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Cabal palabra que amanece es un grito al alma, una travesía poética que se sumerge en los rincones más profundos del ser humano. A través de versos que laten como un corazón herido y esperanzado, el autor nos guía por paisajes de amor desgarrador, nostalgias imposibles y encuentros fugaces que marcan una vida. Cada palabra es un susurro al oído, cada poema, un espejo de emociones universales que todos hemos sentido pero pocos saben expresar. Esta obra no es solo para leer; es para vivirla, para encontrar en cada línea un eco de nuestras propias memorias y sentir que, en este acontecer de la vida, nunca estamos solos.
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Seitenzahl: 141
Veröffentlichungsjahr: 2025
LUIS MATA
Mata, LuisCabal palabra que amanece / Luis Mata. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-5951-7
1. Poesía. I. Título.CDD A861
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Agradecimiento...
Dedicatoria...
Prólogo
Poemas
A Víctor
A Jorge
Reflexión delque se ha ido
Profundamente agradezco a mis padres, Rita Mayelin y Manuel José. A mis abuelos, los tres que aquí están, y a Manuel, que aún desde lo infinito, siempre se ha hecho presente en mi vida.
A mis primos pequeños, que, aunque ya no lo sean, siempre me han de impulsar a ser mejor cada día; a ser un ejemplo para ellos, y fundamentalmente, para mí mismo.
“Pa’ morirse,
Solo hay que estar vivo.”
Luis Marin.
Para Papi, cada uno de mis libros.
“Comencé a escribir un día, solo por buscar un camino de desahogo. Luego sentí que copiar cosas que en muchos casos son la realidad de tu vida, no solo te ayuda a sentirte bien, sino que, siempre, aquella persona a quien se lo ha escrito, comienza, si no lo ha hecho aún, a entenderte...”.
Manuel J. MataBarquisimeto, 28/11/1991
De mi madre,
Su tecnicismo y el ser positivo
Ante cualquier cosa;
De mi abuelo,
El amor por los libros
En cada una de sus letras;
Y de mi papá, indudablemente,
El alma noble para ser poeta.
No haría falta concurrir
Ante las esferas y cúspides gramaticales
Pues, tan solo es verso y verbo
La suntuosidad que implica amarle de facto.
Perpleja la luna cuando coinciden
Hasta el estrellado cielo ha de inmolarse
En la silueta que dibuja
Cuando aparece en mi paisaje.
No es perfecta ni compleja
Simplemente es indescriptible
Atroz, feroz y adjudicadle
Toda la poesía que soñé.
Logra imponerse con autoritarismo
En una república amurallada
Y en la penumbra institucional
Pudo reformar mi legislación.
Me declaré vencido, completamente
Y en cada loable pretensión
Pude afirmar mi decisorio
De darle amor a su presente.
Que, de vivas llamaradas
Arde la hoguera que de ella irradia
Entonces desconocí el frío
En la calidez de un invierno a su lado.
La brevedad de lo perfecto
Fue definido en su sonrisa
Perplejo yo, en cualquier lugar
Si al sonreír ella, la veía.
Llegó iluminando mi siglo oscuro
En un renacimiento memorable
De mi contractualismo hacia sus besos
Y en su belleza inefable.
Alumbra tu voz
Mi trasnochado pensar,
Siendo alivio.
He encontrado
Una muestra de amor
Hoy, al besarnos.
La noche breve;
Hay dos gatos, un perro,
Y mil caricias.
Un trayecto largo
En cuya obscena oscuridad
Las estrellas, iluminan el pavimento
Y un Bus-cama, me aproxima a ti.
Madrugada gélida, como ninguna otra
Llora una niña
A pocos asientos del mío,
Será el hambre, será el frío.
Recuerdo el camino en cada momento
Lentamente lo recorrí
Las imágenes distintas, banderas tricolores
Luz, día.
Hoy,
Solo queda la distancia
Y por los momentos
Una avería en el vehículo.
Nos detuvimos
He dejado de soñar
Me hallo en la oscuridad,
Desperté.
Resultó no ser nada
Retomamos la danza en el pavimento
Donde, solo la estremecida de los baches
Nos mantiene atados a la realidad.
El alba es escurridiza entre las cortinas
Aminora la violencia del sueño
Sucumbe ante la paciencia, así
El amanecer.
El Ávila, su inmensidad
Arropado entre las nubes
Deleita magníficamente
Nuestro horizonte.
Llegué
y en casa, mi primo
En la calle, el metro
La fajardo y su soledad.
No escucho detonaciones
No encuentro el típico aroma a lacrimógenas
Silencio;
Pero no las torres.
Silencio perturbador
Solo la rutina despavorida
Abarrota de ruidos incesantes
Esta atmósfera entristecida.
Lo que queda
Allí,
Lo que ha quedado
Es un campo de batalla.
De nuevo entre tus calles
El gran muro rojo
De aquella biblioteca
Habrá estado esperándome.
La casa que vence las sombras
Asombrada en la derrota
Asume la trascendencia
De lo que llamamos juventud.
En fin, así voy
A poca prisa por tus calles
Bajo un certero preludio
De las diligencias.
Retomaré tu reflejo
En la ensenada
De mi sesgada existencia
Con rumbo hacia la Baralt.
Me has hablado de una carta
Que, tanto es mía, como tuya
Embebida en tus palabras
Y en esta emoción conjunta.
Me estalló entonces la idea
De compartirnos letras, varias
De encontrarnos en otro plano
Y seguir sintiendo esta magia.
Donde dejaré el próximo verso mío
Sino, tallado en el papel más cercano
Escribiéndote con intensa emoción
Como una fresca brisa de verano.
Siento acercarme a Julio
Pero estoy más lejos que la palabra
No obstante, tu gusto por Alejandra
Animaría nuestro intercambio de cartas.
Me impacta profundamente
La incertidumbre de tus líneas
Lo impredecible de tu decir
Y la maravilla cuando me miras.
Ya he dejado de pensar
Cada palabra articulada
Me entregué a la emoción
De disfrutar(nos) sin escalas.
Hallamos, por ende, un marzo
Evaporándose en su totalidad
De él sustrajimos sus momentos
Que, pareciendo ficción, es realidad.
Aguardo entonces, emocionado
Ante la magnitud del gesto tuyo
Volcando sentimiento y palabra
Con la sutileza de un susurro.
La silueta de tu sombra aparece
Con terrible insolencia este domingo
Indeleble, temible, tu abismo
Me condena a huir cuando amanece.
Los caminos se han dispersado
En parsimonioso desastre
Aun cuando ya sé que llegaste
Continuamos allí, entrelazados.
El pulso que se escapa
A delatarnos esta noche
Sentido, elevado, entre roces
Sabe que no es una trampa.
Se cumple entonces mi cometido
Al rozarte los labios con ternura
Inmediatamente pierdo yo la cordura
De ti he sido yo, el objetivo.
Se adorna mi cabaña con tus pasos
Tus pisadas, sobre mis pies
La noche tan joven que nos ve
Augura el momento de amarnos.
Hay una historia posible aquí
Y ha sido, circundante a cada uno
Conquisto el Monte de Venus; preludio
Del mar que está por venir.
La llovizna nos moja la cara
En nuestro rostro, humedad de amor
Es un instante abrasador
Que nos promete un mañana.
Me encuentro a la vera de un verso
Mientras intento al sentir, esquivar
Para no volverme a enamorar
Ahorrándome así, un sufrimiento.
Voy caminando hacia la costa
Como queriendo acercarme a ti
La fresca brisa me tortura
Mientras congela mi nariz.
He corrido tantos kilómetros
Que tengo fe de estar más cerca
De esos ojitos dulces que tienes
Y de tu carita tan tierna.
Me despierto en tu susurro
Como un te quiero momentáneo
Que pinta el cielo en una tarde
Donde el amor respiramos.
La tranquilidad que me regalas
No se condice con la tormenta
Concebida en tu existencia
Cuando a mi cabeza llegas.
Un atormentado pensamiento
De marejada y rayos
Metafóricos de este amor
Que siento en tus manos.
Escojo tu compañía
Aunque disfruto mi soledad
Mientras aguardo pacientemente
El río aquel poder cruzar.
Mi sonreír se adecuó a tu voz
Y a ese mágico acento tuyo
No me creerás, pero cuando ríes
De felicidad embriagas mi mundo.
Quisiera poder subirme al tiempo
Ese que dicen “pasa volando”
Para ver si aterrizo en ti
Al Este del amor que estoy soñando.
A dónde van las escaleras que van al mar
Donde se pierden mis pasos
Donde el silencio hincha las olas
Que en la orilla atracan sin descanso.
Azul infinito ante mis ojos
Perfume de sueño en realidad
Ante un contraste de distancia
Donde mis penas puedo despojar.
Abrumadora tempestad
La que se desvanece
Allí, en el agua sin peces
Una inmensidad silente.
Vengo a buscarte y te encuentro
En la caminata de estos días
Acompañado de tu voz
Para ahuyentar esta agonía.
Se roban el horizonte
Los barcos que en él reposan
Mientras el canto de un Sinsonte
Me otorga en su vuelo una prosa.
Predico el amor como verdad
Ante todo, es mi manifiesto
Herramienta de lucha que agencio
Y que llevo siempre en mi morral.
Al mar van esas ideas
Reflexionadas con la brisa
Vuelven a mí con gran violencia
Y sobre mí se deslizan.
Acompañadas de mi caminar
Mientras los buques se alejan
Ellos se adentran al mar
Como esta vieja escalera.
Tanto he sentido a tu lado
Que mis palabras por ti brotan
Solas como el silbido de las aves
Puras como la música y sus notas.
Tal es así lo que en mí causas
Allí, en la intersección de tu mirar
Que me he hallado perdido
Antes de poderte besar.
Lugar aquel donde me has llevado
En el que el tiempo no cuenta
Solo han contado las risas
De nuestra gracia siniestra.
Cobijo con dulzura
Las palabras que me has dado
Esas de papel y lápiz
Que un sentimiento proclamaron.
Nos hemos entendido en el silencio
En la inexistencia de palabras
Donde el susurro de una mirada
Pasa del arte a la magia.
Se desploman tus ojos en mí
Concibiéndome una sonrisa
Se la guardan para ellos
Como yo, tus caricias.
En tu ausencia te pensé
Y pude vivirnos de nuevo
En noches, tardes y mañanas
Solo sin un hasta luego.
Pude descifrar lo que callas
Aún en tu intento de evasión
Pues, en mi idioma hablas
Y ese es el del corazón.
Cuántas emociones
Caben dentro de un suspiro
Si son millones de explosiones
Cada vez que yo te miro.
Si en estas noches cercanas
En la totalidad del tiempo
La fragancia dulce tuya
Exacerba lo que siento.
Impresionante y magnífico
El devenir acontecido
Pues, cada risa compartida
Hace de esto, algo divino.
En tus ojos, claridad
Luego el dorado en tu cabello
La ternura en tus caricias
Y a tu lado, lo más bello.
En algún beso tan intenso
El instante se ha detenido
Allí, la ignición de mil emociones
Donde se aceleran mis latidos.
Agradable ausencia de ti
Me hace entender el espacio
De alejarnos brevemente
Para un mejor querer darnos.
La creatividad en tu llegada
Como una estrella fugaz
En un par de palabras únicas
Me haces saber que aquí estás.
Te vas con una sonrisa mía
Yo, un beso tuyo he guardado
Y así, cuando comience a extrañarte
Volveré de nuevo a tus labios.
La noche allí con su silencio
Me desliza a la locura
En su oscuridad, donde perduran
Nuestros besos y momentos.
Se oye el silbar del viento, lejos
Escondiéndose en los árboles
Tus ojos brillan, dicen ámame
Y en ese momento, despierto.
Respiro y abro los ojos
Al notar todo lo ocurrido
En sueños me robas suspiros
Y en vida me encuentro solo.
La noche breve del verano
Me regala el sol de sus días
Arreboles enteros de alegría
Arena de playa en mis pasos.
En alguna noche desperté
Encontrándote ahí a mi lado
Un día en la playa yo te amé
Y hoy ni el recuerdo ha quedado.
Tal vez la arena me dirá
Que nuestras huellas persisten
Yo muy bien sé que no existen
Pues con el mar se borraron.
Se me va endulzando el día
Con ese acento y en tu voz
En sus destellos de alegría
Pinta en mi cielo un arrebol.
Un guion escrito en mi sentir
Cada vez que en ti pienso
Se conciben mil poemas en mí
Mientras descubro esto que siento.
Musiquita y mil colores
Cada vez que tú y yo hablamos
Como esa fiesta de las flores
Y el festival del Vallenato.
No sé a qué sabe tu café
Pero me mata la incertidumbre
De probar algún beso de usted
Y que se convierta en mi costumbre.
La fotografía nos encuentra
Delatando algunas emociones
Allí donde la risa expresa
Todo lo que el corazón esconde.
El Vinotinto ya te luce
Y a mí ese rojo, azul y amarillo
En mi pecho algo dice que te busque
Y que me entregue a tu magia y a tu brillo.
Buenos Aires aguarda un desenlace
Por el encuentro de los dos
Tal vez dramático lo que pase
O romántico, como yo.
Lo cierto, es que hay algo aquí latente
Que se hace cada vez más real
Como el hecho de que estés en mi mente
Cuando me acabo de despertar.
¿Qué silencio resguarda al poeta
En su declamación solitaria?
¿Y por qué enmudecen los versos
Que nunca nadie leyó?
¿Qué razón tiene el poema
Cuando asevera algún romance?
¿De qué amor hablamos entre líneas
Al escribir de madrugada?
¿Será posible extender una caricia
Con la precisión de algún Haiku?
¿Cómo escapa quien escribe
De aquel pantano de emociones?
¿O acaso se hace impermeable el poeta
Después de tanta poesía?
¿Por qué el viento no responde
Los versos que un día le grité?
Si a las palabras se las lleva el viento
¿Por qué no secuestra mi vocablo?
Puedo acariciar con sutileza
Cada rincón de mi cama
Y respirar puramente
El aroma de mi hogar.
Seguro, indudablemente mío
Casi mágico y perfecto
Como lo mantenían mis padres
Donde siempre tuve refugio.
Paredes perpetuas
Que repelieron mis miedos
Donde siempre estaré
Aunque mi aliento se extinga.
Rincones que contemplan mis travesías
Imágenes que reflejan quién soy
Momentos que sostienen mi existencia
Como estatuas de próceres en las plazas.
La reja estruendosa
La puerta preciosa
El metal que abraza el ventanal
El parque, la avenida principal.
Los atardeceres implacables
Que atesoraban mis ojos
La gente que aún vive
En mi memoria latente.
Escucho voces
Que aún sostienen mi nombre
Silbidos nocturnos
Que reconocí siempre de lejos.
El olor del café
Cada vez que madrugaba
Las luces lejanas
Que aproximaban al sol.
He perdido la cuenta
De cuántas tazas de café
Me he tomado.
He perdido la cuenta
De todas las horas
Que han pasado.
He perdido la cuenta
De tantas veces
Que repetí esa canción.
He perdido la cuenta
De las veces en que
Me ha sorprendido el amanecer
Siempre silencioso
Escabulléndose en el corredor.
He perdido la cuenta
De los estruendos que generan
Los pensamientos en mi cabeza
Que me impiden dormir,
Y me tienen aquí,
En esta mesa.
He perdido la cuenta
De las veces que he comido solo
Un desayuno, un almuerzo, una cena
A quién le importa; una comida más.
Lo importante ha sido
Llenarme de felicidad, de amor
De comida también.
Tristeza, hambre y soledad
Son sinónimo de vacío
En multiplicidad de formas.
He perdido la cuenta
De las veces que en ti
Me quedé pensando;
De las veces que lloré
En mi camino de regreso
Al lugar que nunca llegué.
He perdido la cuenta
De los días en que amanezco
Sentado junto a una taza
Y mil poemas sin escribir.
He perdido la cuenta
De los niños que me cruzan en las calles
Descalzos hasta de alma,
Y vestidos en mugre.
He perdido la cuenta
De las cosas que he visto
Tantas, que no sé qué son
Y tal vez algunas, mi imaginación.
Mujeres, perdí la cuenta
De haberlas visto en agonía de alma, de vida
Adornando la oscuridad
Del parque independencia.
Perdí la cuenta de los malos chistes
Tan malos para ahogarse de risas
Como en aquellas de café y pan
Con mis padres, y con Carlos.
Hubo una noche
En que también perdí la soledad
Que se dibujaba en mi pecho
Cuando me abría la camisa.
En aquel quinto piso
Perdí la tristeza
Que se reflejó en el espejo
Hasta que me dio su promesa.
Perdí la cuenta de lo que he escrito
En mi mente, al caminar
Hasta que ha muerto en el olvido
Ese verso sin concebir.
Perdí la cuenta
Pero no me arrepiento
Pues me permite una vez más
Comenzar a contar otra vez.
Desde el oriente se esboza
La sublime sonrisa del Sol
Se ha escabullido entre terrazas
Para traerme su calor.
Sentir tu piel en una almohada
Que aprieto fuerte cada noche
Queriendo despertar, y ver tu cara
Pero ha sido un sueño hasta entonces.
Despierto de nuevo en tus ojos
Y hay un nuevo amanecer
Somos el alba, tú y yo, solos
Tengo una hora después.
Hay nuevas plantas allá
Y hay más lugar por aquí
También hay mucha distancia
Pero ello no impide el sentir.
Intenso y genuino, este amor
Que entre nosotros hay, compañera
No se diluye en distancias
Ni teme en la cordillera.
Arte modesto, asombroso
Cuando estallas de risa
Ante el relato de un mal chiste
O por algunas cosquillas.
Todo termina en un beso
Que desencadena muchos más
Ya que, no hay forma posible
Para dejarnos de amar.
En mi cara, un resplandor
Que se concibe en tus besos
Pierdo tus labios por error
Pero sigo dándote de esos.
Mañana de sol y suave brisa
El malecón azul hasta el final
Un café como presagio