Capital humano y empresa - Blas Pomata - E-Book

Capital humano y empresa E-Book

Blas Pomata

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Beschreibung

Este libro cuenta, en cada capítulo, con herramientas prácticas y claras para administrar el "Capital Humano", con el objetivo de lograr "Empresas Exitosas", para alcanzar un modelo competitivo de crecimiento al "Servicio del Bien Común". Está dirigido a aquellas personas que confían y valoran experiencias profesionales comprobadas y están decididas a implementarlas. Es el deseo de sus autores compartir sus conocimientos con todos aquellos con interés en evolucionar y mejorar, no sólo su calidad de vida, sino también la de sus semejantes.

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Seitenzahl: 204

Veröffentlichungsjahr: 2019

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Pomata, Blas

Capital humano y empresa : un modelo competitivo de crecimiento / Blas Pomata ; Horacio Ricardo Manuel Gómez. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-761-976-8

1. Administración de Empresas. I. Gómez, Horacio Ricardo Manuel. II. Título.

CDD 658.3

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Queremos dedicar este libro a todas aquellas personas

que han sido o son “maestros de la vida”:

familiares, docentes, amigos y conocidos,

que con su consejo, palabra, ejemplo y actitud

nos enseñaron valores, nos hicieron evolucionar,

nos regalaron -y nos siguen regalando-,

muchos momentos de felicidad.

A todos ellos

muchas gracias por compartir el camino de nuestras vidas.

Índice

I. EL SISTEMA EMPRESA Y EL HOMBRE

II. LA EMPRESA Y EL MERCADO

III. CULTURA ORGANIZACIONAL

IV. DE TAYLOR A OUCHI

V. ANÁLISIS TRANSACCIONAL

VI. PARTICIPACIÓN OPERATIVA (EMPOWERMENT)

VII. COACHING, TRABAJO EN EQUIPO Y COMUNICACIÓN

VIII. CONFLICTO Y NEGOCIACIÓN

IX .ANÁLISIS DE PROCESOS Y MEJORA CONTINUA

X. SATISFACCIÓN Y MOTIVACIÓN

XI. RECONOCIMIENTO Y RECOMPENSA

XII. EVALUACIÓN DE DESEMPEÑO

XIII. ORGANIZACIÓN DE REUNIONES

XIV. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA

XV. REINGENIERÍA E INNOVACIÓN

XVI. NOCIONES DE CAPITAL INTELECTUAL E INTELIGENCIA EMOCIONAL

SOBRE LOS AUTORES

PREFACIO

El objetivo principal del presente libro es brindarle al lector una serie de herramientas dirigenciales en la administración de recursos humanos en el orden laboral, de modo tal que el éxito organizacional se base en la participación activa de todos los actores de una empresa productora de bienes y/o servicios, en el aprovechamiento del capital humano disponible y en el conocimiento de las motivaciones que movilizan a dirigentes, accionistas y empleados. En síntesis, el propósito de poner a mano las herramientas mencionadas es que el éxito de la organización en la cual se apliquen se base en la felicidad de cada individuo participante en el “Sistema Empresa”, sustentado en 3 conceptos fundamentales:

1. Bien común

2. Empatía

3. Inteligencia emocional

1. El bien común es un concepto que en general puede ser entendido como aquello que beneficia e iguala a todos los ciudadanos. Es el objetivo de un contrato social no escrito en el cual los diferentes actores sociales (individuos, empresas, instituciones) aportan lo mejor de sí en beneficio de todos.

Ya en la antigüedad, el concepto de bien común fue utilizado en diversas áreas, desde la metafísica hasta la filosofía y la religión. Para Platón, el bien común es único y se basa en la justicia entendida como armonía, unidad y cohesión social. Para Aristóteles, el bien común nace de la percepción que la felicidad es el bien supremo del hombre. Para Santo Tomás de Aquino, el bien común es aquella conveniencia de la naturaleza humana que promueve a los hombres como criaturas racionales y libres en la virtud, los establece como ciudadanos responsables y los conduce como seres creados hacia Dios.

Dentro de las corrientes contemporáneas, John Rawls (1921-2002) definió el bien común, como “ciertas condiciones generales que son ventajosas para todos”. Rawls da a la justicia el primer lugar entre las virtudes de una sociedad, en donde los intereses particulares deben estar al servicio de los generales y nunca a la inversa, donde la justicia debe concebirse como la equidad que fundamenta la idea según la cual la igualdad de los derechos y de las libertades no puede ser sujeto de negociación alguna.

2. La empatía, en una definición literal, se concibe como la capacidad de una persona de percibir, compartir y comprender lo que otra puede sentir. También es descripta como un sentimiento de participación afectiva de una persona en reacción a la situación del otro.

La empatía suele dividirse en dos, según sus componentes principales: afecto (o emoción) y conocimiento. La primera suele denominarse “empatía afectiva” y se encuentra marcada por la capacidad de responder con un sentimiento adecuado a los estados mentales del otro. La segunda la conocemos como “empatía cognitiva”, signada por la capacidad de comprender el punto de vista o las opiniones del otro.

3. Las definiciones populares de inteligencia remarcan los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad para resolver problemas. El primer uso del término inteligencia emocional se atribuye generalmente a Wayne Leon Payne, quien lo cita en su tesis doctoral “Un estudio de las emociones: el desarrollo de la inteligencia emocional” (1985). Sin embargo, esta expresión ya había aparecido antes en textos que datan de 1964.

El interés por las repercusiones de las emociones en ámbitos como las relaciones en el trabajo impulsó la investigación sobre el tema, pero la popularización del término se debe a la obra de Daniel Goleman titulada “Inteligencia emocional”, publicada en 1995.

Bien común, empatía e inteligencia emocional encuentran un elemento existencial ineludible, el cual le da sentido a dichos conceptos: el ser humano como sinónimo de persona, individuo, ser único racional; no como condición de humanitario.

En forma previa a adentrarnos en el desarrollo de aquello a lo que lo invitamos a sumarse, queremos dejar diferenciados ciertos conceptos que muchas veces se interpretan como equivalentes pero que difieren entre sí, a saber:

a. Ser humano

b. Capital humano

c. Recurso humano

d Persona

e. Individuo

a) El ser “humano” es el único ser vivo que ha podido desarrollar el raciocinio o el uso de una capacidad mental racional y abstracta al punto de construir complejos sistemas sociales que pueden pasar de ser simples comunidades a importantes civilizaciones dotadas de fundamentales avances tecnológicos.

El desarrollo de la cultura es, sin dudas, otro de los rasgos exclusivos del ser humano que lo diferencia del resto de los seres vivos. La cultura es todo aquello que es producido por el hombre y que tiene que ver con sus expresiones artísticas, técnicas o religiosas. En muchos sentidos, la cultura tiene que ver con el poder de abstracción que posee el ser humano.

El ser humano posee un don muy importante desde el punto de vista existencial: la “libertad”. Posee libre albedrío; es decir, libertad de elección en la toma de decisiones. De tal forma, un ser humano maduro es aquel que se hace responsable de sus aciertos y errores, ya que la responsabilidad en la toma de decisiones en el destino personal es totalmente propia e intransferible. La libertad es una facultad que está muy vinculada con el conocimiento. La inteligencia es la luz de la voluntad sobre la que se sustenta la libertad.

Por su poder cognitivo, el ser humano puede reflexionar, recopilar información sobre un asunto determinado o pedir opinión a un amigo antes de tomar una decisión concreta. A través del libre albedrío, puede realizar el bien o el mal. La elección del bien muestra la responsabilidad ética de aquel ser humano que, motivado por su fuerza de voluntad y capacidad de superación, desea crecer como persona.

La libertad humana tiene límites, puesto que está condicionada a las circunstancias del espacio y el tiempo. Ningún ser humano tiene libertad para modificar errores del pasado, dado que éste no se puede cambiar. La libertad de la persona para tomar decisiones siempre está vinculada con el poder del ahora como campo de actuación y de las consecuencias de dichos actos y, a su vez, de la ausencia de ciertas acciones. La libertad del ser humano también puede estar condicionada por el miedo y la inseguridad.

Libre albedrío no significa que quien lo ejerza pueda conseguir todo aquello que se proponga, sino que solo tendrá influencia en aquellos aspectos que caen bajo su ámbito de actuación de forma directa. Por eso, para un uso efectivo de la libertad también es importante diferenciar entre aquello que depende de uno mismo y aquello que no.

b) El “capital humano”, entendido tanto como término económico y como sociológico, hace referencia a la riqueza que se puede tener en una fábrica, empresa o institución en relación con la cualificación del personal que allí trabaja; es decir, el grado de formación que dispone, la experiencia que cada uno reúne, la cantidad de empleados y la productividad que de ellos resulta. En ese sentido, el término capital humano representa el valor que el número de empleados (de todos los niveles) de una institución supone de acuerdo a sus estudios, conocimientos, capacidades y habilidades (competencias laborales). Puesto en términos más sencillos y simples, el capital humano es el conjunto de recursos humanos que integran una empresa o compañía. El capital humano de una empresa es sin duda alguna, uno de los elementos más importantes a la hora de evaluar los rendimientos generales de la misma y también de proyectar sus posibilidades a futuro.

El término capital humano surge en el siglo XVIII cuando teóricos destacados de la economía, tales como Adam Smith, plantearon la necesidad de detenerse no sólo en factores de tipo técnicos sino también humanos a la hora de establecer las reglas de buen funcionamiento de una empresa o de un sistema económico en general. De tal modo, el capital humano aparece como uno de los elementos más importantes a tener en cuenta ya que de ellos dependen los logros institucionales que se alcancen.

El capital humano está en estrecha asociación con la calidad educativa que es plausible de recibir una población o comunidad dada, ya sea por la educación formal como por el aprendizaje de cualquier otro saber o competencia que sea capaz de impactar la productividad de manera satisfactoria. En este sentido cobran relevancia los procesos de capacitación de los recursos humanos que llevan a cabo las empresas; o sea, en la inversión que se realice en la capacitación de sus empleados, porque tarde o temprano esto se verá reflejado en una mayor productividad y competitividad en el mercado en el que intervienen. Es decir, esta inversión en capacitación es tanto o más importante que comprar más y mejores maquinarias.

Aquellos países que cuentan con una población calificada profesionalmente tienen una mejor calidad de vida respecto de otros en los que el acceso a la buena educación es más complejo por diversas circunstancias o en donde existen marcadas diferencias en materia del acceso a la educación. Por ello, el individuo no puede ser reducido a números estadísticos cuantificables en términos económicos o matemáticos, sino que debe ser especialmente comprendido como un fenómeno social particular.

c) La palabra “recurso” hace mención al aprovechamiento o a la satisfacción brindada por un medio o adquisición; es el medio o proceso de cualquier índole que, ante la falta de otros factores necesarios, funciona para conseguir lo que se quiere o pretende. Este término también hace alusión a la acción y efecto de recurrir. Recurso se les puede llamar a los bienes y adquisiciones obtenidas o medios de vida, que puede ser empleado en distintos ámbitos.

En el ámbito laboral, los recursos humanos son el conjunto de individuos que servirán de fuerza productiva o pensante, pero vistos desde un punto genérico y no personalizado.

En el ámbito de derecho, se refiere a la acción por la cual la ley permite al enjuiciado reclamar ciertas decisiones que un juez dictamina ante otro.

Recursos naturales son los componentes de la naturaleza al servicio del hombre que, de acuerdo a cómo son aprovechados, le permiten satisfacer sus necesidades.

Recursos son también los medios materiales y concretos de los que se puede disponer para salir victorioso de una empresa. En economía, son los requerimientos materiales de los que se dispone para la obtención de bienes y servicios. Y así, en cada rama de nuestra existencia, encontraremos gran cantidad de recursos, renovables, no renovables o mentales.

d) En el lenguaje cotidiano, la palabra “persona” hace referencia a un ser con poder de raciocinio que posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia identidad. El ejemplo excluyente suele ser el hombre. Una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad.

Para la psicología, una persona es alguien específico con rasgos físicos y psíquicos propios, que lo definen en función de su condición de singular y único. A diferencia del concepto biológico de ser humano, el concepto de persona es un concepto cultural. Se nace humano y se llega a ser persona. Por el camino, el individuo tendrá que adquirir las habilidades y comportamientos propios de la persona (conciencia de sí mismo, racionalidad, sentido del bien y del mal). La persona es, pues, un individuo humano, pero considerado como sujeto autoconsciente, racional y moral, a la vez que único (diferente de todos los demás). También desde lo jurídico se considera persona a todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones. Es decir que, desde este punto, existen en el mundo más personas jurídicas que personas físicas.

e) El término “individuo” significa “indivisible”. Como adjetivo se usa para señalar que un ente en particular es individual, o sea que no puede ser dividido. Un individuo también se define como una persona aunque, en términos abstractos, también se utiliza para conceptualizar a aquello a lo que no se le conoce nombre alguno o a quien no se pretende dar a conocer. Por consiguiente, un individuo es aquel ser viviente –animal o vegetal- que pertenece a una especie diferenciada de los demás.

El concepto de individuo es una forma más impersonal de remitir al ser humano. El concepto de persona dota de más humanidad al ser humano que el concepto de individuo, que conecta de una forma directa con la filosofía del individualismo, en donde la libertad individual se convierte en el principal motor de la felicidad. La sociedad está formada por individuos que, a nivel individual, componen el tejido social de un grupo.

Un individuo es una persona independiente respecto de los demás, un ser autónomo que se define por su capacidad racional y su fuerza de voluntad. Todo ser humano tiene un nombre y apellido que ejemplifica la esencia personal única e irrepetible de cualquier ser humano, pero el concepto individuo es el término utilizado para referirse a una persona de una forma genérica; es decir, no a alguien en particular.

La sociedad muestra cómo distintas personas a nivel individual establecen relaciones entre sí creando grupos de individuos; por ejemplo, grupos de amigos. Sin embargo, más allá de esta vertiente relacional, el concepto de individuo también muestra que una persona es un fin en sí mismo.

La sociología estudia a la sociedad utilizando diversas herramientas. Por ejemplo, en una encuesta se toman en cuenta los porcentajes estadísticos en función de las opiniones de los individuos que han participado en ese estudio. Es decir, no se los personifica sino que se los generaliza como especie viva.

Realizadas estas aclaraciones semánticas, en la propia redacción de este libro puede entrecruzarse este tipo de definiciones al querer abordar a la persona como tal y solicitamos disculpas al lector en tal sentido. En ocasiones nos referiremos al “hombre” en representación del ser humano, despojado de condición sexual o de género, pero siempre –empleemos el término que utilicemos- refiriéndonos a personas como usted o como nosotros, inmersas en un mundo social en el cual pretendemos considerarlas como seres vivos, racionales, ávidos de respeto y no como un numerario dentro de una organización. El hombre en su propia visión del ser.

Continuando con esta mezcla de definiciones filosóficas, éticas y existenciales, donde todo tiene que ver con todo, agregaremos a la lista un concepto de neto corte físico-matemático, para luego adentrarnos en su estrecha relación con lo desarrollado en este libro. Isaac Newton (1642-1727), físico y matemático conocido –entre otros aportes- por establecer las bases de la mecánica clásica a través de sus tres leyes del movimiento, explica, en lo que se conoce como “la tercera ley de Newton”, que siempre que un objeto ejerza una fuerza sobre un segundo objeto, este opone una fuerza de igual magnitud y dirección, pero en sentido contrario sobre el primero.

Si llevásemos esos conceptos físicos al plano socio-laboral ¿encontraríamos aplicabilidad de esa Ley? ¿Podríamos equiparar esos objetos a las interacciones entre seres humanos donde unos imparten indicaciones y otros oponen la fuerza del trabajo?

Realizar este simple ejercicio nos ayudará a comprender con mayor claridad todos los temas que iremos desarrollando de ahora en adelante.

Bienvenidos.

I

EL SISTEMA EMPRESA Y EL HOMBRE

SU FUNCIONAMIENTO EN BENEFICIO DE LOS SERES HUMANOS EN TODOS LOS ROLES QUE PARTICIPA

Un “sistema” (reunión, conjunto agregado que en su relación interna permite cumplir un objetivo o producto) es un “objeto complejo” cuyos componentes se relacionan con al menos algún otro componente. Puede ser “material” o “conceptual”. Todos los sistemas tienen composición, estructura y entorno, pero sólo los sistemas materiales tienen mecanismo y sólo algunos de composición material, tienen “figura” (forma).

También se podría definir a un sistema como un conjunto de elementos relacionados entre sí que se alimentan de determinados insumos (inputs) y que generan un resultado (outputs) que se explican a través de determinados procesos de transformación.

EL SISTEMA EMPRESA. PARTICIPANTES. DERECHOS Y OBLIGACIONES

Si tomamos a la empresa como sistema, uno de los elementos fundamentales que le permiten producir transformación de insumos en productos son nada más ni nada menos que los recursos humanos (personas/seres humanos/hombres).

Un factor que distingue al “Sistema Empresa” es que de la transformación de los insumos que utiliza, busca una utilidad (rentabilidad).

Por consiguiente, para entender cómo funciona el “Sistema Empresa” debemos definir claramente quiénes son sus participantes. Analicémoslo:

1. Para crear una empresa el eslabón inicial e imprescindible es el “Emprendedor”; persona que desarrolla un proyecto, inscribe su marca o sociedad, invierte dinero/ideas en busca de una utilidad/rentabilidad que le permita autoabastecerse.

A estos emprendedores se los conoce en el campo del derecho, como personas físicas (profesionales independientes: abogados, contadores, médicos, plomeros, electricistas, carniceros, panaderos, cuentapropistas, etc.). La inscripción societaria de estas personas físicas y/o la asociación de estas personas físicas con otras, las transforma en personas jurídicas (Sociedades de Hecho, SRL, Cooperativas, Sociedades Anónimas; Unión Transitorias de Empresas –UTE–, Estudios Contables, Bufetes de Abogados, etc.), las cuales dejan de actuar como individuos para actuar como Institución. Según la posición que ocupen las personas físicas dentro de las jurídicas, hablaremos del hombre en su rol de dueño, propietario o accionista, siendo éste el primer participante necesario del “Sistema Empresa”.

2. Como ya definimos, ese “Sistema Empresa” (Instituciones), encara un proyecto con el objeto de obtener una renta. Esa meta sería imposible de lograr si no existiesen otros seres humanos que demanden de los bienes y/o servicios ofrecidos por los anteriores. Acá es donde aparece el segundo participante de este sistema: el hombre en su rol de “cliente/consumidor”, demandando el cumplimiento, en tiempo y forma, de los bienes y/o servicios ofertados.

3. En ciertos casos los dueños, propietarios y/o accionistas de las empresas no alcanzan a realizar todas las tareas necesarias para llevar a cabo los emprendimientos encarados con sus propios recursos y necesitan incorporar otras personas para efectuar distintos trabajos. En estas circunstancias aparece el tercer partícipe necesario: el hombre en el rol de “empleado”.

4. Si consideramos que los seres humanos hace mucho tiempo eligieron actuar en comunidad, conformando grupos sociales, está claramente demostrado, que el “sistema empresa” está inmerso y regido por normas y reglas que se deben respetar; entonces debemos considerar un cuarto participante de carácter colectivo: el hombre desempeñando un rol como integrante de una “Sociedad/Comunidad/Estado”.

RESPONSABILIDAD Y LEGITIMIDAD DEL SISTEMA HACIA CADA PARTICIPANTE

Como se puede observar, el “sistema empresa” no es nada más ni nada menos que relaciones entre “seres humanos” que cumplen distintos roles, influenciados por formaciones culturales y escalas de valores adoptadas y/o adquiridas y/o desarrolladas por cada persona en particular.

Es evidente que el input que pone en funcionamiento el sistema, es la iniciativa de aquellos “seres humanos” que deciden encarar un emprendimiento, dispuestos a enfrentar todos los riesgos que la transformación de los insumos aplicados conlleva al logro del output (producto=bien/servicio) que ofrecerá a los demandantes. Por lo tanto es lógico e indiscutible que el sistema empresa persiga lograr cierta utilidad/rentabilidad.

Personalmente consideramos que esa “legitimidad” sólo debería ser válida, en la medida que no se vulneren los derechos de los otros tres participantes del sistema ni afecte el contexto en el que se desempeñan, como por ejemplo y sólo por nombrar a alguno de ellos, el ecosistema.

También es innegable la importancia de contar con “clientes” (personas físicas/jurídicas), pues, como hemos visto, sin su participación el sistema empresa no tendría sentido (¿qué sentido tendría generar bienes y/o servicios que nadie utilizaría?).

Por lo tanto, la responsabilidad y legitimidad del sistema empresa hacia los clientes, es respetar sus derechos, suministrándole aquello que fue producido/demandado, en tiempo y en forma, respetando calidad, precios y plazos de entrega, entre otras condiciones.

Como contrapartida, es responsabilidad (obligación) de todo cliente -en pos de no vulnerar el sistema-, cumplir con los compromisos de demanda asumidos (conformidades de recepción/prestación, pagos, respuestas a encuestas de satisfacción, entre otras).

Respecto de los empleados -tema que se tratará en profundidad en próximos capítulos-, toda empresa debe tener la “misión interna” de promover su desarrollo, manteniendo viva su motivación y satisfaciendo sus necesidades. Asimismo los empleados tendrán la obligación de cumplir con el contrato laboral que los nuclea y deberán respetar las normas internas de la empresa, extremando sus esfuerzos para lograr mantener la “satisfacción de los clientes”.

Una mención especial para la responsabilidad y legitimidad de este sistema hacia el grupo social, es asumir “Responsabilidad Social Empresaria”, compromiso no sólo de proveer bienes y/o servicios, sino además, generar riqueza, agregar valor y apuntar a mejorar la productividad (optimizar el uso de recursos, en especial, en el uso de recursos no renovables), cuidando el medio ambiente, la ecología y las consecuencias que la producción de aquello que fabrique, tengan en el futuro (por ejemplo, manipulación genética sin medir las consecuencias futuras de su mala y/o no controlada administración).

Las empresas al producir bienes y/o servicios que agregan valor, generen riqueza y fomentan el incremento de puestos de trabajos, siendo esta cadena de valor, el motor de la economía.

Se suele escuchar con frecuencia que la economía está al servicio del hombre.

La pregunta que de ello se deduce es: ¿de qué hombre?

Evidentemente, en base a lo desarrollado hasta acá, vemos que en el sistema empresa, el hombre cumple distintos roles; por consiguiente el desafío que vamos a desarrollar en este libro, es ver cómo lograr la satisfacción del hombre en todos los roles que cumple en este sistema (Dueño-Accionista-Cliente-Empleado-Sociedad-Comunidad) y para ello el primer concepto que debemos establecer, es qué entenderemos por empresa.

“Una empresa es un sistema que debe permitir al hombre, generar bienes y servicios en forma rentable, satisfaciendo las necesidades de clientes, cuidando el medio ambiente y los aspectos ecológicos y brindando la posibilidad de desarrollo y crecimiento de su personal.”

Analizando esta definición se desprende que la empresa tiene que cumplir dos misiones: una externa y otra interna:

MISIÓN EXTERNA: Generar bienes y/o servicios, atendiendo las necesidades del cliente específico, preservando el medio ambiente y cuidando los aspectos ecológicos.

MISIÓN INTERNA: Ser rentable, promover el desarrollo del personal que aporta su trabajo, manteniendo alta su motivación y satisfaciendo sus necesidades básicas y de desarrollo profesional.

VALOR OBJETIVO Y SUBJETIVO DEL TRABAJO PERSONAL

El ser humano trabaja no sólo para producir bienes y/o servicios contribuyendo de este modo al crecimiento y desarrollo de la economía, sino también para su propio desarrollo (educación, esparcimiento y satisfacción de sus propias necesidades).

A través del trabajo, el hombre tiene la posibilidad de crecer y desarrollar todas sus habilidades y forjar su propio destino.

Juan Pablo II se ocupó de destacar que: “…Con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y de la tecnología y sobre todo, a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidad…” (Laborem Exersens 1).

A partir de lo expresado, podemos distinguir claramente dos características bien diferenciadas para valorar el trabajo personal, a saber:

Valor Objetivo: es aquel dado por el cliente/usuario por el producto y/o servicio recibido. Es el valor “percibido” para el crecimiento, confort y desarrollo del hombre y la Sociedad. Está dado por los beneficios que percibe el hombre, como cliente o comunidad por los bienes y/o servicios brindados por un tercero. Son ejemplo de ello, el confort y la comodidad de utilizar un automóvil, un electrodoméstico, la energía eléctrica, etc.