Decide ser feliz - Pilar Del Angel - E-Book

Decide ser feliz E-Book

Pilar Del Angel

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  • Herausgeber: Lectorum
  • Kategorie: Ratgeber
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2024
Beschreibung

Si quieres comenzar la búsqueda hacia tu autorrealización, en primer lugar debes aprender a renunciar. La renuncia es sinónimo de fortaleza, de abandonar apegos, de dejar atrás los malos hábitos. Tal como sucede con la breve vida de una flor, la vida de las personas felices es un constante hacer algo para crecer, desarrollarse y aportar a otros seres para dar color y belleza al mundo. Un gesto, una sonrisa, una caricia, un abrazo pueden hacer la gran diferencia entre hacernos sentir desdichados o alegres. Dar es recibir. Necesitamos más personas que se emocionen con lo que hacen, que disfruten las cosas sencillas como un día soleado o lluvioso, ver a los niños jugar, subir a un columpio, ver un amanecer. A veces, hay que hacer a un lado el raciocinio y simplemente disfrutar el momento. Este libro contiene las claves para despertar a una nueva consciencia de nuestro propio ser, aquella donde la felicidad deja de ser una promesa inalcanzable para convertirse en una vida plena y satisfecha.

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Seitenzahl: 137

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Decide ser feliz

Decide ser feliz© Pilar del Ángel

D. R. © Editorial Lectorum, S. A. de C. V., 2023 Batalla de Casa Blanca, Manzana 147-A, Lote 1621 Col. Leyes de Reforma, 3a. SecciónC. P. 09310, Ciudad de MéxicoTel. 55 5581 [email protected]

Primera edición: octubre 2023 ISBN: 978-607-457-853-9

D. R. © Portada: Angélica Irene Carmona Bistráin D. R. © Imagen de portada: Shutterstock®Características tipográficas aseguradas conforme a la ley.Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor.

Índice

Introducción

I ¿Por qué echarle limón a las heridas

II Salud, amor y felicidad

III Buenas vibras

IV

V Los cuatro pilares del bienestar o tu DaVinci interior

·

Introducción

“Hoy, un nuevo sol amanece para mí;
todo vive, todo es animado,
todo parece hablarme de pasión,
todo me invita a quererlo”.
Ninón de Lenclos

Nacer duele, cuando entras a este plano, generalmente te reciben con una nalgada y si no lloras, te dan otra para saber si estás vivo, consciente y para que abras tus pulmones y respires. No vives eternamente en la matriz alimentado por tu madre. Esto no significa que naciste para sufrir, significa que para llenarte de vida tienes que cambiar. ¿Qué es llenarte de vida? ¿Para qué estas vivo? ¿Qué determina tu manera de ser y de pensar? ¿Cuál es el camino a la plenitud? ¿Cuál es el camino a la felicidad? ¿Qué es la felicidad? Las respuestas a todas estas interrogantes, sólo las tienes tú.

Si quieres comenzar la búsqueda hacia tu autorrealización en primer lugar debes aprender a renunciar. La renuncia es sinónimo de fortaleza, de abandonar apegos, malos hábitos, dejar de escuchar esas vocecitas que constantemente te dicen “no sirvo”, “a nadie le importo”, “soy torpe”, “nadie me ama”... Aleja a ese chango distractor que te salta en la cabeza y que te aleja de tus objetivos, ese animalito se alimenta de tu victimismo y te fomenta el miedo a cortar el cordón umbilical, a crecer, a salir al mundo para respirar, tener frío y, sí, tal vez a sentirte solo.

Tu vida es una semilla, de ti brota el tallo, las hojas y una flor. Tu misión es florecer y compartir con el mundo ese resplandor. No importa si creces en un campo lleno de tulipanes o en una roca en lo alto de una montaña o en la grieta de una banqueta, eres importante, el mundo no sería el mismo sin ti. La fuerza de esta flor está en el simple hecho de dejarse tocar por la tierra, por el agua, por el sol, dejarse nutrir por su entorno sin miedo a marchitarse, lo importante es llegar a ese grado de plenitud que le permite ser lo que es: una flor.

De la misma manera que este diminuto ser vivo, las personas felices hacen algo todos los días para crecer, desarrollarse y aportar algo para dar color y belleza a los demás. Un gesto, una sonrisa, una caricia, un abrazo pueden hacer la gran diferencia entre sentirse desdichados o alegres. Dar es recibir. Necesitamos más personas que se emocionen con lo que hacen, que disfruten las cosas sencillas como un día soleado o lluvioso, ver a los niños jugar, subir a un columpio, ver un amanecer. A veces, hay que hacer a un lado el raciocinio y simplemente disfrutar el momento.

Claro que no es fácil aprender a llevarse así la vida, porque ya estás acostumbrado a vivir eternamente preocupado por los problemas, las deudas, los compromisos sociales, pero de la misma manera que un tigre que caza a su presa es algo que se aprende con la práctica: si quieres atrapar a una gacela, no lo harás al primer intento, será después de dos, tres, diez veces, pero al final, lo logras. Todos los intentos deben ser hechos con la misma intención, la misma intensidad. El compromiso para conseguir tus metas tiene que estar presente en todos tus movimientos y lo tienes que alimentar con frases, con ideas, con actividades cotidianas.

Todos, creo, sabemos que mesas, sillas, llaves... tienen un lugar dentro de la casa, de la misma manera el bienestar y la felicidad lo tienen en la vida. Y sí, suele suceder que no encontramos las llaves, que las sillas están llenas de ropa y que la mesa está llena de cosas que no deberían estar ahí. Así también nos vamos llenando de cosas que dejamos ahí para luego, “al rato la arreglo, al rato lo limpio.... lo dejo ahí para que no se me olvide”. Y al final del día, de nuevo estoy buscando dónde están las condenadas llaves y –oootra vez– revolvemos la ropa de la silla y la pasamos a la cama, y medio recogemos la mesa y llevamos al fregadero los trastos y pues de una vez los lavo, para entonces ya encontré las llaves y ¡vámonos!, volteas y ahí sigue el tiradero que dejas detrás y dices, y bueno, regresando lo arreglo.

¿Te suena conocido? Pues te invito a encontrar el lugar que debe tener la felicidad y el bienestar en tu vida, y ¿por qué no? También el lugar para tus llaves.

Únete a este viaje, transforma la forma de ver y comprender cada episodio de tu vida. Permítele al bienestar y a la felicidad resurgir de lo más profundo de tu ser y permíteles retomar su lugar.

Para este viaje, como en todos, necesitarás equipaje, y como en todos, existen restricciones:

¡¡¡Prohibidas las cargas estorbosas y lacerantes!!!

Más claro ni el agua, pero ¿qué sí puedes llevar? ¿De qué estará hecho tu equipaje? ¿Qué debes empacar?

· Amor propio· Paciencia· Constancia

¿Crees que en este momento no cuentas con esos accesorios? No te preocupes, no es así, tampoco los consideres un obstáculo, al contrario, poco a poco irás degustando este libro, paladeando, digiriendo cada una de sus palabras hasta que cada bocado se transforme en una parte de tu energía vital que correrá por todo tu cuerpo.

Por otra parte, tenemos conceptos equivocados con respecto a que es el amor propio, pero no te preocupes, en tu maleta de amor propio se pueden colar cualquiera de estos malos conceptos, pero lo bueno será que los irás sacando en el camino para que, cuando encuentres el verdadero amor propio, rellenes esa maleta con lo mejor de lo mejor.

Te invitamos a leer nuestra política de objetos no deseados para este viaje.

Sentimientos, pensamientos o creencias con respecto a...

· que eres lo más bello, inteligente y encantador del mundo mundial.· que eres superior a los demás.· exigir cosas que te “pertenecen”.· imponer tu forma de pensar y tu manera de hacer las cosas.· mantenerte a la defensiva.· tu manera de tratar a las personas basándote en lo que tienen, saben, dicen o actúan.· sacrificarte por los demás porque eres una buena persona.· negarte a recibir algo de de personas que, a tu criterio, está más necesitada que tú.· que los demás (amigos, pareja, familia) tienen la obligación de darte seguridad y hacerte feliz.

En este libro no encontrarás fórmulas mágicas ni certezas. Quién asegure que puedes caminar seguro sobre la cuerda floja, sin tambalearte ni dudar, tal vez esté fingiendo. Nadie sabe con certeza lo que le depara el destino. La incertidumbre será nuestra eterna compañera, pero en lugar de vivirla como angustia aplastante, aprenderemos a verla como un desafío sorprendente.

Pongámoslo así, de existir una fórmula de la felicidad, seguro contaría con los siguientes elementos: satisfacción, bienestar, agradecimiento y expectativa. Ya que estos “ingredientes” afectan siempre en mayor o menor medida los grados de felicidad, incluso antes de ver el resultado de una decisión.

Para ejemplificarlo sencillamente recuerda de tus días de infancia, la noche anterior a la Navidad. Cuando esperabas con ansia ese maravilloso día, ni podías dormir, pero ya querías dormir porque si no dormías no podrías despertar y abrir los ojos y encontrarte con tus obsequio. Los que habías escrito en tu cartita, ese sobre que llenaste de expectativas relacionadas con tu tan deseado regalo, ya fuera un juguete, dulces, qué sé yo.

Tanta era la ilusión que apenas despertar, corrías a buscar debajo del árbol ese obsequio que ya de hecho, sin verlo todavía, te causaba ya una gran satisfacción y que, de ser lo que habías pedido, obtenías, además esa sensación de bienestar y agradecimiento por haber recibido lo que anhelabas.

Seguramente, cada año de tu niñez tuviste una nueva experiencia, cada una diferente conforme ibas creciendo, pero siempre estaban esas emociones que te llenaban de felicidad.

Así pues, la felicidad depende no sólo de la satisfacción que sientes cuando tienes un logro u obtienes algo, sino si esa situación y objeto cubre las expectativas que surgieron a partir de él, el bienestar que te proporciona y si te hacen sentir agradecido con la vida o con las personas que te otorgan ese logro o ese objeto.

Ahora bien, ¿qué es bienestar y por qué solemos relacionarlo con la felicidad?

Hace algunos años, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó que cada 20 de marzo se celebraría el Día Internacional de la Felicidad “... para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno”.(1) (ONU, 2012).

Es decir, que la ONU reconoce como un derecho fundamental de los individuos la búsqueda de la felicidad y del bienestar, por lo que convoca a los gobiernos que forman parte de esta organización a que propongan una forma de crecer económicamente de manera más inclusiva, equitativa y equilibrada para todos sus ciudadanos. Y es de esta manera que en este mismo documento se declara que: “La felicidad individual pasa por la felicidad global con la colaboración de todos.”(2)

Como podrás ver, el sentido y la determinación de la vida pueden estar sostenido no sólo por todas esas acciones que llevas a cabo en búsqueda de tu bienestar personal, sino todo aquello que te hacen sentir valioso para los demás y que te ayudan a impulsar al prójimo a cumplir sus propios sueños. También el brillo de la felicidad alumbra tu puerta cuando haces algo bueno por los demás, cualquier acción, por pequeña que sea, te será recompensada con esa sonrisa que inundará tu corazón.

Según las Naciones Unidas, el bienestar está relacionado con las siguientes variables que en mayor o menor medida tenemos a lo largo de toda nuestra vida:

· Calidad de las relaciones afectivas (cercanía con el prójimo).· Lugar de nacimiento (identidad).· Estado de salud (equilibrio cuerpo-mente).· Época histórica en la que se desarrolla la vida (qué tanto la economía y la cultura de un país aportan para el crecimiento integral de sus habitantes).· Sexo (equidad de género).· Nivel de formación (si he logrado cubrir mis propias expectativas académicas).· Salario (si mi trabajo está remunerado de manera justa).

Entonces todos estos aspectos influyen en nuestro nivel de bienestar y por lo tanto, qué tan cerca podemos sentirnos de un estado de plenitud.

Si vivimos en un país donde no se nos dan oportunidades de educación, laborales, de salud y desarrollo personal acordes a nuestras necesidades y expectativas, si somos discriminados ya sea por razones de sexo, color de piel o condiciones sociales, si no tenemos un servicio médico de calidad a la mano, ni una alimentación adecuada, ¿cómo se puede ser feliz? El bienestar está directamente relacionado con las oportunidades de crecimiento con las que contamos en este momento y lugar, es decir, en el aquí y en el ahora. Pero, si las condiciones lo permiten, ¿cómo podemos entonces obtener un mayor grado de bienestar? ¿Con qué herramientas y habilidades contamos para lograr nuestras metas? Y lo más importante: ¿estamos dispuestos a ser felices?

Otro ejercicio: recuerda aquella ocasión cuando recibiste tu primer sueldo. Tal vez fue durante tu época de estudiante o al terminarlos, o que emprendiste un pequeño negocio, ¿recuerdas la sensación de ganar tu propio dinero? Obtuviste el bienestar que necesitaba tu autoestima en ese momento.

¿Qué hiciste con ese ingreso? ¿Ayudaste a pagar algún servicio de casa de tus papás o te compraste esos zapatos deportivos que tanto deseabas? Ya sea que lo hayas empleado para ti, o lo hayas compartido, de cualquier manera, el bienestar inundó tu vida, durante unos días, haciéndote feliz.

Seguramente has escuchado casi toda tu vida la frase “el dinero no da la felicidad”, pero cuando el hambre arrecia, unas cuantas monedas pueden reducir la tristeza. Por eso el bienestar puede parecerse tanto a ella. Sin embargo, tener mayores ingresos no ayuda a experimentar menos tristeza, y no necesariamente a ser más felices. La felicidad colma el corazón, el bienestar los sentidos.

En este sentido, el historiador Yuval Noa Harari, en una de sus obras más reconocidas, reflexiona lo siguiente:

“La definición generalmente aceptada de felicidad es ‘bienestar subjetivo’. La felicidad según esta concepción, es algo que siento en mi interior, una sensación o bien de placer inmediato, o bien de satisfacción a largo plazo con la manera como se desarrolla mi vida. Si es algo que se siente dentro, ¿cómo puede medirse desde fuera? Presumiblemente podemos hacerlo preguntando a la gente que nos diga cómo se siente. De modo que los psicólogos o biólogos que quieren evaluar lo feliz que se siente la gente proporcionan cuestionarios para que los contesten y luego puntúan los resultados”.(3) (Harari, 2014).

Se han inventado tantas fórmulas para sentirnos bien: el chocolate, el sexo, comprar, ver la televisión... Pero ninguna de ellas ha logrado darnos más que placer momentáneo, que se desvanece en unos instantes dejándonos una sensación de vacío que nos puede llevar a la desolación y la depresión. La felicidad genuina es producto de nuestras fortalezas y virtudes. Cuando el bienestar es producto de ellas, nos sentimos plenos, radiantes, auténticos.

¿La tristeza es el mayor obstáculo para sentirnos dichosos? Tampoco. La tristeza toca a nuestra puerta en muchas situaciones, cuando un ser querido fallece, sobre todo si aún somos menores de edad y perdemos a la persona que nos cuidaba, protegía y tal vez, hasta dependíamos económicamente de ella. ¿Cómo ser felices ante la pérdida de un ser querido? En ese caso, lo saludable es la tristeza, porque nos fortalece, nos hace sentirnos agradecidos con esa persona que aportó amor y enseñanzas a nuestras vidas.

Con el paso del tiempo, vamos adquiriendo autonomía y aprendemos a valernos por nosotros mismos, física, emocional y económicamente, así que la tristeza se va diluyendo hasta convertirse en nostalgia. El bienestar y la felicidad poco a poco va regresando a nuestra cotidianeidad.

La tristeza y la felicidad, aunque son estados emocionales distintos, no son opuestos, a veces transitamos de uno a otro de manera suave como una barca sobre un lago, una no ahoga a la otra. Así como la felicidad no es un estado permanente, la desdicha tampoco lo es.

Pero la felicidad no sólo está relacionada con el bienestar, existen otros importantes ingredientes: las expectativas, la satisfacción y el agradecimiento.

Piensa en algún maestro durante tu vida académica, seguramente tuviste algún profesor regañón o negligente, pero hubo uno o varios que cambiaron tu perspectiva de la vida. Maestros de vida. Alguien que te valoró, te impulsó, te puso retos, creyó en ti y te dio el valor para cumplir tus metas. Ahora imagina la emoción que sintió ese maestro cuando te vio pasar ese examen o presentar un proyecto exitoso u obtener tu certificado escolar. Al cumplir tu objetivo le diste un gran motivo de felicidad.(4)

LOS MÚLTIPES LADOS DEL CAMINO O DE LA MONEDA O LAS MONEDAS EN EL CAMINO

En uno de los otros lado del camino están las personas que se consumen en la depresión —sí, como un pabilo que flota en una gota de cera y que parece que se apaga, pero no y sí, pero no—, y cuyo pretexto, o mejor dicho, estandarte, es decir que están muy preocupadas por la situación política o económica de su país. En realidad están ensimismadas, quieren que todo mundo las mire como alguien preocupado por los demás, casi como un héroe, pero en realidad, fuera de su preocupación o sus quejas, no está haciendo mucho por mejorar la situación de su entorno.

Seguramente también conoces a alguien que carga con los problemas de todo mundo, de su familia, de sus amigos, pero no hace nada para resolver sus problemas personales, también esa persona le está achacando a los demás su desgracia, en vez de buscar soluciones para su propia vida.

En el mismo lado de la moneda están las personas que padecen adicciones(5), ya sea a los estados alterados, a algún tipo de fármaco, a las bebidas alcohólicas o cualquier cosa que le permita fugarse de su realidad. Esta persona no solo no es feliz, sino que responsabiliza a los demás de sus adicciones, y por ende, de su felicidad. No piensa en los demás, sólo quiere obtener el placer pasajero que le brinda su adicción. Es egoísta.

¿Y el que quiere ayudar a los adictos? ¿Incluso a costa de su propia tranquilidad? Eso es codependencia: “soy infeliz porque tú no estás bien, porque tú sufres, te drogas, me utilizas, me maltratas...” Es otra forma de vivir en un estado alterado que merma sus facultades para poder obtener su propio bienestar y por consecuencia, no puede ayudar a otros a que lo tengan.