Casa con dos puertas, mala es de guardar - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Casa con dos puertas, mala es de guardar E-Book

Pedro Calderón de la Barca

0,0

Beschreibung

Casa con dos puertas, mala es de guardar es una de las comedias teatrales de capa y espada de Pedro Calderón de la Barca. En ella, el capitán Lisardo regresa a España, tras una estancia en Flandes,2 y se instala en casa de Félix, un buen amigo suyo. Por azares conoce y se enamora de la bella Marcela, que resulta ser hermana de Félix, circunstancia que desconoce Lisardo. Por su parte, Félix queda prendado de Laura, la amiga de su hermana. A partir de esa premisa, se suceden las situaciones equívocas y cómicas.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 90

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Pedro Calderón de la Barca

Casa con dos puertas, mala es de guardar

Comedia famosa

Saga

Casa con dos puertas, mala es de guarderCover image: Shutterstock Copyright © 1635, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497571

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA

LISARDO, galán.DON FÉLIX, galán.CALABAZAS, criado.UN ESCUDERO. FABIO, viejo.MARCELA, dama.LAURA, dama.SILVIA, criada.CELIA, criada.LELIO, criado.

Jornada I

Salen MARCELA y SILVIA en corto con mantos, como recelándose, ydetrás LISARDO y CALABAZAS.

 

MARCELA ¿Vienen tras nosotras?

SILVIA Sí.

MARCELA Pues párate. -Caballeros,

desde aquí habéis de volveros,

no habéis de pasar de aquí,

porque si intentáis así 5

saber quien soy, intentáis

que no vuelva donde estáis

otra vez, y si esto no

basta, volveos, porque yo

os suplico que os volváis. 10

LISARDO Difícilmente pudiera

—27v→

conseguir, señor, el sol

que la flor del girasol

su resplandor no siguiera.

Difícilmente quisiera 15

el norte, fija luz clara,

que el imán no le mirara,

y el imán difícilmente

intentara, que obediente

el acero le dejara. 20

Si sol es vuestro esplendor,

girasol la dicha mía,

si norte vuestra porfía,

piedra imán es mi dolor;

si es imán vuestro rigor, 25

acero mi ardor severo.

Pues ¿cómo quedarme espero,

cuando veo que se van,

mi sol, mi norte y mi imán,

siendo flor, piedra y acero? 30

MARCELA A esta flor hermosa y bella,

términos el día concede,

bien como a esa piedra puede

concederlos una estrella,

y pues él se ausenta, y ella, 35

no culpéis la ausencia mía;

decid a vuestra porfía,

piedra, acero o girasol,

que es de noche para el sol,

para la estrella de día. 40

Y quedaos aquí, porque

si este secreto apuráis,

y a saber quién soy llegáis,

nunca a veros volveré

a aqueste sitio, que fue 45

campaña de nuestro duelo;

y puesto que mi desvelo

me trae a veros aquí,

creed de mí que importa así.

LISARDO De vuestro recato apelo, 50

señora a mi voluntad,

y supuesto que sería

no seguiros cortesía,

también será necedad.

Necio o descortés, mirad 55

cuál mayor defecto es,

veréis [que]1 el de necio, pues

no se enmienda, y así a precio

de no ser, señora, necio,

tengo de ser descortés. 60

Seis auroras esta aurora

hace que en este camino

ciego el amor os previno

para ser mi salteadora:

tantas ha que a aquella hora 65

os hallo a la luz primera,

oculto sol de su esfera,

de su campo rebozada

ninfa, deidad ignorada

de su hermosa primavera. 70

Vós me llamastis, primero

que a hablaros llegara yo;

que no me atreviera, no,

tan de paso y forastero.

Con estilo lisonjero, 75

áspid ya de sus verdores,

no deidad de sus primores,

desde entonces fuistes; pues

áspid, que no deidad, es

quien da muerte entre las flores. 80

Dijístisme que volviera

otra mañana a este prado,

y puntüal mi cuidado

me trujo como a mi esfera.

No adelanté la primera 85

ocasión, porque bastante

no fue mi ruego constante,

a que corriese la fe,

que adora lo que no ve,

ese velo de delante: 90

viendo, pues, que siempre es nuevo

—28→

el riesgo, y el favor no,

quiero a mí deberme yo

lo que a vuestra luz no debo:

y así a seguiros me atrevo, 95

que hoy he de veros, o ver

quien sois.

MARCELA Hoy no puede ser,

y así dejadme por hoy,

que yo mi palabra os doy

de que muy presto saber 100

podáis mi casa, y entrar

a verme en ella.

CALABAZAS [A SILVIA.]

¿Y a ella

doncella desa doncella

(la verdad en su lugar,

que yo no quiero infernar 105

mi alma) hay cosa que le obligue

a taparse?

SILVIA Y si me sigue,

tenga por muy cierto.

CALABAZAS ¿Qué?

SILVIA Que me persigue, porque

quien me sigue me persigue. 110

CALABAZAS Ya sé el caso vive Dios.

SILVIA ¿Qué va que no le declaras?

CALABAZAS Muy malditísimas caras

debéis de tener las dos.

SILVIA Mucho mejores que vós. 115

CALABAZAS Y está bien encarecido,

porque yo soy un cupido,

SILVIA Cupidos somos yo y tú.

CALABAZAS ¿Cómo?

SILVIA Yo el pido, y tú el cu.

CALABAZAS No me está bien el partido. 120

MARCELA [A LISARDO.]

Esto os vuelvo a asegurar

otra vez.

LISARDO Pues ¿qué fïanza

le dejáis a mi esperanza

de las dos que he de lograr?

MARCELA (Descúbrese.)

La de dejarme mirar. 125

LISARDO Usar desa alevosía

para turbar mi osadía,

ha sido traición, pues ya

viéndoos, ¿cómo os dejará

quien sin veros os seguía? 130

MARCELA Quedad, pues, de mí seguro

de que muy presto sabréis

mi casa, y entenderéis

cuánto serviros procuro,

esto otra vez aseguro. 135

LISARDO Ya en seguiros soy de hielo.

MARCELA Y yo sin ningún recelo

de que agradecida estoy,

por esta calle me voy.

LISARDO Id con Dios.

MARCELA Guárdeos el cielo. 140

 

(Vanse las dos.)

 

CALABAZAS ¡Linda tramoya, señor!

Sigámosla hasta saber

quién ha sido una mujer

tan embustera.

LISARDO Es error

Calabazas, si en rigor 145

ella se recata así,

seguirla.

CALABAZAS ¿Eso dices?

LISARDO Sí.

CALABAZAS Vive Dios, que la siguiera

yo, aunque hasta el infierno fuera.

LISARDO ¿Qué me debe, necio, di, 150

de haber cuatro días hablado

conmigo en este lugar,

para darle yo un pesar,

de quien ella se ha guardado?

CALABAZAS Debe el haber madrugado 155

estos días.

LISARDO Ya que estamos

solos, ya que así quedamos

sobre lo que podrá ser

tan recatada mujer,

—28v→

discurramos.

CALABAZAS Discurramos. 160

Dime tú, ¿qué has presumido

de lo que has visto y notado?

LISARDO De estilo tan bien hablado,

de traje tan bien vestido,

lo que he pensado y creído, 165

es, que esta debe de ser

alguna noble mujer,

que donde no es conocida,

disimulada y fingida,

gusta de hablar y de ver, 170

y por forastero a mí

para este efeto eligió.

CALABAZAS Mucho mejor pienso yo.

LISARDO Pues no te detengas, di.

CALABAZAS Mujer que se viene así 175

a hablar con quien no la vea,

donde ostentarse desea

bachillera y importuna,

que me maten si no es una

muy discretísima fea, 180

que por el pico ha querido

pescarnos.

LISARDO ¿Y si la hubiera

visto yo, y un ángel fuera?

CALABAZAS ¡Vive Dios, que me has cogido!

La Dama Duende habrá sido, 185

que volver a vivir quiere.

LISARDO Aun bien, sea lo que fuere,

que mañana se sabrá.

CALABAZAS ¿Luego crees que vendrá

mañana?

LISARDO Si no viniere, 190

poco, o nada habrá perdido

la necia esperanza mía.

CALABAZAS El madrugar a otro día

¿poca pérdida habrá sido?

LISARDO El negocio a que he venido 195

a madrugar me ha obligado,

no le debo a este cuidado.

CALABAZAS Cerca de casa vivió,

pues de vista se perdió

cuando a casa hemos llegado. 200

LISARDO Y tarde debe de ser.

CALABAZAS Sí, pues vistiéndose sale

quien a los dos nos mantiene,

sin ser los dos justas reales.

 

(Salen DON FÉLIX y el ESCUDERO como vistiéndose.)

 

LISARDO Don Félix, bésoos las manos. 205

DON FÉLIX El cielo, Lisardo, os guarde.

LISARDO ¿Tan de mañana vestido?

DON FÉLIX Un cuidado, que me trae

desvelado, no permite

que sosiegue ni descanse. 210

Pero vós, que os admiráis

de que a esta hora me levante,

¿no me dijistes anoche,

que a dar unos memoriales

habíais de ir a Aranjuez? 215

¿Pues cómo a Ocaña os tornastis

desde el camino?

LISARDO Si bien

me acuerdo, regla es del arte,

que la pregunta y respuesta

siempre un mismo caso guarden; 220

y puesto que a mi pregunta

fue la respuesta más fácil

un cuidado de la vuestra,

otro cuidado me saque,

que es el que a Ocaña me ha vuelto. 225

DON FÉLIX ¿Apenas ayer llegastes,

y hoy tenéis cuidado?

LISARDO Sí.

DON FÉLIX Pues por obligaros antes

que me obliguéis a decirle:

este es el mío, escuchadme. 230

—29→

CALABAZAS En tanto que ellos se pegan

dos grandísimos romances,

¿tendréis, Herrera, algo que

se atreva a desayunarse?

ESCUDERO2

Vamos hacia mi aposento, 235

Calabazas, que al instante

que entréis vós en él,

no faltará algo fïambre.

 

(Vanse los dos.)

 

DON FÉLIX Bien os acordáis de aquellas

felicísimas edades 240

nuestras, cuando los dos fuimos

en Salamanca estudiantes.

Bien os acordáis también

del libre, el glorioso ultraje

con que de Venus y Amor 245

traté las vanas deidades

de su hermosura y sus flechas,

tan a su pesar triunfante,

que de rayos y de plumas

coroné mis libertades. 250

¡Oh, nunca hubiera, Lisardo,

luchado tan desiguales

fuerzas, porque nunca hubieran

podido los dos vengarse,

O hubiera sido su golpe, 255

puesto que a todos alcance,

por costumbre solamente,

flecha disparada al aire,

y no por venganza flecha

bañada en venenos tales, 260

que salió del arco pluma,

corrió por el viento ave,

llegó rayo al corazón,

donde se alimenta áspid!

La primer vez que sentí 265

este golpe penetrante,

que sabe herir sin matar,

y aun esto es lo más que sabe,

en la juventud del año

una tarde fue agradable 270

del abril, pero mal dije,

al alba fue. No os espante

ser por la tarde y al alba,

que con prestados celajes,

si bien me acuerdo, aquel día 275

amaneció por la tarde.

Este, pues, como otros muchos,

por divertirme y holgarme,

salí a caza, y empeñado,

llegué de un lance a otro lance 280

al sitio de Aranjüez,

que como poco distante

está de Ocaña, él es siempre

nuestro prado y nuestro parque.

Quise entrar a sus jardines, 285

sin saber qué me llevase

a ver lo que tantas veces

había visto; que esto es fácil,

todo el tiempo que no asisten

al sitio sus Majestades. 290

En el de la Isla entré:

¡oh, cómo, Lisardo, sabe

la desdicha prevenirse,

el daño facilitarse!

Pues como la mariposa, 295

que halagüeñamente hace

tornos a su muerte, cuando

sobre la llama flamante

las alas de vidro mueve,

las hojas de carmín bate. 300

Así el infeliz, llevado

de su desdicha al examen,

ronda el peligro, sin ver

quién al peligro le trae.

Estaba en la primer fuente, 305

que es un peñasco agradable,

donde temiendo el diluvio

de sus cruzados cristales,

parece que van viniendo3

—29v→

a él todos los animales, 310

una mujer recostada

en la siempre verde margen

de murta, que la guarnece,

como cenefa o engaste

de esmeralda, cuyo anillo 315

es toda el agua diamante,

tan divertida en mirar

su hermosura en el estanque

estaba, que puso en duda,

sobre ser mujer, o imagen, 320

porque como ninfas bellas

de plata bruñida hacen

guarda a la fuente, tan vivas,

que hay quien espere que anden,