Debajo de las palabras - María González Romero - E-Book

Debajo de las palabras E-Book

María González Romero

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Beschreibung

Si tu forma de comunicarte a veces te aleja de las personas, te genera tensión, o no encuentras el modo de expresarte de una forma clara y a la vez cuidadosa, entonces quizás este libro sea para ti. En Debajo de las palabras María González Romero nos cuenta, con sencillez, de un modo cercano, divertido y profundamente sincero cómo descubrió la Comunicación No Violenta y qué sucedió en su vida cuando decidió empezar a integrar este modelo de comunicación en su día a día hasta hacer suya esta manera de expresarse que facilita conectar a un nivel más profundo con lo que sucede en nuestro interior y que también nos permite ofrecer este tipo de escucha y conexión a quienes nos rodean. La Comunicación No Violenta es un paradigma de relación basado en la consideración mutua y el equilibrio, busca acercar a las personas, facilitar la colaboración y, en momentos de conflicto, promover la búsqueda de soluciones productivas. Pero, además, la Comunicación No Violenta proporciona una maravillosa autonomía emocional que nos permite acercarnos, ligeros de equipaje, y ofrecer desde la abundancia. Si quieres saber qué late debajo de las palabras, si quieres reír, aprender y disfrutar, si quieres no solo aprender a comunicarte mejor sino conocerte mejor, no lo dudes, tras leer este libro habrás aprendido a ver la vida con ojos diferentes. Y, como dice la autora, sonreirás.

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Debajo de las palabras

Cómo la Comunicación No Violenta puede mejorar tu vida

María González Romero

Ilustraciones de Helena Pérez Vázquez

Primera edición en esta colección: marzo de 2023

© María González Romero, 2023

© de las ilustraciones de cubierta e interior, Helena Pérez Vázquez, 2023

© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2023

Plataforma Editorial

c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona

Tel.: (+34) 93 494 79 99

www.plataformaeditorial.com

[email protected]

ISBN: 978-84-18927-81-2

Diseño y fotocomposición: Grafime Digital S. L.

Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).

Índice

Instrucciones de usoIntroducciónPrimera parte. La Comunicación No ViolentaLa Brújula1. Una muerta muy amable «a very nice dead person»2. Descubrir mi idioma a los treintaisiete3. Irse a la cueva4. Proselitismo y caída5. El laboratorio6. La belleza de la mesetaSegunda parte. Aplicaciones prácticas7. Llenar el cuenco8. Decir no cuando es no. Límites y autocuidado9. Acompañar el dolor10. Debajo de las palabras11. Celebrar la vida12. A veces conectas y a veces aprendes. Errores típicos al practicar la CNVEpílogo. Con el hígado en los dedosContenido extraBibliografíaAgradecimientos

Quítate ya los trajes,las señas, los retratos:Yo no te quiero así,disfrazada de otra,hija siempre de algo.

Fragmento de «Para vivir no quiero…» poema de PEDRO SALINAS

Para 5 en la escalera.Para 9, contenida.Para 15, caudalosa.Vamos allá…

Instrucciones de uso

Tienes un libro de trabajo entre las manos. Para poder sacarle el máximo partido, te invito a que te hagas con un cuaderno y algo para escribir para que cada vez que le des un ratito a la lectura lo tengas cerca y puedas anotar tus reflexiones o apuntarte las sugerencias de práctica.

Este es un libro que desmenuza un proceso de aprendizaje. Si quieres seguir el camino de migas de pan para llegar a casa, a la conexión contigo, has de saber que no hay fórmulas mágicas ni atajos. Recorrer el camino requiere de compromiso y perseverancia, solo tú puedes saber si estás disponible para emprenderlo. Solo tú comprendes el precio que pagarás si no lo haces. Eres absolutamente libre para decidir cómo quieres relacionarte contigo mismo y con las personas con las que te cruces en la vida. Esto es solo una propuesta, una forma de hacerlo y, desde luego, no la única.

Pero, a la vez que afirmo que este camino requiere compromiso y perseverancia, te invito también a que lo vivas ligero, sin exigencia, sin expectativas… como un proceso dinámico de aprendizaje infinito.

Cambiar mi clave de comunicación está siendo una aventura maravillosa. Imaginar que quizá mi búsqueda agite la tuya me hace sonreír.

Introducción

Este texto no es un manual, hay varios excelentes que presentan de forma detallada el modelo que propone la Comunicación No Violenta (CNV). Por favor, acude a ellos si quieres conocer la metodología del modelo en profundidad.

Este texto tampoco es un relato biográfico, aunque ineludiblemente contiene fragmentos de mi vida y experiencias de aprendizaje. Ha sido complejo encontrar el equilibrio entre la necesidad de cuidar mi intimidad y la de las personas que me rodean y, por otro lado, el deseo de contribuir a que otros, a través de lo que comparto, puedan conocer lo que supone el proceso de transformar la clave de comunicación. Entonces, ¿qué es este libro?

Espera, que te lo cuento a través de unas cuantas preguntas y sus respuestas…

¿Para qué leer este libro?

Para recorrer, a través de sus páginas, un fragmento de tu camino de aprendizaje como persona y encontrar recursos, apoyo, cercanía, claridad e, idealmente, inspiración. Y, como decía Kiko Veneno en uno de sus temas, «para reír y llorar».

¿Para quién es este libro?

Si tienes este libro en las manos imagino que te estarás preguntando si te resultará útil destinar unas cuantas horas de tu valioso tiempo a recorrer estas páginas. Intentaré ayudarte a encontrar una respuesta.

Si alguna vez has oído hablar de la Comunicación No Violenta y te ha interesado el tema, aunque no te hayas animado a profundizar, incluso si nunca has oído hablar de este concepto, pero algo en ti sabe que tu forma de comunicarte a veces te aleja de las personas, te genera tensión o no encuentras el modo de expresar lo que querrías expresar, de una forma clara y a la vez cuidadosa; entonces quizás este texto sea para ti.

¿Cuál es su propósito?

Cuando me propusieron escribir un libro sobre CNV mi primer pensamiento fue: «¿Qué puedo aportar yo? Ya hay varios libros que exponen el modelo. ¿Acaso yo querría añadir algo más?». Al principio no le encontré el sentido; también hubo una parte de mí a la que le dio miedo aceptar el reto. Exponerse. Dejar constancia de su opinión y de su experiencia. Significarse. Sin embargo, unas semanas después —y gracias a la insistencia de Miguel Salazar— le di una segunda oportunidad a la propuesta, traté de calmar esa parte de mí que experimentaba miedo y entonces nació esta idea: escribir un texto contando el proceso de transformar la clave de comunicación. Me gustó el motivo que me incitaba a hacerlo; compartir cómo fue para mí descubrir este modelo y qué sucedió en mi vida al empezar a integrarlo.

Esto, hasta donde yo sé, no había sido escrito aún, y me pareció una aportación que podría ser útil para que otras personas no solo conocieran la CNV, sino para ver el proceso de puesta en marcha o, más bien, de deconstrucción de una clave de comunicación para construir otra.

El propósito más ambicioso de este libro es que más personas perseveren y hagan suya esta forma de comunicación, este modo de experimentar la vida.

En definitiva, ¿para qué escribí este libro?

Para dar más sentido a un período de mi vida y para contribuir a que otros se puedan valer de los aprendizajes que me trajo.

Para reconocer y honrar el camino recorrido hasta ahora.

Para darle ligereza a la parte dolorosa de la experiencia.

Dad palabra al dolor:

el dolor que no habla

gime en el corazón hasta que lo rompe.

Macbeth, WILLIAM SHAKESPEARE

Para cumplir un sueño.

Para habitar mi espacio.

Para exorcizar los miedos.

Para exponerme a que pueda ser que no guste.

Para celebrar la vida y sus extraordinarios matices.

Esta es una bienvenida.

Pasa…

Primera parteLa Comunicación No Violenta

La Brújula

Hasta que el inconsciente no se haga consciente,

el subconsciente seguirá guiando tu vida y tú lo llamarás destino.

CARL JUNG

You do not have to be good

You do not have to walk on your knees

For a hundred miles through the desert, repenting.

You only have to let the soft animal of your body

Love what it loves.1

Fragmento de Wild Geese, MARY OLIVER

¿Qué es y para qué sirve la Comunicación No Violenta?

Este texto parte de una premisa radical: el reconocimiento de la libertad y de la autonomía de cada ser humano.

Imagino que compartes esta afirmación a nivel intelectual y, quizás, estés pensando: «esta afirmación no me parece tan radical». Lo que no sé es si, en lo más profundo de ti, en la última de tus células, la aceptas. No vamos por ahí admitiendo que manipulamos constantemente a las personas que nos rodean para conseguir lo que queremos. Colaborar y contribuir a la vida de otros desde un lugar de libertad, ligereza y respeto mutuo es adonde me gustaría acompañarte.

Te propongo que te hagas esta pregunta, que mi maestra Pilar de la Torre hizo en septiembre de 2016, en la primera sesión de formación a la que asistí: ¿Qué daño produces y qué daño querrías evitar?

Una vez que le has dado una vuelta a este asunto, vamos a aclarar algo para empezar: ¿A qué llamamos violencia en este modelo de comunicación?

A menudo no reconocemos nuestra propia violencia porque no la identificamos como tal. Además de lo que todos entendemos como violencia expresa, es decir, actuar con intención de dañar al otro, de la forma que sea; en este modelo se considera violenta cualquier forma de comunicación que lleva al otro a cerrarse, a sentirse de algún modo agredido, y que eso le haga alejarse de nosotros.

Es como cuando en uno de esos documentales de National Geographic ves la reacción de un animal que se siente en peligro. Sus opciones son escapar, quedarse paralizado, congelado o atacar. Del mismo modo, cuando un ser humano se percibe en riesgo en alguna medida, reacciona de idéntica manera. Por eso, cualquier forma de comunicación que active esta respuesta se considera violenta. Por más que el otro no tuviera intención de dañar, si la respuesta es reactiva y basada en esa sutil percepción del riesgo, no puede haber apertura y curiosidad hacia la escucha, ni tampoco cercanía ni conexión.

Algunos ejemplos de comunicación violenta pueden ser:

juzgar,manipular,comparar,no considerar las necesidades del otro,imponer,castigar o premiar (sí, también premiar si lo haces con la intención de forzar al otro para que haga algo que tú quieres que haga),permanecer en silencio en lugar de expresar tu opinióny, lo que te va a resultar más extraño y en última instancia más liberador: hacer responsables a otros de lo que tú sientes.

Muy en el fondo sabes que esto es cierto, a ti también te sucede cuando alguien te hace responsable de lo que siente con frases del tipo «me pones de los nervios», «me sacas de quicio», «me haces daño» o «no me comprendes/escuchas», «me siento insultada», «me tomas por tonto», «me estresas», «mira cómo me haces ponerme para que me hagas caso»…

Y pesa. Te aleja, aunque te quedes físicamente cerca, en lo emocional te aleja de sentirte responsable de los sentimientos de otra persona. Además de ser el fruto de una estrategia de sutil —y en muchos casos inconsciente— manipulación.

Quizás ahora te cueste aceptar y acoger esto. Vamos a desmontar esta cuestión: ¡¡¿¿Cómo no van a ser responsables —incluso culpables— otros de lo que siento??!!

Muy probablemente lo que hacen los demás (o lo que no hacen) estimula tus sentimientos. Pero una cosa es que provoquen el estímulo y otra muy diferente es que sean la causa. Por eso, si empiezas a practicar de manera comprometida la Comunicación No Violenta (en adelante CNV), comprobarás que la causa de tus sentimientos está en la atención o desatención de tus necesidades.

Cuando una necesidad es atendida, experimentamos sentimientos agradables. En cambio, cuando se desatiende una necesidad u otra persona que esperabas que la atendiera no lo hace, experimentas sentimientos desagradables.

Pondré un ejemplo que se utiliza mucho en la formación en CNV: es como si tú fueras un coche, las necesidades fueran el motor, y los sentimientos, los testigos que se iluminan, los indicadores de combustible o la pantalla del ordenador de a bordo que te mantiene informado sobre el estado del motor. La causa de que el coche se mueva es el motor. Los testigos son solo las señales que te indican cómo está el motor.

Con un ejemplo lo vas a ver muy claro: llego a casa y mi hija de tres años ha hecho un dibujo en la pared. Dependiendo de cómo venga yo del trabajo, el mismo dibujo puede parecerme una simpática muestra de su talento —¡la niña va a ser artista!— o una clara señal de comportamiento desobediente y retador que tengo que corregir porque de no hacerlo seré una mala madre. La misma pared, el mismo dibujo, la misma niña.

¿Para qué sirve la CNV?

Este modelo busca esencialmente promover la conexión. A través del trabajo con la CNV, desarrollas la habilidad de conectar a un nivel profundo con lo que sucede en tu interior; asimismo, puedes ofrecer este tipo de escucha y conexión a otras personas.

El propósito de la CNV es acercar a las personas, facilitar la colaboración y, en momentos de conflicto, promover la búsqueda de soluciones productivas que atiendan las necesidades de las partes.

La CNV es un paradigma de relación basado en la consideración mutua y el equilibrio. Es un lugar en donde no entramos al juego de la dominación y la sumisión porque trascendemos la idea de «ejercer el poder sobre otro» para construir relaciones de «colaboración con el otro».

Es una forma de cuidado de las necesidades propias y de contribución a las necesidades de otros.

La CNV facilita una maravillosa autonomía emocional que te permite acercarte ligero de equipaje y ofrecer desde la abundancia. Porque cuando sabes que tus necesidades no dependen de nadie más que de ti, y que tienes mil maneras de atenderlas, es cuando puedes vivir y ofrecer esa abundancia.

¿Qué es la Comunicación No Violenta?

Es un modelo de comunicación desarrollado por Marshall Rosenberg (1934-2015), psicólogo clínico estadounidense, en los años sesenta del siglo pasado. El trabajo de Rosenberg se nutrió no solo de su propia experiencia y creatividad, sino también de la corriente humanista de la psicología que abanderó su maestro, Carl Rogers, así como de la teoría sobre las necesidades desarrollada por el también psicólogo Abraham Maslow.

También puedes encontrar en la esencia de este modelo algunas de las líneas que guiaban el movimiento de la no-violencia que lideró Mahatma Gandhi en India, así como matices que pueden recordarte al libro El arte de amar, del filósofo Erich Fromm. Quizá, también pueden sonarte a los principios de la escuela filosófica de los estoicos e, incluso, llegarás a percibir que la CNV tiene elementos que en el fondo se tocan en diferentes culturas y religiones ancestrales, como la tolteca, el budismo o ciertos aspectos del cristianismo, del judaísmo o del islam.

Encuentro también muchas conexiones con el trabajo de dos mujeres que actualmente difunden con éxito sus ideas. Por un lado, la profesora Brené Brown con sus investigaciones sobre la vulnerabilidad, que asocia sin reservas al coraje y al valor; y por otro, Susan David, con sus publicaciones sobre agilidad emocional. En ambos casos veo elementos que tienen mucho que ver con la CNV en la medida en que hacernos conscientes de nuestros sentimientos y necesidades, y tener el valor de expresarlos, comprende tanto esa vulnerabilidad y ese valor de Brown como la agilidad emocional de David, que llevamos a la práctica al aprender a lidiar con nuestros sentimientos, poniéndoles nombre y haciéndonos cargo de ellos.

Asimismo, la famosa teoría de Harvard de negociación, conocida como la negociación win-win, tiene rasgos comunes y un fundamento muy similar. El ganar-ganar va de eso, de encontrar maneras de atender las necesidades de ambas partes.

Al final, parece que todos los caminos llevan a Roma.

Creo que la CNV tiene una teoría relativamente sencilla y una práctica que requiere perseverancia, compromiso y paciencia. Y mucho desaprender.

Es como cuando quieres aprender un idioma nuevo, ¿cuántas horas de práctica son necesarias para hablar de forma fluida un idioma que no conoces?

Si no supieras alemán y tu meta fuese dar una charla TED en alemán, ¿cuánto tiempo te darías para alcanzarla? Dependiendo del foco que le pusieras a aprender alemán, tardarías más o menos tiempo en lograr tu objetivo.

El problema es que la CNV no es un idioma y, por tanto, la aproximación a su aprendizaje se aborda, en ocasiones, con poco realismo. Muchas personas que se acercan, le ven el sentido y consideran que sería genial aprender a expresarse así (o algo mejor y mucho más cómodo: que las personas de su entorno también aprendiesen a expresarse así para hablar un idioma común). De todas esas personas, una parte hace el ejercicio de tratar de aplicarlo. Y es muy habitual, como con cualquier habilidad que aprendes, que las primeras veces no surta el efecto deseado porque uno lo hace de un modo un poco torpe. La conclusión, con frecuencia, suena más o menos así: «esto no funciona», «esto no es para mí» o «esto no funciona con esta persona». Dentro de ese grupo de quienes lo intentan, unos pocos perseveran a través de los errores y las dificultades, siguen remando aunque no vean un resultado inmediato e insisten aun a pesar de escucharse a sí mismos algo robóticos e impostados cuando utilizan la estructura de cuatro pasos que propone esta forma de comunicación. Ojalá elijas estar en este último grupo para que puedas experimentar el poder transformador de cambiar tu clave de comunicación.

Porque sí, es preciso sostenerse ahí, en ese lugar incómodo que suena artificial, y hacerlo el tiempo suficiente hasta que, poco a poco, puedas empezar a «sonarte a ti». Y también has de asumir que ante ti se extiende un camino de aprendizaje maravilloso. Cada día, cada momento, cada relación te ofrece la posibilidad de aprender, de evolucionar, de equivocarte, de volver a intentarlo.

Los cuatro pasos en la práctica de la Comunicación No Violenta

En un mensaje en clave no-violenta hay cuatro elementos que se utilizan como una estructura de cuatro pasos y pueden servirte de guía cuando empieces a practicar.

(Te recuerdo que hay manuales extraordinarios que amplían esta información que yo aquí expondré de forma resumida).

1. Observación: es la descripción de los hechos, sin mezclarlos con tu opinión o juicios, sino tratando de reflejar lo sucedido como si fueras un tercero imparcial que pasaba por allí y observó la escena. Por ejemplo, podríamos decir:

«Juan ha subido un piso en el ascensor», que sería describir un hecho.

«Juan debe de venir cansado», que sería una opinión.

«Juan es un vago», que sería un juicio.

Como puedes imaginar, Juan no reaccionaría ante la descripción del hecho, pero si lo dijeras en formato opinión y él no opinase lo mismo, ahí ya habría una distancia. Y, desde luego, si lo que expresaras fuese un juicio, Juan reaccionaría, con razón, al percibirse «juzgado» por tus palabras. El problema de los juicios es que extienden a categoría de verdad absoluta cosas que quizás algunas veces son ciertas, pero otras no. Y, si te paras a pensar, es sencillo entender por qué motivo a las personas «les pica» percibirse juzgadas, porque a ti mismo seguro que te sucede.

Expresiones del tipo «eres un desastre», «eres un irresponsable» o «eres un desconsiderado» etiquetan al otro de forma muy limitante y hacen que reaccione al verse constreñido por esa foto fija de una parte de su comportamiento.

2. La identificación y expresión de los sentimientos en la intensidad precisa en la que los sientes. Y para eso es importante enriquecer el vocabulario que describe las emociones. Normalmente si nos preguntan «¿cómo estás?», contestamos: «bien», «tirando», «como todos» o cualquier otra fórmula evasiva que en realidad no describe lo que sentimos.

Es así, sencillamente no estamos habituados a observar cómo nos sentimos y compartirlo. Incluso, muchas veces, nos parece «demasiado personal como para decirlo». Como si expresar cómo te sientes fuera como hacer terapia con el primero que te cruzas.

Por eso es necesario no confundir sentimientos con evaluaciones o lo que llamamos «pensamientos disfrazados de sentimientos». Es decir, esas palabras que en apariencia describen un sentimiento, pero lo que expresan, en realidad, es una evaluación sobre un tercero al que le atribuyen la responsabilidad de que nos sintamos como nos sentimos.

Vamos a por otro ejemplo: cuando decimos «me siento ignorada», en clave no violenta podríamos decirlo de este modo: «Hace un mes que no hacemos planes juntos, me siento triste (o enfadada, o lo que sea) y me gustaría compartir y conectar. ¿Cómo te sientes con esto que te digo?». Si tienes dificultad para destilar el sentimiento, hay una fórmula que te puede ayudar. Consiste en que te plantees algo así: «cuando pienso que me ignoras ¿cómo me siento ante esto?». Con mucha probabilidad esa pregunta te llevará a un sentimiento real (tristeza, enfado o miedo) y lo distinguirás de la evaluación.

Fijémonos un poco en el detalle de las dos maneras de expresarnos del ejemplo anterior:

En la primera versión, al decir «me siento ignorada», vendría a ser algo así como: «como tú me ignoras (es decir, yo opino que lo que tú haces no me tiene en cuenta a mí y creo que tú eres el responsable de esto) yo me siento triste o enfadada». Si te fijas, mi sentimiento depende directamente de ti, y por tanto está a merced de lo que tú hagas o dejes de hacer.En la versión CNV, al decir «hace un mes que no hacemos planes juntos, me siento triste», mi sentimiento tiene que ver con una necesidad no atendida (compartir, conectar). La diferencia es que, en la expresión de la misma idea, la responsabilidad de atender mi necesidad de compartir y conectar aquí no es del otro, no le pone una piedra en su mochila. Solo se muestra asociada a un hecho (hace un mes que no hacemos planes juntos) y con una petición para saber qué está pasando en tu interior al escucharme decir esto.

3. La conciencia y expresión también de la necesidad o las necesidades que se han visto atendidas o desatendidas en la situación concreta. Las necesidades son el diamante de la CNV. Son aquellos elementos de la vida que nos mueven a actuar. Son universales y no dependen de una persona determinada haciendo una cosa concreta. Muy al contrario, pueden ser atendidas de muchas formas diferentes. La clave está en aprender a diferenciar necesidades y estrategias, o lo que es lo mismo: empezar a distinguir las necesidades, de nuestras maneras preferidas o habituales de alimentarlas.

Un ejemplo práctico:

Una necesidad: reponer energía.

Para algunos, una estrategia podría ser descansar o pasar la tarde en casa leyendo o viendo una película. Para otros, podría ser hacer deporte. O dar un paseo por la naturaleza. O hacer una sesión de meditación.

En función de las preferencias de cada uno, hay diferentes estrategias predilectas para «reponer energía». La cuestión es que cada quien pueda contar con varias estrategias diferentes para que, en el caso de que una de ellas no sea posible, siempre puede acudir a otra o, también, agendar la atención de la necesidad para el día siguiente.

Esto es algo que quiero destacar: a veces posponemos la atención de una necesidad concreta, porque elegimos atender otra cosa. Es muy importante, en el caso de escoger esta segunda opción, comprometerse con la atención de la necesidad que dejamos «en pausa». Si nos engañamos y posponemos sistemáticamente lo nuestro, por más que seamos conscientes de la necesidad, no bastará en términos de cuidado de uno mismo. Y, a la larga, puedes acabar acusando la carencia o reprochándoles a otros que no hayan cedido por ti. Tú eres el único responsable de cuidar de tus necesidades. De modo que haz el favor de tenerte en cuenta, del mismo modo que tienes en cuenta a tus seres queridos… y muchas veces ¡al primero que pasa!

4. La acción o petición que te propones realizar: de nada nos sirve haber analizado con precisión los tres pasos anteriores si no hacemos algo al respecto. En consecuencia, el cuarto paso es fundamental para que esto funcione. Idear y poner en marcha una acción concreta o hacer una petición para atender tus necesidades es lo que cierra el círculo.

En CNV hay tres tipos de peticiones, y cuando empieces a practicarlas —que puede ser hoy mismo porque no requiere más que de ganas de probar— podrás observar el enorme poder que contienen:

a) Peticiones de conexión: son aquellas que realizas después de haber expresado alguna cosa porque quieres saber cómo se siente el otro al escuchar lo que has dicho.

Sería algo así como: «¿cómo estás con esto que he dicho?». Lo normal cuando alguien escucha esto es que te responda lo que opina sobre lo que has expresado. Te tocará entonces volver a formular la pregunta con delicadeza, algo así como «también querría escuchar tu opinión después, y ahora, si está bien para ti, me gustaría saber cómo te sientes al escuchar lo que he dicho antes».

b) Peticiones de reflejo: son aquellas que puedes realizar para tratar de minimizar los malentendidos. ¿Cuántas veces te ha pasado que has dicho una cosa y el otro ha entendido algo diferente a lo que querías transmitir?

Si tienes un poco de audacia y te atreves con estas peticiones, te sorprenderá lo rápido y lo bien que funcionan.

Más o menos, así: una vez que has dicho lo que sea, pídele al otro que diga con sus palabras lo que ha entendido. Estoy segura de que adivino lo que estás pensando: «si le digo algo así va a pensar que creo que es idiota». Aciertas. Con mucha probabilidad el otro va a pensar eso a no ser que actúes con mucha rapidez y le aclares, nada más pedirle que diga con sus palabras lo que ha entendido, que lo haces no porque dudes de su capacidad para entenderte, sino porque no sabes si te has expresado con suficiente claridad y, como te importa mucho que lo que quieres decir sea entendido, te interesa que, por favor, haga ese ejercicio.

→ Hay un detalle que conviene que tengas en cuenta: procura no utilizar la palabra «repetir