respectaba a las principales festividades, razón por la cual celebraban Navidad en enero en lugar de diciembre.

Perri se deslizó a su lado.

—¿Están aquí para ayudar hoy?

Se volteó un acechador del Consejo conocido como Daniel, que parecía tener poco más de treinta años con cabello castaño oscuro de longitud media que le recordaba a Helena la corteza de un árbol. Su rostro pálido y apuesto estaba mayormente escondido detrás de su barba y bigote. Con sus ojos almendrados color avellana, miró la caja junto a los pies de Helena y le devolvió la sonrisa a Perri.

—Señora Perri, Andrea nos dijo a Nusa y a mí que ayudáramos, ya que tenemos algo de tiempo libre hoy.

—Bien. —Perri tomó la mano de Nusa—. Me alegra que podamos trabajar juntos en esto.

Helena evitaba a diario a muchos de los acechadores. Sentía su escrutinio silencioso quemándole la nuca cada vez que estaba en la habitación con ellos. Hoy no era diferente. La sutil aversión de Daniel por Helena emanaba de él como un faro en la noche.

Nusa se apartó y se pasó el cabello negro y lacio por encima del hombro. Su pequeño rostro ovalado y sus largas pestañas negras que enmarcaban unos ojos color ceniza habrían puesto celosa a cualquier mujer.

—Díganos qué hacer.

Perri les dio instrucciones a los acechadores sobre cómo distribuir las decoraciones, su alegría nunca se desvaneció por la tensión en la habitación. Después de unos minutos, se unió a Helena que ya estaba colgando unos globos de cristal.

—Hmm, tal vez deberíamos poner algo de música aquí —comentó Perri.

—No hay necesidad —respondió Helena, manteniendo su atención en la tarea en cuestión—. Estoy segura de que con los vampiros aquí, terminaremos en poco tiempo.

Perri inclinó la cabeza hacia un lado, mirando al dúo que estaba hurgando en la caja de decoraciones.

—Sin embargo, se están moviendo a velocidad humana.

—No queremos romper algo accidentalmente. Hacer esto a un ritmo mortal es la mejor opción para nosotros —explicó Daniel a Perri.

Un escalofrío recorrió la columna de Helena como si la estuvieran observando. Robó un vistazo a los vampiros. Estaban ocupados decidiendo qué colgar a continuación. Su malestar no desapareció.

—Creo que debería volver a mis estudios.

La expresión de Perri se agrió.

—¿Estás segura de que no puedes quedarte aquí con nosotros?

—Sí, lo siento. Te veré a la hora de la cena. —Helena metió las manos en los bolsillos de sus jeans y salió corriendo del salón de baile. Cuanta más distancia creaba, mejor se sentía.

Al llegar al estudio de Hans, abrió la puerta y miró dentro. La habitación era grande y vacía. Docenas de libros estaban apilados en el suelo, junto al segundo escritorio que Hans le había instalado. Cerró la puerta detrás de ella y resopló mientras su corazón se calmaba. Durante el resto de la mañana y la tarde, se había abstenido de comer y se había sumergido en la información que los vampiros tenían sobre las brujas. La bruja que conocieron en Italia pudo transformar la mitad de su cuerpo en una araña gigante. Helena nunca había tenido contacto con algo así en la literatura hasta que encontró un caso similar en un antiguo registro escrito por Vincent.

Entrecerró los ojos ante la escritura descolorida. La mayor parte era ilegible. Lo que entendió y transcribió en su laptop era que Vincent se encontró con una criatura así en 1477 en el Reino de Bohemia. Los rumores de la desaparición de vampiros en la zona se extendieron al Consejo, y se desplegó un Concejal para investigar junto con tres acechadores: Jordan Webb, Robin Carter y Rhoslyn Bennett. La bruja de sangre que encontraron allí tomó la energía vital de los vampiros y la consumió a través de un ritual de sangre. La lucha contra ella fue rápida. No pudo moverse cuando Vincent usó su habilidad en ella, pero eso no fue antes de que lograra devorar a dos de los acechadores. El acechador restante, Robin Carter, desapareció a su regreso.

Helena llegó al final del libro. Algunas de las páginas habían sido arrancadas por alguien. Frunció el ceño mientras su dedo trazaba los bordes ásperos que sobresalían de la encuadernación. El volumen que estaba leyendo era frágil, el pergamino olía a rancio y a polvo. Desde que Lilia había despertado, Helena podía entender más idiomas con el tiempo. En esta ocasión, estaba leyendo en inglés antiguo sin ningún problema. El antiguo egipcio también se volvía fácil de entender cuanto más miraba los jeroglíficos. De alguna manera, su cerebro convertía esos caracteres en palabras. No sabía cómo lo hacía y no le importaba mientras esa habilidad pudiera usarse para ayudar a Lucious.

La sensación de ser observada resurgió. Helena miró la oficina vacía. Desde donde estaba sentada, notó que el sol se estaba poniendo y las luces del jardín se encendieron. La lámpara de su escritorio mantenía iluminado un pequeño círculo a su alrededor, mientras que en el resto de la habitación había sombras en los rincones y grietas.

—¿Quién está ahí? —exigió Helena, levantándose de su escritorio.

Una risa profunda vino de la oscuridad.

—¿Así que sí puedes sentirme? Te tomo bastante tiempo…

La atención de Helena se dirigió a la puerta. «¿Lograré salir si corro? ¿Es un vampiro? No puede serlo. Tendría que estar en la habitación para hablar tan fuerte… ¿Un brujo?» Enderezando su postura, se golpeó las caderas con las manos.

—Muéstrate.

La sombra más oscura junto al librero detrás del escritorio de Hans se movió y se fusionó con una persona junto a la ventana. Un minuto después, un hombre alto con rasgos faciales asiáticos y vestido con un abrigo de piel se paró allí.

—Tú debes ser Helena. —Él chasqueó la lengua con disgusto—. Si me hubieran enviado a matarte, ya estarías muerta.

—Supongo que no estás aquí para matarme entonces. Es bueno saberlo.

El hombre pasó la mano por el alféizar de la ventana, acumulando el polvo en sus dedos delgados y enguantados. Sopló el polvo, haciendo que las partículas brillaran carmesí al descender al suelo.

—Malachi me envió un mensaje de que debo aceptar a una estudiante llamada Helena Hawthorn. Vine aquí para negar tu pedido en persona, pequeña. Eres demasiado débil para manejar la magia de sangre.

Helena se quedó sin aliento. Malachi se había hecho cargo. Sin embargo, el hombre que estaba frente a ella no era lo que ella esperaba.

—Entonces, usted debe ser Nobu.

Su largo cabello color hollín se deslizaba hacia un lado con el movimiento de su cabeza. La agudeza de sus ojos negros penetró las bóvedas más profundas de su corazón como una lanza.

—No nos conocemos lo suficiente como para que me llames por mi nombre de pila. Para alguien como tú, soy Tsuchiya.

—Lo lamento. Usé el nombre que me dio Malachi…

Nobu se sentó en el escritorio de Hans y apoyó los pies calzados con botas sobre la mesa. Se inclinó hacia atrás para agarrar uno de los libros del librero grande detrás de él. Hojeando las páginas, continuó ignorándola como si fuera aire.

Helena no sabía lo que estaba tramando. Si vino a decir que no la quería como estudiante, debería haberse ido una vez que eso estuvo fuera del camino. «¿Por qué se queda? ¿Quiere que le suplique? no puede ser…»

Sus brazos cayeron a los costados y bajó un poco la cabeza con respeto.

—¿Podría enseñarme a cómo usar y controlar la magia de sangre?

—No.

—¿Por qué no?

—Porque no eres lo suficientemente fuerte mentalmente para sobrevivir a mi entrenamiento —respondió él.

Helena cuadró los hombros. Al menos, estaba obteniendo algunas respuestas de él.

—No importa. Quiero intentarlo de todos modos.

Él levantó la mirada de la página que pretendía leer.

—¿A qué renunciarías por aprender magia de sangre?

Helena abrió la boca, pero las palabras se le quedaron atascadas en la garganta. Nunca había pensado en eso. No quería sacrificar personas ni animales. Sin embargo, tiempos peligrosos estaban cerca. Lucious necesitaba ayuda y no podía seguir dividiendo su atención entre ella y su gente.

—No quieres renunciar a nada, por eso no eres adecuada. —Bajó las piernas al suelo y cruzó los brazos sobre el escritorio de Hans—. ¿A qué crees que yo me rendí?

—¿Su sentido del humor?

Los labios de Nobu se curvaron en una comisura.

—Las bromas son un medio de desviación, niña.

—¿Por qué sigue llamándome así? No parece mucho mayor que yo.

—Ahí es donde te equivocas. He estado presente desde la era feudal en Japón. Vivir tanto tiempo… no fue fácil.

Helena se quedó desconcertada.

—Ninguna bruja o brujo puede vivir más que una vida humana. ¿Cómo lo hizo?

—Tomando la vida de otros, por supuesto. —Él sonrió—. La magia funciona bajo la premisa del intercambio equivalente. El mismo concepto se aplica a la alquimia. Si quieres vivir más, le quitas la vida a alguien. Si quieres más poder… bueno, entiendes la idea.

—¿Ha matado gente para vivir tanto tiempo? —preguntó ella con disgusto. ¿Malachi quería que alguien así le enseñara? ¿Había perdido la cabeza?

—¿Ves? —Entrecerró los ojos—. Es por eso que no eres apta para la magia de sangre y por eso te llamo así. Abandona la idea de convertirte en una bruja de sangre y concéntrate en la magia blanca. Las brujas blancas pueden curar a otros y protegerse de los demonios bastante bien. ¿Qué más necesitas?

Helena golpeó sus manos hacia abajo, casi golpeando su laptop.

—¡Necesito poder pelear! No puedo seguir confiando en Lucious y los acechadores del Consejo para mantenerme a salvo. Si esto continúa nunca me respetarán.

—¿Por qué no dejas este lugar? ¿Por qué quedarse con vampiros que no se preocupan por ti?

—Quiero quedarme con Lucious y no ser una carga. Sé que siempre se está esforzando para volverse más fuerte. Es mi culpa que haya cambiado tanto…

Nobu se quedó en silencio durante un largo minuto. Lentamente se levantó de la silla de la oficina y caminó hacia ella. Abrumándola con su estatura de uno noventa, la negrura en sus ojos, de alguna manera, logró oscurecerse aún más.

—Te tomaré como mi estudiante si renuncias a tus sentimientos por ese vampiro.

—¡Eso es una locura! Hago esto para estar con él.

—De lo contrario, no sobrevivirás a las pruebas que he planeado. —Se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia la puerta.

—¡Espere! —Helena lo llamó—. Déjeme pensarlo.

El cuerpo de Nobu comenzó a derretirse en las sombras. Sus palabras resonaron alrededor de Helena.

—Regresaré en una semana. Decídete para entonces.

Las piernas de Helena cedieron. Se hundió en su silla, toda la energía drenada de ella. No amar a Lucious era imposible. Eligió renunciar a todo lo que tenía para estar con él. Sacrificar lo único que le quedaba la mataría. Las lágrimas se acumularon en sus ojos. Vio su teléfono en el borde del escritorio y marcó el número de Malachi.

Respondió después del tercer timbre, y ella se lanzó a una diatriba.

—¿Cómo puedes enviar a alguien así para que me enseñe? ¿No conoces a nadie más adecuado? No puedo… no puedo hacer lo que Tsuchiya me pidió que hiciera. ¡No puedo renunciar a mis sentimientos por Lucious solo para aprender un poco de magia de sangre! Es una locura.

—Espera, Helena. Respira y dime exactamente lo que dijo Nobu. —Ella lo escuchó dar una calada a su cigarrillo en el otro extremo.

—Me preguntó qué estaba dispuesta a sacrificar para aprender y luego me dijo que me enseñaría si renunciaba a mis sentimientos por Lucious.

Malachi suspiró.

—Él no ha cambiado, siempre haciendo que la gente lo malinterprete a él y a sus acciones. Mira, es el mejor brujo que conozco que nunca ha sucumbido a la adicción mágica. Si él dice que deberías renunciar a Lucious, hazlo.

—¿Por qué te pones del lado de él? Para mí, Lucious es lo mismo que Diya para ti.

—Ese es exactamente mi punto. Tuve que dejar ir a Diya porque eso era lo que ella quería. Durante miles de años, esperé su renacimiento. Renuncié a mi felicidad y amor por otra oportunidad de volver a verla.

Ella apretó el teléfono en su mano.

—Podría intentar aprenderla por mi cuenta.

—Y fracasarías. —Malachi resopló, su irritación se manifestó con sus siguientes palabras—. La vida no es un juego, Helena. Si quieres magia de sangre en tu vida, renuncia a la idea de que puedes tener todo lo demás. La magia toma una pequeña parte de ti a la vez. Un día, es posible que no reconozcas a la persona en la que te conviertas. Confía en mí, he visto muchas brujas de sangre en mi vida. Nunca tienen un final feliz.

—Entonces, ¿estás diciendo que tengo que elegir entre la magia y todo lo que tengo?

—Por ahora sí. Si resistes las pruebas que Nobu ha planeado para ti, puedes preparar tu propio camino.

Helena se secó la humedad alrededor de los ojos. Como para unirse a la discusión, su estómago rugió para expresar su vacío.

—Voy a pensar en ello.

—Bien. Dale tiempo y considera tus opciones. Recuerda, no estás sola. Hay muchas personas que están detrás de ti, sin importar el camino que elijas.

Ella le dio las gracias y terminó la llamada. Malachi tenía razón. Sabía desde el principio que la magia de sangre era una bestia completamente diferente. El poder que sentía en sus venas cuando la usaba con Ilario todavía hacía que las yemas de sus dedos hormiguearan de emoción y su corazón se acelerara. Esa fuerza y poder inequívocos serían suficientes para permitirle protegerse en el futuro de los vampiros que estaban en contra de Lucious y ella.

«¿Qué estoy dispuesta a sacrificar?»

2SEÑOR E HIJO

LUCIOUS

En la oficina de Alexander en Londres, Lucious miraba fijamente el vaso de whisky que tenía en la mano. Hace dos semanas, Alexander había completado su transferencia de activos a Tanya, para poder ayudar a Lucious y Hans con los problemas del Consejo. Se mantuvo firme en que no se uniría al Consejo, sin importar cuántas veces Lucious le implorara. Al final del día, sería decisión de Alexander. Su amistad se mantenía sin cambios.

—¿Vas a sentarte allí como una roca por el resto del año? —La voz de Alexander sacó a Lucious de su ensimismamiento.

Lucious parpadeó varias veces. Levantando la cabeza, miró alrededor de la oficina. Una vez más, su amigo había decorado todo con un diseño monocromático en mente, todo excepto la pequeña flor de pascua en maceta sobre su escritorio. Las hojas rojas le recordaban a Lucious la sangre y la última vez que se alimentó. Helena se había vuelto distante. Cuanto más tiempo permanecía decidida a aprender magia, más tensión sufría su relación. Hace dos días, Lucious no pudo soportarlo más. Se fue a dormir a la habitación de invitados. Desde entonces, había estado ocupando su tiempo con el trabajo.

—Lamento haberme distraído —respondió Lucious.

—No solo estás distraído —comentó Alexander con una expresión comprensiva—. ¿Tuvieron otra pelea Helena y tú?

—¿Es tan obvio?

—Ella es lo único que puede influir en tu corazón en estos días. Me aterroriza pensar en lo que sucedería si ella te deja.

Lucious soltó una risa débil que apenas salió de sus labios entreabiertos.

—El vínculo entre nosotros no se puede romper con una sola pelea.

—No suenas muy seguro.

—Te he estado ocultando un secreto. —El corazón de Lucious se puso pesado con cada palabra que estaba a punto de pronunciar—. Ella quiere aprender magia de sangre.

Las cejas de Alexander se alzaron y se le escapó una risa nerviosa.

—Estás bromeando… Incluso ella no es lo suficientemente tonta como para enfrentarse a algo tan peligroso.

—Ella me dijo que no me involucrara.

Un fuego chisporroteó en los ojos plateados de Alexander.

—¡No puedes permitirle que se adentre en la magia de sangre! Si tú no puedes, yo hablaré con ella. Intentaré convencerla de que es un plan ridículo.

Lucious inconscientemente rompió el vaso en su mano. Los fragmentos se clavaron en su palma y dedos. La sangre goteaba por su mano y sobre sus jeans negros.

—¿No crees que lo he intentado? Ella no escucha razones. —La ira burbujeante contorsionó su rostro—. Ilario la empujó por ese camino. Los intrigantes, los que se oponen al nuevo Consejo, están detrás de esto. Ha probado el poder de la magia de sangre y no hay nada que pueda hacer para traerla de vuelta. Desde que regresó de Italia conmigo, no ha hecho nada más que sentarse en el estudio de Hans y revisar los viejos archivos que sobrevivieron al incendio. —Obligando a su cuerpo a relajarse, aceptó el pañuelo que Alexander le ofreció. Lucious removió los fragmentos de vidrio de su mano, dejando que su piel se uniera—. Todo lo que sé es que le ha pedido ayuda a Malachi.

—¿El demonio que está rondando cerca de su hermana menor? ¿Crees que es digno de confianza?

Lucious se limpió la sangre y el alcohol de su mano y pasó a limpiar sus jeans.

—Helena confía en él.

—Seamos realistas, Helena no es la mejor jueza de carácter. —Alexander enterró su rostro entre sus manos—. Puedo ver por qué estás tan apático. Si Abigail me dijera mañana que quiere convertirse en bruja de sangre, perdería la cabeza. Efectivamente, tú, amigo mío, estás en una situación precaria.

—Lo sé, por eso le permito hacer lo que le plazca por el momento. Tal vez, ella cambie de opinión, y esto rápidamente quedará atrás.

Alexander resopló.

—Y los cerdos aprenderán a volar. Es demasiado terca para darse por vencida una vez que se ha decidido.

Un solo golpe en la puerta, seguido por la entrada de Hans y Andrew, agrió aún más el humor de Lucious. Habían recibido una solicitud de Cilia, una delegada italiana, para liberar a Ilario bajo su custodia y hacer las paces. Se disculpó por la indiscreción de su hermano e incluso donó una gran suma de dinero a los fondos de operaciones del Consejo. Por supuesto, también afirmó que no sabía nada de lo que estaba pasando. Una mentira conveniente, Lucious estaba seguro de ello. Cilia no era idiota. Su hermano no actuaría sin su apoyo. Lo que Lucious necesitaba era una prueba de su participación, que Ilario se negaba a proporcionar, independientemente de la tortura a la que los acechadores lo habían sometido.

Hans levantó el vaso roto de la mano de Lucious y lo colocó sobre el escritorio de Alexander.

—¿Está todo bien?

—Bien —se quejó Lucious.

Alexander indicó a los hombres que tomaran asiento en los dos sofás de cuero blanco. Se acomodaron, Lucious sentado junto a Andrew, su hijo. Cuando Alexander regresó a Londres con la noticia de una base de datos de vampiros de la que Lucious no sabía nada, Andrew se involucró en muchas de sus reuniones. Al mirar al joven, a Lucious se le ocurrió una idea. Empujó al chico con el codo.

—Ven conmigo por un minuto.

Andrew frunció el ceño.

—Eh… seguro.

En el pasillo, Lucious hizo todo lo posible por guardarse su orgullo. No tenía tiempo para pelear con Andrew, no cuando su hijo podía hacer que Helena cambiara de opinión.

—Hay algo que me gustaría discutir con respecto a Helena contigo. Es importante.

—¿Por qué? ¿Qué le ocurrió? —Andrew empezó a sospechar—. ¿Le hiciste algo?

Lucious rezó internamente por paciencia.

—Te aseguro que yo no le hice daño. Nuestras almas están atadas, así que cualquier daño para ella es daño para mí.

—¿De qué se trata esto entonces?

—Ella quiere aprender magia de sangre a pesar de los peligros de que la consuma.

Andrew se rascó la cabeza como si no supiera cómo responder.

—¿Qué hay de malo en eso? Ella es una persona fuerte. Estoy seguro de que puede hacerlo si lo intenta.

Lucious golpeó su mano contra la pared, al lado de la cabeza de Andrew. La acción violenta sobresaltó al chico. Lucious estaba seguro de que sus ojos también cambiaron de color debido a su furia.

—No subestimes la atracción de la magia de sangre sobre los mortales. Intercambian sus pertenencias más importantes como adictos. Eventualmente, algunos dan sus vidas.

—¿Es tan serio? —Andrew tragó saliva con nerviosismo—. ¿Qué quieres que haga, hablar con ella? No me escuchará. Mira, Helena puede ser terca como una mula, pero es lo suficientemente fuerte para superar cualquier cosa debido a esa misma característica. —Una sonrisa se extendió por los labios de Andrew—. ¿O es que no crees en ella? Ella está ligada a tu alma, como tú lo has dicho con elocuencia. ¿Tienes tan poca fe en ella?

Lucious se retiró, creando cierta distancia entre ellos. «¿No confío en ella?»

—¿Crees que debería dejarla en paz, a pesar de los peligros que enfrentará en el futuro?

—Mira, o te conviertes en su apoyo o la alejas. ¿Cuál crees que ella apreciaría más? Me refiero a que ustedes han pasado por mucho.

Las ruedas giraron en la cabeza de Lucious. Apretó las manos a los costados. Después de todo, su hijo no era un completo imbécil.

—Deberíamos volver a la reunión.

Andrew habló cuando Lucious comenzó a regresar a la oficina de Alexander.

—¿Realmente la amas?

Lucious le mostró los colmillos al joven.

—¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Por supuesto que sí!

—¿Es amor o posesividad? —El desafío abierto en las palabras de Andrew sorprendió a Lucious—. Puedes ser más fuerte que antes, más poderoso, pero si no puedes ver el mundo desde la perspectiva de tu amante, se separarán. —Las facciones de Andrew se suavizaron—. Helena no apreciará que me inmiscuya en tus asuntos más que esto. Dejó en claro que tú eres con quien ella quiere estar, y he decidido estar allí para ella cuando necesite mi ayuda, como un amigo que soy.

—Yo… —Las palabras eran difíciles de pronunciar para Lucious. No estaba acostumbrado a disculparse con la gente.

Como si leyera su mente, Andrew arqueó una ceja.

—¿Oh? ¿El gran Lucious Ellwood está siendo amable conmigo? —Él se rió—. No se preocupe, señor. —Andrew volvió a la reunión, dejando a Lucious solo con sus pensamientos.

De pie allí, Lucious no podía creer lo que escuchaba. ¿Andrew finalmente lo aceptaba como su señor? Se pasó la mano por el cabello y soltó una carcajada.

«Tal vez los cerdos, ciertamente, vuelen mañana».

***

La reunión se prolongó hasta la madrugada. A las 4 a. m., Lucious y Hans decidieron regresar a casa. Hans estaba ansioso por ver a Perri, y Lucious necesitaba hablar con Helena. Esperaba que no estuviera dormida. Despertarla sería una lástima.

El viaje de regreso fue mayormente tranquilo.

Desde el asiento del conductor, Hans preguntó:

—¿Has oído algo de Laclia?

Lucious buscó en su mente cualquier actualización de su nueva hermana de sangre. La última vez que recibió noticias fue hace semanas, informándole que ella viajaba para reunirse con los delegados en Noruega.

—No. No por un tiempo.

—Me siento desconcertado, Lucious. Estamos jugando un juego diseñado por alguien con los ojos vendados. Ellos saben todo sobre nosotros, y nosotros no sabemos casi nada sobre ellos…

—¿Qué quieres decir? ¿Crees que lo que le sucedió a Alexander y sus amigos informantes está relacionado con los problemas del Consejo?

—No sé. Puede ser una coincidencia o puede no serlo. El Maestro Vincent me dijo que nunca descarte nada de inmediato, sin importar cuán insignificante lo perciba.

Lucious tenía el mismo mal presentimiento que se gestaba en sus entrañas cuando estaba en el yate de Cilia. Ella se esforzó demasiado por ganárselo y, al no tener éxito, sembró la discordia en su relación con Helena. Juntos, Cilia e Ilario hicieron maravillas al crear distancia entre Lucious y su mujer.

—¿Cómo mató Perri al impostor de Lotte? —preguntó Lucious. Esa pregunta lo había molestado por un tiempo.

—No lo sé. Yo no estaba allí.

Un breve estudio del perfil del Concejal le dijo a Lucious que Hans estaba ocultando algo. ¿Cómo podría una humana obtener el poder de matar a un vampiro de la nada? Era imposible sin la intervención de seres más fuertes.

—Sabes que yo nunca difundiría ninguna información.

—Es verdad.

—Y aún así, ¿no hablarás de su poder conmigo?

—Eso también es correcto.

Lucious frunció el ceño.

—Me gustaría saber qué tan bien puede defenderse ella contra nuestra especie. ¿Puede matar a varios vampiros o uno a la vez?

El agarre de Hans en el volante hizo que sus nudillos palidecieran.

—Te pediré esto como amigo, no preguntes más.

—No lo sabes, ¿verdad? —A Lucious le sorprendió que Hans no se entrometiera en las habilidades de su amante.

—Perri me contará todo cuando esté lista. Yo también tengo algunas preguntas. Accidentalmente escuché que Helena planea aprender magia de sangre. ¿La dejarás? Le ha hecho mucho daño a Ilario cuando se defendía. Las heridas internas de él no han sanado incluso después de que le dimos sangre.

Lucious se retiró a su asiento y se cruzó de brazos.

—Helena solo se escucha a ella misma. No puedo influir en su decisión.

—Supongo que ella no puede conocer el peligro sin verlo por sí misma.

—Tienes razón —dijo Lucious asintiendo con la cabeza. De repente, su mente estaba llena de posibilidades. Había algunas brujas de sangre en el Reino Unido de las que había oído hablar. Nunca se congregaban en Círculos, prefiriendo comportarse como lobos solitarios. Otras de su clase las evitaban por sus prácticas radicales.

—Espero que no esté planeando usar terapia de choque. Ella no la apreciaría.

—No hay mucho más que pueda hacer para que cambie de opinión —admitió Lucious—. Por favor, dime si conoces a alguna bruja de sangre en Londres.

—Estás caminando sobre una delgada línea entre cambiar de opinión y perderla —advirtió Hans.

—Una bruja, Hans, ¿conoces alguna?

El Concejal hizo un gesto de derrota.

—El Maestro Vincent solía llevar un registro de las ubicaciones de las brujas. Puedo traerte su diario cuando regresemos.

—Gracias. Agradezco la ayuda.

—No me des las gracias. Simplemente trata de estar preparado para la reacción violenta que recibirás.

3DETERMINADA

HELENA

Un beso sacó a Helena de su sueño sin sueños. Se movió para encontrar a Lucious sentado a su lado en la cama, acariciando su cabello. Ella sonrió.

—¿Acabas de regresar de tu reunión?

—Sí. —Se inclinó sobre ella, plantando otro beso en sus labios que hizo que su cuerpo se calentara con necesidad.

Envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, se aferró a él en busca de apoyo. Sus manos vagaron por los contornos de su cuerpo, trepando por debajo de su camisón y rozando su suave piel.

—¿Qué está provocando esto? —alcanzó a preguntar ella entre besos febriles.

—Te he extrañado, eso es todo. —Él retrocedió lo suficiente para que sus ojos pudieran ajustarse a su rostro—. Helena, hay un lugar al que deseo llevarte mañana.

Ella sonrió. Había pasado mucho tiempo desde que los dos tuvieron una cita. Pasar tiempo juntos podría ser lo que necesitaban para remendar la distancia que había ido creciendo entre ellos.

—Excelente. ¿Debería usar algo en particular?

—Tu atuendo normal servirá. —Él la besó en la frente y bajó la cabeza para plantar otro beso en su cuello. Sus labios se demoraron en su pulso, haciendo que la piel de gallina recorriera sus brazos y piernas.

—¿Necesitas alimentarte? —preguntó ella, sin aliento.

—No esta noche. —Reanudó lo que estaba haciendo, plantando besos por toda su piel expuesta. Con maestría, le quitó el vestido y lo tiró a un lado.

Helena no pudo contener la risa.

—¿Qué te pasa esta noche? Estás lleno de pasión.

—¿Es un crimen querer abrazar a la mujer que amo?

—No. —Ella tomó su rostro entre las manos y lo acercó al suyo. Helena lo besó con una pasión que incendió su centro. Mientras se metía en la cama con ella y la tomaba entre sus brazos, él le dio placer por el resto de la noche.

***

A la mañana siguiente, Helena se despertó junto a Lucious. Pasó su brazo sobre su pecho desnudo, sonriendo para sí misma al ver su rostro dormido. Debe haber aceptado su decisión de aprender magia de sangre, por fin. Sin su apoyo, no sería fácil para ella dejar su lado e ir con Nobu a entrenar.

Comenzó a salir de la cama cuando él la atrapó y la atrajo hacia él. Su cuerpo absorbió su calor, pero no era desagradable. Desde que su corazón comenzó a latir nuevamente no hace mucho tiempo, la temperatura de su cuerpo había subido un par de grados.

—Pensé que estabas dormido —comentó ella, acariciando su brazo.

—No quiero que te levantes de la cama hoy, querida. Mi apretada agenda nos ha mantenido separados durante demasiado tiempo.

Helena volvió la cabeza y recibió un beso en la sien.

—No importa. En tu ausencia, pude traducir y archivar algunos de los documentos que se salvaron después del incendio de los Archivos. El Consejo anterior sabía que había criaturas que podían dañar a los vampiros. Vincent y Eliza mantuvieron registros de sus movimientos.

Helena sintió que Lucious se tensaba. Retiró el brazo y se sentó.

—¿Ese tipo de investigación es algo que disfrutas?

—Sí, mucho.

—Ya veo. —Salió de la cama y se puso un par de jeans negros. A continuación, encontró una camisa blanca limpia en el armario. Mientras se la abotonaba, agregó—: Me complace que hayas encontrado algo que disfrutes dentro de estas paredes.

Helena frunció el ceño y se tapó la barbilla con las sábanas, sintiéndose repentinamente vulnerable.

—No he tenido muchas opciones, ¿verdad?

—¿Estás diciendo que es mi culpa?

Helena se mordió la lengua. Ella ya no quería pelear con él. Finalmente se reconciliaron y ella estaba decidida a cambiar las cosas durante su cita.

Lucious se pasó la mano por el cabello.

—Lo lamento. Sé lo difícil que debe ser para ti estar atrapada aquí todos los días. Hablaré con Grim o Andrea. Con un guardia a tu lado, puedes salir de aquí por un corto tiempo en las tardes.

—¿Hablas en serio? —Ella se animó. Estar atrapada en el interior durante dos semanas era un infierno. Los diarios y manuscritos en la biblioteca eran las únicas cosas que la ayudaban a conservar la cordura.

—Sí. De hecho, le pediré a uno de ellos que…

—Preferiría llevar a alguien más conmigo.

—¿A quién? —Él levantó una ceja.

—Andrew. Me envió un mensaje ayer diciendo que está en Londres. —Helena esperó una reacción violenta. Lucious y Andrew no se llevaban bien. Eran señor e hijo, pero un vínculo tan personal no parecía importarle a Lucious porque Andrew solía albergar sentimientos por ella.

—Muy bien. Puede convertirse en tu escolta si él está de acuerdo.

Su boca se abrió.

—¿No estás enojado?

—No. Hemos superado nuestras diferencias.

Helena se frotó los ojos con incredulidad. «¿Estoy soñando?» No había forma de que Lucious y Andrew se reconciliaran. Peleaban entre sí en todo momento como dos niños pequeños por su juguete favorito.

—No lo puedo creer. —Ella encontró su mirada—. Supongo que estoy feliz de que ustedes dos puedan llevarse bien.

Lucious caminó alrededor de la cama y plantó sus palmas en el colchón a su alrededor, atrapándola. Sus ojos azul-marrón siempre la mantenían cautiva sin importar cuánto tiempo los mirara. Con una sonrisa misteriosa, dijo:

—Te recogeré a las siete.

—No puedo esperar. —Ella quiso decir cada palabra. Estar junto a él, sin las limitaciones de sus roles, por una noche, sería un cambio maravilloso.

Después de que él salió de la habitación, Helena se duchó y se puso un par de pantalones de yoga morados y un suéter azul bebé holgado que le rozaba la parte superior de los muslos. Comprobó su imagen en el espejo, apartando el cabello mojado de su rostro. Decidida a verse bien para la noche, decidió visitar a Perri.

Helena encontró a su amiga en uno de los salones de la planta baja. La chica se entretenía limpiando las superficies con un cepillo para polvo.

Con una sonrisa que no pudo ocultar, Helena irrumpió.

—Perri, necesito tu ayuda.

Perri estuvo a punto de caerse, pero logró agarrarse al sillón cercano.

—¡Casi me matas del susto!

—Lo siento. Yo… estoy un poco emocionada.

—¿Un poco? —Perri se rió—. Suena como mucho.

—Bien, tal vez mucho. —Helena le devolvió la sonrisa a su amiga—. ¡Lucious me pidió tener una cita con él esta noche!

Perri dejó caer el cepillo en la silla y corrió. Abrazó a Helena y se apartó, colocándolas a la distancia de los brazos.

—¿Sabes a dónde irán?

—No me dijo. Supongo que quiere sorprenderme.

—Oh, me encantan las sorpresas románticas. —Perri dio un paso atrás, sus labios fruncidos mientras caía en profundos pensamientos—. ¿Mencionó algo en específico?

—Me dijo que me pusiera lo que uso normalmente.

—Tal vez está planeando llevarte a una cita normal. ¿Algo como una película o una cena informal?

Helena luchó por no rebotar en el acto.

—¿Me ayudarías con mi maquillaje?

—Por supuesto, cuentas conmigo.

***

LUCIOUS

Satisfecho de que su plan estuviera funcionando, Lucious daba un brinco en su pasos mientras caminaba por los pasillos del edificio del Consejo. Helena reaccionó positivamente a su invitación. Había una buena posibilidad de que entrara en razón cuando él le mostrara la verdad detrás de una bruja de sangre adicta. Anoche, antes de unirse a ella en la cama, le proporcionaron una lista de brujas en Londres que Vincent mantuvo actualizada cuando estaba vivo. Una de esas brujas se ganó el título de secuestradora de niños. Sería una terapia de choque adecuada para Helena.

Lucious se aventuró a la mazmorra subterránea donde Ilario estaba encerrado en una celda.

Cilia insistió en que su hermano fuera liberado bajo su custodia al final de la semana. Eso le daba a Lucious menos de tres días para que Ilario confesara sus crímenes.

La humedad en el aire era espesa. Un olor acre de agua rancia flotaba en el aire e informaba a Lucious que tenían una fuga en alguna parte. Entró en la celda de Ilario, saludando con la cabeza al acechador en turno.

El vampiro italiano estaba encadenado a la pared con plata. Sus muñecas y tobillos estaban en carne viva y sangraban por la lucha. La cara de Ilario no se veía mucho mejor. Su cabello castaño oscuro caía sobre su pálido rostro. Sus labios agrietados se volvieron de un tono ceniza porque lo alimentaron con sangre animal en lugar de sangre humana para debilitar su fuerza.

—Mira quién está aquí. Te ves más alegre esta mañana… —Ilario comentó con una mueca—. ¿Helena te dio de su deliciosa sangre? —Se humedeció los labios y se estremeció. Su garganta estaba quemada por la magia de Helena y no había sanado. Con voz ronca, agregó—: Sabía maravillosamente cuando le di un mordisco. Tal delicia, no es de extrañar que la tengas cerca.

La felicidad anterior de Lucious fue reemplazada por molestia. Contuvo la necesidad de estrangular a Ilario donde estaba sentado en el suelo frío como piedra.

—No estoy aquí para hablar de mi mujer.

—¿Tu mujer? —Ilario resopló—. Actuaste como si ella no existiera cuando Cilia estuvo aquí. ¿Crees que esa es una forma de tratar a tu mujer?

Lucious dio un paso inconsciente hacia adelante.

—¿De qué estás hablando? Helena entiende mi posición.

—¿La entiende? ¿O pretende hacerlo mientras busca una salida? —Ilario levantó la vista para encontrarse con Lucious. Había hambre y asco reflejados en sus profundidades—. Ella no será tuya por mucho tiempo. Después de que probó la magia de sangre, pude ver la chispa en su ojo. Ella te abandonará a ti y a tu amor cuando caiga en los pozos del deseo de poder.

—Entonces, ¿admites que hiciste todo esto solo para atraparla?

—Ella es una simple bruja sin conocimiento de hechizos o magia verdadera. Hans y tú son los que están rompiendo las reglas. Yo no le hice daño a ningún vampiro. Por el contrario, ella debería rendir cuentas por dañar a un delegado. —Ilario sonrió—. Perdonaré tu descaro si me dejas volver a alimentarme de ella. Prometo ser gentil.

La paciencia de Lucious se rompió. Agarró a Ilario por el cuello y lo empujó contra la pared como si no pesara nada.

—¿Cómo te atreves a echarle la culpa a ella? ¡No lo permitiré!

—Te olvidas de con quién estás tratando, Ellwood. Puedo estar debilitado, pero soy mayor que tú. He matado a jóvenes vampiros como tú durante siglos. —Los ojos de Ilario se oscurecieron. La habitación comenzó a vibrar con su energía, que Lucious sintió presionar contra sus escudos—. Llegas cien años antes de tiempo para jugar conmigo.

Lucious lo soltó y dio un paso atrás.

—Para alguien a un suspiro de la muerte, hablas demasiado.

—¿No es ese el punto de esta farsa? ¿Tratar de hacerme confesar? Sabes que no aceptaré la culpa por algo que no hice. La bruja con la que nos quedamos simplemente se volvió loca y decidió atacarte.

—Y convenientemente trataste de beber la sangre de Helena sin su consentimiento.

—¿Desde cuándo necesitamos el consentimiento para beber de un humano?

Lucious ahogó un siseo.

—Sabías que ella me pertenecía.

—Un error honesto de mi parte. ¿Bastaría con una disculpa formal?

Torturar y hablar no funcionaba con Ilario. Ese vampiro sabía desde el principio en lo que se estaba metiendo y planeaba en consecuencia. Lucious no tenía motivos para seguir manteniéndolo preso sin pruebas sólidas de que Ilario había cometido los delitos que se le imputaban. En un momento como este, Lucious deseaba tener la edad de Eliza. Ella ignoraba las reglas para satisfacer sus necesidades, algo que un nuevo Consejo no podría hacer para ganarse la confianza de los demás.

—Si me dejas beber de ella, puedo cooperar contigo —ofreció Ilario.

Lucious lo miró fijamente.

—Eso no va a pasar.

—Como quieras, concejal. Hasta que no tengas pruebas en mi contra, no tienes motivos para retenerme. Cualquier día, mi hermana vendrá por mí con el respaldo de los delegados vecinos. ¿Puedes soportar la presión de los ancianos?

—Soy un vampiro de la realeza, ¿o lo has olvidado?

Ilario puso los ojos en blanco.

—Solo por el título. Ninguno de los delegados cree esos rumores. Las acciones hablan más que las palabras, y tú fuiste quien mató a los demás delegados sin piedad ni razón. Qué maravilloso ejemplo ha dado este Consejo a los vampiros europeos…

Lucious no pudo contrarrestar el razonamiento de Ilario. Para los otros vampiros que no estaban presentes en ese momento, no sabían nada del regreso de Arthemis ni de sus planes. El dolor que ese antiguo vampiro albergaba en su alma, hasta el día de hoy, resonaba en las profundidades del corazón de Lucious como si fuera el suyo propio.

No había nada que Lucious pudiera hacerle a Ilario más que matarlo. Hacer eso obligaría a los otros delegados a cuestionar aún más las motivaciones de Lucious. Su desconfianza estaba evolucionando. No deseaba incitar a otra rebelión.

—¿Ninguna respuesta? —Ilario apoyó la espalda contra la pared, aparentemente poniéndose cómodo—. Mi oferta está sobre la mesa. Déjame beber de Helena y podrás tener mi…

Lucious salió de la celda, cerrando la puerta de metal detrás de él. En el otro lado, encontró a Andrea. Era su turno de hacerse cargo de la vigilancia del delegado encarcelado.

—¿Es eso cierto? —inquirió Andrea—. ¿Ilario cooperará mientras pueda beber de la bruja?

Lucious le lanzó una mirada penetrante.

—Está jugando conmigo, nada más.

—Pero si hay una posibilidad…

Lucious la sujetó contra la pared, sus dedos se clavaron en su garganta. Su subordinada no se defendió.

—Helena no se va a meter en este asunto. ¿Lo entiendes?

Los ojos de Andrea se agrandaron. Logró asentir en su posición restringida.

Él la dejó ir y pasó a su lado. Sus pasos eran tan pesados como su corazón. No quería poner en peligro a Helena. Ya había sufrido bastante a manos de su especie y merecía que el edificio del Consejo fuera su santuario. Ningún vampiro en las instalaciones se atrevería a desafiar abiertamente a Lucious. Se aseguró de eso cuando la reclamó como suya. Aún así, el disgusto de los acechadores era palpable. Susurraron a sus espaldas sobre su incapacidad para protegerse, alegando que no era digna de estar a su lado.

«Tontos».

Los acechadores no entendieron que ella lo ayudó a vivir a través de la posesión de Arthemis. No solo eso, ella era la única razón por la que él vivía en lugar de terminar con su tormento de estar vivo. Cada día a su lado le daba la esperanza de que los pecados del pasado algún día serían perdonados y olvidados. Sin ella, no había necesidad de que él permaneciera como Concejal. Las recompensas eran pequeñas comparadas con los sacrificios que tenía que hacer. Hans también quedó atado a la sede del poder. Con dos de los asientos vacíos, no podían funcionar al máximo.

Lucious sacó su teléfono del bolsillo de sus jeans. Marcó el número de Laclia. Como de costumbre, ella no contestaba sin importar cuánto tiempo esperara. Su ausencia y la falta de comunicación habían creado una profunda incertidumbre en Lucious de que algo le hubiera pasado en sus viajes. Sin ella, hacer las paces con los demás delegados era prácticamente imposible.

La siguiente parada de Lucious era el estudio de Hans. Helena no se encontraba por ninguna parte, aunque parecía preferir pasar la mayor parte de su tiempo en la biblioteca, investigando el pasado sucio del Consejo anterior y sus registros.

Hans estaba hablando por teléfono con alguien mientras le indicaba a Lucious que se acercara. Murmuró un «ya veremos» y terminó la llamada.

—¿Has encontrado a la bruja de las notas de mi señor que estabas buscando?

—Hay una no muy lejos de aquí. Vive en Sydenham Hill Wood. Según las notas de Vincent, su lugar está oculto con protecciones. Con Helena allí, estoy seguro de que podrá sentir la magia.

—Te sugiero que reconsideres este curso de acción. Puedes alejar a Helena haciendo esto.

Lucious desechó la preocupación de Hans.

—Ella estará bien una vez que vea la verdad detrás del horror que la espera. Puede que incluso me lo agradezca.