Creados para crear - Natalia C. Ricci - E-Book

Creados para crear E-Book

Natalia C. Ricci

0,0
12,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.

Mehr erfahren.
Beschreibung

"Creado para crear" es una invitación a un viaje interior, un recorrido hacia la esencia de quien realmente eres. A través de herramientas prácticas, relatos auténticos y reflexiones profundas, este libro te guía a cuestionar creencias arraigadas, a mirar más allá del miedo y abrirte a nuevas posibilidades. Cada pasa en este camino no solo transforma tu vida, sino que también deja una huella en quienes te rodean y en el mundo que compartimos. Porque cuando eliges la conciencia, la autenticidad y la gratitud, te conviertes en un reflejo de lo que es posible, inspirando a otros a encontrar su propia verdad. Permíteme explorar lo que hay más allá de los límites que alguna vez creíste inquebrantables. Si el miedo no tuviera poder sobre ti, ¿qué te atreverías a crear?

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 358

Veröffentlichungsjahr: 2025

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



NATALIA C. RICCI

Creados para crear

De lo imaginario a lo real

Ricci, Natalia C. Creados para crear : de lo imaginario a lo real / Natalia C. Ricci. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6047-6

1. Superación Personal. I. Título.CDD 158.1

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice de contenido

Antes de comenzar

Introducción

Capítulo 1 - El poder infinito dentro de ti

Capítulo 2 - El taller invisible de tu mente

Capítulo 3 - Lo que crees que sabes: el origen invisible de tu realidad

Capítulo 4 - El arquitecto de tus sueños

Capítulo 5 - La manifestación: un hábito transformador

Capítulo 6 - Superar el miedo y la duda

Capítulo 7 - Expandir tu poder creador

Capítulo 8 - El impacto de tu creación en el mundo

Tu alma busca recordar

“Tu realidad no está determinada por tus circunstancias, sino por lo que crees posible para ti”

Natalia Ricci

ANTES DE COMENZAR

¿Alguna vez sentiste que la vida simplemente te pasa?

Como si todo estuviera fuera de tu control, como si tu destino ya estuviera escrito y no hubiera forma de cambiarlo, que no queda más que adaptarse o resistir… sobrevivir.

Tal vez pensaste que vivir en plenitud no es para todos, solo para quienes tienen suerte, talento o ciertos privilegios.

Pero déjame decirte algo importante: no es así.

En tu interior habita un don natural, un poder ilimitado.

Todas las personas nacemos con él, aunque no siempre seamos conscientes de que está ahí.

Más de una vez dejamos que el miedo, la duda o la inseguridad nos tomen por sorpresa… y empezamos a vivir como si los límites externos fueran reales.

Pero no tiene por qué ser así.

El verdadero bloqueo no está afuera, sino dentro de cada persona.

Hemos olvidado quiénes somos en realidad. Hemos pasado por alto ese regalo divino que existe en lo más profundo de nuestro ser… y al hacerlo, nos alejamos de la grandeza que siempre ha estado en nosotros.

Esta idea se refleja con claridad en un cuento de un famoso escritor, que me marcó profundamente:

“El elefante encadenado” — Jorge Bucay

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba eran los animales.

Me llamaba especialmente la atención el elefante, que como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños.

Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales...

Pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo.

Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza podría liberarse con facilidad de esa estaca y huir.

¿Qué lo mantenía entonces? ¿Por qué no huía?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los adultos. Pregunté entonces a algún maestro, a mi padre o a mi tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia:

–Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca...

Hasta que un día descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento empujó, tiró, se esforzó por liberarse…

Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.

Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al siguiente, y al siguiente…

Hasta que un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.

Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Muchas veces vivimos sin darnos cuenta: arrastramos creencias limitantes que se instalaron en algún momento de nuestra historia… y seguimos actuando como si todavía fueran verdad, aunque ya no lo sean.

El elefante ya tiene fuerza para liberarse… pero no lo sabe.

Y tú también la tienes. Tienes el poder de libertarte y de crear tu realidad de forma consciente.

Todo se transforma cuando decides reclamar ese poder y te permites expresarlo.

Las puertas que parecían cerradas se abren, los obstáculos se desvanecen, y lo que antes parecía imposible comienza a volverse alcanzable.

Esa transformación inicia dentro de ti: al observar las creencias que sostienes y al transformar aquellas que limitan tu potencial, eligiendo pensamientos que te fortalezcan, que expandan tu visión y te reconecten con tu esencia más auténtica.

Como decía Wayne Dyer:

“Cuando cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras cambian”.

En Primer paso hacia la abundancia, te invité a comenzar el viaje más importante: el regreso a tu interior.

La introspección es la puerta que abre todo. Es ahí donde empieza el verdadero cambio.

Mirar hacia adentro, reconocerte, escuchar tu sabiduría interna… ese fue el primer paso.

Ahora, con Creados para crear, quiero llevarte un paso más allá.

Este no es solo un libro; es un llamado a recordar quién eres, a despertar la conciencia de tu poder creador y a asumir el propósito con el que fuiste creado: crear.

El miedo, la duda y la inseguridad no son más que sombras pasajeras.

Detrás de ellas, la luz de tu ser nunca ha dejado de brillar. Solo espera que la reconozcas… y la elijas. Porque la vida no te sucede: tú la creas.

Esa vida con la que sueñas no es un deseo lejano e inalcanzable.

Está dentro de ti, esperando ser recordada, despertada y manifestada.

Porque tú, querido lector, llevas un don sagrado.

El don de CREAR.

INTRODUCCIÓN

Escribí este libro con una única y profunda intención: ayudarte a reconectar con tu poder creador.

No es una lectura teórica ni un simple conjunto de conceptos.

Es un viaje aún más profundo hacia tu interior, diseñado para despertar tu conciencia, romper tus barreras mentales y transformar la forma en que te relacionas con tu realidad.

A lo largo de estas páginas vas a encontrar una combinación de enseñanzas espirituales, fundamentos científicos, reflexiones poderosas y ejercicios prácticos.

No elegí estos temas al azar. Pensé cada uno cuidadosamente para invitarte a mirar de frente tus creencias, tu diálogo interno, tus emociones y tus hábitos.

Todo lo que te comparto en este libro tiene un propósito claro: recordarte que no estás limitado por las circunstancias, que tu vida no está definida por tu pasado, y que el poder de crear una nueva realidad ya habita en ti.

Elegí un enfoque integral, porque eso somos: un todo.

Mente, cuerpo, emoción y espíritu; por ello, vas a encontrar herramientas como la neuroplasticidad, el poder del lenguaje, la ley de la asunción, la transformación de creencias y la conexión con tu sabiduría interna.

La estructura también la creé con intención.

Es progresiva: cada capítulo se apoya en el anterior, para que puedas integrar los conceptos de forma natural a medida que avanzas.

Y, al final de cada parte, te propongo ejercicios y prácticas para que apliques lo aprendido en tu propia vida.

Este no es un libro para leer y olvidar. Es un libro para leer y actuar.

Y, sobre todo, para recordar.

Recordar que fuiste creado para crear.

Y que cuando lo sabes, lo sientes y lo eliges… todo cambia.

Capítulo 1

El poder infinito dentro de ti

Tus pensamientos, emociones, palabras y acciones crean tu realidad

“Dentro de ti está el poder para convertirte en quien sueñas ser”.

Natalia Ricci

Si pudieras verte como realmente eres, descubrirías algo extraordinario: eres un creador ilimitado.

No un simple espectador en el escenario de la vida, ni una víctima de las circunstancias.

Eres el arquitecto de tu realidad.

El artista que da forma a su obra maestra, día a día; pensamiento a pensamiento; emoción a emoción; palabra a palabra; acción a acción.

Dentro de ti existe un poder infinito.

Una fuente inagotable de posibilidades que siempre ha estado ahí, esperando que la reconozcas, elijas y utilices.

Este poder no depende de tu entorno, ni de lo que otros piensan de ti.

No está limitado por tus experiencias pasadas ni por las etiquetas que alguna vez aceptaste.

Es tu derecho natural, tu esencia más pura y profunda.

No puede serte arrebatado. Solo puede ser olvidado…

Y lo hemos hecho, lo hemos olvidado.

Porque a lo largo de la vida, nos enseñaron a mirar hacia afuera.

Nos dijeron que la vida simplemente “sucede”, como si fuéramos hojas arrastradas por el viento.

Nos educaron para creer que el éxito, la felicidad o el amor son privilegios de unos pocos, reservados para aquellos con suerte, talento o conexiones.

Nos hicieron olvidar lo que realmente somos.

Pero ha llegado el momento de recordar.

Es hora de volver a ti y redescubrir tu poder.

Porque eres mucho más de lo que crees ser.

Como seres conscientes, tenemos la increíble capacidad de dar forma a nuestras vidas a través de nuestros pensamientos, nuestras emociones, palabras y acciones.

Y el origen de toda creación, antes de ser visible… está en tu mente.

Porque siempre estamos creando, incluso cuando no lo sabemos.

Cada decisión, cada pensamiento, cada emoción que sostenemos y cada palabra que pronunciamos dejan una huella.

Y aunque no siempre seamos conscientes de ello, estamos creando nuestra realidad a cada instante.

Podemos hacerlo desde el miedo, o desde el amor.

La elección es nuestra.

El creador que habita en ti

Imagina por un momento que tu vida es como un lienzo en blanco, y tú eres el artista.

Cada pensamiento que tienes, cada emoción que sostienes, cada palabra que pronuncias y cada acción que realizas son pinceladas en ese lienzo.

Algunas son claras y llenas de color: representan tus sueños, tus logros, tus momentos de alegría. Otras son más borrosas, más grises… nacidas del miedo, la duda o la inseguridad.

Pero aquí está el secreto: no importa lo que haya hoy en tu lienzo. Siempre puedes empezar de nuevo.

Puedes tomar el pincel y elegir un nuevo color, una nueva forma, un nuevo camino.

El poder de transformar tu obra está —y siempre ha estado— en tus manos.

Quiero que hagas una pausa y te tomes un momento para reflexionar:

• ¿Cuántas veces sentiste que algo “no era para ti”?

• ¿Cuántas veces dejaste que las opiniones de otros definan lo que eres capaz de lograr?

Lo que sucede es que hemos olvidado nuestra verdadera naturaleza.

Nos identificamos más con los obstáculos que con las posibilidades.

Y llegamos a convencernos de que no tenemos poder… cuando en realidad, todo empieza y termina dentro de nosotros.

Quiero que pienses en un momento de tu vida en el que enfrentaste un problema y encontraste una solución creativa.

Tal vez lograste organizar tus finanzas cuando parecía imposible, encontraste la manera de hacer rendir tu tiempo en un día caótico, o convertiste una dificultad en una oportunidad.

Quizás resolviste un conflicto familiar con empatía, improvisaste una solución en el trabajo cuando todo parecía salir mal, o incluso ideaste una manera ingeniosa de arreglar algo en casa.

Ese es tu poder creador en acción.

No subestimes esos momentos: son la evidencia de tu capacidad para transformar y crear tu realidad.

La mente: el campo donde todo comienza

Tu mente es el centro de la creación.

El terreno fértil donde todo lo que existe en tu vida empieza a tomar forma.

Cada pensamiento que tienes es como una semilla que plantas en este terreno.

Algunas semillas son positivas y constructivas: cargan esperanza, amor, abundancia y confianza. Otras, en cambio, son limitantes y destructivas: cargan miedo, duda y escasez.

Ahora imagina tu mente como un jardín infinito.

Si lo descuidas, las malas hierbas del miedo y la negatividad crecerán solas.

Pero si lo cultivas con intención, si eliges conscientemente las semillas que plantas, tu jardín se llenará de flores, árboles frondosos y frutos de abundancia.

Como dijo Buda:

“La mente lo es todo. En lo que piensas, te conviertes”.

Esta frase, aunque simple, encierra una verdad profunda: tus pensamientos dan forma a tu realidad.

No porque uno aislado tenga un poder mágico inmediato, sino porque aquello que repites con frecuencia se convierte en tu verdad, tu vibración… y finalmente, en tus acciones.

No obstante, para comprender cómo este jardín mental puede transformarse en un campo de creación consciente, es necesario explorar algo fundamental: los niveles de la mente.

La mente no es simple. Es un universo en sí mismo, compuesto por distintos niveles que interactúan entre sí: a veces en armonía, otras, en conflicto.

Cada uno de estos niveles juega un papel esencial en el proceso de manifestación, y aprender a reconocerlos —y alinearlos— es clave para cultivar ese jardín de posibilidades infinitas.

Vamos a profundizar en ellos, para que puedas comprender cómo aprovechar el poder total de tu mente y así crear la vida que deseas.

El poder de la mente y sus niveles

Como mencioné antes, la mente humana es un universo complejo y fascinante. Sus distintas capas interactúan constantemente y condicionan nuestras percepciones, emociones y experiencias.

Entender cómo opera cada una de estas dimensiones mentales te permitirá abrir las puertas a tu poder creador y sostenerlo con conciencia.

La mente consciente, el capitán del barco

La mente consciente es como el capitán que dirige el barco de tu vida.

Es la parte lógica y racional de tu mente, donde reside tu capacidad de análisis, tus pensamientos deliberados y las decisiones que tomas de forma consciente.

Es la herramienta que te permite enfocar tu atención y decidir qué quieres cambiar o crear.

Sin embargo, aunque poderosa, la mente consciente representa apenas el 5 % de tu actividad mental.

Es la punta del iceberg: el lugar donde nacen tus intenciones y donde formulas tus metas.

Por ejemplo, cuando decides adoptar un nuevo hábito o iniciar un proyecto, es tu mente consciente la que toma esa decisión inicial.

El desafío es que, por sí sola, no tiene la fuerza para sostener un cambio duradero.

Puede tomar una decisión… pero, si esa decisión no se alinea con los otros niveles de tu mente, terminarás luchando contra viejos patrones de pensamiento profundamente arraigados.

Y ahí es donde entra en juego la mente subconsciente.

Veamos esto con un ejemplo sencillo

Imagina a alguien que decide empezar a hacer ejercicio. Se mira al espejo, siente el deseo de cambiar, se anota en el gimnasio y elige una dieta.

Esa decisión nace en su mente consciente: lógica, razonada, con un objetivo claro.

Pero a los pocos días, empieza a postergar. Se siente incómodo. Pierde motivación.

Aparecen pensamientos como “esto no es para mí”, “nunca termino nada”, “no tengo fuerza de voluntad”.

¿Qué pasó?

Aunque su decisión consciente era firme, en su subconsciente habitan creencias opuestas: “soy perezoso”, “no tengo constancia”, “no tengo el tiempo suficiente para lograrlo”, “soy débil”, etcétera.

Y esa programación interna es más poderosa que la intención inicial.

Esta es la razón por la que tantas personas comienzan algo con entusiasmo… pero lo abandonan rápidamente.

No es falta de deseo. Es desalineación entre lo que piensan y lo que creen en su interior.

Y es justamente ahí, en ese nivel más profundo y silencioso, donde entra en juego el verdadero motor de nuestra vida: la mente subconsciente.

La mente subconsciente, el motor oculto

Mientras que la mente consciente es el capitán del barco, la mente subconsciente es el motor que lo impulsa.

Es el lugar donde se almacenan tus creencias más profundas, tus patrones automáticos y las memorias que acumulaste a lo largo de tu vida.

Si viste la película Intensamente, probablemente recuerdes ese depósito subterráneo donde se guardan las esferas de recuerdos. Esa imagen es una excelente forma de visualizar cómo funciona el subconsciente: un espacio enorme, invisible a simple vista y lleno de contenidos que siguen influyendo en lo que sientes, piensas, dices y haces cada día.

El subconsciente representa alrededor del 95 % de tu actividad mental y tiene un poder inmenso en la creación de tu realidad.

Lo más fascinante de este nivel de la mente es que no distingue entre lo real y lo imaginario.

Acepta como verdad todo lo que le es repetido con emoción y convicción.

Es por esto que aquello que piensas con frecuencia —aunque no lo desees de forma consciente— se convierte en tu realidad.

Joseph Murphy lo expresó con una metáfora simple y poderosa:

“Tu mente subconsciente es como un jardín: lo que siembras en él, eso crecerá. Si siembras espinas, no esperes flores.”

Cada pensamiento, palabra o imagen que repites es una semilla.

Si esa semilla está cargada de emoción, tu subconsciente la toma como verdad y la cultiva, sin juzgar si te beneficia o te limita.

Por ejemplo, si creciste creyendo que “el dinero es difícil de ganar”, esa creencia puede convertirse en un patrón subconsciente que influye en cada decisión financiera que tomas, incluso sin que lo notes.

Tal vez evitas oportunidades porque, en el fondo, sientes que no vas a lograr que te paguen lo suficiente.

O postergas proyectos porque te convences de que sin dinero no es posible avanzar.

Cada vez que surge una posibilidad de crecimiento, esa voz interna te recuerda que “es demasiado difícil”, y terminas regresando al mismo lugar.

En mi caso, pasé años sintiendo que no podía avanzar en mis proyectos personales porque “no tenía recursos suficientes”.

Cada intento parecía reforzar esa idea: si no tenía el dinero o sentía que el conocimiento no era suficiente en ese momento, significaba que no era para mí.

Mientras más lo pensaba, más atrapada me sentía en un ciclo sin salida, repitiendo los mismos miedos y obteniendo los mismos resultados.

Hasta que un día me di cuenta de algo muy importante: esa narrativa, esa historia que me repetía diariamente, no venía del presente, sino de un pasado que ya no era mi realidad.

Y aunque todavía tenía miedo, comencé a desafiarla.

Empecé a hablarme otra manera. A tomar decisiones pequeñas, incluso sin tener todas las certezas.

Invertí en mí, me animé a probar nuevas cosas, me abrí a nuevas posibilidades.

Y con cada paso —aunque al principio fue incómodo— algo dentro de mí comenzó a cambiar.

Encontré mi propósito, aprendí a vivir en paz con plenitud y felicidad.

La buena noticia es que tu jardín interior también puede volver a sembrarse.

A través de la repetición consciente, la visualización creativa y las afirmaciones cargadas de emoción, puedes reeducar a tu mente subconsciente.

Ella no responde a la lógica, sino a la imagen interna sostenida con convicción, tal como enseña Murphy.

Si eliges nuevas ideas y las sientes como reales, tu subconsciente comenzará a crear una nueva experiencia basada en esas nuevas ideas.

Cuando la mente transforma el cuerpo: el caso de Louise Hay

Louise Hay, autora del libro Tú puedes sanar tu vida, fue diagnosticada con un cáncer muy agresivo. Además de seguir un tratamiento médico convencional, eligió embarcarse en un proceso profundo de sanación emocional y mental.

Comenzó a trabajar con su mente subconsciente utilizando afirmaciones, visualización, liberación emocional y prácticas de perdón.

Descubrió que su enfermedad estaba relacionada con años de resentimiento y dolor no resuelto, y tomó la decisión de reprogramar su interior.

Repetía frases como “estoy a salvo”, “me amo y me acepto completamente” y “libero todo dolor del pasado”.

Lo hacía con intención, emoción y constancia.

También cambió su alimentación, su entorno y sus creencias más profundas.

Louise afirmaba que, si su cuerpo había manifestado enfermedad a través de pensamientos inconscientes, también podía colaborar en su sanación con pensamientos nuevos, amorosos y conscientes.

Con el tiempo, su salud mejoró de forma sorprendente, y los médicos confirmaron que el cáncer había desaparecido.

Su historia fue compartida en entrevistas, conferencias y en su propio libro, donde dejó testimonio del poder de la mente subconsciente.

Louise Hay se convirtió en un referente mundial de la autosanación y la transformación personal. Su legado sigue recordándonos que, cuando se trabaja desde el interior, el cambio profundo es posible.

Su proceso no solo transformó su subconsciente, también abrió en ella una conexión más profunda con su sabiduría interior, con esa parte elevada que trasciende la lógica y se comunica a través de la intuición: la mente supraconsciente.

La mente supraconsciente, la conexión con lo divino

Más allá de la mente consciente y subconsciente, existe una dimensión más elevada: la mente supraconsciente.

Es en ella donde habitan tu intuición, tu creatividad infinita y tu conexión con la inteligencia universal. Esta parte de tu mente está libre de limitaciones humanas; actúa como un puente sagrado entre tu ser individual y el vasto campo de energía universal.

La mente supraconsciente es como una brújula interna que siempre sabe cuál es el mejor camino para ti. No necesita lógica ni análisis, se comunica a través de sensaciones, corazonadas y visiones. Es esa voz suave que te dice qué camino tomar, incluso cuando la lógica parece apuntar en otra dirección. Este nivel de la mente es esencial en el proceso de creación, porque es en ella donde se conectan tus deseos más profundos con el propósito universal.

Es donde tus ideas más brillantes y tus sueños más grandes cobran vida.

La mente supraconsciente no conoce límites; solo reconoce posibilidades, propósito y verdad.

Te invito a hacer una pausa y reflexionar por unos instantes:

· ¿Qué nivel de tu mente crees que está dirigiendo tu vida en este momento?

· ¿Qué podrías hacer hoy para alinear esos niveles con tus sueños?

Escuchar esa voz que susurra:

Una mujer tenía dos caminos frente a ella.

Uno le ofrecía estabilidad económica, un trabajo seguro, ingresos altos y la tranquilidad de lo conocido. El otro, más incierto, menos rentable al principio, lleno de propósito, creatividad y libertad.

Desde la lógica, lo racional, la primera opción parecía la correcta: una rutina establecida, horarios definidos, experiencia acumulada, prestigio, contactos y una trayectoria construida con esfuerzo y dedicación.

El segundo camino, en cambio, estaba lleno de preguntas sin respuesta. No ofrecía garantía, pero había algo en él… algo que vibraba distinto.

Cada vez que pensaba en soltar lo seguro para dedicarse a lo que realmente amaba, una voz suave aparecía en su interior.

No gritaba, no urgía. Susurraba con firmeza: “por acá es”.

No era una corazonada caprichosa, ni un impulso pasajero. Era una certeza serena, imposible de explicar con palabras.

A pesar del miedo, comenzó a escucharla.

Y no fue fácil.

No solo por sus propias dudas, sino por las voces externas que aparecían una y otra vez:

“¿Estás loca? Tenés que seguir por acá”.

“Mirá hasta dónde llegaste”.

“Ya todos te conocen en el rubro”.

“Tenés un trabajo hermoso, ¿cuántas personas quisieran estar en tu lugar?”.

Todo eso pesaba.

Pero, aun así, algo en su interior seguía diciendo que había algo más.

Algo más auténtico, más real, más suyo.

Dio pequeños pasos. Creó un espacio propio. Compartió su mensaje.

Se animó a mostrarse incluso sin tener todo resuelto.

Al principio fue incómodo. Dudó. Se paralizó.

Pero cada vez que seguía esa voz, algo dentro de ella se expandía.

Se sentía más viva, más conectada, más plena.

Esa mujer… soy yo.

Y esa voz, esa guía silenciosa que aparece cuando lo racional no alcanza, es la mente supraconsciente.

Esa parte elevada que siempre dice la verdad, y que no necesita argumentos.

A veces, esa voz se manifiesta como una intuición repentina, un sueño revelador o una sensación de paz inexplicable cuando eliges algo que no puedes justificar con lógica… pero sabes que es lo correcto para ti.

Cuando escuchas esa guía interna, tomas decisiones conscientes y reprogramas tus creencias, algo poderoso ocurre: tus tres niveles mentales comienzan a trabajar en sintonía.

Y, desde esa alineación, todo se transforma.

La armonía entre los niveles

Aunque cada nivel de la mente cumple una función distinta, el verdadero poder surge cuando los tres se alinean en una misma dirección.

Cuando tu mente consciente establece una intención clara, tu mente subconsciente la sostiene con creencias y emociones coherentes, y tu mente supraconsciente te guía con sabiduría hacia su manifestación. Entonces ocurre la magia.

Imagina que decides manifestar una relación amorosa sana y equilibrada:

1. Tu mente consciente establece la intención:

“Deseo una relación basada en amor, respeto y crecimiento mutuo”.

2. Tu mente subconsciente se alinea al repetir afirmaciones como:

“Merezco amor pleno y armonioso”, mientras visualiza esa relación con emoción y gratitud.

3. Tu mente supraconsciente te conecta con oportunidades, personas y circunstancias que resuenan con esa energía, guiándote hacia tu deseo de forma natural… aunque muchas veces parezca sorprendente.

Cuando los tres niveles trabajan juntos, actúas como un creador consciente de tu realidad.

Es como alinear las ruedas de un tren: todo avanza con más fluidez, sin fricción, y tu poder se expande.

Alinear los niveles de tu mente no ocurre de la noche a la mañana.

Es un proceso que requiere práctica, conciencia y compromiso.

Pero ojo, no se trata de hacerlo perfecto, sino de sostener la intención.

De estar en sintonía contigo mismo, una y otra vez.

Veamos cómo comenzar:

• Consciente: define tus metas con claridad. ¿Qué deseas crear? ¿Qué pensamientos y acciones puedes elegir hoy que estén alineados con ese deseo?

• Subconsciente: trabaja en tus creencias. Identifica cuáles te están limitando y reemplázalas por creencias potenciadoras. Usa afirmaciones, visualizaciones y emociones positivas para reforzar esos nuevos patrones.

• Supraconsciente: dedica tiempo a la introspección y la conexión espiritual. Practica la meditación, confía en tu intuición y permanece abierto a las señales del universo.

Puedes comenzar por el nivel que más resuene contigo.

Todo cambio profundo nace con un primer paso consciente.

Al aprovechar el potencial de cada nivel de tu mente, puedes llegar a una verdad innegable:

Tu pasado no te define, y tus circunstancias actuales no te limitan.

Dentro de ti habita un poder infinito capaz de diseñar la vida que deseas.

La clave está en confiar en él y permitir que cada nivel de tu mente se convierta en un aliado en tu camino hacia la manifestación consciente.

Porque recuerda, fuiste creado para crear.

Piensa en los inventores que transformaron el mundo.

Thomas Edison, por ejemplo, enfrentó miles de intentos fallidos antes de lograr que la bombilla funcionara.

Si hubiera permitido que la duda o el miedo dominaran su mente, quizás hoy viviríamos en un mundo mucho más oscuro. Pero no lo hizo. Eligió creer, persistir y crear.

Tú también puedes hacerlo.

Repite con convicción:

“Hoy elijo alinear mi mente con mi propósito. Y desde esa sintonía, crear mi nueva realidad.”

Las emociones: el lenguaje vibracional de tu creación

Cuando hablamos de crear nuestra realidad, solemos pensar primero en los pensamientos.

Pero hay un ingrediente igual de poderoso que actúa como el combustible que da vida a la manifestación: las emociones.

Si los pensamientos son las semillas que plantamos en nuestra mente, las emociones son la luz que les permite crecer.

Sin ellas, no hay creación consciente.

Comprendiendo las emociones

Las emociones no son eternas: si no se reprimen, ni se alimentan con pensamientos repetitivos, suelen durar apenas unos minutos en el cuerpo.

Lo que las prolonga es la historia que nos contamos sobre ellas.

Según estudios científicos, una emoción puede durar entre 60 y 90 segundos a nivel fisiológico…

Pero si la mente la revive constantemente, esa emoción se convierte en un estado emocional sostenido.

No se trata de controlar lo que sientes, sino de permitirte sentir, comprender y transformar.

Existen muchas emociones, pero en su base hay unas pocas fundamentales:

Alegría, tristeza, miedo, enojo, sorpresa y asco.

A partir de ellas surgen matices como la culpa, la vergüenza, la esperanza o la calma.

Gestionarlas no significa “anularlas”.

Significa darles espacio sin identificarse con ellas, permitir que cumplan su función… y luego elegir desde una nueva conciencia.

Cuando entendí que no tenía que “controlar” mis emociones, sino escucharlas… todo empezó a fluir de forma diferente…

El vínculo entre los pensamientos y las emociones

Todo pensamiento que sostienes genera una emoción, y esa emoción amplifica la energía que proyectas hacia el universo.

Un pensamiento, por sí solo, tiene potencial; pero es la emoción la que lo activa, lo potencia y le da vida.

Imagina que tienes un pensamiento positivo, como: “estoy logrando mis metas”.

Si repites esa frase sin emoción, es como escribir sobre la arena: pronto desaparecerá. Pero cuando realmente sientes la alegría, la confianza y la gratitud de ese logro, transformas ese pensamiento en una vibración poderosa que proyectas al mundo.

Del mismo modo, los pensamientos negativos también generan emociones.

Por ejemplo, pensar “no soy suficiente” puede despertar tristeza, miedo o frustración, disminuyendo tu vibración y alejándote de lo que deseas.

Por eso, es fundamental aprender a observar y redirigir tanto los pensamientos como las emociones que despiertan.

Las emociones como guía

Las emociones son una brújula interna: te indican si estás alineado —o no— con tus deseos.

Cuando sientes paz, alegría, gratitud o inspiración, estás en sintonía con tu visión y lo que deseas crear.

Cuando aparece el miedo, la duda o el enojo, es una señal de que no estás alineado. Es decir, no estás siendo coherente.

Pero —aunque a veces parezca que sí— esas emociones no son enemigas.

Son mensajeras. Te invitan a detenerte, revisar y ajustar tu energía o tus creencias.

Tómate un momento para reflexionar:

• ¿Qué emoción predomina cuando piensas en tus sueños?

• Si la emoción no es positiva, ¿qué historia estás creyendo sobre por qué no puedes lograrlo?

El papel de las emociones en la creación consciente

Para crear conscientemente, no alcanza con tener pensamientos positivos.

Es fundamental sostener emociones que estén alineadas con esos pensamientos.

Esa coherencia entre mente y corazón genera una vibración poderosa… y es esa vibración la que atrae lo que deseas.

Por ejemplo, si quieres atraer prosperidad, no es suficiente con tener pensamientos positivos: “quiero más dinero”.

Necesitas sentirte como si ya lo tuvieras: con alegría, gratitud y confianza.

Esa es la energía que emites.

Y es a eso a lo que el universo responde.

Cómo cultivar emociones que apoyen tus sueños

A continuación, te comparto algunas prácticas simples pero poderosas que pueden ayudarte a cultivar emociones alineadas con tus deseos:

1. Visualización con emoción:

Cierra los ojos e imagina que tu deseo ya se ha cumplido.

¿Qué ves? ¿Qué escuchas? ¿Qué sientes?

Sumérgete en la alegría, la gratitud y la plenitud de estar viviendo esa experiencia.

Este ejercicio no solo impacta tu mente subconsciente, sino que también eleva tu energía y sintoniza tu vibración con lo que deseas.

2. Agradecimiento activo:

Comienza cada mañana escribiendo tres cosas por las que sientas gratitud.

La gratitud es una de las emociones más transformadoras: te ayuda a enfocarte en lo que ya está presente en tu vida, en lugar de en lo que parece faltar.

Este simple hábito abre la puerta a más bienestar, abundancia y paz interior.

3. Liberación de emociones negativas:

Si aparece miedo, enojo o tristeza, no los reprimas ni los ignores.

En lugar de eso, obsérvalos con amabilidad y pregúntate:

¿Qué me están mostrando? ¿Qué parte de mí necesita atención o transformación?

Luego, respira profundo.

Visualiza esa emoción saliendo de tu cuerpo con la exhalación, y reemplázala por una sensación más liviana: la calma, la esperanza o la confianza.

4. Reencuadre emocional:

Cuando experimentes una emoción negativa, detente un momento y busca una nueva forma de mirar la situación.

Pregúntate:

¿Qué puedo aprender de esto?

¿Cómo podría transformar esta experiencia en una oportunidad de crecimiento?

Por ejemplo, si algo no salió como lo esperabas y sientes frustración, tal vez esa situación te está mostrando una nueva dirección… o fortaleciendo tu paciencia.

Las emociones no procesadas pueden convertirse en bloqueos energéticos.

Si de forma constante experimentas ansiedad, frustración o temor, esa energía te mantiene en una frecuencia que no está alineada con lo que deseas.

La buena noticia es que puedes elegir transformarlas.

Por ejemplo, una persona que desea manifestar una relación amorosa, pero en su interior no se siente digna o teme ser herida, puede sabotear sus vínculos sin darse cuenta.

El primer paso es reconocer esas emociones y transformarlas en una energía que esté alineada con el amor, la apertura y el merecimiento.

Ejercicio de transformación emocional

1. Identifica una emoción que hayas sentido recientemente y que no te haya hecho sentir bien.

2. Escríbela en un papel. Luego pregúntate y responde con honestidad:

¿Qué pensamiento o creencia está sosteniendo esta emoción?

3. Escribe una nueva afirmación que transforme esa creencia.

Por ejemplo: “estoy aprendiendo y creciendo con cada experiencia”.

4. Cierra los ojos y repite la afirmación sintiéndola como si ya fuera parte de ti.

Permite que una emoción positiva la acompañe… y siéntela en todo tu cuerpo.

Como dijo Paul Ekman:

“Las emociones cambian la forma en que vemos el mundo y cómo interpretamos las acciones de los demás.”

El poder de tus pensamientos

Cada día, tienes entre 60 000 y 80 000 pensamientos.

La mayoría de ellos son automáticos, inconscientes y repetitivos.

Tu mente funciona en piloto automático, alimentándose de los patrones y creencias que has acumulado a lo largo del tiempo.

Y muchos de esos pensamientos… ni siquiera te pertenecen.

Son residuos del pasado, ideas que adoptaste sin cuestionarlas.

Lo que quizás no sabes es que cada pensamiento tiene una carga energética.

Y esa energía impacta directamente en tu cuerpo, en tus emociones y en lo que atraes a tu vida.

Por ejemplo: si constantemente piensas en problemas y escasez, tu vibración se sintoniza con esa energía… y terminas atrayendo más razones para preocuparte.

En cambio, cuando eliges pensar en posibilidades y abundancia, tu vibración se eleva.

Y empiezas a ver más oportunidades, ideas y caminos abiertos.

Como bien decía Albert Einstein:

“No podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos.”

Yo misma he vivido en automático durante años, sin darme cuenta del poder que tenían mis pensamientos… hasta que empecé a prestar atención.

Porque para cambiar tu realidad, debes cambiar la calidad de tus pensamientos.

Mira a tu alrededor:

Todo lo que hoy consideramos una invención alguna vez fue un pensamiento en la mente de alguien.

El Internet, los aviones, incluso algo tan simple como un clavo…

Fueron ideas que se convirtieron en realidad. ¿Cómo? Gracias al poder de los pensamientos sostenidos y la acción inspirada.

Ahora que comprendes la importancia de elegir conscientemente tus pensamientos, imagina el poder de alinearlos también con tus palabras y emociones.

Ahí es donde comienza la verdadera transformación: en la acción inspirada que dirige tu mente hacia tus deseos.

Como digo yo:

“Sin acción no hay transformación.”

La acción: el puente entre lo invisible y lo visible

Pensar diferente es el primer paso. Sentirlo como verdadero, el segundo. Pero nada se transforma realmente hasta que das el siguiente: actuar. La acción es lo que le muestra al universo que vas en serio. Es lo que sostiene, materializa y confirma tu nueva elección. Por más poderosa que sea una afirmación, si no va acompañada por un movimiento coherente, se diluye.

No necesitas tener todo resuelto ni sentirte completamente preparado. De hecho, muchas veces, la acción más transformadora nace justo cuando todavía hay miedo e incertidumbre. Pero eliges avanzar igual. No porque tengas todas las respuestas, sino porque decides confiar en lo que quieres crear.

Imagina a alguien que desea encontrar un nuevo trabajo, uno que le apasione y lo haga sentir valorado. Puede repetir todos los días “estoy listo para una oportunidad mejor”, pero si no actualiza su currículum, no envía una solicitud o no se permite soñar en grande, esa energía no se mueve. En cambio, una sola acción, por pequeña que parezca, puede generar una apertura. Tal vez no es enviar un currículum aún, pero sí escribir una lista de los trabajos soñados. O hablar con alguien que ya está en ese rubro. O incluso animarse a imaginar cómo sería un día ideal en esa nueva vida. Eso también es actuar. Porque la acción no siempre es visible hacia afuera, pero sí implica provocar un cambio real hacia adentro.

Muchas veces pensamos que dar un paso implica hacer algo enorme, pero no es así. Una acción inspirada puede ser tan simple como elegir con intención las palabras que usas, cambiar la forma en que te hablas, o sostenerte un poco más firme en una nueva creencia. El punto no es la magnitud del movimiento, sino su coherencia. La energía que lleva. El mensaje interno que transmite: “Esto es lo que elijo ahora”.

El universo responde a tu vibración, claro que sí. Pero lo que realmente marca la diferencia es lo que eliges sostener en el tiempo. No se trata de hacer una afirmación una vez y esperar resultados mágicos. Se trata de volver, una y otra vez, a esa decisión interna. Y eso se cultiva con acción. Con pasos cotidianos, conscientes, amorosos. Con presencia.

Ejercicio práctico: un paso hoy, no mañana

Elige un deseo o una meta que tengas presente. Algo que anhelas, que vienes imaginando, o que estás empezando a sentir como posible. Ahora hazte esta pregunta:

¿Qué puedo hacer hoy con lo que tengo, para acercarme, aunque sea un poco, a eso que deseo?

Escribe una sola acción. Que sea concreta. Que se sienta posible.

Y después… hazla. No mañana. Hoy. Y cuando la hagas, que sea desde el amor, desde la intención, desde la confianza en que ese movimiento está abriendo una nueva dirección en tu vida.

A veces creemos que con pensar diferente es suficiente. O que con tomar acción una sola vez ya debería alcanzarnos. Pero la creación no es un acto aislado ni instantáneo. Es un proceso. Un tejido invisible que se construye con pensamientos sostenidos, emociones coherentes y acciones alineadas, día a día. Y ese proceso —sabio, paciente, generoso— no responde a lo que decimos una vez, sino a la energía que elegimos habitar de forma constante.

El proceso generoso de la creación

Tus pensamientos no crean tu realidad de forma automática ni literal. No se trata de que, con solo pensar algo por un instante, eso se materialice ante tus ojos. La creación no es un acto instantáneo ni mecánico: es un proceso vibracional, sabio y profundamente generoso. Dios, el universo, la vida —como elijas nombrarlo— no responde a ideas pasajeras, sino a la energía que emana de ti de forma sostenida: a través de tus creencias más profundas, tus emociones dominantes y las acciones que eliges realizar.

Crear conscientemente es, sobre todo, un acto de memoria, crecimiento y despertar. La vida nos brinda innumerables oportunidades para alinear nuestra mente, nuestras emociones, nuestras decisiones y nuestras acciones con aquello que verdaderamente deseamos. Incluso las experiencias difíciles no son castigos: son invitaciones a pausar, mirar más profundo y transformarnos.

Cada situación que vivimos puede ser una llave que abre la puerta hacia una mayor conciencia.

Si estás pasando una situación desafiante, no significa que la hayas creado de forma deliberada o consciente. Tal vez responde a patrones de pensamiento inconscientes, creencias heredadas o emociones no resueltas que han influido en tus decisiones o en tu forma de percibir el mundo.

Lo maravilloso es que, al tomar conciencia de ello, puedes comenzar a cambiar la narrativa, liberarte del piloto automático y sembrar nuevas semillas en tu jardín interior.

Imagina este ejemplo

Durante años, repites sin darte cuenta frases como “siempre me enfermo cuando cambia el clima” o “mi cuerpo es débil”.

Esas palabras, sostenidas en el tiempo, se transforman en semillas mentales que riegas día a día con cada pensamiento repetitivo, cada queja y cada emoción de preocupación.

Con el tiempo, esa semilla da fruto, y empiezas a notar que, efectivamente, tu cuerpo parece más propenso a enfermarse… reforzando la creencia inicial.

Pero no te preocupes: esa semilla se puede reemplazar.

Puedes elegir sembrar una nueva, como “mi cuerpo es fuerte y sano” o “cada día mi salud mejora en todos los aspectos”.

Al principio, ese pensamiento puede sonar extraño o poco creíble. Pero si lo sostienes con intención, gratitud y emoción, estarás sembrando una vibración diferente.

Y con el tiempo, esa nueva vibración puede florecer en forma de mayor vitalidad, un sistema inmune fortalecido y decisiones más alineadas con tu bienestar físico, mental y emocional.

Es esencial comprender que el poder creador no funciona como un truco de magia ni como un deseo que se cumple al instante.

El universo no responde solo a tus palabras… sino —y, sobre todo— a la frecuencia que sostienes internamente.

Puedes repetir mil veces “quiero un millón de dólares” pero si lo haces con ansiedad, duda y desesperación, tu vibración estará fuera de armonía con la energía de la abundancia.

El universo, en su infinita sabiduría, nos ofrece el regalo del tiempo y la posibilidad constante de transformación.

No estamos definidos por un pensamiento fugaz ni condenados por decisiones del pasado.

Al contrario: cada instante es una nueva oportunidad para sembrar pensamientos diferentes y nutrirlos con amor, paciencia y fe.

Crear no es forzar. Es recordar. Es volver a elegir.

Y es permitir que la vida florezca desde adentro hacia afuera.

El regalo del libre albedrío

El proceso de creación nos recuerda, una y otra vez, que no somos víctimas de las circunstancias. Somos cocreadores con la vida. Esto significa que puedes decidir, elegir y transformar en cualquier momento. Y si tu jardín mental hoy está cubierto de malas hierbas, no importa: siempre estás a tiempo de limpiarlo y comenzar de nuevo, con nuevas semillas y una nueva intención.

Considera a tus pensamientos como aliados, no como obstáculos.

Cada vez que eliges uno más positivo, estás activando tu poder creador conscientemente.

Cada vez que transformas una emoción negativa en esperanza, elevas tu vibración.

Y cada vez que das un paso alineado con tus deseos, estás tendiendo un puente firme entre tu visión interna y la realidad que estás construyendo.

Haz una pausa y reflexiona:

¿Qué historia te estás contando cuando piensas en tus deseos?

¿Está tejida con esperanza y movimiento… o con duda y resignación?

Cambiar esa narrativa es como elegir nuevas semillas para plantar en el terreno más fértil que tienes: tu mente.

De la intención a la transformación: el papel de tu cerebro

Aquí es donde entra en juego una aliada silenciosa pero poderosa: la neuroplasticidad.

Esta capacidad natural de tu cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones es la base científica del cambio interior.

Gracias a ella, no estás limitado por lo que pensaste, sentiste o creíste hasta ahora. Puedes crear nuevos caminos mentales que sostengan las decisiones, emociones y acciones que elijas desde tu libre albedrío.

Neuroplasticidad: la llave científica del cambio interior

El cerebro es una de las herramientas más asombrosas que posees. No solo dirige las funciones vitales de tu cuerpo, sino que también es el espacio donde tus pensamientos, emociones y acciones comienzan a tomar forma. Durante años se pensó que era un órgano rígido, incapaz de cambiar con el tiempo.

Que nacías con cierta estructura cerebral… y así te quedabas.

Pero hoy sabemos que esto no es así.

Gracias al descubrimiento de la neuroplasticidad, comprendemos que el cerebro tiene la capacidad de reorganizarse, adaptarse y crear nuevas conexiones neuronales a lo largo de toda la vida.

Esta capacidad de transformación ha sido estudiada en profundidad por la neurociencia y también aplicada en el desarrollo personal como base del cambio real y sostenido.

Joe Dispenza lo resume con claridad:

“Cuando cambias tu mente, cambias tu cerebro, y cuando cambias tu cerebro, cambias tu vida.

Esto demuestra que no estás condenado por las creencias o patrones que absorbiste en el pasado. Aunque hayas sostenido pensamientos negativos durante años, tu cerebro puede renovarse en el momento en que te abres a nuevas formas de pensar, sentir y vivir.

Cada vez que tienes un pensamiento distinto, aprendes algo nuevo o atraviesas una emoción intensa, estás trazando un nuevo camino neuronal en tu cerebro.

Es como abrir un sendero en un bosque espeso: al principio es estrecho, irregular y fácil de perder.

Pero mientras más lo recorres, más definido, visible y accesible se vuelve.

Del mismo modo, los pensamientos que repites con frecuencia se convierten en autopistas neuronales: conexiones sólidas y automáticas que guían tus reacciones y comportamientos.

Si durante años sostuviste ideas como “no soy suficiente” o “no puedo lograrlo”,