Cassinga. La verdad de una masacre - Yeniska Martínez Díaz - E-Book

Cassinga. La verdad de una masacre E-Book

Yeniska Martínez Díaz

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Beschreibung

Narra sucesos que, como refiere Sam Nujoma, presidente fundador de la República de Namibia que evocan bayonetas, bombardeos, viviendas incendiadas, muertes y helicópteros rociando fuego sobre heridos, mujeres y niños inocentes, al tiempo que resalta el acto de inmenso coraje de los internacionalistas cubanos en Tchamutete, en defensa de los refugiados en el más grande campamento namibio en territorio angolano. Muchos de estos combatientes que arribaron a Cassinga, prácticamente, a pecho descubierto. Su entrega es una muestra de amor infinito, justicia e internacionalismo, que debe conocer la humanidad.

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Seitenzahl: 302

Veröffentlichungsjahr: 2025

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España. Este y otros libros puede encontrarlos en ruthtienda.com

 

Cuidado de la edición: Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz

Edición: Olivia Diago Izquierdo

Diseño y realización: José Ramón Lozano Fundora

Corrección: Catalina Díaz Martínez

Fotos: Cortesía de la autora

Conversión a ebook: Grupo Creativo RUTH Casa Editorial

 

 

© Yeniska Martínez Díaz, 2023

© Sobre la presente edición:

Casa Editorial Verde Olivo, 2025

 

 

ISBN 9789592246133

 

 

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, en ningún soporte sin la autorización por escrito de la editorial.

 

 

Casa Editorial Verde Olivo

Avenida de Independencia y San Pedro

Apartado 6916, CP 10600

Plaza de la Revolución, La Habana

[email protected]

www.verdeolivo.co.cu

 

 

Tabla de contenido
Prólogo
Nota de la autora
Capítulo 1. Antecedentes históricos
Contexto político-militar de los países implicados
Repercusión de la independencia angolana
Los cubanos por el internacionalismo
Situación social en Namibia
Capítulo 2. Preludio
Una ola de refugiados namibios
Concepción sudafricana de batalla
Capítulo 3. Artero ataque
Barbarie en ojos de niños
Los internacionalistas cubanos exaltados ante el crimen
Victimarios en la masacre
Capítulo 4. Respuesta heroica de internacionalistas cubanos
Visión desde la unidad de cañones
Héroes y mártires de la Infantería Motorizada
Tanquistas contra las minas plantadas por los sudafricanos
Hazañas de antiaéreos ante la moderna aviación sudafricana
Capítulo 5. Balance de la operación
Estoicismo y valentía en la evacuación médica
El dantesco escenario habla por sí solo
Puente aéreo para la evacuación médica
Orlando Santiesteban Morell
Élsides González Pérez
Gileno Reyes Ramírez
Gileno Reyes Ramírez
La tarifa más alta de bajas
Miguel Baullosa García
Capítulo 6. Catequizados del internacionalismo
Después del 4 de mayo
Dimensiones del internacionalismo cubano
Internacionalismo en Cuba y desde Cuba
Capítulo 7. Agradecimiento eterno
El valor de sembrar semillas por el mundo
Capítulo 8. La opinión pública internacional
Caldo para incongruencias
Paradoja entre los que aman y quienes detestan la paz
Hileni Amakali Mudhika
Anexos
Anexo no. 1. Actividades de la Unita (febrero y marzo de 1978)
Anexo no. 2. Principales pérdidas de la Unita (febrero y marzo de 1978)
Anexo no. 3. Actividades del FNLA (febrero y marzo de 1978)
Anexo no. 4. Actividades de las tropas angolano-cubanas contra los contrarrevolucionarios
Anexo no. 5. Composición de la jefatura del RIM-Sur
Anexo no. 6
Anexo no. 7. Personal cubano de la Batería no. 2
Anexo no. 8. Médicos del Grupo Táctico no. 2 de Tchamutete. Fotografías del Dr. Rolando F. Mora
Anexo no. 9. Integrantes del Grupo Artístico creado en la Batería AA no. 2
Anexo no. 10. Composición del Grupo Táctico no. 2 ubicado en Tchamutete y participación de unidades en la defensa de refugiados namibios
Anexo no. 11. Cementerio donde fueron enterrados los cubanos caídos en el ataque a Cassinga
Anexo no. 12. Anexo del informe asentado en el Instituto de Historia de Cuba, sobre la organización del aseguramiento médico a los afectados en el ataque a Cassinga
Anexo no. 13. Carta del mártir avileño Eusebio González Hernández. Cortesía de su hermana
Anexo no. 14. Integrantes de la Comisión Médica del Grupo Táctico no. 1 en Cahama
Anexo no. 15. «Voces que testifican»
Anexo no. 16. Sobrevivientes de la masacre y otros namibios que estudiaron en Cuba
Epílogo
Testimonio gráfico
Momentos del proceso de elaboración del libro…
Olvido… ¡jamás!
Mártires de Cassinga
Bibliografía
Datos de la autora

A los combatientes cubanos civiles o militares que abonaron

con sangre el suelo africano, a los familiares y compañeros de lucha,

a los internacionalistas y a los que empeñaron alta cuota de humanismo

por el rescate de la dignidad humana de pueblos hermanos.

 

A los que con valor y humanismo lucharon contra

el afán geopolítico, segregacionista y el halago perpetuo al genocidio.

A hombres y mujeres que integraron los movimientos revolucionarios

de las sagradas tierras abonadas por el internacionalismo cubano,

pues la historia universal se ha esbozado con la sangre de sus

mejores hijos, quienes han legitimado al valor,

en tanto la han conformado.

 

A la memoria inmortal del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz,

quien nos convocó a no olvidar la matanza de Cassinga.

Estas letras fueron vividas por héroes y mártires, esos que partieron sin despedirse de la vida y latiéndoles eternamente el sentimiento.

Es irremediablemente necesario que existan, para que pervivan nuestras tradiciones combativas y de solidaridad dignificadas

hasta la eternidad, con el fin de legarlas a la memoria histórica

de las nuevas generaciones y para impedir que la piqueta

del contexto epocal en que se viva,

logre demoler la gloria de todos los tiempos.

 

Mis agradecimientos van dirigidos a tantas personas, que cualquier espacio sería estrecho para mencionarlas en su totalidad, comenzando por los héroes y su legado; por los asesores Jorge Risquet Valdés-Saldaña y el doctor Rodolfo Puente Ferro, artífices de los cimientos colosales de esta obra; al primer embajador de Cuba en Namibia y Sudáfrica, Ángel Dalmau Fernández, y su esposa Silvia Márquez Collazo, quienes fueron un empuje constante para enfrentar con optimismo los obstáculos. Ellos además propiciaron, por su prestigio y amor entre los namibios, la cálida acogida de los testimoniantes de la hermana nación africana, incluido el padre fundador Sam Nujoma, el presidente actual Hage Geingob e importantes líderes de la Swapo. Al diplomático cubano Héctor Igarza que me remitió directamente a Dalmau y al embajador Agramonte quien, desafortunadamente, ya no está con nosotros; al amigo Efraín Losada Buchillón, cuyos pasos durante este largo proceso ha sido de manera paternal.

En la enumeración interminable de agradecimientos se incluye la colaboración del escritor italonorteamericano Piero Gleijeses, él compartió solidariamente información sobre su trabajo en el terreno, en particular en Sudáfrica; a los trabajadores del Cidfar, a la capitana Teresa y el mayor Ríos —grados que ostentaban en enero de 2009—. A Ivis Silva Jomarrón, secretaria histórica y custodio perfecta de la documentación que atesoraba en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba el compañero Risquet, y mediadora en los aportes de Piero. A los embajadores de Namibia y Cuba: Claudia Grace, Jeroboam Shaanika, Samuel Hendrik Goagoseb —diplomáticos namibios— y Ana Vilma Vallejera y Giraldo Mazola Collazo —diplomáticos cubanos en Namibia—, así como a Evelio Sánchez Solís y Aldo Luis Fuentes Acosta —segundos secretarios y consejeros en etapas diferentes.

Claudia, también sobreviviente de Cassinga, en su condición de embajadora me ofreció una invitación a la residencia de Namibia en Cuba. Allí proporcionó entrevista de otros que, como ella, siendo niños o adolescentes sufrieron el horror de la masacre. Facilitó un emotivo encuentro con una de sus maestras de la Escuela Hendrick Witbooi en la Isla de la Juventud: Alexis Carcasés Velázquez.

Eterna gratitud merece René Vallina Mendoza, desde su condición humana y su cargo de jefe de la Secretaría de Trabajo Patriótico Militar e Internacionalista de la Dirección Nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, quien orientó a las asociaciones de combatientes del país, fructíferos encuentros, sobre todo, para el entrecruzamiento de fuentes y el trabajo grupal con internacionalistas de Tchamutete y familiares de los caídos. Gracias a su contribución se contactaron 405 internacionalistas cubanos de doce provincias: Ciego de Ávila, Santi Spíritus, Villa Clara, Las Tunas, Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo, Granma, Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque y La Habana, así como de un total de cuarenta y siete municipios.

En recepción ofrecida por el embajador Jeroboam Shaanika en la residencia de Namibia en Cuba, en honor a la visita de Sam Nujoma el 30 de septiembre de 2016, disfrutamos de un emotivo encuentro con tres de los Cinco Héroes: Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González LLort y Gerardo Hernández Nordelo. Este último, mientras compartíamos con un grupo de internacionalistas avileños que combatieron en defensa de Cassinga, con esa sencillez impecable que lo caracteriza, ofreció uno de sus primeros dibujos que un órgano de prensa le había publicado: una obra sobre Cassinga.

Finalmente, debo expresar que este producto cargado de historia no hubiera sido posible sin la contribución de profesionales de alta talla, que se desvelaron en revisiones múltiples de los manuscritos: Isabel Cepero, Aida Julia del Toro, el general Orta Junco; no hubiera visto la luz sin los consejos del general Enrique Acevedo González, las dudas respecto a la aviación que le consulté a los pilotos Pedro del Risco (padre e hijo) y al oficial del Minint Cecilio Jiménez, sin el tributo de la Casa Editorial Verde Olivo con su capital humano de gran profesionalidad, a sus directores el coronel Santiesteban y el teniente coronel Vargas y la experticia de la teniente coronel Dayamín Montero Díaz, que pensó desde el primer momento en una editora de lujo como Olivia Diago Izquierdo, por su vasta experiencia en temas africanos y su gran sensibilidad humana, así como en el compañero Lozano, tan profesional en el diseño.

A los amigos de siempre, no pocos, que confiaron firmemente y contribuyeron a sobrepasar obstáculos muy bien diseñados por innecesarios incrédulos, nimios que por desgracia logran estancar importantes batallas. A Héctor Morales, que nunca dudó en colaborar hasta el fin, a Patricia y Maribel por su asistencia económica y emocional de principio a fin; entre otros entrañables amigos y familiares que aportaron tanto. La contribución de los directivos y trabajadores de la empresa Thaba ha sido invaluable. También ellos apoyaron este proyecto como suyo.

A mis padres, quienes han sido los principales críticos y alentadores en no claudicar, y a mi esposo Alejandro Espinosa que, además de coautor, junto a mis hijos, dotó la larga década de fuerzas infinitas que muchas veces se me agotaban. Ellos justificaron todo tipo de desatenciones de mi parte y fueron confidentes de cada sacrificio, compartiendo como iguales, el deseo inmenso de que los combatientes y familiares tuvieran en sus manos, cuanto antes, la obra que describe la proeza que callaron por sencillez y estoicismo, los también héroes de la patria.

A todos. ¡Gracias!

Prólogo

La bárbara masacre de niños, mujeres y ancianos namibios en el campo de refugiados de Cassinga, territorio angolano, el 4 de mayo de 1978, pasará a la historia moderna de la lucha por la liberación de Namibia como uno de los más horrendos y odiosos crímenes cometidos por las fuerzas de una minoría racista de Sudáfrica contra el pueblo namibio.

Cuarenta y cinco años han pasado de tan deplorable acción y aún perdura en la memoria de quienes participaron como una cicatriz metafórica causante de desastre político y trágicas consecuencias.

Para nosotros, los namibios, aquel hecho evoca bayonetas, bombardeos, viviendas incendiadas, muertes y helicópteros rociando fuego sobre los heridos, las mujeres y niños inocentes.

Cuando la profesora Yeniska Martínez Díaz me solicitó que escribiera el prólogo para su libro Cassinga. La verdad de una masacre, no vacilé en aceptar, pues su trabajo narra la dimensión humana sobre dicha matanza en un momento histórico importante y resulta, por ende, muy bienvenido.

Al mismo tiempo, me permite referirme una vez más a los indisolubles lazos de amistad y solidaridad entre el pueblo revolucionario de Cuba y el pueblo namibio. Esta unión de camaradería se forjó durante tiempos de lucha común cuando en la contienda bélica por nuestra liberación nacional compartimos trincheras y derramamos juntos la sangre para independizar a Namibia del yugo colonial y la dominación extranjera.

Después de la adopción de la Resolución 435 de la Organización de las Naciones Unidas, las fuerzas de la minoría racista sudafricana actuaron una vez más al amanecer del 4 de mayo de 1978 cuando sus aviones y fuerzas aerotransportadas atacaron el campamento más grande de refugiados namibios ubicado en territorio angolano, a 250 km al norte de su frontera con Namibia. Comandados por el mayor general Ian Gleeson, quinientos efectivos del Ejército del apartheid protagonizaron la acción militar llamada Reindeer, la cual provocó la muerte de seiscientos inocentes refugiados, fundamentalmente niños y mujeres, asesinados a sangre fría, además de muchos heridos y algunos desaparecidos. Otros fueron capturados y trasladados a un campo de concentración llamado Kai Ganaxab en el sur de Namibia, a 11 km al oeste de Mariental.

Una unidad militar de soldados internacionalistas cubanos que se encontraba en Tchamutete, a 16 km del lugar, acudió inmediatamente; a pesar del intenso bombardeo de los aviones sudafricanos, avanzaron hasta el sitio del sangriento hecho; dieciséis de ellos pagaron la heroicidad con sus vidas y más de ochenta fueron heridos. Este violento ataque marcó «la primera vez que cubanos y namibios derramaron juntos su sangre luchando contra los racistas sudafricanos», como expresara el compañero Jorge Risquet Valdés —ya fallecido—, entonces jefe de la Misión Civil Cubana en Angola.

Al conocerse internacionalmente la magnitud del suceso, recibimos el auxilio y consuelo de muchos amigos de diferentes partes del mundo, de manera muy especial del pueblo revolucionario de Cuba bajo la dirección del Comandante Fidel Castro Ruz. Por decisión suya, 600 niños de ambos sexos sobrevivientes de Cassinga y otros también refugiados en territorio angolano estudiaron en Cuba. Dos escuelas otorgadas a la Swapo en la Isla de la Juventud: Hendrick Witbooi (1825--1905) y Hosea Kutako (1870-1970) fueron destinadas a la educación gratuita de miles de jóvenes namibios quienes, a partir de ellas, completaron gradualmente niveles superiores de educación en diferentes instituciones docentes del país caribeño. Nos sentimos altamente agradecidos hacia el pueblo cubano y jamás podremos pagarle el elevado precio de su sacrificio y de sus acciones heroicas.

Sin duda alguna, puedo añadir que este libro refleja con exactitud la verdad sobre tan triste capítulo de la gloriosa historia de nuestra lucha de liberación, y que contribuirá, además, a sellar las imágenes de napalm, de cuerpos hacinados y niños muertos: a sanar las memorias de aquella guerra que, finalmente, condujo a la libertad y a la genuina independencia el 21 de marzo de 1990.

En mi capacidad entonces como Comandante en Jefe del Ejército Popular por la Liberación de Namibia (PLAN), ala militar de la Swapo, y también presidente de la Swapo, deseo recomendar la lectura del presente libro a todos los interesados en las luchas de liberación de los pueblos y en la historia Panafricana, así como a quienes desean conocer la verdad sobre lo que sucedió en Cassinga el 4 de mayo de 1978.

Camaraderilmente,

Sam Nujoma

Presidente Fundador de la

República de Namibia

Nota de la autora

Se celebraba el aniversario 30 de los sucesos ocurridos el 4 de mayo de 1978 en Cassinga, cuando nació la propuesta del doctor Rodolfo Puente Ferro, coordinador para África en el Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (CC PCC), de escribir un libro cubano-namibio con los argumentos de testigos de ambas naciones.

La conmemoración fue efectuada en la Dirección Nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, presidida por el general Harry Villegas Tamayo y Jorge Risquet Valdés-Saldaña, estuvieron también presentes los generales Jesús Bermúdez Cutiño; Delsa Esther Puebla Viltre, Teté; Haroldo Ferrer Martínez; el cuerpo diplomático africano, oficiales cubanos con responsabilidades en el Regimiento Sur en Angola, laentonces embajadora de Namibia en Cuba y sobreviviente dela masacre: Claudia Grace Uushona, quienes se deleitaron con un poema dedicado a Cassinga del querido comandante cubano Juan Almeida Bosque.

La modestia, sencillez y el silencio que puede resultar del estoicismo, entre tantas razones, han pospuesto la posibilidad al mundo de conocer sobre la verdadera historia en Cassinga. Los primeros reportes maniatados en la prensa aquel día de mayo de 1978, nacieron de agencias que no contaban con criterios de las partes implicadas.

Es por eso que la responsabilidad de divulgar esta historia suscita alta entrega y la razón de su estructura al contarla rompe, en cierta medida, con lo ya visto sobre testimonio. Pretende, inervada desde la voz propia de los declarantes, llegar de la manera más directa a los lectores. La autora solo ha aceptado ser el vehículo para conceder a las nuevas generaciones una muestra de amor infinito, justicia e internacionalismo; valores patentes en este fragmento de la historia de los cubanos que, aunque no muy lejana en el tiempo, es aún, insuficientemente conocida.

Al cabo de décadas cebándose la controversia en relación con Cassinga, el Comité Central del PCC y, específicamente, gracias a la sensibilidad y experticia del doctor Rodolfo Puente Ferro y Jorge Risquet Valdés Saldaña, se les planteó a avileños apasionados por la preservación de la memoria histórica, la tarea de una desmentida de envergadura internacional. Todo ello sobre lasólida base, de que ningún país como Cuba podría contar con la versión devarias naciones participantes, dadas las relaciones de hermandad que nos unen, el respeto y la honestidad demostrada en apego insuperable a la verdad.

En tierra africana, el contacto con líderes de la Swapo, como el general Martin Shalli, el general Namoloh, el teniente general Sebastian Ndeitunga (estudiante de la Isla de la Juventud), el amigo Helmut Angula y el vicepresidente Nangolo Mbumba, fue enriquecedor no solo en el plano historiográfico, sino también en la esfera emocional. Recepcioné muchos afectos dedicados a nuestro pueblo y sus líderes, así como infinitas muestras de agradecimiento a todos los que contribuyeron a la gran epopeya que exterminó la idea de arruinar la independencia angolana, la que ajustició las ilegales manos racistas que mancillaban a Namibia y logró el declive del apartheid.

Puedo afirmar que el amor que percibí de los namibios hacia Cuba es inefable. Una de las vivencias que demuestran lo anterior fue que en horas tempranas del 13 de agosto de 2017, cubanos residentes en Namibia, colaboradores de la Salud, la Uneca y el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, mezclados con namibios que se formaron profesionalmente en Cuba, fundimos una sola familia que realizó el ascenso a una simbólica elevación que embellece el entorno exquisito de la Casa de Estado. Anécdotas inolvidables, de las que no faltaron lágrimas, fueron el mejor escenario para conmemorar el natalicio de ese padre común de todos los que disfrutamos la emotiva cita.

En almuerzo ofrecido por el padre fundador Sam Nujoma, quien de la manera más paternal accedió a ser el prologuista de estas páginas, levantó su copa solemnemente ante todos los invitados por Fidel, su pensamiento, acción y valores imperecederos. Sobraron allí los consternados por sus impresionantes palabras de agradecimiento dedicadas a los internacionalistas cubanos. Fue un emocionante encuentro entre hermanos.

Para las entrevistas con los sobrevivientes graduados en países como la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la República Democrática Alemana, conté con la traducción de Ángel Dalmau Fernández y a veces algún graduado en Cuba se me ofreció. No faltó la enternecedora entrevista completamente en inglés, sin que mediara traductor, en la que todo funcionó a la perfección tan solo por el interés común de aportar a la verdad de esta historia.

Fue enriquecedor el encuentro con el grupo de sobrevivientes de Cassinga, una familia a lo cubano que dirige Ignatius Vahongaifa Mwanye Kange, quien con quince años vivió los horrores de la masacre. Él y Cecilia Muzile, presidente hoy de la Asociación de Solidaridad con Cuba, concertaron muchos encuentros emotivos con los sobrevivientes, algunos graduados en los años ochenta en Cuba y otros en países del campo socialista. A ellos, mi inmenso agradecimiento.

Con los primeros, las entrevistas en el 2017 fueron mutuas y realizadas en perfecto español, más que entrevistadora, repetidas veces fui interpelada con una curiosidad común: ¿Cómo sería la vida en Cuba sin Fidel? Mi respuesta nunca fue breve; pero se resume en que Cuba jamás ha estado ni estará sin Fidel, y la muestra más elocuente es que el Comandante vive, incluso, en cada uno de ellos.

El humanismo de Fidel lo convirtió en un padre para muchos africanos. Por su empeño, miles de niños y jóvenes de varias latitudes lograron ser profesionales, lo que les permite hoy ocupar cargos políticos y administrativos con la responsabilidad de llevar adelante las diversas naciones. Cumpliéndose así y manteniéndose vivo hasta los días de hoy, uno de los sueños del Comandante en Jefe: sembrar semillas por el mundo.

Eterno agradecimiento a los sobrevivientes de Cassinga, a los familiares de los caídos, que junto a los combatientes internacionalistas cubanos escribieron esta obra. Mi mayor admiración por la valentía de permitir poner el retrovisor, sobreponiéndose al dolor de hurgar en las heridas, que luego de cuarenta años parecen intactas.

La logística montada por los presidentes de las Asociaciones de Combatientes de la Revolución Cubana, los responsables del Trabajo Patriótico y los miembros del Buró del PCC en provincias como Holguín, Las Tunas, Pinar del Río (que incluía a Artemisa) y La Habana (que incluía a Mayabeque) fueron de lujo. No escatimaron en recursos para apoyar la investigación.

En todas las provincias fui acogida con mucho amor por parte de los familiares de los caídos y combatientes. Estos últimos, en una etapa inicial se reservaban parte de la información, y en cierta medida tenían la duda respecto a si sus historias pudieran salir a la luz. Mi respeto por cada uno de ellos y la admiración que no me guardé para mí, hicieron de cada encuentro la vía expedita para contrastar información.

Resultaba extraño que una investigadora joven (en aquel momento) y civil, los convocara a un encuentro de hermandad y sinceridad para tratar un tema que, aunque desde lo social, implicaba la esfera militar, esa que muchos ni siquiera habían contado a sus familias. Pero ante todo, puse en conocimiento de ellos el noble objetivo del libro: honrar a los caídos, a los aguerridos combatientes internacionalistas que fueron en defensa de Cassinga a pecho descubierto, desmentir las falacias que han sembrado controversia sobre el tema al mantenernos en silencio, y legar a las futuras generaciones los valores que llevaron a cada uno de ellos a ser protagonistas de esa parte de la historia de Cuba, que debían documentar.

Intercambiamos durante intensas jornadas sobre mucha información acopiada desde los archivos, más los testimonios de los combatientes de las provincias visitadas. Pienso que nunca pude disimular la pasión por el tema, la cual hizo brotar en mí en el año 2008, el compañero Dagoberto Massip Puente, iniciador primario de esta larga investigación.

Me disculpo, porque siento que a veces presioné demasiado para escudriñar los detalles imprescindibles, ya que no faltaron los criterios divergentes, hay quien sostiene elementos que dada la mirada de aquellos momentos y su posición en los acontecimientos, no es la real, cuestiones que ahora como lectores, aunque siempre protagonistas, podrán reconocer gracias a la aplicación de los métodos de la investigación histórica. Me inclino ante todos los que como yo, se sobrepusieron al nudo frecuente en la garganta que trataba de asfixiar el dolor punzante del recuerdo.

Y sí, hemos vivido descontentos ante atmósferas de ignorancia, de explotación, de alienación económica, cultural y sobre todo moral. Seamos tanto así de insurgentes por las verdades, que si no se llevan a la luz, se entierran al final, luego de subsistir emocionadas y escoltadas bajo un techo tenue de senectud. Ese es el llamado que en lo particular hago, sobre todo, en tiempos en que se apuesta por el adormecimiento de las mentes que asimilan de manera expedita el criminal desmontaje de la historia. Pongámonos del lado de la justicia social, como algunos cuerdos evocan, emancipados de las fuerzas que ofenden, reprimen y mienten. Estas han sido las máximas fundamentales que nos han acompañado hasta el final de esta obra.

«[...] Y no podrá olvidarse jamás —y espero que la historia

no olvide jamás— aquella matanza de Cassinga [...]

Nunca la podremos olvidar, fue una prueba de cómo actúan

estos elementos racistas y fascistas, un acto de terror inconcebible».

Fidel Castro Ruz

Luanda, 1986

Capítulo 1. Antecedentes históricos

Contexto político-militar de los países implicados

En el sigloxv,Angola, séptima de la geografía africana en extensión (1 246 700 km²), constituía un reino. En comunas agrícolas vivían hombres y mujeres libres, pero con la llegada de los conquistadores europeos a partir de 1483 y a pesar de la resistencia ofrecida por los nativos, padeció una cruenta explotación.

Por su parte, el Gobierno de Portugal a partir de 1920 inició la inmigración blanca desde su seno, para patentizar la total conquista del territorio angolano, el cual fue declarado provincia de ultramar y durante más de cinco siglos permaneció ondeando en cielo angolano la bandera de la metrópoli.

Entre 1924 y 1939 se llevaron a cabo revueltas armadas en contra de los colonizadores, lo que condujo al surgimiento de movimientos opositores a la retrógrada colonia. En 1956 surgió el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), incluía a la etnia kimbundu y poseía doctrina política; el Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA) que mantuvo estrechos vínculos con la CIA, e incluía la etnia bakongo. Otro de los movimientos fue la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita) que fundada en el año 1966 incluía a los ovimbundu.

Portugal había publicado una ley orgánica en 1972 con la que tituló como Estado a Angola y dos años después, el jue-ves 5 de abril de 1974,1 luego de tantas revueltas, comenzó a padecer la desintegración de su imperio colonial, sumergiéndose con su gobierno profascista y proyanki.

1La Revolución de los Claveles se desencadenó esa madrugada. Recibió ese nombre por ser su símbolo el clavel, ofrecido efusivamente por lapoblación a los soldados, quienes lo colocaron en el cañón de sus armas. En esa fecha se impuso el éxodo de alrededor del 90 % de los 320 000 portugueses que vivían en Angola.

Llegó entonces el final de la dictadura de Marcelo Caetano, ocupó el poder el general Antonio Spinola, con la política de separar a Cabinda del territorio de Angola, quien fracasó en el intento. El sábado 28 de septiembre, Spinola abandonó el poder; se hicieron cargo entonces el brigadier Vasco Concalves y el almirante Alva Rosa Coutinho.

A partir de estos acontecimientos se logró el alto al fuego en los combates entre las divergentes organizaciones internas. Representantes de los tres movimientos accedieron a conversar con el Gobierno portugués. En dicha negociación, quedó propuesta la independencia para el martes 11 de noviembrede 1975, así como el establecimiento para el mes de enero, deun gobierno provisional cuatripartita, conformado por la metrópoli y el MPLA-FNLA-UNITA.2

2Los acuerdos de Alvor de enero de 1975, suscribieron al martes 11 de noviembre de ese año, como la fecha oficial para la proclamación de la independencia. Se estableció la constitución de un gobierno transitorio integrado por representantes de las cuatro partes para el viernes 31 de enero de 1975; así como la convocatoria a una Asamblea Constituyente el 30 de abril siguiente y la posterior celebración de comicios, para elegir los poderes Ejecutivo y Legislativo.

El liderazgo se pretendía comunitario entre António Agostinho Neto Kilamba (17 de septiembrede1922-10 de septiembrede1979), Holden Roberto (12 de enerode1923-2 deagostode2007), y Jonas Malehiro Savimbi (3 de agostode1934-22 de febrerode2002), que eran los dirigentes respectivos de los movimientos mencionados. Por el contrario, desde el 31 de enero comenzaron los enfrentamientos militares entre las divergentes organizaciones, lo cual conllevó a la generalización de la lucha en todo el país a partir del 9 de julio de ese año.

Al Gobierno lusitano le acechaba la esencia social más que racial del MPLA y le preocupaban los líderes intelectuales, educados y bien informados que lo integraban. Por eso, entre otras razones, este era considerado por la metrópoli como la amenaza de mayor significación. Mientras tanto crecía la necesidad de una cabeza de gobernación, para algunos como Stokwel, jefe de la CIA en Kinshasa, el doctor Neto, valorado como un psicópata marxista, era el más progresista de los tres líderes; y para el jefe de la estación de la CIA en Luanda, Robert Hultslander, el MPLA, el más disciplinado, instruido y comprometido de los tres.

En aquel contexto Zaire goloseaba anexarse el enclave de Cabinda, una porción territorial de Angola rica en petróleo, situada al norte del río Congo. Con ese objetivo esencial se planteó apoyar al FNLA con hombres, técnica de combate y logística. Era evidente que el régimen de Mobutu,3catalogado como uno de los más ladrones del mundo, que absorbió el uranio, el cobre y tantos otros productos de ese riquísimo país, también aspirara a una Angola como condominio.

3Mobutu Sese Seko Nkuku Ngbendu wa Za Banga (14 de octubrede1930--7 de septiembrede1997),militarydictadorde laRepública de Zaire.

Pretoria temía perder los beneficios económicos del territorio namibio, pues para entonces se habían derivado anualmente unos doscientos cincuenta millones en divisas de los minerales que poseía, absorbían exportaciones agrícolas y la pesca.4Veían en la excolonia alemana un activo económico sustancial. Por otra parte, advertían que una victoria del MPLA proporcionaría regazo a la Organización del Pueblo de África del Sudoeste (South West Africa People’s OrganizationSwapo, por sus siglas en inglés).5Esta organización revolucionaria, que junto al ANC (Congreso Nacional Africano) de Sudáfrica, entre otros movimientos,6 estimularía la lucha de los oprimidos desde Angola libre.

4La inversión privada sudafricana en Namibia ascendía aproximadamente a quinientos millones. En aquella época era una cifra importante.

5LaOwamboland People’s Organization(OPO) en septiembre de 1959 se había unido alSouth West Africa National Union(Swanu), creada en agosto de ese mismo año, para protestar contra la ocupación ilegal de Namibia y enfrentar los azotes más inefables hacia esa población, por parte del régimen delapartheidcon cuna en Sudáfrica desde 1948. El movimiento Swanu y la OPO se separaron en 1960 y surgió la Swapo. La organización popular de África del Suroeste, como le llamaban a Namibia, surgió el 19 de abril de 1960, y muy pronto tuvo que operar desde el exilio, por la persecución tan férrea que sufría en su propio suelo ocupado por los racistas sudafricanos.

6Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGCV) es unpartido políticodeGuinea Bissau, fundado por elmarxistaAmílcar Cabralen1956con el objetivo de obtener la independencia de dichas naciones, que eran colonias portuguesas. Es actualmente el partido que gobierna enGuinea Bissau; Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), fundado enDar es Salaam(Tanzania) el25 de juniode1962, cuya sede central fue establecida allí porEduardo Mondlane,su primer presidente en 1963; Congreso Nacional Africano (ANC), fundado el8 de enerode1912enBloemfonteinel y desdemayode1994ha sido el partido en el Gobierno deSudáfrica); Organización Popular de África del Suroeste (Swapo),partido políticodeNamibiafundado en1960;y Unión del PuebloAfricanodeZimbabue(ZAPU), fundado en 1961 por el Dr.Joshua Nkomo.

El capitalismo americano no podía quedar al margen, en correspondencia con su sistema opaco, de naturaleza explotadora y predatoria —tal como lo describió Marx—, estaba motivado en destruir al MPLA para fortalecer el apartheid.7 Sobran las pruebas que testifican a favor de la gran brecha entre la retórica y ejercicio de los Gobiernos de Estados Unidos en el tema de África. Son elocuentes las muestras de complicidad con el régimen racista.8

7En enero de 1975, el Comité 40 de la CIA aprobó trescientos mil dólares para financiar de manera encubierta al FNLA, el entonces secretario de Estado del Gobierno estadounidense, Henry Kissinger, obtuvo veinticuatro millones de dólares para facilitar las acciones del FNLA y la Unita. También el 18 de julio el presidente Gerard Ford aprobó la operación denominada: IA Feature con un presupuesto de treinta y dos millones de dólares, dirigida a respaldar a la Unita y al FNLA contra el MPLA.

8Piero Gleijeses ofrece detallado análisis al respecto en su libroMisiones en conflicto.La Habana, Washington y África 1959-1976,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2002.

El apoyo norteamericano a estos dos movimientos: FNLA y Unita en su enfrentamiento al MPLA resultaba, además, una especie de fomento desinflamante en plena convalecencia, por la derrota en Vietnam, más el caso Watergate. Junto a Francia, comenzaron a obstaculizar el camino de la organización marxista liderada por Neto.9

9El mismo Henry Kissinger dirigía la acción de la CIA en apoyo al FNLA y la Unita. Ya no es secreto que los americanos llegaron a transportar a Sudáfrica, a través de Israel, alrededor de ocho bombas nucleares.

Desde 1971, la Corte Internacional de Justicia y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas habían decretado ilegal la ocupación de Namibia por parte de Pretoria y le habían ordenado la inmediata retirada, a lo que hicieron caso omiso. En diciembre de 1973 la Asamblea General reconoció a la Swapo como único representante auténtico del pueblo namibio. No obstante, a partir de julio de 1975, Pretoria y Washington contribuyeron a la realización de operaciones encubiertas en Angola, mediante el suministro de armas y financiamiento tanto al FNLA como a la Unita y el envío de instructores militares sudafricanos.

A pesar de eso, para el mes de septiembre padecieron la superioridad del MPLA, por lo que Washington actuó como titerero de las tropas sudafricanas para que invadieran a Angola, lo cual concretaron el martes 14 de octubre de 1975.

Como consecuencia, con el avance sudafricano hacia Luanda se debilitaba la resistencia del MPLA y de no haber sido por la decisión del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en la noche del martes 4 de noviembre, de enviar las tropas cubanas tan solicitadas por Neto, el ejército invasor habría logrado su objetivo.

Los cubanos ya habían conocido el suelo africano. Casi dos mil compatriotas, desde el principio del triunfo revolucionario, estaban llevando mensajes de internacionalismo a la hermana Argelia, Guinea Bissau y los dos Congo (Brazzaville y Leopoldville).10

10El 17 de octubre de 1962, en el acto de inauguración de la escuela Victoria de Girón, el Comandante en Jefe comunicó al pueblo la decisión de establecer ayuda solidaria en la salud con brigadas permanentes, la cual inició el 23 de mayo de 1963, cuando una Brigada Médica de 55 miembros viajó a Argelia. Más tarde, en octubre del propio año, un contingente de 687 combatientes arribó a la tierra de Ben Bella, en momentos en que la joven República Argelina era amenazada por Marruecos. También desde 1966 hasta el final de la guerra en 1974, permanecieron médicos e instructores en Guinea Bissau.

En diciembre de 1964, el comandante ErnestoCheGuevara inició una gira de tres meses por varios países de África. Al regresar a Cuba y luego de la selección de un grupo de valientes compañeros de la talla que los requería, constituyó la llamada Columna Uno, con poco más de cien hombres dispuestos a entrenar y pelear junto a los lumumbistas11en el Congo Leopoldville (exbelga, hoy República Democrática del Congo). En el Congo Brazzaville, excolonia francesa, el Che se había entrevistado, además, con la dirección del MPLA, de donde surgió el compromiso de ayudar al movimiento guerrillero contra el colonialismo portugués.

11Integrantes de un movimiento progresista, que debían su nombre al líder congolés Patrice Lumumba,asesinado el 17 de enero de 1961,líderanticolonialistaynacionalista,primer ministrode laRepública Democrática del Congo, nombradoHéroe Nacionalen1966. Durante esos meses, libraron más de cincuenta acciones combativas en condiciones de extrema adversidad; pero lamentablemente la ausencia de un movimiento patriótico vertebrado, llevó a interrumpir la misión.

Entre tanto, Jorge Risquet Valdés,12mientras fungía como secretario de Organización en Oriente, fue llamado por Fidel Castro para encomendarle una segunda columna. Así fueron despedidos por el Comandante en Jefe desde el puerto de Mariel, doscientos cincuenta hombres que cruzarían el Atlántico a bordo del buqueFélix Dzerzhinsky, hasta arribar a puerto Punta Negra en Brazzaville.

12Nilo de Jesús Risquet Valdés Saldaña (martes, 6 de mayo de 1930-28deseptiembre de 2015). Dirigente de la Juventud Socialista, representante de la Confederación Mundial de Juventudes Democráticas, comisario Político, jefe de Operaciones del Ejército de Oriente, fundador del PCC y miembro de su Comité Central desde su creación en 1965. También miembro del Buró Político y ministro de Trabajo, hombre de confianza de Fidel Castro para temas de África.

Disponían de armamento antiaéreo, morteros, municiones y alimentos, y partían convencidos de sus misiones: apoyar siempre que fuera posible al Che, quien se encontraba en los confi