Cartas de las heroínas. Ibis - Ovidio - E-Book

Cartas de las heroínas. Ibis E-Book

Ovidio

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Beschreibung

Este volumen contiene Cartas de las heroínas, con las que Ovidio creó un nuevo género literario (la elegía epistolar), e Ibis, brillante exhibición de invectiva. Las Cartas de las heroínas o Heroídas son una serie de poemas de amor en forma de cartas dirigidas por heroínas de la leyenda a sus amantes o esposos ausentes. Las primeras catorce consisten en misivas de mujeres destinadas a hombres; las seis siguientes (publicadas posteriormente y de autenticidad discutida) incluyen una carta del hombre y la respuesta de la mujer. En conjunto, se trata de análisis de los sentimientos amorosos desde la perspectiva femenina, tal como se entendía en el tiempo de Ovidio, que extiende esta mentalidad a personajes extraídos de la épica y la tragedia griegas, la poesía helenística y la latina. La serie de mujeres que aparecen ofrece un amplio abanico de situaciones amorosas: las hay traicionadas o abandonadas, como Medea, Ariadna, Dido y Briseida; dominadas por pasiones desenfrenadas, como Fedra; temerosas de la suerte de sus esposos, como Penélope y Laodamía... Ovidio crea con esta obra un nuevo género literario, a partir de la combinación de elementos existentes en la tradición literaria y retórica (Catulo, Propercio y el mismo Ovidio ya habían tratado temas eróticos de la mitología griega en el nuevo estilo "subjetivo"). Ovidio independizó los soliloquios de sus heroínas dándoles forma de carta, unas cartas muy literarias y artísticas, que ni requieren ni dan lugar a respuesta, y que se leían como monólogos dramáticos. Estos monólogos nos adentran en el corazón y en la mente de las heroínas y nos llevan a la concepción tradicional, previa al género de la poesía elegíaca romana, del amor como pasión sentida en toda su intensidad sólo por mujeres. Ovidio escribió Ibis, poema en versos elegíacos, en su exilio en Tomis. Consiste en una imprecación contra un enemigo no identificado, a fuerza de mencionar destinos terribles sufridos por varios personajes míticos e históricos, y al parecer se inspira en una invectiva homónima compuesta por el poeta griego Calímaco, desaparecida. El catálogo de muertes desdichadas ocupa casi cuatrocientos versos de un total de seiscientos cuarenta, y contiene casos poco conocidos de la tradición erudita: tal vez surgiera a raíz de la multitud de lecturas y anotaciones que Ovidio hizo en su trabajo preliminar para las Metamorfosis y los Fastos, y en este sentido, más que como un ataque personal, quizás pueda considerarse Ibis como una composición literaria dentro del subgénero de la invectiva, para ejercitar y exhibir la prodigiosa fertilidad y versatilidad de su genio.

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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 194

Asesores para la sección latina: JOSÉ JAVIER ISO y JOSÉ LUIS MORALEJO .

Según las normas de la B. C. G., las traducciones de este volumen han sido revisadas por F. SOCAS .

© EDITORIAL GREDOS, S. A.

Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1994.

www.editorialgredos.com

REF. GEBO297

ISBN 9788424932268.

CARTAS DE LAS HEROÍNAS

INTRODUCCIÓN *

1. LA FORMA LITERARIA DE LAS « CARTAS DE LAS HEROÍNAS »

Las Epistulae Heroidum1 de Ovidio son realmente dos series diferentes de epístolas en verso.

La primera serie consta de los poemas 1 al 15 2 , y consiste en epístolas de mujeres legendarias, la mayoría griegas, a sus amados ausentes 3 . La segunda serie está formada por las cartas 16 a la 21, hoy generalmente consideradas auténticas 4 , y consta de epístolas del mismo tipo, sólo que a la carta de la amada o el amado sigue la contestación, por lo que se las conoce generalmente como la serie de «cartas dobles».

La forma literaria empleada es la epístola en verso. Tal forma literaria tiende a congelar la acción en el mismo momento en que se sitúa la escritura, pero, a cambio, consigue gran amplitud de perspectiva jugando con el tiempo y la memoria, tanto en las simples como en las dobles. Ello permitía a Ovidio alcanzar valores dramáticos y experimentar en otro campo distinto de los ya usados en el epilion o épica en miniatura (por ej. el famoso monólogo de Ariadna abandonada, en Catulo, LXIV 132-201), o de lo que serían sus futuros monólogos de las Metamorfosis 5 . No obstante, y por deseo del autor, el resultado sigue siendo un soliloquio más que un diálogo.

Otro aspecto consustancial de las Heroides es que son difíciles de apreciar sin caer en la injusta acusación de que son monótonas, retóricas (en el sentido peyorativo de la palabra) y reiterativas. Ovidio centra su atención en la mente humana, en el campo del sentimiento, y hace un estudio de la variación, de las múltiples reacciones de cada individuo ante una situación universal, como es el amor frustrado o el abandono, y ante las diversas situaciones de celos, despecho, nostalgia, etc., que de ahí se derivan. Es pues una obra que hay que leer con mucha atención para apreciar en toda su amplitud el logro de Ovidio en un campo en el que era indiscutible maestro: el virtuosismo de la variación.

2. CRONOLOGÍA

Averiguar la fecha de composición es un problema que se tiene por irresoluble 6 : parece seguro que la primera serie (1-15) se escribió entre la primera y segunda edición de Amores , como se deduce de la extensa alusión a las Heroides completas o casi acabadas en Amores II 18, 19-26:

Enseño, pues se me consiente, las artes del tierno Amor (¡ay de mí, que mis propias enseñanzas me torturan!), o bien escribo la misiva que con palabras de Penélope a Ulises se entrega y tus lágrimas, desamparada Filis, y lo que Paris y Macareo y lo que el desagradecido Jasón y el padre de Hipólito e Hipólito han de leer, y lo que ya con la espada en la mano ha de decir la pobre Dido y la de Lesbos amorosa con la lira eolia 7 .

Término post quem se considera la fecha de la muerte de Virgilio (el año 19 a. C.), o más exactamente la publicación póstuma de la Eneida , dados los frecuentes ecos virgilianos que encontramos en las Cartas de las heroínas (especialmente en Her . 7, Dido). El término ante quem es el año 1 a. C. / 1 d. C., fecha de publicación de la segunda edición de Amores , como parece deducirse de Arte de amar III 343-346:

deue tribus libris, titulo quos signat Amorum, elige, quod docili molliter ore legas, uel tibi composita cantetur Epistula uoce, ignotum hoc aliis ille nouauit opus .

Al parecer, la serie de cartas dobles es posterior en el tiempo a la primera serie 8 . Puede que Ovidio redactara estas seis últimas cartas —si es que son auténticas— estimulado por la iniciativa de su amigo Sabino, como deduce Kenney 9 de Amores II 18, 27-34 10 .

3. ORIGINALIDAD DE LAS « CARTAS DE LAS HEROÍNAS»: MEZCLA DE ELEMENTOS LITERARIOS Y RETÓRICOS

El último verso que acabamos de citar en la cuestión de la cronología serviría perfectamente para abrir el tratamiento de la tradición y la originalidad en las Epistulae Heroidum11 : ignotum hoc aliis ille nouauit opus .

No conocemos un modelo claro de este nuevo género y, de hecho, Ovidio reclamaba para sí su «invención», o «renovación», o «adaptación», según entendamos el término nouauit . En cualquier caso, ningún poeta romano anterior a Ovidio había convertido en «género» este tipo tan especial de epístola elegíaca (ignotum ). Pero no es menos cierto que, si puede hablarse de originalidad, es en la misma medida en que es original la elegía amatoria latina: como mezcla o mosaico de diferentes elementos, unos procedentes de la tradición literaria (tradición epistolar, lírica griega, poesía helenística y, sobre todo, la elegía amatoria), y otros procedentes, como veremos, de los ejercicios retóricos.

3.1. Elementos literarios

Existía, como se sabe, la carta erótica en antecedentes griegos 12 y, ya se había escrito el más inmediato e indiscutible modelo de las Heroides en lo que se refiere a su forma epistolar: la epístola de Aretusa a Licotas, de Propercio (IV 3) 13 . Existía también una tradición de soliloquios de personajes traicionados o abandonados: por ejemplo en el epilion , ya citado, que era un foro para el monólogo que no requiere respuesta. Y había en tercer lugar, y especialmente, todo un mundo poético con sus reglas y su lógica propias: el mundo de la elegía. Sin él no podría entenderse el peculiar «código moral» de las heroínas ovidianas, tan lejano de la elevada moral de la épica, de donde, paradójicamente, proceden muchos de los personajes de las Cartas de las heroínas . Creo que las Heroides deben en gran medida su razón de ser a la obra que las precedió, los Amores , pues ¿qué son sino la original continuación, en forma de epístola en dísticos elegíacos, de aquel mundo elegíaco poblado ahora de otros personajes, los heroicos, extraídos de la épica y la tragedia y sometidos a las mismas situaciones, pasiones y crisis que vivían los personajes de Amores , y por tanto humanizados, vueltos de carne y hueso? Ovidio quiso hacer un experimento literario nuevo e inventó la epístola elegíaca, utilizando personajes de la épica, no por disminuirlos, ennegrecerlos o parodiarlos, como se ha dicho, sino por hacerlos vivir en el mundo elegíaco y contemplar después el resultado.

Sea como fuere, lo que parece claro es que Ovidio fue el primer artífice de la mezcla de todos estos elementos, y parece que a él se debe también la forma de colección 14 que dio a su resultado, en contraste con el aislado modelo de Aretusa a Licotas en Propercio. Era éste un nuevo alarde de su prodigiosa capacidad creadora y de su virtuosismo en el campo de la variación, porque, en efecto, la originalidad es una de las claves que compendian la carrera poética de Ovidio 15 , desde la primera y más «de género», como fueron sus Amores , hasta las últimas cartas del destierro, pasando por las Metamorfosis : todas ellas innovaron, variaron y revolucionaron los materiales y las técnicas heredadas.

3.2. Elementos retóricos

Pero pese a la aceptación que en seguida tuvieron, y pese a lo muy citadas e incluso imitadas que fueron 16 , las Cartas de las heroínas nunca han dejado de tacharse de artificiosas, inverosímiles y retóricas. Cuando se ha estudiado el grado de influencia de la retórica en Ovidio, las posturas han fluctuado en todas las posiciones entre los dos extremos, desde los que han considerado las Heroides como un puro ejercicio retórico, hasta los que han minimizado por completo esta fuente. En todo caso, siempre se ha barajado la influencia de la suasoria (o ejercicio retórico de persuasión) en el caso de las epístolas 1-15, de la controuersia (debate sobre un caso hipotético) en las dobles (16-21), y de la ethopoeia (o semblanza de caracteres) 17 en ambas series. La acusación de que sean meras suasorias en verso empezó a ser desterrada desde el estudio de Oppel 18 , pionero en analizar más a fondo el material que utilizó Ovidio en esta obra. De igual modo Arnaldi 19 prueba que, si bien Ovidio se inspira en las controversias y suasorias, con el ejemplo de Séneca el Rétor 20 , el verdadero mérito de su resultado literario es el de haber creado unos personajes verosímiles, aunque partiendo del material de escuela. El trabajo más reciente de Sabot 21 se ajusta más a la realidad de la obra: analiza la deuda de las Cartas de las heroínas con la retórica, pero sin divorciarla del propio estilo de Ovidio, que se cifra en la variedad, en utilizar todos los registros y todos los tonos alcanzando la mayor diversidad y versatilidad posibles 22 .

4. LA PRESENTE TRADUCCIÓN .

Para la traducción he seguido en general el texto de DÖRRIE (1971) 23 , con las excepciones que a continuación cito, pero he tenido presentes también los de MOYA , BORNECQUE y SHOWERMAN -GOOLD .

DÖRRIE

LECTURA ADOPTADA

1, 2

tu tamen

attamen (HOUSMAN )

2, 28

interrogativa

declarativa (SHOWERMAN -GOOLD )

3, 113

neges

neges? (MOYA )

3, 132

suis

sui (HEINSIUS )

4, 137

pete munus, ab illa

pete munus ab illa (MOYA )

5, 3

Pedasis

Pegasis (mss., Planudes )

7, 40

interrogativa

declarativa (MOYA )

7, 75

quod non cessaris

quamuis merearis (BORNECQUE )

7, 71

tantum (ex coni. )

totum (mss. )

8, 108

procubuique

procubuitque (CD Ea Ri )

9, 9-10

interrogativa

declarativa (MOYA )

10, 149

vento

velo (BORNECQUE )

15, 54

Nisiades

Nesiades (BORNECQUE )

16, 60

suspicio

suscipio (GP 2Y )

20, 146

spes

sepes (HEINSIUS , BURMANN )

21, 91

cruribus (quizá correctamente)

crinibus (BORNECQUE , MOYA )

En la puntuación me he visto obligada a seguir a veces mis propios criterios, especialmente sustituyendo expresiones asindéticas latinas por nuestros equivalentes castellanos coordinados, y he evitado seguir la puntuación alemana de DÖRRIE (coma delante de las subordinadas) porque resulta extraña en nuestra lengua. Cuando me ha sido posible he evitado romper la unidad interna del dístico elegíaco, que solían respetar los poetas augústeos y que DÖRRIE rompe innecesariamente —creo— a veces.

En cuanto a los realia personales y geográficos, sólo he comentado en nota a pie de página aquellos cuya explicación me parecía imprescindible para la comparación del texto. Para los demás remito al lector a las observaciones formuladas en el «Índice de nombres».

Deseo mostrar aquí mi agradecimiento a Antonio Ramírez de Verger, por sus indicaciones bibliográficas, y sobre todo al revisor de este volumen, Francisco Socas, por las innumerables mejoras que por sugerencia suya he recogido en las notas y, sobre todo, tácitamente, en la traducción, aunque me hago única responsable de los posibles errores.

Es también un grato deber citar el proyecto de investigación de la Dirección General de Investigación Científica y Técnica Ovidio: Opera amatoria por los medios que ha puesto a mi alcance.

A. P. V.

Sevilla, mayo de 1993

* Para una introducción general a la obra amatoria de Ovidio remito a la de V. CRISTÓBAL al volumen 120 de esta colección (Madrid, 1989).

1 Prisciano las llama Heroides (Gramm. Lat . II 544 Keil), y el propio Ovidio las nombra como Epistulae en Ars amat . III 345. Para G. LUCK(Die römische Liebeselegie , Heidelberg, 1959, págs. 223-224) la forma correcta debió de ser Epistulae Heroidum .

2 Si incluimos el 9 (Deyanira), el 12 (Medea) y el 15 (Safo), de dudosa autoría, cf. D. W. T. C. VESSEY , «Notes on Ovid, Heroides 9», Class. Quart ., n. s., 19 (1969), 349-361; P. E. KNOX , «Ovid’s Medea and the Authenticity of Heroides 12», Harv. Stud. Class. Phil . 90 (1986), 207-223; sobre el poema 15, cf. H. JACOBSON , Ovid’s Heroides , Princeton, 1974, págs. 277-299; H. DÖRRIE , P. Ovidius Naso. Der Brief der Sappho an Phaon , Munich, 1975; R. J. TARRANT , «The Authenticity of the Letter of Sappho to Phaon (Heroides 15)», Harv. Stud. Class. Phil . 85 (1981), 133-153; CH . E. MURGIA , «Imitation and Authenticity in Ovid Metamorphoses 1, 477 and Heroides 15», Amer. Journ. of Phil . 106 (1985), 456-474.

4 Véanse en la BIBLIOGRAFÍA los representantes de las distintas posturas.

5 Véase en concreto el amplio monólogo de Medea que abre el libro séptimo de las Metamorfosis .

6 Así L. P. WILKINSON , Ovid Recalled , Cambridge, 1955, pág. 38. Extenso tratamiento de la cuestión en JACOBSON , Ovid’s Heroides ..., págs. 300-318 (con lista-resumen de veintidós autores diferentes en págs. 312-313), y en A.-F. SABOT , «Les Héroïdes d’Ovide: Préciosité, Rhétorique et Poésie», Aufst. und Niederg. der röm. Welt II 31, 4, 1981, esp. págs. 2571-2573.

7 Sigo la traducción de F. SOCAS en: A. RAMÍREZ DE VERGER y F. SOCAS , Ovidio. Obra amatoria , I: Amores , Madrid, C.S.I.C., 1991, pág. 80.

8 Pudieron ser contemporáneas de la redacción de los Fastos , según lo muestran los indicios métricos que estudia B. LATTA en Die Stellung der Doppelbriefe (Her. 16-21) im Gesamtwerk Ovids , Tesis doctoral, Marburgo, 1963, págs. 2-7.

9Literatura latina ..., págs. 469-470.

10 «¡Qué pronto ha vuelto mi amigo Sabino de recorrer el mundo entero y me ha traído las respuestas desde regiones apartadas! La radiante Penélope reconoció el sello de Ulises, leyó la madrastra el escrito de su Hipólito; ya Eneas el bueno mandó respuesta a la pobre Elisa, y ya está a la mano lo que tal vez lea Filis, si aún vive. Llegó la fatal carta de Jasón a Hipsípila, entrega a Febo la de Lesbos su lira en exvoto» (RAMÍREZ DE VERGER -SOCAS , págs. 80-81).

11 Discusión y bibliografía en JACOBSON , Ovid’s Heroides ..., págs. 319-348, y SABOT , «Les ‘Héroïdes’ d’Ovide...», págs. 2574-2577.

12 Aristeneto y Filóstrato, cf. A. A. DAY , The Origins of Latin Love Elegy , Oxford, 1938, págs. 37-58. Léase en esta misma colección, núm. 131, A. RAMÍREZ DE VERGER , Propercio. Elegías , Madrid, B. C. G., 1989, págs. 13-14.

14 JACOBSON , Ovid’s Heroides ..., pág. 322.

15 Cf. KENNEY , Literatura latina ..., pág. 501.

16 Véase por ejemplo M. SCORDILIS BROWNLEE , The Severed Word. Ovid’s Heroides and the Novela sentimental (Princeton, 1990), que estudia su influencia en el renacimiento latino y en el español.

17 La probable influencia de la etopeya, defendida ya por Bentley, no cuenta con modelos literarios claros anteriores a las Heroides , cf. JACOBSON , Ovid’s Heroides ..., pág. 325. Los más cercanos ejemplos de etopeya son, en prosa, el discurso 52D de ELIO ARISTIDES , que versa sobre la embajada enviada a Aquiles en el libro IX de la Ilíada . De corta extensión tenemos además los siguientes poemas de la Antología Palatina: 9, 451, 452, 457-471, 473-480.

18Ovids Heroides: Studien zur inneren Form und zur Motivation , tesis doctoral, Erlangen-Nuremberg, 1968.

19 F. ARNALDI , «La retorica nella poesia di Ovidio», en Ovidiana. Recherches sur Ovide , publ. à l’occasion du bimillénaire de la naissance du poète, N. I. HERESCU (ed.), París, 1958, págs. 23-31.

20Contr . II 2 (10), especie de argumento de Heroides llevado al absurdo.

21 El ya citado de «Les Héroïdes d’Ovide...», págs. 2634-2636.

22Ibid ., esp. pág. 2610.

23 La historia del texto de las Heroides es en lo esencial como sigue: de un códice carolingio de alrededor del año 800, hoy perdido, derivan los ca . 200 manuscritos que transmiten las epístolas 1-14 y 16-21. Destacan entre los testimonios fundamentales: 1) el codex Parisinus lat . (núm. 8242), llamado también Puteanus , de finales del s. IX, incompleto, pero considerado unánimemente el de máxima autoridad, y 2) la traducción griega de Máximo Planudes, de fines del s. XIII, de autoridad comparable a la del Parisino, especialmente valioso en las omisiones de éste último. Por su parte la Epistula Sapphus cuenta con una transmisión independiente que consta de sólo dos testimonios medievales a los que se suman ca . 200 códices escritos a partir de 1420. Manuscritos conservados en España que transmiten parcialmente las Cartas de las heroínas se encuentran en las siguientes bibliotecas: El Escorial g.III.l; Madrid Bibl. Nac. números 1569, Res. 206 (incluye Safo a Faón) y 1482 (sólo Her . 21). La carta de Safo a Faón: Barcelona Diput. 623; El Escorial ç.IV.22 y I.III.21; Salamanca Bibl. Univ. 245. Véase DÖRRIE , 1971; L. D. REYNOLDS (ed.), Texts and Transmission. A Survey of the Latin Classics , Oxford, 1990 (= 1983), págs. 268-73, con bibliografía, y L. RUBIO , Catálogo de manuscritos clásicos latinos existentes en España , Madrid, 1984.

BIBLIOGRAFÍA

Para una bibliografía sobre la vida de Ovidio y su obra amatoria en general remito a la introducción de Vicente CRISTÓBAL al volumen 120 de esta colección (Madrid, 1989).

Sobre las Heroides de Ovidio en concreto es fundamental la contribución de DÖRRIE , cuya edición (1971) es la más completa que existe en la actualidad; a la edición precedió un estudio suyo de la propia historia del texto (1960). Posteriores son las valiosas contribuciones de JACOBSON (1974) y SABOT (1981), así como la parcial más reciente de VERDUCCI (1985).

Consigno aquí estos y otros títulos selectos que espero que sirvan al que desee seguir profundizando en la obra, y cito en las notas los estudios particulares de pasajes o aspectos más concretos.

1. BIBLIOGRAFÍAS

V. CRISTÓBAL , «Bibliografía sobre las obras elegíaco-amatorias [de Ovidio]», en Ovidio. Amores, Arte de amar, Sobre la cosmética del rostro femenino, Remedios contra el amor , trad., intr. y notas de, Madrid, Gredos, 1989 (B.C.G., núm. 120), págs. 187-206.

H. DÖRRIE , P. Ovidii Nasonis Epistulae Heroidum (véase más abajo), págs. 19-39.

H. JACOBSON , Ovid’s Heroides ... (véase más abajo), pág. 20.

E. PARATORE , Bibliografia Ovidiana , Roma, 1958.

A.-F. SABOT , «Les Héroïdes d’Ovide: Préciosité, Rhétorique et Poésie», muy selecta (véase más abajo), págs. 2634-2636.

2. TEXTOS, COMENTARIOS, TRADUCCIONES

H. DÖRRIE , P. Ovidii Nasonis Epistulae Heroidum , Berlín-Nueva York, 1971 (y reseña de REEVE , CR 24 [1974], 57-64, y GOOLD , Gnomon 46 [1974], 475-484). Considerado el texto de referencia actual.

N. HEINSIUS , en sus Obras Completas de Ovidio, Amsterdam, 1661, no superado por sus valiosas conjeturas basadas en un profundo conocimiento de la lengua de Ovidio y por la recuperación de sugestivas lecturas de los numerosos manuscritos que manejó.

A. BARCHIESI , P. Ovidii Nasonis Epistulae Heroidum 1-3 , Florencia, Le Monnier, 1992 (el mejor comentario moderno, aunque parcial, que existe de Her . Como en el caso de SPOTH , no he podido utilizarlo antes de la conclusión de este trabajo).

H. BORNECQUE (texto), M. PRÉVOST (trad.), Ovide. Héroïdes , París, Budé, 1928, 4.a ed. rev. por Danielle PORTE , París, Budé, 1989.

A. DELLA CASA , Opere di Publio Ovidio Nasone , vol. I: Amores, Heroides, Medicamina faciei, Ars Amatoria, Remedia amoris , Turín, 1982.

F. MOYA , Ovidio. Heroidas , intr., texto rev., trad. y notas, Madrid, 1986.

J. RODRÍGUEZ DEL PADRÓN , Bursario , intr., ed. y notas de P. SAQUERO SUÁREZ- SOMONTE y T. GONZÁLEZ ROLÁN , Madrid, Univ. Complutense, 1984; hermosa traducción medieval castellana, con bibliografía sobre las Heroides en la Edad Media en págs. 57-64.

G. SHOWERMAN , Ovid. Heroides and Amores , Loeb, vol. I, 2.a ed. revisada por G. P. GOOLD , Cambridge (Massachusetts) - Londres, 1977.

Her . VII: G. SOLIMANO , Epistula Didonis ad Aeneam , intr., texto, trad. y com., Universidad de Génova, 1988.

3. ESTUDIOS E INTERPRETACIÓN DE LAS « HEROIDES» DE OVIDIO

J. ADAMIETZ, « ZU Ovids Dido-Brief» (=Her . VII), Würzb. Jahrbb. Altertumsw . Nueva Serie 10 (1984), 121-134.

W. S. ANDERSON , «The Heroides» en Ovid , J. W. BINNS (ed.), Londres-Boston, 1973, págs. 49-83.

F. ARNALDI , «La retorica nella poesia di Ovidio», en Ovidiana. Recherches sur Ovide , publ. à l’occasion du bimillénaire de la naissance du poète, edit. por N. I. HERESCU , París, 1958, págs. 23-31.

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4. ESTUDIOS SOBRE LA DUDOSA AUTORÍA DE ALGUNAS EPÍSTOLAS

Léase, además de SABOT , «Authenticité des Heroïdes» en «Les Héroïdes d’Ovide: Préciosité, Rhétorique et Poésie», Aufstieg und Niederg. der röm. Welt II31, 4, 1981, págs. 2552-2636 (páginas 2554-2570):

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SEGUNDA SERIE: CARTAS DOBLES (HER. 16-21)

Por suerte, no sólo se ha tratado el problema de la autenticidad, aunque ha sido el más desarrollado. Sobre las cartas dobles véase:

S. D’ELIA , «Problemi Ovidiani. Cronologia e autenticità di Her . XVI-XXI», Annali della Facoltà di Lettere e Filos. di Napoli 7 (1957), 57-91 (auténticas, por análisis métrico, estilístico y de contenidos).

M. L. COLETTI , «Un nuovo contributo al problema delle Heroides di Ovidio», Stud. Urbinati 31 (1957), 247-251 (son auténticas).

E. COURTNEY , «Ovidian and Non Ovidian Heroides», Bull. Inst. Class. Studies of the Univ. of London 12 (1965), 63-66 (son espurias, junto con Her . IX —Deyanira—, por razones métricas).

B. LATTA , Die Stellung der Doppelbriefe (Heroides 16-21) im Gesamtwerk Ovids , tesis doctoral, Marburgo, 1963 (auténticas).

U. FISCHER , Ignotum hoc aliis ille nouauit opus. Beobachtungen zur Darstellung Kunst Ovids in den Heroides unter besonderer Berücksichtigung der Briefpaare her. 16 und 18 (Paris und Helena) und her. 20 und 21 (Acontius und Cydippe) , tesis doctoral, Berlín, 1968.

E. J. KENNEY , «Two Disputed Passages in the Heroides», Class. Quart . n.s. 29 (1979), 394-431.

1

PENÉLOPE A ULISES 1

Ésta te la manda tu Penélope, insensible Ulises 2 , pero 3 nada de contestarla: ¡vuelve tú en persona! Ha caído Troya, en verdad aborrecible para las mujeres dánaas —¡pero ni Príamo, ni Troya entera, se merecían tanto!

[5] ¡Ay! ¡Ojalá que al acercarse su barco a las costas lace-demonias se hubiera ahogado el adúltero en una furiosa tempestad 4 ! No me habría quedado postrada y fría en la cama que dejaste, ni me quejaría de lo lentos que se me hacen los días aquí abandonada, ni el paño que cuelga del telar [10] habría cansado mis manos de viuda intentando engañar las largas horas de la noche. ¿Cuándo no he temido peligros más graves que los verdaderos? El amor es cosa llena de angustias y de miedos.

Me imaginaba a violentos troyanos dispuestos para atacarte, [15] y sólo de oír el nombre de Héctor me ponía pálida; o si alguien contaba que Héctor había vencido a Antíloco 5 , Antíloco era la causa de mis miedos; o si era que el hijo de Menecio había caído víctima de equivocadas armas, lloraba de pensar que hubiera podido salir mal la treta. Que la sangre de Tlepólemo había dado su calor a la lanza del licio: [20] con la muerte de Tlepólemo se me renovaba la angustia. En una palabra, cada vez que asesinaban a alguno del ejército aqueo, el corazón de enamorada se me helaba en el pecho.

Pero el dios 6 ha sido justo y buen guardián de mi casto amor: Troya se ha convertido en cenizas, y mi marido está a [25] salvo. Los príncipes argólicos han vuelto, sahúman los altares, se ofrece el botín extranjero a los dioses de nuestra tierra. Las recién casadas hacen agradecidas ofrendas porque sus maridos han vuelto con vida; ellos cantan los destinos de los troyanos, vencidos por los suyos: se impresionan sus asustadas mujeres y los ancianos venerables, la mujer está [30] pendiente del relato que sale de boca de su marido. Y alguno hay que en la mesa dibuja los encarnizados combates, pintando con unas gotas de vino todo Pérgamo: «Por aquí pasaba el Simunte, aquí está la tierra del Sigeo, aquí se alzaba el altivo palacio del anciano Príamo; allí acampaba el [35] Eácida 7 , allí Ulises, aquí el cuerpo mutilado de Héctor espantó a los caballos desbocados». Todo eso se lo había contado ya el anciano Néstor a tu hijo, cuando fue a buscarte, mientras que él me lo contó a mí. También nos contó cómo murieron a hierro Reso y Dolón 8 , y cómo al uno lo traicionó [40] el sueño y al otro tus argucias. ¡Te atreviste, ay, olvidado y más que olvidado de los tuyos, a entrar en los cuarteles de los tracios durante una emboscada nocturna, y a masacrar de golpe a tantos hombres con ayuda de uno solo 9 ! En cambio antes eras mucho más prudente, y no te olvidabas de mí. El [45] corazón no me dejó de palpitar asustado hasta que me contaron que los caballos ismarios 10 te llevaron vencedor entre las filas del ejército aliado.

¿Pero a mí de qué me sirve una Ilión destrozada por vuestros brazos, o que ahora sea escombros lo que fue antes su muralla, si yo sigo igual que estaba mientras Troya resistía, si tengo que estar privada de mi marido para siempre? [50] Pérgamo es ceniza para las otras 11 : sólo para mí sigue en pie lo que ahora es tierra que su vencedor y propietario ara con los bueyes del botín; ya son sembrados lo que fue Troya y, madura para la hoz, rebosa exuberancia la tierra [55] abonada con sangre frigia; los arados recurvos despedazan los huesos mal sepultados de los guerreros, la hierba esconde poco a poco las ruinas de las casas; tú, de los vencedores, no estás aquí, y no puedo saber por qué tardas, o en qué parte del mundo te escondes, hombre sin corazón.

Cada marinero que pone su viajera nave rumbo a estas [60] costas sale de aquí después de que yo le pregunte mil cosas de ti y le confíe una carta de mi puño y letra, para que te la dé si te llega a ver en algún sitio. He indagado 12 en Pilos, campos del antiguo Néstor, hijo de Neleo; pero de Pilos [65] sólo me llegaron vagos rumores 13 ; he indagado también en Esparta; pero tampoco Esparta sabía nada seguro. ¿En qué país vives, o a dónde, insensible, te has retirado 14 ? Más me valdría 15 que la muralla de Apolo 16 estuviera aún en pie (y luego, ay, me irrito, casquivana, con mis propios deseos), porque sabría en dónde combates 17 , y sólo tendría miedo de la guerra, y compartiría mi llanto con el de otras muchas 18 . [70] No sé qué tengo que temer; pero, como loca, todo me da miedo, y ancho campo se abre a mis cuidados. Todos los peligros que encierra el mar, todos los peligros de la tierra, se me vuelven posibles causas de tu retraso. Y mientras hago [75] tontamente esas cábalas, puede que ya seas esclavo de un amor extranjero 19 , con esa liviandad vuestra 20 . Quizá hasta le estés contando a otra lo cazurra que es tu mujer que la única finura que entiende es la de cardar la lana. Ojalá me equivoque y el viento se lleve este reproche, y que no quieras, [80] libre para volver, quedarte lejos.

Mi padre Icario me exige que abandone mi cama de viuda, y no deja de maldecir tu 21 incomprensible demora. ¡Que maldiga todo lo que quiera! Soy tu mujer y así se me debe llamar: «yo, Penélope, seré siempre la esposa de Ulises» 22 . Pero al final él se conmueve por mi fidelidad y mis pudorosos [85] ruegos y entonces por su cuenta pone freno a sus arrebatos. Me rodean un tropel de libertinos duliquios, samios, otros que son de la alta Zacinto, que me acosan, que mandan en tu palacio sin que nadie pueda impedirlo; destrozan [90] tu patrimonio y con él mi corazón. ¿Para qué contarte de Pisandro, de Pólibo, y del cruel Medonte, y de las codiciosas manos de Eurímaco y Antínoo 23 , y de todos los que estás alimentando con riquezas que te han costado sangre, [95] por culpa de tu vergonzosa ausencia? Hasta Iro el mendigo y Melantio, el que llevaba a apacentar el ganado, se suman a tu perdición, el colmo ya de tu deshonra. Nosotros somos tres seres indefensos: tu esposa, una débil mujer, Laertes, un anciano, y Telémaco, un niño. Al chico han estado a punto [100] de matármelo estos días atrás en una conspiración, por intentar ir a Pilos, contra el parecer de todos. ¡Que los dioses concedan, yo se lo pido, que, sucediendo por su orden nuestras muertes, cierre él mis ojos, y cierre también los tuyos! Lo mismo ruegan el boyero y la vieja nodriza, y, el tercero, [105] el fiel encargado de la pocilga 24 . Pero Laertes, como hombre que ya no está para empuñar armas, no es capaz de sostener el gobierno, rodeado de enemigos; a Telémaco le llegará, si conserva la vida, la hora de ser hombre, pero por ahora necesitaría la ayuda de su padre para conservarla. Tampoco yo tengo fuerzas para echar de palacio a los enemigos; [110] ¡tienes que venir tú, nuestro puerto y nuestro altar de salvación! Aquí tienes a tu hijo, y quieran los dioses que lo conserves, que en sus tiernos años debía estar aprendiendo todo lo que su padre pudiera enseñarle. Piensa también en Laertes: él retrasa su última hora tan sólo para que tú le [115] cierres los ojos. Y yo a mi vez, que era una muchacha cuando me dejaste, por muy pronto que vengas parecerá que estoy ya hecha una vieja.

1 Para JACOBSON (Ovid’s Heroides ..., págs. 243-276) la Penélope de Heroides es el reverso de la fiel y devota Penélope de la Odisea y de toda la «vulgata» posterior, que perpetuó este modelo. Un estudio sobre la originalidad de Ovidio (innovación y sabio uso de la tradición) en las Cartas de las heroínas centrado en esta elegía, en A. R. BACA , «Ovid’s Claim to Originality and Heroides I», Trans. and Proc. of the Amer. Phil. Assoc . 100 (1969), 1-10. Análisis de diversos aspectos de la elegía en D. F. KENNEDY , «The Epistolary Mode and the First of Ovid’s Heroides», Class. Quart , n.s. 34 (1984), 413-422, entre ellos la buena acomodación al contexto dramático de esta Epístola 1, pese a no ser doble. Un estudio de la figura del personaje central en J. HENDERSON , «Becoming a Heroine (Ist): Penelope’s Ovid», Liverpool Class. Mounth . 11 (1986), 7-10, 21-24, 37-40, 67-70, 82-85, 114-121. La disposición de la elegía es la siguiente (sigo en parte a E. OPPEL , Ovids Heroides: Studien zur inneren Form und zur Motivation , tesis doct., Erlangen-Nuremberg, 1968, pág. 10): 1-4 introducción: finalidad y situación; 5-10 queja por la separación de Ulises; 11-78 síntomas de su estado psíquico con tres partes narrativas: 1) el tiempo de la guerra de Troya (13-22); 2) el tiempo tras la caída de Troya y el regreso de los griegos (23-46); 3) esfuerzos de Penélope por tener noticias (59-66); 79-106 vuelta al sentido común con narración: los sucesos en palacio (81-106); 107-116 cohortatio: vuelve, que haces falta aquí.

2Lento...Vlixi : lento, indolente, moroso, pero también insensible, frío en el amor; la misma palabra que empleará Filis para Demofonte, lentus abes (II 23), y una acusación constante de los enamorados en esta obra.

3 Prefiero la lectura attamen , trasmitida en algunos mss., a la de tu tamen que adoptan BENTLEY , PALMER y DÖRRIE , cf. HOUSMAN , «Attamen and Ovid, Her . I, 2», en The Classical Papers of A. E. Housman , vol. III, Cambridge, 1972, págs. 1052-1055.

4 Paris, en su viaje en busca de Helena.

5 Antíloco no murió a manos de Héctor sino de Memnón (Odisea IV 187 y sigs.). Sobre esta y otras divergencias entre Ovidio y la tradición homérica véase D. PORTE , «Ovide et la tradition homérique dans Hér . I, 15 et 91», Rev. Philol . 50 (1976), 238-246.

6 El Amor.

7 Aquiles.

8 Se refiere al episodio en que Ulises y Diomedes asesinan al espía Dolón y roban los caballos del rey tracio Reso.

9 Diomedes.

10 Los caballos de Reso, los animales que Ulises y Diomedes habían ido a robar; ismarios, del monte Ísmaro, en Tracia, significa simplemente tracios.

11Aliis, uni mihi . puede traducirse «para otros, para los demás». Prefiero la traducción en femenino, «para todas», reforzada estilísticamente por el dativo uni mihi , «para mí sola», porque realza la situación de la heroína como única esposa abandonada.

12 El texto dice misimus , «he mandado»: puede referirse a una carta (cf. arriba charta) , o a una embajada.

13 SHOWERMAN -GOOLD recuerdan que la Odisea (II 373) narra el viaje de Telémaco (si a él se refiere esta alusión), pero que fue a espaldas de su madre. Pero véanse los vv. 99-100, donde se habla de los preparativos de ese viaje. O aquellos dos versos son espurios, como defiende BENTLEY , o lo que aquí manda Penélope es sin duda una carta, cf. nota al verso anterior.

14Aut ubi lentus abes?: Lentus tiene de nuevo (cf. arriba v. 1) el doble sentido de que tarda en volver y de que es «tibio» como esposo.

15Vtilius , en contraste con el v. 47: Sed mihi quid prodest? , ¿de qué me sirve que Troya haya sido demolida?

16 La muralla de Troya, construida por Apolo y Neptuno.

17 Alusión a otros posibles combates que detalla abajo, contra el mar, o en tierra, incluidos posibles lances amorosos con otras mujeres; la militia Amoris es un motivo amatorio típicamente elegíaco, cf. versos 75-78.

18Multis , de nuevo puede traducirse en masculino y en femenino, cf. arriba aliis , en nota al verso 51.

19 Alusión a Calipso, cf. MOYA , pág. 5, n. 4.

20 La de los hombres.

21 También puede interpretarse, como SHOWERMAN -GOOLD (pág. 17), «mi demora», la de Penélope en volver a casarse.

22 La puntuación en forma de epigrama es mía.

23 Nombres de los pretendientes de Penélope.

24 Eumeo.

2

FILIS A DEMOFONTE 25

Yo, Filis de Ródope, que te acogí en mi casa, contigo me querello 26 , Demofonte, porque sigues ausente más allá del tiempo pactado. Prometiste tu ancla a mis costas para la primera vez que los cuernos de la luna se hubieran juntado [5] en plenilunio. Pero la luna se ha escondido cuatro veces, y cuatro veces ha vuelto a completar toda su esfera, y las naves acteas no vienen todavía a grupas de las aguas de Sitonia. Si cuentas el tiempo, como bien lo contamos los enamorados, mi reproche no llega antes de su día. Mi esperanza [10] también fue morosa 27 . Se tarda en creer lo que duele creer. Ahora que soy amante sin quererlo, me hace daño 28 . Por ti me he engañado a mí misma muchas veces, muchas veces he pensado que vientos tempestuosos hacían recular tus blancas velas. Maldecía a Teseo, como si fuese él quien no te dejaba salir; y puede que él no te haya impedido nunca que te [15] vayas. Algunas veces he temido que hubieras naufragado al dirigirte a los vados del Hebro y que tu barco se hubiera hundido en las aguas canas 29 . Muchas veces he suplicado a los dioses que como fuera te salvaras, impostor, y entre oraciones he cumplido las ceremonias de la quema de incienso; y viendo vientos favorables para el cielo y para el [20] mar me he dicho a mí misma: «Si está a salvo, ya viene». Y, en fin, que mi fiel amor 30 se ha imaginado todos los impedimentos que pueden retrasar a los que van con prisa, y he sido muy ingeniosa para encontrar causas. Pero tú, insensible, tardas en volver 31 , y los dioses por los que juramos 32 no te hacen regresar, ni tampoco vuelves movido por mi amor. Oh, Demofonte, al viento has echado tus velas y tus promesas; [25] les reprocho a tus velas que no vuelvan, y a tus promesas que no sean verdaderas.

Dime tú, ¿qué mal he hecho, sino haber amado sin cordura? Incluso puede que te haya merecido por mi pecado 33 . Un solo delito he cometido: haberte dado hospitalidad, impostor 34 , un delito que aquí tiene el peso y el valor de un [30] mérito. ¿Dónde están ahora los juramentos, el compromiso, tu mano estrechando la mía, y el dios que siempre tenías en tus falsos labios 35 ? ¿Dónde está ahora Himeneo, por el que me juraste que viviríamos juntos toda la vida, que fue para mí aval y garante de nuestro matrimonio? Me lo juraste por [35] el mar, todo él sacudido por los vientos y las olas, que tantas veces habías atravesado y tantas veces volverías a atravesar; por tu abuelo 36 , si es que él no es también un cuento tuyo, el que apacigua las aguas que agitan los vientos; me lo juraste por Venus y sus armas que tanto efecto me han hecho, por sus dos armas, su arco y sus teas; y por Juno, que [40] preside benéfica el lecho de los esposos; y por los sagrados misterios de la diosa de la antorcha 37 : que si cada uno de todos esos dioses ofendidos vengara en ti su santidad, tú solo no darías abasto para tanto castigo.

¡Ay!, y yo he sido tan loca de reparar tu flota naufragada, [45] para que fuera firme el barco en que me iban a dejar abandonada; y le puse remeros para que pudieras huir lejos de mí. ¡Sufro, ay de mí, las heridas que me han hecho mis propias armas! Confié ingenuamente en tus palabras seductoras, [50] que de sobra las tienes; confié en tu linaje, y en tus nobles apellidos, confié en tus lágrimas (¿pero es que también a ellas se les enseña a fingir? 38 , ¿también ellas entienden de mañas y van por donde se les manda?) y también confié en los dioses 39 : ¿y de qué me sirven ahora tantas garantías? Una cualquiera de esas cosas bastaba para engañarme. [55] No me importa haberte ofrecido un puerto y un sitio, que ése debió haber sido el primer y último favor que te hiciera. Lo que me duele es la vergüenza de haber colmado esa hospitalidad con mi cama compartida, y de haber estrechado mi cuerpo con el tuyo. Quisiera que la noche anterior [60] a aquélla hubiera sido la última de mi vida, cuando Filis todavía podía haber muerto sin deshonra. Yo esperaba algo mejor, porque creía que me lo merecía: pues la esperanza que se concibe después de un favor es justa esperanza. Engañar a una muchacha confiada no es hazaña trabajosa; [65] mientras mi ingenuidad sí que merecía simpatías. Por ser mujer, y por amarte, he sido víctima de tus engaños: hagan los dioses que ése sea el colmo de tu gloria. Que se te ponga una estatua en tu ciudad entre los descendientes de Egeo; que allí delante se alce majestuoso la de tu padre, con sus títulos de gloria 40 . Cuando se haya leído en ellos lo de [70] Escirón, y lo del torvo Procrustes, y lo de Sinis y lo del ser mezcla de toro y de hombre, y lo de Tebas, sometida en la guerra, y de la derrota de los bimembres, y lo del asalto al tenebroso palacio del dios negro, después de esas inscripciones, que tu estatua esté sellada por este título: «Éste es el que con engaños cautivó a la mujer que lo amaba y lo hospedó». [75] De todas las andanzas y de todas las hazañas de tu padre se te ha ido a pegar el abandono de la cretense 41 . Lo único que él se reprocha es lo que tú admiras en él, haciendo, traidor, el papel de heredero de la falta de tu padre. Ella disfruta ahora de un marido mejor 42 , y yo me alegro, y [80] se sienta altanera en un tiro de tigres. En cambio los tracios despreciados rehuyen casarse conmigo, porque se me acusa de haber preferido a un extraño antes que a mi gente. Y hay quien dice: «que se vaya a la sabia Atenas, que otro habrá que gobierne la belicosa Tracia. Por el resultado se juzga el [85] hecho». Ojalá no se saliera con la suya el que piensa que el resultado es lo único que cuenta. Si ahora nuestras aguas se blanquearan con la espuma de tu remo, ¡también se iba a decir que velo por mí, o que velo por mi gente! Pero ni yo he velado por nadie ni mi palacio volverá a tenerte, ni [90] volverás a lavar tu cuerpo cansado en el agua bistonia.

Tengo clavada en los ojos aquella escena de la despedida, cuando todavía tu flota, lista para salir, estaba varada en mi puerto. Tuviste el valor de abrazarme, de arrojarte al cuello de tu amante, y de besarme fuerte y largamente. Te [95] atreviste a juntar tus lágrimas con las mías, a quejarte de que el viento fuera favorable para las velas, y a decirme antes de abandonarme estas últimas palabras: «Filis, no dejes de esperar a tu Demofonte». ¿Que yo te espere a ti, que me dejaste para no volver a verme? ¿Que espere unas velas que [100] no desean aparecer en mis mares? Y pese a todo, espero: a que vuelvas, aunque tarde, a tu amante, y que sólo en el retraso hayas faltado a tu palabra. ¿Pero qué estoy diciendo, desgraciada, si ya eres quizá de otra esposa, y de Amor, que [105] tan poco ha querido hacer por mí? Creo que desde el momento en que me arrancaste de tu vida ya no sabes ni quién es Filis.

¡Ay de mí si te preguntas quién es la Filis que remite, y desde dónde 43 , después que fui yo, oh, Demofonte, la que te abrió estos puertos de Tracia y las puertas de mi casa, después de que tanto tiempo vagaste sin rumbo, la que con mis [110] riquezas aumenté las tuyas, la rica heredera que cuando eras pobre te di tantos regalos, y más que te hubiera dado, la que sometió a ti los inmensos reinos de Licurgo 44 (a los que tan mal cuadra ser gobernados por una mujer), desde donde se extiende el helado Ródope hasta el sombrío Hemo, y el sagrado [115] Hebro echa las aguas que ha recibido, a ti, que 45 has sacrificado las primicias de mi virginidad bajo siniestros auspicios, cuya mano sin escrúpulos desató el ceñidor de mi castidad! Tisífone presidió ese desposorio con fúnebres aullidos, y un pájaro avieso entonó un canto de mal agüero. [120] No faltó Alecto, con su collar de cortas serpientes 46 , y las luces que encendieron eran de una antorcha sepulcral 47 .

Pero aun así paseo mi tristeza por los escollos y el sargazo de la playa, y por todo lo que puedo alcanzar con la vista del vasto mar, tanto si la luz del día dilata la tierra como si brillan las frías estrellas, intento averiguar qué viento hace en el mar, y velas que veo de lejos poner rumbo [125] aquí, velas que en seguida predigo que son mis dioses 48 . Salgo a correr para el mar, sin que apenas me detengan las primeras olas que el mar, siempre en movimiento, alarga por la orilla. Mientras más se acercan, menos puedo sostenerme; pierdo el sentido y caigo, y tienen que recogerme [130] mis doncellas.