Ciudad y sanidad - Raiza Katiuska Olivera Fleita - E-Book

Ciudad y sanidad E-Book

Raiza Katiuska Olivera Fleita

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Beschreibung

La autora analiza el desarrollo de las condiciones higiénico sanitarias en la ciudad de Santiago de Cuba a la luz de la abolición de la esclavitud, el inicio de la Guerra de Independencia, la reconcentración de Weyler, del proceso de transición política a la república y las oleadas migratorias relacionadas principalmente con la concentración y centralización del capital azucarero. Se mencionan los médicos que se destacaron en la lucha por hacer de esa ciudad un lugar higiénico de buena sanidad para su ciudadanía.

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Seitenzahl: 208

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Primera edición impresa, 2019

Primera edición digital, 2020

Jurado

Ana Cairo Ballester

Irina Pacheco Valera

José Antonio Baujín Pérez

Revisión técnica del ebook: Pilar Sa

Edición: Yaneys López Argüelles

Diseño de cubierta: Seidel González Vázquez(6del)

Realización: Elvira M. Corzo Alonso

Corrección: Lic. Carlos A. Andino Rodríguez

Emplane:Madeline Martí del Sol

Conversión a ebook: Belkis AlfonsoGarcía

© Raiza Katiuska Olivera Fleita, 2019

© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias Sociales, 2020

ISBN 9789590622663

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Editorial de Ciencias Sociales

Calle 14, no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

www.nuevomilenio.cult.cu

Índice de contenido
Ciudad y sanidad. Noticias desde Santiago (1899-1940)
Página Legal
Frases
Prefacio
Primera parte
Segunda parte
Capítulo I. Sanidad. La modernización aparente. Santiago de Cuba (1899-1909)
La fundación de la república y el avance sanitario
Noticias sobre el avance sanitario y la higiene pública en Santiago Noticias sobre el avance sanitario y la higiene pública en Santiago
Los asuntos impostergables de Santiago
¿Y el acueducto nuevo?
—Después, después
Piso Mackadam para las calles
Inodoros y cloacas
El cementerio, los cementerios
La contribución del mercado
La cárcel busca el espacio
El asunto pendiente
Después de la Intervención…
Capítulo II. El largo camino de la sanidad y la higiene en Santiago (1909-1940)
Estructura versus función
¡Extra, extra! ¡La peste bubónica!
La Sanidad entre desidia y olvido
Instituciones de salud, hospitales y servicio médico municipal
Las huelgas pacíficas de sanidad
Los vaivenes infinitos del agua y el acueducto
Calles y barrios
Los embates de la naturaleza
Un esfuerzo definitivo: la pavimentación
Impulsos a la urbanización
El Cementerio nuevo
El Mercado Municipal y el progreso sanitario
La amenaza del matadero
Cárcel, los pasos de avance
Reflexiones finales
Anexos
Bibliografía
Publicaciones periódicas
Fuentes documentales
Tesis
Infografía
De la autora

Rompió de pronto el sol sobre un claro del bosque, y allí, al centelleo de la luz súbita, vi por sobre la yerba amarillenta erguirse, en torno al tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos de los pinos nuevos: ¡Esos somos nosotros: pinos nuevos!

José Martí

Unámonos, unámonos a tiempo, que todos nuestros corazones palpiten como si fuesen uno solo y así unidos, nuestras veinte capitales se trocarán en otras tantas centinelas que, al divisar al orgulloso enemigo cuando este les pregunte: ¿Quién vive? le respondan unánimes, con toda la fuerza de los pulmones, ¡La América Latina!

Manuel Ugarte

Prefacio

Primera parte

La ciudad respira. Como orquesta grande depende para su funcionamiento de la organicidad crónica cual ser vivo. Su concepto ha permitido el acercamiento a varios científicos. L. Wirth, desde la sociología, la define como: “establecimiento grande, denso y permanente de individuos socialmente heterogéneos”, explica que como espacio de innovación, las innovaciones que en esta se dan con carácter negativo pudieran ser anuncio de una “sociedad implacable”, mientras Henri Lebefvre observa que las de un carácter positivo pueden augurar un “futuro desalienado”.1

Nuestro análisis histórico relaciona el establecimiento de la estructura del sistema sanitario republicano en Cuba como innovación determinante. Para ello se precisa explicar que en los hechos históricos que referiremos se verá la ciudad como un espacio en transformación constante, en el que influyen las fluctuaciones demográficas; no la ciudad por la ciudad, sino el problema de la sanidad y la higiene en ese complejo espacio.

Ya conocemos que hacia los umbrales del desarrollo capitalista la ciudad se convirtió en la punta de lanza dela vieja Europa, pero su progreso venía aparejado al auge industrial y la superpoblación, que sirvieron de catalizadores para la aparición de epidemias que diezmaron sus habitantes, entre los siglosxviiiyxix. Surgieronentonces materias y enfoques médicos que sobrepasaronla perspectiva individual para abarcar la colectividad, los que se extendieron en varios países europeos.

Entre los iniciadores de estas teorías se encuentran Bernardo Ramazzini en Italia, quien estudió la relación entre las condiciones sociales y salud de la población, como antesala de la medicina social; y Thomas Raus, quien durante la segunda monarquía absoluta alemana planteó la necesidad de una política de Estado que abarcara los programas gubernamentales, reglamentos parapreservar la tierra y la población, la inspección de los alimentos y las aguas, protección contra las enfermedades infecciosas, el tabaco y las bebidas, la limpieza y drenaje de las ciudades, además de la existencia de consejos de salud en las oficinas administrativas locales.2

En Alemania, entre finales del sigloxviiiy hasta la segunda mitad delxixse definieron dos de las concepciones más relevantes en este sentido: el criterio de Johann Peter Frank3que, como pionero de la salud públicay la higiene social, recomendó el análisis de la poblacióny la necesidad de implementar una legislación, además de estudiar las enfermedades trasmisibles y la organización de los hospitales; y más tarde, el criterio de Alfred Grotjahn al plantear la necesidad de la enseñanza de la higiene social y de las investigaciones en este campo, utilizando métodos estadísticos, demográficos, antropométricos, económicos y sociológicos.4

La ciudad por tanto se convirtió en el foco de atención en la expansión de las ciencias sociales, de las ciencias médicas de manera particular. En ello cobra singular importancia la observación de los problemas de la salud e higiene públicas desde el punto de vista gubernamental y administrativo.

En Latinoamérica, la concepción de ciudad reformulada en el propio proceso de colonización y conquista, trasmutó nuevamente cuando el sistema económico capitalista alcanzó otros horizontes con el empuje de los monopolios norteamericanos en la segunda mitad del siglo decimonónico, a la vez que se avivó con la influencia de la modernidad norteamericana y elamerican way of lifeque “encantaría” al mundo desde entonces. Se convirtió en el ideal referente de modernidad, en el momento en que el capitalismo arribó a su fase imperial.

En Cuba, el giro social de los últimos veinte años del sigloxixdio un contraste singular al desarrollo de las ciudades de la isla. De profunda significación para la sociedad insular fueron acontecimientos como: la abolición de la esclavitud (1886), el reinicio de la Guerra Independentista (1895), y la reconcentración de Weyler (1896), esta última provocando una situación grave en elplano epidemiológico y sanitario en las ciudades;5así también el inesperado final de la contienda bélica del 95 y el proceso de transición política a la república (1898-1902).

Así, en los umbrales del sigloxxla situación era alentadora para el desarrollo de la medicina social en Cuba, un grupo importante de galenos se iba perfilando hacia esta rama de la medicina. Doctores como: Carlos Juan Finlay, J. Antonio López del Valle, Juan Guiteras Gener,y otros que se desenvolvieron en cada uno de los pueblosy ciudades de la isla, encontraron las circunstancias propicias para desarrollar su labor, materializando lo que hoy se considera la evolución de la medicina social y la higiene pública cubanas.6

El doctor Carlos Juan Finlay especialmente, constituyó un baluarte para el desarrollo de la sanidad7cubana y latinoamericana, señalando a nuestro país como uno de los pioneros en obtener resultados relevantes en el área de la medicina social.

Cabría entonces preguntarnos cómo se expresó su teoría sanitaria hasta mediados del sigloxxy la influencia que tuvo la relación con Estados Unidos en ello; cuál fue la actuación de los médicos higienistas en las ciudades cubanas vinculado al ejercicio de administración y gobierno.

Para destejer el tema nos servirá de objeto la ciudad de Santiago de Cuba, un caso al que trataremos desde 1899 cuando seprodujo la primera ocupación norteamericana, se abordará la estructuración de la sanidad y de los servicios de higiene pública hasta inicio de 1909, cuando se fundó la gloriosa secretaría de Sanidad y Beneficencia. Posteriormente continuaremos tras la pauta de la estructura sanitaria y su funcionamiento pasada la segunda ocupación militar hasta el inicio de la década de los años cuarenta del sigloxx, cuando se fundó el Ministerio de Salubridad y Beneficencia de Cuba, como uno de los logros de la Constitución de ese año.

Contaremos el funcionamiento de la sanidad, las fechas y acontecimientos que le dieron o le restaron vida. Revelaremos los nombres de los protagonistas en la intensa lucha por la sanidad e higiene públicas en esta ciudad.

Segunda parte

Santiago de Cuba, una urbe que a pesar de haber sido esplendorosa y admirada durante los siglos coloniales, en la primera mitad del sigloxxostentaba críticas condiciones higiénico-sanitarias.

Debemos citar a finales del sigloxixy hasta 1930, la situación acarreada por las oleadas migratorias desde Jamaica, Puerto Rico, Haití, otras islas de Las Antillas y también desde China e Islas Canarias. Entre esas migraciones, relacionadas principalmente con la concentración y centralización del capital azucarero, las de Jamaica y Haití, y de otras islas caribeñas, daríancierta complejidad al ordenamiento sanitario.8

El panorama higiénico también se vio afectado por huracanes, sismos y epidemias, estas últimas propiciadas por el próspero comercio portuario y el incremento de buques con pasajeros que arribaban de los más disímiles lugares. Muchas de las enfermedades contagiosas que tomaron carácter de epidemias tuvieron ese origen.

La ciudad con sus peculiares características geológicas y geográficas se convierte en un sistema complejo al organizar los servicios de higienización y sanidad. Presenta los tres tipos de relieve, tiene una bahía de bolsa y un puerto, y en su diseño urbano se destacan calles estrechas y las casas muy pegadas. Su clima es cálido y cambia frecuentemente.9

En este orden, los movimientos telúricos fueron (aún lo son) hechos frecuentes, tales como los ocurridos en 1578, 1678, 1766 y 1852. Fenómenos estos que provocaron derrumbes, incendios y muertes. Durante la época de lluvias acontecían inundaciones que la convertían enun lodazal. En no pocas ocasiones los temporales interrumpieron los caminos, paralizando la vida y la economía en la población.10

Vale destacar la influencia de algunas personalidades que se asentaron en el municipio durante el sigloxixy prestaron una labor importante a la higiene y salud públicas. El médico francés Miguel Rolland, por ejemplo, desarrolló un concepto moderno en cuanto a la higiene y la sanidad en la ciudad, apoyado en profesionales como José Joaquín Navarro y Francisco Caridad Ibarra. Consolidaron ideas nuevas en cuanto a la atención a pobres, acerca del uso de medios técnicos, el afianzamiento de los principios de la medicina homeopática y la instalación de casas de salud. Iniciativas que luego cimentaron el sistema de salud portuario santiaguero.11

A finales de la década de los años noventa del sigloxix, cuando como plaza fuerte del Ejército Español, la ciudad de Santiago fue objeto de la reconcentración y luego del bloqueo naval durante la Guerra (1895-1898), su situación se agravó. Las consecuencias fueron la existenciade cientos de hambrientos y dolientes, ante la carestíade empleos, alimentos y medicinas, las calles llenas de podredumbre y el descuido total de las fachadas.

Las Órdenes Militares y otras medidas adoptadas por el gobierno de ocupación en 1899, como la reparticiónde alimentos y algunas vituallas fueron insuficientes,se necesitaba un fondo mayor de recursos económicos y materiales para lograr estabilizar la situación higiénico-sanitaria.

Durante el período republicano el azote de sequías intensas, la contaminación de las aguas, la emisión de residuales al ambiente por parte de establecimientos públicos, pobladores e industrias emergentes, así como la corriente de aguas albañales por las calles y las emanaciones de los vertederos, afectaron a la ciudad y sus habitantes.

Santiago, como ciudad en crecimiento,12no escapó a los embates burocráticos, a la negligencia de los políticos ni al excesivo centralismo que señoreó luego de la primera década republicana. Los problemas de la higiene pública fueron postergados por la administración, sin embargo la expansión epidémica fue un punto donde los esfuerzos sanitarios se intensificaron, sobre todo por la amenaza de intervención norteamericana en esos casos.

Como principal orientación desde el panorama histórico-sanitario santiaguero, utilizamos los trabajos del doctor Rafael Fleitas Salazar, quien se ha introducido en la temática en la etapa colonial y, de forma general, los estudios realizados por el doctor Gregorio Delgado, que en su labor como historiador de la salud pública en Cuba, presenta en sus estudios un diapasón de sucesos que marcaron el desarrollo de las ciencias médicas, entre otros, que lo han enriquecido seguidamente.

Nos acercaremos al tejido que serviría de soporte a la sanidad y la higiene en la ciudad de Santiago de Cuba entre 1899 y 1940, situando el fenómeno como el eslabón que entrelaza lo anterior con lo que sobrevendría a esta época. De esta manera la ciudad se nos volverá más natural, próxima, y real en el punto convergente.

Así comprobaremos que todo período de tránsito es convulso, y no es, sino en las confusiones, que aflora el verdadero espíritu de las cosas.

Capítulo I Sanidad. La modernización aparente. Santiago de Cuba (1899-1909)

La fundación de la república y el avance sanitario

La dinámica de la sociedad cubana después de la guerra cambiaría bruscamente con la transición a un sistema político diferente.

Quizás con demasiada superficialidad se ha visto la pugna entre lo moderno y lo viejo a inicios del sigloxx, cuya definición decantó algunas particularidades que tomarían en lo adelante diversas relaciones de la sociedad republicana; además de que es preciso preguntarnos: ¿Estaría la sociedad insular preparada para los cambios que la inundaron?

Más que controversial es la interrogante, pues como apunta la doctora Marial Iglesias de un testimonio de la época: “La intervención americana […] ha creado […] un orden de cosas tan anómalo que es fuente de constantes confusiones. Sabemos todo lo que queremos ser; pero ignoramos por completo lo que somos”.13Ciertamente, a partir de la transformación política, se trastocó cada uno de los ámbitos de la cotidianidad nacional.

Tomando como referente la reestructuración del ramo sanitario en la década de 1899 a 1909, uno de los que conmayor regularidad y urgencia fuera atendido por los interventores en Santiago de Cuba, como una ciudad principal, nos permite apreciar algunos de los problemasque se instauraron en el mismo proceso de organización republicana, desde el desmonte de la institucionalización de asistencia y beneficencia colonial hasta el abandono que tuvo el ramo luego de ambos períodos de ocupación (1899-1902; 1906-1909).

Problemática en la que concurren diversos elementos, ya que de un extremo a otro de la isla existieron abismales diferencias entre la zona rural y la ciudad, como también interciudades, y sobre las que influyeron, por citar algunas, la distancia entre los centros urbanos de mayor importancia, o la migración, aumentando o disminuyendo las poblaciones. Hortensia Pichardo ha asegurado que entre 1887 y 1899, refiriéndose a la densidad poblacional, por ejemplo, que una provincia como Matanzas tuvo pérdidas en 20 de sus 23 municipalidades mientras Santiago de Cuba aumentaba su población en todas.14

A partir de 1899 el mayor general Leonard Wood atendió dicha situación sanitaria implementando las conocidas Órdenes Militares, dándole una solución de forma paliativa y transitoria, propensa a la contención epidémica. Sin embargo, no debemos perder de vista de que como médico estuvo bien escogido para el momento histórico, asegurando posteriormente el cuarto aspecto deldiscurso ofrecido por él en la Asamblea Constituyente: “Encomendar al gobierno norteamericano el desarrollo próspero de Cuba”.15

Su gestión trajo la novedad de atender los asuntos sanitarios a partir de órdenes y circulares, las que ejercieron una efectiva presión sobre los ayuntamientos e instituciones de salud y beneficencia, cuya predisposición militar también se mantuvo en tiempos de paz. Por otra parte, de las órdenes se ha explicado que se encargaron de normar la entrega de raciones alimenticias, lalimpieza de calles y saneamiento en las poblaciones, y lavacunación obligatoria, a la que dedicaron la Orden 165 de 1901,16sin embargo, también regularon otros aspectos de la vida cotidiana como fueron la prostitución y la institucionalidad de la salud pública.

A pesar de sus constantes prerrogativas, en el ámbito público siguieron vigentes las leyes y los reglamentos coloniales a la par del funcionamiento de las Órdenes Militares, que tampoco la perdieron luego de la ocupación, como alternativa para momentos específicos.

Aunque el cambio político modificó de manera paulatina el estilo predominante en la atención a los problemas higiénicos de la isla, encauzando además el desarrollo científico nacional, no significó que fueran desmontados los andamiajes estructurales y jurídicos de golpe, mucho menos que fuera transformado el panorama instantáneamente.

Para asegurar el control sobre la situación de la sanidad sobresale, además de las disposiciones oficiales, la constante petición de informaciones: estadísticas y valoraciones sobre el estado de las poblaciones, de susinstituciones de salud y beneficencia, así como de lasinstituciones públicas donde su dinámica representara un riesgo para la higiene colectiva. Fue un período donde tomaron auge los estudios estadísticos y las investigaciones en el área de salud.

Entre las investigaciones generales, después de la fundación republicana, sobresale el informe presentado por el doctor Carlos J. Finlay, como jefe de Sanidad, a la Secretaría de Gobernación el 20 de septiembre de 1903 (ver Anexo no. 2), en el que se incluyeron los recuentos totales de mortalidad,17conteos que esbozaron el arduo trabajo por hacer en cuanto a los cuidados prenatales y el mejoramiento de los estándares de salud para elevar la esperanza de vida en la isla.18

El método estadístico fue utilizado frecuentemente para los diagnósticos sociales de mortalidad, supervivencia y morbilidad, sobretodo en el lustro que siguió a la fundación republicana.

Al irse consolidando en el orden práctico la interacción de los órganos gubernamentales con el ideal sanitario de finales del siglo, los esfuerzos administrativos en cuanto a la salud pública estuvieron encaminados a la centralización y mejoramiento de los servicios ya establecidos, por supuesto en el nuevo contexto.

En este sentido reconocemos la labor de Carlos J. Finlay, quien en un primer momento fundó la junta Superior de Sanidad (JSS) (1903), acompañado de médicos y estadistas sanitarios relevantes de la etapa, llamados la Escuela de Higienistas Cubanos19y quienes materializaron el estrecho vínculo estado-sanidad.

De esta manera en la primera década del sigloxxse sentaron las bases para el desarrollo ulterior del ramo. La junta Superior de Sanidad centralizó las funciones a nivel nacional. Quedaron subordinados a ella los Departamentos de Sanidad y Beneficencia, las juntas Locales de Sanidad (JLS), que orientaron a la vez el trabajo de las jefaturas y departamentos de sanidad locales. Las juntas Locales de Sanidad estuvieron a cargo de deliberar sobre los problemas higiénicos y sanitarios, formular normativas acordes con las situaciones particulares de cada territorio y tramitar las soluciones que no se encontraban en el mismo con las instancias superiores; cualquier cambio significativo de manera general tenía que ser aprobado por estas.

La organización se debatió entre la centralización y el desenvolvimiento autonómico regional, ficticio en los años que siguieron a su fundación. La estructura quedó como se aprecia en el esquema 1.

Esquema 1 Estructura de la sanidad a nivel de país (1902-1906)20

Esta organización sanitaria indicaba el interés de la intelectualidad médica cubana de darle una atención tanto desde las instituciones de salud como desde la perspectiva gubernamental a las problemáticas sanitarias del país; no obstante, el papel de los norteamericanos ejerció una significativa presión sobre las autoridades, marcando en cierto modo su derrotero. Durante la etapa se corrobora la relación de supeditación a sus intereses. Bastó el contenido de la enmienda Platt para implicar de manera específica a la sanidad, amenazando como espada de Damocles la soberanía cubana.

Noticias sobre el avance sanitario y la higiene pública en Santiago hasta 1909

El nuevo enfoque sanitario que se desenvolvió a partir del año 1899, venía en un primer momento aparejado a la actitud política de los interventores en la isla.

En la ciudad santiaguera, numerosas fueron las expresiones del proceso de “asesoramiento” a la sanidad. En julio de 1899 resaltan las circulares no. 47 y 48. La primera para “inquirir de la junta de Sanidad” el estado general de la higiene en el municipio, el estado sanitario de los mataderos, cementerios civiles y católicos, la existencia de médicos municipales y centros de vacunación. La segunda, para que se informara sobre el número de asilos sostenidos por el municipio, además de los creados por asociaciones norteamericanas, sus métodos de dirección y administración, y si se había modificado el sistema al amparo de la legislación aún vigente.21

La coacción del influjo foráneo se dio en diferentes órdenes: en 1901 por ejemplo, el intercambio de correspondencia entre el mayor de infantería Carr y el gobiernoCivil santiaguero en relación con las subvenciones y la dirección de los asilos, así lo indica.22Más adelante en mayode 1902 el comisionado de Sanidad, George M. Barbour, dictaba las prohibiciones para combatir la tuberculosis, difteria o tifoidea. Posteriormente a propósito del traspaso político en mayo de 1902 las Oficinas de Sanidad, incluido el Departamento de Sanidad que estuvieron a cargo del mismo, pasaron a responsabilidad de la alcaldía.

El ayuntamiento notificó entonces la ratificación de la junta Local de Sanidad que venía funcionando en la ciudad por la necesidad insoslayable de que no se dejaran de atender esas cuestiones, fueron entonces nombrados en elección ordinaria: el alcalde municipal Emilio Bacardí como presidente; como vocales: los doctores Eduardo Ros, Enrique Gómez Planas, y Juan Montero Zambrano, miembro de la Comisión de Servicios Sanitarios del ayuntamiento; también el licenciado Osvaldo Morales como administrador de Aduanas; y el doctor Lorenzo Comas como secretario. Por supuesto dando informe al comandante militar.

Varias eran las aristas que tenían que dominarse en el entorno sanitario: aún el gobierno no se hacía cargo de las cuentas del Hospital de Niños que estaban pendientes de pago, y de la inscripción a su favor, teniendo en cuenta que la caballería de tierra donde estaba situado había sido comprada por el gobierno interventor y registrado en elReglamento de la Propiedad a nombre del ayuntamiento.23

No bastaba la organización y el intento por parte del ayuntamiento de mantener los resultados en materia de higiene pública, a finales de 1902 a pesar de recibir la subvención de 300 00 pesos del gobernador provincial para realizar sus labores, aquel consejo declinaba toda la responsabilidad sobre la falta de atención en el Servicio de Desinfección e Higiene de la Ciudad, cuyo aplazamiento lo convertía en un conflicto grave frente a la cláusula del apéndice constitucional. Las autoridades se debatieron entre informar la desventajosa situación o no; pero no es difícil suponer que nadie quería las culpas sobre sí.

Por tanto, la fundación oficial de una junta que atendiera directamente todos los asuntos que así lo requirieran no se hizo esperar. La junta Local de Sanidad fue constituida el 10 de mayo de 1903,24estuvo presididapor el doctor Antonio Reyes Zamora quien debía ser apoyado en sus labores por el alcalde municipal.

En su gestión resaltaron la organización de la atención médica y las instituciones de salud; y de la higiene pública en aspectos sociales como: la recogida de basuras, la atención de áreas poblacionales y el saneamiento de instituciones estatales y particulares.

Pero en este hecho soberano la presencia consular norteamericana también dejó clara “la misión impuesta por su gobierno, de vigilar especialmente esta ciudad einformarle a cada momento su estado sanitario; visto el conflicto del agua, telegrafiando cualquier caso sospechoso de enfermedad infecto-contagiosa”.25

Bajo la dirección de la junta Local quedó la parte administrativa de los asuntos sanitarios del ayuntamiento, las funciones y poderes dentro de la jurisdicción serían iguales a las de la junta Superior Sanidad en la isla. El jefe de Sanidad, de la misma forma, homologaba en su localidad los deberes, autoridad y funciones del jefe de la junta Superior, además de corresponderle formar los presupuestos ordinarios de los gastos corrientes del departamento para la junta.26

A la par se reorganizó el Departamento de Sanidad del ayuntamiento, órgano que fuera supervisado directamente por la junta Local de Sanidad y las autoridades municipales y provinciales. El departamento proveía entre sus funciones del material, personal y presupuesto necesarios para el desempeño de las actividades cotidianas de saneamiento. Asignó además salarios, áreas de trabajo y obligaciones a los médicos municipales. Al instituirse estuvo bajo la dirección del doctor Juan Montero Zambrano, y tuvo los servicios siguientes:

 

1. Recogida y extracción de basuras.

2. Cementerio.

3. Subvenciones.

4. Casas de Socorro.

5. Riego y desinfección.

6. Vacunas.

 

El departamento dirigió la construcción del acueducto nuevo, las mejoras en las redes hidráulicas y la terminación del alcantarillado de la ciudad. Sus servicios fueron atendidos consecuentemente en los primeros años republicanos, por lo que se redujo el peligro epidémico al que estaba expuesta Santiago como ciudad portuaria y populosa. Su labor fue mucho más visible en la sociedad por el vínculo con las acciones prácticas en pos de la salubridad, pero con el tiempo aumentó su dependencia a la Secretaría de Obras Públicas.