Correr - Marcelo Tordomar - E-Book

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Marcelo Tordomar

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Beschreibung

¿Cuántas veces soñamos con hacer algo y lo descartamos creyendo que no tenemos tiempo, o que sencillamente es imposible? El autor comparte sus éxitos y derrotas al enfrentar objetivos que a priori parecen inalcanzables. Después de veinte años de trotar unos pocos kilómetros, dos o tres veces a la semana por las calles de Buenos Aires, el escritor se plantea el desafío de participar en las veinticinco carreras a pie más extremas del planeta. Correr en el desierto del Sahara durante seis días (con temperaturas por encima de los 40 °C), en la jungla del Amazonas (entre jaguares y todo tipo de alimañas), en Siberia (con temperaturas debajo de los -20 °C), o a través de tres países europeos (durante dos días sin parar ni dormir). ¿Lo logrará? En la odisea, el escritor busca la aplicación de las nociones necesarias para encarar un desafío extremo a la vida diaria y a la laboral. Planificación, anticipación, definición de objetivos, inspiración, y motivación son conceptos que habitan en cada capítulo de la obra. El recorrido lleva al lector a adentrarse en las aventuras enfrentadas para intentar terminar las primeras ocho.

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Marcelo Tordomar

Correr

Pasión Extrema

Tordomar, Marcelo Correr pasión extrema / Marcelo Tordomar. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-3239-8

1. Deportes. 2. Narrativa. I. Título. CDD 796.42092

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

Ultra Trail du Mont Blanc – UTMB 2012 (#1)

Transalpine Run 2013 (#2)

Ultra Trail du Mont Blanc – UTMB 2014 (#1) − Segundo intento

Marathon des Sables 2015 (#3)

Comrades Marathon 2016 down–run (#4)

Jungle Marathon 2016 (#5)

Comrades Marathon 2017up–run (#4)

Inca Trail Marathon 2017 (#6)

Tor Des Geants 2018 (#7)

Comrades Marathon 2019 up–run (#4) – Segundo intento

Tor des Geants 2019 (#7) – Segundo intento

Baikal Ice Marathon 2020 (#8)

Tor Des Geants 2021 (#7) – Tercer intento

Hitos

Table of Contents

El objetivo de este libro es compartir experiencias motivadoras e inspirar la felicidad de las personas. Toda actividad física debe ser gestionada por un profesional del deporte, así como cualquier medicación que se tome debe ser prescripta por el profesional correspondiente.

Introducción

¿Correr sin parar y sin dormir durante 46 horas, recorriendo 160 km en los Alpes, y atravesando 3 países? Imposible.

¿Mejorar en 10% el margen de nuestras ventas? Imposible.

A lo largo de estas páginas intentaré mostrar que no hay objetivos imposibles.

Todos tenemos objetivos. Y muchas veces los descartamos, creyendo que son inalcanzables. Sin embargo, si el objetivo cumple con las condiciones de ser específico, medible, alcanzable, realista, y con el correcto tiempo definido, lo importante será nuestra actitud para alcanzar esa meta. Si logramos encontrar objetivos que nos apasionen, no existen los imposibles.

Soy una persona común, que trabajó en una empresa multinacional de telecomunicaciones durante veintisiete años. Durante ese tiempo fui desarrollando mi formación profesional, y en paralelo, me dediqué a correr en los lugares más extremos del planeta.

Llegué a ser Director de Compras para Latinoamérica, y Director de Operaciones para el Cono Sur en esa empresa. Corrí ocho de las carreras a pie más extremas del mundo. Parecen dos objetivos incompatibles, ¿no es cierto? Sin embargo, con la planificación adecuada, la definición de prioridades correcta, y por sobre todo, la pasión de hacer lo que a uno le gusta, se puede.

Además, estoy felizmente casado con Caro y tengo dos hijos que me llenan de orgullo, Celi y Nico.

Durante los primeros veinte años de esta historia, estudio en la universidad, conozco a Caro, y una o dos veces por semana salgo a correr unos cinco kilómetros por mi barrio en la Ciudad de Buenos Aires.

Pero hace diez años, hice la prueba de correr en montaña. Ese fue un disparador que desató una pasión que terminó en el armado de un listado de las veinticinco carreras a pie más extremas del mundo.

Este relato cuenta mis peripecias para enfrentar las primeras ocho.

Ultra Trail du Mont Blanc – UTMB 2012 (#1)

El Ultra Trail du Mont Blanc (UTMB) surge como la carrera de trail más difícil de Europa y es actualmente considerada la Reina Madre de todas:

• 170 km

• +10.000 m desnivel vertical positivo acumulado (D+).

• 46 horas tiempo máximo, con once cortes intermedios (si no se llega a una determinada hora a determinados puntos, el corredor queda descalificado).

• Se atraviesan tres países. Parte de Chamonix, en Francia, y se da toda la vuelta al Mont Blanc, cruzando por el norte de Italia, Suiza, y finalmente termina en la ciudad inicial, Chamonix.

Carrera de trail es aquella que tiene lugar por senderos, o caminos que no son asfalto. Ultra trails son aquellas cuya distancia a recorrer es mayor a 42, 2 km.

Especialmente en las carreras de trail que se desarrollan en montaña, el D+ es un parámetro muy importante para medir la dificultad. No es lo mismo correr 170 km en el llano, que en zona montañosa. Y en este último caso, tampoco es igual correr por un valle y ocasionalmente tener que trepar un cerro, que tener un circuito en donde continuamente se esté ascendiendo en alta montaña.

El D+ mide solo la cantidad de metros verticales que el corredor asciende. Se descartan los metros en bajada. Pensemos en un triángulo rectángulo. El cateto mayor (el horizontal) mide 4 metros, el menor (el vertical) mide 3 metros, y el corredor recorre 5 metros por la hipotenusa. El D+ en este caso es entonces 4 metros.

Otro ejemplo: tenemos un edificio de 10 pisos. La altura es de 40 metros. Supongamos que la carrera consiste en subir y bajar tal edificio. No importa cómo es la escalera, el D+ de dicha carrera es de 40 metros.

Para poder estar en la línea de largada, es necesario superar dos filtros. El primero clasificar. En esta edición es necesario sumar cinco puntos en carreras clasificatorias. Todas de ultra distancia. Una vez alcanzado el número se ingresa a un sorteo, ya que hay cupo solamente para el 25% de los que logran clasificar.

El Sorteo

Consigo llegar con nueve puntos (¡cuatro más que los necesarios!) El Cruce de los Andes 2010 (dos puntos), La Misión (cuatro puntos) y Yerba Buena–Tafí del Valle (tres puntos). Me inscribo y a rezar. El 20 de enero ingreso a la página donde se publicarían los resultados: empiezo a bajar por la lista de los argentinos: rechazado, rechazado, a pagar, rechazado, rechazado. ¡Uh!, viene muy mal. Llego a mi nombre… ¡A pagar! ¡Entré!

La Preparación

Luego de haber hecho La Misión con Steve (amigos desde los siete años) en diciembre, veo que encarar el UTMB sin un plan de entrenamiento personalizado sería un gran error. En la Misión hice 70 horas para los 160 km. ¡¡El UTMB exige ser terminado en 46!!

Luego de nueve meses concluyo que fue fundamental esta decisión. No solo por el plan, sino por haber aprendido muchísimo del arte de correr en este tiempo. Por otro lado, el análisis profesional de la pisada, plantillas personalizadas y zapatillas adecuadas, conforman una base extremadamente sólida para encarar el desafío y evitar lesiones.

Aunque la carga del entrenamiento hizo que a los cinco meses aparecieran avisos del cuerpo. Aparte de la tendinosis en el tendón de Aquiles derecho que vengo sufriendo desde noviembre 2011, aparecen contracturas en ambos gemelos y en el tibial anterior izquierdo. Debo bajar el volumen en el último mes debido a ellas.

La tendinosis merece un párrafo especial. Al ser diagnosticada en marzo 2012, motivó que el deportólogo me indicara no correr el UTMB. El riesgo: que se cortara durante la competencia…

Los días previos en Chamonix

Llego al pueblo el martes alrededor de las 23:00. El miércoles por la mañana nos encontramos con los otros argentinos inscriptos y salimos a hacer un trotecito suave por Chamonix. ¡Muy lindo!

El día, espectacular.

A la noche, comienzan los pronósticos de lluvia y mal tiempo para el viernes.

El jueves, encuentro con mis viejos. Ya se van concretando los rumores respecto a las malas condiciones climáticas. Llueve en Chamonix, y tormentas en las altas cumbres en Italia y Suiza. Consecuencia de ello fueron los cambios en el recorrido y acortamiento de la carrera.

Encuentro con los amigos de Alcatel Francia y con Bernardo, con quien coincidimos en el hotel.

La carrera

Finalmente, lo que parecía un acortamiento en el trazado original, convirtiendo a una de las carreras de ultra trail más difíciles de Europa en una más del montón, resulta ser una experiencia inolvidable.

Largamos unos 2500 corredores a las 19:00. Llueve sin parar. Temperatura, alrededor de 10 °C.

Todo el pueblo de Chamonix, Francia, en las calles alentando a medida que pasamos: Allez, allez!, Bravo! son dos expresiones que se repiten en cada entrada a los pueblos de la región y que guardaré siempre en mi memoria. Es impresionante la energía que te inyectan.

Luego de dos horas, la noche es total. Todo el mundo con sus linternas prendidas intentando ver dónde se ponía cada pie. Sigue lloviendo sin parar, la neblina es bien espesa y la temperatura ya ha bajado unos cuantos grados.

Comienza la primera subida importante. El ascenso es tan empinado y rápido que no me permite anticipar el extremo frío que cae sobre nosotros. Plena noche, lluvia que se había transformado en nieve, temperatura bajo cero, y el camino embarrado y muy peligroso para sufrir lesiones.

Siento un frío intenso en las manos e inmediatamente me coloco dos guantes en cada una. El primero para dar calor, el segundo, impermeable. Aquí surge mi primera gran preocupación, de las dos que tendría a lo largo de la aventura. El frío en las manos no se reduce, sino todo lo contrario. Siento dolor y casi no puedo mover los dedos. Comienzo una serie de movimientos de apertura y cierre de las manos para lograr estimular la circulación. No mejora.

Ya no puedo tomar los bastones. Todo esto mientras continúa nevando. El camino a ambos costados con una capa de diez centímetros de nieve, y cuidando muchísimo dónde poner cada pie. Entiendo por primera vez a los que abandonan en este tipo de situaciones (de hecho, informan que durante la noche hubo poco más de 300 abandonos). Siento pánico de que efectivamente se congelaran los dedos, ya que eso no tiene vuelta atrás. Todo el resto del cuerpo viene muy bien. Sigo con los movimientos hasta que en un punto el proceso de enfriamiento se revierte y al fin, ¡el calor comienza a retornar a ambas manos!

Correr con estas condiciones es muy duro. Lo peor que he enfrentado hasta ahora. No veo el momento de que se haga de día, para que el sol, aunque filtrado por las espesas nubes, levante unos grados la lectura del termómetro.

¡Y finalmente sucede! A las 07:00 ya no es todo oscuro y saboreo esos rayos filtrados de sol.

Disfruto mucho cada una de las paradas de reabastecimiento (unas 6) en donde dan bebidas, pan, galletitas, chocolate, barritas, queso, fiambres, y lo que más consumo: el caldo con fideos salado y caliente.

Esta reposición de calorías resulta fundamental para poder seguir.

Coincidentemente con la salida del sol, comienza mi segunda preocupación. Pequeño dolor a la altura de la ingle derecha…

¿Apendicitis ahora?

Retiro los pensamientos negativos y mantengo el alerta sobre el dolor para ver si aumenta durante los próximos kilómetros. Mientras corro por el llano o en bajadas, nada. Pero en las subidas, el dolor cada vez es más intenso. Detecto que el mismo estaba localizado justo en la parte superior del cuádriceps. “Debe ser un pequeño desgarro”, me indico. Tomo la primera cápsula de diclofenac. Esto calma bastante el dolor por unas cuatro horas. Tomo otra dosis, y por suerte ahí se mantiene el dolor sin avanzar más.

A media mañana por fin deja de llover. Y así continúo mi carrera. Disfrutando las entradas a los pueblos, penando en los senderos embarrados luego de tanta lluvia, y dejando atrás ascensos y descensos brutales a las montañas de esta hermosa región francesa.

En un momento, dentro del primer tercio de la aventura, mi cabeza hace un giro positivo a la terrible desilusión de haber hecho tantos sacrificios para participar en este evento y que luego se haya transformado en otro. Pienso, “¡qué buen entrenamiento que es esto para el año que viene! ¡¡Ya tengo mi objetivo principal para 2013!!”

Por supuesto esto habrá que verlo, pero hace que desaparezca la pesadumbre con la que largué bajo la lluvia y comienzo a darle sentido a la experiencia.

Mantengo siempre controlado el paso. En algunos tramos puedo ir más rápido, pero cuido el desgarro. La velocidad total estimada para la carrera larga es de 4, 2 km/h. Estoy corriendo a un promedio de 4, 7 km/h. O sea, mejorando el plan original.

La llegada, sin palabras que puedan describirla fielmente. Todo Chamonix de nuevo recibiéndonos. Algunos entramos corriendo, otros caminando, y otros más casi arrastrándose con sus bastones. Mis viejos en la línea de llegada, no tiene precio.

Y aquí estoy, en la noche del domingo, luego de haber terminado la competencia, mirando de frente, colgado en una silla, mi chaleco de UTMB finisher. Desde el primero al último que pasa la meta, solo corremos por ese chaleco (o por todo lo que ello implica). Objetivo cumplido y ¡feliz!

Primer intento para tachar del listado a la primera de las veinticinco carreras a pie más extremas del mundo. Ya veremos que este objetivo no pudo ser cumplido.

Mis palabras de agradecimiento y amor por cada uno de los que de alguna forma u otra me ayudaron en este desafío. A Caro, Celi y Nico por el aguante, a mis viejos por haber podido darnos la oportunidad de compartir estos días juntos y lejos del país, a mis familiares, a mis amigos que siempre están, a Hugo que ideó el plan de entrenamiento y me dio consejos muy importantes a lo largo del año, a Lisandro y Gustavo que curaron mis lesiones a lo largo de los meses de preparación, a los corredores argentinos (impagable el encuentro con la troupe argentina el miércoles antes de largar), a Sergio por compartir su experiencia del año pasado, a Bernardo por su generosidad al abrir su mochila electrónica y mostrarnos sus secretos (de los cuáles usé algunos), a los compañeros del trabajo que corren, y a los que no corren también.

Gracias, lector, que has recorrido estas líneas, ya que de alguna manera estamos conectados.

¡Gracias a todos!

Transalpine Run 2013 (#2)

Algunos meses antes…

Enero 2013. Miro el resultado de la lotería para ingresar al UTMB. Afuera. Inmediatamente comienzo a analizar otras alternativas. Para esa época del año (fines de agosto–septiembre), la Transalpine Run (TAR) es la más tentadora:

• Recorre cuatro países. Larga de Alemania, entra a Austria, Suiza y termina en Italia.

• Todo el recorrido por los Alpes, en el verano europeo.

• 8 etapas.

• 265 km en total. 37 km de promedio en ocho días.

• +15.000 m de ascenso vertical acumulado.

• En equipos de dos personas. Pasar por un puesto de control a más de un minuto de diferencia con el compañero, implica descalificación.

• Tiempos de corte en cada etapa, excepto el día de 6 km.

Interesante…

Planeo el año

Lobos (30 km) en enero, El Origen (80 km en tres etapas) en febrero, Tandil (26 km) en marzo, Patagonia Run (100 km) en abril y Yerba Buena–Tafi del Valle (80 km) en mayo.

Búsqueda de compañero

Veo que ya hay cuatro argentinos inscriptos: Roberto–Carla (Team Panteras) y Eduardo–Daniela (Team Los Argento). “Difícil armar otro equipo connacional”, me digo. Publico mi CV en la página oficial de la carrera y contacto varios alemanes que ya aparecen allí. Sin suerte. En general prefieren armar equipos con germanoparlantes. En marzo me contacta JD, un estadounidense –de Alaska, quien vive en Alemania y vemos que tenemos objetivos similares. Acordamos los detalles y ¡¡adentro!!

Cumplo el plan previsto (aunque agrego, la ING Miami 21 km en enero y All State Miami Beach 21 km en marzo).

Enfrento en Tucumán el primer inconveniente importante para esta aventura. A los 20 km de haber largado en Yerba Buena, comienza un dolor en mi tendón de Aquiles derecho, el cual no me impide terminar esta carrera, pero que será mi pesadilla a lo largo de toda la TAR.

No vuelvo a correr hasta junio, y comienzo un plan de recuperación de 3 meses, que incluye correr muy poco, bastante bici, kinesiología, tecarterapia, y muchísima ansiedad…

Inscripción y logística

La inscripción se hace desde la página web. Hay básicamente tres posibilidades para pasar las noches. Cada etapa termina en un pueblo típico de los Alpes. Son pueblos relativamente pequeños y resorts de ski en invierno. Por orden de costos: (i) la organización organiza un camp, el cual es un lugar cerrado para tirarse a dormir, (ii) gente del pueblo alquila habitaciones de sus casas y (iii) hoteles del pueblo.

En marzo, los lugares para los camps están agotados. Es difícil conseguir alojamiento en los hoteles. Finalmente, Caro, va a acompañarme durante la primera mitad de la carrera, así que reservo hoteles. Con JD no coincidimos salvo en un hotel.

Veremos luego que el estado de mi tendón se torna tan crítico, que no haber parado en un hotel hubiese empeorado absolutamente el cuadro.

¿Lograré terminar la carrera en esta situación? ¿Será mi primer Did Not Finish (DNF)?

DNF es la etiqueta que la organización de una carrera le imprime a quien no logra terminar la prueba.

Etapa 1. Sábado 31 de agosto. 10:00

Desde Oberstdorf (Alemania) hasta Lech (Austria)

Largamos 672 personas formando 336 equipos. Con JD armamos la estrategia, basada en llegar a los puntos de corte con cierto margen, e ir regulando para cuidar el tendón.

Empiezo a conocer a mi compañero, el cual resulta ser una persona excepcional. El solo hecho de conocerlo ya hace que valga la pena estar ahí. Es Marine del ejército norteamericano, en actividad. Obviamente su preparación física es impecable, siendo todo un desafío el tener que regular debido a mi lesión. Calculé hace un mes, que podría llegar hasta el día 4 sin mayores problemas. Sin embargo, llego a la mitad de esta primera etapa, y comienza el dolor.

Día a día el dolor crecería y el pie todo comenzaría un proceso de inflamación que continuaría aumentando durante toda la competencia.

Además, todo el cuadro empeora al aparecer por primera vez en todo mi historial de carreras una ampolla terrible, producto de utilizar una plantilla con poco uso, pero que no puedo evitar usar, ya que alivia la presión sobre el tendón maltrecho.

Oberstdorf es un pueblo alpino sumamente pintoresco. Diría que el que más nos gustó de todos los que recorreríamos en esta aventura. Famoso por la competencia de salto de ski más importante del mundo. Vemos los trampolines brillar con el sol del verano.

La organización, impecable. Tal vez un poco más de comunicación explícita en algunos puntos sería una acción de mejora.

Llega la hora ansiada. Dejamos los bolsos a la organización (ellos se encargan del transporte entre ciudad y ciudad, incluso llevándolos y recogiéndolos de los hoteles), y caminamos hacia el arco de partida.

Los veo a los chicos argentinos y nos saludamos. ¡Vamos el equipo argentino!

Esta etapa tiene 35 km y 2100 m de D+.

Las barreras de corte y cómo llegamos:

Distancia desde Salida [km]

Hora de Corte

Pasamos

11

12:45

11:36

26

16:45

15:43

35

18:30

17:08

Para empezar, la etapa resulta una buena entrada en calor. Llegamos bien a los cortes, con poco más de una hora de gracia. Comienzan los paisajes maravillosos, y entramos a Austria un poco antes de llegar.

Promediando las dos terceras partes de la etapa, mis cuádriceps comienzan a doler. No he hecho ningún mal movimiento, con lo cual no me preocupo demasiado. Pero el dolor va en aumento. El tendón, la ampolla y ¿ahora los cuádriceps?

Caro nos espera como en los cuatro primeros días. ¡Qué placer tener a alguien querido esperándote en las llegadas!

Estoy muy preocupado por el tobillo. Vamos directo al hotel. Ducha y hielo hasta la hora de cenar. Esta rutina se repetiría durante los ocho días.

Etapa 2. Domingo 01 de septiembre. 08:10

Desde Lech (Austria) hasta St. Anton (Suiza)

Distancia desde Salida [km]

Hora de Corte

Pasamos

5

11:00

09:31

14

12:30

11:48

18

14:30

13:26

25

15:00

14:37

Los cuádriceps duelen, pero al comenzar a correr y entrar en calor, desaparecen las molestias. Fueron los tres meses de haber bajado la intensidad de entrenamiento al mínimo, y donde no hice cuestas. Los cuádriceps acusan ese hándicap que tuve que dar.

¡Este tiene que ser el día más fácil! Pero la montaña siempre nos depara sorpresas. Es una etapa de 25 km con 1900 m de D+. Comienza a llover…

La largada se hace por grupos. A las 08:00 sale el primer grupo, cinco minutos después el segundo, y nosotros salimos a los diez minutos. El orden corresponde a la ubicación luego de la primera etapa. Nosotros quedamos en el tercer tercio.

Tenemos una subida hasta 2500 metros sobre el nivel del mar (msnm) y casi todo el recorrido se hace por encima de los 2000 msnm. Intento avanzar firmemente, pero me cuesta bastante. Tengo muchos traspiés, y alguna caída. Cuando llegamos a la máxima altura, la lluvia se transforma en pequeño granizo que se siente en el cuello al soplar el viento.

JD no trae reloj. Este gesto me muestra cabalmente su personalidad. Ambos tenemos el objetivo claro de ser finishers. Es lo único que importa. A ambos nos identifica la frase Death before DNF. Yo llevo mi reloj con GPS, y JD delega en mí el manejo del paso y de los tiempos. Nunca me apura. Mi responsabilidad es grande. No solo ahora tengo mi propia presión, sino también de llevar al equipo a la victoria. Me encanta sentir esta adrenalina adicional. Me preocupan los diez minutos adicionales de la largada. Es injusto, pero las barreras horarias son iguales para todos, independiente de la hora de largada.

Ni bien salimos comienza una subida de 1000 m en 5 km. Los primeros tramos de cada etapa son relajados frente al dolor. La noche anterior tomo una gragea de diclofenac y con el desayuno otra dosis igual. Llegamos al primer corte con noventa minutos de margen ¡Bien! Mi compañero viene siempre atrás, aunque cada vez que nos pasa alguien, comienza a dialogar y se aleja unos metros. Muy sociable, y es increíble lo de los alemanes. Hay 40 nacionalidades participando, pero ellos ven a mi partenaire con fascinación, y todos piden fotos con él.

El segundo corte se nos hace algo más difícil y llegamos con cuarenta y cinco minutos de margen. Aguanto el dolor. No quiero tomar más diclofenac. El clima no ayuda. Mi compañero sí. La ampolla ya está en carne viva. JD saca de su mochila el SKINx… Un líquido de su arsenal militar, que al aplicarlo sobre la herida forma una piel sintética, ¡10 veces más resistente que la humana! Con esta curación, el dolor en la ampolla desaparece durante unas tres horas…

Jornada muy dura. El clima no ayudó. Llegamos a veinte minutos del corte. Luego nos enteramos de que, por las condiciones climáticas, se habían agregado treinta minutos más, así que en realidad, finalmente nos sobraron 50’.

Etapa 3. Lunes 02 de septiembre. 07:00

Desde St. Anton (Suiza) hasta Samnaun (Suiza)

Distancia desde Salida [km]

Hora de Corte

Pasamos

12

11:00

09:31

21

12:45

12:24

32

17:15

15:35

38

18:00

17:16

Dicen que esta es la jornada más complicada de toda la historia de la TAR. Y por el perfil, así lo parece. Es una M, con ascensos y descensos salvajes. 3000 m de D+.

Ayer tuve frío, así que hoy me abrigo con dos pieles. Pero el clima mejora y ya no necesitaría dos capas más en toda la carrera.

Primer ascenso hasta los 2800 m. El tendón y la ampolla duelen mucho, pero bloqueo el dolor y con el diclofenac de la mañana, normalmente alcanzo a resistir las primeras horas.

Hoy el desafío es grande. Llego a la primera cima con mucho dolor. No quiero tomar otra pastilla por miedo a desarreglar el aparato digestivo. Aguanto. Una vez arriba, hay que bajar ¡hasta los 1300 m! O sea, debemos descender 1500 m en 5 km.

¡Salvaje! Llegamos al valle y decido tomar otra dosis de diclofenac. Ahora hay que subir a 2700 m en 5 km… Al corte en el valle llegamos con veinte minutos de gracia.

Es muy poco y me preocupo mucho.

Nos espera aún una subida y bajadas similares a lo que ya hicimos, y ya no tengo resto. Pero tener la barrera del tiempo en la nuca, nos lleva a movernos rápido. El problema es más en las bajadas. Las subidas logramos hacerlas relativamente rápido, sin pausas.

Y así llegamos al tercer corte, recuperando mucho tiempo, y con poco más de hora y media de gracia. Pero mi estómago ya no aguanta más. Llego descompuesto y vomito. No puedo comer nada y así seguimos hacia la llegada.