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Éste es un sistema de trading claro y sencillo ideal para los inversores en cualquier mercado. Cómo ser un trader de 20 minutos: Una guía esencial para todos los traders en cualquier mercado es un nuevo método interesante y perspicaz para participar con confianza en el mercado de valores (la bolsa), con una operación de veinte minutos cada vez. En este libro encontrarás un sistema sometido a pruebas retrospectivas, refinado y pulido para predecir pequeños saltos en el precio de una acción, sacando provecho de este cambio con el uso de opciones de compra, y recuperando tu dinero para que regrese a la seguridad de tu cuenta de caja (de efectivo). En el libro, el autor, Jeremy Russell, te guía a lo largo de su método registrado y documenta su propia travesía por las operaciones de compra y venta (trading)de acciones, incluyendo capturas de pantalla de su progreso. Cómo ser un trader de 20 minutos no requiere de formación ni educación especializada, y ofrece técnicas que generan poco estrés y ansiedad con el objetivo de aprovechar movimientos de los precios de las acciones mientras sólo pones tu dinero en peligro durante unos momentos (en oposición con todo el día, como sucedería en un típico sistema de trading intradía). Es un recurso esencial para los traders e inversores que busquen un sistema de trading sencillo y fácil de usar.
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Seitenzahl: 356
Veröffentlichungsjahr: 2024
Jeremy Russell
Cómo ser un trader de 20 minutos
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Los editores no han comprobado la eficacia ni el resultado de las recetas, productos, fórmulas técnicas, ejercicios o similares contenidos en este libro. Instan a los lectores a consultar al médico o especialista de la salud ante cualquier duda que surja. No asumen, por lo tanto, responsabilidad alguna en cuanto a su utilización ni realizan asesoramiento al respecto.
Colección Empresa
CÓMO SER UN TRADER DE 20 MINUTOS
Jeremy Russell Título original: How to Be a 20-Minute Trader
1.ª edición en versión digital: octubre de 2024
Traducción: David N. M. George
Maquetación: Juan Bejarano
Corrección: Sara Moreno
Diseño de cubierta: Carol Briceño
Conversión a ebook: leerendigital.com
© 2024, Jeremy Russell
(Reservados todos los derechos)
© 2024, Ediciones Obelisco, S.L.
(Reservados los derechos para la presente edición)
Edita: Ediciones Obelisco S.L.
Collita, 23-25. Pol. Ind. Molí de la Bastida
08191 Rubí - Barcelona - España
Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23
E-mail: [email protected]
ISBN EPUB: 978-84-1172-214-8
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, trasmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Índice
Portada
Como ser un trader de 20 minutos
Créditos
Prólogo
Introducción
Capítulo 1. Primera actualización sobre el trading
Capítulo 2. Sigue la estela de la barca
Capítulo 3. ¿Qué es el mercado de valores?
Capítulo 4. Actualización sobre el trading
Capítulo 5. Términos del trading simplificados
Capítulo 6. ¿Qué es una opción de compra?
Capítulo 7. Cinco normas que sigo
Capítulo 8. Una cuenta de trading
Capítulo 9. Las cosas que hay que hacer y las cosas que no hay que hacer
Capítulo 10. Actualización sobre el trading
Capítulo 11. Gráficas
Capítulo 12. El promedio industrial Dow Jones
Capítulo 13. Un relato de descubrimiento
Capítulo 14. Guía práctica para el descubrimiento de patrones
Capítulo 15. Las opciones de compra: La explicación completa
Capítulo 16. La psicología del trading
Capítulo 17. Actualización sobre el trading
Capítulo 18. La estrategia a prueba de balas
Capítulo 19. Actualización sobre el trading
Capítulo 20. ¿Qué debería hacer ahora?
Capítulo 21. ¿Es el trading de 20 minutos realmente así de fácil?
Capítulo 22. Todo lo que 20-Minute Trader® ofrece
Capítulo 23. Todos necesitamos a un Frank
Capítulo 24. Confesión
Glosario
Acerca del autor
por Sydney Koh
Sentada en el aparcamiento del colegio de mi hijo para recogerle, navegué con indiferencia por mis redes sociales. Con un sencillo movimiento de mi pulgar aparecieron rápidamente fotos de las aventuras de amigos en sus viajes exóticos, vídeos de cachorros adorables y el anuncio ocasional de una oportunidad para trabajar desde casa. Ciertamente, Facebook me conocía demasiado bien.
Entonces, surgido de la nada, un anuncio concreto me llamó la atención.
El trader de 20 minutos.
Sonreí con un aire de superioridad y me burlé de inmediato.
«El trader de 20 minutos. Claro. Menuda bobada».
Y volví a navegar por las redes.
Habiéndome quedado repentinamente viuda a los cuarenta y años, he explorado distintas formas de ganar dinero online. El empleo tradicional no era una opción viable para mí, ya que tenía que criar yo sola a mis tres hijos, que todavía iban a la escuela primaria, y uno de ellos tenía necesidades especiales.
Estudié todas las formas habituales de ganar dinero desde casa: marketing de afiliación, trading online, agencias, la industria editorial, etc. Alcancé el éxito en el mundo editorial, ya que empleé mi experiencia personal en un matrimonio peligrosamente tóxico para escribir varios libros para ayudar a aquellos que estuviesen experimentando lo mismo. Sin embargo, me di cuenta de que tener varias fuentes de ingresos para mantener a mi joven familia sería beneficioso para nuestra estabilidad a largo plazo. Por lo tanto, mi búsqueda de ingresos suplementarios continuó.
Al día siguiente, un anuncio distinto del trader de 20 minutos apareció en mis contenidos. En esta ocasión, un caballero sonriente explicaba tranquila e informalmente la singular estrategia de este sistema de trading. Me detuve para escuchar lo que tenía que decir, ya que era obvio que no se parecía en nada a los llamativos tradersjóvenes que había visto en el pasado. Sin coches lujosos ni una mansión en segundo plano, Jeremy Russell, el hombre que aparecía en el vídeo, captó mi atención y me intrigó.
Jeremy simplemente hablaba de un patrón singular que había percibido cuando empezó con el trading y cómo, a consecuencia de ello, invirtió mucho tiempo y capital para comprobar la fiabilidad de este patrón. Lo que encontró y sometió a pruebas retrospectivas dio como resultado un descubrimiento sorprendente de que este patrón era muy predecible dados ciertos movimientos sencillos en las gráficas.
«Predecible» y «confiable» eran la antítesis de mi experiencia personal con el trading. Lo que he visto durante mi vida en los mercados fue más bien todo lo contrario. El sistema de Jeremy era tan distinto a lo que había usado antes… y con el curso gratuito que ofrecía, decidí que no me haría ningún daño por lo menos averiguar algo más.
Algunos sencillos clics después, aprendí más cosas sobre este patrón, y al hacerlo me volví cada vez más curiosa. Esto no se parecía en nada a ningún otro patrón del que haya aprendido en el pasado, y me emocionó. Nada de cuñas ascendentes, de patrones de taza y asas, ni de secuencias de Fibonacci. Esto era completamente distinto.
Aprendí que, dentro de los primeros veinte minutos de la apertura del mercado, si sucedía A, entonces se debía estar pendiente de B y luego ejecutar la operación.
«¿Eso es? ¿Ése es el patrón? ¿Ése es el sistema?».
Era como si mi hijo carnívoro, que se alimentaba a base de comida basura, acabara de decirme que no sólo había decidido comer más sano, sino que se había hecho vegetariano. Sí, así de sorprendida estaba. Algo a lo que me había acostumbrado y ya no me cuestionaba acababa de cambiar drásticamente.
Era sencillo. Casi demasiado sencillo. Ciertamente debía haber algo más.
Una cosa que sabía debido a todo mi tiempo con el trading era que tenía que estar pendiente frecuentemente de mis operaciones. Odiaba tener que estar atada a mi escritorio todo el día mientras monitorizaba la inevitable montaña rusa de mis operaciones activas.
Ahora sentía incluso más curiosidad por el sistema de trading de 20 minutos, y al poco tiempo me encontré al teléfono con el mismísimo trader de 20 minutos. Hablamos de mi experiencia anterior en el trading, y averiguó que la mayor parte de mi tiempo en los mercados los pasaba en operaciones que duraban desde más de un día hasta varios meses (swing trading), Jeremy exclamó:
—¡Vaya! ¡Qué valiente eres!
Al otro lado de la línea telefónica, sonreí humildemente, malinterpretando el comentario de Jeremy como si se tratase de un halago. Al cabo de una fracción de segundo sentí que algo no estaba bien en mi interior.
—Espera. Un momento… ¿Qué quieres decir con «valiente»?
—Oh, simplemente quiero decir que como mantienes tus operaciones durante la noche, estás dispuesta a quedarte expuesta a las noticias que se den por la noche.
Indudablemente, Jeremy tenía razón. Una de las cosas más molestas sobre el swing trading era que mantener las operaciones de un día para otro durante eventos noticiables impredecibles o anuncios gubernamentales inoportunos que escaparan a mi control podían tener un impacto importante sobre mis operaciones, ya fuera de forma enormemente positiva o negativa. Esta última situación podía resultar desastrosa, por no mencionar experiencias onerosamente dolorosas.
No me llevó mucho tiempo reconocer que necesitaba saber más sobre la estrategia del trading de 20 minutos. Cuanto más aprendía sobre este método más claro me quedaba que podía ser un punto de inflexión en mi travesía por el trading.
Vivir en California significaba que podía iniciar y finalizar mi jornada de trading antes de que mis hijos se despertasen para ir al colegio. Se acabó estar pegada a mi ordenador durante las horas en las que operaban los mercados. Usar este sistema me proporcionaría fácilmente el flujo adicional de ingresos que estaba buscando. No sólo eso, sino que a medida que comprendía más y más sobre esta estrategia, me di cuenta de que sería completamente escalable cuando estuviese lista para usar un mayor capital.
Hay muchas cosas que valorar de este sistema de trading, y espero que lo estudies y llegues a la misma conclusión que yo. Este sistema simplemente funciona, y tanto si estás buscando ganar una pequeña cantidad extra en cuanto a tu flujo mensual de dinero, como si estás pensando en usar el sistema para generar una cantidad bastante más importante de ingresos, vale la pena invertir el tiempo para aprender qué hace falta para convertirse en un trader de 20 minutos de éxito.
¡Mis mejores deseos y feliz trading!
SYDNEY KOH
Autora de DealingwiththeUnavoidableNarcissistinYourLife y Can’tYouSmelltheSmoke?
Hablemos de patrones. Michael Larson era un tipo corriente de Ohio que se hizo famoso por su increíble victoria en el concurso televisivo Press Your Luck en 1984. En el programa, presentado por Peter Tomarken, concursaban participantes que contestaban a preguntas de cultura general para ganar jugadas en un gran juego de mesa electrónico llamado El Gran Tablero.
El Gran Tablero tenía diversos premios y recompensas en metálico, pero también tenía algunas casillas etiquetadas como «Batacazo». Si un concursante caía en una casilla de Batacazo, perdía todas sus ganancias acumuladas y aparecía una animación cómica de un personaje de dibujos animados llamado Batacazo. El objetivo del juego era acumular tanto dinero como fuera posible sin caer en una de las casillas del Batacazo.
Michael Larson, un conductor de un camión de helados en el paro quedó intrigado por los patrones del concurso durante su estudio exhaustivo de episodios grabados. Se dio cuenta de que los patrones aleatorios en El Gran Tablero no eran del todo aleatorios. El espectáculo usaba cinco patrones distintos que se desarrollaban aleatoriamente durante cada programa. Larson reconoció que podía memorizar potencialmente esos patrones y predecir el movimiento de las luces en el tablero.
En el verano de 1984, Larson tomó la decisión de probar suerte y se convirtió en concursante de Press Your Luck, del canal de televisión CBS. Presentó su solicitud para participar en el concurso y, tras ser aceptado, viajo a Los Ángeles para la grabación.
Durante el concurso, la estrategia de Larson consistió en apretar el botón para detener las luces parpadeantes del tablero en los momentos precisos en los que sabía que se detendrían en el dinero o los premios, y no en las casillas del Batacazo. Evitó los Batacazos con éxito y logró amasar una sorprendente cantidad de dinero.
El enfoque de Larson era arriesgado, porque si caía en una casilla del Batacazo perdería todas sus ganancias. Sin embargo, había memorizado meticulosamente los patrones y confiaba en su habilidad para anticiparse a los movimientos en el tablero. A medida que el juego fue avanzando, las ganancias de Larson crecieron rápidamente, alcanzando cifras sin precedentes. Ganó un total de 110 237 dólares en metálico y premios, que constituyeron la mayor cantidad ganada en un día en la historia de la televisión diurna en esa época. En términos del año 2023, esta cantidad equivaldría a más de 330 000 dólares.
La racha ganadora de Larson sorprendió a los productores y al personal del concurso, que sospecharon que había hecho trampas. Revisaron el metraje exhaustivamente pero no encontraron ninguna prueba de maquinación. Larson simplemente había aprovechado un fallo en el diseño del juego y había sido más astuto que el sistema.
Los productores del concurso rehusaron, inicialmente, pagar a Larson sus ganancias, alegando que había hecho trampas. Larson amenazó con emprender acciones legales y, tras varios meses de negociaciones, recibió su premio íntegro. El incidente provocó que el concurso revisara los patrones de su tablero para hacer que fuesen más difíciles de memorizar y predecir.
La increíble victoria de Larson en Press Your Luck le convirtió en una celebridad fugaz. Larson falleció en 1999 con cuarenta y nueve años, dejando tras de sí un legado como uno de los participantes en un concurso más memorables y controvertidos de la historia.
Aparte de identificar un patrón, hay otra cosa que destaca sobre Larson. Sospecho que Larson no estaba buscando el patrón cuando vio este concurso al principio, sino que se le apareció. Para cualquier otra persona, los parpadeos de las luces eran aleatorios, sin un patrón discernible, pero para Michael había un patrón, una secuencia: las luces aparecían en forma de una serie específica a lo largo de períodos precisos. Cientos de miles de personas habían visto este concurso televisivo y muchos habían jugado y, pese a ello, parece que nadie más que Michael detectó esto, o si lo hicieron decidieron no monetizarlo.
Cuando, al principio, pensó que había identificado este patrón, podría haber sido realista y, simplemente, haberse dicho a sí mismo: «Estoy seguro de que no puedo identificar este patrón. Alguien ya se habría dado cuenta de esto a estas alturas», y haberse negado a admitirse a sí mismo que era capaz de saber cuándo las luces acabarían en las casillas ganadoras.
Pero no lo hizo. Se puso a prueba, grabando episodios del concurso en una videograbadora beta o VHS, volviendo a reproducir la grabación y aprendiendo cómo se daban estos movimientos predecibles.
Así es como me sentí en noviembre de 2019, sin haberme fijado nunca en ninguna acción ni gráfica, sin haber comprado nunca acciones ni aprendido nada sobre el mercado de valores… y pese a ello vi cómo sucedía esta cosa que a mí me parecía completamente obvia, en la que unas acciones bajaban y subían de precio de forma bastante predecible cada día más o menos a la misma hora. Nunca pensé que fuera a ayudar a catapultar una serie de éxitos al cabo de tan poco tiempo.
Y aquí estoy, simplemente un nuevo trader aleatorio. No soy un antiguo fanfarrón de Wall Street que haya sido un aprendiz de Warren Buffet, ni ningún gran friqui que adore los algoritmos. Opero con patrones predecibles cada día. De hecho, mientras estoy escribiendo esta frase, acabo de mirar mi cuenta y he visto que acabo de ganar unos 99 000 dólares en mis últimas 3 semanas de trading. En el último año, cientos de miles de personas de todo el mundo han aprendido acerca del trader de 20 minutos y, quizás, para cuando se publique este libro sean millones.
Aquí tenemos lo más raro: ni siquiera puedo referirme a mí mismo como un amateur en cuanto al tema del trading. Si un lobato de los Boy Scouts aprendiera primeros auxilios y le compararas con un médico, yo tendría menos conocimientos de estrategias de trading que ese muchacho de medicina. No poseo cualificaciones académicas para considerarme una autoridad, y si estás buscando eso, haz que te devuelvan el dinero de este libro antes de que sea demasiado tarde y búscate a alguien con un doctorado en trading que haya trabajado en la Bolsa de Nueva York durante años, o en la Bolsa Mercantil de Chicago durante décadas. Alguien que conozca los símbolos griegos, los indicadores y el índice de fuerza relativa, además de docenas de otras fórmulas…, que tenga cinco pantallas alrededor de su escritorio, frente a él. Lo único con lo que efectúo operaciones bursátiles es con un pequeño ordenador portátil y mi teléfono inteligente.
Conozco algunas docenas de palabras y símbolos, más o menos, de forma sencilla y precisa. Sé cómo comprar y vender y tengo unos conocimientos matemáticos básicos, pero mi as en la manga, lo mejor de todo, es que dispongo de una forma de predecir un diminuto aumento del precio de unas acciones. También conozco cada detalle sobre cómo explicar este método de principio a fin.
¿Qué sorprendente método de desciframiento de código o provocador de fallos técnicos empleé para encontrar este patrón? De hecho, usé una técnica especial llamada MNSS. ¿Has oído hablar de ella? Es una técnica muy poderosa. Estas siglas corresponden a «mirada no sesgada subconscientemente».
Los expertos, los doctorados y los filósofos de todas las épocas… nunca hablaron de esto en realidad. Me lo acabo de inventar, pero eso no significa que no sea cierto.
Básicamente estaba echando miradas o vistazos, y los anotaba repetidamente.
Todo hemos visto el fenómeno por el cual una persona, independientemente del escenario, aparece, sin saber nada, y se da cuenta de algo que toda la compañía, la familia, el grupo o la civilización no había percibido y que para ella era algo completa y clarísimamente obvio.
Tenemos el relato del explorador que se había encontrado con una tribu azotada por la sequía, que había vivido en ese lugar desde hacía siglos, evitando una cueva cercana porque estaba ocupada por un «demonio malvado». Se trataba de una certeza colectiva porque de la cueva surgían sonidos amedrentadores continuamente. Por lo tanto, era un conocimiento grupal que esta cueva suponía un peligro mortal y que estaba ocupada por un espíritu demoníaco al que había que evitar, apaciguar y temer. Se hablaba de él, se rezaba al respecto y se crearon danzas para protegerse de sus efectos destructivos. Comités, ancianos y expertos hablaban sobre el tema con gran autoridad, mientras toda la tribu estaba continuamente deshidratada debido a que no disponía de una buena fuente de agua. Se enseñaba a los niños, ya desde una tierna edad, a temer a la cueva y a evitarla (de hecho, y por cierto, esto me suena como al mercado de valores, ya que los ancianos «sabios» se oponen a todos los métodos nuevos que ven, y miran con desdén cualquier innovación por parte de nuevas personas).
Un explorador decidió «Entraré en la cueva y comprobaré todo esto», y vio que se trataba de una fuente de agua subterránea que rugía en sus profundidades, ya que el agua se agitaba en un remolino y una pequeña cascada, transmitiéndose este sonido hasta la entrada de la cueva en forma de gruñidos graves. Informó de esto a la tribu y solucionó su sequía. Y pese a ello, esta criatura mítica fue un factor dominante en la vida de estas gentes durante quizás cientos de años.
Ahora se había resuelto la sequía y el demonio malvado había desaparecido. El explorador había empleado la MNSS (mirada no sesgada subconscientemente). En otras palabras, no estaba sesgado subconscientemente para creer en el demonio. Simplemente miró sin unas ideas preconcebidas.
Así es cómo mire yo las gráficas del mercado de valores.
Tenía cuarenta y dos años, estaba arruinado, acababa de perder mi trabajo de veintidós años y no tenía un sitio en el que vivir, así que en esa época estaba en casa de Kris, mi hermano mayor, ocupando una habitación de sobras de la que disponía. Un día, saqué mi ordenador portátil y lo coloqué sobre la mesa de centro.
Dije:
—Oye, Kris, ¿ves eso? –Mientras señalaba la gráfica.
Kris era la primera persona que me había mostrado gráficas de acciones un mes antes, ya que él tenía experiencia. También me introdujo al trading de opciones.
—Si veo… ¿qué? –preguntó, mientras miraba las gráficas de las acciones que le mostraba.
—Puedo decirte cuándo van a subir de precio esas acciones –dije.
—Claro, claro. Echemos un vistazo –dijo Kris.
—Ahora –dije, y la línea dio un salto ascendente.
—¡La leche! ¡Lo has hecho! –respondió.
Ahora estás a punto de lanzar este libro por la ventana, porque hay gente a la que le pagan millones y miles de millones de dólares para predecir los asuntos del mercado de valores, con los algoritmos más detallados y complejos del universo, con un ejército de analistas cuantitativos que diseccionan cada aspecto en detalle. No te apetece oír los balbuceos de un idiota con suerte al que le ha tocado la lotería por pura casualidad y que ahora cree que es un experto.
Estoy de acuerdo contigo. Preferiría oír hablar a un experto de probada eficacia en cualquier asunto. Pero permíteme ser un poco justo conmigo mismo.
Y quizás debería ser un poco menos autocrítico por mi falta de conocimientos.
Desde que publiqué mis métodos en 2021, cientos de miles de personas han aprendido sobre el patrón de detección del traderde 20 minutos en cuestión de meses sin prácticamente ninguna publicidad por mi parte. La cosa principal que dicen es que encuentran que las explicaciones son sorprendentemente fáciles, aplicables y conceptualmente asimilables. En definitiva, nuestros alumnos señalan que el sistema del trader de 20 minutos es fácil de comprender y usar, especialmente al compararlo con las voces excesivamente técnicas y, frecuentemente, intencionadamente poco claras en el mundo del trading. Mi equipo y yo hemos comprobado retrospectivamente el sistema del trader de 20 minutos de forma exhaustiva. Contraté a verdaderos profesionales para que construyeran una máquina del tiempo e hicieran simulaciones del mercado en el pasado con software que reproducía el mercado exactamente como era segundo a segundo, viendo si estos patrones existían hace años. Y sí, existían. Mientras tanto, en el transcurso de estos tres últimos años, he leído montones de libros y miles de páginas de datos del mercado de valores, y he entrevistado a docenas de traders tanto exitosos como fracasados.
Sometí este sistema de patrones a pruebas beta con más de ciento treinta traders con los que trabajé personalmente. Registré sus resultados, obstáculos y éxitos, y analicé, pulí, optimicé y publiqué los hallazgos.
Así pues, puede que quiera proporcionarme una pequeña pausa y quizás dejar de menospreciarme por completo por estar «desinformado». Estoy, simplemente, tradicionalmente desinformado. No estudié las estrategias existentes, pero sí estudié información, análisis, resultados, tendencias, símbolos, palabras y definiciones. Por lo tanto, y aunque soy un amateur o incluso menos en lo tocante a conocer las «reglas» o las «estrategias» del trading, soy estudioso, y he aprendido ampliamente sobre el mercado de valores y el trading en él.
Quizás, para descifrar este código, hizo falta una persona completamente desinteresada como yo, un atleta, una novelista, un artista con los lápices al que en realidad nunca le gustó la Bolsa, aparte de la película Entre pillos anda el juego, mi comedia favorita de la década de 1980… y posiblemente mi comedia favorita de todos los tiempos (nota al margen: ¡No podía creérmelo! Estaba paseando mientras miraba algunas tiendas en Los Ángeles hace una semana, y Jamie Lee Curtis, que era una de las protagonistas de esa película, estaba caminando por la acera, justo delante de mí. Intenté decirle «Hola», y creo que lo hice, pero ella apenas reaccionó, ja ja). Puede que hiciera falta un tipo aleatorio sin preparación en el tema para ver este fallo técnico descaradamente obvio. Como para mí el patrón era tan ridículamente evidente, no podía creerme que fuera así de fácil.
Era como el personaje de Eddie Murphy en el filme Entre pillos anda el juego. Salió de la calle, siendo un mendigo sin un techo, y acabó en el mercado del trading de materias primas (commodities). Se dio cuenta, de inmediato, de que la gente estaba apostando por el precio de las pancetas de cerdo. Sabía que el beicon era un lujo que la mayoría de las personas con unos ingresos bajos no se podía permitir alrededor de la época navideña porque Papá Noel necesitaba conseguir dinero para el vestido de pieles de su esposa y que su niño quería el último muñeco de acción. Para él resultaba descaradamente obvio que la gente compraría menos beicon durante este período. Mientras tanto, los tipos viejos, blancos y racistas cuyos mayordomos los bañaban y afeitaban cada mañana no estaban en contacto con la realidad. Ni siquiera podían concebirlo.
El personaje de Eddie, Billy Ray Valentine, acertó y le consiguió a su empresa una enorme suma debido a ello. Billy Ray (Eddie Murphy), el recién llegado, sin formación en el pensamiento colectivo sesgado propio del statu quo, podía ver mucho más que esos tipos empapados por la lluvia de símbolos, estrategias y significados. Empleó la MNSS, por supuesto. Una mirada no sesgada.
Como Michael Larson, de Ohio, que ganó en el concurso de la CBS Press Your Luck, que incluso ostentó el récord por la mayor cantidad ganada en un concurso durante décadas.
Una mirada independiente, no sesgada subconscientemente.
En este libro te explicaré la historia del descubrimiento, te mostraré pruebas de mis resultados y bosquejaré en detalle los pasos precisos que alguien podría dar para convertirse en un trader de 20 minutos competente. Esto incluye cómo configurar tus gráficas, cómo descubrir un patrón predecible, cómo usar una cuenta de trading, consejos sobre la gestión del riesgo, consejos para el éxito y recursos para ayudarte a lo largo del viaje.
Debe mencionarse que el trading intradía es arriesgado y que la mayoría de la gente que lleva a cabo el trading intradía pierde dinero haciéndolo, especialmente los traders de opciones. Mis resultados no son los típicos. Tu éxito no está garantizado si aprendes conmigo o por tu cuenta. Practica primero con el trading simulado (sobre el papel) antes de poner en juego tu dinero, y nunca pongas en riesgo dinero importante del que de verdad dependa tu vida. No me sigas ciegamente ni a mí ni a nadie.
Primera actualización sobre el trading
Es el 8 de febrero de 2023.
El trading empezaba a las 06:30 h (hora del Pacífico en EE. UU.). Esta mañana me he despertado a las 05:16 h sin la alarma. Simplemente me desperté y miré mi teléfono móvil para ver qué hora era. Me levanté y, en la oscuridad, encontré mis pantalones de chándal, me los puse en silencio, me puse las gafas, metí los pies en mis zapatillas y caminé silenciosamente para salir del dormitorio y no despertar a mi encantadora esposa, la madre de Owen, mi pequeño hijo.
Me fui directo a la cafetera. Vi mi taza, con la inscripción «Trader de 20 Minutos», llené la cafetera de agua, metí una cápsula de café de tueste medio llamada Big Bag, de Pete’s Coffee, y presioné el botón. Fui a baño y al regresar la taza estaba llena hasta el borde de un fantástico líquido marrón dador de vida.
Me fui a mi despacho, abrí mi ordenador portátil, vi que tenía algunos e-mails y mensajes de texto, los respondí y luego llevé a cabo mi investigación antes de la apertura del mercado para publicar mis opiniones para cualquiera que quisiera leerlas.
Alrededor de las 06:26 h, abrí mi plataforma de trazado de gráficas, me aseguré de que los ajustes fueran correctos, y abrí la aplicación de trading en mi teléfono móvil. Preparé mi operación seleccionando el símbolo de las acciones con las que quería operar en la pantalla de mi teléfono móvil. Ahora todo lo que necesitaba era tocar el botón de «comprar» cuando la gráfica que tenía frente a mí me convenciera de que el precio de las acciones iba a subir basándome en los criterios que había determinado mediante la investigación previa.
A las 06:30 h, el mercado abrió, y las líneas en mi gráfica que mostraban los cambios a cada segundo cobraron vida, subiendo y bajando rápidamente. Por cada segundo que la gráfica avanzaba en el tiempo, las líneas progresaban, desplazándose, con ligeros cambios, por la pantalla como unas lombrices veloces. Una línea monitorizaba el valor cambiante del precio de las acciones, y la otra el valor cambiante de un índice. Estos valores suben, bajan o permanecen iguales a cada segundo. A exactamente las 06:35:04 h, esos criterios que estaba buscando aparecieron, y presioné el botón de «comprar» en mi teléfono móvil.
Pagué exactamente 58 380 dólares para hacer esta inversión. Una vez que lo hice vi, en mi cartera digital, conocida con el nombre de «cartera de valores» en la aplicación de trading que uso, que ahora era propietario de la inversión que había adquirido. Me mostraba que había pagado 58 380 dólares por ella.
Al cabo de diez segundos, emití una orden para venderla por 59 430 dólares, de modo que, si el valor subía hasta esa cifra, se vendiera entonces y ahí por ese precio. Obedientemente, y tal y como se había predicho, el precio de las acciones subió su valor en más de 20 centavos, que era el valor del ascenso que se necesitaba para alcanzar el precio que tenía como objetivo.
A exactamente las 06:36:00, 56 segundos después de haber hecho la compra, el objeto de mi inversión se vendió por 59 430 dólares: 1050 dólares más de lo que pagué por ella.
¿Por qué? Porque cuando identifiqué los criterios del patrón que me decían que el precio de las acciones era probable que subiera una pequeña cantidad, compré. Entonces subió sólo 22 centavos, y como resultado de ello, los artículos que compré se volvieron más valiosos y, por lo tanto, se vendieron por el precio más alto que había solicitado: 1050 dólares más de lo que había pagado 56 segundos antes. En otras palabras, gané 1050 dólares llevando a cabo esa operación, comprando un instrumento del mercado de valores y vendiéndolo por un mejor precio unos momentos después.
A las 06:40:14 h, llevé a cabo una segunda operación mucho menor. Con ésta gané sólo 48 dólares. Mi total en ese día fue de 1098 dólares. Las tarifas y comisiones relacionadas con estas cuatro operaciones (dos compras y dos ventas) fue de 41,13 dólares: el precio de hacer negocios. Por lo tanto, mi beneficio real ese día fue de 1098 dólares menos 41,13, dólares, lo que equivalía a 1056,87 dólares.
Cerré mi ordenador portátil y empecé a dedicarme a otras tareas.
A las 06:44 h hice una captura de pantalla, que puedes ver aquí, junto con la imagen comparativa de cuál era el valor de la cuenta al principio del año, el 3 de enero, antes de haber iniciado ninguna operación (figs. 1.1 y 1.2).
Las capturas de pantalla de la cuenta de trading muestran dos cifras importantes. Se trata de: 1) el valor de la cuenta, que muestra el balance actual de tu cuenta con todas las tarifas y comisiones restadas automáticamente, y 2) el valor desde el inicio del año (year-to-date, o YTD), que simplemente significa los beneficios o pérdidas totales desde el primero día del año, sin restar las tarifas ni las comisiones. El valor de la cuenta dice que el 3 de enero (el primer día de tradingde 2023) había 50 000 dólares justos, ya que la había proveído así de fondos hasta el último centavo. El YTD muestra 0 dólares y 0 centavos. Ésta es la captura de pantalla del «antes». Algo más de un mes después, el 8 de febrero, verás que el valor de la cuenta es de 64 111,69 dólares, y el YTD muestra 14 933 dólares.
Hay dos formas de fijarte en tu beneficio, y ambas se ilustran aquí. Te lo explicaré. Como el beneficio YTD no tiene en cuenta las comisiones ni las tarifas por las operaciones de trading es, de hecho, un poco engañosamente alto. Las comisiones y las tarifas se llevan una considerable parte de tus beneficios, por lo que uno podría mirar esta cifra y pensar que ha conseguido más beneficios que los que en realidad ha logrado. Sin embargo, el valor de la cuenta muestra el balance actual de tu cuenta habiendo restado automáticamente todas las tarifas y comisiones. Puedes usar este valor para calcular tu beneficio real. En las capturas de pantalla anteriores, empecé con 50 000 dólares, y el valor de la cuenta muestra ahora 64 111,69 dólares, por lo que el beneficio real es de sólo 14 111,69 dólares. Sin embargo, el beneficio YTD muestra 14 933 dólares: una diferencia de 821,31 dólares. La cifra real es la inferior, ya que ésa es la cantidad que está en mi cuenta. La cifra YTD es 821 dólares superior debido a las comisiones y las tarifas. La ejecución de cada operación cuesta dinero. Lamentablemente, se me cobran impuestos de acuerdo con la cifra de beneficios superior (la YTD), y no de acuerdo con la inferior (la del incremento del valor de la cuenta). Bueno, bien…, sin embargo, el dinero ganado no está mal.
Se puede ver que mi beneficio consiste en una ganancia en valor del 28 % desde el inicio del año en el transcurso de cinco semanas.
La forma en la que llegué ahí es sencilla. Aprendí cómo predecir un pequeño aumento en unas acciones. Compro justo antes. Vendo cuando alcanza ese nivel, frecuentemente al cabo de unos segundos de haberlas comprado. Hago esto a diario.
Y estoy seguro de que estás leyendo esto para averiguar CÓMO.
Aquí tenemos lo que es genial de esto. He enseñado esto con éxito a gente sin conocimientos que no sabía nada del trading. Dispongo de capturas de pantalla y de extractos bancarios para demostrar mis ganancias, que publico; pero hay una razón por la cual cientos de miles de personas se han inscrito para aprender sobre este método sólo en los últimos meses.
Sumerjámonos en ello.
Sigue la estela de la barca
La simplicidad del método de predicción del trader de 20 minutos es como seguir la estela de un gran barco. Hay algo grande avanzando que provoca una cierta ola como consecuencia. Podemos imaginarnos un barco grande que discurre por el mar abierto y una pequeña moto acuática dando saltos debido a la estela.
Le seguimos el rastro a algo grande que se mueve y asumimos que algo más se moverá justo después como respuesta. Nos subimos a ese pequeño movimiento posterior y cuando funciona obtenemos nuestro beneficio.
Es una estrategia bastante intuitiva. Un gran montón de compañías enormes bajan todas ellas y otras compañías les siguen de inmediato. Un gran montón de compañías enormes suben, y un puñado de otras compañías les siguen en su trayectoria ascendente.
Estate atento al movimiento de la cosa grande, espera que las otras se muevan justo después y apuesta por ello. Es así de sencillo, y no puedo creer que funcione, pero seamos claros: tuve que llevar a cabo algunas investigaciones en profundidad para conseguir que el índice de victorias fuera tan alto como lo tengo ahora y para verificar que se puede contar con esto. Antes de entrar en ello, te acompañaré por algunas explicaciones fáciles de algunos conceptos que, de otro modo, serían complicados.
¿Qué es el mercado de valores?
Te recomiendo que revises concienzudamente este capítulo aunque tengas experiencia en este tema. Recuerda que ya he trabajado individualmente con cientos de personas e indirectamente con cientos de miles: desde traders muy experimentados hasta personas completamente inexpertas. Todos aprendieron con esta explicación. En el caso de los expertos, frecuentemente quedaron boquiabiertos al darse cuenta de que no eran conscientes de algunos de los aspectos MÁS BÁSICOS del mercado de valores y agradecieron comprenderlos mejor.
«Acciones» significan propiedad.
Si tienes acciones de una compañía, eso significa que posees parte de esa compañía.
La razón por la que en inglés se llama a las acciones stocks es bastante divertida. En Inglaterra, el mercado de valores (acciones) se encontraba, hace siglos, justo al lado de un mercado de carne y pescado llamado Great Stocks Market. En ese mercado había un puñado de animales alojados y expuestos en unas estructuras de madera, y también se exponía a delincuentes atados a cepos, con unas planchas de madera con agujeros para que metieran la cabeza y las extremidades. Estas estructuras de madera para confinar y mostrar a los animales se conocían con el nombre de «listones» (stocks en inglés). Ésta es la razón por la cual el lugar en el que vendían pescado y carne se llamó Great Stocks Market (Gran Mercado de los Listones).
Mientras tanto, se daban operaciones de trading por toda esa zona, con los brókeres y los traders vendiendo sus acciones en las cafeterías y en el Royal Exchange (Bolsa Real), que estaban, todos ellos, en esa zona, alrededor del mercado. Estos tipos salían a hacer negocios y decían: «Me voy al Stocks Market para comprar y vender acciones». De aquí salió el término Stock Market (mercado de valores o Bolsa).
La palabra «stock» («listón») se remonta a «madera» o «tronco de árbol», lo que, por supuesto, hace referencia a los bloques de madera con los que se hacían los cepos.
Por lo tanto, ese lugar era donde se acudía para comprar mercancías y acciones cerca de tipos atados a un cepo.
Al final, y debido a esto, la palabra «stock» (acción o valor) llegó a significar «propiedad», y en todo el mundo anglófono se habla de stocks.
La gente del mercado de valores lleva, típicamente, una vida angustiosamente estresada, por lo que creo que es bastante «simpático» que, en inglés, la derivación del nombre de ese lugar proceda de un instrumento de tortura para delincuentes.
Se ha negociado con acciones desde hace miles de años. Se han encontrado pruebas de negocios con acciones en la Roma previa al imperio y en otras partes no relacionadas del mundo.
Los negocios u operaciones de compra y venta (trading) de acciones o valores son, aparentemente, una conducta natural para los humanos. Los castores construyen presas, los topos cavan hoyos, las aves construyen nidos y los humanos negocian con acciones.
Para obtener dinero, una compañía puede vender porciones de sí misma a la gente e incrementar el número de propietarios de esa empresa, dando a esos nuevos propietarios la posibilidad de que se les pague con parte de los beneficios de esa compañía. Los propietarios también se benefician económicamente de un aumento en el valor de la empresa en su conjunto.
El mayor mercado de valores del mundo se encuentra en Estados Unidos, y gestiona más de treinta billones de dólares. Las acciones solían negociarse con pedazos de papel que personas llamadas brókeres llevaban encima a lomos de caballos o en carruajes de un lugar a otro, comprando y vendiendo acciones por unos beneficios entre los inversores y los accionistas. Se daba, principalmente, en la Costa Este de EE. UU. Sí, se trataba del Salvaje Este del trading con acciones.
Dándose todo esto fundamentalmente en la Costa Este, en esos tiempos las acciones se vendían en reuniones celebradas en cafeterías y en las calles, sin un sistema concreto asentado. La logística era complicada y requería de regulación para estandarizar la compra y la venta de las acciones. Los brókeres ayudaban a los inversores y los accionistas a operar con sus acciones y recibían comisiones en el proceso. Finalmente, el 17 de mayo de 1792, un grupo de veinticuatro brókeres se reunió en una carretera de tierra llamada Wall Street en una región llamada Nueva York. Firmaron, bajo un sicómoro, los documentos iniciales de lo que hoy se conoce como la Bolsa de Nueva York (New York Stock Exchange o NYSE).
En esa época, se trataba de una reunión de brókeres sentados en sillas o asientos y subastando sus acciones en un entorno más regulado y sensato. Cada bróker tenía un «asiento» en la Bolsa de Nueva York. En esa época se trataba de una silla real. El acceso a un asiento en la Bolsa de Nueva York, para permitir que alguien formara parte del trading, ha sido una posición envidiada desde el primer día de su formación en el siglo XVIII. En la actualidad hay cientos de «asientos» en la Bolsa de Nueva York que proporcionan a un bróker o a una correduría acceso a la compra y la venta de las acciones de sus clientes a otros clientes, brókereso corredurías directamente.
Un bróker es alguien que compra o vende en nombre de otra persona. Una correduría es un conjunto de brókeres organizados en forma de un grupo, compañía, institución o empresa. El vocablo «bróker» procede de la palabra francesa brocour, que significa alguien que coloca una espita en un barril y le sirve el vino a un cliente para facilitar su consumo. El brocour sería el que colocaría la espita y escanciaría el vino para un cliente, de forma muy parecida a cómo un corredor de Bolsa (bróker) facilita la transacción de comprar o vender acciones en nombre de clientes para que, con suerte, beban el vino de los beneficios.
Para que una compañía pueda hacer que se opere con sus acciones en un mercado de valores (Bolsa), debe empezar a cotizar en Bolsa con una oferta pública inicial (OPI). Esto simplemente consiste en que una empresa sea valorada por una institución y que luego se divida en miles, millones o incluso miles de millones de porciones, y luego ofrecerse a vender estas porciones por el valor que tenga la compañía dividido entre el número de porciones. Si la empresa se valoró en 20 millones de dólares y se dividió en un millón de porciones, cada una de ellas valdría 20 dólares durante la oferta pública inicial. Después de que esas porciones (llamadas acciones) se vendan, hay entonces miles de nuevos propietarios de la compañía, y los antiguos propietarios tienen un montón de dinero. Ésa es, ya para empezar, la principal razón por la que hicieron esto. Con este dinero pueden liquidar sus deudas con los inversores originales, pagarse a sí mismos, reinvertir en la compañía, hacerla crecer, hacer que las acciones que todavía posean tengan todavía más valor y hacer que las acciones poseídas por los nuevos accionistas sean más valiosas.
Cuando los accionistas venden sus acciones o compran más, la cantidad de cada transacción se muestra en lo que se llama el teletipo bursátil (ticker). El ticker es el último precio de una transacción por una acción o acciones de una compañía.
Si el precio de las acciones de una compañía es de veinte dólares y un único accionista vende una de sus acciones a alguien por veinticinco dólares, el teletipo bursátil mostrará la cifra de veinticinco dólares como el nuevo precio de las acciones. Se llama ticker en inglés porque estos precios cambiantes de las acciones se procesaban en una máquina que emitía un sonido metálico parecido a un tictac siempre que la cifra cambiaba.
Hay numerosos factores que provocan que el precio de unas acciones cambie, pero lo más simple es la oferta y la demanda en su forma más cruda. Es como una mezcla entre una subasta y el regateo (como alguien que se compra un coche de segunda mano). La gente pone sus acciones en el mercado para venderlas por un cierto precio, mientras que otras personas emiten órdenes de compra por un precio inferior. Llegan a un acuerdo mutuo en una dirección o en la otra y se produce así una transacción.